Automáticamente mordió su labio inferior aprisionándolo con fuerza, estaba completamente aterrada al ver el mensaje y más porque el momento de la verdad se estaba acercando con sutil rápidez, pronto podría quedar en embarazo y eso la aterraba y bastante.
Pensó que si contestaba de una vez iba a mostrar su desesperación, por lo que siguiendo su sentido común decidió esperar un poco, aunque tenía que aceptar que moría de ganas por saber de quien se trataba, si podía conseguir el dinero, si al menos serían unos padres confiables y no unos estafadores.
Juvia:
¿Dónde estas?
Le escribió a Meredy mientras iba caminando por el campus, al tiempo que el frío invernal le calaba los huesos y la hacía titiritar. La acompañaban las ramas de los numerosos árboles que habían perdido en su totalidad las hojas. Tenía que contarle lo que acababa de pasar con su profesor o si no iba a explotar y no precisamente de alegría, le había puesto mucho más trabajo y había herido su orgullo e inteligencia.
—¡Idiota! -Masculló.
Meditó si la decisión del profesor hubiera sido diferente si él no la hubiera escuchado hablar mal sobre su persona, consideró que el joven y apuesto profesor pudo haber estado interesado en su trabajo, pero ella como solía hacerlo, había arruinado una oportunidad de oro, y si ¿Se hubiera encargado de su tesis? ¿Si hubiera sido un gran director? El profesor no era de los que se involucraban en proyectos y era casi nula la interacción que tenía con sus alumnos, pero el solo hecho de que Gray Fullbuster fuera su director ya le daba cierto nivel a su trabajo.
No podía mortificarse y culparse toda la vida, igualmente sabía que Meredy tampoco le agradaría trabajar con él, es cierto que el director de proyecto era un aliado y una ficha fundamental, pues la sabiduría que transmitía podía aportarle demasiado a su trabajo y convertirlo en una obra de arte, pero tampoco es como si su vida se fuera a acabar porque el Fullbuster no quisiera estar en su proyecto.
Ahora, para Juvia había algo que no cuadraba en todos esos sucesos, ¿Por qué sólo la mandó llamar a ella cuando su tesis era con Meredy? ¿Es que acaso quería verla por que tenía algún tipo de interés amoroso? Emitió una sonrisa al saber que eso último había estado fuera de lugar y que su mente podía ser muy imaginativa. ¿Quería acaso jugar con sus pobres sentimientos al influirle terror por sus palabras fueras del lugar? Se inclinó por esa última pregunta, debía tratarse de eso.
Sus ojos azules se despegaron de su celular y viajaron rápidamente a los mellizos de la clase que por la otra acera estaban caminando en sentido contrario junto a sus compañeros, Minerva, Yukino, Rufus y Orga. Con un gesto de su mano se despidió de todos y siguió su camino.
—¡Ahí va lo tuyo! -Sting molestó a su hermano quien se sonrojó violentamente hasta la frente, odiaba esos tipos de comentarios y más porque cada vez que los hacía frente a sus amigos iba a desencadenar una serie de preguntas referentes a la peli azul y a él, esas que claramente no quería contestar.
—¿No la has invitado a salir? -Y Yukino caminó rápido para quedar junto a él, Juvia podía ser invisible para todos ellos, ya que era una chica aplicada y que no se relacionaba con muchas personas, totalmente diferente a ellos que eran populares y muy guapos, totalmente apetecidos, pero claramente el grupo de Sabertooth como los llamaban en el campus tenían presente esos cabellos azules por Rogue.
— Juvia no me gusta. -Y todos soltaron una carcajada al unísono, la muchacha de cabellos azules volteó a mirar y siguió con su camino, no había logrado escuchar una sola palabra.
Al estar absorta en sus pensamientos no le tomó importancia a la risa de sus compañeros, ya que no tenía ni la menor idea que estaban hablando de ella y es que básicamente, era un poco distraída. En los cuatro años de carrera que llevaba y que conocía al muchacho, no se había dado cuenta que se le había metido en el corazón al joven Rogue.
Si él se confesaba no estaba seguro si ella lo iba a rechazar, por lo que era mejor para él sacrificarse guardando sus sentimientos, tenerla cerca, a su lado, verla sin ningun tipo de vergüenza y no provocar que ella lo evitara y tal vez jamás escuchar su dulce voz. Era un trato justo para él, aunque terriblemente contraproducente para su corazón.
Meredy:
¿Qué te dijo el Diablo? ¿Pudiste salir del inframundo ilesa?
La muchacha se puso un audífono al ver cómo la notificación del mensaje aparecía en su pantalla quebrada en cientos de pedazos. Debía llamarla, esa conversación que tuvo con el temible profesor Fullbuster no podía esperar y mucho menos el mensaje que acababa de recibir. Al llegar al bicicletero liberó su transporte y cuando estuvo a punto de iniciar el camino para su trabajo llamó a la jovencita de cabellos rosas.
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Respiro profundo sentada en la acera de la parte de atrás del restaurante, en su break, estaba decidida a contestar el mensaje, así que sin pensarlo mucho escribió en respuesta.
Juvia:
Buenas tardes. -Dudó un poco pero finalmente le dio enviar. Claro, dígame en que le puedo colaborar.
Respiró profundo, sus manos temblaron un poco, se encontraba nerviosa, mucho, por eso al recibir la respuesta en tan poco tiempo tragó toda la saliva que tenía en la boca. No imaginaba que esa persona se encontrará en linea.
Señorita, ¿Podría por favor indicarme su experiencia?
—¿Experiencia? -Negó con la cabeza, Meredy no le había dicho que tenía que haber sido madre con anterioridad para poder aplicar. No podía mentir desde el inicio porque si le pedían alguna prueba no iba a poder demostrarlo, por lo cual debía ser sincera.
