Autor Original: ofshoyos
ID: 6881828
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Oscuridad.
Lo último que recordaba Hinata era un ruido sordo seguido de una oscuridad total.
Una vez que despertó, lo primero que notó Hinata fue que sus extremidades estaban extendidas sobre el pavimento de concreto, enredadas dentro del desorden de su bicicleta. Antes de que pudiera registrar el proceso de los últimos eventos, hubo un leve latido que hizo que sus sentidos se adormecieran, un dolor arrastrándose en la sien desde atrás mientras lentamente comenzaba a recuperar la compostura. Hinata parpadeó, un gemido escapó inconscientemente a través de sus labios mientras el chico intentaba estabilizarse empujando su mano contra el suelo.
Solo entonces supo Hinata que, incluso el más mínimo movimiento, podía ser un completo error.
En un instante, una sacudida de conmoción le asaltó la parte baja del torso, lo que hizo que Hinata gritara fuerte y volviera a su posición anterior. Duele, siseó interiormente, las lágrimas ya brotaban por el rabillo de sus ojos debido al insoportable dolor. Eso es hasta que cambió una reminiscencia de cómo exactamente terminó en este tipo de situación – este dolor físico no era nada en comparación con lo que estaba experimentando de cerca por dentro.
Su devastación simplemente creció una vez que notó que una de las cadenas de su bicicleta ahora estaba suelta. Genial, se rompió su bicicleta. ¿Cómo iba a llegar a casa ahora y, además, con esta lluvia? Alejando su mirada, se horrorizó al encontrarse con la vista de una colina alta mirándole desde arriba, lo que lo confundió al principio. Entonces lo entendió.
Oh, es cierto. Ahora lo recordaba.
Se había propuesto buscar a Kageyama, pero no pudo hacerlo después de una serie de eventos desafortunados.
A mitad de su viaje en bicicleta cuesta abajo, la bici se rompió lo que lo llevó a caerse; ya que las cadenas se aflojaron, no tenía esperanzas de frenar mientras bajaba, y lo que empeoraba la experiencia era la propia lluvia, que hacía que la carretera resbalase más. Sin fricción, sin frenos y, por lo general, eso a menudo suponía un gran problema.
La lluvia seguía repiqueteando pesadamente contra su cuerpo extendido; su ropa, junto con su bolsa, ahora estaban empapados y cubiertos de tierra y barro. Cuando Hinata intentó desenredarse de su bicicleta rota, se atrevió a decir que había necesitaba de una gran cantidad de su fuerza de voluntad para manejar el dolor, que palpitaba continuamente desde abajo.
Después de una inspección más profunda, se sintió horrorizado al darse cuenta de algo nuevo. Su tobillo derecho estaba torcido, y Hinata lo sabe porque de ninguna manera debería estar torcido de esa manera tan peculiar, y no había nada más que puro dolor procediendo de esa zona. Se preguntó brevemente si se había hecho daño en otro lado, pero lo ignoró un momento después, considerándose afortunado por no tener más que un esguince de tobillo (Bueno, con suerte).
Brillando con un leve tinte de esperanza, Hinata inspeccionó su entorno en busca de un lugar que pudiera protegerlo de la lluvia y brindarle un descanso adecuado. Afortunadamente, logró divisar parada de autobús, pero hizo una mueca por lo lejos que estaba. Dejando a un lado el tema de la distancia, al menos no tenía que volver a casa con el tobillo torcido. La idea de subir por las montañas con esta pesada lluvia, ciertamente no parecía demasiado atractiva. Y este sitio… Hinata no lo conocía en lo más mínimo. Mierda. ¿Estaba tan perdido en sus pensamientos que acabó algún sitio desconocido?
Fue un tormento para Hinata ponerse de pie, agacharse también parecía una tarea difícil mientras recogía su bicicleta, su bolso enganchado a sus hombros antes de comenzar el largo viaje hacia su destino. Un viaje del que anticipó una tortura aún peor una vez que comenzó a caminar hacia la parada de autobús. Ya sentía el dolor surgiendo de todas direcciones, y tener la ropa pegada a la piel por la lluvia, no ayudaba mucho.
"¡Achús!"
Hinata estornudó y, de repente, sintió frío; un escalofrío le recorrió la espalda mientras el frío recorría su pequeño cuerpo. Debo de haberme resfriado, pensó, sobre todo después de pasar tanto tiempo bajo la lluvia. Alzando la vista de la visión frente a él, se sorprendió una vez que finalmente se dio cuenta de que el cielo estaba completamente oscuro, y las luces de la calle eran lo único que iluminaba las carreteras-
Frenético, Hinata rebuscó en su bolsa ahora empapada y sacó lo que él creía que era su móvil. Luego se escuchó un fuerte grito cuando abrió el dispositivo.
"¡No! ¡Mi móvil no!"
No solo se rompió su bicicleta, sino que también su móvil estaba dañado, ahora la pantalla estaba completamente rota. Genial, pensó. ¿El golpe de su caída fue tan grande como para provocarle un esguince de tobillo y romper su móvil? Ah, bueno. Era un modelo antiguo, de todas maneras, estaba destino a romperse en algún momento. Hasta que se dio cuenta de que tenía que darle a su madre una especie de explicación.
