Esta historia no me pertenece, es de la gran autora Alexa Riley, además que los personajes con de las grandes artistas de CLAMP, por favor disfruten tanto como yo de leerla y escribirla.
Capitulo Tres.
-Syaoran-
—Toma una siesta, Reed.
Es jueves por la tarde, y mañana tenemos nuestro primer juego contra los Badgers. Su defensa nos va a matar si mi mariscal de campo no hace las jugadas. Después de una práctica difícil, los chicos están cansados pero listos. Creo que todos estamos sintiendo la adrenalina del primer juego de temporada y tengo mis dedos cruzados. Es mi primer partido como entrenador. Los mandé a todos a las regaderas mientras hablo con mis entrenadores asistentes, para estar seguro que todos están listos, dándoles tareas para revisar esta noche. Este no es solo un gran partido para la escuela, lo es también para mí. Quiero demostrarles a todos que estos chicos tienen lo que se necesita. Siendo este mi primer trabajo como entrenador, algunos medios están obligados a estar aquí y si hay cazatalentos viendo, quiero que estos chicos tengan la mejor oportunidad para sobresalir. Cuando caminé a través de las puertas dobles de los vestuarios, me dirigí hacia mi oficina, que está a un lado. Pasé una hilera de casilleros y me detuve cuando escuché el nombre de Sakura.
— ¿Quién iba a saber que a Sakura la pequeña tonta podrían crecerle de esa manera? Nunca imaginé que una playera de Harry Potter podría ocasionarme una erección. Apuesto que ese coño es virginalmente apretado.
— ¡Oh sí! Aun nadie ha estado con ella. Mi plan es conseguirla la primera noche del sábado después del baile de bienvenida. Será toda mía.
Tomo todo de mí no destrozar los casilleros que me separaban de los chicos que estaban en el otro lado. Escuché a uno de los más jóvenes, Tachibana, pero sabía que era Yue Reed el que estaba hablando de follársela. Debí haber ido ahí y golpearlo, pero mis puños están cerrados y estoy sujetando tan fuerte el libro de jugadas que voy a romperlo a la mitad. No puedo golpear a un estudiante, no puedo golpear a un estudiante, no puedo golpear a un estudiante, continuaba gritándome en mi cabeza una y otra vez.
—Vi el chupetón que le dejaste en su cuello. Bonita forma de marcar tu territorio, Reed.
Escuché que le daban una palmada en la espalda.
—Oh sí. Les haré saber a todos que ella es mi propiedad. No puedo dejar que alguien tenga su virginidad antes que yo. Jodidamente amará cuando se la chupe. Aunque le gusta que la chupe en todas partes, sabes a que me refiero.
Mi visión se volvió borrosa, parpadeé un par de veces, tratando de dejar de ver rojo. He tenido todo lo que puedo soportar, así que caminé fuertemente rodeando los casilleros. Cuando di la vuelta, todos me voltearon a ver, pero mis ojos se centraron en Yue.
— ¡Reed, de pie!
Mi voz hizo eco en los vestidores y él se levantó rápidamente de la banca viéndose asustado. Bien. Debería sentirse asustado. Quiero rasgar su cara pero me controlo. No puedo ir a la cárcel porque entonces estaría sin Sakura y él no se la merece.
—No quiero volver a escuchar ese tipo de conversaciones aquí, ¿me entiendes, muchacho?
Asintió nerviosamente, pero esperé por una respuesta.
—Si entrenador Li.
—Quiero que regreses al campo. Estas corriendo vueltas al campo con el entrenador Yamazaki y una vez que crea que es suficiente, vas sobre el libro de jugadas de principio a fin. Luego vendrás a repasarlo temprano con él. ¿Entendido?
—Sí señor.
Se veía derrotado cuando caminó pasando a mi lado, retirándose de los vestidores, pero me importaba una mierda. Me giré a los otros jugadores y aventé el libro de jugadas sobre la banca.
—No sé qué clase de basura soportan en vestidores, pero eso está terminado. Si escucho algo de nuevo como esa conversación, van a estar calentando la banca de suplentes en el siguiente juego.
