Capítulo III: Operación.
- Holaaaaaaaaaaaa ¡ - saludaron Leroy, Hiram y Rachel a coro.
Judy Y Russell rieron divertidos.
- Hola señor, señora – dijo Rachel ofreciendo su manito para entrelazarla con al de ellos, ella cargada por su papi, Shelby y Kate tras ellos.
- Mucho gusto señorita – replicó Russell – awww – le arrulló al Rachel sonrojarse y reír en el pecho de su papi.
- Vengan pasen – pidió Judy saludando a cada quién, abrazando a ambas maestras cuando tuvo oportunidad, Russell también a la par que les agradeció a que todo no pase a mayores.
- Hijas – pidió Russell y ambas niñas bajaron corriendo.
- Tramposa – soltó Quinn a Frannie, después escondiéndose detrás de su mami cuando vio visita.
- Awww que hermosas – les arrullaron todos.
- Buenas tardes – saludó Frannie a cada uno con un estrechón de manos.
- Hola – susurró Quinn detrás de la pierna de su mami, Russell volteó los ojos ante la timidez de su niña.
- ¿Puedo darte un abrazo? – preguntó Kate a Quinn y ella asintió estirando sus bracitos para abrazarle y luego de ella, cada adulto al ser ella muy adorable con su traje de leoncito y por el mismo accidente.
Shelby miró ligeramente embobada a Kate por la forma como cargaba a Quinn, lo bonita que estaba, Leroy tuvo que darle un par de codazos muy leves para que ella reaccione, Judy se dio cuenta guiñándole un ojo, Shelby se sonrojó.
Una vez que Hiram dejó en el suelo a Quinn, repartiendo un par de besitos sobre su cabeza, Rachel se quedó frente a Quinn.
Rachel se lanzó a abrazarle, un abrazo de oso, Quinn se sonrojó al ser Rachel muy bonita – awww – un coro de muchos "awwws" ante lo hermosas que estaban siendo ambas.
- Muchas gracias por intentar ayudarme – le agradeció Rachel dándole un besito en su mejilla, Quinn se puso más rojita.
- Awww – otro coro de awwws.
Frannie viendo que Quinn quería hablar, pero no se atrevía le dio un codazo empujándole hacia adelante, mientras los adultos iban a la cocina y al comedor a preparar todo.
- Quinn tiene tu conejito – dijo Frannie al ver que ninguna hablaba.
- ¿En serio? – preguntó Rachel muy feliz.
- Eh sí, aunque está partido en dos - dijo preocupada rascando su cabecita - Annie lo puede curar – soltó acordándose.
- ¿Puedes? Por favor, porfavor – pidió y Frannie asintió.
- Vengan – pidió y ambas nenas la acompañaron a la lavandería.
Frannie lavó los pedazos, lo secó con la secadora y después llevó todo a la sala de estar, sentándose ella en el sofá con las pequeñas a cada lado.
- Muy bien, voy a coserlo – declaró.
- ¿No le duele? – preguntó preocupada Rachel.
- No, Annie anestesia – pidió Quinn y Frannie volteando los ojos con un juguete le puso una máscara como de anestesia.
- Así no le duele – dijo antes de empezar a coserlo delicadamente, ambas nenas miraban fascinadas ese hecho – Quinn jugo – pidió y la nena fue a traerle uno, poniéndole la cañita al jugo, Frannie le dio un sorbo al peluche y luego ella tomó uno antes de dejarlo a un lado y seguir cociendo.
Los adultos miraban encantados las interacciones de las nenas.
- El conejito va a quedar con algunas costuras – advirtió Frannie quién había tratado de esconder al máximo las costuras, pero siempre había alguna que podría notarse.
- Está bien – pidió Rachel mirando a su conejito volver a la vida.
Frannie le cosió, dejando entero al conejito, le quitó la anestesia, le dio un poco de jugo y ya está – voy a por una ropita – dijo antes de irse a coger una de las camisas de su peluche para ponérsela al Sr Conejo.
Rachel le dio un gran abrazo a Frannie y muchas gracias.
Al final Frannie dejó sentadas a ambas pequeñas, sus piernitas colgando del sofá al no llegar al suelo.
Rachel abrazó a Quinn una vez más – gracias Quinn por todo hoy.
Quinn asintió sonrojada y ya volviéndose rojita al Rachel cogerle su manito.
- Me asusté un poco hoy – susurró Rachel - ¿estás bien? – preguntó y Quinn asintió.
- No hablas mucho ¿eh? – pidió y Quinn volvió a asentir.
- Eso también está bien, ¿quieres ser mi amiga? – preguntó suavemente.
- Sí.
- Ok entonces, somos amigas – sentenció Rachel con una enorme sonrisa, misma que copió Quinn quién alegre gritó – mami tengo una amiga ¡
- Qué bonito amor – replicó su mami.
