Disclaimer: Boku no Hero Academia y sus personajes son propiedad de Kohei Horikoshi.
N/a: Hola y sean bienvenidos y bienvenidas, de ante mano me disculpó si notan faltas de semántica o de ortografía; puesto que no poseo computador/ordenador y escribo desde mi teléfono. En ocasiones el auto corrector se sale con la suya sin importar cuanto me esfuerce en la edición
…
Recuerdo
…
Al llegar al santuario hubieron verdaderos motivos para sacar fotografías. Metros y metros de caminos y escaleras con arcos Torii de un rojo muy resplandeciente les cubrieron los flancos y por encima de sus cabezas. El sitio se sentía increíblemente espiritual, el si no le acto de caminar bajo esos arcos y era algo así que Aizawa estuvo agradecido de ver al rubio sonreírle a la atmósfera y desconectarse de cualquier miedo que pudiera estarlo acechando.
—¿Y cuál es la historia de este lugar? — cuando Yamada pregunto eso en voz alta, realmente le tomó por sorpresa, primero porque había estado perdido en sus propios y lóbregos pensamientos caminando a su lado y apenas percibiendo el calor que desprendía la mano del contrario aferrada a la suya. Y segundo porque le hacía algo de gracia esa pregunta. Tuvo que reprimir su risa y contestarle, era obvio que el rubio ignoraba el conocer el misticismo de un sitio tan famoso entre los japoneses en su condición actual —Ah, vamos que malo eres. Casi siempre quieres burlarte de mi y se ve que haces un gran esfuerzo por no reírte de mi amnesia… — el rubio le dijo aquello luego de codearlo a modo de juego y después le regaló una sonrisa inmensa y muy simpática. Aizawa agrandó los ojos y no supo donde meter la cara, no era consiente de que el rubio se había percatado de aquello— No te vayas a disculpar por favor… — Yamada descompuso el rostro y lo vio como si le estuviera ofreciendo comida echada a perder— Me siento mejor cuando actúas de forma natural… —bajo el rostro un poco apenado y añadió con una sonrisa nerviosa— aunque es muy lindo cuando eres considerado conmigo…y no creas que no lo aprecio. Pero tampoco quisiera que te reprimieras mucho.
—Je, esta bien… — le dio la razón y luego le regaló una sonrisa floja y ladeada— Tú conocías la historia completa de este lugar mejor que nadie. Por eso se me hizo gracioso que de repente preguntaras… — suspiro y luego vio hacia los arcos Torii— Este santuario fue erigido en nombre del espíritu de la abundancia y prosperidad económica, también la buena fortuna en los negocios… muchos arcos han sido donados por magnates y empresarios que buscan tener suerte en sus empresas. Tú siempre has sido asiduo a visitar este tipo de lugares, te gusta rezar y pedir en templos en los días festivos destinados para la ocasión. Eres fan del incienso… te gustan los amuletos tradicionales y los festivales… — Aizawa clavo su mirada en el suelo lleno de melancolía y preguntándose internamente, porque sabía todo eso, aunque el mismo aceptaba que era una forma que tenía de reconocer a Yamada, el prestarle plena atención a sus gustos sin decirle jamás que sabía detalles sobre él lo hacían sentirse más cercano a este. Siempre imagino que el rubio era ese tipo de amigo que juraría ante un estrado que él era ese tipo de sujetó que no se molestaba en saber ni siquiera cual era el color favorito de alguien cercano porque simplemente no le importaba saber nada de nadie — Tienes buen gusto a la hora de vestir yukatas y kimonos masculinos también, como en todo lo que haces… — sintió todo el vello de su cuerpo erizarse de forma dolorosa y un potente sonrojo le quemo el rostro cuando sintió ambas manos del rubio sobre sus mejillas al tiempo que le alzaba el rostro. Le depósito un beso muy cálido y suave en los labios. Se sintió como un consuelo espléndido y que se llevaba todo el dolor que había estado expresando a través de sus palabras y en el brillo de sus ojos mientras estuvo hablando. Aizawa cerro los ojos y dejó que lo besaran y abrazaran por un rato bastante largo. Yamada se sentía como una fuente de paz y confort, quería dejarle en claro que podía estar tranquilo y desahogarse con él. Que asumiría ser el fuerte cuanto fuera necesario. El roce le era hasta de cierta forma medicinal. Para cuando el rubio se apartó el moreno lo resintió bastante. — Gracias…
—¡No hay de que! Jejejeje… — Yamada sentía muy dentro suyo que el simple hecho de ver a Aizawa tan nostálgico, dócil y dolido era algo casi imposible apreciar. Así que tenía que seguir su instinto a como diera lugar. — Lamento que me extrañes tanto teniéndome justo al lado..— ninguno rompía el abrazo y fue cuando Aizawa cerro los ojos y apoyo la cabeza en su hombro que el rubio se sonrojo con verdaderas ganas. La presencia del moreno lograba cosas inexplicables en él, lo intimidaba, lo ponía nervioso, le excitaba demasiado al punto de ponerlo demasiado incómodo para estar en público, lo hacía sentir mareado e hipnotizado. Era casi como si no le hubiera confesado sus sentimientos todavía siendo que tenían más de una década juntos. Aunque todo lo anterior perdía significado cuando el otro se dejaba besar de esa forma y por su reacción al menos podía decir que no era el único al que le ocurría. Sentía que había domado a algún animal salvaje y peligroso, como si hubiera domesticado a una bestia presuntamente indomable. Le invadía una sensación de embriaguez cada vez que veía a Aizawa derretirse ante su tacto y compañía, también tenía el porte de alguien que confiaba en él con los ojos cerrados. Había un compañerismo entre ellos que era incluso más obvio y palpable que el amor que percibían que se tenían. Se sentía orgullo de poseer un nivel de confianza como ese con su pareja, no todo el mundo debía tenerlo y eso le llenaba de prepotencia.
