Nota de la autora: Hola a todos, me disculpo por todo este tiempo en haber tardado en actualizar, las clases en línea me mantuvieron muy ocupada. Espero que se encuentren bien. ¡Y les deseo un feliz 2021 para todos! Sé que es tarde, pero enserio les deseo gran año.

Sinceramente escribir este capítulo fue un reto para mí porque no soy una persona de fiestas, pero me ayudó mucho el mirar estas películas:

- 10 Things I Hate About You (10 cosas que odio de ti)

- She's All That (Ella es así)

Si no las han visto se las recomiendo mucho.

Muchas gracias a todos por continuar leyendo mi fic, disfruten el capítulo.

Capítulo 3

Inicia la fiesta

Lisa despertó mucho antes que su despertador sonara. Al darse cuenta que nadie más estaba levantado aprovechó para darse una ducha, así evitaría escuchar los típicos: ¿Quién está en el baño? o ¡Apresúrate, tengo que entrar!

Salió vestida y volvió a su habitación para secarse el cabello. Al terminar sus ojos se posaron en su diario, si quería encontrar pistas de los posibles encuentros que tuvo con Nelson debía localizar los puntos de la ciudad donde más tránsito. Sería algo complicado, pero tenía el tiempo y sus diarios para poder lograrlo.

Después de un rato toda la familia se reunió para desayunar.

—Quiero buenas notas de ti este año muchacho —le recordó Homero—. Buenas calificaciones te abrirán las puertas a muchísimas oportunidades.

— ¿Ejemplo? —masculló el joven.

—Como ser un hombre de negocios, un piloto de avión o un astronauta.

—Si no mal recuerdo fuiste al espacio y no estudiaste para eso—se llevó la cuchara con cereal a la boca.

—Oye, esa fue una oferta única de la NASA. Cosas así no ocurren 2 veces en la misma…

—Papá —Lisa se metió en la conversación—. Es usual que nos lleves el segundo día, ¿eso continua en pie?

—Por supuesto que sí, debo demostrarles a esos idio…

—Homero, cuida tus palabras.

—Disculpa cielo, asegurarme de que nuestra pequeña dama este a salvo es la principal prioridad —dijo guiñándole un ojo a Maggie.

Bart le susurró un gracias a Lisa y ella asintió, sabía muy bien que el tema de las calificaciones era algo que él no toleraba en las mañanas.

La joven lo ayudaba a estudiar y Bart le devolvía el favor comprando lo que ella necesitara cuando estuviera ocupada. Aunque no llegaba a una B, él satisfecho con poder lograr una C+.

Los chicos subieron al auto de su papá y Marge llevó a Maggie a la escuela por separado, no quería que se repitiera lo que sucedió la primera y última vez que Homero la llevó.

Flash back

—Corbata lista, peinado listo —sus ojos se posaron en el retrovisor—. Maggie también lista, todo perfecto.

"Un momento…" Homero regresó su vista al retrovisor.

— ¡Maggie! —Agarró su cabeza con sus dos manos— ¡¿Qué acaso no te deje en la escuela?!

—No, la pasamos de largo.

— ¿Por qué no dijiste nada?

—Te veías muy concentrado conduciendo y no quería asustarte.

Era demasiado tarde para poder regresar, estaba a escasos minutos de comenzar la jornada y Homero no podía dejarla ahí sola.

—Muy bien Maggie, parece que adelantaremos el día de visitar el trabajo de papá.

"Esperen, ¿Esa momia senil de Burns la recordará como la bebé que le devolvió a su oso Bobo o como la bebé que le disparó por accidente? Mejor no me arriesgo" Revisó en el cajón del copiloto encontrándose con una gorra de béisbol, algo grande para Maggie pero le quedaba.

—Ahora prométeme que no te quitaras la gorra hasta que salgamos de aquí.

—Lo prometo —tomó la mano de Homero y entraron a la planta nuclear.

—Todo estará bien mientras nadie sepa que estas aquí.

Tres horas después una cuarta parte de la planta estaba inundada en espuma de jabón debido a un incidente loco cerca de las duchas de empleados. Nadie supo que estuvieron involucrados hasta que Maggie lo dijo sin querer al volver a casa. Por más que Marge les preguntó nunca dijeron como ocurrió, lo que pasó en la planta nuclear se quedó en la planta nuclear.

Fin del Flash back

—Tengan un gran día.

—Gracias papá —respondió Lisa, Bart solamente asintió.

—Recuerda usar con sabiduría la corneta, hija.

Ya en la escuela, mientras Lisa abría la puerta de su casillero sus ojos miraban de reojo a ambas direcciones del pasillo, buscaba a Nelson, esperaba poder pagarle la mitad de la malteada; le parecía grosero no haber intentado ayudarle con la cuenta, después de todo ese dinero fue fruto de su labor.

—Lisa —Alex la abrazó por detrás.

—Buenos días Alex —Lisa sacó sus libros.

—Ayer no te mire en el auto de tu mamá de regreso a casa —se colocó al lado de ella — ¿Qué hiciste en realidad al terminar la escuela?

—Fui a comprar calcomanías para mi hermana —sacó unos paquetes de su mochila— y para ustedes.

Los dibujos de las calcomanías para Alex eran de productos de belleza.

— ¿De verdad? —La chica se sintió tan alagada que dejó el tema a un lado, Alex diría que eran cosas infantiles pero al ser algo de su gusto podía dejarlo pasar— Voy a pegar una justo ahora en mi casillero.

"Hice bien en comprar para todas" Lisa dio un suspiro de alivio.

—Hola Lisa.

—Hola Milhouse.

— ¿Qué tal el ambiente preparatoriano, eh?

—Hasta ahora todo bien.

—Eso es bueno ¿sabes? ayer no pudimos hablar mucho…—se veía nervioso— y quería preguntarte algo.

Los pasos de Janey corriendo se escucharon de repente y se detuvo al llegar donde se encontraban los dos.

— ¡Lisa!

— ¿Janey, qué ocurre?

—Necesito hablar contigo ahora.

Janey se llevó a Lisa de la mano hacia el baño, cerró la puerta para luego asegurarse de que ninguna chica aparte de ellas estuviera presente.

— ¿Qué pasa?

Le habló de todo lo ocurrido ayer con la llamada telefónica y Lisa entendió el porqué de su preocupación.

—Tranquila, estoy segura que tendrán más oportunidad de hablar.

—No lo creo, sería muy penoso —agachó su cabeza .

— ¿Qué fue lo último que te dijo?

—… Hablamos después.

— ¿Lo ves? Uter no es de los que mienten… o al menos así lo recuerdo, hablaran mejor la próxima vez. Además, quedó bien en claro que pensabas que era Alex.

—Gracias —por fin sonrió.