A la par que los adultos alrededor arrullaban lo adorable de ambas nenitas.
- Hagamos de esto una reunión, llamemos a los otros chicos, a sus padres – observó Russell y todos estuvieron de acuerdo.
Después de almorzar se hicieron todas las llamadas respectivas.
Finn, Puck, Santana, Brittany vinieron a jugar con ellas, todos a jugar en el enorme jardín trasero de los Fabray.
- Tengo muchos amigos ahora mami ¡ - gritó una mini Quinn de lo más feliz corriendo por todo el jardín, su madre lloró de alegría al ser Quinn muy tímida.
Russell veía como Quinn parecía pegarse más a Rachel y Finn a Rachel – ahí va a haber drama – pensó, mas como en el momento todo estaba bien, lo dejó pasar, pensando que su hija llegaría a ese punto en su momento.
Todos los nenes jugaron, corrieron, disfrutaron de esa tarde al máximo.
…
El día siguiente fue más tranquilo. Kate dio enormes gracias por eso.
Los nenes hicieron osos con papel crepes, deletrearon algunos números con figuras como patitos, osos, gatos.
Ellos muy emocionados.
Rachel se mostró muy desenvuelta y como Finn a veces se sentaba con su amigo Puck, ella decidió sentarse con cada uno al menos una vez.
Las veces que ella se sentó con Quinn, ella era la más feliz de todo el kínder.
Y en el recreo como a veces Quinn deseaba sólo sentarse recostada en el árbol, Rachel se sentaba junto a ella, ambas viendo un libro con muchos dibujos en él, de todos los animalitos.
Kate no le quitaba un ojo de encima, ella amaba su trabajo, pasaba toda la mañana con estas pequeñitas que eran tan adorables, amaba enseñarles.
…
Las veces que Quinn interactuaba con Rachel, woahhh se notaba, Quinn venía tan sonriente a casa, con una sonrisa tan amplia.
- Awww mi nena – se derretía Judy y ella corría a abrazar las piernas de su mami diciendo – soy muy feliz mamiiiiiiiiii.
Awww
Se derretía su mamá.
Y por supuesto también había veces que Quinn llegaba de un ánimo.
- Mamá no me ha mirado, no me ha mirado – decía renegando haciendo puñito con ambas manos a cada lado y dando un pisotón muy firme.
- Awww bebé – se derretía su mami riendo libremente, tan adorable renegaba su bebita.
Todo un leoncito, que por ratos parecía dragoncito así – uffff – bufando ella, dando pisotones toda la alfombra – mamáaaaaaaaaa – se quejaba su adoración.
Awww
Ambas nenas muy felices, muy adorables, Puck y sus armas, Santana y sus moviditas de cejas.
Hilarante.
…
A partir de los primeros días, con el tiempo se hizo más fácil que Quinn fuera al kínder, apenas su mami estacionaba, Quinn bajaba corriendo a Rachel que le esperaba de la puerta para ambas darse un abraso de oso, ambas nenas riendo mucho, sonriendo enorme, y cuando no era Rachel, era Quinn quién le esperaba.
Ambas pasaron de amigas a mejores amigas muy rápido, y talvez para Quinn un poco más de eso, mas ella no se había dado cuenta en su momento, sus padres eran otro caso, todos muy entendidos de lo que ocurría entre sus hijas.
- Algún día Rachel va a tomar a nuestra hija y la va a hacer su esposa – dijo un día Russell bromeando.
- Ayyy Russ nuestra nena está muy chiquita para esas cosas – replicó ella viendo a lo lejos a su nenita reír con el celular en su orejita.
- Ya sabemos con quién está hablando – dijo él guiñándole un ojo.
Quinn estaba hablando con su Rachel, si acaso su enorme sonrisa era indicativa de eso.
…
Las clases siguieron su curso, todos los nenes felices de estar ahí compartiendo, aprendiendo y jugando mucho.
- Ya sé – empezó la profesora Kate a proponer una gran idea – como mañana es el día del niño…
- Ehhhhhhhh ¡ - corearon los futuros, superfuturos adultos del mañana
- Mañana – siguió la miss – haremos una gran fiesta en el colegio.
- Ehhhhhhhh – volvieron a gritar los peques.
- Y lo mejor, es que todos pueden venir mañana con disfraces.
- ¿Eh? – preguntaron esta vez.
- Por ejemplo – siguió ella – Quinn ¿qué animalito te gusta?
- Un león argggg – gruñendo el mini león.
- ¿O qué quieres ser cuando seas grande? – preguntó la miss.
- Rachel – indicó la nena y ambas se sonrojaron, todos los demás rieron.
- Entonces serás un gnomo – soltó Santana riendo.
- ¿Uno lindo? – preguntó Rachel.
- Uno hermoso – replicó Quinn apretando su manita y ambas se volvieron a sonrojar, su profe arrullándole.
- ¿Se ha entendido? – preguntó la miss.