—No se de me que hablas.. — hundió más la nariz en el cuello del contrario y lo apretó más contra si mismo. Yamada se sentía y olía tan bien, era como si liberara feromonas que solo él podía percibir. Al decir aquello que había sonado tan falso a oídos del rubio que hasta lo hizo reír, este lo apretó contra si con toda su fuerza sonriendo y sintiéndose ganador en todos los aspectos de su vida. Aizawa se limitaba a abrumar sus propios sentidos con todo el ser de Hizashi, de sólo pensar que realmente el rubio podía llegar a ser suyo en todos los sentidos le hacía sentir que había ganado un boleto directo al paraíso. Ser el dueño de sus sonrisas, de sus pensamientos y de compañía siempre. De ser el único responsable sus suspiros y de su corazón. Todo aquello era demasiado tentador para su gusto. Estaba cayendo por un precipicio y no tenía alas con las cuales escapar. Había abierto una puerta que no debía abrir y ahora no encontraba el camino de vuelta.
—¿Seguimos el recorrido? — propuso el rubio entre risas al ver las nulas intenciones de Aizawa por volver a la tierra.
—Ah, si… — su reacción fue la de alguien que no sabía donde estaba parado o que hacia ahí en primer lugar — El santuario… vamos.. — le jalo repentinamente del brazo a Yamada y comenzaron a caminar de nuevo.
Después de explorar todo el lugar, tomar fotos y maravillarse con la arquitectura decidieron que era momento de regresar por donde vinieron. Fue solo entonces cuando se percataron de que estaba oscureciendo. El santuario encendió todas las lámparas tradicionales que tenía y pronto quedaron sumidos bajo una luz dorada y opaca que parecía haberlos sumergido en otro mundo, uno completamente espiritual. Los matices eran preciosos y había tan poca gente esparcida por el lugar que daba la sensación de estar completamente solos.
—Se ha hecho más tarde de lo que pensé.. — hablo Aizawa en voz alta y Yamada no hizo más que verlo y sonreír complacido — deberíamos darnos prisa..
—¿En serio tienes prisa? — el de ojos verdes lo veía increíblemente conmovido. Por alguna razón le había dado la impresión de que Aizawa estaba incómodo y se sentía incompatible con aquella situación aunque ignoraba que el hecho de que eso fuera así radicaba en que el moreno no era bueno en ese tipo de temas, después de todo en ese cortó periodo de tiempo había estado invitando a Yamada a una pequeña serie de citas que ya habían consumido toda su energía mental y emocional y aunque técnicamente fueran territorio desconocido para ambos, únicamente para Aizawa era la primera vez viviendo esa experiencia ya que Yamada internalizaba muy rápido que ese tipo de actividades debían ser hasta rutinarias a ese supuesto punto de su aún más supuesta relación. Pero fuera de todo eso, el rubio podía sentir perfectamente como el moreno quería permanecer junto a él lo más posible importándole muy poco sud propios deseos — Podemos tomarnos nuestro tiempo.. — le ofreció la mano para que la tomara una vez más y volvieran a disfrutar del mutuo silencio y escuchar la música del moreno compartiendo auriculares. Sobra decir que Aizawa estuvo agradecido de no tener que entablar ninguna conversación. No sabía que hacer o decir para seguir armando aquel escenario, sentía su imaginación seca a esas horas. A los veinte minutos de caminar el rubio empezó a cantar en voz baja en un inglés bastante fluido siguiendo el ritmo y la letra de una canción en concreto que se estaba reproduciendo. Aizawa por poco y temió que este hubiera recobrado la memoria ahí mismo. — Follow me into the endless night. I Can't bring your fears to life. Show me your and I'II show youmine. Meet me in the woods tonight.. — el moreno no pudo evitar sonrojarse, tanto de furia como de pena. El sentir que las canciones que tenía en su teléfono eran del agrado de Yamada ya lo tenían suficientemente consternado, ahora tenía que soportar su perfecta entonación y pronunciación como si no se percatara de las indirectas del rubio en todo momento.
