Muchas gracias a Miniberto, Jako Aldebaran, Rainhard, rnad1438, Ann, frappelucuma, Shirei-Kan, rijaja77, Mirx, Luna del Desierto, y los invitados en español e ingles que nos han dejado sus comentarios.
Muchas gracias a todos por seguir esta historia.
Y muy especialmente, gracias a mi fantástica co-autora, Rogue Devlin, gracias a quien esta historia es posible.
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ADVERTENCIA: Este fic es Fate-Nanoha y está clasificado M, por contenidos y situaciones fuertes y/o violentas, así como escenas íntimas de carácter sexual entre dos mujeres. Si este tipo de contenido no es de su agrado, por favor no lo lean.
DISCLAIMER: Los personajes de Magical Girl Lyrical Nanoha no me pertenecen y son propiedad de sus respectivos autores. Todas las situaciones y personajes presentados en esta historia son ficticios, cualquier parecido con situaciones o personajes reales, históricos o presentes, no es en absoluto intencional.
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"El Hilo del Destino"
por Rogue Devlin & Aleksei Volken
Capítulo 2: Presagio
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Dinsmark, Capital del Imperio Belka, Día Vigésimo de Dumannios, Año -1053. Víspera de Alban Arthan, Solsticio de Invierno.
− ¿Y por qué no?
Más de un mes había pasado desde la noche de Samhain. Los días habían transcurrido como una exhalación en medio de los intensos preparativos para la tan esperada celebración del solsticio de invierno.
Tal y como habían previsto, el invierno había llegado más temprano y más crudo ese año, pero todos estaban animados; se sentían seguros pese a las inclemencias y todos ansiaban esos días de celebración que calentaban el cuerpo y los ánimos. Este año, Dinsmark no tendría tantos visitantes pero eso no enturbiaba el ánimo festivo.
El último detalle que quedaba pendiente, en la víspera del solsticio era, como siempre, la definición de las justas que se celebrarían en el coliseo después de la ceremonia en la catedral.
Nanoha, con los brazos cruzados sobre el pecho, miraba a Fate con actitud desafiante y volvió a repetir la pregunta.
− Pregunté…¿por qué no...Fate-chan?...¿Hay alguna razón que lo prohiba?
Las consejeras imperiales Shamal, Alicia y Hayate, Signum y Victoria Dahlgrün Hija por la Guardia Imperial, Victoria Dahlgrün Madre y Mégane Alpine por el Consejo de Familias Nobles, y la gran sacerdotisa de la doctrina Belka, Carim Gracia; todas casi al unísono y muy disimuladamente, inspiraron profundamente evitando mirar hacia la poderosa Hegemón del Imperio Belka.
Nadie quería estar en los zapatos de Fate en esos momentos.
Fate miró a su esposa fijamente.
El "argumento" se había suscitado porque Fate había comentado con gran entusiasmo que era momento de que la Hegemón del Imperio Belka participara nuevamente en la justa inaugural.
Desde el ascenso de Fate al trono del Hegemón Belka, no había participado más en combates, ni rituales, ni de ningún tipo. La guerrera dentro de ella ansiaba el combate en la arena como un potro pura sangre… A todas les pareció una excelente idea para iniciar el simbólico tercer año de gobierno de Fate como Hegemón.
De inmediato, todas las asistentes a la reunión de organización presentaron candidatos y candidatas para contender con ella en la celebración del solsticio. Pocas veces, se veía al Hegemón en una justa y pocos Hegemón tenían tal certeza en la victoria como Fate.
Y entonces sucedió.
− Fate-chan…,− insistió Nanoha ante el silencio de la Hegemon, − ¿Por qué no puedo ser yo la otra combatiente en el duelo inaugural?
Ahí estaba el "pequeño" detalle.
Nanoha se había propuesto ELLA misma, para el duelo inaugural con Fate.
− Es atípico, Nanoha...− intentó Fate, − No puedo recordar un solo duelo ritual donde la pareja imperial se haya...enfrentado…¿Estás de acuerdo en que puede ser un poco…incómodo?
− ¿Por qué?... ¿Te da miedo perder?,− preguntó Nanoha con la misma actitud desafiante.
La pareja imperial era famosa por sus intensas y apasionadas interacciones desde el inicio de su relación.
Aunque si bien se habían atenuado desde esa primera celebración del solsticio que habían compartido y todos a su alrededor estaban cien por ciento seguros del amor que se profesaban, la intensidad de sus interacciones no se había atenuado con los años. Hayate tenía la teoría que el candente e impetuoso temperamento de ambas era razón más que suficiente para esos "amorosos enfrentamientos" que solían presentarse entre ellas ante las situaciones más inesperadas.
Con el tiempo, sus allegados habían aprendido que en medio de la tormenta, había que agachar la cabeza y esperar a que amainara. Por lo general, amainaba cuando Nanoha finalmente, se salía con la suya.
Fate se tensó, irguiéndose en su asiento y miró a su esposa con severidad. Esa no era una charla íntima entre ellas. ERA una junta oficial, con varios dignatarios belkas para tratar un asunto serio. A veces Nanoha podía ser MUY obstinada.
Todas se encontraban reunidas en la sala de juntas aledaña al Gran Salón del Trono.
− Su Majestad,− dijo Hayate con voz suave tras aclararse la garganta ligeramente y tras un rápido intercambio de miradas con Alicia, − Tomando en consideración que esta celebración del solsticio es muy especial, ya que marca el inicio de su tercer año de reinado, creo que podríamos revitalizar...el tradicional duelo posterior a la ceremonia del fuego nuevo. Casi siempre son duelos individuales… esta vez, tal vez podríamos integrar un equipo belka y un equipo de Nihon para honrar, el apoyo recibido en su momento por nuestros vecinos de oriente…Sería como una parte de la celebración en sí misma.
− Esa es una gran idea Fate,− terció Alicia en ese momento, − Nanoha como Regente Heredera de Nihon, y tu como Hegemón en funciones, podrían liderar los equipos y hacer un duelo inaugural como nunca se ha visto en Dinsmark.
Fate frunció el ceño mirando a su hermana gemela.
− La idea de Hayate-chan y Alicia-chan me parece fantástica, pero eso no exime que tu y yo podamos tener un duelo, en equipos o en individual…,− siguió insistiendo Nanoha, − He mejorado mucho con las técnicas de Arturia-san y el entrenamiento de Vita-chan.
− Victoria y yo podríamos estar en el equipo Belka contigo, Testarossa,− añadió Signum tras un ligero codazo de Shamal como indicación de que era momento de ayudar, − Arf y esa otra chica ninja...Mikami...de la guardia de su Alteza Takamachi, podrían integrar el equipo de Nihon.
− Tres y tres suena como un excelente augurio, gane quien gane Su Majestad,− intervino Carim con voz suave.
Ligeros golpes se escucharon en ese momento en la puerta de la pequeña sala, Hayate de inmediato se apresuró a ver de qué se trataba para encontrarse con la sorpresa de que Olivie Sägebretch había llegado ya para las celebraciones del solsticio y para pasar ese invierno con su familia.
Alicia gritó de emoción y corrió para saludar a su tía.
Desde la muerte de Precia Testarossa y la posterior coronación de Fate, Olivie se había exiliado de la Capital Belka en la finca de la familia Sägebretch de las afueras de la ciudad. Esa, era su primera visita desde entonces y sería su primera aparición oficial con la familia imperial.
Nadie sabía, hasta ese momento, que Carim había logrado convencerla de asistir después de meses de largas pláticas y conversaciones.
Megane y Victoria Madre, la saludaron con idéntico entusiasmo.
Sobra decir que la idea del encuentro entre Nanoha y Fate le pareció también fantástica a Olivie.
− Es algo que nunca se ha visto Fate,− dijo Olivie abrazando a su sobrina, − Te felicito, es una excelente idea y una magnífica forma de celebrar el inicio de tu tercer año...gane quien gane, ¡la familia real gana!...Es magnífico.