"Mi madre me va a matar…" gimió Hinata. Maldice su suerte. Como su móvil ya no funciona, no sabe qué hora es en ese momento. Justo entonces, cuando Hinata miró alrededor en busca de alguien, se dio cuenta de que no había nadie a la vista.
Qué divertido. Parecía que cuanto más larga era esta miseria, más grande se hacía la desesperación de Hinata. Un presentimiento llevaba a otro, y ahora, se quedó lidiando con las secuelas de estos percances que había tenido. Curiosamente, su estado en ese momento describía perfectamente cómo estaba.
Agotado emocional, física y mentalmente.
Sin embargo, al mismo tiempo, se sentía satisfecho.
Dejando salir un suspiro pesado, el muchacho procedió a tomar asiento en el banco, haciendo una mueca de dolor tanto por la incomodidad provocada por su ropa mojada, como por sus doloridos miembros. Parece que no le quedaba más remedio que esperar el autobús.
Olvida lo de encontrar a Kageyama, no puede hacerlo cuando estaba en tan mal estado. Todo lo que quería hacer ahora era irse a casa.
Kageyama estaba más que preocupado.
Una mezcla de preocupación junto con ira, se arremolinaba dentro de su pecho, y su rostro estaba siendo más o menos evidente en cuanto a sus pensamientos. De un lugar a otro, Kageyama se había movido frenéticamente bajo la lluvia, y sus piernas comenzaban a dolerle debido a los rápidos y espasmódicos movimientos, pero no le prestaba atención porque estaba completamente centrado en la búsqueda de cierto muchacho de pelo naranja.
Lo siento, el número que ha marcado no está disponible. Inténtelo de nuevo –
Agarrando más fuerte el paraguas, el ceño fruncido se extiende hacia los labios de Kageyama cuando, una vez más, no obtuvo respuesta a su llamada. Al notar la hora que aparecía en la pantalla, la acción realizada solo termina por preocuparle aún más. Eran casi las ocho de la noche, y esto le indicaba que había pasado media hora desde que comenzó su búsqueda. El hecho de que Hinata no contestara a su teléfono no ayudaba en nada.
"¡Maldita sea, Hinata! ¡¿Qué narices estás haciendo en este momento?!"
Con los ojos destelleando por el enfado centrado en la pantalla del teléfono por enésima vez, Kageyama se apresuró a guardarlo en el bolsillo de su abrigo. Estaba entrando en pánico, lo sabía; entonces, de repente, estaba comenzando a lamentar ahora todo lo que había hecho antes de todo esto. La culpa, ahora en lugar de la ira, se mezclaba con la preocupación.
Y entonces, pensó para sí mismo, debería haber esperado a Hinata y volver a casa con él. Realmente debería haberlo hecho.
O mejor aún, si no hubiera sido completamente inflexible al rechazar todos los acercamientos de su compañero de equipo, nunca tendría que haberse preocupado de que sucediese esto. La tensión entre ellos desde su última discusión nunca antes de había vuelto tan grande. Nada de esto habría pasado.
Pero sucedió, y ahora había que pagar las consecuencias. Quizás la culpa le pertenecía porque había evitado implacablemente al otro; había una alta probabilidad de que pudiera ser el facto que provocó que Hinata estuviera en esta situación. Por desgracia, Kageyama no podía hacer nada más que aprender de sus errores.
No, para. Mentalmente se dio una bofetada. Este no es el momento de pensar en el pasado. Eso podía hacerlo después, su prioridad principal a partir de ahora era encontrar a Hinata. Durante un tiempo, Kageyama se había estado debatiendo si debía o no informar al equipo de Karasuno de la situación actual y luego proceder a solicitarles ayuda. Hinata vivía tan lejos en las montañas, y eso significaba que su paradero literalmente podría ser cualquiera. Verdaderamente seria una hazaña si intentase encontrarlo por su cuenta.
Sin embargo, con cada segundo que pasaba, Kageyama seguía la búsqueda por su cuenta con el típico 'Solo un poco más', murmurándolo en voz baja de vez en cuando.
Kageyama no podía evitar pensar que esto había pasado por su culpa. Debería ser él quien cargase con cada porción de culpa; merece soportar el peso de esta carga por sus pensamientos irracionales durante las últimas semanas. No había una explicación lógica detrás de sus acciones, del porqué ignoró a Hinata, lo que hizo no fue más que un acto cobarde. Y así, solo podía compensarlo haciendo todo esto por sí mismo, sin preocupar a nadie más que conociera.
Atrapado en el calor del momento, Kageyama estuvo a punto de no ver un movimiento borroso por el rabillo del ojo, lo que hizo que se detuviera en seco, dando unos pocos pasos hacia atrás mientras dejaba que su mirada se desviase hacia donde estaba el borrón.
Y ahí, Kageyama vio a la persona que había estado buscando – sentado bajo el techo de una parada de autobús, estaba nada más que Hinata.