Sería mi primer parto.
Y aquella persona recibió el mensaje, porque le mostraba que lo había visto, sin embargo, no le contestó, Juvia suspiró profundamente, su primera oportunidad se había ido de sus manos, ahora solo debía esperar que alguien a quien no le importara aquel pequeño detalle la contactará.
—¡Juvia! -La jovencita se levantó y entró nuevamente al restaurante ante la voz de su jefe Aria, debía continuar con sus labores.
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Su mano emitía un punzante dolor, había tomado una pausa para abrir y cerrarla en repetidas ocasiones, se miró su palma y descubrió que su dedo medio y pulgar tenían marcas provocadas por el lapicero que estaba usando para escribir.
—Esto es inhumano. -Se quejó para golpear su frente con su mano, si la luz no se hubiera ido mientras escribía materias, en esos momentos estaría bajo las cálidas y hermosas clases del profesor Mayima, no haciendo planas de frases sin sentido aparente.
Solo estaba segura de una cosa, no le sería posible acabar esas planas, ni siquiera había llegado a la mitad y ya detestaba el nombre del profesor. ¿Ejercitar su cerebro? Más bien parecía un mensaje subliminal, ese nombre se le había metido en su completo ser.
—No las voy a hacer -vio sus planas, eso era estupido, ¿Cinco mil? ¡Ni que estuviera demente!
Negó con la cabeza, no podía dárselas de rebelde sin causa y mucho menos con Gray Fullbuster, pues podía destruirla en cualquier momento, en segundos con su veneno podría terminar asesinandola cruelmente. Volvió a escribir la plana casi con una lágrima saliéndose de su ojo.
—¿Por qué tiene que ser tan rudo? -llevó su esfero a sus labios, aún no podía concebir que un hombre tan perfecto fuera un completo demonio de hielo.
Inesperadamente una brillante idea se le cruzó por la mente, podía remplazar el estúpido castigo por algo más agradable y que probablemente le gustara al Fullbuster, aunque lo dudaba, sabía que ese hombre odiaba a todo y a todos en ese universo y probablemente en todos los universos alternos.
Buscó entre su carpeta unas hojas blancas, podría -según ella -cambiar su castigo y era buena dibujando, por lo que no lo dudó mucho y empezó a dibujar una historieta, se esforzó dibujando a su profesor ya que para ella él era como un demonio, un elegante y hermoso ser de oscuridad al cual le permitiría llevarla a su perdición.
Dejó volar su imaginación, aunque no debió esforzarse demasiado, ya que por una extraña razón Gray Fullbuster vivía en su mente sin pagar algún tipo de arriendo. No había a quien darle responsabilidades, solo permitía que su mente hiciera algunas fantasías con él.
—Como si tuviera alguna oportunidad. -Susurró sabiendo que el demonio estaba fuera de su alcance, vivía en una dimensión llamada inframundo donde no tenía acceso y no quería por el momento si quiera acercarse allá.
Observó su trabajo, ya eran altas horas de la noche y en algunos minutos su compañero llegaría a hacerle relevo y podría irse a descansar, ya que por fin había terminado su historieta. Si no se le hubiera ocurrido semejante idea, tendría que llegar a pasar la noche en vela escribiendo cada frase.
Sus dibujos habían quedado muy parecidos, de hecho le había quedado espectacular, sus ojos, su cabello, Juvia era una mujer muy talentosa y Gray se veía perfecto. Sus ojos subieron de inmediato al escuchar la campanilla en la puerta, en seguida le sonrió a Totomaru.
—He llegado -y haciendo una mini reverencia Juvia lo saludo amistosamente, el muchacho caminó hacia la caja y dejó sus cosas atrás del mostrador.
—Ten buen turno, me iré a casa. -el joven verificó rápidamente que los valores concordarán contando con rapidez el dinero.
—Todo Perfecto -Juvia asintió para empezar a guardar sus cosas en su bolso, unos documentos no pasaron desapercibidos para el joven compañero, Totomaru vio aquellos dibujos que Juvia había hecho sorprendiéndose de la calidad tan impresionante que tenían.
—¿Tu carrera es de diseño grafico ? -la joven negó algo avergonzada al descubrir que su compañero de trabajo había visto sus dibujos.
—No, pero es un castigo.
—Este tipo está tan bien dibujado. ¿Estás enamorada de él? -acariciando sus mejillas negó rápidamente con su cabeza, algo abochornada no comprendía porque se ponía así cada vez que hablaban de sus sentimientos hacia el profesor, ese mismo que estaba fuera de su alcance.
—O sea eso es un si. -la joven con velocidad le arrancó las hojas de las manos a su compañero para guardarlas en su bolso.
—¿Ese no es el profesor Fullbuster?
—No, no lo es. -Su mirada acusadora la hizo perder todas las defensas, era inútil mentir después de la reacción de su cuerpo y mucho más cuando su nombre estaba en aquella historieta, cuando ella le prometía que no lo iba a volver a sacar el celular en los dibujos.
—¿Cómo lo conoces? -No podía ser cierto que su amigo conociera a Gray.
—No te lo dije, pero obtuve una beca para estudiar en la universidad de Magnolia. Hoy fue mi primer día. -becas, era la única manera de estudiar en esa universidad para personas de su nivel económico.
—No me lo dijiste, te felicito. -De la emoción Totomaru abrazó a la muchacha quien correspondió a su abrazo, no eran los mejores amigos, sin embargo, era un gran inicio para salir de ese trabajo y conseguir algo mucho mejor, salir del barrio donde vivían para conseguir una vida mejor.
