Capítulo 3:

Benja suspiro, en el estudio se encontraba su padre reunido con el padre de la muchacha que tenía al frente, ella ya había pasado por la transición y era increíblemente hermosa. Sus ojos azules claros dejarían a cualquiera impactado, su cabello color de la zanahoria invitaba a cualquier macho a tocarlo, su rostro, por Dios, su rostro era sacado de esas revistas que su madre solía leer y su cuerpo, era como de portada de Victoria's Secret.

Claro que no había comparación con Sariel, ella era más real, más humana. Vio como de manera delicada la hembra tomaba su taza de té, levantando el meñique, era muy bien educada. Parecía una princesa sacada de esas historias que escribió Shakespeare. Su vestido vaporoso indicaba que pertenecía a la aristocracia, sus zapatos, eran de gamuza, con tacones tan exagerados que la hacían verse más alta que él.

Y qué decir de su maquillaje, no cabía duda que fue hecho por manos profesionales, nunca, nunca en esos más de seis meses había visto a Sariel con algún artilugio como ese, maquillaje, vestidos, zapatos altos. Nunca. Ella era sencilla, rostro lavado, cero carteras brillantes. Nada de pulseras, joyas, solo su reloj. Y la verdad le encantaba esa sencillez, esa facilidad de vestirse, estaba seguro que la hembra frente a él, había pasado horas viéndose al espejo, escogiendo que ponerse, como el, que paso casi veinte minutos seleccionando la corbata.

Sariel, ella solo cogía lo primero que tenía a la vista, dudaba que ella se quede viendo tanto al espejo. Juraba que sí, su amiga era más práctica.

- No me has dicho nada Benjhamien – su voz era suave

- Ah – dudo - ¿Te apetece más te?

- Ya no – la vio cruzar las piernas - ¿te gusta mi vestido?

- ¿Te sientes cómoda en el?

- Si

- Entonces está bien – tomo su te – lo que te haga sentir cómoda

- Que delicado de tu parte – ella sonrió tenuemente - ¿Has conocido a otras hembras?

- S… No – disimulo

- No me ofenderé si has visto a otras, recuerdo que para mí transición, conocí a tres machos.

- Eres la primera Mhariel, no he tenido la oportunidad de conocer a otras

- Qué bueno, espero te complazca mi presencia.

- Si cr…. – su móvil sonó, lo reviso y vio un mensaje de Sariel - ¿me disculpas un momento?

- Si

Camino rápido a su habitación, había dejado escondido el nuevo móvil, por eso le llego el mensaje al antiguo. "llámame Urgente" era su mensaje. Marco el número y rezo para que no fuera nada grave.

- ¿Benja?

- ¿sucede algo?

- Por fin, sabes no quería molestarte pero volví a ver al sujeto pálido

- ¿Dónde estás?

- Eh….

- No me digas que estas en el mac

- No tenía comida en casa

- ¿Está afuera?

- Si, bueno un poco más alejado. Tratare de enviarte una foto

- No te arriesgues, sabes…

Su puerta se abrió y disimulo que arreglaba su corbata, su padre lo miro extrañado.

- Mhariel me dijo que te excusaste – la voz de su padre era seria

- Si, quería revisar si todo estaba bien en mi ropa – reviso más su corbata

- ¿Qué te parece?

- Hermosa

- ¿Te gusto de verdad?

- No podría decirte eso

- Su padre esta de acuerdo con el emparejamiento – el camino sonriendo – nuestras familias serian poderosas, tanto como un Princeps

- Ya veo – se movió un poco ocultando el móvil

- Quiero que hoy mismo la invites a cenar para otra ocasión claro, que empiecen a tener citas

- Padre no quisiera que te adelantes, necesito…

- No tenemos tiempo, a penas pases por el cambio ella será tu shellan

- ¿Al menos le han preguntado si de verdad quiere eso?

- Es una orden de sus padres, se unirán y listo. Ahora ve y cortéjala

- Padre…

- No voy a permitir excusas, compórtate como el macho que eres

- Pero no la amo

- El amor es una tontería, aquí solo importa las alianzas y lazos. ¿O a quien deseas? ¿A esa muerta de hambre humana?

- Padre por favor – Sariel podría estar escuchando – no la conoces

- Esa humana es una mancha en tu vida, si te pedí que la alejes es por eso, mi reputación se vendría abajo.

