Disclaimer: Los personajes de esta serie de viñetas le pertenecen a la Mangaka Rumiko Takahashi, en cambio la trama salió exclusivamente de mi mente loca e inspirativa. No se aceptan copias/plagio del mismo.

Advertencia: Este fanfic NO toma en cuenta los sucesos de Hanyō no Yashahime. Solo la existencia de Moroha. Cada viñeta tendrá una longitud entre 500 a 1000 palabras y serán correlativas al crecimiento de dicho personaje.

Palabras: 1128


III.

Doble filo


Aquella pregunta que la exterminadora soltó generó nuevas incógnitas en los presentes pues se mostraban interesados en conocer la historia y la decisión del nombre que le pondrían a la nueva integrante.

Inuyasha agradeció en silencio su inesperada intervención. La previa explicación de Myoga lo hundió en sus pensamientos, culpándose ya que sus amigos yōkais no podían actuar libremente frente a sus narices. Su instinto protector inmovilizaba sus movimientos y nublaba su mente en busca de proteger lo más amado para él.

Ahora se sentía más tranquilo, la culpa se había disipado de su subconsciente. Hasta sentía que sus músculos tensionados volvían a su estado normal.

Por su lado, Kagome se dejó envolver, con una sonrisa, en aquellos nostálgicos recuerdos que respondían la interrogante de su amiga Sango.

Todo había sucedido hace aproximadamente un mes, en una noche de verano.

La brisa nocturna soplaba levemente a su alrededor, los grillos hicieron su presencia mediante sus típicos sonidos y algunas luces verdes, conocidas como luciérnagas, comenzaron a inundar el lugar.

El húmedo suelo no generaba molestia en sus cuerpos pues la calidez de estos era palpable a través de sus ropas y por la posición en la que estaban.

El albino suspiró levemente, erizando los vellos femeninos de la nuca, y su brazo se volvió más insistente sobre la cintura de su compañera. Kagome sonrió al sentirse cautivaba entre sus brazos, de forma protectora, y ante su significado.

Ella sabía que su instinto protector había incrementado a medida que los días del parto se acercaban. InuYasha a penas la dejaba realizar sus labores de sacerdotisa sin estar vigilándola y regañándola por sus esfuerzos. Varias veces ella le llevó la contra —ya que solía sentirse inútil sin poder hacer nada por su estado— e ignoró sus regaños, obteniendo al final varios quejidos y gotas de sudor, producto del cansancio.

Al final desistió de su orgullo y admitió que InuYasha tenía razón: no podía realizar con normalidad sus labores al tener una panza gigante de 8 meses. Desde ese momento se dedicó a permanecer en su cabaña y entretenerse con las pocas cosas que podía.

El albino se percató del decaimiento de su estado anímico, por lo que decidió trabajar menos tiempo —hablando previamente con Miroku ya que solían exterminar juntos los demonios en las aldeas vecinas— para dedicarle más atención a su compañera. Así fue como decidieron realizar pequeñas caminatas diarias hacia la aldea de la anciana Kaede y durante las noches de verano, buscando distraer su escabullida mente con pensamientos.

La felicidad de la joven sacerdotisa y futura mamá volvió a su rostro con estas atenciones de su compañero. Aunque lo cotidiano resultaba peligroso para su estado, él buscaba complacerla con pequeñas acciones como la que estaban viviendo en este momento, debajo de la sobresaliente luna y miles de estrellas acompañándolos.

Entre tanta naturaleza y abrigada entre dos brazos masculinos, su alma se sintió en calma y se animó a soltar la pregunta que venía entrometiéndose en sus pensamientos hace días.

—InuYasha, ¿tú crees que será una niña o un niño?

El susodicho tardó en comprender el total significado de sus palabras y la tensión fue endureciendo sus músculos.

No iba a negar que aquella pregunta también estaba presente en él. Incluso sacó valentía en su momento y le preguntó a Myoga acerca de esta gran incógnita: el sexo de su cachorro. Él le respondió que debía confiar en sus sentidos desarrollados y detectar cualquier cambio diminuto en su compañera, por ejemplo, un aroma diferente.

El albino se torturó a diario, buscando pequeños indicios y así resolver el rompecabezas, pero el aroma de Kagome y sus nervios de padre primerizo no ayudaban. Detectaba en demasía gran parte de la esencia femenina que apenas lograba concentrarse en encontrar algo nuevo.

Al final desistió la idea y se permitió relajarse. No podía presionarse con aquel misterio, debía dejar transcurrir el tiempo necesario y capaz que las respuestas llegarían inesperadamente. Además, no notaba un gran interés de parte de Kagome sobre dicho tema, hasta el día de hoy.

