Pues nada, no me pertenecen ninguno de los personajes, solo la historia =) Disfruten!
Capítulo tres
Los rayos del sol se filtraban por las ventanas, iluminando el cuarto. Relena gruñó suavemente, reprendiéndose por no haberse acordado de cerrar las cortinas la noche anterior.
De pronto, se sentó de golpe, arrepintiéndose a los segundos por el movimiento brusco. Se llevó la mano a la cabeza mientras recordaba con horror lo que había sucedido la noche anterior.
- Oh Dios mío, por favor dime que no lo hice. Dime que no le dije que era sexy.
Y no solo eso, también prácticamente se le había montado encima mientras intentaba hacerlo sonreír y había vuelto a su habitación colgada de su brazo mientras reía como idiota. La verdad, nunca había existido un mejor momento para fingir enfermedad, quedarse en cama y esperar a que la consumiera la vergüenza.
- Pero todos sabemos que eso no pasará - pensó con un suspiro, mientras se levantaba y tomaba su bata. Arrastrando los pies, se dirigió al baño para darse una ducha.
- ¿Revisaste la lista que te encargué?
Heero bebió un sorbo de café antes de observar la cara de su jefa en la pantalla de su laptop. Lady Une le devolvió la mirada alzando una ceja.
- En primera instancia no parece haber nada turbio con ninguno de los sujetos, pero hace falta una revisión más en detalle.
- ¿No lo terminaste anoche? - su voz no mostraba enfado, más bien sorpresa. Heero era conocido por ser mega eficiente.
- Se presentó una… situación
- Entiendo - contestó Une tras un momento de silencio - Intenta enviarlo lo antes posible. Quiero una reunión hoy en la tarde para discutir los posibles prospectos. Y trae a Relena, no creo que quiera perderse esto - sin esperar respuesta, cortó la comunicación.
Tras beber otro poco de café, Heero continuó con su misión. La verdad, le sorprendería si encontraba algo de interés entre los nombres que le habían asignado. Todos eran más o menos lo mismo, hombres de cierto status social, muy pocos políticos, la mayoría hijos de alguien importante. Aparte de unas cuantas multas por exceso de velocidad (nombres que fueron tachados inmediatamente), no parecía haber nada alarmante.
No sabía si alegrarse o no.
Tímidos pasos interrumpieron sus pensamientos. Sin levantar los ojos de la pantalla, su visión periférica captó la presencia de Relena en la puerta de la cocina. Siguió trabajando, no queriendo mirarla y hacerla sentir mal. Aunque tampoco estaba seguro de cómo se sentiría él al verla.
Luego de que casi le hubiera aplastado la nariz con la puerta, se había quedado unos minutos afuera de su habitación, sin saber muy bien que hacer. Por un rarísimo momento, un cálido hormigueo le había atravesado el cuerpo, una mezcla de autosuficiencia y otra cosa que no le podía poner nombre aún. ¿Con que sexy, ah?
Le basto el trayecto a su propio dormitorio para desechar esos pensamientos e intentar enfocarse en la misión. Pero, por esa noche, el daño estaba hecho y la verdad es que pasó un buen par de horas mirando el techo y preguntándose qué habría pasado si hubiera seguido a la chica dentro de su habitación. No había sido la mejor de las noches, concluyó mientras tomaba su taza.
- ¿Queda café caliente? - preguntó Relena tratando de sonar tranquila.
- Puse la cafetera hace poco - respondió él, sin mirarla. Era un buen plan.
Relena se sirvió una taza y comprobó que la temperatura era adecuada. En silencio, se dirigió hacia la mesa, donde estaba servido el desayuno y comenzó a picotear sus tostadas mientras bebía su café y observaba a Heero de reojo. Parecía decidido a no dirigirle la palabra.
- Esto es ridículo - suspiró - Comandante Yuy, anoche estaba enfadada y necesitaba relajarme un poco. Lamento si te hice sentir incómodo, pero siendo mi guardaespaldas 24/7, la verdad es que no tiene sentido que andemos caminando sobre cáscaras de huevo.
