Autor Original: otakuphiar

ID: 5716813

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Parte 2: Respira

Arthur P.O.V.

Sentí el calor de su mano mientras me llevaba a la cafetería, sin embargo, mi mano estaba helada. Cuánto tiempo estuve en este maldito lugar, mi cuerpo estaba exhausto a pesar de descansar bastante bien (bien en comparación con lo que normalmente podía dormir, siendo máximo una hora).

Lentamente, comencé a escuchar el retumbar de voces desde la distancia, suspiré.

"Jodidamente ruidosos, ¿no?"

"Sí, tratamos de decirles que se callen un poco, pero simplemente no escuchan" el hombre a mi lado respondió en voz alta.

"Lo mismo podría decirse de usted" murmuré.

"¿Qué fue eso?"

"Nada"

"Hola, Alfred – Oh, hey, ¿ese es el nuevo paciente?" me llevó solo unos segundos reconocer esa voz como de mujer húngara, por la altura de la que procedía la voz sería tal vez de… ¿1,57m? ¿1,60m? En sus tempranos veinte. Desde que perdí la vista, me entrené para poder identificar pequeñas cosas en las personas que otros tal vez no piensen en fijarse. No estoy diciendo que sea una bendición estar ciego; sin embargo, fortaleció mi conocimiento.

"¡Hola, Elizabeth! ¡Este es Arthur!" sacudí mi mano para soltarla del agarre y la extendí en la dirección donde podía sentir que Elizabeth estaba parada.

"¡Es un placer conocerte, Arthur!" y sentí un fuerte agarre en mi mano y un apretón bastante exagerado que casi me hizo tropezar.

"A-Ah, cuidado Eliza, es ci-"

"¡Ups, sí, lo siento!" se rio la dama.

"Es un placer haberla conocido, señorita Elizabeth" respondí, sonriendo"

"¿Has escuchado eso, Alfred? ¡Me ha llamado señorita, señorita!"

Escuché a Alfred reír ante los pequeños chillidos de la mujer antes de jadear y hablar.

"Mmm, Eliza… ¿Dónde está Roderich?"

Escuché el pelo de la mujer moverse mientras giraba la cabeza.

"¡Argh, ese hombre obviamente se ha ido y se ha perdido otra vez! ¡Tendré que irme, Arthur, fue un placer conocerte!" y escuché pasos apresurados que se alejaban.

Alfred se rio entre dientes de nuevo, realmente me gustaba su risa; había algo reconfortante en ella… Algo amable. Algo fresco.

"Ese es Roderich, supongo, siempre perdiéndose"

"¿Quién es ese tal 'Roderich'?" pregunté, mientras tomaban de nuevo mi mano, tirando de nuevo hacia el sitio ruidoso. No me gustaba que me tocaran, pero no me quejaría, especialmente porque el calor de su cuerpo calentaba mi sangre helada.

Ah, es un tipo extraño" mi ojo tembló ante la palabra 'tipo' "Nunca he hablado con él, Elizabeth es la única cercana a él, tiene un trastorno esquizotípico de la personalidad*. Elizabeth dice que es austríaco y tiene un talento musical increíble, especialmente para tocar el piano. Algunos de nosotros tenemos la suerte de escucharlo tocar mientras pasamos por su sala de terapia, es muy bueno" reflexionó Alfred.

Suspiré en respuesta.

"Y aquí estamos, tú se sientas ahí" suavemente me llevó hacia un taburete "Iré a buscarte tu desayuno hoy como regalo, ¿quieres té, café o agua?"

"Té estaría bien, gracias"

"¡Bien, entonces!" y lo escuché saltar, sorprendentemente, a pesar del escándalo que estaban haciendo las otras personas.

Fue entonces cuando escuché a alguien gritar.

"Oye, bastardo, me estás mirando, deja de hacerlo"

Estaba al otro lado de la mesa, italiano… ¿1,73m? ¿1,75m? ¿1,78m? era más difícil de determinar ya que el hombre estaba sentado… ¿Veinte años, quizás veintitrés?

