Nota: En este capítulo se cuentan un par de cosas desde tres perspectivas. Cada una cuenta algo diferente.


Cuando Misa finalmente escribió el nombre de un criminal al azar, supo que no había vuelta atrás, que ya era una especie de cómplice de Kira, aunque este aún no estuviera al tanto.

Pensó y pensó, ¿qué haría?

No lo supo muy bien hasta que de repente parpadeó y se halló haciendo un video de mala calidad, en el que proclamaba, con una voz alterada y como una fan a su ídolo, que era el segundo Kira. Después de aquello, dejó pistas de los lugares a los que podría ir para que el Kira original fuera a aquellos, para así permitirse ser encontrado por los "ojos" de Misa quien, de ese modo, buscaría la manera de tener una conversación con él o ella, esperando convertirse en socios y amigos.

Y solo porque estaba desesperada por cambiar algo de su vida monótona, por conocer a este Kira y vivir algo distinto a tener que modelar (trabajo que no disfrutaba desde la muerte de sus padres), algo distinto a convivir con Rem (No le molestaba, particularmente, pero se estaba comenzando a aburrir luego de pasar varios días de entretención con ella (o él) tratando de hallar un reemplazo a los cuchillos para no tener que obligarse a usarlos. Estaba comenzando a olvidar las novedades, o más bien las novedades estaban dejando de ser novedades. Estaba comenzando a aburrirse y a volver a lo que era su vida hacía una semana. Y aún no sabía cómo entraría Rem en ella).

Ansiaba convertirse en la segunda Kira y hacerse amiga del original.

Debió de haber sido la más grande de las fortunas que el Death Note cayera precisamente a sus pies, a los pies de alguien justo y correcto, quien pensaba mejor que la mayoría del mundo y creía que los criminales merecían más que una sentencia.

Anhelaba conocerlo, agradecerle por todo lo que hacía cada día y por no dejarse atrapar tan fácilmente por aquel detective presumido que intentaba averiguar quién era.

Misa solo quería conocer al asesino del asesino de sus padres. Ese sería su único deseo si le preguntaran en aquellos días en los que no paraba de buscar a Kira.

Cuando finalmente halló su casa, temblaba de la emoción, imaginando de uno a mil escenarios en su cabeza de lo que podría pasar una vez que lo viera.

No sabía cómo lucía: no había mucha información actual de Yagami Light.

No obstante, Misa pensaba, muy segura de sí misma, que de seguro era el ser más perfecto, que ella no tenía por qué respirar su mismo aire ni pisar el suelo por el que caminara e invadir su espacio personal.

Pero, por otro lado, Misa no estaba tan lejos de convertirse en alguien digno de relacionarse con él. Después de todo, le era útil.

Tenía el mismo poder que él: tenía los ojos, los que cada vez que veían una cara, solo les bastaba mirar un poco más arriba de la cabeza de una persona y leerían su nombre real. Por lo tanto, Misa tendría una manera de asesinar a alguien si así lo decidiera.

Misa no estaba segura de si Kira tenía o no el poder de saber el nombre real de alguien con solo verlo. Pero si no lo poseía, al tenerla a ella de su lado no necesitaría acortar su valiosa vida.

Siguiendo a Light hasta su dormitorio, Misa agarraba el Death Note con fuerza (Rem iba detrás, casi pisándole los talones por el nerviosismo que le contagiaba).

Sus shinigamis eran únicamente invisibles para quien no había tocado el Death Note que los conectaba a ellos. Por lo tanto, una vez que Light y Misa estuvieron dentro de la segura habitación, con la puerta trabada, mantuvieron una charla en la que los dioses de la muerte casi no intervinieron. Ambos humanos discutieron, procesaron y se enteraron de varias cosas.

Light retó a Misa por asesinar a uno o dos policías; y Misa, ya sin sorprenderse mucho por sus impulsivos actos, se arrodilló ante Light y pidió ser su novia a cambio de usar sus ojos según cómo se le ordenara. Pondría cualquier excusa de por qué quería trabajar con él, siempre y cuando significara que sus acciones pasaran desapercibidas.

Light aceptó, pero le explicó que tendría que ser visto con otras chicas para que no sospecharan. Y tuvo que regañar de nuevo a Misa cuando ella (para seguir un poco el acto) amenazó con matar a cada chica que viera con él.

Aquel día, Misa conoció a Ryuk; pero no intercambiaron palabras.