—Gray Fullbuster hizo que perdiera mi beca, asi que debes tener mucho cuidado con él, si te es posible trata de inscribirte con el profesor Shito Yajima.
—¿Le hizo perder la beca a una nerd como tú? -Juvia asintió y soltó una risilla al ver el terror en el rostro de su compañero, no quería perder la beca a la que tanto le había costado acceder.
—No te angusties, él no es tan malo. -lo defendió aunque era casi el diablo con ella.
—Sí, puedo imaginar, ¿Su cuerpo es lo más bueno de él? -Juvia asintió dándole la razón. La había atrapado.
—En realidad si es un ogro. -Dándose por vencida le dio la razón. —Pero él no hizo que perdiera mi beca. Yo la perdí por idiota, en sus parciales no pregunta nada diferente a lo que sale en sus talleres voluntarios, como los estudiantes no los hacen porque no tienen ninguna nota asociada, pues ahí pierden la materia. No son tal cuales los exámenes ya que tienen un nivel de dificultad elevado. Pero, resuelve los talleres voluntarios, esos serán los puntos que salen en los parciales, podrías pasar al menos con una nota aceptable. -el joven frunció su ceño, no comprendía del todo como había perdido su materia si ya tenía la tecnica.
—¿Si ya sabes lo que saldrá por que perdiste la materia? -ruborízada se rascó la mejilla sin tener una respuesta concreta.
—Estaba tan asustada que olvide cada uno de los talleres que había hecho. No creas, la presión que ejerce es algo temible. -se burló de ella misma junto con la carcajada de Totomaru.
—Ese hombre es el terror en toda la facultad de ciencias exactas. Estoy completamente seguro que las personas pierden más por terror que por dificultad. -Juvia asintió y tomó sus cosas.
—Ahora lo tienes, si pasas en el primer intento conservaras tu beca. Por lo pronto iré a descansar. No dormí nada anoche. Ten buen turno. -Se despidió de un gesto con su mano, todavía quedaban un par de años para ver esa materia, si tenía buena suerte tal vez el profesor ya no trabajaría ahí al momento de llegar su turno de inscribir la materia.
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—¿Alguna noticia? -Juvia negó con su cabeza sentada al lado de Meredy, había recibido unos cuantos mensajes con respeto a su anuncio, sin embargo ofrecían muy poco dinero o la rechazaban al instante ya que no había sido madre aún, por lo cual no había podido conseguir un buen trato.
—Buenos días. -el joven profesor ingresó al salón, los ojos de Juvia lo siguieron por instinto, era tan guapo que podía verlo todo el día y no se cansaría de hacerlo.
Dejó sus cosas en la mesa, para ver su reloj, aun quedaba un minuto para empezar su clase.
—Justo a tiempo.
Se dispuso a dar su primera clase formal, ya que la anterior había sido de explicación del curso en si y de refuerzo de conocimientos. El profesor en cuestión era bastante inteligente y sus explicaciones eran claras, sin embargo, una materia así era difícil de pasar.
Ella no despegaba sus ojos de él, sabía cómo hacer cada uno de los ejercicios que estaba dictando, conocía mejor que nadie el procedimiento, Juvia en sí estaba allí porque su desempeño en los parciales era patético, así supiera los temas de la materia su nerviosismo la invadia.
Agradecía las clases donde no recibía regaños o malas palabras porque podía verlo por aproximadamente dos horas, escucharlo hablar, ver sus expresiones, su rostro. Esa clase había sido simplemente hermosa.
—Enviaré a sus correos electrónicos un taller de treinta puntos que entregarán para la próxima clase. -empacando sus cosas volvió a su mente aquel castigo que le había impuesto a la jovencita y que debía cumplirle.
—Señorita Loxar, señor Alors podrían entregarme sus trabajos por favor. -y el nerviosismo la invadió enteramente.
Con sus piernas temblando llegó hasta su escritorio, agradecía llevar un Jean ese día o vería el temblor en sus blanquecinas piernas.
—Aquí tiene -y esperó primero que su compañero dejara su ensayo en el escritorio, para luego poner su historieta encima del trabajo de él.
—¿Qué es esto? -Gray vio los dibujos, los hermosos y perfectos dibujos que ella había hecho.
—Es una historieta.
—¡Esto no fue lo que le pedí! -y se contrajó como un conejo asustado. Se maldijó mentalmente al saber que no le había gustado en lo más mínimo.
—¿Qué fue lo que le pedí? -Alzó la voz tanto que los ojos de los presentes se concentraron en ambos.
—Le pidió cinco mil planas a Juvia.
—¿Y donde están?
—Pensó que podía cambiar su castigo y que esta historieta, bueno ella no tenía tiempo de hacer las planas. —¿Pensó? ¿Por qué no puede acatar una simple instrucción? -Juvia bajó la cabeza sin poder decir algo adicional, Meredy se levantó de su silla dispuesta a defender a su amiga.
—¡Profesor por favor reciba el trabajo de Juvia! Se esforzó mucho haciéndolo.
—Siéntese señorita Milkovich y para todos, el taller que les voy a enviar a su correo ya no lo quiero para la próxima clase, lo quiero para hoy.
—Quedan quince minutos de está clase. No podemos entregar ese taller a tiempo. -Minerva se puso de pie para mostrar su desacuerdo en seguida. Le regaló una mala mirada a Juvia quien negó con la cabeza, eso no era lo que ella quería.
—Juvia le entrega las planas hoy, pero no perjudique a los compañeros por esto.
—Señorita Loxar, no es la primera vez que cursa mi materia. Sabe que si un castigo no es entregado todos como grupo deben aprender la lección.
