Capítulo 3
Tomemos el riesgo
Mi corazón se salta un latido cuando la veo bajar del coche y correr hacia nosotros.
A mi lado oigo perfectamente como Ale suspira de alivio por verla a salvo.
Por mi parte todo cuanto hago es abrazarla con fuerza.
-Estábamos preocupados.- La digo en un tono tal vez demasiado duro, pero Cass no se molesta por ello, entiende mi miedo porque también lo ha sentido por mí cuando he salido sin ella.
-Lo sé, lo siento.- Sus manos acunan mi rostro antes de dedicarme un beso suave, suave porque sabe que si me enciende en este momento me dará completamente igual cargarla sobre mi espalda para meterla en el Prius a fin de asegurarme a conciencia de que comprenda cuanto la amo y lo asustado que estaba. –De verdad,- susurra sobre mi boca, -surgió algo en el último momento, por eso nos retrasamos.- Se explica mirando a Ale.
-Está bien, no es como si te hubieses olvidado de llamar,- dice queriendo quitarle hierro al asunto, apresándola en sus brazos en cuanto yo la suelto. -¿Aun así puede saberse con que os habéis entretenido?- La pregunta alborotándole el pelo a propósito para molestarla, una forma leve de desquitarse por el retraso.
-No es al único al que le gustaría saber eso.- Dice Maggie apareciendo a nuestro lado. –Me alegra verte de una pieza.- Ambas mujeres se abrazan y se sonríen. -¿Y bien? ¿Qué es lo que ha pasado?-
Cass carraspea y sonríe exageradamente, -bueno, se podría decir que la cosa se complicó.-
Ese comentario hace que Maggie frunza el ceño. -¿Michonne está herida?-
-No,- se apresura a tranquilizarla Cass. -Está bien, las dos estamos bien, es solo eso, que la cosa se complicó más de lo que esperábamos, es todo.- Repite y no puedo evitar notarla súbitamente tensa.
-Ya,- Maggie la estudia con la mirada y yo giro mi cabeza para examinar a mi vez el coche. Está algo retirado, pero sin duda es Michonne quien está al volante, al saberse observada me hace un gesto con la mano.
-Deja de jugar al jodido despiste,- digo con los nervios de punta, claramente hay algo que está ocultando y eso no me gusta.
-¿Quieres calmarte un poco?- Dice dedicándome una mirada helada de reojo, si alguien pudiera convertirla en un arma nos desharíamos de todos los caminantes de la tierra de un plumazo.
-Daryl tiene razón, deja de jugar con nosotros y cuéntanos lo que ha sucedido, sea lo que sea.- Exige Maggie cruzándose de brazos de manera autoritaria.
-Ante todo quiero pediros que mantengáis la calma,- suspira cuando Rick, Rosita, Eugene, Glenn y los demás se acercan a nosotros. –Hemos encontrado a dos hombres, estaban en apuros y les echamos una mano.- En ese momento se deshace de la mochila que lleva a la espalda, abriéndola para mostrarnos la comida que hay en su interior. –Esto es un regalo de su parte.-
-Nadie regala nada,- dice Maggie examinando el contenido, -por mucho que les salvaseis dudo que sean tan agradecidos como para daros todo lo que poseen tan a la ligera, así que, ¿qué quieren? ¿Unirse a nosotros?-
-No exactamente,- llegados a este punto es Cass quien más seria y concentrada parece de las dos.
-Sé más precisa.- La hostiga Rick fijando su vista en el coche, su tono me molesta pero no interfiero.
-Primero quiero enseñaros esto,- replica ella ignorándole deliberadamente mientras saca del bolsillo lateral de la mochila un sobre con fotos.
-¿Qué?- Maggie parece confusa mientras las estudia. –Creo que es el momento de que te expliques con un poco más de claridad.-
-El pueblo de esas fotos se llama Alejandría, es el hogar de los hombres a los que salvamos y es seguro por lo que nos han contado, pero necesitan gente que sepa luchar para buscar provisiones o materiales, ellos no tienen demasiada experiencia ni con los caminantes ni con los vivos.- Cass toma mi mano y la aprieta con fuerza como para darse valor, -quieren que nos unamos a ellos.- Dice soltando con total calma esa bomba sobre nosotros.
