Respecto a mi tardanza, ¿debería disculparme? La verdad es que no siento culpa, la vida adulta apesta y le puse a este cap tiempo que pude haber usado para dormir o divertirme en otra cosa que no sea estar frente a una computadora, pero aquí estoy, porque me gusta escribir y que me lean. Espero que a ustedes les guste leerme lo suficiente como para poder esperarme.
Tengo muchas ganas de escribir de este fic y otros más, pero por desgracia no puedo dedicarme a esto al 100, aún y si lo deseara.
Tardío florecer
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Tercer pétalo
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Aoi apenas y recuerda la primera vez que escuchó de los sexos secundarios. Tendría a duras penas 5 años, y fue cuando el mayor de sus hermanos se presentó como un alfa, y se convirtió en el orgullo de toda la familia, pues un alfa hijo de dos betas no era algo muy común.
Todo había ido muy bien, Aoi en su inocencia se había emocionado mucho, aunque no comprendiera del todo, porque si su hermano recibía tantos elogios era porque es algo sumamente bueno, y ella estaba feliz por él; lo que no esperaba, era verlo cambiar súbitamente. De ser un hermano dulce, que gustaba de cargarla en sus hombros en su camino al río y pelar manzanas para los más pequeños, pasó a ser alguien arisco, tosco y que constantemente acababa metido en pleitos. Aunque antes su padre le habría reprendido por esta clase de situaciones, parecía orgulloso de su conducta, diciendo: "Es un alfa, no puede negar lo que es".
Y Aoi aprendió a aceptar que su hermano se convirtió en este extraño que apenas y le volteaba a ver. Pero había cosas peores, como cuando su otro hermano se presentó como un omega, y de la peor de las maneras.
Aoi recuerda cómo se aferraba a las ropas de su madre, mientras veía con impotencia como su padre golpeaba a su hermano, la persona más dulce que ella conocía, culpándolo de algo que ella no entendía.
— ¡No eres más que una deshonra! ¡¿Qué vas a hacer ahora, por qué no te has defendido como el hombre que se supone que eres?!
Aoi estaba tan confundida, viendo como todo el cuerpo de su hermano estaba lleno de moretones y que pese a todo el maltrato que recibía de su padre, no se quejaba de nada, como si ya no le pudieran hacer más daño. Años más tarde, entendió que probablemente no hubieran podido hacerle más daño del que fue un ataque grupal de alfas -alfas que antes solían ser aquellos a los que llamó amigos- en su primer celo de omega. Quizá sólo le podía hacer más daño el quedar embarazado con el engendro de uno de sus victimarios.
Esto último ella no podría saberlo, pues después de esa noche, jamás volvió a saber de su hermano, el "omega" al que se le dijo que nunca volviera a casa, y cuyo nombre nunca más fue mencionado.
Pocos meses después, como si fuera una especie de castigo, el hermano de Aoi fue asesinado por atacar a la omega-aunque algunos decían que era en realidad un él- de otro alfa.
— Yo jamás seré una omega, ni tampoco una alfa— dijo a su madre, una de esas mañanas en que su padre no estaba.
— No es algo que puedas elegir, Aoi— le dijo su madre mientras le terminaba de hacer la primera coleta, asegurándose de que no quedará ni un cabello mal acomodado, antes de proseguir con la siguiente—. Es algo que nadie elige.
— No lo seré— la pequeña estaba segura de que ser un omega era un destino peor que la muerte.
— Pero si tu fueras omega sería algo bueno— Aoi frunció el ceño, ¿qué tenía de bueno ser omega?—, las omegas son muy apreciadas, porque son buenas esposas y excelentes madres— la ojiazul se calló la pregunta de entonces porque su hermano merecía tan vil trato por simplemente ser un omega, si ella sería privilegiada en caso de serlo.
—Seré una beta— insistió, pues aún a su corta edad, sabía que no tenía caso pelear por esto. Su madre sólo le sonrió, como quien entiende que su hija es algo más despierta de lo que debería, y probablemente por eso va a sufrir un poco más que los demás.
— Entonces serás la mejor de las betas— le abrazó, como si estuviera pidiendo perdón a sus otros dos hijos por lo que había permitido que pasará.
Y con la ilusión que solo puede tener un niño, Aoi confió en las palabras de su madre por años, cuando cumplió 15 años, siendo una huérfana, se alegró cuando no presentó su celo o brama, y se esforzó en cumplir con aquello que su madre había dicho.
Pero al final, fue alcanzada por su destino.
