« V »

Él nunca fue alguien que se rindiera fácilmente. Cuando algo no le salía volvía a probar hasta dar con el resultado deseado. Al menos, nunca se había topado con un dilema realmente grande. Nunca hasta esa tarde.

Sentado frente a su ordenador sin hacer nada más que teclear instintivamente el ratón sin presionarlo realmente. No entendía sus emociones. Se sentía angustiado, desesperado, preocupado, pero también feliz y emocionado.

Amor, un sentimiento tan complejo, difícil de descifrar, pero presente en todas las personas. Algo que ni la propia ciencia podía explicar del todo.

¿Es eso lo que siente? ¿Lo que siente es amor? Se preguntó cuando volvió a mirar la pared de su habitación por quinta vez en el día. No podía concentrarse, no podía escribir lo que quedaba de su investigación porque todo lo que venía a su mente era ese rostro decepcionado del de cabello bicolor.

¿Por qué no lo detuvo? ¿Será porque se quedó sin palabras, sin saber qué responder en ese momento? Demasiado perdido. Ignoraba siempre lo que esa atracción peligrosa había formado.

Se había dicho millones de veces que esa búsqueda de la persona era solo porque le parecía alguien interesante. Y porque tal vez, esa ocasión que se topó con su figura entre las calles, viéndolo entrar a ese casino de gente rica, supo de inmediato que se trataba de ese niño que conoció años atrás. Por curiosidad, comenzó a investigar. Hasta esa noche en que finalmente decidió acercarse. No lo reconoció en absoluto.

– Agh, ¿Qué es lo que me pasa? - Tomó el teléfono donde había algunos mensajes de Taiju, abrió la aplicación y justo por debajo del chat estaba su última conversación con Gen. Miró su foto de perfil un buen rato. Sonriente, feliz, al lado de una persona que él no conocía. ¿Sería un amigo?

Ahora que lo pensaba, casi siempre hablaba de él mismo. De él y las cosas que se le venían a la mente día tras día. Eran pocas las veces que Gen le contaba algo de su vida personal más allá de sus días en el trabajo. Sabía tanto y a la vez tan poco que ello le molestaba.

Soltó un largo suspiro, pensó en que podría enviar un mensaje, hablar con él y llegar a algo. ¿Cuáles eran las posibilidades de que el mentalista quiera seguir con la amistad y olvidar la declaración? Conociendo su personalidad, el porcentaje no llegaba ni a dos dígitos.

Abrió el chat para escribir algo, pero nada. Escribía las palabras sin encontrar el mensaje correcto. Soltó de nuevo un suspiro pesado. Quizá solo tenía que enviar el saludo casual de siempre.

Hola, ¿Qué tal estuvo la grabación?

Esperó unos minutos, no había respuesta. Sus manos apagaban y encendían la pantalla en momentos. Lo más seguro es que se moleste e ignore el mensaje, bien podría bloquear el contacto.

Y así lo hizo...

Apenas las líneas se colorearon en azul, la foto del perfil desapareció. ¿Debería pedir un consejo a alguien? Preguntó con sus amigos cercanos si alguno estaría disponible el fin de semana. Pero al parecer ya todos tenían qué hacer.

Estoy libre, hace tiempo que no conversamos.

¿Pedirle ayuda al tipo que se clavaba en la ciencia igual que él? Tal vez no era mala idea, seguro sabría más del amor que él mismo.

Así es como quedaron de verse en el bar de siempre. Apenas pidieron unas copas las pláticas de ciencia comenzaron. Al doctor era claro que le fascinaba el tema. Senku también hacía lujo de sus conocimientos. En otro momento hubiera sido bastante divertido, pero al notar la mirada caída en el joven, Xeno prefirió callar la elegante plática que estaba dando.

– Senku. No me has llamado solo para hablar de temas triviales. ¿Soltarás de una vez qué es lo que te tiene de esa forma? - El nombrado solo miró a su bebida buscando las palabras correctas. Había llegado el momento de hablar. Esperaba que el mayor no se burlara.

– ¿Cómo saber si te has enamorado de una persona? Me lo he cuestionado estos días - Sabía bien que amor y atracción no eran lo mismo. Por ello necesitaba resolver ese planteamiento en su mente.