Todos me miraban con los ojos muy abiertos, pero estoy más que enfurecido. Sabía que era porque estaban hablando de Sakura. Esa clase de plática siempre pasa cuando los chicos están juntos, no solo en los vestidores. Pero estaba ciego de ira y no me importaba.
— ¿Está claro para todos?
—Si entrenador Li —
Dijeron al unísono. Levanté mi libro de jugadas, irrumpiendo en mi oficina, dejándome caer sobre mi escritorio. Ella se había metido tan abajo de mi piel que la sola mención de su nombre era todo lo que se necesitaba para enviarme sobre el borde. Ese pequeño reclamo de que le había marcado. Esa marca era mía. Ella es mía. La había puesto sobre ese cuerpo primero. Era el primero que había entrado en su bonito y dulce coño. Me tenía capturado. No era solo un pequeño cabrón tratando de obtener su virginidad. Me estoy enojando, pero no puedo evitarlo. Chequé mi reloj y vi que su última hora de clase del día estaba terminada. Averigüé su horario en la escuela de cómputos, memorizándolo y sabía que debería de estar cerca de casa. Tomé mis llaves de mi escritorio, habiendo ya tomado una decisión.
Salí de los vestidores y del campo y vi al entrenador Yamazaki dirigiendo a Reed. Le hago una seña con la barbilla mientras me acerco y él camina con los brazos cruzados.
— ¿Cuántas vueltas necesita?
—Suficientes para recordar lo que pasó ahí dentro, pero no las suficientes para que no pueda jugar mañana.
— Suficientemente justo.
El entrenador Yamazaki dio vuelta de regreso al campo y vio a Reed corriendo una vuelta. Llegué afuera de mi camioneta y golpeé la puerta, encendí la camioneta y aceleré. Tengo que llegar a Sakura. Tengo que verla en este jodido segundo para calmar a la bestia dentro de mí.
Tomé el camino secundario para llegar a la casa de Fujitaka y Nadeshiko, manejando tan rápido como puedo. Cuando me detuve en la entrada, agradecí a Dios que ninguno de ellos estuviera en casa. No deberían volver hasta dentro de unas pocas horas, pero no se puede ser demasiado cuidadoso. Salté fuera y pasé el Honda rojo de Sakura que estaba en la cochera mientras corro dentro de la casa a buscarla. Paseé por la cocina y la sala, subí por las escaleras de dos en dos. Cuando llegué a su puerta, no me molesté en tocar. Solo empujé la puerta para abrirla.
Estaba parada ahí en una playera suelta que decía "corro porque Gandalf me lo dijo" y unos pantalones cortos de corte ancho. Tenía un lápiz a través de un moño desordenado en el pelo y sus grandes lentes, los cuales estaban cayendo hacia la punta de su nariz. Esta más hermosa cada vez que la veo y ahora mismo no quiero nada más que tomar lo que alguien dijo que no era mío.
Pateando la puerta para cerrarla detrás de mí, la alcanzo de nuevo para cerrarla con seguro, por si acaso. Ella, lentamente se aleja de mí hasta que sus piernas pegan contra su cama. La seguí sigilosamente, con pasos cuidadosos. Quería que me viera acercarme. Esto no era un engaño o una sorpresa; vine a aquí a tomarla.
— ¿Qué pasa Syaoran?
—Ese pequeño estúpido de Yue Reed estaba extendiendo rumores sobre ustedes dos y yo por casualidad lo escuché.
Di otro paso y trata de retroceder aún más, pero se ha quedado sin espacio.
— ¿Qué fue lo que dijo?
Preguntó con sus ojos muy abiertos.
—Dijo que él había dejado esa marca en tu cuello. Dijo que tu coño aún era virgen y que iba a conseguirlo en el baile del sábado en la noche. ¿Sabes algo de eso?
Cuadró sus hombros y puso sus manos en la cadera.
— ¿De verdad me estás preguntando eso? Fuiste quien puso el chupetón en mi cuello para que todo el maldito mundo lo viera. Y estoy muy segura que ambos estábamos la primera noche que... mmm... cuando perdí mí... tú sabes...