- Ya no es mi amiga, creí habértelo dicho, por favor no la menciones

- Está bien – su padre llego a la puerta – ve a atender a tu futura Shellan

Suspiro cuando la puerta se cerró, busco el móvil y vio, la llamada seguía activa. Casi temblando llevo el móvil a su oreja, esperaba que ella no este molesta.

- ¿Sariel?

- Lo siento, en verdad no quise causarte problemas con tu padre – escucho la voz triste

- No es tu culpa, lamento que hayas oído eso, no le prestes atención

- Benja – silencio – en verdad lo siento

- Sary por favor – temía que ella lo aleje

- Creo que es mejor que nuestra amistad acabe

- No – sujeto fuerte el móvil – no la acabes, por favor, encontraremos la forma y

- Benja, te están esperando afuera

- Sary – se desesperó – Sary por favor, más tarde te escribiré, aléjate de ese lugar, por favor

- Está bien

- Prométeme que me responderás

- Ah

- Promételo – le exigió

- Te lo prometo, ahora ve y atiéndela

La llamada se cortó y quiso tirar el móvil lejos, odiaba a su padre, en verdad lo odiaba. Se acomodó la camisa y salió de la habitación furioso, quería terminar todo rápido.


Sariel miro su hamburguesa, mientras más la miraba la imagen se distorsionaba, no podía manejar lo que sentía, a pesar de no haber estado ahí, cada palabra le calo el alma. "Muerta de hambre" no lo era, ella no era eso. Dos lágrimas cayeron mojando el pan, después vinieron otras. Por su culpa Benja tenía problemas con su padre, él quería defender su amistad pero no estaba bien, no así. Mintiendo, creando falsos escenarios, no eran más que amigos pero demonios, la idea de que el este conociendo a una nueva mujer la puso mal, tal vez sería una niña millonaria, de esas que pasaban horas y horas en el salón de belleza.

Disimuladamente miro su ropa, nada en comparación a la muchacha que estaba con él. Tal vez usando botas channel, vestidos de Gucci, joyas de Tiffany. ¿Y ella? Un simple reloj de oferta. ¿Qué clase de amiga era para él? Una pobretona, "Muerta de hambre" no, era todo menos eso, ella valía mucho, era profesional, trabajadora, valía mucho. Era sincera, real, no una fantasía.

Podía cocinar, podía lavar, podía cambiar un foco. Era todo lo que un hombre necesitaba, lo que un hombre quería. Era real, autentica. Tal vez no tan sexy, sin muchos atributos pero era real, y se quería, se respetaba. Seco sus lágrimas de mala manera, vió el pan estropeado pero se obligó a comerlo, miro por el ventanal y no encontró al tipo pálido.

Cuando acabo salió, camino con la bici, mirando a los alrededores, quería tomarle una foto, tenía que hacerlo. A lo lejos lo vio, camino en esa dirección, disimulando. Se acercó lo suficiente como para actuar que tomaba fotos, saco su móvil, se paró frente al árbol, miro a la cámara como tomándose una selfie. Puso el zoom para que ese tipo salga y listo. Necesitaba otra.

Algo temerosa se acercó más, casi a solo cuatro pasos, miro la iglesia, hizo que tomaba una foto pero giro un poco el móvil, le quito el flash, el sonido. Fue rápido, tomo la foto justo del rostro completo del tipo. Satisfecha disimulo atarse las agujetas, se agacho y aire la golpeo, el sujeto olía bien, como a bebe. ¿Entonces ese era el olor? ¿A ese olor de refería Benja? ¿Todos lo podían percibir? ¿O solo los vampiros? Porque ella podía percibir un olor entre dulzón y extraño. A menos que esté usando algún aromatizador.

Miro su reloj, no era una hora adecuada para estar ahí, eran más de las once. Con mucho cuidado se enderezo y decidió irse. Las personas estaban dispersándose y que se quede cerca de ese sujeto no era bueno. Camino dándole la espalda, estaba alejándose y decidió girar de reojo como revisando su cadena.

El tipo pareció ver algo y sonrió, casi corrió al darse la vuelta. ¿Qué rayos? Estaba por girar cuando un auto todo negro paso a toda velocidad haciendo que su chamarra se mueva, fue en dirección al sujeto. Se perdieron en un callejón, su corazón latía rápido. Ese auto era negro, le pareció uno de esos carísimos, que solo usaban los gobernadores.