-¿Podríamos vivir en un sitio fijo? ¿En serio?- Pregunta Gin emocionada.
-No los conocemos,- niega Rick desconfiado. -No podemos fiarnos de ellos, ya hemos pagado caro ese error otras veces.-
-Puede que tengan una valla alrededor pero la estructura necesita refuerzos.- Argumenta Eugene observando las fotos.
-A mí me huele a trampa.- Dice Rosita haciendo un mohín con la boca, -aunque haré lo que Maggie decida.-
-Estaría bien no tener que preocuparnos de mantenernos en movimiento para esquivar a los grandes rebaños de caminantes.- Dice Tara que ocupa un lugar a la izquierda de Maggie.
De pronto todos están dando su opinión en contra o a favor, incluido yo, pero en un momento dado me doy cuenta de que Maggie y Cass no dicen nada, se han quedado calladas rodeadas de nuestra palabrería mientras se miran la una a la otra en un conversación silenciosa.
Nuestra líder asiente despacio en un gesto apenas perceptible y una pequeña sonrisa de gratitud curva los labios de Cass.
La decisión está tomada, y no estoy seguro de que me guste, pero es cierto que vivir con un grupo tan grande de manera errante es agotador. Estamos al límite de nuestra capacidad para mantenernos con vida, todos lo sabemos queramos o no reconocerlo.
En cuanto Maggie levanta su mano derecha no hace falta más, todos dejan de hablar para escucharla.
-Si lo que estás fotos muestran es cierto Alejandría podría ser nuestra oportunidad, pero eso no quiere decir que vayamos a confiar a ciegas en unos desconocidos.- Nos aclara a todos, -nos guiarán hasta el lugar y lo estudiaremos antes de entrar.-
-A mí me parece bien.- Dice Glen apoyando a su mujer sin vacilar.
-No puedes...- Empieza a mascullar Rick pero es cortado en seco por Maggie.
-Soy yo quien decide ahora, si me equivoco cargaré con esa responsabilidad por dolorosa que sea.- Respira hondo y mira de nuevo a Cass. –Quiero hablar con ellos.-
-Bien,- la tensión en sus hombros se desvanece y parece a punto de echar a volar. –Uno de ellos necesitará ayuda para andar, creo que tiene un esguince pero no estoy segura, podría ser algo más grave.-
-Bien, Carl, Gin, preparad un lugar en el que nuestros invitados estén cómodos cerca de la fogata.- Una mujer inteligente, así estarán rodeados por nosotros y no podrán intentar escapar si esa es su intención.
Puede que Maggie quiera darles una oportunidad para creer en su palabra, pero no va a confiar en la promesa de un sitio seguro sin más.
-Esto puede ser un gran error.- Intenta hacerla razonar Rick de la manera equivocada.
-Bueno, eso ya lo veremos.- Dice Maggie retándole a que la contradiga abiertamente delante del grupo, pero él no lo hace, simplemente baja la cabeza y se acerca a la fogata.
-¿De verdad confías en ellos?- Le pregunto a Cass tirando de su mano suavemente cuando intenta soltarse para acompañar a Ale al coche.
-Sí, puede que no lo parezca por el muro que los protege pero tengo la sensación de que nos necesitan más de lo que nosotros les necesitamos a ellos, no sé si me explico.-
Dejo salir el aire de mis pulmones en un resoplido, -está bien, tomemos el riesgo.- Su sonrisa la hace brillar.
-Cuanto te quiero.- Dice saltando para rodear mis caderas con sus piernas y acto seguido me da un ardiente beso capaz de hacer que el sol se muera de sed.
-Que peligro tienes.- Gruño apretándola contra el maletero del Prius.
-Ahora no podemos,- dice entre jadeos al notar como mi erección comienza a presionarse contra su sexo.
-Lo sé, por eso te libras, pero esta noche no te me escapas.-
-No tenía intención de hacerlo.- Dice acariciando mis labios con su aliento mientras la dejo de nuevo en el suelo.