Heero la miró. Estaba levemente sonrojada, pero era completamente sincera. Apretó los labios para que no se le escapara una sonrisa. La política correcta, ante todo.
- Tienes razón - contestó él terminándose su café y guardando su laptop - lo de anoche puede quedar como una anécdota. Termina tu desayuno y nos veremos en el auto.
Relena intentó no poner los ojos en blanco, con escaso resultado. Mordisqueó sus tostadas sin mucha atención, mientras veía a su guardaespaldas ordenar sus cosas. Al menos había logrado salir del desayuno con un mínimo de orgullo intacto.
- Por cierto, Relena - dijo Heero, deteniéndose en la puerta y mirándola de reojo- después de anoche, creo que sería conveniente que dejaras de llamarme comandante Yuy.
Heero, con una minúscula sonrisa, abandonó la cocina antes de que Relena pudiera decir una palabra, dejando a la chica ardiendo de vergüenza.
Edificio ESUN
Relena estaba revisando las notas que había tomado en la reunión a la que acababa de asistir mientras picoteaba distraídamente el almuerzo que había comprado en la cafetería. No había estado mal, pensaba. Algunos representantes de las Colonias habían solicitado mayor asistencia en salud y lograron acordar enviar un mayor número tanto de personal como de equipo, todo sin perder la hora de almuerzo. Un éxito.
Unos golpes bruscos en la puerta la interrumpieron, y antes de que pudiera contestar, su asistente entró corriendo a la oficina.
- ¡Señorita Relena! ¡Oh, señorita, tiene que ver esto! - exclamó la chica agitando una revista en el aire con manos nerviosas.
- Por Dios, Jessica - contestó Relena - cálmate por favor. Ya sabes que no me gusta leer esas revistas de chismes.
- ¡Es que señorita…! ¡No lo puedo creer, no sé de donde lo sacaron! ¡Mire!
Sin dejar de agitar las manos, dejó una conocida revista de cotilleos sobre la mesa. Relena le echó una mirada a la portada y casi se atraganta con un trozo de pollo. Allí, en primera plana, había una fotografía de ella, probablemente tomada en alguno de los muchos discursos que había dado. A pesar de que el acercamiento era un poco inquietante, eso definitivamente no era lo peor. Sin poder creerlo, tomó la revista y leyó el titulo que dominaba la portada en grandes letras amarillas.
"DE MINISTRA A REINA: RELENA DARLIAN PEACECRAFT RETOMARÁ SUS FUNCIONES COMO HEREDERA DEL REINO DE SANC"
- Pero… ¿cómo…? - tartamudeo. Abrió la revista buscando el artículo y vio con horror como se extendía por cinco páginas, llenas de fotografías suyas de varios momentos de su vida, incluyendo su época escolar.
- Jessica, llama al comandante Yuy y dile que necesito reunirme con Lady Une de forma urgente - ordenó la chica, sin poder quitar la vista de las páginas.
Su asistente asintió, todavía al borde de la histeria, y salió corriendo de la oficina, olvidándose de cerrar la puerta. Relena escuchó como llamaba a Heero y balbuceando le transmitía su mensaje, un poco incoherentemente. Pero poco le importaba, mientras comenzaba a leer.
"La conocida ministra de relaciones exteriores, Relena Darlian, no solo es famosa por su trayectoria como defensora de la relación entre la Tierra y las Colonias y por su breve etapa como Reina del Mundo. No hay que olvidar que su nombre real es Relena Peacecraft y es, hasta el momento, la única heredera del reino de Sanc, conocido por sus prácticas pacifistas y cuyos monarcas fueron brutalmente asesinados durante la ocupación de las fuerzas de la Alianza. Ahora con veintiún años, la joven ministra, o deberíamos decir princesa, parece dispuesta a tomar las riendas de su país de nacimiento.