− En realidad fue mi idea, tía Olivie...− trató de insistir Nanoha pero Hayate la interrumpió.
− ¡Excelente!, ya que está todo decidido, tenemos muchas cosas que organizar… Alicia y yo nos organizaremos con la sacerdotisa Carim…¿Nos acompañará Lady Sägebretch?...Signum y Victoria pueden hacer todos los arreglos de los eventos posteriores… Lady Victoria y Lady Megane….
− Hey...yo aún no he…
− Déjalo ya, Testarossa,− dijo Signum en un susurro de pie al lado de Fate, − Recuerda...perder una batalla para ganar la guerra...No quieres extender esta discusión…
Fate se volvió para mirar a su gran mariscal. Signum ciertamente se veía imponente en el uniforme de la guardia; siempre le habían quedado muy bien los uniformes a su amiga, pero el de gran mariscal en particular le daba un porte regio, al igual que en su momento a la actual Hegemón.
− Pero Signum….,− bufó Fate en voz baja, − ¿Y si la lastimo sin querer? Nunca nos hemos enfrentado en un duelo...hemos practicado pero siempre ha sido más un juego que una práctica en serio…además el coliseo estará LLENO...Tú sabes cómo son…¡Son capaces de hacer apuestas!
Signum arqueó una ceja y miró a la consorte imperial. Ella SÍ había visto practicar a Nanoha durante los últimos años.
− Tengo mis dudas de que vayas a lastimarla Testarossa, tranquilízate...Vita le ha enseñado bien. Además recuerda lo que le hizo a Veyron. No necesitó ayuda para eso.
La gran Mariscal tenía la sospecha de que Fate iba a sudar la noche del solsticio en ese encuentro con su querida esposa y evitó decirle que las apuestas estarían muy, muy parejas.
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El resto del día transcurrió con una atípica tranquilidad para la familia imperial, resolviendo los últimos pendientes antes de iniciar los días de celebración. Alicia, Nanoha y Hayate se retiraron para terminar de supervisar algunos preparativos para el solsticio mientras que Fate junto con Signum, atendían los ajustes en las provisiones militares y las preparaciones para las actividades militares del invierno.
Fue hasta que Shamal acudió en búsqueda de su esposa a los cuarteles cuando las dos guerreras Belkas se percataron de lo tarde que se había hecho y que debían descansar lo suficiente para el duelo de celebración.
− ¿Estás ya preparada para tu duelo, Testarossa?,− le preguntó Signum con un atisbo de sonrisa casi burlona, - Y no, no me refiero al de mañana.
−¡Signum!, − exclamó Shamal sorprendida ante la desfachatez de su esposa con la Hegemon. Si bien era cierto que Fate y Signum habían crecido prácticamente juntas y mantenían una amistad entrañable, Shamal no dejaba de apenarse que a pesar de su insistencia de mantener un tono formal, Signum siguiera tratando a la Hegemon con la misma naturalidad de siempre.
Fate, quien únicamente había observado a Signum arqueando una ceja ante la pregunta inicial, resopló divertida ante la aclaración del "duelo" al que se refería. Aunque sí tenía un punto, ella también había estado considerando toda la tarde qué le diría a su esposa cuando llegara a su habitación.
− Nanoha-chan está muy entusiasmada con la celebración del duelo del solsticio, Fate-san,− intervino Shamal con suavidad antes de que Signum pudiera hacer algún otro perspicaz comentario, - Creo que anhela fervientemente mostrarle lo mucho que ha entrenado para ser una contendiente digna de un evento Belka tan significativo.
Disponiéndose a salir, Fate se levantó de la mesa donde había estado trabajando, miró a Shamal mientras asentía ligeramente y se apresuró a recoger sus cosas con unas incontenibles ganas de abrazar a su esposa en ese momento.
- Te devuelvo tu oficina, Signum, vayan a descansar que te necesito al cien para mañana.
Sin esperar mayor respuesta, Fate salió con paso decidido hacia su habitación.
La noche ya había caído y mientras cruzaba el patio notó que la temperatura había bajado considerablemente, lo cual aparentemente no había afectado al par de figuras conocidas que venían charlando animadamente y caminando en dirección a ella.
- Consejera Yagami, Consejera Testarossa, - dijo Fate cuando se detuvo enfrente de ellas.
Hayate hizo una leve reverencia con la cabeza para saludar a Fate, pero Alicia saludó directamente con una pregunta.
- ¿No me digas que sigues enfurruñada, hermanita? Ya deberías estar en tu habitación.
- Y es exactamente a dónde me dirijo.
- Si estuvieras ahí sabrías entonces que Nanoha-chan no está ahí, - respondió Alicia con una mirada ligeramente desaprobatoria, para la enorme confusión de Fate.
- ¿En dónde…?, - preguntó Fate frunciendo el ceño ligeramente.
- Ya te ahorré la parte de que te encontraras tu habitación vacía, Fate, - respondió Alicia con una sonrisa enigmática, mientras enlazaba su brazo con el de Hayate, quien se había mantenido completamente en silencio mientras las hermanas hablaban, para seguir su camino.
Fate observó mientras sus dos consejeras se retiraban tan animadamente como habían llegado y haciendo su mejor esfuerzo para evitar que un repentino mal humor se apoderara de ella, consideró las opciones de por qué Nanoha no estaría en su habitación y más importante aún, en donde estaría a esas horas. Shamal ya estaba con Signum, Hayate y Alicia iban juntas, eso le dejaba pocas opciones. Si Nanoha estaba con Vita, podrían estar juntas en la arena entrenando.
Se apresuró hacia la arena donde efectivamente encontró a Vita dándole mantenimiento a varias de sus armas.
- Vita, ¿no está Nanoha contigo?
La pequeña guerrera simplemente negó con la cabeza.
- Ya tiene un rato que se fue, - respondió Vita al tiempo que Fate ya daba la vuelta para dirigirse al único lugar donde sabía entonces que podía encontrar a Nanoha.
La torre vigía.
El que en su infancia había sido su lugar favorito para esconderse, se había convertido también en uno de los lugares preferidos de su esposa en Stier Castle para pensar y observar el cielo. A veces a horas muy atípicas.
Cada vez que pensaba en la torre era imposible para Fate no sonreír y recordar la vez que Alicia se había acercado para sorprenderla, trayendo a Nanoha consigo y actuando como una casamentera profesional, si tal cosa existía, y las había dejado a solas en lo que finalmente ambas se dieron cuenta que había sido su primera cita.
Tan improbable y poco convencional como había parecido después de su repentino matrimonio y todo lo que había sucedido después, comenzaron a tener citas propiamente cuando Fate ya se había convertido en Hegemón, conociéndose de una manera que no habían podido durante los primeros meses de sus vidas juntas como pareja imperial.
El repentino mal humor de Fate se había disipado del todo con esos recuerdos mientras andaba hacia la torre y rápidamente subía la escalera con antorcha en mano.
Mientras subía los últimos escalones para llegar a la cima de la torre, la luz reflejada de otra antorcha le indicó que sin duda había tenido razón. La vista de Nanoha, recargada en el alféizar observando al cielo que se encontraba claro y estrellado la hizo detenerse y sonreír.
Sin duda la había escuchado llegar, pero Nanoha no hizo ningún movimiento.
Fate dejó la antorcha y se acercó a su esposa para quedar erguida y alta detrás de ella. Delicadamente tomó su cabello y lo hizo a un lado por encima del hombro. Acarició con sus labios la nuca de su esposa mientras sus manos se deslizaban por sus costados para amoldarse a la espalda de su esposa y Nanoha se recargó contra ella dejando salir un suspiro apenas audible. Los pequeños besos recorrían su cuerpo con sensaciones muy específicas que le iban a impedir hablar si no lo hacía ya.