Salieron para dirigirse de nuevo a los casilleros donde las demás estaban esperándolas. Milhouse ya se había retirado, dejando a Lisa pensando que la pregunta que quería hacerle no era tan importante.

El chico no podía concentrarse en lo que decía la maestra, no es que le interesara la clase, pero los susurros de un lado a otro, risas en un tono suave y bajo, papelitos de papel siendo lanzados disimuladamente a todas direcciones eran tan fastidiosos.

Y justo uno de esos papeles cayó en su pupitre y sin siquiera despegar la mirada del pizarrón lo tiro al suelo provocando que al instante un "gasp" se hiciera sonar al otro extremo del salón.

— ¿Sucede algo, señorita Mackleberry?

Todo el salón volteó hacia Terri que estaba colorada por la vergüenza.

—Yo… no —se hundió en su asiento para luego lanzarle una mirada llena de rabia a Muntz.

La clase había terminado y para su mala suerte el joven fue bloqueado en la puerta de atrás por la menor de las gemelas.

— ¿Qué?

—Si un papel cae en tu pupitre ten la mínima decencia de leerlo y pasárselo a la persona indicada —gruñó con los puños cerrados.

—No me incumbe el hecho de que tengas mala puntería —replicó.

— ¡Eres un bruto! Te lo hubiera dejado pasar si..

Nelson la hizo a un lado con su brazo y empezó a caminar, pero nuevamente la chica lo detuvo.

—No he terminado de hablar, ese papel era una invitación para la fiesta.

— ¿Fiesta?

La chica soltó un gran suspiro exasperado.

— ¡La fiesta de bienvenida del viernes! —Terri se giró alcanzando a golpearlo con su cabello— Lento.

Nelson se quedó pensando en la posibilidad de que Lisa fuera a la fiesta.

"Ella no asistiría… ¿verdad?"

Las primeras horas tomaron su curso tranquilamente hasta sonar el timbre del primer descanso. Al terminar su almuerzo las chicas decidieron ir a platicar a la biblioteca con la excusa de poder hablar a gusto aunque fuese susurrando.

— ¿En qué club estás tú Janey? —quiso saber Wanda.

—Ajedrez y costura.

—No sabía que te gustaba coser —dijo Allison.

—Tome el gusto por mi abuela.

—Por cierto chicas, ¿piensan ir a la fiesta del viernes? —Alex metió el tema de repente captando la atención de todas.

—Contigo definitivamente no —respondió Janey.

— ¿Sigues molesta por esa llamada? Ya te dije que lo sentía.

En ese momento Lisa dedujo que la pregunta de Milhouse debía tratarse de eso "Con razón se puso tan nervioso" pensó con la cabeza apoyada en las manos.

— ¿Te sientes mal? —preguntó Becky.

—No físicamente, pero creo que Milhouse…

— ¿Hablas del chico narizón? —Alex no era buena recordando nombres—. Cuando tú y Janey se fueron al baño me pregunto si pensabas ir a la fiesta.

Lisa ahora apoyó su frente en la mesa.

Al otro lado del estante junto a la mesa de las chicas se encontraban Nelson y Dolph, donde escuchaban perfectamente la conversación.

Dolph estaba sentado con sus pies arriba de la mesa. Nelson por su parte estaba erguido escuchando atentamente.

—Viejo, vámonos de aquí. Este lugar está plagado de ñoños.

—En un momento más —sus hombros se tensaron al saber que Van Houten quería invitar a Lisa a la fiesta.

—Sólo mírate, estás estresado —le dio un zape en la cabeza.

Del otro lado de los estantes

—Vamos chicas, es nuestra oportunidad para debutar a un nuevo mundo —insistió Alex—. Vamos, será muy divertido.

—Bueno… si es en grupo es menos probable que algún pelmazo se nos acerque —pensó Becky en voz alta.

—Aún tienen tres días para pensarlo —juntó sus manos a modo de súplica—. Por favor, considérenlo, por mí.

El timbre sonó y las chicas se despidieron para continuar con sus respectivas clases. El chico junto a su amigo salió medio minuto después para que no los vieran.

Nelson no pudo dejar de pensar en la fastidiosa fiesta del viernes. Habían 2 resultados posibles respecto a aquello: tener que ir para asegurarse de que ningún imbécil intentara aprovecharse de Lisa (incluyendo al ñoño de Milhouse) o que Lisa y sus amigas al final no fueran por alguna razón, lo cual era poco probable.

Pensó en invitarla el mismo pero desconocía que tanto había cambiado Lisa, no quería terminar incomodándola.

El timbre sonó sacándolo de sus pensamientos —debía actuar antes de que otra cosa se presentara— mas tuvo la mala fortuna de ser llamado por su profesor por el trabajo que no había entregado.

Tuvo que soportar todo un sermón sobre la responsabilidad e importancia de completar las cosas. Por más que quería salir corriendo de ahí no podía arriesgarse a pasar una tarde en detención, al menos no esa semana.

Después de varios minutos que le parecieron ser eternos al fin salió. Dio pasos normales al principio y cuando se alejó lo suficiente corrió a la salida. Necesitaba verla, hablar con ella, saber sus planes para el viernes y así poder estar tranquilo los siguientes días. Sin embargo, al cruzar la puerta de salida no encontró ni su sombra.

Se dirigió a la parada de autobús más tranquilo, pensando en como actuó hace unos segundos, se sentó en la banca para después dejar salir una risa seca de su boca y suspiró.

No era su hermano ni mucho menos para comportarse de esa manera… pero… ¿Entonces?

Al día siguiente cuando Lisa llegó a la escuela decidió ir al salón donde practicaba la orquesta, el día anterior no encontró al maestro por lo tanto la secretaria le dio un día más para entregar su formulario.

Justo al tocar la puerta salió del aula alguien que no había visto en un tiempo: era Regina, una compañera de Bart durante la primaria. Alta, tez clara, cabello azul claro pasando sus hombros y el estilo de sus lentes era diferente ahora, más pequeños y ovalados.

—Hola Lisa —la saludo sorprendida—, que gusto verte de nuevo.

—Sí, ha sido un tiempo —correspondió el saludo de mano—. ¿Perteneces a la banda?

—Claro, ¿qué necesitas? —la invitó a entrar.

La joven le comentó lo que quería mientras miraba el aula. El salón era grande, la pared ancha de la izquierda tenía un pequeño pizarrón junto con dos libreros a los lados, un grupo de sillas acomodadas en medio círculo a dos metros de los estantes. Había tres ventanas en la pared del frente dando al patio, debajo de ellas había estantes con algunos instrumentos, en medio de la pared derecha estaba el escritorio del profesor y en la esquina se encontraba un piano.

No eran las únicas allí, cinco estudiantes estaban sentados conversando.

