(El dia anterior ... en el momento que Jane fue baleado y los paramédicos entran para atenderlo)


Acompáñame a estar solo.

A purgarme los fantasmas...

- Seis .. seis millones novecientos noventa y ocho mil, seiscientos treinta y dos...

Kim Fisher se pasó ambas manos por la cara. Al fin había caído en la cuenta.

Esa era la secuencia numérica que Jane repetía como una letanía mientras estaba en shock por la pérdida de sangre. Se quedo quieto e inmóvil mientras los paramédicos lo atendían y lo sacaban del vestíbulo del hotel a toda prisa en la camilla.

Sean Connor gritaba a todo pulmón, mientras lo llevaban esposado desde la puerta principal hasta la patrulla fuera del hotel, que esperaba que ese rubio idiota estaba muerto porque el iba a averiguar si no lo estaba y lo mandaría matar así tuviera que gastarse hasta el último centavo de su bolsa.

Kim Fisher fue hasta el hombre alto y fornido y le aplicó una patada en la entrepierna, digna de un jugador de futbol americano profesional. Mientras el hombre caía de rodillas, ella aprovechó para advertirle:

- ¡Cállate Connor! ¡Sabemos que formas parte de la mafia y el crimen organizado, así que ve rezando a todo el cielo completo porque si mi compañero se muere, no tendré piedad en lanzar tu triste humanidad a una cárcel de máxima seguridad con todos los delitos que pueda probar en tu contra!

El hombre respiró pesadamente y sacó fuerzas de donde no tenia para responder.

- ¡Al contrario, policía, reza para que ese rubio imbécil en serio esté muerto porque si no, tendrá toda una jauría de mis hombres buscándolo para terminar lo que empecé!

- ¡Llévenselo! ¡Si tuvo las agallas de dispararle a un policía, puede correr sin lloriquear por una patada!

Acompáñame a estar solo...

Kim Fisher se sobrepuso. Cuadró los hombros, levantó el teléfono y se comunicó con Dennis Abbott en el FBI. Lo puso al tanto acerca del estado de Patrick Jane y la amenaza de muerte de Sean Connor hacia el rubio consultor.

- Maldita sea ... Jane va a conseguir su deseo de muerte y ni siquiera quiero saber que va a hacer Lisbon cuando se entere.

- Señor, necesitamos trasladar a Jane a una casa segura después que pase el periodo crítico en el hospital. Sean Connor es un bastardo sin corazón y aprovechará el mínimo momento de descuido si sabe que Jane sobrevivió.

Una luz led se encendió en la cabeza de Dennis Abbott. ¡Eureka!

- ¿Y si Patrick no sobrevive?

- ¡Señor! ¡¿Cómo puede pensar eso?!

- Discúlpame Kim, voy a explicarme. Sabes que he estado detrás de ese imbécil evitando que se suicide por mano ajena tal como era su propósito desde que Lisbon lo dejó. Todos estamos involucrados en mantenerlo con vida y no solo porque cierra casos sino porque el desgraciado, debajo de toda esa fanfarronería y arrogancia, es un buen hombre con un pasado sangriento y una pésima historia amorosa. Míralo de esta forma, todos en el FBI y cualquiera en Texas que tenga un teléfono móvil, sabe lo que pasó hace casi tres meses en el Aeropuerto de Isla Morada y lo que Jane ha estado haciendo para cumplir con su palabra y no matarse el mismo pero si invitar a cualquiera a que lo haga por el...

- Esta bien, Señor, es una buena reseña pero ¿Qué tiene que ver con el asunto en cuestión? Ahora aparte de afanes suicidas, Jane tiene una amenaza real de muerte sobre su cabeza.

Tú en tu sitio yo en el mío.

Como un ángel de la guarda...