Tras la masacre de Sanc, la joven princesa fue adoptada y criada por el difunto viceministro de relaciones exteriores Darlian, y fue luego de su muerte cuando se enteró de sus orígenes reales. Aunque durante un tiempo retomó el apellido Peacecraft, tras el termino de la guerra en el año 195 D.C, volvió a usar el apellido de su padre adoptivo. ¿La razón? Pues fuentes cercanas nos dicen que…"
- ¿Qué sucede?
La voz preocupada de Heero interrumpió su lectura. Sin poder explicar nada, lo miró con la boca abierta, mientras curiosos sonidos salían de ésta. La verdad es que parecía un pescado boqueando y se veía bastante graciosa. Heero habría sonreído ante ese pensamiento, pero bueno, es Heero.
- Necesito ver a Lady Une - logró responder finalmente.
- La llamaré para ver si puede reunirse con…
- ¡AHORA!
Heero parpadeó. Era la primera que le ordenaba algo a gritos, que él recordara.
- Muy bien, vamos.
Relena pasó como un torbellino a su lado, llevando solamente la revista consigo. Heero miró a Jessica como esperando que le diera una explicación, pero la chica solo negó con la cabeza con cara de pánico. Suspirando, siguió a su protegida antes de que lo dejara plantado y se fuera por su cuenta.
Cuartel General Unidad de Preventivos
Relena entró de golpe a la oficina de Une sin molestarse en tocar la puerta. Heero entró detrás de ella con cara de compungido. Incluso para él era una falta de respeto entrar así a la oficina de su jefa.
- Buenas tardes, Relena - saludó Une, sin parecer molesta (ni sorprendida) por la brusca intrusión - Por tu cara, me imagino que ya viste el reportaje.
- ¡¿Sabes que significa esto?! - preguntó furiosa, botando la revista casi violentamente sobre la mesa.
- Por supuesto. Es la primera fase del plan que hablamos - respondió la mujer tranquilamente.
- Pensé que me iban a notificar cuando tuviera que hablar con la prensa - masculló Relena entre dientes.
- Oh, y lo haremos - le sonrió tranquilamente Une, como si no se diera cuenta de que la rubia estaba a punto de explotar - De hecho, pensaba mandarte un mensaje para que vinieras hoy y discutiéramos la forma de revelar tu deseo de ser reina. Pero ya que estas aquí…
Relena apretó los puños y respiró profundamente para no golpear la mesa. El tono algo condescendiente de Une la estaba llevando al límite.
- ¿Quién fue? - logró decir cuando se convenció de que podía hablar con calma. Por suerte, Une no se hizo la tonta.
- La señorita Catalonia nos debía un favor y se mostró más que deseosa de poder ayudarnos.
- ¿Me estás diciendo que mandaron a Dorothy a parlotear con la prensa sobre mi vida?
Heero sintió un escalofrío en la espalda al escuchar el frío tono de voz de Relena. Si bien ella y Dorothy se topaban de vez en cuando por temas de trabajo, su relación era a lo más cordial y ni por si acaso Relena la consideraba una amiga cercana. Pero tenía sentido, sobre todo pensando en el carácter personal del reportaje y las fotografías de la joven en su época de escolar. Dorothy claramente habría tenido acceso a eso.
- De forma anónima, por supuesto - respondió Une, aún con tono odiosamente tranquilo - Sería muy sospechoso que un supuesto aliado llevara la historia a la prensa.
- En este momento me da igual si es sospechoso o no. ¿Sabes lo invasivo que es esto? Ni siquiera se trata solo de mi. ¡Por amor de Dios, fueron a hablar con mi madre! - exclamó Relena, sin ningún interés en ocultar su enfado.
- Uno de nuestros agentes fue a la casa de Maureen, le explicó la situación y lo que debía decir para la entrevista. Estaba preparada cuando fueron a visitarla.
- ¿Hablaron con mi madre de… de toda esta farsa del matrimonio? - preguntó Relena casi sin voz.