—Es un lindo salón —Susurró Lisa.

—Mejor que el de la primaria —Regina concordó con ella, se dirigió al escritorio donde saco una hoja del segundo cajón—, este es el horario.

—Gracias.

—Sin problema, me alegro que te unas a la orquesta.

—También estaré en el club de música —agregó Lisa—, quise probar algo nuevo este año.

—Sí, aprovecha que eres una Freshman, cada año el tiempo libre disminuye.

Las chicas fueron juntas a control escolar donde tuvieron una amena conversación, para Lisa tener amigos de grados más grandes la hacía sentir segura.

En el receso ella y sus amigas almorzaron en el patio trasero de la cafetería, sentabas bajo un árbol. Desde el inicio de las clases la mirada determinada de Alex no había desaparecido, estaba desesperada en salir lo más pronto posible al centro comercial. Su rostro estaba algo rojo, sus amigas no sabían si era el clima o…

—Voy a conseguirlo —murmuraba dando golpecitos con su pie derecho. No permitiría que alguien más tuviera ese hermoso vestido azul.

—Puedes comprarlo mañana saliendo de aquí —propuso Allison.

—Eso sería una misión suicida, todas las arpías de esta escuela esperan que gire la cabeza un momento para robar lo que es mío.

Esa mirada aparecía únicamente cuando la chica quería algo con todas sus fuerzas, las demás se vieron entre sí, en ese estado alguien debía acompañarla para evitar que se metiera en líos y esta vez Becky se ofreció.

—Y… ¿Por qué no lo compraste ayer? —cuestionó Lisa.

—La señorita del mostrador me dijo que debía permanecer un día más en la vitrina —la joven tomó su bebida rápidamente— ¡Puras patrañas!

— ¿Alguien más quiere acompañarnos? —Becky se veía nerviosa.

—Yo —dijo Wanda animadamente—. Necesito comprar una nueva cámara.

— ¿Te unirás al periódico escolar? —inquirió Janey.

—Sí, estoy a prueba, necesitare de todas mis habilidades para conseguir buenas fotos durante la fiesta.

Era miércoles, mitad de semana y Wanda había decidió ese mismo día acompañar a Alex para poder ser aceptada en el periódico y de paso en el club de fotografía.

Al terminar las clases Alex, Wanda y Becky se apresuraron a tomar un taxi que apenas se pudieron despedir de las demás. Lisa recordó que el sobre con la mitad del dinero de la malteada seguía en su mochila, había olvidado buscar a Nelson y eso era raro, ella nunca se olvidaba de las cosas pendientes.

Por coincidencia en ese momento que miró por encima de su hombro vio a Nelson en la distancia. Cuando el chico la notó supo que ella quería decirle algo y ligeramente asintió separándose de sus amigos. Lisa hizo lo mismo y se encontraron detrás del gimnasio.

—Ten —le extendió un sobre sonriente—. Me gustaría pagarte la mitad de la malteada.

Nelson la miro y luego al papel.

— ¿Es de tu mesada?

—Sí.

—Entonces no me pagues —agachó su cabeza para luego patear una pequeña roca que estaba en sus pies.

La joven entendió su punto, eran sus ahorros y podría necesitar el dinero en algún momento. Pero decidió intentar convencerlo una última vez.

— ¿Sabes sobre la fiesta del viernes?

Nelson dio un respingo, esperaba tratar el tema que lo tuvo tan inquieto esas horas pero no tan pronto.

—Sí, ¿vas a ir?

—No lo creo, ¿y tú?

—Tal vez.

—En ese caso podría aportar un poco a tus gastos —meció el sobre.

—Sólo lo aceptaré si al final decides ir a la fiesta.

Lisa aguardó unos segundos antes de contestar, no imaginaba ese comentario por parte del chico.

— ¿Y si al final no voy?

—No me pagas.

Lisa llegó a casa y subió a su habitación dejando sus cosas en el escritorio. Se sentía ligera y extraña al mismo tiempo. Tenía tantas cosas que pensar, sin embargo, la voz de su hermana llamándola la hizo tranquilizarse. Fue con ella a platicar, le alegraba verla llena de energía cuando le narraba su día.

— ¿Y a ti cómo te fue?

—Bien, habrá una fiesta de bienvenida el viernes pero no creo ir.

— ¿Y tus amigas?

—Alex es la más ansiosa porque llegue ese día.

— ¿Crees que puedas llevarme contigo? —dio un pequeño salto del sillón al piso.

—No creo que me dejen —apretó la pequeña mejilla de Maggie.

—Lo intenté —rio corriendo a la cocina.

Durante la cena la familia se reunió excepto Bart, era la tercera vez que llegaba tarde. Al volver se excusó diciendo que el proyecto en el que había estado trabajando en casa de Richard era más complejo de lo que pensaban, las dos hermanas rodaron los ojos al mismo tiempo.

Al terminar Lisa subió a su habitación y práctico algunas canciones en su saxofón hasta que su papá la llamó desde la sala.

— ¡Lisa, tienes una llamada!

— ¡Voy!

Antes de bajar hecho un vistazo al cuarto de Bart, se encontraba sentado sobre su cama con un montón de papeles alrededor. Estuvo a punto de preguntarle que traía entre manos, pero decidió hacerlo otro momento, mientras que el susodicho sonrió al recordar lo que había pasado horas atrás.

Flash back

Todos los que asistieron a la reunión privada esa tarde se encontraban en el salón del equipo de debate con el propósito de llegar a un acuerdo común.

Los del consejo estudiantil junto con Brittany Brockman estaban del lado derecho de la mesa y del lado izquierdo estaban Bart, Milhouse Richard, Jimbo y Dolph, con otros seis chicos de segundo y cuarto año. Sólo estaba encendida la lámpara del centro, haciendo que el ambiente pareciera película policíaca estilo Noir.

Kyle LaBianco fue el primero en hablar.

—Creo que está de más decir porqué estamos aquí así que vayamos al grano, si esta fiesta se va al demonio habrá que decirle adiós al Club Campestre de Springfield.

—Así que queremos su total compromiso en que evitaran cualquier pelea, daño a propiedad o cualquier cosa que termine involucrando a la policía —continuó Brittany Borckman cruzando los brazos.

—Y nosotros a cambio recibiremos las ganancias totales de las bebidas.

—Justo iba a mencionar eso. Comprobando solamente serán siete estantes los que venderán bebidas.

—Así es —contesto un chico de 4to año.

—El trato no dice cuales productos van a vender así que agregaré lo que no podrá entrar —Kyle tomó su bolígrafo agregando un apartado más— Tequila, vodka o cualquier alcohol que no notas al principio hasta que intentas ponerte de pie y te caes.