Casi suspiró de alivio. Palabra clave: casi. Al darse cuenta de la condición del otro, sería mentira decir que Kageyama no estaba mínimamente sorprendido. Hinata estaba temblando; estremeciéndose de puro frío mientras goteaba agua desde la punta de la cabeza hasta los dedos de los pies, y era tan obvio a la vista que no estaba bien. Sin perder ni un segundo más, Kageyama inmediatamente echó a correr, todos los pensamientos de antes quedaron a un lado mientras gritaba un nombre.
"¡Hinata!"
"¡Hinata!"
Hinata alzó la vista ante la conocida voz llamando su nombre. De hecho, sonaba bastante parecida a… No, Hinata negó con la cabeza de inmediato. No puede ser. Además, no había nadie antes tampoco "Debe de ser la lluvia" murmuró entre dientes, procediendo a descarta el pensamiento y lo consideró solo parte de su imaginación.
"¡Hinata!" entonces ahí estaba de nuevo. Aunque, esta vez, la voz era comparativamente más fuerte que antes y llena de emoción. La curiosidad despertó en él, girando Hinata la cabeza hacia un lado, viendo a Kageyama corriendo hacia él.
Espera. ¿Quién?
"¿Kageyama?" murmuró Hinata con incredulidad, parpadeando un par de veces para asegurarse de que esto no era más que un sueño. Tenía que ser un sueño. Ese no podía ser Kageyama; no podía ser Kageyama, así que, ¿por qué esta persona se parece exactamente a él? ¿Por qué esta persona corre hacia él? ¿Por qué está gritando su nombre? ¿Y por qué…
"¡Estúpido! ¿Qué crees que estás haciendo aquí?" retira sus palabras. Ese definitivamente era Kageyama. No había nadie más en este mundo que lo llamase 'idiota' con ese tipo de tono.
Por enésima vez en ese día, Hinata intentó comprender la escena que se desarrollaba ante él. Varios pensamientos más pasaron por la mente de Hinata, y cada uno de ellos brotó de la confusión.
Todo esto, a falta de una frase mejor, parecía completamente surrealista. Ni siquiera tuvo reparos cuando Kageyama lo cogió de la muñeca, la razón principalmente era que estaba demasiado perdido en sus pensamientos. Así, su mente se quedó completamente en blanco. La oportunidad que había estado buscando antes finalmente llegó, y no tenía idea de qué hacer o cómo responder.
"Hinata, ¿me estás escuchando? Dije que tenemos que sacarte de aquí"
Hasta que recordó quién era la fuente principal de esta confusión y cómo terminó exactamente en esta situación. Recuperando la compostura una vez más, todo rastro de confusión en su rostro se desvaneció, reemplazada por la ira.
"Suéltame"
"… ¿Eh?"
"Dije que me sueltes"
Hinata apartó la muñeca del agarre de Kageyama. Y por primera vez en mucho tiempo, Kageyama estaba frente a él.
"Oye. ¿Qué te pasa?"
"¿Qué me pasa?" cuestionó Hinata en un tono que marcaba incredulidad.
Después de estar comportándose de manera extraña durante más de una semana y, aun así, Kageyama tenía la decencia de preguntar si le pasaba algo. Le dice la taza a la tetera. Lentamente, las frustraciones reprimidas de Hinata fueron progresando en su mente y sus rasgos se tornaron más prominentes hacia una expresión de enfado a medida que pasaba cada segundo.
"¿Qué me pasa a mí? ¿Qué te pasa a ti?" alzó un poco la voz ante la última pregunta.
"¿De qué estás hablando?" Kageyama le lanzó una mirada confundida.
La respuesta simplemente enfureció a Hinata aún más. Esto… esto era simplemente ridículo. ¿Ahora Kageyama estaba intentando fingir que nunca había ignorado a Hinata todo el tiempo anterior? ¿Iba a fingir que no había pasado absolutamente nada entre ellos? Hinata enfureció. Mejor hacer una corrección, no enfurecido sino lívido.
"¡Sabes lo que estoy intentando decir! ¡No finjas que no sabes nada!" gritó, ignorando rotundamente la mirada de sorpresa que recibió del otro "¡Me has estado ignorando durante las últimas semanas, y ahora, de repente, me estás hablando como si nada hubiera pasado! ¡¿Qué narices es eso?!"
Y muy pronto, una por una, las preguntas que siempre quiso hacer empezaron a salir.
"¿Por qué me has estado ignorando?" Hinata dio un paso al frente. Vio como Kageyama retrocedía uno.
"¿Estabas intentando evitarm?" Hinata entonces extendió una mano para agarrar con fuerza el cuello de la camisa de Kageyama para que no pudiera retroceder más.
"¡¿Es por esa vez en la que quise que intentásemos hacer un nuevo ataque rápido?!" lo miró furioso, hirviendo en silencio.
"Es porque no quieres que sea lo suficientemente fuerte para estar solo en la cancha, ¿no es así?" y antes de que Hinata se diera cuenta, se puso de puntillas, casi gritándole a la cara. La proximidad entre ellos era ahora mucha. Tan cerca que Hinata podía ver cuán azules eran los ojos de Kageyama mientras su mirada atravesaba los suyos ferozmente. Intentó ignorar el dolor ardiente en su tobillo, repitiéndose mentalmente a si mismo que estaba perfectamente bien.