—Juvia acepta su responsabilidad como grupo, por favor, doblará las planas si eso es lo que quiere. Dele tiempo a los compañeros para entregar su taller.
—Aceptaré su trato, señorita Loxar. Me voy de la universidad a las dos, pueden entregarme los talleres hasta esa hora, ni un minuto más. Estaré a las nueve en el salón 807 del bloque F y a las once en el 404 del bloque B, almorzare acá, si me subo a mi auto a las dos de la tarde y sus talleres no están en mi maletín no los recibiré. Con respecto a las diez mil planas, se las recibiré el lunes de la próxima semana. -Juvia bajó su mirada, era altamente sensible y en esos momentos con todos los problemas que tenía encima, ahora sumándole las malas miradas de sus compañeros la hicieron quebrarse.
Mal, se sentía terriblemente, había sido una clase muy buena, pero ahora se sentía culpable porque por ella y su idea iba a afectar a sus compañeros, no entendía porque no se metía únicamente con su nota, porque tenía que involucrarlos a todos.
—Pero, profesor por favor permitales entregar la próxima clase el taller.
—No. Siéntese.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba al borde del llanto, por instinto volteó su rostro a un lado para que no la viera, aunque los ojos grises del joven se abrieron de inmediato porque había notado su reacción, se planteó si había sido cruel o le había hablado mal a la jovencita. No, no existía razón, se había comportado peor con ella el semestre pasado.
Antes de que el profesor pudiera decir alguna palabra tomó su maleta y se fue con gran velocidad del salón, huyendo de aquel lugar, no podía soportar la presión en el ambiente. Los ojos verdes de la mejor amiga se clavaron en el profesor, recriminándole sus acciones. Si que tenía valentía pensó el Fullbuster, no podía esperar nada diferente de la novia de su odioso primo Lyon. Tomó su bolso y fue tras Juvia.
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Habían acabado sus clases y se encontraban sentadas en la cafetería, Meredy había logrado animarla y reconfortarla diciéndole que hiciera caso omiso a las palabras del joven, pero había logrado ganarse el odio momentáneo de la mayoría de sus compañeros de clase y era lo que más la cargaba.
—¿Viste como me vio Minerva?
—No tiene importancia, escuche que a las nueve tenían un hueco, ya debieron haber terminado el taller, no te preocupes. -Juvia asintió para respirar profundamente, aún sentía una opresión en su corazón.
—Casi me ve llorando. -la pelirosa respiró, no podía ponerle ahora toda la atención que se merecía su amiga ya que estaba en la mitad del ejercicio del taller.
—No le des el gusto, acuérdate que se alimenta de nuestro sufrimiento el demonio ese.
Meredy era también muy inteligente, así que aunque el profesor hacía lo posible por arruinarles la vida, ella tenía ideas brillantes. Entonces le propuso a la muy perturbada peli azul que todos los ejercicios pares los hacia ella mientras Juvia se encargaba de los impares, pero aún así eran muchos ejercicios y desafortunadamente para ella ya debía estar en el restaurante trabajando.
El peso porcentual de los talleres en ese corte era muy alto, por lo que no podía arriesgarse a no presentarlo, aunque en ese día solo quería abandonarlo todo.
—Listo Juvia, ya acabe los míos y revisé que la respuesta fuera correcta. -miraron la hora, quedaban veinte minutos antes de que el profesor se fuera.
—Bien. Copia los míos, también verifiqué en el respaldo del libro que fueran las respuestas estuvieran correctas. -Juvia ya llevaba bastantes ejercicios copiados de los de Meredy, siguió ignorando las llamadas de su jefe mientras a toda velocidad terminaba el taller.
—Es mi jefe. -y seguía escribiendo mientras le daba espacio en su hoja a Meredy para que pudiera ver sus respuestas y transcribirlos en su respectivo taller. Eran un gran equipo y si que lo lograron.
Aria:
Si no llegas en cinco minutos estarás despedida.
La peli azul le mostró la pantalla de su celular a la joven, totalmente preocupada, escribió el último ejercicio para levantarse extremadamente asustada.
—Vete al trabajo, yo voy a buscar al profesor. -Juvia se quedó viéndola por segundos, ella no había terminado de escribirlo todo, no sabía si era correcto dejarla.
—No te preocupes vete. El profesor ya debe estar llegando a su auto, allí le entregaré los talleres, ya acabé, voy corriendo a buscarlo.
—Gracias Med -y ambas salieron corriendo en diferentes direcciones agarrando sus pertenencias, Juvia se fue al bicicletero y mientras tanto trató de comunicarse con su jefe quien rechazó todos los intentos de comunicación.
No podía permitirse quedar sin trabajo, no cuando tenía una lista interminable de obligaciones y a duras penas podía cumplir con ellas con los extenuantes trabajos que podía conservar, por lo que perder uno de ellos no estaba permitido.
—¿Por qué me odia profesor? -Se golpeó en repetidas ocasiones su frente, haciendo una ligera pataleta que solo ella pudo presenciar.
Tomó sin pensarlo su bicicleta y salió a la velocidad que sus piernas le permitían del campus universitario, revisó su reloj mientras sostenía el manubrió con una mano, si llegaba en cinco minutos podría conservar su trabajo. En tiempos normales tardaba veinte minutos llegar a su destino, sabía que no iba a llegar antes de ese tiempo, pero aún así guardaba la esperanza de que un milagro le sucediera y le evitará su despido inminente.
Ya habia cruzado ocho cruces arriesgando su vida, confiada en que los carros iban a frenar permitiéndole pasar. Con gran velocidad siguió pedaleando, una simple oración pasó por su cabeza, solo pedía no ser despedida ese día.