- ¿No estás molesta, Fate-chan?
- Esta mañana me emboscaste, - dijo Fate en un tono muy serio mientras continuaba dando pequeños besos por el cuello de Nanoha.
Nanoha suspiró más hondamente. Estaba deseando que Fate no continuara con el argumento, pero al menos, tenía que agradecer en este caso que por su educación Belka contestaba a las preguntas llana y directamente qué era lo que la había molestado. Y por lo mismo Nanoha no podía más que responder de la misma forma.
Fate apretó su abrazo en la pelirroja.
- Creo que eso hice... Y lo lamento… Todos parecieron muy entusiasmados con la idea aún así…, - respondió mientras se giró en el abrazo para mirar a su orgullosa esposa, quien la soltó y cruzó los brazos sobre el pecho. No tenía la menor duda que no podrían enfrentarse adecuadamente en el duelo ceremonial si no aclaraban la situación. Necesitaba saber que Fate no tenía dudas.
Pero eso no significaba que no pudiera trabajar y hacer que su caso fuera más convincente.
- Y estaba pensando que puedo... compensarte después de nuestro encuentro…, - el tono de voz de Nanoha se había vuelto más bajo y más sensual cuando dijo esas palabras, y su mirada intensamente azul se clavaba con la carmesí de Fate.
Fate observó a Nanoha con detenimiento aún con los brazos cruzados. El frío aire de la noche revolvía ligeramente su cabello y sus mejillas sonrojadas daban una imagen casi hipnotizante para Fate, pero las palabras de Nanoha despertaron considerablemente el interés de la rubia.
- ¿Qué...cómo…? Quiero decir...
- ¿Cómo te lo voy a compensar?
- Aja, cuénteme, su Alteza, - respondió con seriedad.
Nanoha ligeramente mordió su labio inferior y observó a Fate de arriba a abajo antes de tomar sus brazos y descruzarlos, llevando entonces las manos de Fate a regañadientes para que la sostuvieran firmemente por sus caderas hasta que estuvo satisfecha con la posición, ella cruzó sus brazos por detrás del cuello de la rubia.
- Se me ocurre que después, puedo darte un largo y caliente baño…, - susurró mientras ahora ella recorría con su labios el cuello de la rubia, - Podemos bañarnos juntas mientras yo alivio el dolor de tus tensos músculos…
Con sus labios acariciaba la piel de Fate desde su cuello hasta la barbilla y hacia arriba a sus labios donde se detuvo para apenas rozarlos mientras hablaba, Nanoha continuó detallando cómo y donde la tocaría para darle placer mientras la respiración de Fate se entrecortaba cada vez más.
- …Cuidaré muy bien de ti, especialmente... después de que te derrote, - terminó de decir antes de capturar los labios de Fate en un beso apasionado.
Fate hizo más intenso el beso mientras subía sus manos por la espalda de su esposa.
Las últimas palabras de Nanoha daban vueltas en su cabeza pero el resto de su cuerpo estaba muy ocupado con otras ideas.
- Pareces estar muy segura de que vas a ganar, Nanoha, - Fate murmuró mientras se besaban.
- Lo estoy.
Cuando finalmente terminaron de besarse, Nanoha se encontró con la mirada carmesí de su esposa que lucía resplandeciente.
- Me gusta tu confianza. Te hace ver aún más atractiva.
- Pensé que eso me tocaba decírtelo a ti.
Fate sonrió completamente fascinada con Nanoha y sus ideas.
- Así que eso es lo que gano si pierdo..., - Fate respondió con una expresión pensativa, - ¿Qué gano cuando reclame mi victoria sobre ti?
- Su Majestad no tiene porqué preocuparse de eso…
El tono formal con el que Nanoha le respondió casi la engañó por un segundo. Arqueando una ceja, observó a Nanoha esperando una mejor respuesta.
- Muy graciosa, su Alteza.
Nanoha sostuvo el rostro de Fate entre sus manos, -Vamos a nuestra cama, Fate-chan.
Sin dudarlo por un momento, Fate tomó a Nanoha de la mano y con la otra una de las antorchas para bajar de nuevo y se dirigieron lo más rápido que pudieron a la habitación imperial.
Una vez que estuvieron en su habitación, Nanoha estaba ya acomodada en la cama cuando Fate simplemente se quedó a un lado de la cama y arrodillándose junto a ésta, recargó sus brazos sobre la cama y su cara sobre sus manos para observar a Nanoha.
Nanoha sintió que se sonrojaba ante la intensa mirada de la muy silenciosa Fate; podía adivinar que muchas cosas estaban pasando por la mente de su esposa mientras la observaba.
- ¿Por qué me miras asi, Fate-chan?, - preguntó cuando no pudo soportarlo más.
Fate suspiró contenta y aun desde la orilla de la cama extendió su mano palma arriba hacia Nanoha quien de inmediato se acercó para tomarla.
- Estaba pensando en lo preocupada que estabas la primera vez que escuchaste hablar de los duelos. De mi enfrentamiento con Saber y que ahora seas la primera en la línea para querer participar en uno.
- Supongo que he cambiado.
- Sigues siendo la personificación absoluta de la determinación de fuego que me dejó sin aliento la primera vez que te vi.
Nanoha sonrió. Con el tiempo habían empezado a hablar más y más sobre los primeros meses de su vida juntas. Lo que habían pensado y sentido. Lo que habían hecho diferente de lo que pensaban o sentían y que les había causado tantos malentendidos y enfrentamientos.
Sin embargo, había una cosa que últimamente venía a la mente de Nanoha cada vez con más frecuencia de esos primeros momentos de la llegada de Fate a su vida y no había tenido el valor de mencionarlo.
Fate, notando que la sonrisa de Nanoha se había adelgazado lentamente para luego desaparecer casi por completo, se incorporó lentamente para subir a la cama y se acercó a Nanoha, quien todavía estaba absorta en sus propios pensamientos.
- Lo siento Nanoha, sé que esos tiempos no son muy agradables para recordar y lamento haberlo mencionado...
Nanoha parpadeó y se dio cuenta de que Fate estaba ya junto a su lado, y se abrazó al cuerpo de la rubia presionando un beso en sus labios antes de responder.
- Por favor, sabes que no tienes que disculparte, Fate-chan... Ya nos disculpamos por todo lo que pasó en ese entonces, las dos por lo que nos hicimos, la una a la otra y que nos lastimó entonces... No es eso...
- Pero es algo entonces…, - preguntó Fate genuinamente preocupada.
Nanoha asintió con inusual timidez y Fate tiernamente acarició su cabello antes de preguntarle, -¿Qué le preocupa a mi esposa, hay algo que pueda hacer para evitarlo?
Nanoha dejó escapar el aire de un largo suspiro y decidió que era mejor decirlo que alargarlo más y preocupar a Fate innecesariamente.
- Uhmm, he estado pensando en algunas cosas que dijo una vez, ese Huckebein.
Fate se puso rígida y se acomodó en la cama en una posición medio sentada aun con Nanoha en sus brazos. Lo que menos esperaba era que Nanoha mencionara a los Huckebein en esos momentos.
- Nada de lo que Veyron dijo tenía una pizca de verdad o buena intención, Nanoha…
- Él no… El consejero de tu madre… Fortis...
Fate frunció el ceño. Fortis había sido mucho más inteligente que Veyron, pero eso no significaba que sus palabras no habían estado llenas de veneno también.
- ¿Qué pudo haber dicho ese traidor que te tiene preocupada tanto tiempo después, Nanoha?
Nanoha desvió la mirada intentando recordar el momento exacto y las palabras exactas que en ese momento no le habían causado el pesar que le habían empezado a causar hacía no mucho tiempo.