Por otro lado, Kageyama – Kageyama se negó a decir una sola palabra, ni siquiera se molestó en mirarlo. Esa respuesta vaga solo hizo que Hinata se desesperara por sus respuestas más que nunca mientras lo sacudía con fuerza.
"Oye, di algo" sacudió al otro ligeramente, ignorando el pequeño quiebro en su voz. Se me ha metido algo en la garganta, pensó, ciertamente no es por sus emociones, que estaban empezando a abrumarle. Y, de repente, la visión de Hinata se tornó borrosa. No, no estaba llorando. No estaba llorando, en absoluto. Sentía sus ojos como si estuviesen en llamas solo porque estaba con algo de fiebre, y lo que brotaba de sus ojos definitivamente no eran lágrimas, sino gotas de agua que caían desde su cabello empapado.
"¡Kageyama! ¡Contéstame!"
"No lo sé, ¡¿de acuerdo?! ¡Suéltame!" gritó Kageyama, intentando soltarse, pero Hinata se negaba a ceder, manteniendo el control sobre él y sin soltarle "¡Es sólo que es demasiado difícil estar cerca de ti!"
Al escuchar esto, su respiración se entrecortó, y el mundo para entonces estaba cegado de su visión.
Este sentimiento… era similar al día en que su equipo fue destrozado en pequeños fragmentos en su primer partido. Durante mucho tiempo, había estudiado la pérdida de su victoria como oro pálido, y Hinata estaba seguro de que ese incidente estaba destinado a atormentarle desde el fondo de su mente.
"Es difícil estar cerca de ti" y entonces, suelta a Kageyama.
Kageyama, por otro lado, no tenía la menor idea de cómo responder a las repentinas e invasivas preguntas. Sí, aunque puede ser cierto que esperaba que Hinata se enfadase con él uno de estos días por su reciente actitud, se podría decir que le sorprendió fácilmente el arrebato del otro. Pensó que estaba preparado para afrontar estas dificultades en cualquier momento, pero no. No se le ocurrió ni una sola vez que ese día llegaría tan pronto.
No obstante, Kageyama no podía culpar a Hinata. Tener a alguien que te ignora durante bastante tiempo y luego vuelve como si nada, ofreciendo ayuda y fingiendo que nunca pasó nada, seguramente había hecho lo mismo en su lugar.
Sin embargo, puede haber una cosa que Kageyama no esperaba.
Nunca había esperado ver a Hinata tan destrozado.
"¡Es demasiado difícil estar cerca de ti!" no había tenido la intención de gritarle ni de hacerlo daño, nunca, no fue intencional. El recipiente en que contenía sus emociones en su interior, había comenzado a desbordarse y, en poco tiempo se esparció, creando un desastre mayor que era irreversible.
Kageyama siempre pensó que las lágrimas no le quedaban bien a una persona cuya sonrisa era tan brillante como la luz del sol, sobre todo cuando dicha persona era Hinata. Pero entonces…
El momento en que Kageyama notó las lágrimas cayendo en cascadas por sus mejillas inusualmente pálidas, el momento en que captó un atisbo de dolor en los ojos de Hinata, ese fue el momento en que supo que había cometido el error más grande.
"Es difícil estar cerca de ti" escuchó a Hinata repetir las palabras suavemente. El más bajo estaba comenzando a aflojar el agarre en el cuello de su camiseta, agachando la cabeza antes de que sus brazos cayeran, quedando colgados a los lados.
"Ya veo. Bueno, entonces, lamento haber hecho que ambos perdamos el tiempo"
Y así, se quedó ahí viendo a Hinata dándole la espalda y listo para marcharse.
Esta escena… ¿Dónde había visto esto antes? ¿Por qué le resultaba conocida?
Entonces la imagen de la espalda de sus compañeros de equipo dándole la espalda hizo acto de presencia en el fondo de su mente, y sus ojos se abrieron de miedo ante la repentina comprensión.
Kageyama no hizo nada. No se atrevió a parpadear. Solo podía escucha su propia respiración irregular y los fuertes sonidos de su corazón mientras latía rítmicamente contra su pecho. Se sentía como si le hubieran succionado la vida y no quedase nada más que hacer que mirar; era como si se estuviera asfixiando.
Hinata estaba a punto de irse. Estaba a punto de dejarlo atrás y Kageyama iba a quedarse solo. Otra vez.
"¡Espera!" en una fracción de segundo en pleno pánico, Kageyama extendió la mano para agarrar la muñeca de Hinata, el paraguas se escapó de su agarre antes de que cayera al suelo.
El silencio cae entre ellos, y el continuo caer de las gotas desde las nubes junto con su respiración entrecortada eran ahora las únicas cosas que llenaban el vacío de sus voces. Se quedaron así durante unos instantes antes de que Hinata intentase liberar su muñeca del agarre contrario, a lo que Kageyama simplemente lo apretó más. Sabía que tenía que decir algo; algo para romper esa tensión, algo para aclarar todos los malentendidos, y algo que pudiese terminar con esta situación.