- Ahí es donde entramos a tallar, agente Fisher, si queremos matar dos pájaros de un tiro. Llegar a la organización a la que pertenece Sean Connor no es fácil. Muchos policías infiltrados han sido muertos o dejados casi muertos como advertencia que con ellos no se juega pero esta vez, uno de sus miembros tiene una vendetta personal contra el FBI y es lo suficientemente idiota como para gritarlo a los cuatro vientos en un lugar público. Dejemos que piense que Jane murió en la sala de operaciones, hagamos un funeral con agentes encubiertos como dolientes, apostaría mi mano izquierda que va a fugar de la cárcel para asegurar en persona que Jane esta bien muerto y no irá solo. Buscará refuerzos y nos llevara directo a su guarida ya los otros miembros de la organización.

Kim lo pensó bien. Sopesó pros y contras de dicha operación al instante y decidió advertir a su jefe de una falla crucial en su plan.

- Señor, tendremos que avisar a su familia acerca de la situación... y también a Teresa.

- La única forma que este plan funciona es que todos lo crean, agente Fisher.

- Señor, Peter y Samantha Barsovsky van a exigir pruebas de que su pupilo esta muerto y ni que decir de Teresa. ¡Ella es capaz de abrir el féretro en pleno funeral!

No si solo lo saben en el último momento, pensó Abbott.

¿Y si se apagan las luces?

¿Y si se enciende el infierno?

- Déjame a mi la logística de la operación, Kim. Por lo pronto, ve con Jane al hospital y asegúrate de que su pronóstico sea reservado. Recluta a los doctores y di que realizaremos una operación encubierta. Cumple el protocolo y al final del día haz el anuncio oficial de la heroica muerte de Patrick Jane en cumplimiento del deber. No te limites y ensalza al bastardo ... Dios sabe que elogios y lágrimas no van a faltar en el funeral.

Kim Fisher colgó la llamada y suspiró pesadamente. Tenía que preparar todo para el anuncio de la falsa muerte de Jane: rueda de prensa, coludir a los doctores en la operación, pedir a la policía que se lleve a la novia de Sean Connor en calidad de testigo protegido para tomar su declaración y luego buscar una casa segura ...

Maldito trabajo ingrato, pensó la morena.

Por su parte, Dennis Abbott marcó de memoria otro número en su móvil personal. Esperó pacientemente en la línea hasta que una voz directa y estoica contestó.

- Cho.

- Agente Cho, lamento informarle que la operación de Jane y Fisher tuvo un resultado trágico...

- ¿Jane mató a alguien o logró que por fin lo mataran?

- Me temo que lo ultimo, Kimball... necesito que llame a la agente Lisbon y le dé la noticia.

- No.

- ¿No? ¿Esta desobedeciendo una orden?

- No la llamaré para mentirle. Si Patrick Jane estaba muerto, el agente Fisher hubiera llamado a todos los que sabíamos porque Jane tenia un localizador en el zapato, incluyéndolo. No llamada, no Jane muerta. Dígame que esta pasando y obedeceré la orden de mi superior.

A pensar en mí para vivir por ti...

por esta vez.

Dennis Abbott sabia que Kimball Cho era un excelente agente, digno de confianza, inteligente y leal hasta lo sumo pero que también era el guardián auto designado de Patrick Jane y el mejor amigo de Teresa Lisbon. Jamás traicionaría su confianza a no ser que sus prioridades entraran en conflicto y eso era lo que ocurrió en este momento.

Tanto por ser el jefe. Aunque necesito del silencio de Kimball también podría sacarlo del caso hasta que todo pase... no, eso lo haría parecer aún más sospechoso y lo bello de una buena estafa radica en su simplicidad. Aplicaré algo de lo aprendido con Patrick Jane...

- Se lo contare todo, agente Cho pero sepa que no halaga su carrera el cuestionar las órdenes de su jefe directo...

- Me pagan por ser efectivo, no por ser servil. Lo escucho, señor...

Después de terminar la llamada y dispuesto a llevar a cabo la orden de su superior, Kimball Cho tenia un solo pensamiento en mente. Pensamiento que compartían Dennis Abbott y Kim Fisher e incluso el mismo Jason Wylie sin saber todavía acerca del plan titiritesco del Director.

Cuando Lisbon se entere... Dios nos ampare...

Acompáñame.

A quererte, sin decirlo.

A tocarte, sin rozar ni el reflejo de... tu piel a contraluz.

A pensar en mí para vivir por ti... por esta vez.