— Esta bien, Aoi-san— Aoi sentía que todo le daba vueltas, probablemente algo así estaba pasando, porque sentía su cabeza golpear suavemente contra algo a un ritmo constante y podía escuchar los pasos apresurados, pero, no podía decir quién era la persona que le hablaba, era como si todo estuviera distorsionado. Por el brillante color amarillo que alcanzaba a distinguir suponía que era Zenitsu quien la llevaba a algún lugar tan rápido como podía—. Vas a estar bien— apretó el haori amarillo jadeando por un poco de aire, presa del pánico.
Hacía demasiado calor y todo el cuerpo le dolía, era como si fuera a morir en cualquier instante.
— Shinobu-sama— lloriqueo desesperada. La necesitaba, como nunca.
— Te llevo con ella, tranquila. ¡Ella sabrá que hacer!
— ¡Zenitsu!— Aoi apretó con más fuerza la tela, tratando de esconderse, temerosa de la voz. Y sabía que su miedo no era injustificado cuando el rubio empezó a correr aún más rápido.
— ¡Todo va a estar bien!— le prometió, aunque ya había empezado a llorar, probablemente de la desesperación—. ¡No voy a dejar que te hagan daño, Aoi-san!
— Aoi— la nombrada jadeó.
Esa voz, esa voz era tan diferente a la anterior.
Su cerebro hizo una especie de corto circuito, estando a punto de empezar a removerse entre los brazos del beta para que la soltará, y entonces, correr en la dirección de esa voz, que con sólo decir su nombre la hacía sentir como que su lugar en el universo era a su lado. Porque ella sabía que debía cumplir con lo que debía de hacer.
Parpadeó, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, sintiéndose más confundida que nunca.
«¿Qué diablos ha sido eso?», la poca conciencia que quedaba en Aoi formuló una pregunta que le era imposible siquiera tratar de procesar.
— ¡Tranquila!— Zenitsu la apretó con fuerza, aunque seguro que se lo estaba diciendo más para sí mismo.
— Aoi— esa voz le volvió a llamar, haciendo que un extraño escalofrío la recorriera completa, hasta llegar a su centro, haciéndola humedecerse. Ella jadeó por la sorpresa, sin saber por qué intentó apartarse del rubio, y también frustrándose porque le era imposible hacerlo, no tenía fuerza alguna en los brazos.
— ¡Kanaooooo!— Zenitsu gritó aliviado, pero antes de que pudiera explicarle cualquier cosa, ella corrió en dirección opuesta, directo hacía sus persecutores, con una ira silenciosa y seguro que también mortífera.
El primer golpe hizo a Zenitsu gritar con terror, eso había sonado como un hueso roto. Aoi no dijo nada, ahora aturdida.
— Llévala con Shinobu-sama— Kanao sin dudas se veía como si estuviera dispuesta a matarlos de ser necesario, Zenitsu estaba preguntándose por quién debería temer en realidad, pero no detuvo para ver atrás—. Yo me encargo de esto.
Abrió los ojos y de inmediato entró en pánico. Está recostada en un futón, pero no sabe en dónde está, no tiene ni idea de que ha pasado y por si fuera poco todo el cuerpo le duele como si la hubieran molido a golpes. Para terminar de empeorar todo, hace calor. Demasiado calor. Esto de ningún modo puede ser una fiebre normal.
Escucha a alguien acercarse, y sabe de inmediato quién es.
— ¿Shinobu-sama? ¿Qué ha pasado?— no puede reconocer su propia voz, suena como un ser agonizante por el dolor.
— Has despertado— le ofreció agua, y Aoi gimoteó, porque no sabía que necesitaba tanto de ello hasta ese momento. Shinobu sonrió compasivamente—. Lo lamento mucho, Aoi— ella empezó a peinar el flequillo que se encontraba pegado a su piel por el exceso de sudor. Aoi tragó el agua y aunque se la acabó toda, seguía teniendo mucha sed, sabía que lo que sea que Shinobu quería decirle era importante, pero no lograba concentrarse—. Te has presentado. Como una omega.
— ¿Presentado? Pero tengo dieci…
— Supongo que tardaste en florecer— aunque Shinobu trató de ser empática y brindarle un poco de apoyo moral, Aoi no puede evitar las ganas de llorar. Es más, está segura de que lo está haciendo porque sus mejillas se sienten un poco más frescas. Ella no quería ser una omega, jamás lo deseó. La idea de tener que soportar esto cada tantos meses era abrumadora.
— No llores Aoi.