Miro su bicicleta, ¿sería sabio ir a ver? No se gritó, mejor era irse. Subió y manejo rápido. Llegando a la esquina vio a un tipo alto, muy alto, mirando a varias direcciones. Estaba todo de cuero, parecía un asesino a sueldo, esos a los que encargas una muerte segura. Iba a desviar la mirada pero sus ojos se cruzaron, fue solo unos segundos pero le parecieron eternos, sus ojos eran hermosos. ¿Grises? No los noto pero eran brillantes. "Vampiro" le resonó en la mente, era algo loco, algo sin explicación, miro el suelo y disimulo sus zapatillas otra vez. El parecía acercarse, vio sus botas moverse. Ay no, se dijo, ¿acaso se había dado cuenta?

- Cruser – levanto la mirada y vio a Richard "Gracias señor" se dijo

- Hola – se levantó rápido - ¿Qué haces por aquí?

- Sabes que salgo a esta hora, ¿Tu qué haces por aquí?

El sujeto alto paso entre ellos, interponiéndose, demonios, le llegaba al pecho, era demasiado alto. "Pueden ver tu mente" resonó en su cabeza. Instintivamente pensó en muchos pasteles. Esa fracción de segundos le pareció eterna, Richard pareció esquivar al gigante.

- Estaba en el mac – dijo alto – tenía hambre –

- ¿Sola? – Richard miro al espalda del sujeto - ¿Sabes que hay asesinos por todos lados no?

Hizo un gesto al gigante que estaba algo alejado, seguía dándoles la espalda. Siguió pensando en pasteles, en hamburguesas, tenía que salir de ahí.

- ¿Juzgas a los demás por su apariencia? – rio – mal, muy mal

- Claro como tu usas ropa de mocosa, te acompañaré, no quiero redactar tu muerte mañana

- Gracias señor

Camino pegada a Richard, cuando se alejaban giro a ver al sujeto, error. El tipo la estaba mirando, fijamente. "Él lo sabe" resonó en su mente, estaba segura que él sabía lo que ella tenía en su mente. Giro lento y maldijo, ¿La había cagado? Sintió un pequeño dolor en la cabeza, un hincón extraño, pero se puso fuerte, no le dio tregua al dolor, sacudió su cabeza y no perdió la imagen de unos pasteles. Estaban por cruzar la calle cuando volvió a mirar de reojo al sujeto, seguía de pie en la misma posición, seguía mirándola pero ahora tenía una sonrisa. No de esas que muestras los dientes, era una sonrisa de lado.

Hora de irse, se gritó. Acelero el paso y cuando estuvo más alejada suspiro, mantener la imagen de un pastel no era fácil, agradecía que su mente fuera fuerte, por más que Richard le decía cosas, no se distrajo.

- Bien Cruser, llegamos

- Gracias Richard, al menos fuiste amable

- No creas que me hace gracias escribir sobre muchachas asesinadas y violadas

- No me iba a pasar nada – creo, dijo mentalmente

- Pues, yo creo que si

- Dijiste que parezco mocosa, y los violadores no buscan a alguien así, ellos quieren a esas chicas de curvas peligrosas

- El que no tengas curvas peligrosas no significa que no puedas ser atacada, tus ojos ya son muy llamativos

- Muchas personas los tienen así

- Ese miel es demasiado claro, amarillos, extraños, atractivos

- ¿atractivos?

- Si, extraños, además está tu rostro, eres bonita Cruser, sé que siempre te digo lo contrario pero lo eres, eres muy bonita.

¿A qué venia eso? ¿Acaso estaba en plan de conquista? Vio que el miraba arriba y después suspiraba, ¿Quería pasar? ¿Qué?

- Debo entrar – la miro

- Si, entra y descansa – el lucia algo decepcionado

- Gracias Richard, eres bueno

- ¿Sumando la nicotina?

- Si, sumando eso, creo que podría…

No pudo hablar más, él se apodero de su boca. Otra vez la besaba de esa forma salvaje, como aquella vez en esa cita, hace un año. Quiso separarse pero la rodeo, pegándola a la pared, estaba resistiéndose, los labios salvajes de Richard buscaban que los siga pero no podía. Se sentía mal, sucia, por Benja. Pero ¿porque? Ellos no eran nada. "Muerta de hambre" resonó en su mente, cuando esa frase se coló, sus brazos perdieron fuerza, se dejó besar, trato de corresponderle, porque no tenía caso que se alejara, Benja estaba con otra mujer ahora, conociéndola, a su futura pareja.