– ¿Problemas amorosos? - Senku soltó un suspiro sin ganas de hablar de ello realmente. - Amor... Déjame ver... ¿Cuáles son tus reacciones al estar junto a esa persona? -

– A veces, siento bastante curiosidad a su persona - No mentía. Asagiri Gen ocupaba sus pensamientos la mayor parte del tiempo, cuando no pensaba en alguno de sus experimentos, claro. - Cuando sonríe, e incluso cuando no lo hace, me encuentro viéndolo por un largo rato - Y siempre se ha dicho, que es solo la atracción y curiosidad. El mayor le dio un último trago a su copa y miró al joven de frente.

– Enamorarse parece algo tan fácil y complicado a la vez. ¿Cómo darte cuenta si amas a esa persona? A veces ni siquiera hace falta preguntárselo, las respuestas vendrán en su momento - Miró la copa vacía con una expresión apenas nostálgica. Su rostro siempre parecía tan sereno, pero a veces era una caja abierta con sus emociones.

– ¿Es eso lo que pasó? - Sabía bien del tema al que se refería. ¿Era un buen momento para soltar cosas del pasado? Tal vez.

– Cuando Stanley se me declaró hace unos años... también me cuestioné cuáles eran mis sentimientos. No me di cuenta de lo intenso que era hasta que se alejó de mi lado. No pude siquiera darle una respuesta - El tema aún era duro. Para un hombre como Xeno que siempre sigue un objetivo, nunca habría pensado que todo ello le distraería de lo que pasaba a su alrededor.

– ¿Aún no regresa de la militar? -

– Ya sabes, se fue a Estados Unidos. Yo elegí quedarme. De todas formas, este es su último año, regresará para diciembre, tal vez - Y un tal vez porque existía la mínima posibilidad de que no regresara.

– Pero... eso significa que aún tienes la oportunidad de confesarte ¿Estoy en lo cierto? - Xeno quedó en silencio al igual que el joven. La respuesta a aquellos líos amorosos parecía tan clara que asustaba.

– Temo imaginar los posibles escenarios. El que llegue y diga que se enamoró de alguien más. Después de tanto tiempo puedo deducir que incluso ya pudo haberse olvidado de ese sentimiento -

– Por lo que siempre has hablado de él. Creo que es más probable que siga estando a tu lado sin importar qué. Stan no dejaría de lado su lealtad por ti -

– Y estás en lo correcto. Pero no será lo mismo una vez que esa persona se te declaró. Lo más común es aprender de lo que sientes, si no te imaginas ese futuro entonces solo queda apartarte para siempre - Aquel comentario lo hizo pensar. Alejarse, no podía ser esa su solución, pero tampoco podía lastimar a esa persona.

– No quiero eso. No sé si lo que siento es realmente esta tontería que llaman amor, pero no puedo pensar en alejarme por siempre -

– Entonces lucha por esa persona -

– Luchar... - Como un duelo... La luz luminosa que le había hecho falta esos días había brillado de repente. - Kukuku, creo que ya lo tengo -


« VI »

Noche animada en el casino. Estaba todo repleto. Ahí estaba él. El chico de cabello oscuro que tanto había ocupado sus pensamientos. El albino se acercó hasta la mesa donde se encontraba. Tal parece que habían terminado una ronda.

– ¿Me dejarían unirme? - Preguntó una vez estando frente a ellos.

– Claro, nunca hace mal otro jugador - Aceptó Uei por el resto del grupo. Asagiri quedó en silencio, viendo con atención cómo el responsable de sus recientes decaídas tomaba asiento junto a sus compañeros.

Parecía tan tranquilo, mientras él pensaba en levantarse e inventar una excusa para irse. Lo que sea menos estar frente a ese tipo. Sintió una mano posarse en su hombro, Ryusui se había acercado a la par.

– ¿Qué hace él aquí? - Preguntó en un susurro tras su oreja. - ¿Quieres que lo saque? - Gen miró al peliblanco que recibía sus fichas de juego. Negó la pregunta de su amigo.

– You lo invitó a jugar, no es un problema - Respondió intentando sonar lo más despreocupado. Por dentro sus emociones estaban confundidas. Ryusui lo sabía, conocía bien a su amigo.

Analizó al sujeto buscando desnudar sus verdaderas razones para estar ahí. Gen no tenía mal ojo, el hombre sí que era atractivo y misterioso. Difícil de entrar a su mente.