Y como si un demonio hubiera escuchado sus súplicas, su mundo empezó a girar, fue tan rapido que solo se dio cuenta de lo sucedido segundos después, allí donde se encontraba, en el piso con un horrible dolor en su mano.
Sangre, una pequeña fracción del líquido que la mantenía con vida estaba esparcido trágicamente en el pavimento y a la pérdida se le sumaba ese dolor punzante en su brazo y su trasero, su Jean se había roto en la parte de la rodilla y estaba sangrando por la peladura contra el asfalto, se tocó la cara y sintió sangre por el lado de su mejilla. Había sido un golpe bastante fuerte, pero afortunadamente el automóvil había alcanzado a frenar minimizando el impacto y disminuyendo el daño que sufrió.
Su bicicleta, tirada en el suelo estaba totalmente sumida y se encontraba prácticamente en dos pedazos. Claramente su transporte había sufrido el peor daño.
Pasó la lengua por sus dientes, estaban todos completos así que suspiro de profundo alivio. Subió la mirada para conocer quién la había arrollado, descubrió que era un auto demasiado lujoso y lo había estropeado el accidente en toda la parte delantera, no podría pagar el daño, no podría responder ya que podría costar más de lo que ganaría en ochenta años.
En su memoria se alojaba un recuerdo, con anterioridad había visto ese auto y aunque el golpe le había provocado dolor de cabeza, con gran velocidad su cerebro asoció a quien pertenecía ese auto, conocía la placa, el color y a su propietario.
—¡Diablos! -maldijó en su mente.
—¿Está loca? -y esa voz llegó hasta lo más profundo de su cerebro, claro que reconocía ese tono, esa arrogancia, el destino seguía haciendo de las suyas, cruzando sus hilos y encontrándolos en situaciones totalmente increíbles.
Por su parte su primera reacción no fue revisar y comprobar el estado de su auto, solo quería saber que no iría a la cárcel por atropellar a jovenes suicidas en bicicleta.
—Profesor Fullbuster. -Definitivalenre quería que se la tragara la tierra.
—Usted es la principal razón de todas mis desgracias. -Dándose por vencido se tocó el puente de su nariz, necesitaba pensar en que debía hacer.
—Perdón, Juvia lo siente mucho. -la muchacha hizo una pequeña reverencia desde el suelo.
Su trabajo volvió a su mente como un rayo, debía llegar o sería despedida, se trató de levantar, sin embargo su pierna la detuvo en un movimiento totalmente doloroso, no le fue posible.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, su bicicleta y medio de transporte estaba completamente dañado y ahora ni sería capaz de correr al trabajo.
—Por favor no se mueva, puede ser peligroso. -No se atrevía a tocarla, no sabía su estado actual y le aterraba que estuviera grave, la observó atentamente con un deje de preocupación.
Con gran valentía ella se puso de pie, su rodilla dolía, pero estaba segura que no se había roto ningún hueso, no sentía un dolor insoportable por lo que podía continuar.
—Le dije que no se moviera. - lo sacaba de quicio que ella no se quedara quieta, que en ese momento estuviera empeñada en levantar su bicleta e irse.
—Juvia está bien -cojeó dando el primer paso, dolía pero ya podía moverse.
—¡Quédese quieta! -Y la muchacha escuchó la voz del joven elevarse, pero aún así intentó enderezar la llanta inútilmente de su bicicleta, pues esta aunque lo intentará no iba a arreglarse por el daño recibido. Ya no estaba en la universidad y tampoco en su infernal clase, por lo que no debía obedecerlo. —Voy a llamar una ambulancia.
—No, no es necesario, solo fueron unos raspones.
—No le estoy pidiendo su opinión, le estoy indicando que es lo que voy a hacer. -Juvia con su mano que no tenía golpeada le bajo el celular al joven, recordó que no tenía seguro médico, que no se le permitiría en ese instante gastar más dinero pues no tenía de donde sacarlo.
—Juvia perderá su trabajo si no llega en un minuto. -No podía aceptar frente al joven que no tenía dinero si quiera para que la atendieran en el hospital.
Gray bajó su celular, notó de inmediato la preocupación de Juvia, quien estaba al borde del llanto, reconoció esa misma expresión pues hace algunas horas la había visto en su rostro. Sus ojos grises le recorrieron el rostro, ese hermoso y angelical rostro al que le estaba escurriendo una línea de sangre desde su frente, se preocupó y bastante porque le cargaba el hecho de haberla lastimado.
—No se inquiete, hablaré con su jefe, vamos al hospital. -Sus ojos rápidamente intentaron encontrar la verdad en los del peli negro, ¿el demonio hablaría con su jefe para interceder por ella? Le sorprendió de sobremanera que estuviera haciendo algo por su persona. Ya que después de tantos altercados entre los dos no creía tanta benevolencia.
—No quiero ir al hospital. -Agachó su cabeza mordiendo su labio inferior. No era que no quisiera, todo en su vida giraba en torno al dinero, ese que no tenía.
—No me arriesgaré a que me demande. -Juvia negó con la cabeza, ¡Jamás! Sabía que ella había tenido toda la responsabilidad y por eso no se atrevería a ir en contra de él. Así él haya tenido la culpa estaba segura que no podría hacer nada malo en contra de ese hombre.
—Su auto. -Se acercó cojeando y pudo decifrar que ni vendiendo ambos riñones lograría pagar el daño, a ella se le había roto su bicicleta, su medio de transporte, ese que no valía demasiado, pero ese carro había quedado terrible, aunque para Gray no significaba mucho dinero.
—No tiene importancia. –claro que tenía importancia, le dolía ver su auto así, sumido y con semejante apariencia, pero agradecía que ella estuviera bien, que su imprudente estudiante estuviera respirando, que sus ojos estuvieran abiertos y que su apariencia de conejo asustado siguiera intacta.
