Hola, después de un largo tiempo aquí les traigo un nuevo capitulo :3, espero que lo disfruten, solo lo hago por el fin de entretener.
Sin mas que decir, los dejo con la lectura de esta ocasión.
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La mentira es un mal y terrible habito, eso Félix lo tenía entendido desde la infancia, claro, nadie es exento de mentir, en muchos casos la mentira puede sacarte de una infinidad de apuros, sin embargo, seguía siendo un mal, y como el mal sino tienes una fuerte voluntad para controlarlo, conforme dejes que crezca en tu interior ella correrá con deseos de morder la mano que lo alimentó como el resto de las personas a las que engañaste.
Quizás suene metafórico, pero la verdad era la realidad más acertada que su joven mente podría interpretar de momento. Ignoraba si estaba siendo maduro o si carecía de esta.
Desde que acepto ser el portador del anillo del gato negro supo que en algún punto de su vida tenía que utilizarla con mayor frecuencia de la deseaba, estar en París lo incentivo el doble. Aun si se sentía inestable por omitirle información a los Dupain-Cheng, le gustaba el ambiente familiar con la que lo rodeaban, y si bien recibía más atención de la requerida no le molestaba en lo más mínimo, con el paso del tiempo entendió que ese era un comportamiento innato de aquella familia con la que había aprendido cosas nuevas que ponía su día a día en una prueba constante y colorida, llena de experiencias que se supone debió haber experimentado puesto que no eran malas en lo absoluto.
—"Es mi tiempo libre, ¿Por qué piensas que quiero aprender a jugar videojuegos?
—"Porque no tengo con quien jugar, y porque tú eras el único disponible" —respondió la Marinette de sus memorias con grandes ojos azules brillantes—"Además no sabrás que es malo hasta que lo intentes"
—"¿No podías llamar alguno de tus amigos?" —Félix se obligó a cerrar el libro que sostenía dejándolo a un costado de él a tiempo que la veía fijamente a la cara, tomándole algunos segundos de silencio comprendido que ninguno de ellos llegaría a cubrirlo—"Una ronda" —sentencio sin saber exactamente por qué.
—"Que sean cuatro y a cambio…"—Marinette pareció pensarlo más la interrumpe.
—"Serás mi guía turística y te llamare como yo quiera"
—"!¿C-Como que como tú quieras?¡" —escucho a Marinette chillar con las mejillas arreboladas ya sea por molestia o indignación ante su descarada y segunda petición que aseguraba que estaba pensando lo peor de él más a Félix poco le importo al permitirle que continuara desahogándose —"Aceptare la primera, la segunda… la aceptare solo si logras vencerme" —lo último lo dijo poco convencida
—"¿Qué tienes en contra de la segunda?" —cuestiono Félix atraído por sus reacciones y por la insana curiosidad por comprender la negativa de la chica pequeña de coletas que se encontraba sentada a su lado.
—"Si te lo digo te reirás de mi"
—"Te prometo que no será así"
—"Júramelo"—Marinette lo miro con los ojos entrecerrados en sospecha, en una especie de rendijas—"Júramelo Félix" —eso tomo por sorpresa a Félix que tampoco espero que por su cuenta le extendiera el dedo meñique aceptando comprometerse cuando no tenía la obligación de hacerlo.
—"Lo juro" —y de ese modo ambos unieron sus meñiques pese que Félix sintió como su cuerpo inconscientemente lo había traicionado y su voz no tuvo de otra que ceder al juramento. Marinette le sonríe de vuelta, más relajada en sintonía consigo con la tranquilidad que le ofreció de manera involuntaria. Todo parecía cobrar orden, al menos para ella, pero para Félix sucedía todo lo contrario.
Actualmente se hallaba trabajando con sumo empeño y sin pretensiones acomodando la nueva mercancía en las vitrinas, aunque eso no evitaba de que cada cuando contemplara a las personas del exterior imaginando los trayectos donde se dirigirían, si tenían familia, o si eran como él, sin padres que lo esperaran de regreso tras un día largo.
Con solo pensarlo, su estado de ánimo decayó considerablemente.
Y entonces cuando intento reponerse comenzó a extrañar a anhelar el calor que ellos le brindaban a su corazón lastimado, por lo que al terminar de acomodar se ubicó en la silla más cercana detrás del mostrador. Miro con desgano la charola dejándola sin mucho cuidado a su frente sobándose el arco de la nariz con exasperación por debajo de los lentes.