Conectaron miradas, el rostro de Senku se puso serio, más aún cuando sus ojos vagaron por ese toqueteo que el rubio estaba haciendo sobre el brazo del joven mago. Un movimiento demasiado sugestivo a su parecer. Ryusui sonrió con arrogancia, una que hizo al científico sentir un hormigueo burbujear en su garganta.

– ¿Crees que yo también pueda unirme a esta ronda Mon Cheri? - Acarició tras el cuello del mentalista, quien no se inmutó porque sabía cómo era el rubio. Aunque no se podía decir lo mismo del joven que miraba atento ese movimiento.

Sin esperar una respuesta, se sentó a la par del mentalista. ¿Quién era realmente el tipo extraño que le robó el corazón a su amigo? Y que además tuvo el descaro de romperlo. Lo descubriría esa noche.

Senku sabía que aquel tipo quería provocarlo. ¿Cuáles eran sus intenciones? Le dio una sonrisa, una que lo desafiaba a ese juego. Ryusui lo entendió de inmediato, se sintió igual de emocionado.

– Empecemos -

La mesa de juego parecía un campo de batalla. Uno del que Gen no quería ser partícipe. Su mente estaba muy distraída, su mirada vagando entre su mejor amigo y su ex-amigo(?

Revolvió la baraja en su mano. Actuaba con algo de torpeza, no podía concentrarse, no con esa presencia que lo miraba fijamente.

Sintió una mano en su hombro. Ryusui le dio una sonrisa despreocupada y él relajó sus movimientos. Solo tenía que actuar igual que siempre. Eso es todo.

Repartió los pares de cartas, con una rapidez casi envidiable. Iba a demostrarle al peliblanco que esa era su zona, él no era nadie para burlarse de él.

You colocó diez fichas en la mesa, el juego comenzó. Tenía un par de cuatros, pero la suerte no parecía ir a su mano. La primera carta era un seis de tréboles, segunda vuelta, Senku dio más fichas y Gen se sumó a la cantidad, al igual que su amigo.

En la primera ronda, Ryusui ganó con una tercia. Tercera ronda, Senku ganó con un par de ases y otro de nueves. Sexta ronda, la victoria del pelinegro con una línea de color. A la octava decidieron tomar un descanso un descanso, Ryu y Senku habían empatado con tres victorias cada uno.

Gen decidió tomarse un respiro, el ambiente se había vuelto realmente tenso. Se alejó de la mesa mientras llamaba a su amigo policía para tomar un trago y salir de la incómoda situación. Mientras, aquellos dos restantes se miraban sin decir una palabra.

– ¿De qué crees que hablen? - Preguntó el policía observando aquella tensión que había intentado evitar durante todo el juego. Gen miró al par, esperaba que su amigo no soltara ninguna tontería.

Senku observaba al sujeto que tenía a solo un metro de distancia. El cual no dejaba de alagar sus manos expertas.

– Hablo en serio, eres bueno. Podría invitarte de nuevo otro día - Intentando abrir conversación, era Ryu quien buscaba indagar primero en el sujeto.

– Debo negarme. Juegos como estos no son realmente mi ambición - Ignoró el menor esa provocación. El mayor decidió ir directo entonces.

– ¿Por qué has venido? Alguien como tú no vendría a apostar solo porque sí - Senku arqueó una ceja en interrogación. ¿Quién se creía él?

– Solo quería ver a una persona. Es todo... - Y supo que no debió decirlo cuando escuchó esa molesta carcajada.

– Pff, ¿Te refieres a Gen? Lo siento amigo, pero él ya está conmigo - Gen observó a lo lejos, algo no andaba bien. Decidió acercarse para desviar la conversación que estuvieran teniendo, porque sin duda el joven universitario no se notaba nada feliz.

– Mientes - Soltó casi en un tono de muerte. Nunca se le ve al peliblanco enojado realmente con algo, pero en ese momento lo estaba.

– Si mintiera entonces ¿por qué haría algo como esto? - Tomó del brazo al mentalista que apenas se acercaba y clavó sus labios a penas en las comisuras del contrario. Fue tan sutil y rápido que Senku apenas reaccionó cambió su semblante a uno bastante serio.

– Ya basta - Tomó la mano del pelinegro que apenas salía de su trance, lo llevó hasta una zona más silenciosa por detrás del bar donde no había casi nadie. Gen tiró de su brazo para zafarse del agarre. ¿Quién se cree que es?