—Juvia se lo pagará.
—Si claro -El muchacho levantó su ceja ante el comentario de la joven que le daba algo de gracia. Sabía que un estudiante y más con el nivel de Juvia jamás en su vida podrían adquirir un repuesto de ese auto sin ganarse la lotería, jamás en la vida.
—Es en serio, no tengo el dinero ahora, pero se lo pagaré a cuotas.
—Luego hablaremos sobre ese tema, señorita Loxar. Ahora la prioridad es verificar que se encuentre bien.
—Estoy bien -Susurró débilmente.
Las personas se empezaron a reunir, curiosas, y el trancon que se estaba formando porque estaban bloqueando el único carril se estaba volviendo infinito, así que rápidamente Gray decidió que lo mejor era irse, ella se podía levantar por su propia cuenta y él no quería verse involucrado en chismes o escándalos y mucho menos cuando se encontraban tan cerca de la universidad.
Podía haberse golpeado la cabeza, tener un daño grave y poseer alguna afectación en su cerebro, sin embargo, no tenía tiempo que perder, revisó su reloj y debía llegar a su universidad lo más pronto posible.
—Súbase yo la llevaré. -y tomando entre sus manos la bicicleta ubicó los dos pedazos en el baúl. La joven lo dudó, no se iba a subir en ese carro tan costoso y en contra de su voluntad ser llevada al hospital.
—¿Qué espera? -Preguntó después de volver y ver que ella seguía ahí de pie, inmóvil, como una estatua.
— ¡Oh! Su pierna - pensó que por su herida no podía moverse con toda libertad, así que con prontitud abrió la puerta del copiloto.
—La voy a alzar. -la vio, para sonreír mentalmente al ver como ella reaccionaba.
—¿Eh? No, yo puedo. -y sintió como él la cargaba sin hacer mucho esfuerzo, se sonrojó demasiado violentamente apenada. Aunque debía aceptar que era como un sueño, ser cargada por ese hombre, su loción de inmediato llegó a sus fosas nasales para hacerla suspirar, era tan apuesto, tan varonil. Recargó su cabeza en el pecho del joven, el duro pecho de ese hombre y permitió que él la entrará.
Se aseguró de que ninguna parte de Juvia quedara fuera del auto y así se dispusó a cerrar la puerta. Nerviosa, Juvia estaba completamente insegura y no sabía que decir. A gran velocidad vio por la ventana, escaneo a los presentes, solo esperaba que ninguno conociera al joven e inventaran rumores.
—Tengo una presentación importante en la universidad, por lo que no me podré quedar con usted en el hospital, señorita Loxar. -la chica asintió, no quería provocarle más problemas al joven de los que ya le había causado. Se sentía como una entera molestia al hacerlo pasar por todos esos inconvenientes y mucho más porque se trataba de su imprudencia.
—La casa de Juvia está cerca, estas heridas puede curarselas sola, por favor no pierda tiempo, profesor Fullbuster. -Gray tenía una teoría, su mente le mostraba qué probablemente la chica tenía una fobia a los hospitales y por eso se veía tan angustiada cuando mencionaba ir al lugar y por esa razón le insistía que estaba bien.
—Indíqueme la dirección de su casa.
Se dio por vencido, no la veía tan mal y aunque quisiera quedarse todo el tiempo en el hospital la verdad es que debía marcharse rápidamente.
La muchacha dudó por segundos darle su dirección, sabía que no era su ambiente y que probablemente él joven jamás hubiera tocado esas tierras, su barrio era humilde y es que Gray Fullbuster se le notaba a kilómetros de distancia que venía de cuna de oro.
—¿Dónde es? ¿O acaso prefiere que la lleve al hospital? -con rapidez negó con la cabeza, le dio la dirección y el joven la anotó en su celular para que la voz guía del aplicativo lo llevara a su destino.
—Es bastante cerca. -No pronunció palabra acerca del barrio, aunque no era peligroso, tampoco llegaba a considerarse de clase media. Siempre pensó en el lugar donde habitaba la joven, ahora iba a llevarla a su casa e imaginó que ella vivía en mejores condiciones.
Juvia estaba totalmente quieta, como una estatua, intentaba que su sangre únicamente cayera en su ropa y cuerpo con el fin de no estropear la cojinería del carro. Se encontraba totalmente incómoda en ese lugar.
—¿Cómo se siente? -Juvia asintió sin decir nada, haciéndole entender que se encontraba bien, disfrutó estar en semejante auto, pensó en cada una de las mujeres que habían estado allí antes, se imagino cómo sería ser la novia del profesor, sonrió como una tonta, soñar no costaba nada.
—¿Qué es tan gracioso? -Juvia lo vio negando con la cabeza, sabía que el hombre estaba enojado por su imprudencia y solo quería dejar de molestarlo. Además no podía confesarle porque se estaba riendo porque simplemente el profesor la reprendería severamente.
—¿Se le comió la lengua los ratones? -Gray pudo entender que se encontraba incomoda, pero a él lo distraía esa sangre que se escurría de la cara de la joven, debían atenderla antes de que sus heridas se infectaran.
Juvia volvió a negar y soltó una pequeña risilla al saber que en cierta parte él tenía razón porque no decía nada.
—Juvia está bien, profesor Fullbuster. -le sonrió, él puso sus ojos nuevamente al frente concentrándose en el camino y trató de conducir a más velocidad con el fin de llegar y poder curarla a la menor brevedad posible.
El celular de la Loxar sonó de repente, una maldición se le cruzó por la mente a la jovencita al ver el nombre de su jefe en aquella pantalla.