—Simplemente perfecto…—se dijo sarcástico más el timbre de su voz parecía que en cualquier parpadeo se haría ridículamente temblorosa. El dolor en su pecho crecía, como en las otras ocasiones en que se ponía melancólico con respecto a sus padres, tenía semanas sin presentarlo, y emocionalmente iba a viento de popa sin interrupciones, más por torpe e infantil que sea, recayó.
Toco el anillo y uno de los aretes, si fueran los de Ladybug tendría el poder, la ventaja sobre Hawk Moth, puesto que su deseo más preciado se cumpliría y el de él no.
Si tan solo los tuviera….
No, no podía, no debía, la sola idea de desearlos por desafiar el destino de la muerte lo escandalizó. Por mucho que quisiera tenerlos de vuelta conocía las consecuencias de usar los poderes de la creación y la destrucción con fines egoístas, por lo que los soltó e hizo por tranquilizarse regulando en mejor medida su respiración, de la cual para su desconcierto no se había percatado hasta más tarde que estaba comenzando a hiperventilar, gotas gruesas de deslizaron por sus mejillas.
Cuanto consiguió tranquilizarse vislumbro a un akuma de aspecto tétrico revoloteando a centímetros suyo. Kuwa y el Kwami del trébol se asomaron y luego emergieron al percibir que la presencia oscura que andaba cerca de Félix no se había ido, sino permanecía en espera de que se debilitara.
—Chico, ¿estás bien? —pregunto Kuwa examinando a su joven portador—Esa cosa estuvo cerca de akumatizarte.
—Es obvio que no lo está—objeto la del trébol en la frente—Si es por mi culpa…—se acercó a abrazarlo a pesar de abarcar únicamente la mejilla derecha no alcanzando a terminar su frase ya que enseguida lloro.
—No es culpa tuya ni de nadie Smári (1)—contradice Félix no estando de acuerdo en lo que decía, aunque era deprimente que se culpara desde que se desvaneció a mitad de un combate en el museo de Louvre. En aquella ocasión peleaban contra un akumatizado con fijaciones de Faraón, Ladybug y él eran los primeros activos en enfrentarlo, ocupar el espacio de Chat Noir no le ocasiono ningún problema durante el encuentro, no obstante, seguía prefiriendo ser parte del elenco secundario.
En algún punto del encuentro, su mente comenzó a nublarse, y veía en partes doble, después de eso, recordaba correr hacia arriba por las escaleras con Chat Noir siguiéndoles, no supo en qué momento llego, pero le alegraba en gran medida que estuviese ahí con ellos pese a que no lo demostró o así lo creyó ya que por lo general estaba más preocupado por lo que le estaba sucediendo a su cuerpo.
Sin embargo, a medida que avanzaba los segundos, más nublado se le hizo el entorno siendo inevitable su inminente desvanecimiento. Lo último que sintió fue a alguien sostenerle de los brazos moviéndolo como si tratara de reanimarlo.
—¿N-No lo es? —murmuro titubeante Smári sintiendo a Félix acariciarle la cabeza en un sutil intento por tranquilizarla, más la presencia del akuma la hacía encogerse y apegarse más a la mejilla carnosa a la que se había juntado.
—Claro que no mi mini terroncito—secundo Kuwa pensando seriamente si usar su cataclismo en el bicho que atemorizaba al pequeño trébol y perturbaba la paz de la pacifica relación que tenían entre los tres, más al intercambiar miradas con Félix supo que sus intenciones se verían frustradas, y que la pulsera que sacaba del bolsillo del pantalón puesta alrededor de su muñeca izquierda se encargaría del trabajo. Como la detestaba. En si se trataba de una especie de rosario budista negro cordón rojo en tenía una esfera de madera con el símbolo del gremio de la orden de los guardianes desgastado de centro del tamaño de un frijol donde caían tiras pequeñas rojas dispersas previamente contadas como cortas (2)—¿Vas a usarlo?
—Es mejor a que ocasiones desastres innecesarios.
—¡Que va! —Kuwa rodo los ojos restándole importancia—Un toquecito no afectara más que a la victima
Félix no le respondió, sino que lo ignoro, giro hacia atrás, frente y hacia los lados comprobando que en efecto estaban solos, no obstante, con Smári insistiendo en permanecer pegado a él, más en específico de su mejilla, le quitaba un poco de movilidad.
Si le había cogido consideración o no al apego anormal que la Kwami le profesaba, no se detendría a corroborarlo.