-Me alegro.- Y es verdad, me hace muy feliz que a pesar de los daños sufridos sigamos juntos, sacándonos de quicio a veces, pero sobre todo amándonos siempre.
…
-¿Todo va bien?- Pregunto al ver que algunos se acercan al coche, realmente desearía que Eric no estuviese aquí, sé que quería acompañarme para apoyarme a pesar del miedo que le da salir fuera.
Pero después de lo que hemos pasado en las últimas horas preferiría que se hubiese quedado en casa, a salvo.
-Eso parece.- Comenta despacio para sí misma. –Te ayudaré a bajar,- le dice a Eric, él mira preocupado a las personas que se acercan pero asiente.
-Michonne,- me mira por el espejo retrovisor antes de bajar del coche. –Gracias.-
-De nada.- Creo que podremos ser amigos.
Sí, me ha amenazado con una katana, pero solo intentaba proteger a su amiga. Habiendo sido atacados por esos hombres en el camino puedo entenderla perfectamente.
-Hola,- me saluda un hombre asiático bastante atractivo cuando bajo del coche, -soy Glen.-
-Aaron.- Digo tendiéndole mi mano, él la mira por un momento como si no comprendiera lo que ese gesto tan sencillo significa, hasta que reacciona y me da un fuerte apretón.
-Por lo que nos ha comentado Cassidy habéis tenido problemas.- Dice soltándome, no puedo pasar por alto el machete que lleva a la cintura, ¿es qué todos van armados hasta los dientes en este grupo o qué?
-Unos cuantos,- asiento comenzando a andar hacia su campamento, enseguida noto que él se queda un par de pasos por detrás de mí. –Si vas a cachearnos Michonne ya se te ha adelantado.- Digo pensando que se trata de eso.
-Lo imagino, pero aquí estoy bien.- Me quedo en silencio no muy seguro de como romper el incómodo ambiente que hay entre los dos, -no es personal pero si algo hemos aprendido es que incluso la gente con la que convives y a la que crees conocer puede traicionarte, así que nos hemos vuelto muy precavidos.- Puedo ver que me sonríe de forma amistosa, es evidente que él quiere que esto salga bien, respiro aliviado al saber que además de Cassidy tengo otro aliado que quiere que su líder nos escuche.
-Lo entiendo, gracias por darnos la ocasión de explicarnos.- Digo sentándome al lado de Eric, un par de adolescentes han colocado unas mantas cerca del fuego para que estemos más cómodos y nos miran con una atención que me corta la respiración.
Parecen dos lobos calculando el punto exacto en el que hincar los colmillos en el cuello de su presa.
-Soy Gin,- saluda la chica tomando un espeto de alguna clase de animal pequeño.
-Aaron.- Asiente mientras come pero su sonrisa no me engaña, puede que sea amable con nosotros ahora, pero si le damos la menor razón para desconfiar no dudará en matarnos. -¿Está rico?-
-Te acostumbras,- es la respuesta que me da mientras el chico nos ofrece un pescado a Eric y a mí.
-Están recién hechos y supongo que os inspirarán más confianza que las ardillas.-
-¿Coméis ardillas?- Pregunta Eric sorprendido.
-Comida es comida,- responde el chico dejándonos ver su revolver cuando se inclina para avivar el fuego. –Además la necesidad obliga.- A él tampoco le temblaría el pulso a la hora de matarnos, aún no los conozco a todos, pero creo que puedo asegurar sin equivocarme que estos adolescentes son los más peligrosos del grupo. Estoy convencido aun teniendo fresco el recuerdo de la katana de Michonne contra mi cuello.
-Gracias,- Eric parece mucho más relajado ahora que en el coche.
Creo que le ha ayudado a bajar la guardia el hecho de que le hayan dado un lugar cerca de fuego y un poco de comida, yo sin embargo aún no puedo permitirme sentirme así, no sabiendo que si hago algo mal en la reunión con Maggie él puede terminar sufriendo.
No me lo perdonaría.
Así que a pesar de que aún no sé cómo, tengo que conseguir que esto funcione, y lo único que tengo de mi parte son las fotos que ya han visto y la verdad sobre nuestras buenas intenciones para con este grupo.