—Yo... —tragó saliva precipitadamente. —Yo seré feliz sea lo que sea nuestro cachorro.

Kagome sonrió ante de sus afectuosas palabras. Tomó las manos de su compañero y las posó sobre su abultado vientre. El calor de su piel era tan notorio que no permitía que su cuerpo se entumeciera ante el clima nocturno.

—Yo creo que será una niña —dijo acariciando lentamente los dedos masculinos. —Mi mamá decía que si tienes una panza redonda y tu apariencia tiende a estar demacrada es porque es una niña. Si sucede todo lo contrario es porque es un niño.

—¡Keh! Solo son viejas creencias sin sentido.

Para el albino le resultaba imposible que, mediante aquellos detalles físicos, se pudiera descifrar el sexo de un bebé. Si para él era complicado resolver dicho enigma con sus sentidos desarrollados ¿Cómo iban a hacerlo los humanos?

La joven sacerdotisa ignoró su reproche. A veces le molestaba esa insensibilidad de su compañero en temas relevantes, pero así era su InuYasha; brusco de palabras, pero cariñoso cuando se lo propone.

Decidió omitir un calificativo e insistir de otra forma, sin permitir que la incomodidad domine el ambiente.

—Y si fuera una niña ¿Cómo se llamaría? —inquirió dudosa. —Yo pensaba nombrarla Izayoi en honor a tu madre.

Aquella confesión lo tomó por imprevisto, dejándolo sin aliento y con el corazón acelerado ante el significado que conlleva su declaración. Hasta las lágrimas jugaban con salir de sus ojos, pero no permitiría tal revelación.

—Sé lo importante que es ella para ti, InuYasha, y quiero...

—¿Y si la nombramos Moroha? —soltó de sopetón la propuesta y ante la mirada confusa, ladeando previamente su rostro, prosiguió sonrojado. —N-no es que no me agrade que se llame como mi madre, pero pensaba en un nombre original... como Moroha.

—Moroha significa doble filo. Ella representaría la mitad de ambos; heredará una personalidad bondadosa al igual que tu naturaleza yōkai —InuYasha solo asintió. —Me gusta...

De pronto ambos individuos sintieron unos leves golpecitos bajo sus palmas, proveniente del abultado vientre, e intuyeron que el bebé estaba consciente de la reciente decisión.

—¡Mira! InuYasha, ella también está feliz con su nombre.

La radiante sonrisa, acompañada de aquellos mofletes rosados —característicos de ella— generaron un sentimiento cálido en el pecho masculino. Sonrió con levedad ante las reacciones de su compañera, deseando que su cachorro o cachorra heredaran tales gestos que lo enamoraban día a día.

«Seas lo que seas, yo los protegeré con mi vida.»

Aquel pensamiento se fijó con decisión mientras se deleitaba del movimiento del bebé. Él protegería a su familia porque ellos eran su felicidad, su hogar. Uno que le brindaba todo el cariño que él careció por años y donde desea estar por el resto de su vida.

Continuará…


Notas de autor: ¡Hola, bellezas!

Sé que no tengo perdón porque les digo que voy a actualizar tal fecha y termino haciendo otra cosa, pero a veces es complicado cuando el producto final no te termina de convencer. Así que, en vez de presionarme por publicar tales fechas, lo haré una vez por semana.

Otra razón por la que decidí esto fue porque tengo muchas ganas de publicar un longfic AU... ¡Yes! Bienvenido estrés, pero es un proyecto que me entusiasma por años y quiero animarme. Estoy segura que les gustará :0

Volviendo a este fanfic, me pasé un poco con las palabras de esta viñeta. Tuve que borrar el final y reescribirlo, por eso solo coloqué el momento en que decidieron ponerle ¨Moroha¨ y no la reacción de sus amigos. Además de que me parecía un poco repetitivo volver a decir la explicación del nombre xD

En fin, desde acá vamos a avanzar un poco con la cronología de la historia. Las próximas viñetas serán sobre las primeras noches de Moroha y como sus padres la cuidan. Algunos ya sabrán que escena estará incluida :0

Como siempre les agradezco sus hermosos comentarios y a todas las personas que decidieron seguir esta historia. A la mayoría ya les respondí sus reviews por PM. Voy a manejarme así para evitar las notas de autor muy largas.

Si desean saber de mí y de mis próximas actualizaciones no olviden seguirme en mi página de Facebook. El link está en mi perfil.

¡Cuídense mucho!

Aida K.