Simple y sencillamente era un miembro más a quien atesoraría en silencio.
Al corroborar que no le veían, respiro profundamente y conto hasta siete levantándose del asiento. Con pasos lentos avanzo en dirección al akuma que vacilaba en acercarse y tomar posesión de la pulsera, de cumplir con su objetivo, de conectarse con el ansioso maestro al que servía, mas no estaba en posición de esquivar el futuro que le esperaba.
—Es hora de acabar con la maldad—repitió Félix en un murmullo la popular frase de la heroína de traje moteado encerrando entre sus manos como una especie de capsula a la mariposa— El viento de la virtud resiste la tentación, mi furia es mía, pero yo no soy furia, tú tampoco lo eres, eres luz y solo luz, deshazte de las cadenas que te retienen porque tú eres libre, la libertad no es algo que debe ser prohibida.(3)
A la vista de los Kwami una luz se canalizaba en el cuerpo de Félix para concentrarse en el centro donde residía la "amenaza" como lo interpretaba Kuwa y un triste ser que fue manipulado por la oscuridad como Smári lo contemplaba.
Félix no era ningún monje sin embargo fue entrenado por uno, rechazaba el orden de los factores e intentaba purificar por su cuenta poseído por las enseñanzas de ese uno que fue calificado y preparado para purificar, de disminuir las irregularidades. Entre más prestara atención pareciera que más apuntaba a convertirse en un aprendiz genuino que anhelaba llegar a ser ese tipo de monje.
Ciertamente la orden de los guardianes desapareció hace mucho, aun si renacieran o aparecieran de la nada, no estaba en sus planes pertenecer a su círculo. La poca o nula vida social que tenía la quería conservar más enfocarse en la eterna disciplina que los rodeaba junto al sin fin de reglamentos arcaicos que siempre llevaban consigo.
—Maldita sea, ¿Por qué ahora?, ¿por qué no me dejas sentirme miserable sin que interfieras? —maldijo acabando por abrir las manos con sumo cuidado—Bye, bye pequeña mariposita, y no vuelvas—despidió al akuma purificado con una sonrisa acompañada de un sutil movimiento de mano cargado de juramentos de venganza a corto o mediano plazo sí es que se atrevía a insinuársele de nuevo con otra akumatización a su persona.
Porque para Félix que se metieran directamente con él e intentaran dañarlo en una segunda vuelta, significaba que no les importara que se destinara a atormentarlos.
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Marinette había pasado por muchos momentos en su vida de los cuales muchos se forjaron en una especie de rutina, una que cambiaba cada cierto tiempo y causaba estragos en su vida. Aun así, no todos los veía como malas porque gracias a ellas se había ido renovando, practicando su trayecto en busca de la adecuada madurez, eso no quiere decir que dejaría de enrojecerse, enamorarse, sentirse morir al sentir que su frecuencia cardiaca aumentaba a niveles insospechados, tartamudear cada cuando, o tropezar con torpeza sin que se animaran a provocarlo.
La torpeza más que sus otros desperfectos, era la que más se había aferrado a ella desde que tenía uso de razón, aunque cuando se convertía en Ladybug esta solía ser débil, tan sutil como la caída de una pluma de una paloma.
Lidiar con ella el tiempo que la estuviera acompañando le estresaba en pequeñas como en grandes cantidades, por lo que a menudo se preguntaba si algún día esta alcanzaría su final, al igual que el día en que Félix dejara de adentrarse en sus vidas incluso durante las comidas de las mañanas donde continuamente lo veía merodeando.
—Estúpido Félix, estúpida yo por fijarme en ti y en Adrien—dijo hacia sus adentros garabateando la imagen del rubio al costado de la de Adrien con aire ausente, ignorando inconsciente a Alya que recién ingresaba a su posición en el asiento de al lado—Estúpida genética Agreste, ¿Por qué tenía que hacerlos tan atractivos? —chillo revolviéndose los cabellos en frustración.
—Hey amiga, ¿Qué te sucede?, ¿algún problema en específico? —interrogo Alya pasando la mirada de Marinette a la libreta con una sonrisa ladina decorando su rostro, y así consecutivamente hasta que Marinette reacciono dando un aparatoso bote cubriendo tanto como pudo sus garabateos—O mejor dicho dos—se corrigió así misma.
