Parte II

El inicio de todo

— ¿Oyaji, y por qué voy yo?— Renegaba Ichigo mientras seguía a su padre con ayuda de las mariposas negras.

— Porque ya es hora de que empieces a involucrarte en los deberes de Karakura— Dijo Isshin muy serio.

Ambos usaban glamour para ocultar sus características no humanas, en especial Isshin cuyos cuernos habrían espantado a todo mundo.

— Esa parte la entiendo— Soltó un bufido—, la parte que no entiendo es porqué te tengo que acompañar a una casa de té.

— Porque el Taishi humano solicitó vernos ahí— Se refirió a un señor feudal humano cuya familia se ha dedicado a servir de guardián exterior de Karakura de posibles ataques humanos.

— ¿Koga-Taishi-sama solicitó verte en Yoshiwara?

— Lo sé, es extraño, pero creo que quiere ganar el favor de una Tayu y necesita compañía para justificar la presencia de las Koshi.

— ¿Haha-ue está de acuerdo en que me traigas a esto?

— Tú no te preocupes por eso, además ya eres lo suficientemente mayor.

Ichigo silencioso, miró de manera oscura a su padre, tomaría su justificación como válida aunque no le creía nada.

— Hemos llegado, hijo— Isshin señaló la entrada de una casa de té.

— ¿'Tengoku'? ¿Qué clase de nombre es ese? Suena demasiado pretencioso.

— Un poco— Concedió Isshin mientras se rascaba la mejilla.


A pesar de todo lo que pensó Ichigo en un principio, se estaba divirtiendo bastante. Él pensaba que las casas de té eran lugares de mala muerte, especialmente porque atravesaron unos caminos que lo incomodaron mucho a él y a su padre; incluso, pensó que su padre lo tomaría de la muñeca y saldrían corriendo de regreso a casa de lo amarillo que lucía. Una vez que los llevaron al salón de fiesta y la molestia hubiera pasado se olvidaron de todo por completo; los alimentos y bebidas corrían al por mayor, la música y los bailes eran entretenidos, le parecieron a Ichigo una experiencia agradable.

Hacía mucho que Ichigo no jugaba hanafuda con alguien que le diera tanto batalla y la chica que estaba junto a él era muy buena, aunque no hablaba mucho, de hecho no la había escuchado emitir palabra alguna desde que entró al salón. Él levantaba la mirada a cada tanto para verla, era muy bonita, preciosa de hecho, y el maquillaje no hacía más que acentuar sus rasgos finos y delicados.

— ¿Sucede algo, Okyaku-sama?— Habló por primera vez la joven yuujo— ¿Acaso tengo algo en mi rostro?

— N-no, n-no, nada, lo que sucede que es la primera vez que asisto a un lugar como este y pensé sería un lugar más vulgar y libertino. Todo es mucho más tranquilo de lo que imaginaba.

— Oh, ju, ju, ju— Ella cubrió su boca con la manga de su kimono y río suavemente—, lo que sucede es que no sabe dónde debe de buscar, Okyaku-sama— Volvió a soltar una risita refinada.

Hasta su risa era linda.

Ichigo sintió como los colores se le subieron al rostro, hasta las raíces de su cabello le comenzaron a doler.

— Ichigo, es hora de irnos— Era su padre que puso una mano sobre su hombro.

— ¿Qué, tan pronto?— Ichigo estaba sorprendido, no era posible que ya hubiera terminado la reunión, ni siquiera tuvo oportunidad de beber con Koga-sama. En realidad no lo dejaron, inmediatamente entraron las cortesanas lo mandaron a la esquina a que se entretuviera sólo. Tuvo suerte que una de ellas, que también permanecía alejada, jugara cartas con él.

— Sí— El rostro de su padre estaba rojo por el alcohol—, tendremos que volver mañana, las cosas parecen necesitar una mayor negociación.

— ¿En serio?— Ichigo estaba confundido, no tenían tanto tiempo en el establecimiento.

— Además— Agregó Isshin—, a tu madre no le gustaría que regresaramos muy tarde.

— Oh— Eso le hacía más sentido, toda su vida había observado que sus padres eran muy atentos el uno con el otro—, ya veo— Se giró e hizo una reverencia ante su compañera de juegos—. Fue un placer haber compartido un juego de cartas.

— Para mi también fue un placer, Okyaku-sama— Ella puso sus manos en el suelo en forma de punta al tiempo que respondía con otra reverencia elegante—, espero que pronto volvamos a jugar hanafuda.