—Su celular se quebró. -De reojo la vio para desviar al frente en cuestión de segundos.
—No, no se preocupe ya estaba así.
—¿No va a contestar? -ante la indecisión de la joven peli azul y el sonido de aquel ring tone se dio cuenta que la muchachita no sería capaz de responder la llamada.
—Va a matar a Juvia, eso es seguro. -una nueva llamada ingresó en el teléfono de la jovencita.
—¡Conteste y póngalo en alta voz! -se quedó observándolo por unos cuantos segundos dudando de sus palabras, no tenía idea que iba a hacer y eso era lo que más le preocupaba. —¿Por qué jamás puede acatar una de mis ordenes? -Juvia se encogió un poco en la silla, sin pensarlo dos veces tocó fuertemente la pantalla táctil de su celular para así contestar la llamada.
"¿Dónde demonios estás? ¿No te dije que te despediría si no llegabas en cinco minutos? Ya han pasado quince y no apareces"
Como un acto reflejo mordió su labio inferior, asustada por lo que le estaba diciendo, la voz de su jefe era demasiado fuerte y algo ensordecedora, la estaba gritando en ese momento, se puso un mechón tras su oreja y al tratar de responder el profesor fue mucho más rápido que ella.
—Habla Gray Fullbuster, profesor de la señorita Loxar. Tengo su celular ya que sufrió un accidente y por esta razón esta tarde no puede asistir a su empleo. -sus ojos grises le indicaron que no debía intervenir. Llevó una de sus manos a su pecho totalmente nerviosa por la situación.
—¿Profesor Fullbuster?
—Así es -con las manos en el volante siguió manejando, Juvia estaba segura que si tuviera ese auto hubiera llegado sin problemas a su lugar de trabajo, de hecho ya tendría su uniforme puesto y estaría laborando, ya se estaban aproximando a su edificio, le sorprendía bastante lo rápido que era el transporte del profesor.
—¡Me importa una mierda quien sea! Si Juvia no viene en dos minutos que no se atreva a volver. -y abrió su boca de la sorpresa, levantó su ceja, no tenía ni la menor idea de quien se trataba, pero nadie osaba hablarle de esa manera al profesor Fullbuster.
—No pudimos ir al hospital porque la señorita Loxar ni siquiera cuenta con un seguro médico. -sus ojos se abrieron de inmediato, se sentía algo expuesta e incómoda. Gray era bastante inteligente y calculador, era muy difícil que algo se le pasará por alto.
—Trabaja medio tiempo para mi. No tengo que hacer esos pagos.
—¿Está seguro? ¿Al menos está afiliada a riesgos? -el hombre calló por un tiempo prolongado.
—¿Sabe? Conozco a abogados que me deben favores. -Y como siempre la voz del profesor era temible, bastante amenazadora.
—Está bien dígale que no tiene que venir hoy. -El muchacho hizo una cara de arrogancia al saber que siempre ganaba. Dejo de tomar el volante para apretar la muñeca derecha de la joven, estuvo pendiente de su reacción y notó aquel gesto de dolor que expresaba el rostro de la joven.
—No irá en una semana. -la muchacha negó con la cabeza demasiado asustada, un día de salario podría manejarlo, pero toda una semana sería imposible.
—Necesito ese dinero. -susurró pensando que su profesor se había vuelto completamente loco.
—Conseguiré a otra persona para remplazarla.
—Sobra decirle que haría si me entero que despidió a la señorita de una forma injustificada.
—No, Juvia es una excelente empleada, no la despediría. -entre la espada y la pared no pudo refutar en lo absoluto.
—Feliz tarde. -la joven colgó la llamada algo impactada por lo que acababa de suceder, nadie podía discutir y salir ganando contra su jefe, pero imaginó que para alguien bravo había uno mucho peor.
—No puedo faltar todos esos días al trabajo.
—Señorita Loxar no me haga perder la paciencia por favor. -Estaba segura que iría al día siguiente día. Era fácil decir eso para él cuando el dinero le sobraba, desafortunadamente no era el caso de Juvia, necesitaba el dinero.
—Es allí. -Juvia señaló su casa, en cierta forma se alivió de haber llegado ya que estar con él era un poco incómodo y supremamente intimidante.
El joven detuvo el auto frente al edificio, vio a su alrededor, parecía un barrio normal, pero no podía confiarse y mucho menos con un auto tan costoso.
—Muchas gracias por traerme. -a gran velocidad abrió la puerta para salir del lugar, sin embargo él no dudó en apretarla del brazo y evitar que saliera.
—Le dije que no tenía tiempo, sin embargo es mi deber ayudarla. -Sus ojos se fijaron en las heridas de la joven, eran múltiples y la sangre comenzaba a secarse.
—No es necesario. -Juvia desvió su mirada rápidamente a la camisa del profesor quien siempre lucia pulcro e impecable, ahora se encontraba con una mancha que acababa con su elegancia.
—Tiene sangre.
Bajó la mirada para descubrir que su traje se encontraba estropeado, su saco también tenía marcas de la sangre de la joven, llevó una de sus manos al puente de su nariz tratando de controlarse, debía buscar una solución rápida.
—No tengo tiempo de volver a casa. -Era prácticamente imposible llegar a tiempo porque su casa quedaba a fueras de la ciudad. La joven mordió su labio inferior, había causado muchos problemas para él, no quería ser una carga y se sentía terriblemente culpable.
—La ropa de Gajeel puede quedarle. -sus ojos se abrieron de repente, un hombre, no tenía la menor idea que la jovencita vivía con un hombre, no tenía ni la mínima pista de que ella tuviera un novio. Exactamente esa fue la primera palabra que se le cruzó por la cabeza "novio" —Si usted desea puede esperarme, le bajaré el traje.
