No ando muerto, aquí sigo. Espero que les guste eso y los que son fan del amour, sé que no me van a perdonar, pero Serena tiene mucho peso en la historia.
Capítulo 3
Un bello helado de fresa para un día triste.
Había pasado una semana desde la salida de Ash y Marina; el tiempo pasó rápido y para suerte de ambos el viejo director Oak les regaló a ambos chicos los mismos horarios para que ella pudiera adaptarse. Ahora ambos chicos ya se encontraban en su último fin de semana antes de que Marina entrase a estudiar junto a Ash.
El día era un muy caluroso y para la joven oriunda de Johto era un día perfecto para holgazanear y estar en la hermosa piscina que aquel edificio le ofrecía.
― Un sábado caluroso por la mañana se combate con una hermosa piscina. ― Exclamó Marina mientras caminaba hacia la piscina.
Coqueta como solía ser, Marina se paseaba usando ahora un hermoso traje de baño de dos piezas color carmesí que quedaba perfecto en ella y que resaltaba su figura; llevaba puesto además unas sandalias de tacón color carmesí y en su tobillo derecho una pulsera dorada. Cualquier persona que la viera no dudaría en pensar que ella era una modelo por el glamur que dejaba a su paso.
Justo cuando llegó a la piscina, una fuerte sorpresa se llevó al verla logrando gritar tan fuerte al punto de haber despertado a su compañero.
― ¡¿Qué sucede?! ― Preguntó Ash todo preocupado y saliendo a toda velocidad del edificio. ― ¿Te sucedió algo, Marina?
El joven notó una tristeza en los ojos de su amiga quien se encontraba señalando en dirección a una piscina muy seca. Ash no pudo comprender al inicio lo que ella trataba de decirle hasta que reaccionó cuando vio que se encontraba en un traje de baño.
― Ah, ya entiendo. ― Dijo él para mirar a la piscina nuevamente. ― Sí, se me olvidó decirte que ayer la limpie por lo que no hay agua en estos momentos. ― Finalizó él notando la tristeza en su compañera. ― Pero descuida, mañana probablemente la llene de nuevo.
― ¿Mañana? Pero sí hoy es día de disfrutar de la piscina. ― Dijo Marina un tanto decepcionada y buscando hacer reflexionar a Ash. ― Hasta me puse este nuevo traje de baño y estos zapatos para el día de hoy, ¿no puedes hacer nada al respecto?
Ash simplemente negó ante lo dicho por Marina.
― ¿Por qué me tiene que pasar esto? ― Murmuró ella un poco desanimada.
― De verdad ansiabas estar en la piscina.
― Obviamente.
Había un fuerte dilema ahora. Por un lado, se encontraba el cuidar del edificio y eso era una tarea que él se tomaba a veces en serio, pero por otro lado estaba su nueva compañera y su primer encuentro aún estaba fresco en su memoria. Ash no pudo decir nada, pero de alguna manera trataba de buscar animar a su compañera. Por unos segundos trató de buscar una solución parecida, pero debías recorrer una cantidad considerable para llegar a alguna de las albercas públicas que el gobierno ofrecía.
Marina viendo que Ash se encontraba pensativo se dio cuenta que tal vez debía adaptarse un poco mejor a la situación en la que se encontraba y no presionar a su compañero ya que si lo pensaba, era él quien se encargaba de que el lugar estuviera en pie e impecable.
― Sabes Ash, tal vez pueda esperar a mañana para poder nadar. ― Dijo Marina regalándole una sonrisa a su amigo.
― Lo lamento, pero oye, podemos hacer más actividades, ¿no crees? ― Dijo el chico notando una confusión en la chica. ― Dime que es lo que deseas hacer y yo trataré de ayudarte con ello.
― ¿Lo que sea? ― Preguntó ella un tanto desconfiada.
― Lo que sea, de todos modos, veo que te querías divertir un rato en la piscina. ― Respondió él para señalar a la prenda de Marina.
La chica al notar a dónde señalaba se sintió un poco avergonzada al punto de cubrirse con las manos y darse cuenta de que su cara debía estar sumamente roja.
― ¡Pervertido! ― Gritó ella toda roja.
― ¡No lo soy!