—¿Qué? — pregunto hastiado y con algo de mal humor.
—¡Hmp! Ah, vamos tú sabes lo que dice la canción — le miro divertido y conteniendo la risa burlona. Aizawa iba a decir algo, probablemente una palabra altisonante dirigida al rubio pero en ese momento este lo calló con lo siguiente que le dijo: — Amo completamente todo tú maldito repertorio. Me ha tenido ruborizado y emocionado desde que empezamos a oírlo. No son para nada canciones comunes, impactan profundo y hay que analizar mucho las letras una y otra vez para entender cada parte del mensaje… a pesar de que esta tiene una letra oscura… creo que esa excesivamente pasional, intrínseca diría yo y casi tan espiritual como este lugar..
—Hmp… — tuvo que morderse la lengua, no podía mandarlo a callar como antes, se supone que tenía que tenerlo feliz y contento. Además su corazón estaba latiendo tan fuerte que le estaba haciendo bastante daño. Intento fingir demencia cuando Yamada le tomo del mentón con fuerza y lo hizo verlo a los ojos, el rubio quería hurgar un poco en aquellos posos de misterios que tenía en la mirada. Se quedó viendo al fuego de estos un buen rato y casi siente como se le abren llagas en la piel. Definitivamente el moreno sentía demasiado y decía prácticamente nada, quiso interrogarlo sobre algo que le estaba dando vueltas a la cabeza pero le cerraron la boca a besos bastante violentos. Eso lo agarro con la guardia baja y lo hizo flaquear totalmente, ya era como si no pudiera siquiera sostenerle la mirada al moreno sin que este tomara de él lo que quisiera. Intento seguirle el ritmo y no pudo. A duras penas podía corresponderle y eso no parecía molestarle al héroe borrador. Varias lágrimas muy delgadas salieron de los ojos del rubio producto de no tener ningún control y el placer que le provocó aquella acción tan llena de poder y fuerza. Le jalaron el cabello y lo aferraron con el brazo libre. Debía tomar nota metal de no provocar de esa forma de nuevo a Aizawa. Era demasiado imperioso en la parte física y se notaba que podría hacer con su piel lo que se le diera la gana y lo peor de todo es que lo haría gozarlo y pedirle más. Su orgullo quedo destruido en un abrir y cerrar de ojos y aunque ya no tenía aire en los pulmones el moreno seguía besándolo. Apenas pudo llevar el dorso de su mano hasta la mejilla de su pareja y acariciarla un poco, sintió como lo puyaban los cañones de la barba crecida de Aizawa y este pareció haber recobrado el sentido con eso. La caricia fue tenue, tierna y temerosa pero se había sentido como un sutil y muy poderoso llamado de atención un ten calma lleno de amor. Se asustó un poco cuando dejó ir al rubio y se encontró a si mismo sin aire y con los labios punzando sumado a eso el rostro de Yamada estaba demasiado rojo y tenía la mirada vidriosa y fija en él. — Y-Yo l-lo…
—También te amo.
—¿A-Ah..?— cada neurona en el cerebro de Aizawa se detuvo y luego empezaron a trabajar a una velocidad impresionante al siguiente segundo. Estaba cediendo ante el pánico, sentía que la había cagado bastante. Solamente había visto a Hizashi tan cerca de él y lo dominaron unas ganas animales de probarlo. Y ni siquiera él sabía de donde habían salido. — Y-Yo… y-yo..
—Eres más de mostrármelo que de decírmelo. Tranquilo ya lo había notado. . . Y lo dejas muy claro… te juro que no tengo quejas al respecto — esa sonrisa tan madura y atractiva estaba sacando de quicio a Aizawa de formas que Yamada jamás podría adivinar y que probablemente iba a lamentar en un futuro cercano— ¿Volvemos directo al hotel y pedimos servicio a la habitación? — le propuso viendo a través del semblante de Aizawa y tomando sus mejillas de nuevo entre sus manos. Era obvio que su querido acompañante quería irse y estar cómodo lo antes posible.
—Por favor… — cuanto daría por estar dentro de su saco de dormir en ese preciso momento.
—¡Great! — se tomó la libertad de jalarle ambas mejillas con cuidado y viendo como este ponía cara de aburrimiento y flojera sintió que le enternecía el alma por completo— ¡So cute!
—Ya empiezas a sonar como siempre.. — dijo sin ninguna emoción extra en particular. Eso solo contento bastante al rubio.