- Por supuesto - por fin, Une habló con un poco más de seriedad - Está preocupada, claro, pero entiende que debemos hacer todo esto con el fin de atrapar a la organización de las Cobras. Se mostró muy cooperadora y estuvo de acuerdo con entregar los detalles de tu infancia que salen en el reportaje.
Relena pareció quedarse sin nada más que decir. Con cara de derrota, se dejó caer en la silla que había frente a Une. No le gustaba que hubieran involucrado a su madre en todo esto, ya que siempre trataba de dejarla algo apartada de lo que era su trabajo, sobre todo la parte más peligrosa de éste. Pero ya estaba hecho. Su madre lo sabía y, más importante aún, todo Bruselas (y muy pronto el mundo) se había enterado de sus supuestas intenciones de ser reina de Sanc.
- Supongo que ahora que ya está en los medios, será más fácil concertar una rueda de prensa para dar mi versión de los hechos y anunciar mis intenciones de matrimonio.
Lady Une asintió, satisfecha de que la chica hubiera entendido la situación. Se había sentido ligeramente culpable por haber ido tras las espaldas de la ministra, pero el trabajo estaba hecho y eso era lo importante.
- Así es. Como te dije antes, había pensado en reunirnos para planificar tu anuncio. Si te sientes cómoda, podemos empezar - esperó que la chica asintiera antes de continuar - Comandante Yuy, avisa a los agentes Winner y Maxwell, además de Zechs y Noin, para que nos juntemos en el auditorio Alpha en treinta minutos. Allí procederemos con la próxima parte del plan.
- ¿La próxima parte? - preguntó Relena, sin estar segura de querer saber a estas alturas.
- Sí. Nosotras pensaremos en el discurso que le darás a la prensa. Después nos reuniremos para exponer a los posibles candidatos. Por favor, Heero, déjanos solas.
Heero alcanzó a ver como Relena palidecía y se frotaba las sienes antes de obedecer y salir de la oficina. No le gustaba la forma en que se había llevado a cabo el plan, pero el resultado era el esperado, así que tampoco ganaba nada con quejarse. Sin embargo, ahora venía una parte que creía que le iba a gustar aún menos.
Con esos pensamientos amargos en la cabeza, sacó su teléfono y llamó a sus compañeros.
Casi cuarenta minutos después, Une y Relena entraban al auditorio Alpha, donde los demás ya estaban esperando. Zechs se levantó y caminó para recibir a su hermana, que seguía algo pálida.
- Lamento que te hayas tenido que enterar así.
Ella asintió sin mirarlo y se sentó, aceptando agradecida la taza de té que Quatre le alcanzaba. Se inclinó para alcanzar el azúcar y le echó dos terrones. Iba a necesitar la glucosa.
- Muy bien - comenzó Une - como bien saben, los agentes Chang, Barton y Po partieron esta mañana a L2, así que no tendremos más información sobre los incidentes de esa colonia hasta mañana al menos. Ahora que la noticia de que Relena tiene como objetivo convertirse en reina de Sanc ya está en los medios, hablamos con nuestro contacto en la prensa y ya está acordado que se realizará una rueda mañana en la mañana para el anuncio oficial. Mientras tanto, debemos avanzar con los posibles prospectos a futuro novio.
- Tengo una pregunta - dijo Relena antes de que Une pudiera seguir - Estos… prospectos… ¿sabrán que en realidad no tengo intenciones de casarme con ellos?
- Lo siento, pero no - contestó su hermano - Es mejor que la menor cantidad de personas sepan la verdad.
Pareció que Relena quería discutir ese argumento, pero al parecer ya había tenido suficiente. Se dedicó a asentir y beber un poco de té. Une lo tomó como una señal para continuar.