—De acuerdo —comentó Bart complacido—. Pero el resto, la cerveza y la llamarada Homero se queda.

—Eso es un hecho —dijo Danny.

Brittany tomó el papel asegurándose que no hubiera algo que estuviera faltando.

—Recuerden: más les vale no traer véngalas, pintura, artículos de broma y mucho menos fuegos artificiales —apuntó con fuerza el papel en la mesa.

—Por supuesto —Richard guiño su ojo—. Confía un poco más en nosotros.

Kyle LaBianco colocó un grupo de boletos en medio de la mesa y después Milhouse colocó un sobre mediano haciendo por fin el intercambio.

Fin del Flash Back

Lisa contestó desde el teléfono de la cocina debido a que Homero, Marge y Maggie se encontraban mirando la televisión.

— ¿Diga?

—Hola Lisa, soy Becky —dijo—. ¿Interrumpo algo?

—Para nada —se acercó una silla de la mesa para poder sentarse—. ¿Cómo les fue en el centro comercial?

—Por suerte Alex consiguió su vestido sin ponerse a pelear.

—Me alegro —suspiro aliviada.

—De verdad quiere ir a la fiesta, llamó a las demás para lograr convencerlas por última vez.

—Su persistencia es inigualable.

—Sí —se apoyó en el respaldo de su cama—. Podría ir con ella si el hermano mayor de alguien nos acompaña, incluso me prestarían el auto.

Los padres de Becky eran muy permisibles con ella, sin embargo, en algunas situaciones ponían una excepción.

— ¿De verdad? Mi papá cuida mucho su auto desde que uno de sus amigos llamado Barney lo dejó en Nueva York.

—Puedo imaginarlo. Alex mencionó a Bart pero la detuve; sé que no te gusta envolver los planes de tu hermano con nosotras.

—Gracias Becky.

—No te preocupes, descansa Lisa.

—Igual tú, nos vemos mañana —colgó el teléfono y volvió a su habitación.

Lisa se recostó en su cama y recordó lo último que dijo su amigo.

Flash back

—Es una manera de obligarme a ir —comentó Lisa con una ceja arqueada.

—Para nada —colocó su mano en el hombro de la chica—. Yo te invite a tomar una malteada y que hayas aceptado es suficiente.

Lisa sonrió levemente.

—Aun si voy no vas a aceptar el dinero, ¿verdad?

—Ya me vas conociendo —se alejó de ella caminando de vuelta al edificio.

Fin del Flash back

Suspiro, todo lo que pensó conocer de Nelson se había quedado en el pasado, si bien su manera de expresarse seguía sintiéndose igual, algunas cosas no. Desconocía su nueva persona e inexplicablemente eso le provocaba miedo, por alguna razón quería volver a llegar ser alguien de nuevo en su vida.

Era jueves, Nelson y sus compañeros estaban sentados en las gradas del campo de futbol americano para hablar de sus planes del viernes y de paso burlarse del entrenamiento del equipo. Muntz escuchaba su conversación aportando alguna que otra idea, no obstante, en ese instante lo único que deseaba era dormir.

Ayer por la noche llegó un imbécil al taller con un auto en mal estado cuando él y su jefe estaban a punto de cerrar. Para colmo tuvo que aguantar escucharlo quejarse sobre cómo su vehículo había acabado en ese estado, lo único que entendió de todo lo que dijo fue venganza, un pantano y pollo rancio. De no haber sido por su jefe y la buena paga que les dio por recibirlo fuera del horario de trabajo lo hubiera golpeado.

En el receso aprovechó para irse directo al cuarto del conserje y tomar una merecida siesta, cuando estaba conciliando el sueño recordó lo ocurrido ayer. Verla dirigirle la mirada con esa brillante sonrisa su pecho se estrujó, no había hecho nada especial como para merecer esa amable expresión. Más aun le sorprendió sentir que la sangre estaba subiendo a su rostro.

El coraje que juntó para invitarla se esfumó cuando le dijo que no creía ir, "Soy un idiota" sabía que ella no era de fiestas pensó ¿Por qué habría de creer que eso sería excepción? Nelson bostezó, cerró sus ojos quedándose dormido con la imagen de aquella bella sonrisa de Lisa.

Lisa trató de no toparse con Millhouse en los pasillos durante los minutos entre clase y clase, estaba segura de que no iría a la fiesta pero siempre podría presentarse un cambio de planes y no quería hacerlo sentir mal de ser así.

En el receso las chicas fueron a comer a la zona arbolada, el viento fresco se podía sentir en ese lugar. Todas estaban a excepción de Alex, la llamada de ayer fue sin duda su última súplica.

— ¿Creen que este molesta? —preguntó Lisa.

—No lo creo, de seguro nos está dejando descansar el día previo a la fiesta —dijo Janey.

—Podríamos juntarnos con algún grupo en el caso de que vayamos—sugirió Becky.

— ¿Alguna de ustedes ha recibido una invitación? —quiso saber Wanda.

La respuesta fue un no, parecía que ningún chico incluyendo los de su generación quería invitarlas y eso en el fondo les hacía preocuparse. Tener 14, casi al final de la pubertad y ser freshman evidentemente las dejaba en desventaja. Ser populares no era prioridad para ellas pero el sólo pensamiento de no conseguir la aceptación de los demás era algo escalofriante.

— ¿Quién está segura de ir en el caso de que le den permiso? —preguntó Lisa.

Después de unos segundos de silencio, Becky, Wanda y Janey levantaron su mano.

—Lo que lleva a la siguiente pregunta —prosiguió Lisa—. ¿Quién quiere ir?

Las manos de Wanda, Allison y Becky se levantaron. No tenían una respuesta definitiva por lo cual decidieron llamarse en caso de un cambio de planes.

Lisa llegó a casa con una sola tarea por hacer, tendría un fin de semana tranquilo y lo aprovecharía, leería sus diarios de los últimos tres años para realizar su bitácora, anotaría cada lugar, cada indicio que estuviera relacionado con Nelson "Espero que esta corazonada no sea en vano".

El reloj marcó las 6:00, era hora de cenar. Bart había llamado a casa avisando que cenaría en casa de Milhouse para seguir con aquel "proyecto de investigación".

—Espero que tu hermano tenga la próxima semana menos ocupada —comento Marge.

—Sí —dijo Maggie riendo.

—Él se lo pierde, hoy será una tarde dedicada para las chicas más bellas de la tierra.

—Eso fue muy tierno Homero —dijo Marge con dulzura.

— ¿Qué quieren hacer después de cenar? ¿ver una película o tal vez jugar un juego de mesa?

— ¡Una película! —exclamó Maggie.

Miraron la película de Los felices duendecillos: en busca del tesoro pirata, la favorita de Lisa cuando tenía la edad de su hermana.