- Muy al principio… en Nihon… cuando apenas les estábamos explicando que era yo la heredera de Nihon y no Kyoya como ustedes pensaban…
Fate recordaba la conversación con claridad pero aún no estaba segura de adonde iba Nanoha con eso y que la tenía tan preocupada. Dejó que sus dedos se enlazaran con los de Nanoha animándola a que continuara explicando.
- Lo recuerdo… pero que…
- Cuando mi papá intentó disuadirlos del matrimonio porque ambas éramos mujeres… resultó que las tradiciones y leyes Belkas eran muy diferentes de lo que conocemos en Nihon...
Fate inspiró lo más profundo que pudo. Esa era probablemente la segunda declaración sobre la cual estaba cimentado su matrimonio. El primero, siendo los inquebrantables votos Belkas, el segundo, el de la permanente resolución de sus conflictos por las crianzas que recibieron, pese a haber sido ambas educadas como herederas imperiales, no podían haber sido más diferentes y por lo tanto un desafío constante.
- Mi papá en esos momentos preguntó qué pasaría con los herederos de ambos imperios. Para mi y para Nihon, quedó muy claro desde que nos casamos, pero en el caso del Imperio Belka, Fortis fue muy claro cuando dijo que "La Hegemón puede tener en concubinato los herederos necesarios cuando llegue el momento"... y bueno… últimamente no he dejado de pensar en que no se qué piensas hacer acerca de tener herederos...
Fate había dejado que Nanoha hablara sin interrumpirla y fue hasta que la pelirroja dejó la frase inconclusa que Fate la hizo mirarla y para infinita sorpresa de Nanoha, encontrarla sonriendo tiernamente para ella, cuando Nanoha estaba esperando que Fate respondiera.
- No pienso tener ningún heredero en concubinato. No tienes nada de qué preocuparte, si es eso lo que te aflige.
- ¿Pero el imperio… los herederos?, - volvió a preguntar la pelirroja en apenas un hilo de voz.
- Lo resolveremos. Cuando mi padre fue elegido como heredero, no era hijo del Hegemon. Ni legítimo ni ilegítimo ni tenían ningún lazo de sangre. Así que encontraremos un heredero adecuado. O tal vez ni siquiera tengamos un imperio con este tipo de gobierno para entonces… No lo sé… Lo que sí sé es que no pienso compartir mi cama… nuestra cama… con nadie. Soy solo tuya.
Fate podría jurar que nunca había visto sonreír a Nanoha de esa manera antes.
Nanoha se apretó aún más a Fate y presionó sus manos contra las sonrojadas mejillas de su esposa antes de hablarle.
- Repítelo.
- Soy solo tuya.
Nanoha besó largamente a Fate fundiéndose en su calor mientras sentía como ese peso desaparecía de su mente y de su corazón hasta que simplemente quedaron muy abrazadas, con Nanoha recostada en el pecho de Fate hasta que se quedó profundamente dormida mientras Fate la acariciaba y se quedaba dormida también poco después, mientras no dejaba de pensar que sin duda las esperaba un día muy especial.
− X −
El día del Solsticio amaneció, como todos los anteriores desde Samhain, con el ambiente cargado por una inminente tormenta y ligeramente oscuro. Ese día, adicionalmente, una ligera bruma que parecía surgir de la tierra misma, flotaba alrededor brindando una cualidad distante y etérea al ambiente de la ciudad.
A la mitad del día, era imposible decir si se trataba del amanecer o del atardecer. Dinsmark parecía un silencioso y pacífico limbo cubierto de blanco.
Poco antes de su salida hacia la ceremonia en la catedral, Nanoha observaba la ciudad desde la torre de Stier Castle enfundada en una abrigadora capa de piel. La imagen frente a ella de la ciudad con las montañas y el bosque circundantes parecía salida de un sueño. Todo parecía flotar y el límite entre el suelo y el cielo parecía no existir más.
− ¿Preocupada por nuestro enfrentamiento...Su Alteza?,− le preguntó de pronto una voz que conocía muy bien a sus espaldas.
Nanoha se volvió con una ligera sonrisa para encontrarse con la mirada carmesí de su esposa.
− En lo absoluto, su Majestad...− le respondió con ligera burla aproximándose para tomar a Fate por la elegante y abrigadora capa ceremonial que vestía, jalándola para un ligero beso en los labios, − Ese es su beso de buena suerte.
Ambas vestían ya las elegantes armaduras que usarían para el duelo en el coliseo posterior a la ceremonia en la catedral. Solo Nanoha vestía una capa poco elegante que era su favorita porque era igual a la de Fate quién se la había obsequiado para el invierno.
− Con esa capa casi pareces Belka de pura cepa,− dijo Fate correspondiendo a la sonrisa y al beso de su esposa, tomándola por la cintura.
Las dos se quedaron así abrazadas observando el paisaje a sus pies.
− Esas lisonjas no harán que tenga compasión de usted en la arena...Su Majestad,− agregó Nanoha arrebujándose en el abrazo de Fate.
Por toda respuesta, Fate se separó para mirarla intensamente y después besarla apasionadamente.
Pese a lo que le había dicho a Signum el día anterior y al ligero desasosiego que sentía, Fate estaba orgullosa de su esposa. Nada le hacía más feliz que su pueblo la viera como a una guerrera, fuerte y poderosa.
Y justo por eso, no podría tener ninguna consideración con ella en la arena.
La pareja imperial, como dictaba la tradición, fué la última en salir de Stier Castle rumbo a la gran catedral belka.
Pese a que ya había visto las ceremonias Belka del solsticio con anterioridad, Nanoha no dejaba de sorprenderse.
Desde que Fate se había convertido en Hegemón, ellas eran eran las últimas en llegar al atrio de la catedral de la doctrina y en el instante mismo que, con extrema precisión tomaban sus lugares, la ceremonia comenzaba sin mayor dilación.
Este año, la ceremonia le produjo un escalofrío inesperado además de la fascinación que siempre le producía esta ceremonia en particular a Nanoha.
El atrio abarrotado de gente sumido en un silencio sobrenatural, solo iluminado por los cuatro pebeteros en los puntos cardinales tenía una cualidad etérea y fantasmal ya que todo estaba pintado de gris y rodeado de bruma. Alicia ya le había explicado que era un efecto de la temprana llegada de un invierno más crudo y la humedad.
− Hoy... celebramos la resurrección de la luz…
La figura de Carim, enfundada en su manto ceremonial oficial, se veía casi engullida en su totalidad por la helada bruma que los rodeaba. Sus palabras se escuchaban amortiguadas, como si la bruma las absorbiera, sofocando su intensidad y su impacto.
− En el ciclo eterno de la vida y la muerte, hoy en la noche más larga y oscura, con el fuego remanente de la muerte de la luz, el fuego nuevo renace…
El encendido del pebetero principal fue perfecto como siempre, sin embargo, el camino de fuego que los rodeaba no se sentía tan intenso y abrasador como en ceremonias anteriores. La bruma parecía amortiguarlo todo, el sonido, el calor...e incluso, la luz, dejando todo sumido en un limbo cada vez más oscuro.
− Rogamos que la bendición del fuego nuevo nos acompañe...
Con esas últimas palabras, la sacerdotisa típicamente terminaba la ceremonia que marcaba el renacimiento del sol. Todos se regocijaban y la celebración popular iniciaba. Alicia, flanqueando a la pareja imperial junto con su tía Olivie, fue al parecer la única que notó la preocupada expresión con que Carim terminó esa frase.
Fate y Nanoha, ya ambas elegantemente ataviadas con abrigadoras capas, abrieron la marcha hacia el coliseo saludando a sus súbditos durante el camino.
Nadie sabía aún sobre la nueva modalidad de duelo inicial que tendrían ese año pero todos observaban a la pareja con curiosidad apenas contenida.
Los pocos que sabían, empezando con Nanoha y Fate, estaban respectivamente demasiado emocionados y preocupados. Nanoha no podía dejar de pensar que sería su primer combate ¡oficial!...en la arena del coliseo.