- Sé que esto es incómodo para ti, Relena, pero quería que estuvieras aquí al momento de decidir sobre las mejores opciones. Puede que no me creas, pero nos interesa tu opinión - la chica le sonrió con un poco de ironía, pero no dijo nada, por lo que la mujer tomó el control del proyector y lo encendió. Inmediatamente, aparecieron varios archivos, seleccionó el primero y lo abrió. La cara de un joven llenó casi la mitad de la pantalla, una fotografía claramente sacada de un documento de identidad, con la información personal escrita a un lado.
- Este es Kristoff Adamski, 25 años, hijo del embajador polaco Piotr Adamski. Terminó recientemente la Universidad, se especializó en derecho penal con honores. Aparte de un reporte por supuestamente copiar en un examen durante su primer año, no tiene más antecedentes.
- No creo que sea una buena opción - comentó Noin - derecho penal es un oficio peligroso, parecería extraña la relación entre la monarca de un reino pacifista y un abogado penal.
Mientras los demás debatían, Relena observaba la pantalla con la mente a la deriva. Miró la fotografía del joven rubio con cara de simpático, sin creer que estuviera practicamente vitrineando chicos con el fin de mantener una relación con ellos, aunque fuera solo para los medios. Y para rematar, dentro de las personas que la iban a ayudar a tomar la decisión estaban su hermano y Heero. Era morboso y deprimente por partes iguales.
De pronto, se dio cuenta que todos la miraban, como esperando que dijera algo.
- Disculpen, me distraje. ¿Qué decían?
Duo carraspeo como disimulando una risa y Lady Une lo miró con severidad antes de dirigirse a la chica.
- Tu opinión Relena. Para eso estamos aquí.
- Sí, claro. Lo siento - ni siquiera había escuchado lo que habían dicho del tal Kristoff - El embajador Adamski es una buena persona, supongo que su hijo sería… ¿una opción?
- Perfecto, guardaremos su archivo. Ten Heero - le pasó una carpeta al susodicho, quien la miró como si tuviera un montón de gusanos, pero obedeció - Guardalo dentro de la selección de posibles. Pasemos al siguiente…
Y así continuo el desfile de candidatos durante lo que Relena podría decir con certeza fueron los veinte minutos más largos de su vida. Cuando Une dio por finalizada la presentación, la ministra estaba practicamente hundida en su silla. Y no era la única. Zechs tenía cara de haberse tragado un limón y Heero tenía un tic nervioso en la ceja mientras guardaba la pila de archivos con los jovenes elegidos.
- Muchas gracias a todos por su colaboración - dijo Une como si nada - Relena, nos veremos mañana en la entrada del edificio de la ESUN a las ocho y media de la mañana para dar el anuncio a la prensa. Te aconsejo que hoy descanses, mañana será un día duro.
- Eso es un eufemismo - pensó la chica, pero se limitó a asentir mientras se levantaba de la silla y los demás la imitaron.
- No te preocupes Relena - la animó Quatre mientras salían del auditorio - Encontraremos a esa organización antes de que esto se nos escape de las manos.
- Gracias Quatre - respondió ella sonriendole.
- Lady Une tiene razón, querida - agregó Noin - Mañana no solo será la declaración a la prensa, si no que toda la reacción que vendrá después. Creo que por hoy sería bueno que te fueras a casa.
Por primera vez en su carrera, la chica no discutió. Tras una despedida general, le dirigió una rápida mirada a Heero, quien asintió.
- Antes de que se marchen - interrumpió Zechs - tengo algunas cosas que hablar contigo, Heero. No tardaremos mucho.
Heero frunció el ceño, pero siguió a Zechs y entraron nuevamente al auditorio, mientras Relena se quedaba fuera conversando con Noin y los otros dos pilotos. Antes de cerrar la puerta escucharon como se reía suavemente ante alguna broma de Duo.
- Al menos todavía es capaz de tomarse las cosas con humor - gruñó su hermano. Miró a Heero, quien se había apoyado contra la pared y esperaba cruzado de brazos lo que fuera que iba a decirle, y su malhumor aumentó. No iba a negar que respetaba al piloto del 01 y, con el paso del tiempo, habían logrado desarrollar una relación profesional casi cordial. Casi.