A Ichigo de repente le dio comezón cerca de las orejas.


— ¿Cómo les fue, Anata?— Preguntó, mientras abrazaba a su marido, una vez que sus respiraciones se habían calmado y la temperatura de sus cuerpos desnudos y satisfechos ya estaba bajando gracias al sudor— ¿Algún progreso?

— Tal vez, pero ya no podía seguir ahí— Su mujer comenzó a besarle por los pectorales nuevamente. Masaki podía ser una mujer muy fogosa, especialmente cuando estaba celosa.

— ¿La lujuria...?— Masaki volvió a sentarse sobre la cadera de su marido. No le gustaba que la idea de que él tuviera que pasar tiempo en Yoshiwara, pero venía con sus ventajas.

— Debemos hacerlo despacio si no queremos que se salga de control— Isshin sintió que se volvía un mástil de nueva cuenta cuando ella se sentó sobre él, le encantaba cuando ella era la que estaba encima, le gustaba que podía ser vulnerable ante ella. Y la vista, también, era muy agradable.

— Bien, ahora atiéndeme a mí— Masaki aprovechó su posición para ser la que llevara el ritmo en esa ocasión.

— Las veces que quieras.

La pareja, a espaldas de sus hijos, muchas veces, aún actuaban como adolescentes enamorados que podían hacer el amor hasta el amanecer... y, de hecho, lo hacían seguido.

Las ventajas de ser un fauno.


La noche siguiente Ichigo volvió a ser hecho a un lado, no entendía porque tenía que asistir con su padre a Tengoku, si nuevamente iba a terminar en una esquina solo y aburrido.

Y seguiría enfurruñado en su lugar de no haber visto entrar a la chica con la que jugó hanafuda la noche anterior. Le impresionaba la forma que ella tenía al caminar y le encantaba su pequeña estatura, apenas y le llegaba a la altura de sus pectorales.

No tardó mucho en que ella se sentara junto a él, justo como la noche anterior y cortésmente ella se ofreciera a hacer una pequeña danza para él, después de que hubieran conversado un rato considerable, y que demostró cuán elegante, precisa y rítmicos en sus movimientos. Tanto así que Ichigo la acompañó tocando una biwa que le prestaron las otras cortesanas.

— Disculpa, ¿cómo te llamas?— Preguntó Ichigo algo tímido, una vez que ella volvió a tomar asiento

— Puede llamarme Touha, Okyaku-sama.

— Ese no es tu nombre real— Lo presintió Ichigo, él no sabía mucho del mundo de Yoshiwara, pero no sintió la conexión que se forma entre los seres míticos al intercambiar nombres, por lo que se giró en su lugar para ver como les acomodaban la mesa con manjares excelsos.

— Es el que puedo darle— Dijo ella algo cortante.

—... es muy bonito, te sienta bien— A Ichigo le pareció imaginar que las mejillas de Touha se tornaron rosas cuando la volteó a ver por un momento antes de desviar la mirada de nueva cuenta, por eso no podía estar seguro de ello, por eso y por la gruesa capa de maquillaje que formaba parte de su indumentaria.

— Gracias, Okyaku-sama, no sabe cuánto me halaga.

— P-p-puedes llamarme Ichigo— Ofreció su nombre, tenía el deseo de crear confianza entre los dos.

— ¿Le gusta el salmón, Okyaku-sama?— Desvió ella, aprovechando que les acababan de traer los alimentos.

— Está bien, supongo— Se giró para responder y ver que ella sostenía un trozo de salmón con sus palillos en dirección de él.

— Entonces diga, ah...Ella acercó un poco más los palillos a su boca.

Ichigo no sabía qué pensar, una costumbre que le comenzaba a incomodar, no sabía cómo debía de actuar en estas situaciones, especialmente porque las sentía artificiales.

Touha tuvo que acercarse mucho a él y la comezón cerca de su oreja, que venía sintiendo desde la noche anterior, se hizo más presente.

— Está rico— Dijo Ichigo al sentirse obligado a aceptar el bocado.

— ¡Qué bueno!— Dijo Touha con una enorme sonrisa, que presta le ofreció ofreció otro bocado de salmón.

— Prueba— Ichigo trato de ser recíproco.

— No, gracias, Okyaku-sama— Ella usó su mano para rechazar el bocado que Ichgo le ofreció. Eso decepcionó un poco a Ichigo, pero tuvo que suponer que era para no arruinar su maquillaje.

— Hijo, es hora de irnos— Escuchó como su padre lo llamaba.