Sinceramente espero que con eso baste, sino no sé qué será de nosotros.
…
-¿Qué opinas?- Le pregunto a Glenn, sé que me ha apoyado delante de todos como siempre hace para mostrar un frente unido, pero ahora quiero saber sinceramente lo que piensa.
-Que es arriesgado por todas las razonas que han dado quienes están en contra, pero Maggie,- me mira fijamente a los ojos. -Arriesgado o no, no tomar la oportunidad de tener una vida mejor cuando se nos presenta la ocasión, eso sí que me parece una temeridad.- Me dice calmado, pasando sus manos sobre mis brazos en lentas caricias que me hacen sentir que no estoy sola en esta encrucijada. -¿Por qué dudas?-
-No lo hago,- digo cerrando mis ojos para ayudarme a guardar en mi interior la serenidad que él me transmite. -Supongo que debería hacerlo y por eso te he preguntado, pero lo cierto es que creo que es nuestra mejor opción.-
-Lo que no sabes es como hacérselo ver a los que piensan diferente.- Dice exponiendo con sencillez lo que verdaderamente más me preocupa.
-Exacto, a mí me basta con saber que Cassidy confía en ellos lo suficiente como para traerlos hasta nosotros, lo demás es puro trámite.-
Glenn sonríe asintiendo. –Cierto,- se queda pensativo. –Hazles hablar pero sé consciente de que nada de lo que digan hará que los demás bajen la guardia con ellos, solo cuando estemos allí y conozcamos a su gente podremos formarnos una auténtica opinión sobre el asunto.-
-Te quiero,- digo sonriendo.
Él se acerca un poco más para posar su mano sobre mi vientre sin que le vean los demás. –Y yo a vosotros con todo mi corazón, ahora y por siempre.-
-Lo sabemos.- Glenn me da un suave beso que llena mi corazón de amor por él.
-A por ellos.- Me anima con su actitud pícara.
Sonrío pero ya no digo nada más, cuanto antes tenga esta reunión antes podremos prepararlo todo para ponernos en marcha mañana por la mañana.
En cuanto me acerco a nuestros invitados uno se pone de pie, -encantado, soy Aaron y él es Eric,- se presenta extendiendo su mano y enseguida algunos de los míos le encañonan en un acto reflejo nacido de la más pura desconfianza, aunque he de decir a favor del hombre que a pesar de que eso le asusta se mantiene amigable, así que hago mi parte y le estrecho la mano aceptando su saludo.
-Buenas tardes, mi nombre es Maggie Rhee, Cassidy me ha comentado que habéis tenido problemas por el camino.-
-Sí, mmm…- Hace una pausa para poner en orden sus ideas, -tres hombres nos atacaron pero ella...-
-¿Ella?- Señalo a Cassidy con el pulgar, quien de repente parece muy concentrada en su pescado.
-Perdón, quería decir ellas,- acepto la rectificación pero algo me dice que lo primero era lo correcto, ¿es qué esta mujer no puede evitar meterse en líos solo por qué sí? –Nos ayudaron, nos salvaron la vida.-
-Y entonces les enseñasteis las fotos.- Presupongo.
-Más o menos, Michonne tenía su katana en mi cuello mientras Cassidy las miraba, pero sí, en esencia fue así.-
Dejo escapar una pequeña sonrisa, que no me compromete a nada salvo a seguir escuchando.
-¿Por qué?- Aaron duda cuando le hago esa pregunta, inseguro sobre a que me refiero. -Porque estabais en el camino.- Aclaro para echarle una mano.
-Buscamos gente,- señala a su compañero. –Nuestro pueblo ha tenido una suerte inmerecida hasta ahora pero no va a durarnos eternamente.- Al ver que no le cuestiono continua. –Cuando los militares nos dejaron allí lo hicieron porque era una zona aislada de todo lo demás, creyeron que sería seguro y así fue. Cuando no volvieron construimos las vallas y con el tiempo hicimos zonas de cultivo, nos ha ido bien por nuestra cuenta y saqueando los lugares más cercanos pero…-
-Ya no es así.- Termino por él.