No pudo reaccionar cuando los labios del más joven se posaron sobre los suyos. Un contacto tan suave, que tal vez ambos habían deseado con desesperación desde hace mucho tiempo. Para el más alto era como probar agua y fuego. Quemándose a la vez que sus sentidos le hacían recapacitar. Senku solo quería aplacar esa molestia que sentía en su interior.

– ¿Qué...? ¿Qué estás haciendo? - Una mano alejaba a ambos. Gen tenía un muy visible sonrojo en sus mejillas al igual que el científico, quien intentando relajarse tomó aquella mano posada en su hombro.

– Yo... - ¿Por qué simplemente no podía explicar esas palabras? ¿Por qué no podía decirlo directo como siempre lo hace? Las palabras estaban atascadas. Oyó un pequeño sollozo, uno que lo tomó por sorpresa.

– ¿Vienes a burlarte de mí? ¿Es eso lo que quieres? -

Tan rápido como intentó secar sus lágrimas con la manga de su saco, su rostro se puso en un rojo de furia. Uno que inmediatamente fue reemplazado por una sonrisa, una que muy pocas veces solía mostrar. Con una risilla entrecortada logró articular las siguientes palabras.

– Te tomas mis sentimientos tan a la ligera Senku-chan - El peliblanco sintió un extraño cosquilleo, pero intentó disimularlo. - ¿Quieres jugar conmigo? ¡¿Quieres jugar con este corazón inútil que solo me ha traído problemas?! Bien -

El menor retrocedió un paso y el más alto lo besó, lo besó como nunca nadie lo había besado en su vida. Hablando en serio porque nunca había besado a nadie en su vida. Sintió el contacto de esas manos que recorrían su pecho hasta terminar en su espalda, sosteniéndolo en su lugar para evitar cualquier movimiento.

Al peliblanco ya no le quedaban más dudas, realmente estaba demasiado rendido por ese mentalista. Y su corazón no dejaba de latir como si diez mil millones de kilowatts le atravesaran, no literalmente. Se separaron al escuchar pasos cerca. Gen se relamió los labios que se pintaban en un ligero carmín. Dio una última sonrisa y regresó su camino por donde había sido arrastrado.

Senku tanteó su bolsillo, donde ahora yacía una hoja de papel doblada. Leyó el contenido, encontrándose asombrado de que su propio objetivo podría ser realidad ahora.

"Aquella noche que te vi me pareciste interesante, pero ahora que lo pienso, creo que no puedo darme el lujo de perderte. Senku-chan, si aceptas mi oferta, retomemos lo que dejamos pendiente años atrás, esta será tu respuesta definitiva, te estaré esperando"


« VII »

Así es como habían llegado a esa situación. Frente a frente mientras el bicolor revolvía el mazo. Se había vuelto a dejar aquel color que al científico tanto le gustaba. Qué agradable.

– Será un juego de cinco cerrado. ¿Está bien para ti? - Él solo sonrió para luego asentir. Esa fue la primera modalidad que el mentalista le enseñó a jugar cuando era un niño. ¿Lo habría pensado por aquel detalle?

– Que sean cinco juegos, quiero acabar esto rápido - Dijo él. Gen lo miró con el ceño fruncido. ¿Tanto le repudiaba para querer irse tan rápido? - Y también, nada de engaños - Siquiera había pensado en usar sus trucos. Tampoco esa última vez lo hizo. Si iba a ganar un juego donde el premio era el científico, entonces daría todo de la forma honesta.

– Ya sabes las condiciones, te mandé un mensaje antes - Hace tan solo una semana lo había desbloqueado de sus contactos.

¿Qué apostaron? Tal como de niños, si el peliblanco ganaba le daría lo que él quisiera, el dinero no era problema. Pero si Gen ganaba, Senku sería suyo por una noche completa.

Sabía, muy en el fondo, lo que resultaría si él ganaba. Tal vez lo llevaría a una cena, y luego tendrían sexo, sexo sin amor. ¿Estaba seguro de poder con sus sentimientos? Él deseaba más que solo una relación vacía. Pero no iba dejar pasar la oportunidad que se había dado.

Él quería demasiado a Senku. Y creía que, si dejaba ir todas esas emociones en una noche, podría llevarse consigo sus sentimientos.