Olivie notando la aprehensión de Alicia, se mantuvo a su lado hasta que ambas se aproximaron a Carim mientras todos los demás salían del atrio de la catedral.
− ¿Sucede algo Carim?,− preguntó Alicia en voz baja.
Tras el final de la ceremonia, la gran sacerdotisa de la doctrina se había mantenido junto al pebetero principal mientras los ayudantes de la iglesia, encendían todas las antorchas. La luz y la alegría se extendían por todos los rincones de Dinsmark aun en medio de la inusual y etérea bruma, la nieve y el frío.
Aunque aún debían tener algunos rayos de sol a esa hora del día, la presencia de la bruma y las densas nubes oscuras que cubrían el cielo desde varios días antes, hacían que la noche llegara con mucha mayor anticipación aun para el invierno Belka.
Carim se volvió para mirar a la hermana de la Hegemon con preocupación, como si de pronto hubiera despertado de una ensoñación.
− Stor Lysglimt.
Alicia la miró desconcertada y Olivie se sobresaltó con esas palabras.
Carim sólo señaló hacia un punto en el cielo con discreción. Por primera vez en su vida, la sacerdotisa se encontró sin saber qué hacer.
Pese a la bruma y las nubes, una pequeña zona de cielo estaba sobrenaturalmente despejada.
− El gran relámpago,− murmuró Olivie mirando a su vez con preocupación a Carim.
La madre de Olivie solía contarles a ella y a Precia, las historias antiguas cuando eran niñas pequeñas. "Stor Lysglimt" solía ser una de las favoritas de Precia. Y una de las que más asustaba a Olivie.
Hacía décadas que no escuchaba esa palabra.
En esa zona de cielo despejado, entre el azul y el púrpura intenso del atardecer que sucedía muy arriba sobre sus cabezas, más allá de las oscuras nubes y la bruma, brillaba el Gran Relámpago rasgando el cielo.
Para los belka, todas las grandes fuerzas de la naturaleza eran sagradas. El sol era uno de los principales. Pero muchos otros símbolos ocupaban un lugar de consideración. Los relámpagos que surcaban el cielo en las grandes tormentas de verano, eran un símbolo de gran poder.
El relámpago era rápido y mortal, una mezcla de fuego, sonido y aire que te sorprendía con su inesperada magnificencia para después, desaparecer dejándote con un estremecimiento. El encuentro con el relámpago era impredecible pero seguramente, mortal.
En los bosques que circundaban Dinsmark las tormentas eléctricas durante el verano eran épicas.
El gran relámpago, a diferencia de esos imponentes relámpagos de tormenta, surcaba el cielo en silencio, rasgándolo pero manteniéndose estático y suspendido en él.
En ese momento, Carim, Alicia y Olivie parecían ser las únicas que notaban el prodigio astronómico en el cielo de Dinsmark.
− Apareció en el momento en que encendí el pebetero,− dijo Carim sin mirar a las otras mujeres, como si no pudiera apartar la vista de la rasgadura luminosa en el cielo.
Alicia se contuvo de preguntar si la sacerdotisa estaba segura y tragó pesadamente.
− Al mismo tiempo, Olivie,− continuó Carim dirigiendo su atención hacía la mujer mayor, − Conforme se encendía el círculo de fuego del solsticio, las nubes se abrieron y el gran relámpago se extendió sobre el cielo… Al mismo tiempo….
En ese momento, Hayate y Shamal se aproximaron a las tres mujeres. Ellas eran prácticamente las únicas que permanecían en el atrio de la iglesia.
− El carruaje nos espera gran sacerdotisa, la Hegemón ya debe estar en camino al coliseo para los preparativos finales,− informó Hayate mirando a Alicia con curiosidad.
Durante varios segundos nadie le respondió.
− "Stor Lysglimt" no es algo que pueda ocultarse Carim,− dijo Olivie con sorprendente serenidad, − Ahora todos están distraídos por las celebraciones pero si no desaparece, tenemos que tomar medidas… Fate tiene que saberlo.
Alicia les explicó sucintamente la situación a Shamal y Hayate.
− ¿Un cometa?,− dijo Shamal mirando hacía el punto en el cielo señalado por Alicia Testarossa, − Wow, que gran coincidencia...es un fenómeno impresionante, ¿no?
Carim, Alicia y Olivie la miraron como si la doctora y consejera Belka hubiera perdido repentinamente el juicio.
− Ustedes…Si saben lo que es un cometa, ¿verdad?...,− preguntó Shamal con cautela ante las miradas azoradas de las Belka.
− Un cometa es un fenómeno astronómico,− explicó Hayate dando un ligero golpecito a su hermana mayor, − Como la luna o las estrellas, solo que menos frecuente. Nihon tiene varios registros de ese tipo de apariciones… En la prehistoria de nuestro país era un símbolo de gran poder, los primeros científicos los llamaban "las estrellas faisanes de cola roja"...Aunque sabemos que tales eventos no tienen un significado muy halagüeño en ciertas culturas.
− "Stor Lysglimt" no solo es un mal presagio,− dijo Carim muy seria sin mirar a ninguna de las consejeras de Nihon, − Es el peor augurio posible…
Hayate y Shamal se miraron sin saber qué hacer o decir. Tanto la sacerdotisa como Alicia y Olivie parecían estar sobrecogidas por un miedo inexplicable y sobrenatural.
− No solo es el hecho que haya aparecido rasgando el cielo justo en el momento de liberación del fuego nuevo,− continuó Carim, − Miren su posición...
Desde donde estaban, en el atrio de la catedral, el cometa parecía estar a punto de caer como un implacable proyectil sideral sobre Stier Castle.
Shamal podía entender la aterradora fascinación que los cometas producían, especialmente en las culturas que como los Belka, no tenían una formación científica como Nihon. Sin embargo, incluso para la doctora fue muy extraño constatar que, sin importar la posición en la que ella como observadora se encontrara...El cometa siempre parecía estar encima del castillo de la Hegemón Belka.
− X −
Fate esperaba impaciente en una de las salidas laterales del gran coliseo belka. Nanoha estaría en una posición similar en la salida opuesta.
La Hegemón se preguntaba qué les estaría demorando tanto en la catedral ya que Carim aún no llegaba.
Con cada momento que pasaba, la rubia se iba sintiendo cada vez más nerviosa.
Por lo general, los duelos se ofrecían como un sacrificio en la noche más larga. Y el primero debía empezar cuando se desvanecía el último rayo de sol. De acuerdo, esos extraños días no había mucho sol de todas maneras pero ellos ya sabían en qué momento caía la noche. Pronto la multitud estaría igual de nerviosa que Fate.
Casi como si la invocara, en ese momento, una trompeta belka anunció la salida de la sacerdotisa a la arena y como por arte de magia, un silencio sepulcral se extendió por todo el recinto.
Fate vió a Carim salir por la puerta lateral que quedaba frente al palco de la Hegemon portando el pequeño pebetero ceremonial y se preparó. Cuando la sacerdotisa llegó al centro de la arena, la Hegemón flanqueada por sus dos mejores guerreras Belka, Signum y Victoria, vistiendo los colores belka dorado y negro, salieron en perfecta sincronía con sus espadas desenvainadas.
Al mismo tiempo, Nanoha portando una katana tradicional de Nihon y flanqueada a su vez por Arf y Misato, vistiendo con los colores de Nihon rojo y blanco, salieron también a la arena.
Aunque el coliseo estaba sumido en el esperado silencio reverencial, casi pudo escucharse como toda la multitud contenía el aliento ante la visión de las guerreras en la arena.
No solo había dos contendientes.
¡Había seis!
La Hegemón y su esposa lideraban cada grupo.
Cuando llegaron a sus lugares asignados, todo se mantuvo en silencio y complementamente inmovil por varios interminables segundos.