Cuando retomaron la marcha en un momento dado Yamada perdió por completo el gesto bonachón y se veía irritado. Esa fue una señal que Aizawa supo interpretar perfectamente y como no, la había visto en acción miles de veces desde que conocía al rubio. Inmediatamente saco una bolsa pequeña que cargaba consigo en uno de los bolsillos internos de su chaqueta, lo abrió dejando muy curioso al de ojos verdes al escuchar una bolsa siendo abierta a su lado. Aizawa le ofreció el contenido de esta y con mucho asombró Yamada notó que dentro de esta habían unos caramelos de fruta bastante gordos y que se veían muy apetecibles. Saco un buen puñado y se metió uno a la boca sin dudar, le parecieron tan deliciosos que se los término empinando todos. Su rostro pareció iluminarse tanto que el moreno tuvo que parpadear un poco para restarle algo de intensidad.
—¡Mmmmmm! — balbuceo y luego trago muy rápido — ¡No sabía que traías dulces contigo! — dijo y tomó otro puñado. El moreno se veía muy complacido con su reacción.
—Sería estúpido de mi parte salir sin ellos estando contigo.. — dijo dirigiéndose a la nada — Eres un completo glotón. Siempre estas antojado de algo y ese algo casi siempre está lleno de azúcar..
—¡Es tan lindo que conozcas mis hábitos! — tomó otro puñado y noto que se había lanzado toda la bolsa. Solo quedaba un caramelo dentro, eran de esos que parecían híbridos entre caramelos duros y gominolas. Rebosantes de sabor y muy grandes por eso no pudo evitar acapararlos y ahora estaba avergonzado y con un poco de culpabilidad— Eh, lo lamento… — se río un poco tratando de fingir demencia. Por algún motivo cuando vio los brillantes colores de los dulces frente a él se le olvido por completo que estaba acompañado y que la otra persona podría querer.
—Ni lo menciones..— realmente solo los tenía para dárselos a él casi se ríe con la expresión compungida y triste del rubio.
—Ten.. — tomó el último caramelo y se lo ofreció sonriendo cálidamente.
—No, el de melón es tú favorito — contesto Aizawa tajante y serio. Yamada se sintió completamente desarmado y un poco ido con esa aseveración.
—¿Por favor? — le pidió con la cara más triste que pudo ponerle y aún así Aizawa no parecía querer tomar el último dulce, no obstante luego de suspirar increíblemente harto tomó de los dedos del contrario el caramelo suave y de color verde pálido y se lo metió rápidamente en la boca — ¿Viste que no era tan difi…? ¡Mmmph! — en un movimiento muy ágil Aizawa le había agarrado del cuello y le había metido la lengua en la boca arrebatándole un beso y entregándole el dulce en el proceso. Dejando perplejo y demasiado abochornado al rubio quien sintió como todo el vello de su cuerpo se erizo en el proceso.
—Te dije que te lo comieras. — eso había sonado como un advertencia, el moreno le había devuelto el caramelo, pero por como movió la mandíbula Yamada supo que se había quedado con una parte. No sabía si estaba contento o molesto por lo que acababa de pasar. Solo sabía que estaba prendado de Aizawa hasta las narices y no sabía exactamente el porque. Esa actitud suya lo prendía, lo embobaba y al mismo tiempo lo exasperaba. Y tal vez por eso fuera que tenían tanta historia juntos, quizá estaba frente a su talón de Aquiles lo cual no dudaba en lo absoluto— Es demasiado raro que me ofrezcas bocadillos, generalmente te comes lo tuyo y la mitad de lo mío todo el tiempo… — al ver la sonrisa que traía mal disimulada el rubio opto por reírse también sobre todo porque ese era un dato real, ahora que lo pensaba casi no había tenido que inventar nada para ese desconcertante teatro, se preguntaba seriamente de si debía preocuparse — Y sobre todo jamás compartes nada que tenga sabor a melón… que lo rechazaras me hizo sentir algo mal.. — Yamada se sorprendió lo suficientemente para estar asustado gracias al brillo lleno de melancolía en los ojos contrarios al proferir aquello. Por otro lado Aizawa no sabía de donde había brotado tanta sinceridad de repente. Culpó al cansancio a lo mejor era eso.
—B-Bueno ahora se otra cosa de mi que no recuerdo… es bueno conocer este tipo de detalles..— le tomó de la mano de nuevo y fue acelerando el paso — ¿Y que me dices de ti? Me has dicho alguna que otra cosa… ¿Que tal decirme que es lo que más te gusta en este mundo?
—¿Y si no digo que eres tú dormiré en el sofá del cuarto? — comentó con una jocosidad burlona y algo agresiva. Aizawa dejó de lado su buen humor cuando el rubio se volteó a verlo pasmado y horrorizado de forma súbita al escuchar aquello.