Ichigo hizo una señal de que había escuchado con su cabeza y se giró hacia Touha.

— Fue un placer haber pasado este tiempo juntos— Dijo mientras hacía una reverencia en el suelo a manera de despedida..

— Para mi también fue un placer, Okyaku-sama— Ella puso sus manos en el suelo en forma de punta al tiempo que respondía con otra reverencia elegante—, espero que pronto volvamos a vernos.

Ichigo salió del salón sintiendo mucho calor y deseoso de volver a ver a Touha pronto.

— ¿Oyaji, vendremos mañana a Tengoku?

— ¿Por qué, algo llamó tu atención?— Isshin le hizo burla y le picó las costillas con el codo a su hijo.

— No, claro que no— Medio gritó Ichigo con las orejas rojas—, es sólo curiosidad.

— Ja, ja, ja— La carcajada fue muy ruidosa—, lo que digas, hijo.

— ¡Sólo respóndeme!

— Sí, Ichigo, mañana vendremos a Tengoku, Kouga aún no cierra el trato con la casa de té.

Ichigo ya no dijo nada, sólo sonrió, se rascó detrás de la oreja y se estiró el cuello de su gi para refrescarse un poco.

Sentía mucho calor.


— Ah, anata, ah, ¿tan bien les fue?— Masaki gemía mientras Isshin entraba y salía fogosamente de ella.

Él, en esta ocasión, la tenía de rodillas contra el suelo mientras la follaba desde atrás. Apenas y regresó de Yoshiwara, entró al palacio, se despidió de su hijo sin voltear a verlo y no pudo más que correr a su habitación y lanzarse sobre su esposa.

Ella también lo debió de estar esperando porque lo recibió no sólo con los brazos abiertos, sino también desnuda y con el coño bien lubricado, tanto que no tardó en acomodarse en ella.

—... Eso... parece...— Isshin no quería pensar en otra cosa más que en lo cálida y estrecha que era su esposa.

— Qué bien, Anata... ¡Ah!— Gimió cuando se corrió por tercera vez, gracias a su marido, que seguía duro como una roca.

De seguir así, pronto recibirán a otro pequeño en la familia.

Y, tampoco, podría caminar sin llamar la atención de la servidumbre.


Era la tercera noche que Ichigo y su padre asistían a Yoshiwara. Isshin esperaba que fuera la última, Masaki ya presentó una ligera cojera la mañana siguiente y lo miraba feo de tanto en tanto por los celos que la carcomían.

Y, al igual que la noche anterior, Ichigo estaba expectante por ver entrar a Touha, verla desfilar por la entrada con su elegante kimono y su porte de reina.

— Hijo, tengo que irme, una emergencia— Se le acercó Isshin de repente— Surgió algo en Karakura y tendré que regresar de inmediato.

— Entiendo— Ichigo vio la mariposa negra posada que abría y cerraba sus alas lentamente en el hombro de su padre, era una mariposa de la muerte, una mensajera entre el reino de los dioses y este. Hizo ademán de levantarse, mas éste se lo impidió con la mano.

— Quédate, hijo, ya todo está pagado y no se vería bien que dejemos a las cortesanas sin hacer su trabajo. Te dejaré una mariposa para cuando desees regresar a casa— Isshin sacó de entre sus ropas un prendedor con forma de mariposa negra y se lo pasó a su hijo.

— Está bien— Ichigo se puso el prendedor que le entregó su padre, era la llave y transporte que lo dejaría regresar a Karakura.

Su padre salió del salón acompañado por Koga-Taishi-sama, que le dedicó una reverencia a modo de saludo

— Suerte, Chigo-sama— Dijo Kouga Kuchiki, verdadero nombre del Taishi antes de retirarse con una cortesana en cada brazo—, espero que disfrute su noche.

Ichigo no entendió a lo que se refería, mas, en ese momento, Touha llegó acompañada por por su pequeño séquito. El ambiente se llenó con música y juegos de los que Ichigo no conocía pero que encontraba divertidos.

Touha se veía más bonita que la noche anterior y sus ropas menos pesadas, aunque igual de igual de lujosas e intrincadas en su diseño, en especial por el tocado. Verla así hizo que el deseo de saber el nombre de la joven frente a él aumentara.

— Si yo gano me dirás tu nombre verdadero— Le apostó Ichigo ya que había ganado ya varias rondas de hanafuda.