Aunque en ese invierno atípico todo estaba rodeado por la bruma y el gris, los belka sabían. La luz era lo más importante para su cultura. Literalmente la diferencia entre la vida y la muerte.
En el momento en que el último suspiro de luz se extinguió y la noche más larga del año extendió su manto sobre ellos, Carim levantó el pebetero frente a ella y todas las antorchas y pebeteros del coliseo estallaron en llamas.
La multitud, con el aliento contenido hasta entonces, estalló como el mar embravecido en un grito entusiasmado como nunca antes se había escuchado durante el solsticio.
Carim esperó hasta que el entusiasmo se acalló para rematar el inicio de las justas para decir con voz más solemne de lo habitual.
− Hoy, en la noche más larga, honramos y ofrecemos nuestro sacrificio a los dioses….
Internamente Carim rezaba por que esa ceremonia y ese sacrificio especial de las contendientes imperiales fueran suficientes para atenuar el mal augurio que se ceñía sobre Dinsmark.
Esa noche de solsticio no sería la voz de la Hegemón la que daría inicio a las justas, sino el brillo de su espada.
Conforme Carim se retiraba de la arena en la forma tradicional, Fate y Nanoha tomaron sus posiciones de combate.
Los gritos estallaron en la multitud aún más atronadores que antes.
Y por supuesto, las apuestas no se hicieron esperar.
− ¿Quién crees que ganará?,− le preguntó Shamal a su hermana.
Hayate pese a demostrar un ánimo ligero y entusiasmado, no dejaba de mirar con cierta preocupación a Alicia y Olivie. Las dos mujeres Belka no podían disimular del todo cierta preocupación en su semblante.
− Yo le apostaría la misma cantidad a las dos…,− respondió Hayate para el inmenso fastidio de Shamal. El corazón y los vítores de la doctora por supuesto estaban donde estaba Signum.
Cuando el primer choque violento de espadas entre Nanoha y Fate se dio, la multitud enloqueció.
La esposa de la Hegemón se hizo de partidarios muy rápidamente con su estilo largo y elegante que a muchos les recordó a la afamada guerrera de Albión.
Nanoha se movía con destreza y habilidad, tanto en sus ataques como en sus defensas. Fate tenía un mayor alcance y rapidez, pero el estilo de Albión, de corte amplio y audaz, siempre conseguía sorprenderla. Por eso, en esa ocasión Fate no cometería el mismo error.
En su primer encuentro con el estilo de Albión, Fate se había precipitado a atacar a su oponente y había terminado abriendo su defensa. Esta vez, atraería a Nanoha a su terreno y la vencería con su estrategia superior.
O eso pensaba la Hegemón.
Fate tardó un poco en darse cuenta que la ventaja de Nanoha sobre ella, pese a su mayor velocidad, alcance y fuerza, era que su esposa peleaba con un estilo mixto que combinaba con gran habilidad. El estilo de Albión era la base de su combate, pero la guerrera Vita había complementado ese conocimiento con el estilo de ataque y defensa Belka. Y esa noche, Nanoha combatía con una katana de Nihon aplicando también las técnicas ninja de Arf y su guardia.
Nanoha era, en resumen, un enigma que Fate aún no conseguía descifrar.
Durante el combate, que ya se extendía por varios minutos, la multitud no había dejado de vociferar ni un instante.
La primera guerrera en perder su combate, fue Victoria cuando falló un bloqueo y la katana de Misato se detuvo vertiginosamente, junto con su corazón, a un milímetro de su cuello. El silencio de esa primera definición, fue brevísimo y el aullido de la multitud continuó, incrementándose a la par de los montos de las apuestas.
Victoria y Misato, se miraron intensamente en silencio, para después inclinarse en un saludo y retirarse hacia el lado de su equipo, mientras el combate continuaba.
El equipo de Nihon llevaba ventaja.
Pero no por mucho tiempo.
El enfrentamiento entre Signum y Arf había escalado en fuerza y espectacularidad. Los espectadores, abrumados con el despliegue frente a ellos, no sabían si a cuál pareja de contendientes mirar.
Finalmente, en una portentosa demostración de fuerza, la larguísima espada de Signum se impuso a la katana de Arf, deslizándose sobre ella para apuntar a su pecho.
Arf sabía que si ese combate hubiera sido real…(y sin contar con sus otros artilugios ninja), estaría herida de gravedad… o algo peor.
Los aullidos de la multitud, de ser posible, estaban aún más enfebrecidos después de ese resultado.
El combate estaba empatado.
El encuentro de Fate y Nanoha, decidiría el ganador.
La pareja imperial, no había disminuido el ritmo de su enfrentamiento un segundo. Ambas estaban totalmente concentradas y enfocadas en su enfrentamiento, que era a la vez un duelo, una danza, un juego y un desafío amoroso.
Aunque se atacaban y defendían, ninguna perdía detalle del movimiento de la otra y de sus miradas. Ninguna aún lograba imponerse, pero tampoco ninguna cedía. Exactamente como siempre había sido la relación entre ellas.
La multitud enardecida estaba sorprendida principalmente, de la desconocida habilidad de Nanoha.
Los rumores sobre ella después de ese enfrentamiento, se convertirían en una leyenda.
Fate atacaba y defendía como el invierno belka, con fuerza implacable y ráfagas vertiginosas. Se notaba con la vibración del aire en cada choque de sus espadas. Nanoha a su vez, atacaba y defendía con la serena y profunda seguridad del fuego que se esparcía como un incendio alrededor de Fate.
La lucha entre ellas se había convertido en la personificación del equilibrio sagrado belka; noche y día, luz y oscuridad, hielo y fuego… y así tal cual, se definió.
Con las espadas de ambas llegando al punto de máximo peligro al mismo tiempo.
El grito de la multitud se interrumpió en un jadeo contenido mientras Fate y Nanoha, respirando profunda y entrecortadamente, se miraban como si no existiera nada más en el universo que ellas dos.
La katana de Nanoha estaba apoyada en el cuello de Fate, exactamente en el lado opuesto de donde Saber le había dejado una marca, mientras que la punta de la espada de Fate se había detenido sobre el corazón de su esposa.
Carim se aproximó en ese momento, junto con las otras contendientes para levantar ambos brazos al cielo nocturno, mientras la multitud estallaba en nuevos vítores de alegría.
El encuentro había terminado en empate.
Aunque los que habían apostado a una u otra facción habían perdido, el augurio del equilibrio sagrado era la mayor recompensa para todos.
Nanoha y Fate bajaron sus espadas y se saludaron con profundas reverencias y respeto sin dejar de mirarse con intensidad.
Por tradición, cada contendiente debía entrar al coliseo por la puerta donde había salido.
Casi a regañadientes, Fate y Nanoha guiaron a sus respectivos equipos dentro del anfiteatro pero no se quedaron a contribuir con los entusiasmados comentarios de sus guerreras u otros observadores sobre su encuentro.
Ambas se enfilaron con decisión, como atraídas por una fuerza magnética irresistible hasta encontrarse a mitad del túnel, bajo el palco de la Hegemon. Con la misma fuerza con que sus espadas habían chocado antes, sus cuerpos y sus labios colisionaron en un beso apasionado.
Sin intercambiar ni una palabra entre ellas o con nadie, solo se dieron un pequeño respiro para subirse al carruaje que las llevaría de regreso a Stier Castle.
− X −
Para cuando Fate pudo darse cuenta ya había sido arrastrada, sin oponer absolutamente ninguna resistencia de su parte, por Nanoha a un carruaje que las estaba esperando para llevarlas de regreso a Stier Castle.
Como también había sucedido después de ese otro memorable duelo de solsticio, en el camino de regreso Fate no dijo una sola palabra. Pero las circunstancias ahora no podían ser más diferentes.
Usualmente después de un duelo o un enfrentamiento de esa naturaleza, la sensación de energía y euforia desatada durante el combate que mantenía a Fate activa y concentrada empezaba a aminorar paulatinamente al terminar el combate.