Homero estuvo atento al principio pero al pasar unos veinte minutos se quedó dormido, Burns los había hecho quedarse una hora extra. Maggie no tardó en unírsele y Lisa apagó la televisión.

La joven sacó una caja mediana del ático, había colocado sus diarios de otros años junto algunos recuerdos en ella.

Estaba sentada en la alfombra de su habitación, observando de nuevo esos objetos que fueron tan significativos en su tiempo. Leyó cartas, poemas y cuentos cortos; acarició con cariño peluches, fotografías, objetos pequeños y regalos de sus amistades.

Estaba tan concentrada en sus memorias que no escuchó la pequeña piedra que chocó contra su ventana, la segunda sí. Asomó su cabeza por fuera y vio a Janey, Wendell con una linterna y Bart junto con Lewis arrastrando una hielera.

— ¿Janey?

—Parece que vamos a ir a la fiesta.

— ¿Por qué tan de repente?

—Becky me llamó diciendo que todas van a ir, no pude llamarte antes porque Bart y los demás pasaron por mí.

—Nos pusimos de acuerdo hace media hora—replicó ahora Bart—. Richard fue por las demás a casa de Allison, baja Lis.

—Espera, ¿qué hay de mamá y papá? —tal vez Marge iba a dejarla ir, se había ganado su confianza todos esos años, pero no estaba tan segura de Homero.

—Yo me encargo —comentó su amiga.

Janey fue a la puerta de entrada, la señora Marge se sorprendió al abrir la puerta, su hija no había comentado nada que vendría su amiga. Le dijo que iban a tener una pequeña noche de chicas en su casa, no una pijamada, volverían luego de unas horas. Su madre aceptó gustosa y se despidió.

Las chicas caminaron unas calles esperando al auto de Lewis, tardó en llegar debido a que creyeron que las dos tardarían y fueron a recoger a Milhouse. Estaban a mitad del camino cuando Wendell empezó a marearse.

—Las demás tienen suerte de no haber venido con vomitanator —comentó Janey.

Lewis conducía, Bart iba sentado en el copiloto y los demás en la parte de atrás. Lisa y Milhouse en cada extremo, Janey y Wendell en medio.

—Perdón, no puedo evitarlo.

—Hombre es crucial que te bebas tus pastillas contra el mareo —replico Lewis—. Más te vale que no vomites en el auto, mi padre va a matarme.

Milhouse decidió ir bajando la ventana, en efecto el aire lo ayudó un poco a controlar las náuseas, pero a escasos 10 minutos después el chico estaba al límite.

— ¡No te atrevas a vomitarme encima Wendell! —gritó Janey cubriéndose con su bolso.

— ¡Cámbienlo de lugar! —exclamó Bart.

El chico se levantó, Milhouse se recorrió con rapidez esperando no ser la primera víctima de sus proyectiles estomacales y en instantes Wendell termino vomitando afuera de la ventana.

—Viejo, que asco —se quejó Millhouse.

—Ahora entiendo porque te vas en bicicleta a la escuela —dijo Bart.

El resto del camino fue más tranquilo, Wendell no volvió a vomitar y todos tuvieron una amena charla, Lisa incluso intercambió algunas palabras con Milhouse. Después de 25 minutos llegaron al club campestre, Lewis entregó los boletos al guardia de seguridad, este pidió que abriera la cajuela del auto para su revisión.

—Todo en orden —tras escuchar el sonido de la cajuela cerrarse Bart y Lewis chocaron sus manos haciendo que Lisa levantara una ceja—. Les pido pasar a la zona de inspección en la entrada, gracias.

Después de estacionar el auto pasaron a la inspección de la entrada que era un arco detector de metales. Los chicos regresaron de nuevo al estacionamiento donde las arcadas de Wendell volvieron, pidió ser acompañado por Janey y antes de que ella pudiera decir algo la tomó del brazo corriendo hacia el edificio. Lisa decidió acompañarlos, así tenía la oportunidad de echar un vistazo.

Nelson y los demás se encontraban en casa de Kearney preparando en la cajuela todo lo que iban a llevarse consigo: cajas de cigarrillos, dos paquetes de cerveza junto a otros ingredientes, bolsas de basura, radios walkie talkie, unos binoculares y un bate de beisbol para defenderse en el posible caso de que empezara una pelea.

Kyle LaBianco los busco exclusivamente a ellos para que fueran los encargados de evitar cualquier pelea en el recinto, asimismo de vigilar que los chicos no se excedieran de copas e introdujeran un tipo de licor prohibido. No pudieron negarse, el tipo les pago una cantidad razonable por todo el trabajo que harían esa noche

— ¿Crees que necesitemos más cigarrillos? —preguntó Dolph a Jimbo.

—Mejor reserva unos cuantos para nosotros —dijo Kearney—. Seremos los primeros en llegar de todas formas.

Otro de los favores de Kyle había sido que su llegada al recinto fuera media hora antes, era obvio que el evento comenzaría hasta las siete en adelante.

El más alto del grupo saco cuatro cajas y las coloco en los bolsillos de su chaqueta, Nelson frunció el ceño, el acto de fumar jamás había sido de su agradado. La razón principal: su madre.

Antes de que decidieran quien iba a conducir él castaño ya se encontraba en el asiento del piloto, con eso les dio a saber que no estaba de humor para oler tabaco todo el camino. Los otros entendieron a la perfección su indirecta y se pusieron en marcha.

Nelson en vez de participar en la conversación que estaban teniendo los demás puso un disco de Deftones, disfrutaba conducir acompañado de buena música, necesitaba aprovechar antes de llegar a la fiesta.

El lugar era tal como lo recordaba Lisa, el edificio de la sección principal tan grande y elegante junto a sus espaciosos pasillos y cuartos de entretenimiento para el disfrute de cualquiera.

La animada música provenía del salón principal donde la mayoría de adolescentes se encontraba bailando en la pista del baile, escrudiñó un poco desde la puerta. El dj junto a su equipo estaba en medio de la plataforma del lado izquierdo, las mesas de comida, bebidas sin alcohol y bocadillos se encontraban al lado de las grandes cuatro ventanas y alguna que otra silla alrededor del salón.

La joven volvió a los sanitarios donde Janey discutía con Wendell.

—Podías haber ido a vomitar solo ¿por qué arrastrar a Lisa y a mí contigo?

—En estas situaciones acompañado es menos vergonzoso, créeme —masculló limpiándose con algo de papel de baño.

—Lo dudo mucho —se quejó Janey.

—Todo está bien ahora, es lo importante —intervino Lisa—. Volvamos con los demás, tal vez las chicas ya llegaron.

Fuera del salón principal había mesas y sillas, alrededor de esta zona los stands de bebidas alcohólicas no se hicieron esperar, no fue mucha la sorpresa de las chicas cuando observaron que Bart y sus amigos acomodaban su puesto.