Aquel día, Light conoció a Rem, quien no dudó en prometer asesinarlo ella misma si escribía el nombre de Misa, como había dicho que haría cuando dejara de servirle.

Aquel día, todas las acciones realizadas fueron para bien o para mal, provocaron nuevos planes, nuevas sospechas, nuevos vínculos, nuevos cuidados.

Porque ya no podían actuar con la misma libertad.

Aún así, los dos shinigamis y los dos humanos se despidieron conformes con el resultado de aquella especie de negocio, habiendo decidido que recién dentro de dos semanas volverían a reunirse.


Días antes de aquella reunión con Light, habían repasado el plan que llevarían a cabo mientras la rubia, sin escrúpulos, le hablaba a Light de cómo lo había encontrado, de que había acortado su vida, y de que los tipos de ojos que ahora tenía, al igual que ella, estaban dispuestos a ser utilizados, a ser el último recurso de Light.

El plan de Misa y Rem tenía tres partes. La primera consistía en comunicarse con el shinigami de Kira antes de revelar a Rem, ya que era la única oportunidad que tenían para no levantar muchas sospechas. Acto seguido, se asegurarían de que aquel shinigami no hiciera un escándalo o al menos no diera a entender que estaba ocurriendo una conversación sospechosa con una criatura invisible.

(El Kira que Misa imaginaba, inmediatamente deduciría que era un shinigami.)

Por último, si lo anterior funcionaba, Misa, Rem y el otro shinigami se asegurarían de que Kira, por mucho tiempo, no se enterara de aquel intercambio.

Entonces una nerviosa Misa se aventuró hacia la residencia de Kira, se presentó y una vez en la habitación, ambos se apresuraron a discutir.

Llegó un punto en el que Misa balbuceaba sobre aliarse y convertirse en novios, y sobre cuál era la manera de matar a los shinigamis.

Pero, al mismo tiempo, Misa escuchaba a Rem, quien le comentaba cómo había sido la charla con el otro shinigami.

No era que no confiase en Kira, pero no lo conocía. No sabía cómo era en persona. Solo sabía las opiniones de las personas del lado de él, y las del lado de L. Por lo que consideraba que aliarse en contra de Light, con otro shinigami (¿"Ryuk"?) era primordial y prudente.

No negaba sus sentimientos de devoción hacia Kira, pero aún así Misa sabía que no era nada más que una muñeca para él, un títere. Y Misa fingiría estar bajo su control y en secreto formaría un plan para sobrevivir en caso de que Rem no llegara a protegerla.


Mientras Misa procedía a tener una discusión con un Kira curioso sobre cómo iba a funcionar su relación y cuán beneficiosa sería, Rem y Ryuk se habían alejado de la casa luego de que el primero le dijera directamente al segundo que Misa deseaba hacer un trato con él.

Cuando los requisitos de Ryuk quedaron claros, ambos shinigamis volvieron.

Rem le dijo a Misa que lo que pedía el otro shinigami era una cantidad grande de manzadas por semana a cambio de hacerse su cómplice y dejar que, por ahora, Light hiciera lo que quisiera. Misa agrandó la sonrisa que ya tenía y asintió un poco, demostrando que aceptaba las condiciones.

Mientras tanto, Ryuk le decía a Light que se había ido a hablar con el shinigami de Misa. Y divagó un poco, diciendo que no le sorprendería si antes se la hubiera cruzado en su mundo.

Light no prestó mucha atención a lo que Ryuk decía, sino que sacó su Death Note para que Misa lo tocara y le pidió a la susodicha que le mostrara su propio shinigami, dándose cuenta de que aún no lo había visto. Sentía curiosidad por su aspecto y su tipo de relación con la segunda Kira; pero también sentía un poco de sospecha.

Porque cuando vio que Misa había asentido a la nada menos de un minuto antes de que tocara su Death Note, Light entrecerró los ojos y su mente empezó a andar rápidamente, preguntándose qué estaría diciendo el shinigami, y decidiendo de antemano que por las dudas también sería cuidadoso con ambos hasta que pudiera deshacerse de ellos, ya que Rem, en un momento dado, no había vacilado en prometer que lo mataría si algo peligroso le pasara a Misa antes de la fecha en la que se suponía que debía morir.

Ahora Light tenía que mantener a salvo a Misa hasta encontrar la manera de deshacerse de Rem para así hacer lo mismo con Misa cuando dejara de serle útil.