—Ninguno, ninguno, ¿Por qué iba a tener problemas con dos chi- digo por un problema en específico? —negó rotundamente Marinette abrazando la libreta contra el pecho juvenil que se le formaba—¿No estarás imaginando cosas? —contraataco no sonando muy convincente para Alya que encontraba contradictorio sus acciones con lo que hacía.
—Seguro—minimizo Alya, más Marinette estaba segura que no se quedaría tranquila después de lo que vio—Me sorprende que hayas llegado temprano, por lo regular llegas a última hora.
—Lo sé, quise proponerme llegar temprano—Marinette noto con horror que a Alya le cambiaba la sonrisa a una más picara y los ojos se le iluminaban—Y no, no tiene que ver con Adrien—se adelantó a decir, pero un repentino sabor a capuchino acaparo sus labios al probarlos inconscientemente tras morderlos con suavidad.
—"Espero que no te moleste que te haya servido sin tomar tu opinión a consideración. De todos modos, espero que disfrutes de este capuchino con ingredientes originarios de Londres"—el recuerdo de Félix entregándole un capuchino con la suave decoración de un gato parado sobre sus dos patas en el centro. Ojos azules grisáceos mirando fijamente a los suyos en espera que no lo rechazara, un gesto cálido en los labios similar a los que una persona ansiosa de afecto, no era algo fácil de olvidar.
—No lo sé—Alya la examino atrayéndola de regreso al presente—Para mi es demasiado evidente que Adrien tiene algo que ver en esto, así que dime, ¿Qué tanto has avanzado con él desde la última vez en el descanso?, y sino es con él, puede que el otro chico que dibujaste en tu libreta sea el causante de este milagro porque ese sonrojo de ahí me hace imaginarme cosas que tal vez no sean—la agarra por los hombros controlando su euforia—Así que suelta.
—Alya—le llamo la atención haciéndose la fuerte por la presión a la que era sometida—Te aseguro que no es lo que piensas—mintió, si le decía que se debía a Félix no solo lo condenaría a él sino a ella en un sinfín de malentendidos, además de que delataría su ubicación—Estoy tratando de cambiar, ser una nueva Marinette—excuso—Mas es obvio que me sonrojaría por las preguntas que me estas haciendo—soltó una risita nerviosa sudando a cuenta gota.
Por suerte su dibujo no estaba tan bien detallado como el de Adrien.
—Vamos, sabes que puedes confiar en mí—insistió Alya
—Bien—suspiro Marinette pensando en una rápida excusa—Te lo contare, pero solo si me sueltas—ante la demanda Alya la libera estando atenta a ella. Marinette respiro, aguardo unos segundos a tranquilizarse antes de proseguir—El dibujo que tengo aquí es una versión de Adrien con el cabello largo, como se que nunca se me hará verlo de ese modo me puse a dibujarlo imaginando en cómo se vería.
—Si, que más—asintió Alya esperando por más información, Marinette no hizo mas que negar internamente con la cabeza, alcanzando a realizar en el exterior un encogimiento de hombros. Aunque casi podía afirmar que Alya esperaba que se tratara de otro chico—Cuéntame sobre tu avance con Adrien—pego las manos enlazadas a la barbilla y los codos en la mesa.
A veces le espantaba lo intuitiva que era, mas le alegraba en cierta parte que no se profundizara tanto en ellos.
—No fue la gran cosa, nos la pasamos hablando sobre Jagged Stone. Y eso es todo, al final de la hora no fui capaz de confesarme.
—Ya habrá otra oportunidad para que te confieses.
—Si, por fortuna, estamos en el mismo salón—suspiro Marinette por segunda ocasión
—Si—Alya la imito—Cambiando de tema, ¿Qué piensas de mis publicaciones del Ladyblog?
—¿Qué pienso? —Marinette parpadeo dos veces ligeramente aturdida—Bueno… no me he perdido nada de lo que subes, el artículo sobre la edad de los tres superhéroes de París ha dejado a más de uno impactado—recapitulo, sintiendo de nuevo el vacío que le provocaba Alya al exponerse continuamente al peligro—Si te soy sincera…—la miro fijamente—Me gustaría que lo abandonaras así me sentiría menos preocupada—pensó
—Aja
—Pienso que escribes unos artículos interesantes.
—¿De verdad lo crees así?
—Claro—Marinette sonrió, intentando verse más natural, aun cuando ocultaba el dolor en la que la inducia su interés en la superheroína.
