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—¡Bienvenidos a la gran final de esta competencia de duelo! —un pequeño mago del Ministerio de Magia hablaba con voz amplificada desde una tarima ubicada en medio del Gran Salón—. Ha sido una velada llena de magia y emociones. Finalmente, los dos mejores han llegado a esta instancia y es hora de conocer al ganador.

Alastor estaba nervioso. Filius no había tenido problemas para llegar a la final. Ni siquiera él le había supuesto un reto cuando lo derrotó en semifinales. Sin embargo, ahora sería distinto. Su contrincante era un estudiante de séptimo año de Hufflepuff que había enviado al ala médica a su primer adversario tras hacer que una se estrellara con una de las armaduras encantadas del colegio.

Hacía una semana que habían terminado los ÉXTASIS y dos días antes les habían entregado sus notas. Ambos habían logrado notas sobresalientes que les permitirían, sin ninguna duda, estudiar lo que deseaban. Alastor no había cambiado de opinión y se había matriculado en la Academia de Aurores en cuanto supo los resultados, mientras que su amigo viajaría a Asia a realizar un estudio y así poder aplicar como profesor de Encantamientos en Hogwarts, puesto que estaría vacante en algunos años y que el profesor Dumbledore le había ofrecido su ayuda para conseguirlo.

Ahora su amigo estaba a un enfrentamiento de ganar el título que lo inmortalizaría en la historia de los estudiantes destacados del colegio.

—Nuestros dos finalistas son: Filius Flitwick de la casa de Ravenclaw y Jason Lustig de la casa de Hufflepuff —el mago se dirigió hacia una de las mesas, tomó un pergamino y volvió al centro—. Caballeros, conocen las reglas, colóquense en sus lugares.

Jason se dirigió hacia su izquierda y Filius hacia la derecha. Ninguno de los dos parecía nervioso y caminaban con seguridad en direcciones contrarias. El juez de todos los duelos de la noche había sido el Profesor Dumbledore pues, según el criterio del director, era el más indicado para esa tarea.

El profesor sustituyó al mago del ministerio en el centro de la tarima y procedió a iniciar el duelo.

Sonorus —dijo llevando su varita al cuello—. A la cuenta de tres. Uno… dos… ¡tres!

El enfrentamiento fue aburrido al inicio. Jason lanzaba hechizos entrecortados que Filius desviaba con facilidad. Alastor dedujo la táctica de su amigo antes de que la pusiera en práctica completamente. Conforme iban pasando los minutos, empezó a ver que el Hufflepuff iba agotando toda su energía mientras que Flitwick parecía estar muy relajado. Cuando parecía que el escudo protector de su amigo iba a ceder ante las arremetidas de su adversario, sin previo aviso, empezó a lanzar hechizos a diestra y siniestra hasta que un rayo de luz roja impactó de lleno a Lustig. El mago salió volando por los aires y cayó en el borde de la tarima evidenciando que Filius había usado el hechizo Enverte Statem.

El profesor Dumbledore se acercó a Jason quien lucía abatido y cansado y una vez que se cercioró que estaba bien pero no estaba en condiciones de continuar con el duelo, invocó la copa que se hallaba en una de las mesas y con una sonrisa se la entregó a Filius quien lucía realmente feliz.

—¡Felicidades! —Alastor se acercó a su amigo para felicitarlo.

—Gracias, sabes que me ayudaste mucho, felicidades a tí también. Si no hubiéramos tenido nuestros duelos en vacaciones durante todos estos años, no hubiéramos mejorado tanto.

Y así, ambos amigos se dirigieron por última vez hacia la Sala Común de Ravenclaw con la alegría de haber concluido exitosamente su tiempo en el colegio.