Marina dio un suspiro, por un momento pensó en lo bien que se llevó aquel día con él y lo interesante que puede llegar a ser Ash. Podía intentar, después de todo, ella iba a estar un tiempo con él y deseaba conocer un poco más sobre su nuevo amigo, pero también ansiaba vengarse un poco de su primer encuentro. Sonriente, Marina se acercó a quien retrocedió con cierto temor al ver aquellos curveados labios junto a esos ojos regalándole una mirada que para nada le daba confianza.
A pasos lentos y coquetos, Marina iba reduciendo la distancia entre ella y él. Podía ver como los ojos de Ash intentaban mirar hacia otro lado, tal vez con la esperanza de que sus palabras no fueran tomadas tan en serio, pero ella estaría dispuesta a que no fuera así.
― Sabes, tal vez quiera que me ayudaras con algo. ― Dijo Marina con malicia.
― Esto no puede ser bueno, ¿verdad?
― Aún me debes mucho, Ash Ketchum.
Y fue así como los problemas para el pobre de Ash apenas comenzaron en una hermosa mañana de verano. La mañana transcurrió con normalidad para el chico quien se preguntaba que era lo que Marina deseaba de él, pero también esperando que no fuese nada fuera de lo común. Justo cuando él iba a ingresar a su habitación con el afán de descansar un rato, Marina apareció detrás suyo para abrazarlo con firmeza logrando asustarlo.
― ¿Te asuste, Ash? ― Preguntó ella con malicia.
Él no respondió nada y sólo se limitaba a rezar para que su sufrimiento terminase.
― ¡Oye! No me ignores ― Pidió Marina con cierta molestia al ver que Ash no le respondió.
― Vas a humillarme por lo de la vez pasada, ¿no es así? ― Preguntó viendo como Marina sonreía con más malicia y dándose cuenta de que no tenía caso discutir. ― ¿Qué es lo que me vas a hacer?
Fue así como Ash notó el atuendo que Marina llevaba siendo un poco… ¿Descuidado?
― ¿Sucede algo? ― Preguntó Marina quien no entendía los gestos que hacía Ash.
― ¿Por qué llevas eso puesto? ― Señaló él ya que en el poco tiempo que llevaban sabía que Marina se vestía de forma coqueta. ― ¿No es un poco descuidado?
Marina sonrió ahora con dulzura al ver que Ash al menos notaba sus cambios en sus atuendos e incluso llegaba a pensar que era suerte que al menos él la notase, aunque fuera en un cambio mínimo. Antes de responder eso, Marina sacó su teléfono para mostrar la imagen de una habitación esperando ver cuánto tiempo tardaría Ash en darse cuenta de lo que ella quería.
― ¿Es una habitación? ― Preguntó él recibiendo una mirada seria de Marina. ― Sí, es más que obvio que es una habitación, pero no entiendo. ― Entonces Ash miró como la chica señalaba a su atuendo. ― No entiendo que tiene que ver tu atuendo con todo esto.
La pobre chica tenía suerte de tener a alguien como Ash, pero también una fuerte desgracia de tenerlo por igual. En un momento de claridad, Ash se dio cuenta de lo que quería su compañera.
― Ya entiendo, deseas que redecoremos tú departamento. ― Respondió Ash viendo un brillo especial en los ojos de Marina. ― Me lo pudiste haber mencionado.
― Pude, pero debías dar en el clavo. ― Le contestó ella para tomarlo de la mano y llevarlo hasta su departamento.
Una vez entraron Ash notó el inmenso desorden que había en él haciendo que casi caiga al suelo por la impresión. Marina viendo esto se sonrojo un poco por lo apenada que estaba al dejar ver el desorden que tenía, pero no era su culpa del todo, o al menos eso decía ella.
― No tienes que decir nada, ya sé que todo esta desordenado. ― Dijo ella para ver a otro lado.
― No existen ni siquiera palabras para describir lo que veo. ― Contestó él para tomar una prenda y levantarla. ― ¿Esto es?
― ¡No seas pervertido! ― Gritó Marina para darle una patada a Ash mandándolo a volar contra una pared. ― ¡No vuelvas a tocar mi ropa interior jamás! ― Advertía ella hecha todo un demonio.
El pobre de Ash simplemente levantó un pulgar en señal de que de haber captado la orden de su compañera quien suspiró para ver su ropa interior la cual era rosa con un corazón en medio.
― "No puedo dejar que alguien como él vea mi ropa interior, ni siquiera Jimmy…"
De repente Marina se sintió diferente, como si la tristeza de recordar a su novio la invadiera de repente, pero en un sentido totalmente distinto. Desde que llegó, ella ha esperado una llamada del chico al que tanto ama, pero simplemente ha recibido algunos mensajes cortos, pero algo vacíos según ella por lo que se sentía algo alejada del romance que solía vivir junto a él.