—Dime por favor que no soy esa clase de novio.. — aunque estaba inmutable tenía un claro pánico pintado en la expresión.
—¡No! No, lo eres… — bueno Aizawa dudaba muchísimo que de verdad fuese así estando en ese plan. Solo conocía facetas superficiales de él pero tenía el tiempo de conocerlo preciso para lanzar un veredicto y ese era que para nada el rubio sería ese tipo de pareja.
—Menos mal… — suspiro aliviado y se tomó del pecho mientras el sano color volvía a su semblante — ¿Y bien? — claramente se refería a su pregunta anterior.
—¿Cómo de que tipo de gusto hablas? Se más específico ..— otra vez un tema de conversación que lo hacía sentir incómodo. Rogaba salir bien parado de eso.
—Lo que sea esta bien.. — le sonrió amablemente y lleno de empatía. Eso le generó suficiente confianza al moreno para invitarlo a pensar en algo. De forma casi instantánea la cosa más fácil de recordar y de confesar llegó a la punta de su lengua y aprovecho de soltarla.
—Me… gustan mucho los gatos..— bien, era algo que el Present Mic con memoria conocía a la perfección y desde hace mucho tiempo así que no se le hacía nada complicado compartir eso.
—¡¿En serio?! — el rubio se veía tan feliz y espléndido que emitía su propia luz — ¿Tenemos alguno?
—Eh, no…— al ver el rostro confuso de Hizashi supo que tendría que improvisar. Después de todo tener una mascota en común con tú pareja sería algo absurdamente normal y no tenerla con más de una década ficticia de relación tendría que sentirse preocupante.
—¿Acaso no me gustan los gatos? ¿Soy más de perros? — para suerte de Aizawa, el rubio solo estaba preguntándose a si mismo cosas con un semblante muy chistoso y una mano en el mentón.
—Nada de eso, nuestro trabajo nos impide tener mascotas. Tú adoras a todos los animales… bueno excepto a los insectos — era un excelente momento para cambiar radicalmente el tema — Les tienes una fobia muy grande a los insectos.
—¡Jajajajajajajaa! ¡¿Crees que si veo alguno sin memoria me de un ataque?! — propuso lleno de adrenalina y con ánimos de hacer algo extremo. Definitivamente Yamada estaba volviendo a él poco a poco y de forma progresiva.
—Prefiero no arriesgarnos.
…
Cuando llegaron al hotel fue un alivio por fin estar en un lugar más privado. El rubio empezó a parlotear sobre lo mucho que se había divertido y lo increíble que había sido todo. Lo primero que quería hacer era tomar un baño y de eso estuvo hablando todo el camino. Aizawa vio a otro lado de forma instintiva cuando cerro la puerta y vio al frente solo para encontrarse con un Present Mic sacándose la chaqueta y la camisa dándole la espalda. Encontró bastante sensual el modo en que lo había hecho y también la manera en que se desató el cabello y lo alboroto. Se sintió atraído hacia él como si este fuera un imán, se veía bastante bello desde su perspectiva. Se preguntaba si siempre lo había apreciado de esa manera o solamente había empezado a verlo así desde que tenían esa relación falsa. Sería demasiado conveniente decir que simplemente se sentía atraído mágicamente a Yamada por pura conveniencia de las circunstancias, pero no era así. Él lo sabía mejor que nadie y le asustó bastante descubrir que no existía ninguna barrera entre los términos que tenían antes con los que manejaban actualmente, no se le hacía forzado, raro, errado, ni nada parecido. Le era sencillo, placentero y natural y todo eso lo había tenido que asumir y se lo había tenido que tragar. Le era dolorosamente obvio que tantos años de convivencia con el rubio habían ido acostumbrándolo lo suficiente a él, si lo pensaba objetivamente quizá siempre hubo cierto interés en Yamada que nunca quiso aceptar. Siempre estuvo contento con pensar que su amistad era única y original y por eso no le molestaba que no fuera como la que otros tenían. También estaba el eje central de ese asunto y era uno que le provocaba matar al rubio a golpes.
—¿Vamos? — le propuso bañarse juntos de nuevo y se volteó a verlo clavándole un par de cuchillas verdes en vez de ojos. Tenía una sonrisa de arlequín, un gesto sensual y malicioso y una expresión con dobles intenciones además de parecer alguna especie ser mitológico especialista en seducir, intimar y luego asesinar a su víctima.