Tal vez me estaba hablando, así que bajé lentamente la cabeza.

Podía sentir los ojos del hombre perforando mi cabeza, solo esperaba que Alfred regresara rápido. Y en ese momento, fue como si alguien hubiera respondido a mis oraciones.

"Artie, ¡tengo tu té y tus cereales!" gritó un estadounidense a través de la multitud.

"Oi, tienes al bastardo de las hamburguesas hoy, lo puto siento por ti"

"Escuché eso, Lovino, no me hagas tirar de ese rizo tuyo de nuevo"

El italiano murmuró lo que supuse que eran maldiciones en su idioma. Alfred colocó lentamente un vaso de papel hacia mi mano, sin soltarlo antes de preguntar si estaba demasiado caliente. Supongo que el hombre del otro lado de la mesa estaba mirando.

"No me hagas de niñera así, bastardo" gruñó y lo escuché darle un gran sorbo a su bebida.

"Bueno, a diferencia de ti, Arthur no tiene el privilegio de-"

"Ser capaz de ver" agregué, estaba harto de que el tipo estuviera diciéndolo repetidamente por mí.

Estoy seguro de que eso sorprendió a Lovino, él fue el que me dijo que dejara de mirarle. No siento simpatía por su supuesta culpa en este momento, pero entiendo que no lo sabía.

No hubo otra palabra durante todo el desayuno del italiano, sin embargo, cuando nos íbamos para un uno a uno**, escuché una disculpa susurrada por una voz conocida.

Le dije a Alfred que quería salir un rato, durante nuestro uno a uno… Había muchos pacientes llorando dentro, la mayoría de los cuales supuse que eran bulímicos.

Respiré hondo, dejando que el aire fresco del exterior llenara mis pulmones. Por supuesto, nunca se sentía bien. No después de eso, nada se sentía bien después de eso…

Envolvió sus brazos alrededor de mí, mientras estábamos sentados en la colina cubierta de hierba, bebiendo la brisa fresca y tomando el cálido sol.

"Mon petit lapin, inhala" me besó suavemente en la clavícula.

"¿Respirar el qué, cariño?" respondí, sintiendo que mi piel se calentaba dondequiera que estuvieran colocados sus suaves labios.

"El aire, mon amour, el aire" peinó mi pelo desordenado con sus delgados dedos, provocando que escalofríos recorrieran mi espina dorsal.

"Lo estoy respirando ahora, amor…"

"Non" hizo una pausa para presionar sus labios contra mi cuello "No lo estás inhalando, mon cher, simplemente dejas que te llene los pulmones" murmuró, amortiguado contra mi piel.

"¿Oh?" canturreé "¿Cómo puedo hacerlo entonces, querido?" inclinando la cabeza hacia atrás para encontrarme con él en un largo beso. Separándonos, jadeé en busca de aire.

"Así, Arthur, así" y nos unimos en un nuevo beso.

Mis ojos que no veían se llenaron de lágrimas, todo mi cuerpo tembló. No podía respirar, no podía respirar. Ayúdame. Ayúdame. Lo último que recuerdo fue a Alfred gritando mi nombre.

*Trastorno esquizotípico de la personalidad: es un trastorno de la personalidad caracterizado por la necesidad de aislamiento social, ansiedad en situaciones sociales, comportamiento y pensamientos extraños y, a menudo, creencias poco convencionales.

**Uno a uno: los pacientes bulímicos se colocan uno a uno después de todas y cada una de las comidas, lo que significa que una enfermera debe acompañarlos en todo momento porque no confían en que no vomiten su comida. Esto los trastorna mucho y la mayoría llora. No creo que Arthur sea bulímico en esto, pero en mi historia lo del uno a uno, más para que las enfermeras simplemente revisasen a sus pacientes. Por supuesto, ni siquiera creo que en los hospitales psiquiátricos les asignen una enfermera, pero lo cambié para la historia.