"Espera…" dijo una vez más, aunque esta vez fue apenas un susurro. Y Hinata parecía haber hecho casos porque ya no estaba luchando.
¿Pero cómo? ¿Cómo debería hacerlo? ¿Qué debería decir? Kageyama nunca fue bueno cuando se trataba de las palabras ni de expresar sus sentimientos. Ni siquiera sabe cómo lidiar con eso, y ni una sola vez se había molestado en intentar consultar con nadie. Las emociones son problemáticas – con eso Kageyama estaría de acuerdo. Pero al final, ¿no es eso lo que los hace humanos y por qué a él le encantaba jugar al voleibol?
Respiró hondo. Por el bien de resolver la pelea, iba a intentarlo a pesar de saber que, seguro, iba a tropezarse con las palabras después. Lo que importa ahora es que Hinata le ha dado la oportunidad de explicarse. No debería dejar que esta oportunidad se desperdiciase.
"Últimamente, cuando estoy cerca de ti…" comenzó lentamente "… empiezo a encontrar un poco difícil el respirar"
Pensó en esos días en los que vio las sonrisas de Hinata. Independientemente de que la sonrisa no fuera en su dirección, seguía estando enamorado. Sin embargo, en raras ocasiones, cuando la sonrisa estaba dirigida a él, lo deja sin aliento.
"Y yo… me empezaría a sentir extraño. Mi corazón… sentía que mi corazón iba a explotar en cualquier momento" de repente, sintió que sus mejillas se calentaban y sus orejas ardían "Nunca antes había sentido esto. No es exactamente desagradable, pero tampoco agradable" admitió, apretando inconscientemente la muñeca de Hinata de vez en cuando.
"Da miedo. Pensé que podría estar enfermo al principio, pero luego empeoró. Y lo peor de todo es que solo sucede estando cerca de ti" eso era cierto. No se sentía así cuando había otros cerca. También había momentos en los que Kageyama sentía la necesidad de acariciar las mejillas de Hinata, preguntándose cómo era tocar su pie "Estando asustado, no sabía qué hacer. Así que empecé a evitarte, pero tú… siempre siendo un idiota obstinado y estúpido, me lo estabas poniendo difícil" cerró los ojos con fuerza, permitiéndose soltar un pequeño suspiro "Pero en ese tiempo, he estado aclarando muchos de mis pensamientos y he llegado a una conclusión"
"Creo…" podía sentir a Hinata girando para mirarle, pero aun así, Kageyama se mantuvo firme en mantener los ojos cerrados. Inhala profundamente, dejando escapar seguidamente sin esfuerzo las palabras de su boca "Creo que estoy enamorado de ti"
No hubo respuesta por parte del otro, pero no pasaba nada. Kageyama quería un momento para calmarse (y su estúpido corazón) porque estaba seguro de que su rostro estaba totalmente rojo. Además, esto era lo que esperaba Kageyama cuando finalmente dejase al descubierto la verdad de su extraño comportamiento al confesarse. También esperaba que Hinata no creyera ninguna de sus palabras.
Sin embargo, lo que Kageyama no esperaba de Hinata es que se riese.
"¡¿Q-Qué?! ¡¿De qué te ríes, idiota?!"
Dejando de lado de la vergüenza del otro, Hinata siguió riendo. A decir verdad, Hinata tampoco estaba seguro de por qué se reía. Sin embargo, una cosa estaba clara – todo el peso que sentía en su corazón desde hace tiempo, desapareció de repente. Esto continuó durante algún rato más, hasta que Kageyama lo golpeó en la cabeza, para que parase.
"¡Ay, eso duele!" Hinata hizo una mueca, tocándose la cabeza inmediatamente. Sin embargo, aunque su risa había parado, eso no le impidió sonreír y sacarle la lengua al otro.
"¡¿De verdad se supone que debes golpear a la persona que te gusta?!"
"¡Eres una excepción!"
"¡¿Qué se supone que significa eso?!"
"¡Significa que eres simplemente golpeable!"
Hinata simplemente resopló ante eso. Golpeable. ¿Era eso siquiera una palabra válida? Sin embargo, se maravillo ante la vista frente a él; Kageyama en una postura completamente rígida, y el color de su rostro era comparable al de un tomate maduro debido a la vergüenza.
"Entonces, ¿estás enamorado de mí?" Hinata inclinó la cabeza ante esto. Con todas las cosas que habían pasado antes, era difícil creer esta proclamación que seguramente habría sonado absurda para otros. Pero Hinata no era como los demás o los demás eran como Hinata; a diferencia de ellos, Hinata creía en lo que había dicho Kageyama. Cuando se dio la vuelta para verlo, supo por sus gestos y tono de voz que estaba hablando en serio. Era tan poco probable que Kageyama actuara de esta manera, así que, estaba más entretenido que sorprendido por todo el asunto.
Kageyama no le respondió. En su lugar, suelta su muñeca (y Hinata casi de inmediato pierde el calor, pero no es como si alguna vez lo fuese a admitir) y se mete las manos en los bolsillos. No se perdió el leve rubor que se apoderó de sus mejillas cuando apartó la mirada.