—Así que esta es la razón de que llegaras tarde a casa —inquirió Lisa.

— ¿Sabes qué tuve que hacer para lograr esto? —Extendió las manos— Mucho.

— ¡Chicos! —la voz de Richard los hizo voltear.

Con él iban las demás: Alex con su deslumbrante vestido, Allison y Becky en faldas cortas pero con sudadera y suéter, Wanda llevaban jeans cómo Lisa y Janey.

—Me da gusto ver que pudieron venir —Las abrazó Alex—. Vamos adentro, hay muchas cosas por hacer.

—Nos vemos después —dijo Allison a Richard.

—Sí, en un rato te alcanzo —respondió este sonriendo.

Al estar lo suficiente lejos de los demás, Lisa y Janey miraron con intriga a Allison haciendo que les explicara.

—Richard me invitó a la fiesta al finalizar las clases.

—Que tierno, pero… ¿por qué no te acompaña? —cuestionó Lisa.

—Esperará a cambiar turnos en el puesto de bebidas, así podré estar con ustedes y con él después.

— ¿Es cómo una cita? —curioseó Janey.

—Cita de amigos —aclaró rápidamente.

—Eso no existe —rio Alex haciéndola sonrojar.

Las demás rieron divertidas caminando adentró del edificio.

Desde la terraza del segundo piso Nelson pudo ver a Lisa con su grupo de amigas, suspiró al verla sonreír y posteriormente reír, agradecía a los dioses que le dieran la oportunidad de volver a verla y tener la mínima posibilidad de hablar con ella.

Sin embargo, eso tendría que esperar ya que Jimbo por el walkie talkie le avisó que fuera al estacionamiento a revisar unos autos. Resopló y fue a hacer esa tonta diligencia. Entre más rápido se asegurará de que todo estuviera en orden más pronto podría estar con ella.

Llegó casi trotando al lugar, localizando los autos que su amigo le describió. El primer sujeto se mostró tranquilo cuando le pidió revisar el vehículo, la segunda pareja estaba nerviosa por que evidentemente quería evitar problemas con el mismo Muntz. En el tercer auto venían un grupo de chicos, vacilaron con él un par de minutos provocando que los sacará del auto y descubriera un paquete de luces de véngala, obviamente confisco el paquete haciendo que los chicos lo insultaran, sin embargo se detuvieron cuando él se giró y les mostró una expresión sombría.

Los demás autos no fueron ningún problema para Nelson, no obstante, al ver un familiar vehículo blanco estacionarse en frente de él su cara de fastidio se hizo presente. Se acercó de mala gana a las gemelas Mackleberry junto con Jessica Alegría.

—Necesito revisar su vehículo.

— ¿Yo que soy parte del consejo estudiantil? —río falsamente la pelinegra.

—Kyle fue demasiado claro en que todos debían ser revisados —giro sus ojos—. Hasta tú.

—Bien, pero este es mi auto y requiero cierta retribución por tu atención.

—Exactamente —cantaron orgullosas Sherry y Terry.

Nelson le dio cinco dolores para que se callara y finalmente salieran, esas tres juntas le daban mala espina.

Las chicas observaron el ambiente, todos se veían tan relajados y divertidos disfrutando de todo. Encontraron un lugar perfecto para pasar la noche cuando se cansaran, en el segundo piso en el ala oeste se encontraba en la esquina una cómoda sala para exteriores; nadie se acercaría al extremo más lejano de la diversión.

Con el recorrido terminado volvieron a la pista de baile, se hicieron un pequeño espacio y empezaron a bailar. Lisa no creía sentirse tan liberada en ese momento, toda la preocupación junto al estrés de aquella semana se fue con tan sólo liberar su cuerpo en compañía de la música. Con las sonrisas y risas de sus amigas acompañándola sentía qué sólo eran ellas las únicas presentes en todo el lugar.

Al regresar al edificio Nelson tuvo la mala suerte de ser informado por Dolph que necesitaba refuerzos por una pelea que no tardaría en ponerse fea en el segundo piso. Llegó en menos de un parpadeo, una advertencia fue suficiente para que lograran calmar a los dos neandertales del asunto. Platicó un momento con el pelirrojo antes de bajar por las escaleras buscando a Lisa, al pasar por la puerta de la pista de baile pudo ver cómo ella acompañada de sus amigas terminaban de bailar, vio cómo aquella sonrisa de plena alegría no se esfumaba de su rostro.

Se percató de aquel grupo de chicos que comenzó a acercarse a la rubia del ostentoso vestido azul, los creía tan ciegos al no percatarse de la verdadera belleza que estaba a escasos pasos de ellos, y no sólo por su sonrisa, para él toda su persona iluminaba aquel lugar. Estaba a punto de acercarse cuando un grupo de personas de repente apareció obstruyendo su camino.

Janey se hizo para atrás escapando del calor que estaba comenzando a hacer, chocando de espaldas de alguien. Se disculpó antes de que la persona se girara por completo, pensó encontrarse con un rostro molesto mas fue todo lo contrario.

— ¿Janey? —preguntó con asombro en sus ojos ese joven alto, delgado y rubio de notables ojos verdes.

— ¿Sí?

—Que sorpresa verte aquí, soy Günter —respondió alegre.

—Ehmmm… —trató de hacer memoria— No, lo siento. No conozco ningún Günter.

—Oh, me olvidaba—rasco su cuello apenado—. Aquí la pronunciación es Uter ¿no?

Pudo sentir a su cerebro rebobinando hasta llegar a sus años de primaria cuando dijo eso último.

— ¡¿Uter?! —¿Cómo era posible que ese niño gordito con raro acento fuera él?— ¿Qué… desde… cómo… qué?

Fue lo único que su boca pudo pronunciar.

—Acabo de llegar antier, volví cómo estudiante de intercambio —rió por la expresión de la chica—. No te lo pude comentar antes, lo siento por eso.

—No, no te disculpes… sólo que yo… vaya —intento acomodarse su cabello, el sudor había pegado sus rizos en su frente.

—Lo sé, el cambio es sorprendente, me alegro encontrarte aquí.

—Yo igual Uter, ¡Günter! —se corrigió al instante.

Antes de que la morena pudiera decirle algo más la voz de sorpresa de Wendell se hizo presente.

— ¡No puede ser, de verdad es Uter! —se acercó el chico haciendo que los presentes voltearan.

Sus amigas cerca de ella lo saludaron también, el grupo duró presente muy poco ya que otro grupo de conocidos las hicieron poco a poco de lado acaparando toda la atención del chico. Claramente intentaba volver a acercarse al grupo de chicas excusándose, pero con Bart llegando junto a Lewis fue imposible.