Lo peor es que, aun sabiendo las condiciones de esa apuesta, el peliblanco parecía tan relajado y sin miedo de nada. Esa seguridad suya le quebrantaba la de él. Por primera vez en su vida tenía miedo de perder contra alguien.

Las cartas fueron repartidas. Cada uno observó su mano. ¿Quién tenía las mejores posibilidades de ganar? Comenzaron a apostar sus fichas. Había una barrera de tensión que ninguno se atrevía a romper. De ser así no podrían seguir.

Gen respiró hondo intentando que el aire pesado saliera de sus pulmones. Luego de eso comenzaron a jugar con más energía.

Primer juego, tenía un par de reinas que no hicieron competencia a la fila de números de su compañero. Segundo juego, tal parece que la suerte del peliblanco había cambiado dándole una mala combinación. Tercero, segunda victoria para el bicolor con una tercia de jotas.

El tiempo pasó más rápido de lo que hubieran querido. Gen lo sabía, si ganaba en esta, la victoria sería suya. Y si no, tendrían que decidir todo en el último juego. Tomó una carta y supo que su suerte aún seguía presente.

– Voy a apostar la mitad de mis fichas - ¿Sería ese un número alto? En realidad, aún le quedaban varias fichas. No estaba arriesgando todo.

– Kukuku, ¿Seguro de tu apuesta, mentalista? - Pasó saliva intentando no ceder a la provocación. Dio una sonrisa egocéntrica y respondió.

– ¿Tienes miedo Senku-chan? - Incluso si intentaba, era difícil leer las expresiones y movimientos del científico. Sabía disimular bien cuando quería. ¡Ja!

– Bien, pongo la misma cantidad - La siguiente sonrisa que le fue dedicada le hizo temblar.

Ambos tiraron sus cartas a la par. Una mano de póker del lado de Gen que no sería rival para la escalera real de color que tenía el peliblanco.

Eso fue suficiente para descolocarlo. Su rostro mostró la sorpresa y la sonrisa del menor se sentía tan encima que la respiración se le cortó un par de segundos.

– Lo siento, necesito ir al baño - Una excusa tonta para salir de la situación. Pero mientras mordía su labio inferior para retener los nervios, solo pensaba en que el siguiente juego sería todo o nada.

Se mojó la cara y se miró frente al espejo. ¿Cómo seguir fingiendo que las cosas no le afectaban realmente? Tenía miedo, miedo de perder a Senku para siempre. Él propuso resolver todo con un juego de apuestas y azares, pero ya no estaba seguro de sí mismo.

Calmó sus sentimientos. Soltó un suspiro regresando a su perfecta máscara. Solo quedaba un juego, y tendría confianza en sus cartas.

– Bien, Senku-chan. Terminemos con esto - Dio una sonrisa y se sentó frente a la mesa para continuar.

Fue su turno de repartir las cartas, cinco y cinco, hicieron la primera apuesta. El peliblanco descartó 3 cartas y el bicolor solo un par. Tomó sus cartas, se vio satisfecho con el resultado, pero no quería volver a confiarse. Dieron la última apuesta. Se miraron frente a frente y bajaron sus cartas. Por un lado, un trío de ases. Por el otro, un full que marcaba la victoria.

– He ganado - Declaró finalmente el menor. Gen solo pudo soltar un suspiro en derrota, temió por aquel resultado, pero ya había sido decidido.

– ¿Qué es lo que deseas Senku-chan? ¿Dinero? ¿Alguno de esos artefactos científicos que tanto te gustan? - Silencio. Se formó un aire tenso donde el menor siquiera respondía a sus preguntas. Pasó un rato, se aclaró la garganta intentando ser lo más directo posible.

– Te quiero a ti - Fue su corta respuesta. Gen arqueó una ceja en interrogación. ¿Qué sentido tenía entonces ese juego si al final el resultado fue el mismo?

– ¿Estás seguro? ¿No quieres algo más? - Preguntó. Pero el peliblanco negó resaltando su decisión. El mentalista solo pudo soltar un suspiro largo antes de dar una sonrisa - Está bien, ven conmigo - Cumpliría un último capricho antes de decir adiós.

Los cuentos de hadas no siempre tienen finales felices, pero esa ocasión, sería su primer y último baile antes de que la magia se deshaga a media noche.