—Me alegra que estés de mi lado amiga porque, hoy en la mañana lance una pequeña encuesta abierta al público sobre que superhéroe es su favorito y a quien les gustaría que entrevistara primero—explico Alya sumida en su mundo ignorando la impaciente pierna de Marinette que se movía debajo de la mesa de arriba abajo o que Nino junto a Adrien se juntaron a la charla hasta que uno de los dos hablo, siendo Nino en tomar la delantera, habiéndose olvidado de saludar.
— Es obvio que responderán que los tres. Los tres son el foco de atención, ya sea porque dan lo mejor de sí en las peleas o por lo diferentes que son en sus comportamientos.
—Vaya sino hubieras hablado no me habría dado cuenta de llegaron chicos—Alya se rasca la mejilla apenada, Adrien la disculpa con Nino secundándole pasando a saludar a Marinette que les devolvió el gesto—Sin embargo, los gustos son gustos, y me basare en lo que escojan. Aunque me gustaría que continuaras con la explicación Nino.
—Me siento alagado por la invitación mi estimada reportera—Nino fingió quitarse la gorra en señal de agradecimiento encorvándose ligeramente en dirección a Alya en complicidad y expresiones que iban más allá de una simple atracción. Luego se enfocó en su público extendiendo tres dedos a la vista comenzando con la explicación en la que cada dedo era identificado con el nombre de los tres superhéroes parisinos.
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Adrien disfrutaba de su libertad actual, asistir al Colegio Françoise Dupont, conocer personas de su edad, ir creciendo su cantidad de amigos, ver París desde ángulos diferentes a los que jamás habría imaginado, enamorarse.
Si, enamorarse, enamorarse de una chica que no conocía su identidad civil y que a la distancia la distinguía por aquellos rasgos tan peculiares que la convertían en la mejor superheroína que París podía tener. Su traje de motas, todo, en Ladybug le era perfecto, era una lástima que no apreciara el amor que le profesaba a menudo como Chat Noir.
Sorpresivamente, desde que empezó con sus intentos de conquista, Chat Nebuleux no intervenía. Aunque tampoco es que le interesasen. En todo caso hacía por ocultar su presencia con el entorno.
Hoy era día de patrullaje, la luna brillaba en lo más alto, y como era por costumbre Adrien salió por la ventana de su cuarto al lugar de encuentro apoyándose de su bastón cada cierto tramo. Por si llegaba la ocasión tenía una rosa escondida, aunque desconocía a donde iría a dar después de que se la entregara a Ladybug ya que no la había visto durante la tarde al no presentarse un ataque de akuma.
Lo cual era bastante obvio, sin ataques, el único método por el que podían verse sería mediante el patrullaje.
Y eso en parte lo entristecía, mas no se daría por vencido tan fácilmente. Con los renovados y al tope preparaba mentalmente las frases con las que se aproximaría a su amada catarina hasta que vislumbro un tejado en específico en el que Chat Nebuleux los esperaba recargado contra la pared y la vista caída en el libro de pasta gruesa de color rojo que sostenía con la mano derecha.
—¿Listo para otra noche de maullaje? —pregunto al felino indiferente cuanto estuvo frente a él, extendiendo el puño a modo de saludo.
—¿Maullaje? —Chat Nebuleux apenas le correspondió extrañado por el juego de palabras utilizadas, luego asomo un ameno de sonrisa tras fijar la mirada en Adrien—¿Ya te había dicho que los chistes de gato no van conmigo?
—L-Lo siento—Adrien hizo una mueca de incomodidad tras desviar la mirada—Olvide que no se te dan—agrego, sintiendo que nuevamente no lograba encajar con los estándares de amistad del otro portador del miraculous de la destrucción. La vibra que desprendía le hacía creer le decía claramente que no estaba ahí con intenciones de seguir hablando, así que por inercia se hizo a un lado dejando que la luz cayera sobre Chat Nebuleux.
Un silencio tenso se formó alrededor de ellos, Adrien no tenía idea de cómo profundizar su relación. Nunca había imaginado que estar los dos solos desarrollaría este tipo de ambiente. Al cabo de unos minutos un leve carraspeo llamo su atención.
—…Eso no quiere decir que me desagraden—murmuro Chat Nebuleux cambiando de página, cuidando de que sus garras no maltrataran la hoja—Me refiero a tus chistes de gato.
—…—Adrien parpadeo varias veces tratando de asimilar lo sucedido—Pensé que te desagradaban—soltó de repente mirándolo como si de repente le hubiesen crecido tres cabezas—Yo…todo este tiempo…tu…es un alivio, pero, ¿Cómo te lo explico?, eres… —
—¿Soy tan yo?