Tras recuperarse, Ash notó el cambio en Marina y la mirada pérdida que tenía haciendo que se preguntara que sucedía con ella.
― ¿Te encuentras bien? ― Preguntó Ash con preocupación.
― Eh, s-sí, no te preocupes ― Respondió ella un tanto avergonzada.
El azabache decidió creer en la respuesta que le dio Marina, pero no se encontraba convencido del todo. Él sabía perfectamente que ella se sentía un tanto triste y trato de buscar una solución para animar a su compañera, pero por más que pensó no tuvo alguna y se rindió por el momento.
Ambos chicos comenzaron a limpiar el lugar para poder así comenzar con el cambio de imagen del departamento de ella. Moviendo cosas de ahí a allá, los dos se divertían al ritmo de un buen trabajo mientras conversaban sobre diversos temas dándose cuenta de que no era para nada aburrido estar con el otro. Una vez acabaron de limpiar todo el desorden, Marina se dejó caer a su cama un poco cansada por el laborioso esfuerzo que puso al limpiar su habitación.
― La próxima vez, recuérdame no ser tan sucia. No quiero tener que limpiar nuevamente en un tiempo. ― Declaró ella para sentarse en su cama y ver como Ash seguía ayudándole con unas cosas ―. Por cierto, gracias Ash, me has ayudado mucho desde que llegué. ― Dijo ella con un brillo especial en los ojos.
― No es nada, después de todo has hecho de mi vida un poco más divertida. ― Contestó el chico para poner algunas prendas de ella en su armario ―. Creo que fue una gran suerte el que hayas llegado a mi vida; no siempre he tenido la oportunidad de estar con alguien que en verdad me haga reír y relajarme.
Tras oír esas palabras, Marina se puso toda roja ya que no esperaba que Ash fuera así de directo con ella.
― ¿Te encuentras bien? Estás un poco roja ― En ese momento Ash posó su mano en la frente de Marina acercando casi los rostros de ambos ―. Creo que lo mejor será que descanses, tienes un poco de temperatura.
Ella no pudo evitar sentirse nerviosa al ver lo mucho que se preocupaba él por ella. En ese momento, ella se sintió alegre por dentro, o al menos eso era lo que sentía tras ver como su compañero se preocupaba por ella.
― N-No es nada, de verdad. ― Dijo ella explicando que se sentía bien.
Ash decidió hacerle caso tras ver perfectamente que su amiga no se encontraba enferma. Reanudando sus tareas, los dos jóvenes pronto comenzaron a preparar el lugar para comenzar a trabajar en él. De inmediato, Ash fue por las pinturas que la joven dejó en la entrada mientras ella se encargaba de cubrir el lugar para evitar que algunos objetos se mancharan con pintura.
Justo cuando terminó de cubrir todo, Ash llegó con la pintura y ella de una caja que tenía ya en la habitación mostró las brochas y rodillos. Dándole una sonrisa grande y brillante, Marina sacó su teléfono para mostrarle una imagen de la habitación que ella deseaba.
― ¿Deseas una habitación igual a la de la imagen? ― Preguntó Ash a fin de confirmar si eso deseaba ella o no.
― Sí la quiero, pero no deseo que tenga colores rosas, sino que prefiero el celeste.
― ¿Celeste?
― Sí, ya sabes, el azul cielo o el de tu ropa ― Dijo Marina señalando a los atuendos que traía Ash ―. No soy muy fanática del rosa en cuanto a diseños.
Ash se echó a reír tras ver como su compañera se sinceraba con el odio por aquel color. Marina viendo como él se reía, también se le unió ya que ella misma odiaba ese color la mayoría de las veces cuando era chillante. El ambiente en la habitación se tornó un poco más alegre y el dúo de inmediato comenzó a trabajar tras aplicar una capa de pintura blanca como fondo antes de poner el color principal.
Los dos iniciaron con una pared pintando lentamente y con cuidado la superficie. Así ambos siguieron por unos largos minutos que parecieron eternos para la pobre chica quien se empezaba a aburrir de su idea, más no podía decir lo mismo de su compañero que se encontraba trabajando muy a gusto. De repente una idea llegó a su mente y tomando un pequeño pincel que estaba ahí para algunas decoraciones, lo sumergió con la pintura blanca para acercarse cuidadosamente a Ash quien no sabía que estaba siendo acechado.