— No quiero ser una omega— era tan injusto, ¿no merecía algo bueno de parte de la vida? ¿Que después de todo lo que le ha pasado, el universo le brinde el único modo de vida en que puede estar más o menos cómoda?—. Es aterrador pensar en que cada seis meses tendré que pasar por esto y tener que cuidarme para no ser violada por alfas. ¡Y no quiero tener un bebé! No aún…
Había tantas cosas que quería hacer, en sus planes jamás estuvo la maternidad a corto plazo.
— No, no— Shinobu se tumbó a su lado y la abrazó, y Aoi empezó a llorar con más fuerza, porque el aroma de su protectora es distinto, ya no es esa ligera fragancia a bergamota, sándalo y glicinas, sino que ahora distingue un poco de jazmín, flor de cananga y bloomeria. Si tuviera que describir el modo en que ella olía, sería como un hermoso sueño sin fin en donde alas de mariposa bailaban alrededor de todo su cuerpo. Aoi cerró los ojos, disfrutando con culpa por sentirse reconfortada por ese olor, pero en el fondo agradeció que su estúpido cuerpo de omega no la perciba como una alfa, sino como familia—. No vas a tener que lidiar con eso, siempre vas a contar conmigo, no sólo para cosas correspondientes a los cazadores, también para eso. Siempre. No voy a dejar que nadie se aproveche de tu condición como omega para hacerte daño. Incluso si no estoy cerca por alguna misión, estoy segura de que Kanao cuidará de ti— le abrazó con más fuerza, acariciando las coletas que en algún momento se habían desacomodado—. Incluso si me lo permites podría tomar una muestra de sangre para tratar de hacerte un supresor especial para ti. Lo tendré listo muy pronto, no te preocupes por eso.
Aoi sabe que está llorando con incluso más fuerza, ¡malditas sean las hormonas! Pero es que no puede con la emoción de sentirse segura y amada.
— Shinobu-sama, ¡gracias!— la Pilar le limpió las lágrimas de los ojos mientras sonreía maternalmente.
— Mira— terminó el abrazo con cuidado y le terminó de deshacer las coletas, dejando su cabello suelto. Después de peinarlo un poco, se puso de pie para ir a la entrada de la habitación—. Te traje algunas cosas porque pensé que te harían sentir mejor— Shinobu acercó una canasta en la que se podía notar como casi se salen las sábanas—. Tengo mucho sin ayudar a hacer un nido— pareció perderse en los recuerdos de cómo ella y Kanae se las tuvieron que arreglar solas para aprender cuando su hermana se presentó como una omega—, pero supongo que podría ayudarte un poco.
No era nada del otro mundo, colocar las sábanas alrededor del futón para que ella estuviera más cómoda, incluso la Pilar del Insecto se las arregló para que una de las sábanas hiciera una especie de techo. Aoi se sintió muy cómoda, era como tener un pequeño espacio para ella.
Pero cuando Shinobu delicadamente empezó a poner prendas de ropa, Aoi de nuevo sintió que casi quería llorar.
Kiyo, Sumi y Naho aún no tenían un aroma en especial, pues eran aún muy pequeñas, huelen como niñas; pero ahora además de los cambios que notó en Shinobu, puede notar que ahora percibe mejor el aroma de Kanao, que era similar a la granada, el jengibre, con un poco de canela y miel, era como un amanecer nublado, que la hacía desear dormir cinco minutos más.
Su corazón empezó a latir feliz. Familia.
Aoi sintió que podría explotar de la alegría, tener a su alrededor el aroma de todas las personas con las que tenía tal lazo de amistad que quizá superaba el de la familia de sangre le hizo sentir un alivio inexplicable.
— ¿Y Kanao?— le gustaría poder verla, ser abrazada por ella como Shinobu había hecho antes.
— Bueno— Shinobu parecía querer evitar el tema, paseando su vista por la habitación, pero después de soltar un suspiro mientras se sentaba a su lado una vez más, decidió decirle la verdad—. Peleó con Tanjiro e Inosuke, fue algo bastante sorprendente, nunca la había visto así.
— ¿Peleó? ¿Está bien? ¿Y Zenitsu-san? Dioses, creo que él estaba herido— empezó a tratar de salir del nido, preocupada por ambos, aún y cuando se sentía débil, tenía la necesidad de cuidar de otros. Shinobu la sostuvo, impidiéndole moverse más.
— Están bien. No los subestimes.
— ¿Por qué peleó con ellos?— ella era una alfa también, pero en los dos años que tenía siéndolo jamás se había peleado con alguien, ni siquiera en su brama.