Al ver que ella no le respondía se rascó detrás de la cabeza otra vez, la comezón en esa zona se estaba volviendo insoportable. Ichigo no quería abusar de su posición, sin embargo, intercambiar nombres era muy importante entre los seres míticos, era algo que estaba cargado de intención emocional, incluso de implicaciones románticas, especialmente cuando este era obtenido voluntariamente.

— Disculpa, no quise molestarte, mejor dejémoslo así y sólo...— Ichigo no pudo continuar, Touha lo tomó de la muñeca. La música paró y el séquito abandonó el salón. Ichigo ni siquiera lo notó.

— No es eso, Okyaku-sama, no me ha molestado.

— ¿Entonces, qué...?

Touha, que todavía lo tenía tomado de la muñeca, aprovechó su posición y se abalanzó sobre él. Ichigo estaba extremadamente sorprendido y no supo qué hacer cuando terminó de espaldas contra el suelo, con sus piernas enredadas con las de Touha y con ella viéndolo de manera extraña

— Creo que es hora que dejemos los juegos de lado, Okyaku-sama— Dijo seria— Ya lo acepté como cliente, no tenemos porque seguir dándole vueltas a las cosas.

— ¿Eh?— A Ichigo se le habían subido los colores encima y estaba confundido.

Aunque dejó su confusión de lado cuando los labios rojos de Touha se posaron sobre los suyos. El beso que ella le estaba dando era ardiente y la forma con la que sus manos avanzaban por sus debajo de la tela de su gi hacían que su piel ardiera en deseo.

Pronto el beso se volvió más exigente, Ichigo bajó sus manos a la cintura a la de Touha para sostenerla. Ella, que estaba llevando el control de la situación, le abrió el el gi y comenzó por besar su cuello y a bajar poco a poco por su pecho. Ella hacía círculos con su lengua, provocando gemidos que Ichigo nunca pensó que sería capaz de hacer y que su respiración se volviera irregular; su entrepierna no tardó en sentirse dura y sensible, en especial al roce de las telas.

Pronto, sin que él se diera cuenta, Touha, ya le había abierto el hakama y sacado la verga de su fundoshi. La mente de Ichigo se perdió por completo cuando ella usó empezó a pasar su lengua por todo lo largo de su falo y a masajear sus testículos.

A veces Ichigo tenía la fuerza de mente para suspirar el nombre de ella, en especial cuando ella por fin lo metió a su boca. Su lengua trabajando sobre glande fue la primera vez que Ichigo sintió que podía experimentar la gloria.

Ichigo se sentía como un juguete mientras veía la cabeza de Touha moverse y dominar por completo su verga. La presión y la sensación de la tibia boca le estaban haciendo ver negro, hasta que de repente todo se volvió estrellas y se descargó en la boca de ella. Ella, sin mostrar incomodidad o sorpresa alguna, tragó toda la viscosa carga que entró a su boca como si bebiera sake. De la mesa tomó una servilleta de tela y se limpió la poca corrida que se escurrió entre sus labios y volteó a ver su entrepierna con un rostro de sorpresa.

— ¿Okyaku-sama, cómo es que sigue tan duro?— Touha tenía el maquillaje corrido y una extraña sonrisa en su rostro, una mezcla entre emoción y satisfacción.

Ichigo observó a sus expertas manos deshacer el nudo de su obi frontal, ella aventó la tela y abrió las capas de su kimono para mostrarle que no utilizaba nagajuban y que se encontraba desnuda para que él hiciera con ella lo que deseara.

Sus pequeñas tetas eran adorables e Ichigo sintió la enorme tentación de probarlas y pasar su lengua sobre ellas del mismo modo que ella lo había hecho con él. Incluso su lampiño coño se veía más hermoso de lo que imaginaba Ichigo de lo que era antes de ese momento.

— ¿Le gusta lo que ha comprado, Okyaku-sama?— Dijo Touha en un tono medio muerto, medio ansioso, medio deseoso.

¿Comprado? ¿Ella no...?— En ese momento Ichigo recordó que ella seguramente no estaba ahí por voluntad propia. Lo había enviado al fondo de su mente por haberse divertido con ella tan amenamente.

Una dolorosa corriente eléctrica le recorrió desde la espalda hasta su cabeza.

No, no, quema, así no, aquí no, mi cabeza me quema— Gritaba una alarma en la cabeza de Ichigo, se quitó a Touha de encima.

— ¡Regrese, Okyaku-sama, el servicio ya está pagado!— Le gritó la cortesana mientras lo vió salir corriendo y tratar de acomodarse su ropa nuevamente.