-No,- niega apretando los puños nervioso, -algunos creen que sí pero…- Cierra los ojos por un segundo antes de volver a mirarme. –Hemos perdido a gente hace no mucho en una salida en busca de suministros, todo porque no estaban listos, de los ocho que eran solo dos volvieron, y eso a mí no me parece un éxito.- Que exponga su situación con esa sinceridad me demuestra su ingenuidad, Aaron no es consciente de hasta qué punto ha tenido suerte de dar con nosotros en lugar de con otro tipo de personas. –Precisamente por eso necesitamos a gente como vosotros,- hace un gesto con las manos para señalarnos, -gente que sepa luchar.-
-¿No os pareció peligroso confiar en ellas por mucho que acabasen de salvaros la vida?-
-No,- responde rotundo. -Si hubiesen querido robarnos habría sido más cómodo dejar que muriésemos a manos de esos ladrones y después tomar de ellos lo que les hubiese interesado.- Mira agradecido a Cassidy, -se arriesgaron, yo hice lo mismo, además tratándose de una misión como esta, aceptar que algo puede salir mal es el único remedio que hay para afrontarla, ¿no?- Esa es una forma valiente de pensar, me gusta que asuma el riesgo de perder a cambio de la posibilidad de ganar.
-¿Y el pero?- Pregunto preparándome mentalmente para afrontar la parte mala de este bonito cuento.
-¿Qué?-
-Siempre hay un pero,- doy un paso más hacia él invadiendo su espacio personal, -y quiero saber cuál es.- Digo firme.
Aaron traga saliva y asiente. –Si aceptáis acompañarnos hasta allí tendríais que pasar una prueba para ser aceptados. No es gran cosa no os preocupéis por eso, no es como si fuéramos una compañía de ballet,- al notar que su chiste no tiene éxito vuelve a ponerse serio. -Es mi líder quien toma la decisión final sobre este asunto, no yo, aunque si sirve de algo creo sinceramente que todos vosotros seríais miembros valiosos para la comunidad.-
…..
Noto como mi unicornio se acuclilla a mi lado, -así que tú les salvaste,- no parece sorprendido en absoluto, -no es esa la versión que has dado al enseñarnos las fotos.-
-Michonne también ayudó,- él levanta una ceja escéptico. –Al final lo hizo.- Me defiendo.
-Sabes que te espera una buena bronca por eso ¿verdad?- Resisto el impulso de mirar hacia Daryl, no me hace falta para saber que me taladra con sus ojos de cazador implacable.
-Lo sé, ya lo solucionaremos más pronto que tarde, la cuestión es que no podemos vivir con miedo a vivir, porque entonces eso no es vida, es otra cosa y no estoy segura de merezca la pena.- Comparto con él mi cena y la acepta sin dudar.
-Puede que tengas razón, pero no olvides que la vida duele, sobre todo cuando te equivocas.- Dice chocando su hombro con el mío en señal de apoyo tras saborear despacio el trozo de pescado que se ha llevado a la boca.
Al menos si Daryl se emperra en mostrarse frío hasta que se le pase el cabreo podré contar con mi unicornio para que me acoja en su saco de dormir.
Claro que eso es lo que creo que pasará hasta que de manera inesperada Daryl me carga sobre su hombro como si fuera un saco de patatas. –Ahora volvemos.- Dice al notar el silencio repentino que ha provocado su acción.
Todo hay que decirlo, ha sido más paciente de lo que me esperaba. –Nos perderemos la reunión.- Digo controlando la tentación de acariciar su maravilloso culo mientras nos internamos en el bosque.
-No me toques los cojones, sabes tan bien como yo que la decisión de Maggie ya está tomada.- Pese a lo enfadado que está me deja en el suelo con delicadeza.
Si es que este hombre es un amor. -No voy a pedir perdón por hacer lo que creo correcto.- De todas formas tengo que mantenerme firme en mi postura.
-Joder,- ladra llevándose una mano a los ojos como si así pudiera librarse de mi imprudencia. -¿Tú sola contra tres? ¿En qué demonios estabas pensando?- Me gruñe con la voz áspera de controlarse para no gritarme como sé que en verdad le gustaría hacer.