—¿Tiene un botiquín? -Ella afirmó y así la liberó de su agarre, se bajó del auto ante su rostro atónito, no entendía porque el profesor estaba empeñado en seguirla, dedujo que no quería que lo involucrara en chismes ni escándalos.
—La acompaño a su casa.
No era gran cosa, su apartamento pequeño no era lo que Gray estaba acostumbrado a pisar, se avergonzaba un poco, así que caminando con cierta dificultad llegó a la puerta del edificio. Él la estaba siguiendo, jamás se imaginó en una situación así, nunca imaginó que su profesor llegara a tocar su apartamento.
—¿Desea que la cargue? - Afortunadamente solo eran dos pisos. Que la cargara, que la besara, que la tocara, que la llevara a la cama, ella deseaba eso y muchas cosas más. Juvia sacudió su cabeza tratando de sacar los pensamientos impuros que se habían formado.
—No, no es necesario. -El joven asintió y antes de que pudiera subir le prestó su hombro, se agachó para quedar a la altura de la joven y ella pasó su brazo por el cuello del muchacho. Tocarlo era una experiencia emocionante, fuera de ese mundo y ella quería que nunca se acabará.
—Espero que aprenda su lección. -la joven asintió con su cabeza gacha mientras subía lentamente las escaleras junto con él.
—Profesor Fullbuster, perdone a Juvia por lo qué pasó. -Frente a la puerta de su apartamento se agachó ligeramente para hacer una reverencia.
—No, no se inquiete. No me tiene que pedir perdón a mi, debe pedirse perdon a usted por atentar contra su valiosa vida. -y se sintió regañada, esos ojos la veían con recriminación y un destello de enojo.
—Alguien me enseñó que la vida es valiosa y usted por un estúpido trabajo casi la pierde. -suavizó su mirada al decir esa última frase, hablar de muertes era bastante difícil para el muchacho, lo turbaba, lo entristecía lo relacionado con la muerte. No le gustaba hablar de ese tema, pero era complicado no pensar en eso cuando si hubiera venido distraído y no hubiera frenado se la hubiera llevado con mucha más fuerza por delante.
—No es estúpido cuando es el empleo que le ayuda a pagar la universidad, le da de comer y cubre sus inumerables gastos y obligaciones. -el joven asintió dándose por vencido, viendo cómo ella insertaba la llave, no podía juzgarla, pero si quería regañarla, reprenderla por su reprobable comportamiento.
—No era la palabra correcta, es cierto. ¿Dígame que hubiera pasado si logro matarla? -y se sentía bastante cargado por lo que había pasado. Pudo notarlo en seguida
—No lo hizo. -la joven abrió mostrando su pequeño apartamento. Los ojos del muchacho se pasearon por todo el lugar, no mostraba interés alguno, sin embargo memorizaba el lugar.
—Siga siéntese. -Gray se hizo a un lado sin sentarse en el lugar y esperó hasta que ella cerrara la puerta tras de sí para acercarse peligrosamente a ella, la observó detenido llegando a intimidarla.
—¿Le sucede algo, profesor Fullbuster? -su respiración se cortaba cada vez que lo tenía cerca, si continuaba así estaría por entrar en un paro respiratorio.
—No tengo mucho tiempo, así que quítese el jean.
Y en ese instante el corazón de Juvia se detuvo.
Hola hermosuras!!!
¿Cómo han estado? Espero que el capítulo sea de su agrado.
Contestando sus hermosos reviews:
Olivia1415: Hola!!! Me encanta que te encante, con respecto a chosen one ya estoy escribiendo el final, pero me falta el desarrollo, creo que la historia tendrá aproximadamente 15 capítulos, ya tengo ocho, me falta como todo el medio, lo qué pasó para que llegaran al final de la historia. De Gotas también lo tengo ya de un pelito, pero de esta me pasa al revés, me falta escribir el final, ya tengo el desarrollo. Entonces esperemos, ya quiero publicar. Bueno de esta historia quiero que no sea tan larga, no quiero que pase los diez caps, pero bueno ya tengo dos capítulos de adelante, faltan otros mil. Súper, ¿que tal es vivir en USA? Es como el sueño americano. ¿Naciste en USA o en Latinoamérica? Bueno espero que este cap te haya gustado, espero que tengas un feliz día. Te quiero, gracias por todo tu apoyo.
Airyz00: hola!!! No te preocupes que yo pacientemente espero tus reviews. Gray haciendo su entrada especial un poco serio y amargado como un limon, pero lo más importante es que hace un trabajo Perfecto regañando a Juvia. Tenía muchos profesores cretinos pero realmente no tenía problemas con ellos. En cuanto a tus teorías, si le has acertado, solo debemos esperar a lo que viene después. Muchas gracias por tu apoyo, escribo con mucho cariño, esperando agradarte. Te mando un besote, muchas gracias por todo tu apoyo.
Lymar Vastia: Hola!!! Estaba algo preocupada porque no había vuelto a recibir reviews tuyos, dije será que ya no le gustan mis caps?? Me alegra que te encante!!!! Hace muchos años leí un libro en el cual me estoy inspirando, aunque si te soy sincera no me acuerdo mucho del libro, tengo una memoria de pollo. Me encanta que te encante, espero que este cap te guste, aún está calmado pero después vendrá los capítulos sexys. Te mando un besote y un abrazo psicológico, bye.
Karna Kusanagui: Hi!! Hola mi has gracias por tu review, me encanta que te encante. Ese fic también lo voy a terminar, de lleno en este momento estoy con chosen one y con gotas. Ya cuando termine seguiré con mis fics pendientes. Espero que este cap te guste mucho. Te mando un besote enorme.