Pierde el ímpetu mientras trata de decir que fui el primero en entrar en ese pequeño coño.
— ¿Quieres decir cuando entré por primera vez? ¿La noche en que entraste a mi cuarto y rompí tu virginidad y tu sangre estaba regada por todo mi pene?
Su cara se volvió de un rojo brillante y miró hacia otro lado, asintiendo con su cabeza. Me puse frente a ella y tomé su barbilla, haciéndola que me mirara.
—La mejor noche de toda mi jodida vida, bebé.
Me incliné hacia abajo y tomé su boca, devorándola con mi beso. Me agaché, jalando hacia abajo sus pantalones cortos y pantis, empujándolos por su cadera hacia el suelo. Rompí el beso lo suficiente para quitar su blusa y su bra. Mi meta es tenerla desnuda lo más rápido posible.
Cuando está completamente desnuda para mí, empujo su cadera, haciéndola caer sobre la cama. Tomé sus piernas y la jalé hasta ponerla en la orilla, lanzando sus pies sobre mis hombros y usando mis dedos para abrir los labios de su coño. Me hundí en ella, frotando su coño por toda mi cara. Quería su esencia sobre mí cuando la follara, así que froté su dulce miel sobre mi nariz y boca. Quería estar cubierto en su pegajosa dulzura para poder oler su coño mientras la follaba. Empujé dos dedos dentro de ella, frotando su clítoris mientras la lamía y la chupaba. Necesitaba un orgasmo rápido y luego estaría suave y lista para mi pene. Quería sus líquidos en mi pene mientras la follaba duro, y para eso necesita al menos un rápido orgasmo. Toqué su punto G y chupé su clítoris mientras montaba mi cara duro.
Jaló de mi pelo en sus dos manos, follando mi cara como una puta caliente. Saber que nunca estuvo así con nadie, me excitaba más. Solo yo la había visto de esa manera. La trabajé aún más duro, gimiendo contra su dulce coño. No toma mucho tiempo antes de que se esté corriendo en mi cara, goteando su dulce miel, cubriendo mis dedos. Cuando los saqué, los vi cubiertos del pegajoso jugo, así que me incliné hacia arriba frotándolos sobre ambos pezones. Quería que sus tetas también supieran como su coño. Sabe tan jodidamente bien como para que solo tenga ese sabor en un solo lugar. Deseo que todo su jodido cuerpo sepa igual que su dulce coño.
Me desvestí rápidamente, manteniendo el trasero de Sakura colgando en la orilla de la cama. Una vez que estoy desnudo, levanto sus rodillas, abriéndola completamente para mí. Alineo mi pene y doy una estocada hacia su calor. Ella continúa estando virginalmente apretada y sigo pensando que en algún momento se abriría. Pero está tan lejos, es casi como si cada vez que estoy dentro de ella estuviera más cerrada. Su coño está preparado y mis embestidas hacen un sonido más fuerte.
—Maldita sea, Sakura. Estás tan apretada y dulce. Dime a quien perteneces, bebé. Voy a venirme dentro de ti de nuevo. Necesito que me digas quien es el dueño de este coño.
—Tú lo eres entrenador, soy tuya.
Me agacho, metiendo su hinchado pezón dentro de mi boca, saboreando los jugos de su coño en él. Gimo y empujo dentro más fuerte, tocando fondo contra su cérvix. Sé que aún no está tomando nada de protección y la estoy montando al natural. Su coño sin barreras está ordeñando mi semen, empezando a salir. El pensamiento casi me hace terminar. Si la embarazo, no hay forma de que no pueda ser mía.
— ¿Quieres que te embarace, cierto?
Los sonidos del golpeteo se hacen más fuerte mientras ella se pone más mojada. Mis palabras hacen que sus líquidos escurran hasta su trasero y el piso de cuarto.
—Joder, te empiezas a chorrear cuando hablo de dejarte embarazada, ¿no es cierto? Oh, realmente lo deseas, ¿no?, aunque probablemente debería salirme.