« VIII »

A la mañana siguiente, su pecho no dejaba aquel sentimiento de culpabilidad. Lo había disfrutado, así es. Disfrutó cada maldito segundo que pasaron en esa habitación pequeña y cálida.

Sus sentidos regresaron apenas despertó. ¿Se había aprovechado de aquella persona? No, fue el deseo del contrario de igual forma. Él solo agregó los suyos.

Intentó levantarse, le dolía un poco el cuerpo. Admiró al peliblanco entre sus sábanas. Durmiendo tan plácidamente que no podía despegar sus ojos de él. Las marcas en su piel seguro durarían semanas, se había encargado de marcar todo ese cuerpo como suyo.

Soltó otro suspiro y fue ahí cuando el menor abrió sus ojos. Sonrió feliz antes de dedicarle una hermosa sonrisa a su ahora amante. Le dio un beso en la mejilla y le saludó con un buenos días.

– Senku yo... - El primero en querer hablar fue el bicolor. Senku notó esa intranquilidad, pero no dijo nada al respecto. - Lo siento - Se disculpó. Antes de que el menor pudiese preguntar, continuó. -Puse mis sentimientos de por medio. Y hubiera deseado de esta vez algo mucho más especial. Sin embargo, lo arruiné. Estoy enamorado y no creo poder soportar estar a tu lado o siquiera verte luego de esto- Sus labios temblaron, una pequeña lágrima bajó por su mejilla, la cual fue quitada por el menor.

– También es mi culpa... Creo que debí explicarme mejor anoche. Yo... Cuando dije que te quería, no me refería a solo desearte - Gen lo miró confundido. Apenas intentando captar el mensaje en sus palabras. - Realmente te quiero. Me gustas demasiado. Nunca me había sentido de esta forma, es por eso que dudé esa vez en que me lo dijiste -

– ¿Sabes que debiste haber dicho eso antes y habernos evitado todo este rollo? - Gen ocultaba su rostro, no podía evitar su sonrojo.

– Kukuku, es más divertido de esta forma - Sonrió el menor recibiendo un pequeño codazo del contrario. - En realidad, tenía miedo de que te molestaras. Hice de estos juegos una excusa para aclarar mis sentimientos, porque no estaba seguro si realmente era el indicado para corresponderte -

– ¿Ah? ¿De qué hablas Senku-chan? Si no fueras el indicado no me hubiera declarado en primer lugar -

– Cierto. Pero conociendo mi personalidad espero no te veas aburrido en una relación compartida - Gen lo miró con un rostro serio. ¿Relación compartida? -Ya sabes, la ciencia siempre fue mi primer amor- Un segundo codazo y la sonrisa del menor volvió a hacerse presente.

– Ah, ah, Senku-chan. Si vas a estar conmigo te diré que soy una esposa bastante celosa - Dio esa sonrisa maliciosa de nuevo. Sin duda quería ver más de esa personalidad retorcida que pocas veces demostraba con él. Simplemente, le encantaba.

– ¿Esposa? Aún no te he dado un anillo. Pero si te lo preguntara, ¿cuál sería tu respuesta? - El mayor tardó unos segundos en responder, pero su respuesta era más que obvia.

– Un sí, al diez mil millones por ciento - Sonrió, notando también el brillo en los ojos de su querido amante. – Pero primero, invítame a cenar, no quiero casarme tan joven - Ambos rieron.

– Entonces, déjame cortejarte como se debe, Asagiri Gen -

Así es como, una relación se formó tras un simple juego de cartas. Porque tras una apuesta, puedes perderlo todo, o resultar vencedor.

He de decir, que, aunque el juego no fue necesario, esa costumbre de apostar no se detuvo. La mayoría de veces, era para tomar elecciones tan simples como quién organizaría la próxima cita o quién debía tomar el "rol" de la noche.

Aunque la mayoría de veces, se reunían en el casino para una simple convivencia entre amigos. Claro que a Senku aún le incomodaba la demasiada cercanía del tal Ryusui con su ahora novio. Pero tuvo que acostumbrarse.

Por su parte, el rubio nunca había visto a su amigo tan feliz. Senku sin duda era un hombre interesante.


¡Hola!

Wow, no puedo creer que finalmente lo terminé. La verdad no me convenció tanto el final, pero bueno, aún soy algo torpe escribiendo, espero mejorar jajaja owo

¿Qué tal les pareció? Me gustaría saber sus opiniones nwn

By~F.F