― ¡Toma esto, pervertido! ― Gritó Marina.
El pobre chico se vio agredido por su amiga de una manera poco usual, pero divertida para él. Marina había tomado el pincel y le había rayado su cara dibujándole un bigote de pintura para sorpresa de él.
― Te ves muy gracioso ― Señaló ella ― En verdad te queda muy bien ese bigote, bueno no tanto, pero es gracioso. ― dijo riendo tras ver cómo se veía Ash.
― Ja, Ja, muy graciosa.
El azabache tocó un poco de pintura con sus dedos y centró su vista en el rostro tan fino que su compañera tenía. Era una lástima que él tuviera que arremeter en contra de ella.
― Lo lamento, Marina, pero esto es guerra. ― Dijo Ash.
― Un momento, ¡No te atrevas!
Marina miró con horror como Ash sonreía con malicia pura y fue cuando se dio cuenta de que había sido muy mala idea haber molestado a su amigo. La chica retrocedió un poco sosteniendo el pincel como un arma y amenazando con atacar al chico si este hacía algo en contra de ella.
― ¡No te atrevas, Ketchum!
Y en menos de un segundo él ya se encontraba a su lado haciendo que ella se sobresaltara y tirara su arma. Tomo a Marina de la cintura con su otra mano y la acercó hacia él para dibujarle rápidamente un mostacho como una barba de villano mientras esta se quedaba callada con su molestia a tope totalmente indignada. Justo cuando terminó, Marina reaccionó totalmente roja como molesta.
― ¡A-ASH! ― Gritó ella mirando con enojo a su amigo.
― Deberías ver tu rostro, te ves muy graciosa con ese bigote. ― Comentó él para reírse de ella ―. Creo que estamos a mano, ¿no?
Marina no dijo nada y simplemente se fue a continuar con la pintada de la pared. Ash al verla irse e ignorándole se sintió un poco confundida, pero creyó que sólo era un capricho de ella y que pronto se le pasaría. El tiempo pasó y ambos chicos ya casi terminaban el trabajo de pintar la habitación de ella, pero en ningún momento se dirigieron la palabra.
Por un momento Ash creyó que fue culpa suya al haberla molestado, pero también creía que ella debía aguantarse al llevarse así. Lamentablemente para él, llegó a su mente todas las cosas que su madre le había enseñado de pequeño entre las que destacaba el siempre llevarse la culpa, aunque no la tuviera por parte una chica que fuera especial para él. En su momento no lo entendió, pero si era por alguien especial, Marina definitivamente era tan especial para él aún con el poco tiempo que llevaban juntos.
Ash se dio por vencido y tras ver que ella también había acabado con su parte decidió ir a disculparse.
― Marina, yo-
― ¡Punch!
― ¿Eh?
En un abrir y cerrar de ojos Marina se había girado con gran velocidad parecida a la forma en que se movió Ash hace rato. El azabache no pudo evitar quedarse impresionado por la velocidad de su amiga quien formó un puño para darle un golpe en su estómago dejándolo sin habla, no por el golpe, sino por la sonrisa que ella tenía en su rostro.
Con un poco de claridad en su mente, Ash entendió lo que sucedió en ese instante; decidiendo seguir con el juego, él se echó un quejido de dolor que sacó una sonrisa aún más grande a Marina quien se encontraba satisfecha con su acción.
― Eso dolió. En verdad eres más fuerte de lo que parece. ― Dijo Ash con sus manos en su estómago.
― Eso te sucede por andar pintándome el rostro. ― Respondió ella un poco molesta y señalando el vandalismo que hizo Ash en su rostro ―. Pero, ya has recibido tu castigo. ― Agregó ella ―Aparte no te fuiste cuando me enoje ― eso último lo dijo en voz baja y con un leve rubor en sus mejillas.
― ¿Eh?
Ash parpadeó un poco ya que juraba haber escuchado algo que murmuró Marina, pero no fue capaz de escuchar de que se trataba. Él entonces miró su rostro y notó la sonrisa que ella tenía; sin dudar, él apreciaba verla sonreír con tal alegría, pero en el fondo aquella sonrisa le traía recuerdos que hace tiempo buscaba olvidar.
― "Serena" ―Pero que su corazón no buscaba olvidar aún cuando él intentara hacerlo. ― "Te extraño tanto".