Pero no era tonto. Sabía lo que su hermana sentía por Heero (como casi todos) y también se daba cuenta de que el joven no era indiferente a ella. Ahora, porqué no habían hecho algo al respecto despues de tantos años era un misterio para él, pero lo agradecía de todas maneras. No estaba seguro de como reaccionaría una vez que su hermanita le presentara formalmente a un novio.
Pero la situación había cambiado y ya era el momento de hablar con claridad.
- Esto no es fácil para mí, Heero - comenzó a decir, mientras se paseaba por la sala - No voy a mentir, no eres mi persona favorita y yo tampoco soy la tuya.
- Estamos de acuerdo en eso - respondió el joven alzando una ceja.
- De cualquier forma - continuó Zechs, como si no lo hubiera interrumpido - hemos trabajado juntos el último tiempo y creo que debemos hablar con sinceridad. No sé que enredo tienen Relena y tú y no, no trates de negarlo - agregó cuando vio que el joven abría la boca para decir algo - La verdad es que prefiero no saber. Pero desde mañana, mi hermana va a ser el foco de atención de varios jovenes prometedores que buscarán acercarse para conseguir su mano. Y tú seguirás siendo su guardaespaldas. Me imagino que te darás cuenta hacia donde voy.
Heero intentó mantener la cara de serenidad, pero se le hizo difícil. Sí, se hacía cuadro. Relena saliendo con cientos de niñatos mientras el los seguía un par de pasos por detrás. Ugh.
- Exacto. Y si bien todo va a ser solamente una fachada, no podemos negar la posibilidad de que ella conozca a alguien que realmente le guste. No necesariamente para casarse, pero es joven y tiene que experimentar. O al menos eso dice Noin.
- ¿Cuál es tu punto? - preguntó Heero apretando los dientes.
- Mi punto es que no debes poner en riesgo la misión - respondió Zechs con voz dura - No se que se traen ustedes dos, pero si Relena llegase a encontrar a alguien que le guste, no quiero ninguna escena de celos o algo por el estilo. Ni nada que la haga confundirse más de lo que probablemente estará.
Heero mantuvo los brazos cruzados y apretó los puños, lo único que podíoa hacer para evitar romperle los dientes al ex conde relámpago.
- No tengo idea de lo que estás hablando.
- Lo sabes perfectamente. Vive según tus emociones ¿no? - el brillo peligroso en los ojos del joven fue toda la respuesta que necesitó Zechs - Pues bien, esta vez tendrás que mantener tus emociones para ti. La seguridad de Relena y la integridad de la misión son mis prioridades en este momento. No permitiré que se vean amenazadas porque no puedas mantener las manos quietas.
Sin creerse capaz de seguir escuchando y no recurrir a la violencia, Heero se irguió, tomó sus cosas y se dirigió a la puerta.
- Aunque todo lo que has dicho es una estupidez, tranquilo. Jamás pondría en riesgo a Relena ni tampoco a una misión.
- Lo sé - contestó Zechs - Heero, si nada pasa durante este tiempo y Relena termina la fachada, quizás la situación te sea útil para darte cuenta de una cosa o dos. Pero si no, si ella encuentra a alguien más…
Zechs dejó la frase en el aire, dejando que el chico sacara sus conclusiones. Recogiendo también sus cosas, se le adelantó y abrió la puerta.
- Solo lo digo para que te prepares para ese escenario y para la posibilidad de tener que dejarla ir.
Sin esperar su respuesta, abandonó la sala, dejando a Heero en un mar de confusión.
Mansión Peacecraft
- Aquí tiene, señorita Relena - dijo Pagan ofreciéndole una taza de té humeante.
- Gracias Pagan - respondió la chica sonriéndole. Tomó la taza con cuidado y la apoyó en la mesita de centro. Después de cenar había decidido pasar un poco de tiempo viendo televisión, pero la verdad no tenía idea de qué iba la película que estaban dando.