Las chicas decidieron ir afuera, debían evitar el tumulto. Lisa se dio cuenta que Janey estaba algo desilusionada, le dio palmaditas en su hombro para darle ánimos.

—La noche es joven, sólo hay que esperar.

—Gracias Lis. Voy a ir a beber algo.

El chico llegó al punto de encuentro con Bart y sus amigos alrededor de cierto chico rubio. De nuevo no había rastros de Lisa, decidió ir a la entrada para seguir buscando y de una buena vez realizar las diligencias que Kearney le había asignado.

Hizo un patrullaje por los alrededores de la entrada en el cual aprovechó para verificar unas cuentas hieleras, su trabajo aumentó al percatarse de cierto grupo de chicos que claramente no eran de su escuela. "Colados tenían que ser", aunque lo mejor era asegurarse primero.

—Ustedes —se acercó a ellos —. ¿Tienen sus boletos?

— ¿Tú eres?

—Seguridad —subió su mano mostrando lo que sería una placa.

—Escucha, no queremos problemas —se acercó otro chico colocando amigablemente su mano en su hombro—. Podrías simplemente hacerte de la vista gorda…

Sacó de su cartera unos dólares y los puso en el bolsillo de su chaqueta. Ese gesto no le agrado para nada, al igual que la forma en que se acercó a su oreja para susurrarle esas tres palabras.

—Sera nuestro secreto.

Estrujó los billetes con molestia antes de tirarlo al suelo, sí, eso se convertiría en el inicio de una pelea. El chico que le dio el dinero se acercó furioso gritando haciendo que Nelson le soltara un golpe en la cara, el más musculoso del grupo tacleo a Nelson por el frente tirándolo al suelo, él reacciono doblando sus piernas para empujarlas de inmediato y zafárselo de encima.

Otro sujeto intento patearle la cara mas él reacciono rápido, logrando darle un fuerte codazo en la pierna de este, en cuanto se reincorporo dos tipejos lo rodearon alcanzando a darle unos golpes.

No duro ni cinco segundos solo pues sus camaradas llegaron para defenderlo. Kearney quitó de Nelson a los dos sujetos por el cuello de la camisa, aplicando fuerza en sus brazos para estrellarlos entre ellos. Jimbo se deshizo de los otros desplomándolos con su bate, aunque tuvo que parar porque los guardias de la entrada llegaron para detener la pelea.

Las dos chicas afortunadamente encontraron un puesto afuera donde vendían más variedad de bebidas que solo cerveza. Compraron una botella de litro de refresco para las demás y dos botellas de agua, los vasos de plástico al parecer ya eran gratis. Fueron a sentarse en una mesa que estaba libre cerca del puesto de Bart, tener apartado un lugar cerca de sus amigos les ayudaba en tener no sólo un punto de encuentro dentro del edificio.

Después de un momento llegaron las chicas junto a los demás, era tiempo de cambiar turnos después de todo. Lisa reparó en la enorme lona que estaba atada a dos árboles en modo de pantalla y no lejos de allí había una mesita con un proyector. Dedujo que tal vez iban a proyectar algunas fotos de fiestas anteriores.

Un chico del grupo senior empezó a hablar desde un megáfono llamando la atención de todos.

—Quiero agradecerles a todos los participes del puesto de bebidas por lograr que esta noche sea perfecta —el chico le acercó el aparato a Kyle LaBianco para dejarle decir algo.

— ¡También aprovecho este momento para darles un saludo a los hijos del verdadero creador de la Llamarada de Springfield! ¡Los hermanos Bart y Lisa Simpson!

En ese momento todas las miradas se dirigieron a la mesa en frente del negocio del susodicho. Bart hizo una pequeña reverencia alagado, mientras Lisa sonreía sonrojada por los gritos eufóricos y aplausos que no se hicieron esperar.

—¿Y cómo olvidar cuando los periódicos hablaron sobre la noche en que uno de los secretos mejor guardados se hizo público? Ninguno de nosotros estuvo allí, claro, pero gracias a mucha investigación… y un par de pequeños sobornos —susurró eso— ¡Logramos conseguir una copia del video de esa noche!

—Oh cielos… —susurró Lisa.

Otro chico proyectó en la tela el video de la cámara de seguridad del bar de Moe el momento en que su padre vestido en shorts, pantuflas y una bata reveló el ingrediente secreto de la llamarada y luego cayó justo encima de Aerosmith. Las risas no se dieron a esperar, pero no eran tanto de burla, sino por lo absurdamente épico del momento; entre ellas estaba la risa de Bart, Lisa en cambio se cubrió la boca por respeto.

— ¡Bueno, espero que eso les haya subido el ánimo para seguir con la fiesta! ¡Continúen disfrutando!

Sus amigas se sentaron con las dos recibiendo parte de los aplausos y cierta rubia estaba más que satisfecha por recibir parte de la atención, sobre todo de los ojos masculinos de cierto chico que poseía el rango más grande del consejo estudiantil.

Richard se sentó al lado de Allison, estuvieron un pequeño momento antes de reincorporarse e irse a caminar.

—Bueno, yo también me voy —agregó Wanda preparando su cámara—. Es hora de que empiece a trabajar.

Janey se recargó en su silla dándose cuenta de que Günter estaba en el otro extremo sentado junto a Brittany Brockman y sus amigos del instituto privado, se sirvió un vaso de refresco tratando de ignorar las risas de aquella mesa.

Lisa comenzó a sentirse algo mareada por el ambiente que estaba comenzando a formarse alrededor, "debe ser por el olor de las preparaciones de las llamaradas" pensó entrecerrando sus ojos.

Wendell al ver a las dos chicas algo decaídas las invitó a volver dentro, agregando que aprovechar el aire acondicionado gratis esa noche era mejor que oler combinaciones de cerveza. Janey aceptó de inmediato, sin embargo, Lisa se negó.

—Voy a aprovechar a caminar por los terrenos, los veo después.

Bart termino de despachar a cinco clientes extrañándose por qué estaba sudando demasiado si tenía a su equipo con él, se giró percatándose que era el único en el stand.

— ¿Pero qué demonios? —se rascó su cabeza algo irritado—, ¿Dónde diablos están todos?

—Lewis fue al baño —aquella voz femenina lo hizo respingar, no se dio cuenta de la presencia de la chica a su lado izquierdo—. Los demás fueron adentro o a caminar.

—Hola de nuevo —se quitó el sudor de su frente con el antebrazo —. ¿Eres…?

Becky no sabía si era el momento adecuado para revelarle su nombre, no quería que la recordara por aquella pijamada. Aunque Lisa le comentó que recordaría primero a esa niñera, seguía sin querer arriesgarse.