-Michonne mató al último, así que solo fueron dos contra mí.- Intento bromear para quitarle un poco de drama a la situación.
-No juegues conmigo.- Dice acercándose a mí con la respiración acelerada, -no es justo, así que no lo hagas.- Me reprende y tiene razón, que cualquiera de los dos corra peligro no es algo para tomarse a risa.
-Está bien, perdona.- Ambos respiramos hondo intentando tranquilizarnos para no discutir como fieras, eso nunca nos ha salido bien cuando ha ocurrido.
-¿Por qué? ¿Por qué creíste que ellos valían tu vida?- Está luchando por entenderme. Sé que se esfuerza, así que yo también pongo de mi parte, con el tiempo cuando discutimos ambos hemos aprendido a controlar nuestro carácter lo bastante como para no decir nada hiriente que lamentemos después.
-Tenía que hacerlo…-
-¿Por qué?- Vuelve a cuestionarme sin dejarme terminar.
-Tú lo sabes,- digo despacio notándome a punto de perder la paciencia. –La voz de mis sueños, o lo que quiera que sea me dijo que alguien necesitaba ayuda.-
-A veces me da miedo que confíes tan ciegamente en tu instinto.- Él lo llama así, y esa una de las muchas cosas que amo de Daryl, que no me trata de loca a pesar de que sería fácil considerar que la voz que escucho es un derivado de los numerosos traumas que he sufrido y nada más que eso.
-Llegará el día en que uno de los dos muera,- digo dando un paso hacia el hombre al que amo necesitando su contacto, -pero mi instinto no tendrá la culpa, nos ha salvado más de una vez, así que…- Me encojo de hombros, -lo cierto es que no creo que me falle hoy, no con ellos.-
-Joder.- Apoya su frente contra la mía y noto su pesada respiración sobre mis labios. –Aun así, por favor,- me ruega, -si puedes evitarlo, ¿qué te cuesta luchar con alguien más en lugar de hacerlo sola?-
-Tienes razón, cometí un error al no esperar a Michonne, pero no podía correr el riesgo, sentía que era demasiado importante y no me equivoqué.-
-¿Cómo es jodidamente posible que me des la razón y al mismo tiempo la tengas tú también?-
-Hay cosas que son como son sin que tengan sentido ni necesiten tenerlo.- Me defiendo con una sonrisa mientras él me estrecha entre sus brazos, la vida justo en este lugar es preciosa.
-Puede, aun así intenta tener más cuidado, por mí.- Me da un profundo beso que consigue acelerar mi corazón, es como si su boca fuera un portal directo a un volcán inextinguible. -Sin ti esta mierda de mundo no vale la pena u-git-shi-ha.-Dice separándose de mí los justo para que yo me incline hacia él en una muda petición que no tarda en complacer.
….
Sus labios son una llama encendida que calienta mi alma sin abrasarme la piel, aunque por momentos siento que es así. Mis manos se enredan en su larga melena tirando un poco, lo justo para que ella se exponga aún más ante el asalto de mi boca.
Su lengua acaricia la mía, y el deseo se convierte en un latigazo de placer anticipado cuando Cass gime al sentir como muerdo su labio inferior en una lucha de voluntades sin ganador.
A veces realmente me vuelve loco de angustia el hecho de que esté tan dispuesta a dar su vida por los demás, pero lo cierto es que no puedo acusarla por eso, yo soy igual.
Ambos lo hemos comprendido con el tiempo y nos hemos adaptado lo mejor que hemos podido, creo que por eso preferimos salir juntos a hacerlo por separado, porque entonces sabemos con certeza que si alguno se encuentra en apuros el otro estará ahí para luchar a su lado.
Pero claro, también es cierto que no separarnos jamás tampoco es el plan ideal, porque si no nos damos nuestro espacio terminamos teniendo discusiones absurdas por auténticas tonterías.
Noto como su mano izquierda se aferra a mi nuca mientras la otra desabrocha con impecable destreza mi cinturón para acariciar mi miembro.