—Claro.. — se limitó a contestarle. Aizawa no pudo sino pensar en que aún sin memoria el muy bastardo seguía conservando a la perfección esa faceta suya que tanto le sacaba de quicio y era precisamente la que le provocaba tomar acciones violentas contra él. Present Mic le enseñaba una cara al mundo y con la única persona con la que era totalmente honesto era con él. Debajo de esa sonrisa y ese carisma había un caso perdido. Le jugaba bromas pesadas, le enredaba la lengua con juegos de palabras, era malicioso y hasta un poco sádico, le gustaba provocarlo e insinuársele, deliberadamente usaba una especie de magnetismo animal en su contra y luego lo culpaba a él de cualquier doble sentido, también era muy abierto con sus emociones se permitía ser vulnerable, payaso y mimado con él a sabiendas que jamás iba a hacerle un desplante y siempre lo iba a recibir de brazos abiertos y todo lo anterior era hablando del Present Mic que tenia todos sus recuerdos. Él que tenía en frente sabía muy bien que mostrando más piel de la debida le iba a obedecer y lo hacía sin recato por lo mismo. Ahora que lo pensaba mejor… el rubio sabía manipularlo desde siempre y lo peor es que lo sabía y aún así caía en ese círculo vicioso. Todo por ese morboso placer que le provocaba ser la primera opción de Hizashi en todo. Ser el único capaz de comprenderlo, ser el único responsable de volver a poner sonrisas en su cara. Temía ser demasiado posesivo con él pero era igual que una droga que no podía dejar. Y ahora todo le había explotado en la cara de forma dantesca con un rubio desmemoriado que le vino a confesar sus sentimientos de forma involuntaria y con él recriminándose el hecho de que también podría haber estado enamorado de él todo el tiempo. Todo apuntaba a que habían estado jugando con fuego muchos años y se habían terminado quemando de lo lindo y se tomaría la libertad de culpar de la mayoría de todo al rubio, a sus ojos era el principal instigador y provocador.
Para su casi mortal sorpresa: Entrar a la ducha con Yamada fue realmente divertido. Inocentemente divertido, este se la paso bromeando y haciéndolo reír. Sus intenciones de hacerlo sentir tranquilo y relajado eran tan absurdamente obvias que hasta lo conmovieron y la atmósfera se sentía igual que siempre antes de todo lo ocurrido. Sentía una vez más que solo se estaban aseando para entrar a un onsen junto a otras personas. Fue bastante confortable solamente estar en plan de amigos disfrutando de un baño caliente sin ninguna otra intención, no se había dado cuenta de cuánto le dolía la cabeza hasta que el rubio empezó con el cordial gesto de masajearle las sienes y la frente. De alguna manera Yamada notó que estaba estresado e incómodo y quiso ayudarle de todas las formas que se le ocurrieron. Cosa que le agradeció Infinitamente.
Una vez fuera del baño y vestidos de forma más cómoda el rubio se apoderó del menú del servicio al cuarto y pidió todo lo que se le antojo. Para Aizawa fue una grata sorpresa enterarse de que Hizashi más o menos estaba recordando sus hábitos al comer y daba muestras fieles de ello. Al parecer este quería que se relajaran, comieran, vieran algo en la televisión y le quitaran cualquier tensión al ambiente. No se había dado cuenta hasta ese momento de lo liviana que se sentía la atmósfera conviviendo con Yamada. Era igual a una gigantesca piedra de amatista con piernas y una perenne sonrisa. La cosa más interesante de toda esa itinerante situación era poder apreciar a su mejor amigo en su estado de civil por tanto tiempo. Desbordaba personalidad y frescura y también lo encontraba muy apuesto siendo el mismo.
Tocaron a la puerta y les entregaron la comida. Había más de un postre y se dedicaron a ver una película. Al principio estuvieron sentados uno junto al otro en el enorme sofá de la habitación y antes de darse cuenta Aizawa ya estaba acostado encima del rubio con los brazos de este alrededor suyo y con su mentón reposando en su hombro. Ambos veían a la pantalla en un muy cómodo silencio, no necesitaba verlo para saber que el de ojos verdes sonreía como un tonto enamorado y por su parte el rostro se le estaba incendiando. También maldecía a los cuatro vientos que Yamada fuera tan estúpidamente cómodo. De repente sentía que si se soltaba de ese abrazo morirá cual pez que es sacado del agua. Estaba muy agusto entre sus brazos y sintiendo todo el cariño que este quería hacerle llegar. Sentía nervios por toda la piel por estar en esa posición con él y lo peor era que quería quedarse así para siempre, por primera vez se sentía en el lugar al que pertenecía. También era triste darse cuenta de que nunca se había sentido tan querido. Puede que sus aventuras de una noche fueran incluso más frías que hielo a comparación a esos momentos al lado de Yamada y era obvio porque, en esos escasos encuentros no había un solo sentimiento en común. De hecho le daba risa hasta donde podía llegar su profesionalismo. Una que otra vez se encontraba a solas con alguna heroína con excelente fama, está lo usaba de paño de lágrimas y después casi como un favor hacia el autoestima y la salud de aquella esporádica acompañante terminaba teniendo algún encuentro rápido. Y lo peor debía ser los términos tan maduros y adultos que se manejaban en esos momentos. Sin malos entendidos, sin ilusiones, sin compromiso, sin pasión y sin fantasía y la próxima vez que cruzarán palabra literalmente se sentiría como si nada hubiera pasado y a ninguno le importaría de hecho. Irónico pensó que tendría que llegar a tener al menos más de cuarenta años para abordar esas situaciones de esa manera. Y no es que hubieran sido muchas aventuras tampoco. Sabía que al rubio le pasaba lo mismo porque el porcentaje de héroes a los cuales les ocurrida era altísimo. Después estaban aquellos que podían ser clasificados como perros pero había que estar muy abajo en el Ranking del Chart JP para tener tiempo suficiente para eso. La vida de héroe consumía demasiado tiempo vital a veces hasta puntos nocivos para cualquier ser humano, vamos que él era mejor ejemplo ni siquiera dormía regularmente y lo primero en lo que pensaba al ver una cama era quedar inconsciente en ella hasta recuperarse y eso sería incluso un lujo para él, mucho menos sacaba tiempo para otras cosas. Y gracias a toda esa experiencia anterior era que en ese momento junto a Yamada por primera vez en su vida se sentía como un adolescente inexperto y enamoradizo.