—Amiga de Lisa, dime Bi —rio nerviosa, fue lo mejor que se le ocurrió.

—De acuerdo, Bi —sonrió—. ¿Crees que podrías ayudarme en lo que mis amigos vuelven?

—Claro —se colocó al lado del chico, mientras recorría las mangas de su suéter. No podría creer que seguía sin reconocerla, se había puesto aquella falda color verde menta y atado su cabello como antes con aquel listón del mismo color, pero al verlo preparar tan calmado una bebida sus esperanzas de evocar algún recuerdo disminuyeron notablemente. Sin saber que por otra parte mientras el chico le explicaba cómo preparar su llamarada, sintió algo familiar al mirar aquel listón en el pelo de la chica.

Nelson salió de la enfermería después de curarse las heridas, necesitaba un descanso tras lo ocurrido, por lo cual recargó sus energías para hacer un rápido recorrido dentro del edificio para descartar el lugar, abrió las ventanas de cada extremo para verificar los alrededores y evitar hacer la vuelta en valde.

Fue a la pista de baile, no estaba; fue a la zona de bebidas, tampoco estaba. Decidió ir a verificar en los establos, aunque estuviera prohibido en el límite que había marcado Brittany, sabía lo mucho que a Lisa le gustaban aquellos animales con pezuñas.

Al estar unos metros de distancia puedo visualizar a Lisa regresando sus pasos de los establos, yendo a los límites del club campestre.

Estaba cerca de ella cuando del radio walkie talkie la voz de Jimbo se hizo presente.

—Viejo, necesito que regreses al edificio, hay un…

—Gruuaahhhh —fue lo único que le respondió antes de apagar el maldito aparato. El chico ya estaba al límite.

Los chicos se miraron extrañados intentando descifrar lo que había dicho.

— ¿Gyuraa? —Repitió el más alto de los tres—, ¿Qué significa eso?

—Probablemente fue ruso —continuó Dolph.

— ¿Y sí solo vomitó? —Finalizó Kearney la conversación—. Déjalo, él pobre requiere unos momentos.

Lisa suspiró regresando sus pasos de los establos, no tuvo la oportunidad de ver a los caballos debido a que todo se encontraba cerrado. Agachó su mirada percatándose de un grupo de arbustos sobre lo que parecía ser un camino de rocas, eso sin duda llamo su atención.

Decidió ir a investigar, tal vez algo interesante se encontraba más allá que sólo arboles rodeando el terreno. Llegó a un pequeño claro rodeado de muchos arbustos, algunos pinos y para su sorpresa en medio de ese singular lugar se encontraba una banca de piedra.

"Seguramente fue una idea descartada", se sentó en la banca dándose cuenta de lo fresco que estaba esa zona. Cerró sus ojos escuchando el sonido de los grillos junto a las hojas de los arbustos moviéndose con el viento.

Escuchó cómo unos pasos se acercaban a ella, se reincorporó alarmada sacando de su bolsillo la corneta de aire. Un gruñido cercano provocó que respingara y volteara lista para apretar el botón mas se detuvo cuando la sombra se aclaró ante sus ojos, era nada más y nada menos que Nelson. Estaba sudando; con notables heridas en la cara, tenía dos curitas, una en el mentón y otra en la frente.

—Por fin… te encontré… —alcanzó a pronunciar con su garganta seca antes de apoyar sus manos en sus piernas.

— ¿Qué te ocurrió? —se acercó agachándose a él percatándose del estado de su ropa, estaba sucia con manchas de tierra y césped.

—Créeme, no quieres saber —levantó su mirada encontrándose con sus ojos azules, a escasos centímetros de su rostro.

Lisa se reincorporo sorprendida por la cercanía, eso no se lo esperaba. Su corazón se sacudió con brusquedad.

—Voy a conseguir ayuda —comenzó a caminar.

— ¡Espera! —la detuvo con su voz—. Te acabo de encontrar, quédate justo en donde estás, no te muevas, no te vayas… a otro lado.

Dijo apresurado, después de toda la odisea que tuvo que pasar para poder estar al fin con ella no iba a perderse en ese momento que al fin era libre, por ahora.

Él comenzó a caminar dándose cuenta de la sed que venía acumulando, necesitaba agua y una toalla para quitarse el exceso de sudor.

— ¿Seguro que no quieres…?

— ¡Sólo quédate ahí!

Lisa asintió permitiendo que su amigo se alejara más tranquilo, decidió sentarse a esperarlo. En pocos minutos regresó con cuatro botellas de agua y una pequeña toalla alrededor de su cuello, se sentó dejando salir un largo suspiro.

La joven lo observó mas tranquila, aunque aún se sentía con curiosidad y sorpresa.

—Ten —Nelson le acercó una de las botellas.

—Gracias —respondió ligeramente nerviosa tomando la botella entre sus manos.

Lisa observó como el chico sin pensarlo dos veces abrió una botella bebiéndose todo el líquido de un tirón, sin tener la mínima idea de que el joven en verdad necesitaba eso.

Nelson dejó las botellas en el extremo de la banca para pararse y quitarse su chaqueta, dejando ver que la tela de la prenda se había pegado a su cuerpo por el sudor de su espalda y pecho.

La chica lo miró con cautela notando con más claridad la estructura de su cuerpo, "sin duda hace ejercicio", desvió su mirada al pensar eso. "¿En qué rayos te estas fijando? tú no eres cómo esas chicas superficiales Lis".

El chico se sentó pasando la toalla por su rostro, ese lugar ayudaba a que su temperatura corporal se regulara. Volteo a verla percatándose de qué estaba concentrada en sus pensamientos, empezó a preocuparse, y si la manera en que actuó con ella no fue la correcta, podría ser incluso que apestara, después de todo estaba empapado de sudor. "Malditos nervios… no me ayudan", ahora no sabía si agradecerle por esperarlo o disculparse por su peste.

Decidieron hacer a un lado sus pensamientos y afrontar la situación, tragaron saliva al unisonó y giraron sus miradas al mismo tiempo, eso los sorprendió y en respuesta desviaron sus vistas al instante, ninguno de los dos quería que el otro descubriera el tonto rubor de sus mejillas. Y para colmo, el sonido de los grillos nuevamente se hizo presente.

Sí, esa noche apenas estaba comenzando.

Nota de la autora: Espero que hayan disfrutado el tercer capítulo! Debido a mi tardanza en actualizar decidí recompensarlos agregando unas cuantas hojas más (baile feliz).

De verdad muchas gracias por agregar a favoritos y seguir la historia, me hace muy feliz saber que les gusta mi fic.

También agradezco muchísimo sus comentarios, me motivan a seguir escribiendo (enviar abrazos virtuales para todos). Cuídense mucho, nos vemos en el siguiente capítulo, bye-ni.