-Cass,- gruño su nombre apretándola contra un árbol.
-Te quiero Daryl Dixon.- Dice en un ronroneo que me enciende la sangre en las venas mientras me mira, y todo se convierte en un jodido torbellino en el que podría morir encantado de hacerlo.
De pronto me da un fuerte empujón que me tira al suelo, es entonces cuando veo al caminante que se me acercaba por la espalda.
Cass sin dudar saca su cuchillo kukri del enganche de su muslo y le corta la cabeza al capullo, una vez hecho eso me tiende la mano para ayudarme a incorporarme.
-No lo he oído venir.- Digo molesto por mi descuido.
-En tu defensa toda tu sangre está en tu pene.- Dice con una risilla nerviosa que apenas puede ocultar su miedo mientras yo me abrocho de nuevo los pantalones e intento acomodar mi erección en ellos.
-Ya…- Me giro con todos los músculos del cuerpo tensos ante el gruñido hambriento que se acerca a nosotros, justo para ver como más caminantes salen de entre los árboles. –Mierda.- Con nuestros cuchillos hacemos una buena limpieza, cuento con rapidez los que llevamos, al menos diez y siguen llegando. –Corre al campamento, que se pongan en marcha.-
-No voy a dejarte solo.- Niega enfadada por mi sugerencia.
-Eres más rápida que yo, corre.- Insisto apuñalando a otro de ellos en la cabeza.
-Ni de puta coña,- suelta molesta colocándose a mi lado mientras me mira con tozudez.
-Eres imposible.- Gruño deseando besarla justo en este momento.
-Precisamente por eso te pongo cachondo.- Me replica divertida.
-Puede.- Digo sabiendo que al no darle la razón se picara más, es mi mejor manera de ganar una discusión con ella, al menos lo es cuando no puedo distraerla con sexo. –Vamos,- digo cuando terminamos con otros cinco a sabiendas de que no podemos seguir así, como alguno consiga pillarnos por la espalda en medio de la oscuridad estaremos muertos.
En cuanto me pongo en marcha ella comienza a correr alcanzándome prácticamente al instante, y así, con las armas aún en las manos irrumpimos en el campamento, alterados por nuestro encuentro con los muertos, lo que provoca que la reunión se detenga de golpe.
-¿Qué sucede?- Pregunta Maggie echando mano del revolver que lleva a la cintura.
-Viene un rebaño, nos hemos encontrado con algunos que han debido desviarse pero también podrían ser la avanzadilla.- Explico entre jadeos esforzándome por recuperar la calma.
-¿Qué significa eso?- Pregunta asustado el hombre de Alejandría con el que Maggie estaba hablando.
-¿Resumiendo? Que hay que mover el culo, rápido, rápido.- Dice Ale y todos en el acto comienzan a recoger lo indispensable y a subirse en los coches.
Puede que olvidemos algo pero ya encontraremos la forma de conseguir más o lo fabricaremos por nuestra cuenta, gracias a la ayuda de Eugene es fácil. A pesar de la mentira que nos contó sobre la cura tenerle con nosotros ha resultado una gran ventaja en muchos aspectos.
-Lista,- me avisa Cass rodeando mi cintura con sus brazos.
En cuanto la noto segura nos marchamos sin molestarnos es apagar el fuego, con suerte algunos de esos estúpidos bastardos se quedarán embobados mirando las llamas, y servirá para que el resto se mantenga agrupado a su alrededor.
-¿Cómo estás tan seguro de que es un rebaño?- Pregunta Maggie cuando ya llevamos un rato en marcha.
Vamos directos a un viejo establo no demasiado lejos de nuestra posición pero que habíamos decidido no usar porque las puertas podían abrirse fácilmente desde el exterior, y no nos entusiasmaba dejar los coches ante ellas a modo de barricada porque eso podría atraer la atención de otros supervivientes.
-No he encontrado grandes presas últimamente, lo que no es tan raro a veces sucede.- Digo cuando Cass me pasa el Walkie-talkie. –Pero todos los rastros con los que he dado no eran recientes.- Maldigo en mi interior por haber sospechado la posibilidad de que estuvieran cerca y no haberlo avisado… Si las cosas hubiesen ocurrido de otra manera ahora podríamos estar todos muertos por culpa de mi estupidez. –Lo siento Maggie.- Digo sintiendo las palabras arañando mi lengua como si fueran cristales.