Y así, Hinata empezó a reflexionar sobre los eventos acontecidos. Si bien puede haber una parte de él que todavía estaba enfadada con Kageyama por lo que había hecho, supuso que no debería haber esperado nada diferente de Kageyama. Después de todo, era un idiota del voleibol, y ahora que lo piensa, fue solo hace poco que comenzó a trabajar junto con sus compañeros como un equipo. Pero para que actuase de esta manera… ¿Podría ser esta la primera vez que experimentaba este sentimiento?
Kageyama estaba enamorado de él.
Por alguna razón, ese pensamiento lo hizo sentirse mareado de felicidad.
"Me alegro" Kageyama pareció sorprendido después de decir eso, y ahora se miraban fijamente el uno al otro, pero no dura mucho cuando Hinata deja que sus ojos se posen en el suelo antes de continuar "Me alegro de que no me odies. Porque no sabría qué hacer si resultaba que me odiabas. El voleibol podría ser diferente para mi entonces. Sobre todo porque somos… somos compañeros de equipo, somos colegas y somos…"
Hinata respiró hondo antes de sonreírle al colocador "Somos amigos"
Se quedaron así durante un tiempo; uno sonriéndole al otro, y el último descubriendo que se enamora un poco más del primero. Sin embargo, en algún momento, Kageyama rompió el contacto visual, desviando la mirada hacia otro lado.
"Entonces… ¿Por qué estás aquí?" cuestionó Kageyama antes de tomarse unos segundos para escudriñarlo "Tus rodillas. Están raspadas. Se ve que son heridas nuevas porque están sangrando"
"¿Eh?" Hinata bajó la mirada a sus rodillas para descubrir que, sí, de hecho había unos cuantos rasguños en ambas rodillas, y un corte bastante largo justo debajo de su gorra; manchándolo de sangre al estar empapado. Curioso, no se dio cuenta de que estaban ahí antes.
"Y te ves como una mierda"
"¿Era necesario decir eso?"
Kageyama descartó la vena que sobresalía de la cabeza de Hinata "Entonces, ¿por qué?"
"¿Por qué qué?"
"No volviste a casa. Y obviamente, estabas bajo la lluvia"
Ahora fue el turno de Hinata de ponerse rojo mientras comenzaba a inquietarse "Eh, bueno… en realidad quería buscarte… pero luego mi bicicleta se rompió a mitad de camino cuando bajaba la colina, y estaba lloviendo, así que…"
"Dijiste que tu bicicleta se rompió mientras bajabas la colina" no se dio cuenta de que Kageyama había dado un paso hacia él.
"…Mmm, ¿s-si?"
"¿Te diste un golpe en la cabeza?"
"Ah, ¿no? ¿No estoy seguro?... Pero… me torcí el tobillo"
"Idiota, es por eso que te sigo diciendo que te cuidas más apropiadamente" antes de que Hinata lo supiera, Kageyama estaba justo frente a él, una palma ahuecando un lado de su rostro mientras el más alto bajaba suavemente la cabeza.
"Déjame revisar" había algo en la voz de Kageyama que Hinata no podía situar, pero ahora mismo, tenía los sentidos demasiado abrumados por su proximidad. Su corazón latía más rápido, según notó, y su estómago comenzaba a agitarse cuando Kageyama pasó lentamente sus dedos por sus mechones anaranjados, acariciando y rozando su cuero cabelludo con precaución. Sus toques eran suaves, tan suaves que Hinata juraría que se derretiría ahí mismo, en ese lugar, mientras docenas de preguntas invadían su mente.
¿Por qué Kageyama está siendo amable, porqué se siente tan raro, por qué está –
"Creo que estoy enamorado de ti"
Oh, pensó para sí mismo. Ahora lo entiende. Entiende por qué se sintió herido cuando Kageyama lo ignoró hace mucho tiempo. Entiende por qué los lanzamientos que le gustaban no eran suficientes para él. Entiende por qué fue tan lejos solo para conseguir respuestas sobre por qué Kageyama lo estaba ignorando. Entiende por qué prefiere discutir con Kageyama que ser tratado por completo como si no existiera.
Si este era el sentimiento que estaba experimentando Kageyama; mariposas en el estómago y un corazón palpitante. Entonces… sin duda estaba enamorado de Kageyama también.
"No hay signos de hinchazón por ahora. Supongo que estás bien" declaró Kageyama antes de soltarlo, aunque permaneció en su lugar.
Hinata, que en ese momento estaba demasiado preocupado por lo que acababa de comprender, solo asintió distraídamente. Era un alivio que Kageyama ya no lo tocara, porque ahora entiende completamente por qué Kageyama quería intentar evitarle. Este sentimiento también era demasiado para él.
"¿P-Por qué estás aquí?" tartamudeó, intentando recuperar la compostura debido a lo sucedido "Quiero decir, ¿cómo me encontraste?"