- Sí ¡ - gritó Finn – quiere decir que mañana podemos venir vestidos como somos realmente, es decir Santana puede venir de Satanás – soltó Finn riendo con su propia broma, Puck también que chocó los cinco con su compadre.
Algunos nenes miraron con temor, no les gustaba Satanás.
- Espera – pidió la pequeña latina – oh está bien, me gusta eso, es más, me encanta – replicó Santana riendo maléficamente, sobándose ambas manos.
Su profesora no pudo evitar reír, mini Santana era lo máximo, sumamente adorable.
Todos pueden venir vestidos como quieran, sólo mañana eh.
- Sí miss ¡ - contestaron ellos.
Y después de la miss leerles un cuento, de su hora de dormir y de cantar, se hizo el recreo.
En el cual todos los nenes salieron a comer en el patio debajo de un gran roble, en una gran mesa, todos juntos, algunos en las mesas de junto.
Frannie miró a lo lejos a su hermana, y como ella estaba comiendo con Santana y Brittany en lo que Rachel estaba hablando con su mami, Frannie sonrió porque su pequeña hermana tuviese una amiga.
- Hola, ¿puedo sentarme a comer contigo? – preguntó Nick sonrojado.
- ¿No sé, puedes? – preguntó Frannie y Nick asintió, claro que él podía.
El ambiente entre ambos todavía se sentía raro, Nick no sabía cómo hablarle a la chica que más le gustaba y Frannie prefería observarlo al él ser un "poquito" lindo o mucho realmente.
Ambos tímidos se miraron y sonrieron, después de ponerse a comer en silencio.
…
Quinn estaba sentada junto a Santana y Brittany – rápido que Rachel va a regresar – pidió Quinn.
- ¿Qué pasa Quinnibear? – le preguntó Santana comiendo trozos de manzana que compartía con Brittany.
- Mañana es el día de los niños, así que es el día de Rachel…
- El tuyo también – replicó Britt.
- El mío también ¡ - celebró Santana – y el de Britt – añadió, las tres aplaudieron.
- Ya chicas, concéntrense, a pensar – pidió Quinn apuntando con su manita su cien.
Brittany asintió y Santana sacudió su manito encima de su cabeza, como para apagar el foco que se había prendido, señal de idea, Quinn entrecerró sus ojitos al no saber qué hacía su amiga.
- ¿Qué quieres Quinni? – preguntó Santana.
- Quiero hacer algo bonito, pero no sé qué – pidió la pequeña, ella quería hacer o tener un detalle con su Rachel.
Las tres pensaron un poquito, o más bien las dos, ya que Quinn miraba embobada a su Rachel.
- Ya sé, busca algo que le guste y le das eso.
- ¿Y si cuesta un dólar? Woahhh eso es mucho – dijo Quinn asintiendo al igual que sus amigas, ya que, para su edad, un dólar era mucho, un montón.
Ambas siguieron comiendo, Rachel vino corriendo hacia ella y las cuatro comieron juntas.
Kate desde su asiento en una mesa vigilaba a todos los nenes con ojo de águila, no quería que se vuelva a repetir el incidente anterior, ya había llenado su cuota de miedo para su vida, pensaba.
- ¿Qué tal, cómo estás? – preguntó Shelby sentándose a su lado.
- Me va bien, estos nenes son tan, pero tan adorables Shelby, me divierte a la par que me encanta poder ayudarlos y enseñarles, todo le sorprende, son una maravilla – respondió ella. Shelby asintió, aquello era fantástico, la labor de maestra era fantástico – tenemos que hacer algo muy especial para mañana – pensó con brillo en su mirar, uno que gustó mucho a Shelby, quién suspiró del gusto.
- Claro que lo haremos – propuso con gran sonrisa.
…
Al terminar su almuerzo, Quinn se acercó a Shelby – hola profesora – saludó sonrojada estirando su manito.
- Awww – el arrullaron ambas mujeres al verla.
- Hola tesoro, ¿cómo estás?
- Bien, puedo, puedo ¿preguntar algo? – preguntó adorablemente, con esos ojitos tan lindos.
- Por supuesto Quinn, todo lo que quieras.
- Mañana es el día del niño – ambas mujeres asintieron – quiero darle algo bonito a Rachel – dijo lentamente cada palabra - ¿algo bonito? – pidió y Shelby asintió sabiendo qué decirle.
Quinn le estaba preguntando qué cosas le gustaban a Rachel para ella dárselo como regalo.
- Le gustan las estrellas, los musicales, las canciones, pienso que, si le dibujas una tarjeta, todo estará bien, eso le gustará – sentenció ella y Quinn asintió pensativa, ella le iba a regalar algo bonito, tan bonito como su nombre y como ella misma.
Ella estiró sus bracitos para darle un abrazo a cada mujer, quienes se derritieron de amor por ella.
…
Nota:
- Próximo capítulo es el final.