— No sé si deba contarte.
— ¿Shinobu-sama?— le pidió quedamente que le contara.
— Sabes que los alfas a veces la tienen difícil también, ¿verdad? Incluso aunque no lo parezca— Aoi asintió despacio, intuyendo a dónde iba la conversación—. Cualquier alfa es un peligro potencial para cualquier omega en celo. El aroma es simplemente irresistible— hizo una pausa, no era algo sencillo de decir.
— Lo sé— ese fue el motivo por el cual su hermano acabó siendo asesinado en primer lugar—. ¿Pero cómo es que usted puede estar tan tranquila conmigo?
— Afortunadamente mi yo alfa te reconoce como parte de mi familia y no como una potencial pareja, así que puedo cuidar de ti sin ningún problema— bajó la mirada, y Aoi sabía que lo que seguía no era algo fácil de tragar—. Sin embargo, Inosuke-kun y Tanjiro-kun son alfas jóvenes, aún no se saben controlar muy bien. Son hormonales y tontos…
— ¿Ellos…?— la posibilidad le dolía demasiado. ¿Era alguno de ellos la voz aterradora?
— Kanao sintió que estabas en peligro— no se atrevió a decir que en realidad lo estaba—. Y actuó como debía. Al final resultó ser algo divertido, nunca la había visto tan molesta— el aura de Shinobu cambió por completo—. Y Tanjiro-kun se veía tan asustado como fascinado por la fuerza de Kanao, ¡fue tan raro!
— Shinobu-sama— Aoi se abochornó tanto que olvidó toda la angustia de antes. La usuario de la respiración del insecto se limitó a soltar una risita mientras le daba unas palmaditas.
— El que no se rindió fue Inosuke-kun— Aoi percibió que el calor aumentaba, pero esta vez era… reconfortante—, peleaba como nunca— dijo de forma aparentemente casual, pero Aoi ya la conocía bien, sabía que había algo más detrás de ese comentario.
Por la forma en que le vio por el rabillo del ojo, estuvo segura de que allí había algo más.
— ¿Pasa algo con Inosuke-san?— de ser así, más valía saberlo de una vez.
— No— desvió la mirada—, yo más bien diría algo contigo.
— ¿A qué se refiere?
— Bueno, pareciera que tu celo y la brama de él pasaron al mismo tiempo. Como si uno hubiera provocado el del otro.
— No… no creo…
«Pero eso explicaría porque una voz sonaba tan aterradora y la otra me hizo desear volver...», pero Aoi se negaba a seguir buscando explicaciones y las razones de porqué todo esto se detonó en primer lugar.
— Es una posibilidad que hayas reaccionado a él, como si fueran…
— ¡No podemos ser compañeros!— tomó una de las sábanas para cubrirse con ella la cara—. Es un inadaptado, terco, bruto, ignorante, maleducado, ni siquiera sabe leer ni escribir, y... y.…— pese a todo lo que estaba diciendo de él, el agradable calor continuaba creciendo, yendo hasta sus mejillas—, ¡y es menor que yo!
Shinobu no pudo evitar carcajearse ante la última de las razones por la que Aoi no quería considerar la posibilidad de que Inosuke fuera su compañero.
— Creo que buscas demasiadas excusas. Apenas y le llevas un par de años— dijo divertida, ignorando el resto de los defectos ya mencionados.
La ojiazul tan solo gruñó, sabiendo que eso era verdad. Pero, eso no quitaba que el resto fueran razones válidas para desear que no fuera su compañero.
Por más lindo, valiente e inteligente que Inosuke fuera. Y aunque se veía tan feliz cuando comía su comida, y desde que volvió de la misión del Distrito rojo, empezó a traerle bellotas y frutos silvestres.
Se dejó caer contra el futón, ya empezaba a pensar que no era tan mala idea que él fuera su compañero.
Su compañero.
Pensar que algo tan al azar como que las sustancias químicas que ambos producen sean tan compatibles como para llegar a estar designados a pasar toda una vida juntos.
— ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?— como si no fuera suficiente con ahora tener que lidiar con ser una omega, ahora seguramente tendría que soportar tener a Inosuke detrás de ella.
¿Qué se supone que ella iba a hacer si Inosuke era su compañero? Por más bueno que fuera, no va a cambiar todo lo que él era, ¿cómo ella va a soportar eso? Casi que podía verlo ya dando saltos, entusiasmado con la idea de que ella pudiera estar esperando un bebé.
Tragó con fuerza.