"Tu madre llamó" respondió Kageyama como si fuera lo más obvio del mundo "Ella dijo que no habías regresado a casa todavía. Así que salí a buscarte"
Su boca colgaba abierta de asombro y estupefacción por lo que dijo Kageyama. ¿Había emprendido una búsqueda por él? ¿En esta lluvia? ¿Y todo solo? El muchacho no estaba muy seguro de qué sentir al respecto. Por un lado, se sentía feliz; por otro lado, no puede creer que Kageyama haya llegado tan lejos sin siquiera saber dónde estaba. Sin embargo, ahí estaba, logrando encontrarle.
Se negaba a admitir que su corazón palpitaba ante la sola idea.
"Por cierto…"
Hinata se congeló cuando el aire alrededor de Kageyama cambió inmediatamente.
"¿Por qué no respondiste al móvil? ¿Sabes cuánto tiempo llevo buscándote? ¿Sabes cuánto he tenido que correr para buscarte? ¿Sabes lo mucho que me preocupaste? Ni se te ocurra decir que te olvidaste de mirar tu móvil o–"
"¡Agh!" Hinata dio unos pasos hacia atrás y agitó las manos "¡C-Cálmate! Mi móvil se rompió, ¿vale?"
"Estúpido. Idiota. Tonto"
"¡¿Puedes parar ya?!"
"Toma. Llama a tu madre primero" Kageyama le entregó su propio móvil a Hinata, que lo miró sin entender "Está muy preocupado por ti, ¿sabes? Llevas fuera demasiado tiempo. Dile que pasarás la noche en mi casa"
"E-Está bien" después de mover su mirada del teléfono al colocador, cogió el dispositivo y comenzó a marcar el número de su madre.
"¡Hecho! Mmm… ¡Gracias por prestarme el móvil!" Hinata le devolvió el móvil mientras le hacía una reverencia a Kageyama como muestra de gratitud.
"No es nada" sin más preámbulos, Kageyama lo cogió y lo guardó en su bolsillo, escudriñando el área en la que estaban. Entonces, todo lo que tenían que hacer ahora era regresar a casa. Con este clima, sin embargo, sus ojos se entrecerraron antes de mirar al hombre de cabello naranja que estaba ocupado intentando mover su bicicleta y luego hacia su tobillo.
No debería moverse demasiado, pensó para sí mismo, prestando atención en silencio a lo restringidos que son sus movimientos. Sería complicado si Hinata se movía solo durante el camino de regreso a casa (especialmente con una bolsa empapada que parecía demasiado pesada y una bicicleta rota) y considerando que estaba demasiado oscuro y era Hinata, fácilmente era propenso a las lesiones. Ni siquiera era una suposición, era un hecho puro y duro. Y entonces, Kageyama hizo lo que debía hacer.
"¿Kageyama? ¿Qué estás – ¡O-Oye!" Kageyama se había encargado de alzar hábilmente a Hinata sobre su espalda, deslizando cuidadosamente ambos brazos por debajo de las piernas para colocarlos a cada lado. Hinata parecía no estar muy contento con esta decisión suya pues se aferraba desesperadamente a él, una indicación que hablaba de cómo había sido tomado por sorpresa ante el giro abrupto de los acontecimientos. Ah, bueno. Tampoco es que Kageyama esperase que esto sucediera. En su mente, solo lo estaba haciendo por su bien.
"¡Oye, bájame!"
"Cállate" Kageyama estrechó su agarre en una de las piernas de Hinata "No puedes ir a casa si estás así. Tienes el tobillo torcido, tu bicicleta está rota y está lloviendo. Si te haces más daño, ¿cómo vas a jugar al voleibol?"
"¿Pero puedo usar el autobús para ir a casa? ¿Por qué crees que estaba en la parada, estúpido Kageyama?"
"Dudo que el autobús llegue pronto. ¿Por qué crees que te dije que le dijeras a tu madre que te quedarías en mi casa esta noche?"
Hinata solo pudo hacer pucheros "Entonces, ¿vamos caminando a casa? ¿Por qué no usamos el autobús en lugar…"
"No. Tienes heridas que necesitan ser tratadas inmediatamente" entonces echó un vistazo alrededor "Y como dije, el autobús puede tardar, por lo que sabemos. Esta área parece aislada, de todas maneras"
"Pero… la bicicleta. Será difícil moverla con una de las cadenas un poco rota"
"Me las puedo arreglar" y como para probar su punto, soltó uno de los brazos que estaba bajo una de las piernas de Hinata y cogió la bicicleta por el mango, llevándola con él en sus primeros pasos.
"¿No peso mucho?"
"¿Ah? ¿Estás de broma? Eres tan ligero cómo pequeño te ves. Ahora deja de protestar" quizás no ahora, ya que tenía que cargar con algunas otras cosas, además de que Hinata era básicamente como una rata empapada en ese momento. Por supuesto, no dijo nada de esto en voz alta. Haciendo caso omiso de los quejidos de Hinata, suelta la bicicleta por un momento para recoger el paraguas del suelo.
"Aquí. Sostén el paraguas" Hinata obedeció. Y con eso, Kageyama empezó a andar.