Ichigo no se detuvo, le ardía la cabeza y sentía demasiado calor. Ni siquiera se dio cuenta cuando utilizó la mariposa infernal y llegó a su casa. Sólo recuerda que se encerró en su alcoba y se cubrió hasta la cabeza con su futón. No quería pensar en nada, no quería pensar por qué sentía tanto calor cerca de las sienes de la cabeza, no quería pensar en sus cuernos, ni tampoco cuál era el motivo del porque no le baja la erección a pesar de masturbarse y correrse ya varias veces.

Sólo apretó los ojos con fuerza cuando ya no pudo más hasta que se quedó dormido e ignoró todo el estruendo de los sirvientes que corrían por los pasillos de palacio de arriba a abajo haciendo arreglos presurosos.


El sol de la mañana calentaba agradablemente el campo, un buen augurio para la llegada, un tanto inesperada de un dios. En especial, de uno tan importante como el dios de las aguas cristalinas. Isshin y Masaki, gracias a la suerte y a su experiencia en este tipo de situaciones, lograron coordinar, la noche anterior, los preparativos que se hicieron de emergencia, apenas y se fijaron que Ichigo había regresado a casa de su visita a Yoshiwara. Si no existiera la incongruencia temporal entre los planos, el mensaje de la llegada del dios y su comitiva hubiera llegado con suficiente tiempo. No había nada que hacer

No había nada que hacer al respecto, sólo sonreír mientras veían al dios y su séquito atravesar el portal, una puerta torii de un rojo muy brillante y adelantarse al palacio a acomodar el equipaje de la divinidad, mientras ésta saludaba a sus anfitriones.

— Su divinidad, bienvenido sea a Karakura— Saludo Isshin con una reverencia acompañado de su esposa.

— Espero que encuentre su estancia agradable— Dijo Masaki, elevando la mirada y darse cuenta que el dios venía acompañado—. Su divinidad, espero que no le moleste mi impertinencia, pero quién es la dama que lo acompaña.

Detrás del dios se veía una joven que vestía las doce capas del junihitoe de la seda más pura y costosa. Aizen-no-Mikoto debió de gastar una fortuna en vestir a su amante, aunque se notaba que la tela era muy pesada porque los pasos que daba eran lentos, seguramente tampoco ayudaba el grueso velo de satén que le escondía el rostro.

— No lo hace Masaki-hime, de hecho, me alegro que pregunte. Esta joven, será mi esposa

— ¡Oh, felicidades, su divinidad!— La pareja volvió a hacer una reverencia ante sus invitados— Esperamos que sus próximas nupcias le traigan vasta descendencia.

— Estoy seguro de ello, a O-Gekko le encantará dejar de ser la última ninfa de las flores de ojos amatistas— Dijo Aizen mientras le tomaba la barbilla a su novia por debajo del velo, en un intento de presumir ante sus anfitriones. Acto que se notaba que le incomodaba a la joven O-Gekko, que parecía obligarse a mantenerse cerca del dios de las aguas cristalinas.

Isshin palideció al escuchar la clase de ser que era la chica.

Eso no era posible. Ya no había más ninfas de las flores y ojos amatistas, de eso estaba más que seguro. Él mismo tuvo que enterrar a la última hace más de tres siglos en el jardín en el que ellos se encontraban parados en ese momento.

A menos de que ella sea...

Acaso... ella

No, eso no puede ser...

¿Sobrevivió?

¿Hisana, me estás castigando?— El nombre y la culpa taladraron la mente de Isshin como no la habían hecho en décadas, no desde que conoció a Masaki.


1.- Isshin no tenía intención de que tuviera sexo con la yuujo, sólo que la energía que ella emitiera hiciera que le brotaran los cuernos. Tampoco se suponía que ella debía de hacer nada especial, de hecho, pagó para que sólo le hiciera compañía a Ichigo.

2.- Aunque no lo parezca, Rukia ya apareció en la historia.

3.- Yuujo: nombre para refefirse a prostitutas en general. Para Oiran (cortesana) de Japón. Distinguidas de las yuujo (prostitutas) ordinarias, practicaban múltiples habilidades para entretener a sus invitados con conversaciones ingeniosas y artes además del servicio sexual. En el apogeo de los barrios del placer, los oiran más populares y de rango más alto se conocían como tayû. Oiran mostró su estatus con túnicas opulentas, peinados llamativos llenos de joyas costosas para el cabello y, especialmente, su obi extremadamente valioso, atado en la parte delantera para una exhibición audaz.

4.- Touha aún no tiene rango, aunque se le considera muy prometedora, por eso la enviaron con clientes tan importantes.