Me salí, midiendo su reacción. Movió sus piernas alrededor de mi cintura, reteniéndome y me empujó hasta el fondo dentro de ella. Miré hacia abajo y juntó sus grandes tetas, ofreciéndome sus pezones, rogándome por chupar la crema de su coño lejos de ellas.
—He escuchado que si me vengo mientras estas dentro de mí, eso abre mi cerviz y puedo tomar más de tu semen.
—Mierda.
Sus palabras son mi perdición y bajo, chupando uno de sus pezones saboreando su coño en él mientras empujo fuerte una última vez. Eso es suficiente para llevarla al borde y siento su coño pulsando, ordeñando mi pene y succionando mi esperma dentro de él. La tomé por la cintura, haciendo cucharita llevándonos a la cama, pero sin romper nuestra conexión. No teníamos mucho tiempo y quería estar a su lado el mayor tiempo posible. Me sostiene sobre su pecho y acaricia mi cabello. Podría dormir de esta manera pero trato de no hacerlo. Quiero disfrutar los pocos momentos en silencio que tenemos juntos, solo siendo nosotros. Nadie más molestándonos y nadie más por quien estar preocupados. Beso su cuerpo y lo acaricio lentamente. Sigo estando duro dentro de ella y me muevo lentamente, ya sin la urgencia que tenía antes. Apoyándome en mis codos, bajo la mirada a sus ojos verdes y cepillo unos pocos mechones castaños lejos de su cara.
— ¿A quién perteneces?
—Soy tuya, Syaoran. Siempre.
— Y ¿a quién pertenezco yo?
Sonríe tanto que en sus mejillas se muestran dos grandes hoyuelos.
—A mí.
—Muy cierto, bebé. Solo somos tú y yo. El resto de esta mierda podemos resolverla. Sé que he estado distante, pero no es porque no me importe. Solo necesito tener un plan sobre lo que necesitamos hacer. Continúo sin saber qué, pero estar sin ti, no es la respuesta. Solo necesitamos ser cuidadosos un poco más. Tendré mi propio espacio y eso hará las cosas más fáciles.
—Me graduaré antes, eso también ayudara.
Asentí, ya sabía que eso sería hasta diciembre.
—Solo necesitamos ser cuidadosos y mirar por donde pisamos hasta entonces.
Asiente en acuerdo, levantándose para tomar mis labios. Le regresé el beso, profundizándolo y empujando dentro de ella. La quería al menos una vez más, antes de que sus padres llegaran a casa. Sakura rompió el beso y miró hacia mis ojos y un rubor cruzó por sus mejillas.
— ¿Qué te propones?
— ¿Podemos hacerlo en estilo perrito? Escuché que de esa forma era más sencillo quedar embarazada.
Sus palabras me pusieron duro al instante incluso más que antes. Mi pene se sacudía dentro de ella, listo para sembrar mi bebé dentro de su útero. Odié dejar su calor pero me salí y rápidamente la giré boca abajo, jalando su trasero hacia arriba en el aire y empujando su cabeza hacia abajo a la almohada.
—Mantente así después de que eyacule para que baje hacia tu cerviz.
Asintió desde la almohada y me empujé dentro, su coño listo para ser bañado con mi semen. La follé duro, de esta manera, montando su coño como si una preciada yegua comenzara a cruzarse. Me incliné sobre ella, quedando de pie como un animal y entré duro. Gimió en la almohada, amando el trato rudo y mordí su espalda, dejando mi marca en ella. Sentí su coño comenzar a apretarme y sabía que se estaba viniendo. Estaba abriendo su vagina para mí, empujé, la sostuve y la llené de mí.
Una vez que ambos recuperamos el aliento y pasamos nuestro orgasmo, me salí y me acosté a su lado. Besé su cara lentamente y acaricié su cuerpo, mostrándole lo mucho que me importaba. Mantuvo su trasero en el aire hasta que le dije, dejando que mi semen se quedara dentro y echara raíces. Si no está ya preñada, lo estará pronto. Malditamente me aseguraré de que esté atada a mí de cualquier manera posible.