Excluyendo sus discusiones en unas cuantas ocasiones, su caminata a casa se compuso principalmente de tranquilidad y calma. Mientras que la lluvia seguía cayendo, no era tan fuerte como antes y Kageyama daba las gracias en silencio por eso. Momentos de paz como este que pasaban juntos era lo que los hacía más cercanos que antes.
Kageyama estaba cada vez más cansado con cada paso que daba, aunque era por su búsqueda frenética de antes. Sin embargo, no dijo nada. Mantuvo la boca cerrado incluso con la incomodidad que le provocaba la ropa mojada del otro, que estaba empezando a empapar la suya.
Desde su confesión anterior, la tensión entre ellos se había extinguido rápidamente. A pesar de no saber cuál era la respuesta del todo; en todo caso, prefería no romper este momento de paz que ambos estaban teniendo por hacerle ese tipo de preguntas. Y así, solo le quedaba preguntarse si Hinata le correspondía.
"¿Sabes?" dijo Hinata, captando la atención del muchacho al instante "Por un momento, sentí miedo. Pensé que estabas empezando a odiarme"
Al escuchar esto, Kageyama finalmente aflojó un poco más su ritmo. Quería escuchar cada palabra que Hinata iba a decir, y además, tenía sensación de que era importante.
"Todo el tiempo intentaba acercarme a ti, pero seguías ignorándome… Al final, solo podía mirarte desde lejos. Me diste la espalda mientras te alejabas. Solo podía verte ir… quiero decir, bueno, se sintió como… no sé, ¿pero sentí que me ibas a dejar atrás?"
Una vez más, la imagen de las personas que conoce dándole la espalda aparece en el fondo de su mente.
En ese punto, Kageyama instantáneamente se detuvo en seco. Uno de los recuerdos que tenía le vino a la mente, haciendo que su agarre tanto en este último como en la bicicleta se estrechase inconscientemente, aunque solo duró unos pocos segundos. Lo que Hinata describió… encajaba perfectamente con sus experiencias pasadas. Se quedó mudo, por decir algo, porque nunca pensó… Kageyama nunca había pensado que casi puso a Hinata en la misma situación con anterioridad.
"¿Kageyama? ..."
"…Lo siento" susurró Kageyama lo suficientemente fuerte como para que ambos lo escuchasen "Por intentar evitarte e ignorarte porque…"
Pero no pudo terminar sus palabras porque Hinata enseguida se inclinó más hacia él con los brazos alrededor de su cuello "Está bien" murmuró Hinata suavemente, apoyando su frente en la nunca de Kageyama, y Kageyama estaba haciendo todo lo posible por no sonrojarse ante el contacto. Lo asumió como una especie de señal de que no tenía que explicarse.
"Yo… no te he dado una respuesta" dijo Hinata de repente.
Kageyama arrugó la nariz en respuesta "¿Qué respuesta?"
"Creo…" su corazón dio un vuelco ante las siguientes palabras "Creo que también estoy enamorado de ti"
Cuando Kageyama se giró para mirarle tras él, Hinata ya lo estaba mirando con una sonrisa que era tan cegadora como antes. Ya no había lágrimas en su rostro, y cada rastro de solemnidad había sido reemplazado por una mirada de satisfacción. Kageyama pensó que también debía ser de la misma manera en su caso. Eso fue todo lo que necesitó para reponer su energía y comenzar a avanzar una vez más.
La frialdad provocada por la lluvia junto con la humedad de su ropa no los molestó después de eso, ya que sus cuerpos estaban presionados el uno contra el otro. Y Kageyama ya no tenía que reflexionar si su amor era correspondido o no, tenía su respuesta, siendo tranquilizado por Hinata, cuya barbilla estaba apoyada en su hombro y contra un lado de su rostro.
Ese día, Kageyama aprendió algo nuevo. El pasado estaba en el pasado; lo que pasó antes debía de ser dejado atrás, teniendo que seguir adelante hasta que su viaje llegase a su fin. Todo el mundo era como un rompecabezas; un enigma formado por decenas de piezas. En ese entonces, aprendió que había piezas que se pueden romper, piezas que se dejan atrás y piezas que nunca encajan. Pero una cosa que nunca aprendió hasta ahora era que las piezas que una vez se rompieron, se podían recoger para volver a encajarla en el rompecabezas.
Ese día, junto con las nuevas piezas que lo componían, se reencontró con una vieja pieza de su propio rompecabezas.
Kageyama ya no estaba solo.
Esta repentina oleada de calor dentro de su pecho lo había envuelto por completo, y disfrutó de este pequeño calor tanto como pudo. Pero poco sabía Kageyama que Hinata también estaba experimentando lo mismo. Ambos se habían dado una pieza importante de su propio rompecabezas sin darse cuenta. El rompecabezas aún tiene mucho para completarse, pero llegarán eventualmente. Juntos.
Ese día, estuvo lleno de momentos que ninguno de los dos olvidará jamás.
"¿Kageyama? ¿Qué pasa? Dejaste de moverte otra vez"
"Ah. Me acabo de acordar de algo"
"¿Eh? ¿Qué es?"
"Olvidé el camino de regreso a casa"
"¡¿QUÉ?!"