Podía sentir el cariño y el aprecio que sentía Yamada por él escapar de su cuerpo como si fuera una calefacción que buscaba quitarle el entumecimiento a todo su ser. Había verdaderas emociones, sinceras y desinteresadas hacia él y simplemente no podía creerlo. Le conmocionó de tal manera que no fue más el dueño de sus pensamientos, sino que dedicaba cada segundo a pensar en Hizashi. El porque de su amor por él y que debería hacer una vez que acabará todo aquel teatro. Estaba tan concentrado en planear medidas de contingencia que le fueran útiles que le tomó totalmente desprevenido el movimiento del cuerpo del rubio. De repente este deshizo el agarre y Aizawa quiso que la tierra se lo tragara en ese preciso momento. Había soltado un gruñido de molestia bastante audible cuando percibió las intenciones de Hizashi por levantarse. Esto provoco que el rubio se le quedará viendo incrédulo y él se pusiera demasiado rojo.
—¡Jajajajajajaja! — bien, ahora Yamada se reía en su cara — Tranquilo, solo voy al baño — le alboroto el cabello en un gesto amistoso y le dio un empujón para terminar de liberarse de esa postura. Para cuando el de ojos verdes desapareció por la puerta del mencionado baño Aizawa se froto el rostro con fuerza, casi queriendo arrancárselo.
—Fantástico.. — se quejó en voz alta. Todo aquello se estaba saliendo del carril. Estaba empezando a perder el control que tenía sobre su pequeño teatro. Y para colmó le había dado un motivo a Hizashi para molestarlo. Lo peor del asunto es que de verdad le había irritado que su compañero lo soltara, estaba demasiado agusto y su piel resentía la falta del rubio. Solo le faltó pararse y esperar detrás de la puerta a que este saliera y tirársele encima buscando sus mimos como si fuera un mocoso. Algo estaba claro para Aizawa y eso era que haría pagar al héroe de la voz por haberlo sumergido en ese estado, por hacerlo desear sus besos y su afecto, lo haría pagar muy caro. No quedaba más orgullo suyo que herir a ese punto. Pero obviamente esperaría a que el verdadero Present Mic estuviera presente para poder utilizar su equipo de héroe libremente con toda la autoridad que poseía. Nunca se había sentido tan humillado y lo sádico del tema era que el solo pensar que todo era culpa de Hizashi lo hacía todo placentero y no le molestaba. Unos minutos después este regresó del baño y apenas demostró intenciones de acomodarse de nuevo junto a él Aizawa se acomodo encima suyo y se apoderó de este en un abrazo.