En esta ocasión, lo que Fate sentía era totalmente distinto. Aún sentía una gran cantidad de energía contenida en todo su ser. Había sido sumamente emocionante haber cruzado espadas con su esposa, no en un entrenamiento como ya habían hecho antes, sino en un auténtico despliegue de talento. Casi había querido arrojar su espada y arrancarle la ropa ahí mismo al verla decidida y arrojada, como la auténtica guerrera de fuego que era.
Con cada embate en el que sus cuerpos quedaban tan cerca que podía sentir su calor, mientras sus miradas se mantenían fijas una en la otra, Fate sentía aún más ese imperioso deseo apoderándose de ella. Poco podía saber Fate en ese momento aún, que para Nanoha había sido igualmente difícil contener el enorme deseo de saltarle encima y que todo a su alrededor desapareciera.
Y así, apenas cerró la puerta del carruaje, fue Nanoha la que la atrapó en un beso que continuaba el que habían interrumpido para salir lo más rápido posible del coliseo. En esos momentos poco importaba la incomodidad de la posición entre sentada y medio recostada encima de la rubia, sintiendo el fervor con el que Fate le correspondía.
Las manos de la pelirroja ansiaban ya sentir la piel de Fate y el camino de regreso a Stier Castle parecía imposiblemente largo. Sin embargo, un resquicio de prudencia en su mente hizo acopio de todo su autocontrol para que en cuanto llegaran, pudieran entrar de forma respetable y digna al castillo. Eso no le impidió, sin embargo, besarla hasta perder el aliento y mantener sus manos concentradas sólo en el cabello y el rostro de la rubia aun cuando todo su ser rugía por adentrarse en su ropa y despojarla ya de su armadura.
Los sonidos de sus respiraciones entrecortadas y jadeos contenidos se perdían entre el sonar de las ruedas sobre el camino de piedra, las pisadas acompasadas de los caballos, y el bullicio general de las calles con los ruidosos Belkas festejando felices.
Algo había pasado en ese enfrentamiento que habían tenido. Nanoha podía notar un resplandor diferente en la mirada de Fate cuando sus labios se daban un respiro y se miraban con una nueva profundidad, sintiendo cómo surgía una conexión nueva con ella.
Lo que Nanoha veía era el resultado de una magia propia. De esa particular complicidad innata que surge cuando una cualidad resuena en la otra para apreciarse en calidad de iguales. Y es que no necesitaba nuevas razones y tampoco creía que fuera posible, pero esa noche, presa de esa complicidad, Fate se había enamorado de ella aún más.
Cuando por fin llegaron a las puertas de Stier Castle, Fate se apresuró a bajar del carruaje primero y apenas la pelirroja se disponía a bajar también, Fate la sorprendió, asiéndola de las caderas para cargarla en sus brazos.
- ¡Fate-chan!, - gimió Nanoha sabiendo que las intenciones de Fate era indudablemente llevarla cargando hasta su habitación. Sintió como su cara se inundaba de un sonrojo fulminante. Ya era vergonzoso que el cochero las viera en ese desplante y de solo imaginar la cantidad de soldados de la Guardia Imperial que se encontrarían de camino a su habitación, Nanoha sentía aún más el calor. Y aún más bochorno.
Fate no pudo más que reír ante el chillido con el que Nanoha la llamó y deslizándola lenta pero aún muy posesivamente contra su cuerpo la volvió a colocar con los pies en la tierra no sin antes robarle un corto y muy profundo beso.
Nanoha movió la cabeza ligeramente de un lado a otro, mientras cerraba los ojos y se llevaba una mano a la frente tratando de recuperar la compostura. Entre la vergüenza que había sido inminente y la sensualidad con la que Fate la había tomado en sus brazos y soltado, todo su cuerpo estaba con las emociones casi al límite. A los pocos segundos abrió los ojos para encontrar a Fate aun sonriendo frente a ella con la mano extendida hacia ella para que caminaran juntas el resto del camino.
Fate estaba más orgullosa que nunca de Nanoha. Su esposa. Muchos y muchas habían envidiado a Nanoha cuando se casó con la futura Hegemón. Esa noche de ese solsticio, tantos envidiaron a la Hegemón por la valiente guerrera que la heredera de Nihon había resultado ser. Fate lo sabía con absoluta certeza y ese sentimiento se combinaba con las otras tantas pasiones que su pelirroja le despertaba.
Caminaron cada vez con más prisa mientras más se acercaban por fin a la privacidad de su cuarto.
Apenas subieron las escaleras que llevaban a doblar por el último pasillo que las llevaría a la habitación imperial, Fate no pudo contenerse más y de nuevo atrapó a Nanoha en sus brazos levantandola del suelo y sosteniendola por las caderas y el trasero, mientras que Nanoha rodeaba con sus piernas la cintura de su esposa y sus manos se enredaban en el rubio cabello jalándola con firmeza. Nanoha sintió como su espalda chocaba con la pared mientras Fate se presionaba más a ella.
Fate la estaba besando con un pasión avasalladora y Nanoha agradeció que la tuviera en sus brazos pues la vibrante oleada que provenía de su entrepierna no le hubiera permitido permanecer en pie mucho más tiempo. Entre más apretaba sus piernas alrededor de Fate, más intensamente sentía las oleadas.
Sintiendo la tensión en los brazos de Fate mientras la sostenía, Nanoha notó como Fate finalmente la llevó cargada mientras avanzaba a largas zancadas hasta su habitación.
Nanoha no supo, ni le interesaba saber en esos momentos, como pudieron abrir la pesada puerta con ella firmemente adherida al cuerpo de Fate. Apenas estuvieron por fin en la privacidad que ansiaban, la velocidad con la que se arrancaron sus vestimentas fue alucinante para ambas.
Parecía que una llamarada se había encendido en los ojos de Fate. Con la misma intensidad con la que se habían atacado, era con la que se besaban y se estrujaban. Para cuando llegaron a la cama, no había prenda que les había sobrevivido.
Las manos de Fate se apoderaban de cada parte de su cuerpo sin darle respiro, hasta que sentándose de rodillas en la cama y haciendo que Nanoha se sentara de espaldas a ella, Fate continuó apropiándose con besos de su espalda y con caricias de sus senos, mientras Nanoha jadeaba y se recargaba en ella para aumentar el contacto.
Fate sintió como Nanoha contuvo un jadeo cuando una de sus manos desatendió el pezón al que había estado acariciando para bajar por su vientre hasta llegar al húmedo vello que acarició con suavidad, estimulándola sin ir más allá… haciendo que Nanoha deseara fervientemente que entrara en ella y se lo hiciera saber.
Habían llegado al punto en que Nanoha necesitaba físicamente el inminente contacto invasivo de Fate reclamándola. Habían hecho el amor de incontables formas, de día, de noche, a veces más apasionadamente y a veces más tiernamente. Pero esa noche, Nanoha sentía una energía única en ella alimentándose de la misma energía que emanaba de su esposa. Necesitaban culminar en más de una forma el apasionado desafío que habían iniciado en el combate, dejando por fin salir los impulsos que habían tenido que contener.
Las formas en que Fate la había mirado mientras se enfrentaban en el coliseo regresaba una y otra vez a su mente. Esa noche se descubrieron de una forma diferente, haciendo solo de ellas una composición de pasión y fuerza que había sido electrizante y que no iba a terminar hasta que su juego alcanzara los límites de su deseo.
Ambas podían intuir que ese día habían consolidado su relación de una nueva forma. Entregando y recibiendo a cambio una parte de cada una. Una parte que no habrían podido descubrir de ninguna otra manera.