-No te preocupes,- suspira al otro lado de la línea, -yo tenía la sensación de que todo estaba demasiado tranquilo pero pensé que quizá era cosa mía.-
-¿Vivimos en el mismo maldito campamento?- Suena la voz de Ale de repente, -nada puede ser tranquilo si está Merle de por medio.- Dice con un tono cansado, como si no pudiera creer lo que Maggie ha dicho.
-No eres más gilipollas porque no te entrenas.- Se oye de fondo la réplica de mi hermano, ese pequeño intercambio sirve para que todos nos relajemos un poco.
No es exactamente como los revuelos que montaban antes en la prisión, pero algo es algo.
-¿Vas bien?- Le pregunto a Cass dándome cuenta de la velocidad a la que voy y cayendo tarde en que ella no lleva puesta su chaqueta de cuero, con las prisas ha debido olvidar cogerla.
-Sí, pero si te dejo sin respiración me avisas.- Bromea por lo mucho que se aferra a mí en busca de un poco de calor.
-Voy a parar un segundo no nos esperéis.- Aviso al grupo y desacelero hasta que freno con suavidad. –Ten,- digo tendiéndole mi chaleco a Cass, ella se lo pone enseguida con cierto alivio, sus brazos seguirán al aire pero algo es algo.
Contenta me da un beso rápido, sonríe y vuelve a colocarse mi ballesta a la espalda.
-Gracias por cuidarme.- Creo que nunca me acostumbraré del todo a que me agradezca las pequeñas cosas que hago por ella, aun así me gusta que lo haga.
-Eso siempre.- Digo volviendo a ponerme en marcha.
Enseguida damos alcance a los demás, quienes a pesar de no haberse detenido a esperarnos sí que habían reducido un poco la velocidad para asegurarse de que les encontrásemos sin problema.
-Daryl,- la suave voz de Cass me acaricia el oído junto con el viento. –Sí Alejandría no te gusta no tenemos porqué quedarnos.- Saber que ella está dispuesta a hacer ese sacrificio me estruja el corazón. –Sé que vivir en la carretera te gusta más.-
-Sí, me gusta, pero lo que quiero es pasar mi vida contigo, donde o como lo hagamos no me importa. Además, te dije que tomaríamos el riesgo.- Le recuerdo.
-Lo sé, pero aun así… Si le das una oportunidad y no eres feliz allí dímelo. ¿De acuerdo?-
-Primero comprobemos si es realmente seguro, después nos preocuparemos por lo demás.-
-Está bien,- La noto temblar pero ya queda poco, pronto llegaremos y la ayudaré a entrar en calor. -¿Terminaremos lo que empezamos en el bosque?- Me pregunta divertida casi como si me hubiera leído el pensamiento.
Conociéndola en verdad no me extrañaría que pudiera hacerlo.
-Te dije que esta noche no te me escapabas y no vas a hacerlo.- Digo con el ego satisfecho porque su deseo por mí siga tan ardiente como al reencontramos en la prisión.
-Genial.- Noto como deja un beso sobre mi espalda antes de volver a apretarse contra mí.
Joder, como la amo, es que no se lo imagina.
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Hola almas corsarias.
Estamos a 24 de febrero y poquito a poquito va avanzando la cosa. Antes Cass y Daryl al discutir soltaban alguna burrada, principalmente Daryl, después se tomaban su espacio y luego intentaban razonar. Ahora han avanzado bastante, intentan escucharse y lleguen o no a consenso se empotran, cosa que me parece maravillosa, follando se entiende la gente jajajaja
Glen siendo tierno con Maggie porque va a ser papa me parece lo más amor del mundo.
Aaron iba para diplomático en serio, esa sangre fría para no mearse encima cuando todos le encañonan solo por darle la mano a Maggie, me reí mucho mientras escribía esa escena.
Espero que el capi os haya gustado, besototes for all.