—Veo que alguien me extraño.. — Yamada se sentía obscenamente feliz a ese punto. Y casi como queriendo consentir más de lo debido al moreno entre sus brazos empezó a buscar su boca para besarlo y no fue difícil hacer que este le correspondiera. A los cinco segundos de estarse besando Hizashi noto algo nuevo y extraño. Ese algo no le estaba permitiendo abrir los ojos del puro temor y la expectación. Se sentía agradablemente nervioso y tenía un enorme sonrojo acompañado con muchisimas señales nerviosas en su pelvis que lo estaban haciendo apenarse demasiado. Aizawa de repente lo estaba besando con mucha lentitud y profundidad, poniendo énfasis en que cada beso sonara de forma ruidosa. Era como si lo estuviera saboreando igual que a un postre. De repente todos los otros besos que se habían dado carecían de fuerza, de estímulo y de pasión y eso era mucho decir. Era como si todos hubieran sido simples ensayos y ese fuera de verdad. Dejó de pensar por completo y dejó que el moreno tomara de sus labios todo lo que quisiera. Fue demasiado dulce, y tierno para su salud mental, cada roce se sentía como un corrientazo eléctrico y dejaba el área quemándole. Sintió las manos del héroe borrador sobre su rostro tocándolo con devoción y para cuando ya llevaban más de tres minutos pegados el uno del otro empezó a sentir como se frotaban dulcemente contra su cadera. Era un ritmo de embestida muy lento y totalmente sugerente casi podría decir que era hecho de manera inconsciente. Y de hecho lo fue. — H-Hey… — el susto casi lo mata y sobre todo tenía todas las señales nerviosas de su cuerpo mandando información de manera errática a todas partes. Sentía el pecho a punto de explotar y el flujo sanguíneo había ido de abajo hacia arriba demasiado rápido y con brusquedad. Francamente esperaba oír un lo siento de parte de Aizawa como de costumbre pero en sus ojos solo veía, nervios, deseo y un cariño tan profundo que parecía que a él mismo le dolía bastante. Al de ojos verdes no le quedó de otra que asumir esa invitación, Aizawa prácticamente estaba a punto de rogarle hacer lo que ambos ya sabían.
—Hizashi… — el moreno solo pudo dejar salir una lágrima al tiempo que le tomaba el rostro con suavidad. Parecía que algo lo estaba matando por dentro y no encontraba la fuerza ni el valor de pedirle lo que ya era obvió para el rubio que quería. También le había sonado como si llamara desesperado por alguien más. No tardó en darse cuenta de que ese alguien era él mismo pero con todos sus recuerdos. Eso encendió toda la adrenalina en el cuerpo del rubio y le hizo perder todo el miedo y la duda de golpe. Acababa de recordar algo de forma súbita, algo que lo había impactado bastante si podía ser sincero y que realmente no esperaba. Resultaba que de los dos, el fuerte emocionalmente era él y no Aizawa. Verlo en ese estado solamente despertó el instinto dentro suyo que siempre salía a la defensa de su mejor amigo cuando lograban hacerlo sentir vulnerable. Y ese término también lo sorprendió en demasía. Aizawa era su amigo. No, era su mejor amigo. No sabía si llorar de la emoción o atacarlo con preguntas y romper con la atmósfera por completo. El amor que sentía por él era más real que ellos dos eso lo sabía muy bien y sabía que era lo mismo para el moreno. Al final le sonrió profundamente enternecido y le devolvió el gesto acariciando su mejilla también. Eran dos mejores amigos que se habían correspondido y eso le pareció muy hermoso. Lamentablemente no todo había vuelto a su memoria y asumió que toda la historia que le habían contado seguía siendo cien por ciento real.
Aizawa estaba en medio de otra encrucijada. Era obvio para él que Present Mic estaba a nada de regresar lo veía perfectamente en el brillo de los ojos del rubio, podría hacerse presente en cualquier segundo y esa tranquila atmósfera iba a desaparecer de la faz de la tierra para pasar a zambullirlo en el peor papelón de su vida y rogaba a los cielos que el rubio aceptara su parte de culpa y reconociera que todo lo que tuvo que hacer fue en pos de su integridad y no terminase envuelto en un algún tipo de problema legal. Contaba con el apoyo total de Yamagawa en ese asunto, este le había dicho que de surgir cualquier escenario desfavorable para él fungiría como su abogado puesto que contaba con un título en derecho y además era el responsable directo de todo gracias a su particularidad, además si Aizawa alegaba que tuvo que fingir ser su pareja en para que Yamada recuperada la memoria la mayor y más sólida prueba de lo irrefutable de su alegato era que si el rubio término recuperándola, efectivamente el deseo que debía ser concedido era ese, ninguno más. Porqué de lo contrario este estaría desmemoriado permanentemente. Podía sonar paranoico y hasta un poco traicionero pero esa situación era más delicada de lo que aparentaba y podría dar pie a miles de repercusiones con la imaginación suficiente. Así que no le quedaba otra opción más que tomar el camino más rápido para acabar con esa tortuosa incertidumbre y de paso gozar de un poco de libertad al mismo tiempo. Se iba a recriminar por el resto de su vida pero sentía que de no hacerlo iba a enloquecer en algún momento. Sentía algo muy fuerte por Yamada y aunque el mismo no se atrevía a bautizar ese sentimiento tampoco podía negarlo y era en ese momento donde más extrañaba al Present Mic que conocía. Él sabría que decirle y aconsejarlo, le abriría los ojos a la razón. Ese Mic que tenía enfrente solamente sabía cegarlo por completo y dejarlo sin otra perspectiva que no fueran sus ojos, sus labios y su calor. Atrayéndolo cada vez más a un camino sin retorno.