—¡Si!, ¡no!, no, ¿por qué tienes que complicarlo?
—No lo sé, se supone que debería tener un humor similar al tuyo, pero supongo que al final me hice defectuoso o especial—dijo con aparente calma Chat Nebuleux—No obstante, eso no me impide confiar en ti o en Ladybug bajo circunstancias adversas—le dedico una mirada familiar, aun si el poder de los trajes les evitaba reconocer quien estaba detrás de la máscara.
—Ni que lo digas—Adrien mostró toda la corriente de dientes contento ante la confianza que se le brindaban, y porque el peso y la inquietud de hace unos momentos había disminuido significativamente—Supongo que puedo considerarlo como un avance—lo ve cerrar el libro—Aun así, Ladybug se ha retrasado—reviso la hora por el comunicador del bastón.
—¿Crees que deberíamos adelantarnos a patrullar?
—No lo creo, mi lady se molestaría si la dejamos sola. Deberíamos esperar un poco más.
—Como quieras—Chat Nebuleux se encoge de hombros, posando el libro a lado suyo. Al cabo de unos segundos coloco una mano sobre el hombro y lo hizo crujir al masajearlo hacia atrás siguiendo con el otro cuanto termino, dejando al final los estiramientos del resto de las articulaciones—Mas sino viene en menos de media hora patrullare con o sin ti.
—A-Ahhh…—Adrien titubeo sobresaltado por aquella advertencia—No tenemos prisa, confió en que llegara.
—Es cierto no lo tenemos—musito el otro rubio tronándose la nuca—Mas eso no quiere decir que no me agrade la idea de descansar en la cama del departamento—al decirlo otro silencio se abrió paso entre ellos mas este había sido mas breve por el sonido similar a un zumbido de una cuerda moviéndose a máxima velocidad, se atravesó, seguido de un objeto redondo rojo con motas negras que rodeo otro objeto mas grande a la distancia.
—Hola—la voz vibrante de Ladybug atrajo la atención de ambos, mas de Adrien que de Chat Nebuleux quienes veían la grácil caída de la chica arriba de una de las chimeneas de concreto—Siento la demora, por poco no alcanzaba a venir, pero ya se arregló lo que tenía pendiente. Entonces… ¿nos vamos?
—Pero mi lady acabas de llegar—objetó Adrien preparando la rosa mientras se encaminaba hacia la heroína—Además, no me sentiría preparado sino antes darte esta rosa en promesa de mi amor hacia ti—extendió la rosa manteniéndose firme en sus palabras.
—Por mi parte seria mejor que comenzáramos de una vez—se apunto Chat Nebuleux a contestar saco a relucir su propio bastón tras haber tomado el libro rojo de nueva cuenta. Ladybug estuvo mas a favor de la segunda respuesta que le extendieron, no le veía sentido retrasarlo además de sentirse responsable por haberlos hecho hacer tiempo mientras esperaban a que llegara a la reunión.
—Lo siento Chat, pero Chat Nebuleux tiene razón, seria mejor comenzar de una vez, así tendríamos mas tiempo para convivir entre los tres—aun así, tomo la rosa y la huele con delicadeza, sonriendo instintivamente ante la agradable fragancia que esta desprendía—Aprecio que me confieses tus sentimientos, pero justo ahora solo puedo corresponder a tu amistad dado que a mi me gusta alguien más—atrajo de regreso su yoyo.
—Lo se mi lady, lo sé—las orejas de Adrien cayeron momentáneamente—Pero eso no quiere decir que me cansare de decírtelo—no esperando a que Ladybug le detuviera, en un descuido de ella, se inclinó a besarle el dorso de la mano en son de juramento.
Ladybug no comento nada al respecto, simplemente le dedico una mirada compasiva casi triste, indicándole en cambio que tenían ya que irse a patrullar. Adrien asintió, volteando en dirección a Chat Nebuleux que les pregunto si ya habían terminado de narrarle una novela romántica nocturna, aunque claro aquello se trataba de un mero sarcasmo que les hizo llegar sin el menor reparo de lo que pudieran pensar de él. Ladybug estuvo tentada a contestarle, pero se contuvo a mitad de camino, soltándole una ligera amenaza que incluso a Adrien le puso a pensar que le sería el triple de trabajo sino se presentaran a la siguiente reunión que se llevaría a cabo el día de mañana.