- ¿Sabes si el comandante Yuy ya se retiró? - le preguntó al anciano.
- Creo que sigue en su oficina. ¿Quiere que vaya a buscarlo?
- No, no te preocupes. Ya le buscaré yo.
Pagan hizo una pequeña reverencia y se marchó. Relena tomo un sorbo de té mientras trataba de concentrarse en la película, pero no había caso. Había sido una tarde muy larga, con la sorpresa del reportaje y la espantosa reunión que la hacía pensar estar en un reality show tipo "The Bachelor" o algo por el estilo. Muy surrealista.
Tenía que admitir que muchos de los muchachos que presentó Une eran bastante atractivos y parecían buenas personas. Pero toda la situación era tan extraña, y ni hablar de la declaración a la prensa que tendría que hacer en un par de horas. El estómago se le revolvió de pensarlo.
Sin pensar demasiado, apagó la televisión, tomó su taza y se puso de pie. Casi de forma automática, se dirigió a la oficina de Heero. La puerta se encontraba entreabierta, así que tocó suavemente antes de abrirla. Heero se encontraba en su escritorio analizando unos reportes y se limitó a mirarla brevemente antes de seguir con lo suyo.
- ¿Necesitas algo? - quizás a otra persona el tono frío de voz la habría intimidado, pero Relena estaba demasiado acostumbrada para retroceder.
- No te vi para la cena.
- Cené aquí. Tengo trabajo pendiente.
- Ya veo - contestó ella, aún sin acobardarse - La verdad es que todo lo de hoy me dejó un poco aturdida y pensé que quizás podríamos tomarnos una taza de té o algo así. Conversar un poco.
Heero seguía sin mirarla mientras pensaba qué decir. Sabía lo que tenía que hacer, pero demonios, no le gustaba nada. Además, conocía a Relena, sabía que un simple "no" no la haría cambiar de opinión.
- Ya te lo dije. Tengo trabajo que hacer.
- Lo sé, pero pensé…
- ¿Qué podrías hacerme compañía? - la interrumpió él mirándola con enfado - No creo que entiendas la importancia del papel que tendrás que representar desde mañana. Tienes que parecer que estás buscando a alguien con quien casarte. No sabemos qué tan de cerca nos vigilan las Cobras, pero de seguro les parecerá extraño que en lugar de comprometerte con tu búsqueda, prefieras pasar el tiempo haciendo nada con tu guardaespaldas.
El tono irritado y acusador finalmente hicieron que Relena titubeara y retrocediera un paso.
- No quería…
- Todos están trabajando duro y arriesgándose para protegerte y descubrir la identidad de esta organización. Lo mínimo que puedes hacer es ceñirte a tu papel. A tus pretendientes tampoco les gustará que le prestes más atención a tus sirvientes que a ellos.
Eso último le salió con un poco de amargura, no podía negarlo. Pero había logrado el efecto deseado. Relena tenía una mezcla de tristeza y furia en su mirada. Insinuarle que no se preocupaba por la seguridad de los otros le había tocado el nervio.
- No sé que bicho te ha picado, comandante Yuy, pero me queda claro que estás siendo un idiota - se dio la vuelta para marcharse, pero antes de cerrar la puerta añadió - Y no te preocupes. Cuando llegue el momento, sabré parecer locamente enamorada de quien sea que elijan para esta farsa. No me tomo a la ligera el trabajo del resto, como estúpidamente pareces creer.
Si su respuesta no hubiera sido suficiente para darse cuenta de lo mucho que se había enfadado, el portazo que dio al salir sí que lo fue. Heero suspiró y maldijo entre dientes.
- Maldito Zechs, esta me la vas a pagar algún día.
Otro capitulo que llega a su fin. Pido disculpas si me he alargado un poco, ya en el proximo capitulo si o sí comienza la accion!
Cualquier reclamo, sugerencia, felicitaciones o comentario son más que bienvenidos y tomados en cuenta ;)
Nos vemos!