Nanoha presionaba su espalda contra los senos de su esposa mientras que con sus caderas se frotaba contra su muslo, hasta que Fate no pudo contenerse más e irguiéndose hizo que Nanoha flexionara todo su cuerpo hacia adelante, para que sus senos cayeran libremente, balanceándose al compás de sus movimientos, y su trasero se levantara para ella.
La respiración entrecortada de Fate se detuvo por un momento mientras la observaba extasiada. Fate se aproximó y colocó muy suavemente sus labios sobre los labios más íntimos de Nanoha, abiertos para ella en una posición de confianza y entrega absoluta. Una de las manos de Fate masajeaba suavemente uno de los senos de la pelirroja y con la otra mano acariciaba su trasero mientras su boca saboreaba la dulzura de su excitación.
Nanoha luchaba por aferrarse a algo, una almohada, la cama, lo que fuera que pudiera hacer que su cabeza dejara de dar vueltas con todo lo que Fate la estaba haciendo sentir. Entre mas jadeaba y gemía, mas seguía Fate internándose en ella. Su ávida lengua y sus ansiosos labios estaban concentrados en su centro de placer y por momentos la nariz de Fate y el aire tibio que exhalaba la rozaba también en otros puntos de placer que la hacían estremecer aún más.
Los cambios de ritmo de Fate, alternando con recorrer su lengua por su intimidad y luego continuar besándola y bebiendo de ella hicieron finalmente que Nanoha gritara de placer en una combinación de explosiones húmedas y oleadas expansivas de placer absoluto cuando Fate dejó de acariciar su seno para introducir sus dedos en ella, al ritmo de las caderas de Nanoha que la instaban a embestirla y presionar su cuerpo contra ella con cada vez mayor velocidad hasta que tuvo que dejarse caer en la cama, con Fate acostándose sobre su espalda y entrelazando una de sus manos sobre la de ella.
- Te amo, - murmuró Fate con voz sensual y ligeramente ronca mientras juntas recuperaban la respiración.
Nanoha, extasiada casi al límite sentía como el deseo crecía de nuevo al recibir el jadeante y sudoroso cuerpo de Fate sobre ella.
- ¿Y si lo sigues demostrando? Quiero seguirte… sintiendo… aún más,- respondió Nanoha soltándose y girando para poder abrazar a Fate y verla a los ojos.
Verle esa sonrisa de satisfacción absoluta combinada con esos penetrantes ojos carmesí dedicando esa mirada, la hacía sentir no solo la mujer más hermosa del mundo sino la más dichosa también, sintiéndose tan cerca de su alma con sentimientos que la inundaban de una paz incomparable aun cuando su corazón seguía latiendo desbocado y su cuerpo se sentía incandescente con los remanentes de las vibraciones de su excitación.
Enredadas en caricias y besos apasionados, continuaron demostrándose no solo su amor sino su absoluta fascinación mutua. Esa noche experimentaron juntas un sinfín de sensaciones hasta casi el amanecer que las encontró abrazadas y platicando.
- ¿Eso quiere decir entonces que ya no voy a recibir el baño caliente que me prometiste?, - preguntó Fate juguetonamente en algún momento mientras conversaban.
Nanoha abrió los ojos desmesuradamente y cayó en cuenta que el baño que las estaba esperando desde que habían llegado y que había planeado cuidadosamente con Linith para que estuviera perfectamente listo, ya seguramente estaría más que helado.
-Mou, Fate-chan..., - respondió Nanoha compungida escondiendo la cara en la curva del cuello de la rubia, - Sí nos estaba esperando, pero... lo olvidé por completo.
Fate rio divertida, - ¿Entonces estabas tan segura de que ibas a ganar, eh?
- En cualquier caso era mi recompensa también. Mañana. En este momento estoy muy cómoda así, - respondió Nanoha escondiendo una sonrisa de orgullo mientras suavemente acariciaba con un dedo las tenues y otras no tan tenues cicatrices en el pecho de su esposa.
No tenían prisa, se sentían en una calma absoluta y ya fuera consciente o inconscientemente querían alargar el momento lo más posible antes de ir a dormir y cerrar ese día.
Felicidad, seguramente le hubieran llamado, si alguien les hubiera preguntado cómo definir lo que sentían en esos momentos de frágil tranquilidad.
− X −
Pese a la bruma y el frío, la noche fue especialmente venturosa para todos.
Menos para Carim.
Tras el épico duelo inicial que ella debía sancionar y bendecir, y que gracias a todas las deidades había terminado haciendo alusión al sagrado equilibrio, la gran sacerdotisa de la doctrina había enfilado hacia su estudio en el Templo de la Doctrina.
El templo era un edificio aledaño a la catedral donde se encontraban las habitaciones de los miembros permanentes de la doctrina, el personal de servicio y de seguridad.
El templo era el austero y solemne, pero no menos imponente, castillo de la encargada principal de la doctrina Belka.
Con mucha menos ornamentación que la gran catedral Belka o Stier Castle, el templo estaba construido con pesadas y gruesas paredes y columnas. Sus techos abovedados no eran tan altos pero todo el edificio hablaba de solidez como una montaña oscura y sobria.
El estudio aledaño a la recamara de Carim era igualmente sobrio y austero, lleno de gran cantidad de libros y documentos.
Carim Gracia, al igual que todas sus predecesoras, se había preparado desde su nacimiento para la posición de gran sacerdotisa. Muy pronto, ella junto con la Hegemon, tendrían que seleccionar a su sucesora dentro de las candidatas que se concebían y educaban para ese fin de manera que su larga educación pudiera iniciar.
Como sacerdotisa de la doctrina Belka, su lealtad y su compromiso, iban mucho más allá de la Hegemon en funciones. La razón de ser de su existencia y su posición estaban directamente vinculadas con el corazón mismo del pueblo Belka: sus creencias ancestrales y sus valores de los cuales el Hegemon era el guardián principal.
Había otras labores de protección que excedían la capacidad del Hegemón y que solamente podían ser confiadas a la gran sacerdotisa de la doctrina.
La creencia de la doctrina era que el poder Belka provenía de la comunión con sus dioses y su entorno. Salvaguardar y proteger la esencia de la doctrina iba más allá de la mera ejecución mecánica de ceremonias.
La gran sacerdotisa no solo representaba el poder, sino que era un poder en sí.
A través de ella se canaliza el poder benévolo del fuego y de la luz en sus ceremonias.
Y por eso mismo, ella era la única que podía salvaguardar y proteger a los belka de los poderes oscuros y peligrosos.
La primera enseñanza de las novicias candidatas a sacerdotisas, era aprender que todos los dones tenían doble filo. Mientras más grande y poderoso el don, más afilado y peligroso el filo.
Carim sabía que de todos los dones de la doctrina Belka, el conocimiento prohibido era con mucho, el más poderoso y también, por eso mismo, el más peligroso.
Durante toda la noche, mientras todos reían y se regocijaban, solos o en brazos de sus amantes, Carim repasó a solas incontables textos y manuscritos bajo la la luz de las velas. Muchos de esos textos estaban disponibles solo para los ojos de las sacerdotisas y algunos eran ancestrales. Habían pasado de una sacerdotisa a otra en el transcurso de largas décadas.
Finalmente, cuando los primeros rayos de luz gris iluminaron su habitación, Carim encontró lo que buscaba.
Sobrecogida, se dirigió a su ventana y pese al frío de la madrugada la abrió.
"Stor Lysglimt" continuaba rasgando el cielo, ahora totalmente despejado de nubes, inamovible sobre Stier Castle; su brillo sobrepasaba el de la estrella más brillante y su intensidad lastimaba profundamente el corazón de Carim.
La imagen que ella veía en el grabado del libro que sostenía en sus manos, era exactamente igual al paisaje que se desplegaba frente a sus ojos.
De acuerdo a uno de los libros más secretos de la doctrina, la profecía más temida por las sacerdotisas Belka, iniciaba así su augurio de destrucción y muerte.
− X −
Muchas gracias por leer y por sus comentarios.