Ella jamás entraría en esa ecuación, jamás seria considerara algo por los padres de Benja, ni siquiera querían que sea su amiga, mucho menos algo más. Levanto la mano y sujeto el cabello del hombre, era suave. Busco ese consuelo, ese sentimiento que le quite la rabia de no poder ser más para su amigo, no poder ser una novia, aunque no tenía claro sus sentimientos. "Sary por favor" escucho, se separó rápido, ¿Qué estaba haciendo? La voz de Benja la había traído a la realidad, Richard estaba agitado, se pasó la mano por el cabello y suspiro.

- Lo siento debo entrar – giro dándole la espalda – nos vemos

Ni siquiera lo escucho, cerró la puerta principal, corrió al estacionamiento, aparco la bici y vio el auto de su hermano, se acercó y abrió la puerta con la llave. Se sentó en el asiento del piloto y dejo caer su cabeza en el volante. ¿Qué diablo haces? Se gritó, estaba mal, muy mal.

Sintió su móvil vibrar, lo saco y vio que tenía doce llamadas perdidas, todas de Benja. Había estado tan enfocada en pensar en pasteles que ni sintió su móvil, no quería hablarle, no después de haberse besado con otro.

No entendía porque se sentía así, si solo eran amigos pero diablos, sentía que lo había traicionado. Quería lavarse la boca con ácido. El móvil volvió a vibrar, dudo en responder pero lo hizo.

- Sariel, demonios – el grito – pensé que te había pasado algo

- Estoy viva – dijo suspirando – ¿ya termino tu cita? – sonó muy perra

- Si y no era una cita, solo una presentación

- ¿Cómo era?

- Como cualquier mujer

- Benja – quería saber

- Dos ojos, una boca

- No me digas, ¿También dos senos?

- Sariel no veo porque

- ¿Tienes una foto de ella?

- ¿Para qué quieres verla?

- Oye somos amigos, no tiene nada de malo – disimulo – además, tu padre esta entusiasmado

- No lo veo necesario

- Entonces si hay foto, que te cuesta mostrármela

- Te la enviare

- Gracias Benja

Dejo la llamada en espera y cuando recibió la foto la abrió rápido, "Santa Mierda" se gritó, era una diosa griega viva. Hermosa, hermosa. No podía ni articular palabra, pero la foto era de un cuadro, pero rayos, ante ella nunca podría competir. ¿Competir?

- ¿Ya la recibiste?

- Es de un cuadro

- Si, nos dejó su cuadro de familia

- ¿Es rica no?

- Pertenece a la Glymera también

- Diablos, es hermosa Benja, tengo que admitirlo. Imagino que la pasaron bien

- Hablamos

- ¿Solo eso?

- Sí, mi padre … nos programó una cita en unos días

- Ya veo, así que es tu prometida – al decirlo un hueco apareció en su estómago – al menos tendrán bebes hermosos

- No me uniré a ella

- Tu padre no cree eso

- Buscare la forma de no unirme a ella

- Benja, no puedes ir contra tu padre, creo que me dijiste eso

- Pero no la quiero, no puedo

- ¿Entonces cuál es el plan? ¿Huir?

- Si

- ¿Eh?

- Sariel… ¿Huirías conmigo? ¿Serias capaz de renunciar a todo e irte conmigo lejos?

Se quedó muda, ¿Renunciar a todo? ¿En nombre de la amistad? No tenía nada aquí pero dejar su vida para seguirlo, ¿solo por la amistad?

- Benja, no lo sé, somos amigos y

- Lo sé, pero estoy dispuesto a dejar todo y huir de ese destino

- ¿olvidas que quieres luchar?

- No solo en este país está mi raza, en otro lugares también lo están

- ¿Y lo de ser un hermano?

- Tendré que dejarlo, yo

- Benja es tu sueño, no puedes solo dejarlo. Tú quieres ser un guerrero, ser un hermano, huir de los problemas no lo solucionara

- ¿Entonces debo casarme?