Era una estira y afloja, mas a Chat Nebuleux no pareció afectarle en lo mas mínimo.
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Las mañanas son la mejor parte del día, o eso solían pensar la mayoría de las personas, en cambio para Gabriel era solo se trataba de un día cualquiera si esquivaba eventos relativamente importantes e importantes. De cualquier modo, no se encontraba de animo combatir con la constante rutina que había llegado con este nuevo día, sino que en su sistema habitaba una carga de frustración y así mismo de confusión.
¿Y a que podía debérselo? Se preguntarán, bueno, su plan de akumatización había fracasado sin más, sin que pudiese corromper a su objetivo a quien identifico con un dolor similar al suyo.
El sentimiento de la perdida.
No sabia a grandes rasgos de quien se trataba, pero si la emoción que iba con este, si lo hubiese podido akumatizar sus rasgos quedarían grabados en su memoria, por lo menos durante ese periodo de tiempo o incluso más. Antes tenía la sensación de que haría uso de esa persona mas adelante, si habitaba cerca de los parámetros parisinos lo vigilaría pacientemente, más lo impensable lo a bordo de un momento a otro y no entendía como había llegado a esos extremos.
La desazón que obtuvo de vuelta al recibir su akuma purificado seguía presente sin caos de por medio o ver a través de los ojos del villano de paso a los tres superhéroes parisinos.
—Natalie—llamo a su secretaria—¿Bajo Adrien a desayunar?
—Ya señor, ¿ira acompañarlo? —Natalie se poso a su frente sin expresión alguna tallada en el rostro.
—No, dile que empiece a comer, yo comeré más tarde aquí en mi oficina—ordeno Gabriel sin dirigirle la mirada.
—Como usted ordene—asintió Natalie girándose encaminándose a la salida—¿Algo mas que quisiera decirle? —pregunto apunto de retirarse, sosteniendo la perilla dorada que la conduciría al otro lado, fuera del campo visual del Agreste.
—…—Gabriel lo pensó por un instante, que termino prologándose mas de la cuenta, en su cabeza se había formulado un evento en especial que no esperaba traer justo en ese instante y que lo puso a debatir, el cual se trataba sobre el cumpleaños de su hijo que se aproximaba a una velocidad alarmante, sino mas calculaba faltaba cerca de un mes para su celebración—Si, dile que saliendo de clases tiene una sesión de fotos en el parque, que este preparado, y que después partiremos a una revisión médica de rutina.
—Se lo hare saber, aunque Adrien estará triste porque nuevamente no lo acompaño a comer—Natalie apunto, capturando lo solicitado en su dispositivo electrónico. Segundos más tarde se retiró dándole un último vistazo a Gabriel como si quisiera comprobar algo, más al no hallar nada desistió. Sus cambios de humor le eran algo en lo que tendría que poner mayor atención si sus deseos consistían en apoyarlo.
—Al fin se marchó—dijo Gabriel para si frotándose las cienes liberando mas los malestares de su derrota que había estado conteniendo, hundiendo el cuerpo en la silla de escritorio—Aun así, Natalie suele ser muy intuitiva, tengo que mejorar mis planes y descubrir que paso exactamente con aquella persona además de la purificación anormal del akuma—deslizo la mirada a la pintura de su amada esposa.
Si Emilie estuviera entre ellos no se vería obligado a nada de estas cosas.
Si Emilie estuviera, ellos nuevamente serian una familia feliz, mas no completa.
La imagen de un joven rubio de ojos azules con tonalidades griseaos era la muestra de no estarían completos a no ser que todo se esclarezca. Bueno o malo su error o el de ambos con ese chico fue grabado sobre piedra, mas no creía que fuera de lo que arrepentirse del todo, antes pensaba que era un alivio para aquella alma y no la de Emilie o la suya propia y tal vez la de Adrien si se enterara de la verdad detrás de eso.
—Félix… mi primogénito—pronuncio con voz ronca con una inusual tristeza filtrándose sobre la misma—Te prometo que te traeré de regreso a ti y a Emilie—tras eso se obligo a encargarse de su trabajo como diseñador, pese que ya no contaba con el mismo jubilo que en ese entonces con el pensamiento que entre más rápido acabara se enfocaría en conseguir los miraculous que lo conducirían hacia su felicidad, una que el destino le había arrebatado de las manos.