Se vio a sí misma cargando un hermoso bebé de enormes ojos verdes, piel pálida y largas pestañas, jugando con sus largos cabellos antes de que llegara Inosuke, el padre de ese bebé, su compañero, a darle un beso en los labios mientras acariciaba las mejillas del fruto de su unión.
No pudo evitar sonreír un poco, tanto porque se sentía tan extraño como lindo.
— Debe de ser un verdadero horror—la voz de la mujer la sacó de su ensoñación.
— No quiero pensar mucho en ello— pero un pensamiento fugaz pasó por su mente, tan salvaje que la hizo sonrojarse todavía más, pero, sería bueno hacerlo para sacarse de dudas—. ¿Podría…?— una vez empezó a decirlo Aoi se arrepintió de siquiera considerar decirlo en voz alta, era demasiado ridículo.
— ¿Qué cosa?
— Olvídelo, no es nada— se envolvió en la manta.
— Aoi, déjame ayudarte— ella se encogió en su lugar.
— Me gustaría tener una prenda de Inosuke— su yo omega no iba a poder evitar soltar la lengua porque sintió que un alfa le estaba ordenando hablar. Ahora que lo había dicho no pudo evitar hundirse en su nido. ¿Cómo es que se le había ocurrido eso?— ¡Es solo para probar su teoría!
— No creo que sea apropiado. Podría empeorar tu celo al oler sus feromonas.
— No importa— si ya había pasado la vergüenza de decirlo qué más daba insistir—. Puedo con ello. Sólo es por su teoría.
Shinobu suspiró.
— No es una buena idea, pero supongo que si en verdad él ha provocado esto y… es necesario, puedo dejarte a solas y entonces podrás solucionarlo por tu cuenta— Aoi estaba segura de que podría morir de la pena por lo que su mentora estaba insinuando.
— ¡No es lo que parece!
— Sí, sí, no te preocupes— se puso de pie y se acomodó bien el haori—. Te traeré algo mañana, pues ya es tarde, trata de dormir por hoy.
— Gracias —dijo ya entre dientes.
— De verdad trata de descansar, no tenemos idea de cómo te vas a comportar de un momento a otro.
— Ni me lo digas, no quiero pensar en que actuaré como un animal de un momento a otro.
— Bueno, te dejo— caminó hacía la puerta, y antes de cerrarla, le dio un último vistazo—. Todo saldrá bien, no te preocupes.
Escuchó el suave sonido de la puerta al cerrarse, y después de darse la vuelta con aún la sábana alrededor de ella, cerró los ojos e hizo una pequeña oración.
«Que todo salga bien».
Nunca había tenido un sueño pesado, de hecho, eso fue lo que le salvó la vida en más de una ocasión. Esta vez, quizá sería justo lo contrario.
Despertó de un sueño confuso, en donde parecía haber estado en cualquier lugar y en ninguno al mismo tiempo. Sólo recordaba haber escuchado como algo se arrastraba, aunque no podría decir si era por el techo o el suelo.
¿Un demonio? Eso sería imposible, la Finca Mariposa está rodeada de glicinas, no había modo de que un demonio siquiera pudiera acercarse.
Antes de que pudiera abrir los ojos para enfrentarse a ese extraño, su olor llegó a ella.
Esa fragancia la invade de nuevo, los cítricos de esa tarde, los que iniciaron todo esto. Pero no es solo eso, está el dulce olor a almizcle, y también hay un poco de romero y madera de cedro. Era como un día soleado, no… radiante, de la época más calurosa del año, de las que brindan sonrisas fáciles y te hacen sentir segura con todo lo que venga por delante, con toda la confianza del mundo y sin miedo a nada.
Hay un toque de lavanda, rosas y ámbar que hacen que empiece a perder el juicio al sentirse entre las nubes. Le encanta, es adictivo.
«Alfa», sus pupilas se dilataron, y empezó a respirar con dificultad. Como pudo, se apoyó en sus brazos para poder verlo a la cara.
Allí estaba él, frente a ella. Quieto como si fuera un depredador contemplando a su presa.
— Inosuke…
— Aoi.
Todo estaba hecho.
Si alguien se lo pregunta, el aroma de Inosuke no me lo inventé yo del todo sola, fue basado en la línea de perfumes de Primaniacs inspirados en los personajes de Kimetsu no Yaiba, cada una con su fragancia "personal", la verdad me encantaría tener el de Inosuke, pero uno es pobre y que se le hace xdxdxd
Seguro que quieren matarme ahora por el punto en el que deje la historia xD disculpen xdxdxd