- No, tal vez se encuentre otra forma, pero no puedes escapar de tus sueños, nunca me perdonaría arrastrarse a eso, solo porque tu padre cree que soy una muerta de…

- No lo digas, tú no eres eso

- Lo sé, sé que soy valiosa, por Dios si tan solo me conociera

- No creo que lo haga

- Igual, Benja no dejes ese sueño, vamos a trabajar juntos, por este lazo que tenemos, vamos a logarlo, vamos a lograr hablar otra vez en tu reja, o quien sabe dentro. Pero vamos a hacerlo bien, no huyendo como cobardes, porque no hemos hecho nada malo, al contrario, somos muy buenos

- Sabes que eres muy valiente

- Rayos, lo soy – rio – hagamos las cosas bien, tengo un ataque de optimismo increíble

- Siempre eres así

- Gracias, y así ella este hermosa, no me gusta para ti

- Sabía que dirías eso

- Sabiondo

- A propósito, la foto del sujeto pálido

- Ah sí, espera – busco el archivo – te las enviare

- ¿Cuántas fotos tomaste?

- Tres

Le envió el archivo, recibió el mensaje de enviado y espero en línea. Escucho un "Diablos" y después que cerraban una puerta.

- No puedo creer que te hayas tomado una foto a su lado, ¿Estas demente?

- ¿has escuchado alguna vez eso sobre que hay que tener a los amigos cerca y a los enemigos más?

- Ellos no son tus enemigos

- ¿Cómo qué no? Son los tuyos, por ende los míos y si puedo hacer algo, lo hare, además soy algo como periodista

- Sonaste tan bien, pero no te vuelvas a arriesgar así

- ¿Son esos que dices? ¿Lesser?

- No sabría decírtelo a ciencia cierta, parece pero nunca vi uno

- Olía raro, entre dulce y extraño, no sé si será porque me lo dijiste y mi cerebro lo asocio o porque en verdad olía así.

- Puede ser, tendría que mostrarle la foto a alguien mas

- ¿Tu padre?

- Pero me preguntara cuando la tome, investigara mucho

- ¿Algún amigo?

- Indagare, si resulta ser positivo, tenemos que tener cuidado y tú, más que nada, no te arriesgues

- Está bien, de las tres una está más nítida

- Si, la tercera, diablos, es como si posara para ti, eres buena fotógrafa

- Gracias – sonrió – sabes que estoy contigo en todo Benja

- Lo se Sariel, también lo estoy.

Se quedaron en silencio, como si necesitaran decirse algo más pero no podían. ¿Sería bueno decirle del tipo? ¿Decirle del beso?

- Ve a descansar, es muy tarde, mañana trabajas

- Está bien – toco el volante – aunque suene raro, descansa, aunque es día para ti

- No me he sentido bien, aprovechare en descansar

- Hazlo, buena noche

- Buena noche Sariel

Cortaron y miro el móvil, tenia de fondo de pantalla a una calavera, tal vez si ponía una foto juntos se sentiría menos culpable. Pero no tenía ninguna, no se les había ocurrido tomarse una foto, la próxima vez que se vean lo haría. Cerró el auto y subió las escaleras, abrió la puerta y el silencio y oscuridad la recibió. Colgó su morral y fue directo a la cocina, se sirvió agua de grifo y bebió.

Sola, estaba sola. Como siempre, "Renunciar a todo" renunciar a su vida para irse lejos con su amigo, ¿podría? Tal vez si, tal vez si podría hacerlo. Se ducho y al rato estaba mirándose al espejo, recordó la foto de la muchacha, nada en comparación. La otra era hermosa, delicada, una muñeca. Ella era gorda, sin curvas, con imperfecciones, bueno no tantas. Solo podría usar como atributos su ojos, se los miro, sabía que eran claros pero nunca pensó que tanto. Ahora se daba cuenta que eran amarillos, como de los gatos, su padre no los tenía así, su hermano menos. Tal vez lo heredo de su madre, esa mujer a quien no conocía. Tal vez también heredo el color de su cabello, ya que su padre lo tenía rojizo, ella marrón claro. Las pecas, era tediosas, deseaba cubrírselas, pero no sabía cómo usar una base de maquillaje.

Miro sus manos, normales, con cicatrices, sus uñas cortas, sus brazos, sus senos. No era la gran cosa, no era nada. Tenía que detener la autocompasión, no le hacía bien. Se colocó la toalla y fue al armario, tal vez era hora de usar algo diferente.

Vio la fila de los jeans, casi todos del mismo color. No tenía blusas, solo dos pero eran de verano, miro los zapatos, puros All star y botines. ¿Cómo podría combinar botines y una blusa? Agregando los Jeans. Que complicado, se maldijo por nunca comprar algo diferente. Pero tenía que hacerlo, no podía vestir siempre como rockera, tenía que lucir seria si quería conseguir un ascenso y conseguir que los padres de Benja la acepten, así solo sea como una amiga.