—"Te lo preguntare de nuevo Gabriel, ¿estas seguro que no hay otra opción?, se trata de tu hijo, las intenciones que tiene el padre de tu esposa, el actual patriarca de los Graham de Vanily está fuera de lógica, pero no por eso tiene el derecho de ejercer sobre tu hijo" —la voz de su hermano atravesó sus oídos, clara, molesta, pero sobretodo llena de impotencia como aquel entonces—"Estoy siendo serio, dudo que sea conveniente hacerlo pasar por mi hijo, en el futuro podría ser catastrófico, él te odiara, ¡Anastasia apenas y te tolera después de que se enteró!"
—"Si te lo estoy pidiendo de favor es porque Emilie y yo sabemos hasta donde son capaces de llegar August, así que comprende y hazlo por el bien de tu sobrino" —demando Gabriel sosteniéndolo del cuello de la camisa arremetiéndole contra la pared—"Ir a juicio no será suficiente sin las pruebas necesarias, así que no tienes otra alternativa que ayudarme, lo hemos estado planeado durante meses, el hacer coincidir el embarazo de tu esposa con Emilie nos fue complicado por el hecho de que tuvimos complicaciones para concebir a Félix"
—"A veces me pregunto si casarte con Emilie fue una buena elección" —suspiro August cerrando los ojos en espera de un golpe que nunca llego.
—"Ambos coincidimos que no nos agrada la elección del otro" —Gabriel lo soltó denotando amargura y un perceptible odio por el comentario de August dirigido hacia Emilie.
El sonido de la puerta abriéndose trajo a Gabriel a atender el presente, siendo su hijo que se asomaba por esta.
—¿Qué necesitas Adrien?
—Nada padre, solo venia a despedirme y a desearte que tengas un buen día—hablo Adrien en un tono apacible, mostrando timidez por el modo en que lo miraba.
—Ya veo—Gabriel le retuvo la mirada un tanto indiferente no tanto por que quisiera, sino que se estaba conteniendo intentando no incentivarlo a preocuparse—Igual te deseo un buen día, procura no descuidar tus estudios, eres un Agreste después de todo.
—De acuerdo padre—Adrien asintió un poco decepcionado de no obtener ninguna reacción por parte de Gabriel—Te agradezco por tus buenos deseos.
Gabriel sintió una chispa de emoción con el cual usar su akuma en su hijo, mas sus deseos de llevarlo a cabo le son escasos al igual que imagino a Emilie repudiándolo a medida que abrazaba a su hijo sobreprotectoramente. Una escena desagradable que le hacia ver como un verdadero villano y no como un padre de familia preocupado por el bienestar de sus hijos.
Vaya situación a la que se tuvo que liar, pensó, mas pronto lo desecho habiendo despedido a Adrien que yacía retenido por su culpa.
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Hola, si llegaste hasta este punto significa que estas listo para un futuro cuarto episodio :3
Como se ha visto, ha aparecido otra perspectiva, y elementos interesantes que tendrán algo de peso a la trama, que si bien parece algo enredada, involucrara a los akumas vistos en la serie, otros que no, pero en fin no puedo revelar mas. Muchos se preguntaran (o tal vez no) sobre los puntos que marque arriba, por lo que procedo a explicarlos.
1).- Smári, el nombre de este kwami lo escogí en referencia a la suerte, aunque literalmente significa trébol en islandés
2)- La pulsera de Félix fue un regalo del monje, y este lo relacione con los sacerdotes o sacerdotisas que son los encargados de purgar el mal. Solo funciona mientras este puesto para la protección del usuario y purificar el mal como lo explicare en el punto 3.
3).-Se que muchos lo relacionarán con el monje Su Han que apareció en esta cuarta temporada, y si tome parte de esta para implementarlo con otra frase que extiende la protección de la pulsera con la purificación. Si bien Su Han solo se protegió del akuma sin ninguna especie de amuleto, intente darle un enfoque diferente ya que para mi, Félix al no pasar por el entrenamiento real o serio de un monje (eso lo explicare mas a detalle en otro episodio) no tiene la cualidad de aplicar la misma técnica sin la pulsera budista; sin embargo no cualquiera puede usarla para purificar, aunque si para su propia protección, mas esta tiene sus requisitos para aplicar su segunda función, lo cual también explicare después.
Lo que si es un hecho, es que si hubiese estado un enemigo cerca de Félix en ese momento, no habría podido defenderse, a diferencia de Ladybug que tiene la movilidad y no necesariamente requiere estar concentrada para librarse del akuma.
Sin mas que decir, se despide por ahora, Yunaru Uzumaki :3
