La leyenda del árbol sagrado.
Inuyasha fue a saludar a Miroku al notar el extraño comportamiento de Kikyo, la sacerdotisa observaba preocupada la mitad de la perla que poseía, casi podía oír a Midoriko en ella, se dirigió al templo de la aldea para meditar mejor en ello.
Ella está en peligro pensó, la perla brillaba, parecía que algo estaba mal.
-¿Kikyo?- la sacerdotisa observo a Sango quien se encontraba limpiando el templo- ¿Qué ocurre?
-Tengo que volver al pozo- dijo con seriedad, Sango abrió la boca, era como escuchar a Aome- Algo no está bien con la perla, siento como sí… como si la otra parte de ella, al igual que las partes de mi alma que tiene Aome me llamaran. Ella no sabía usar sus poderes, si su parte de la perla está en riesgo, ella morirá.
Sango dejo caer lo que tenía en las manos y por impulso busco su Hiraikotsu.
-¿Aome está en peligro?- preguntó la chica de cabello castaño acercándose a Kikyo- Pero como podríamos…
-No sé, tengo que volver- dijo Kikyo y miro con seriedad a Sango quien asintió.
Diez minutos después ya estaban de regreso, Inuyasha parecía no querer comprender nada, Miroku parecía preocupado. Debían ir a mitad de camino cuando se encontraron a Ah-Un quien llevaba en su espalda a Shippo y Jaken.
-¡¿Shippo?!- grito Sango sorprendida de verlo sobre la bestia de Sesshomaru sin que Rin estuviera cerca.
-¡Sango, Inuyasha, Miroku!- grito el niño saltando a los brazos de la primera- ¡Tienen que ayudarnos!- sollozo
-Cálmate Shippo- pidió Miroku- ¿Qué ocurre?
-¡Rin y Sesshomaru cayeron al pozo! ¡Desaparecieron!- soltó Shippo en un sollozo
Kikyo abrió los castaños ojos llenos de sorpresa y se sostuvo de Kirara para no caer.
-Imposible- dijo Inuyasha empezando a enojarse- ¡IMPOSIBLE!
~ooo~
-¡Sesshomaru!- exclamo Aome al notar que el Yokai estaba completamente consciente, no pudo evitar sonrojarse al recordar que lo había llamado "bebe".
-Rin- murmuro Sesshomaru intentando levantarse, para su sorpresa no pudo- ¿Dónde está Rin, humana?
-Fue con Sota al parque del agua- respondió Aome, Sesshomaru hizo una mueca sin saber a qué se refería- Es una niña, tiene derecho a divertirse. Vendrá para la cena. Hablando de cena… ¿Qué comen los demonios?
Sesshomaru alzo una ceja con escepticismo – Nos comemos a las sacerdotisas que fueron novias de nuestros hermanos- dijo en burla, Aome se colocó pálida y salió de la habitación. Sesshomaru se dio cuenta que la había herido, no le importó, solo quería a Rin.
Aome fue a la cocina, estaba furiosa, ella solo quería brindarle alimento al insensible de "lord" Sesshomaru. Saco de la nevera algo de carne y verduras. Prepararía algo de comer para los dos sin importar si el idiota del hermano de Inuyasha quería comer o no.
-¡Higurashi!- Aome salió de la casa, fuera del templo había un chico de rojizos cabellos y verdes ojos- Buenos días, Aome.
-Buenos días, Ren- saludó casi en un suspiró, Ren Saotome era el hijo adoptivo de sus vecinos, tenían un niño de la edad de Sota, una sobrina que se había mudado hace poco y Ren, era un joven muy amable.- ¿Qué te trae por aquí?
-Me llegaron unos papeles de la universidad- anunció el chico de cabellos rizados- Confundieron tu casa y te traje tu correspondencia.
-Muchas gracias, Ren- sonrió Aome tomando los papeles que el chico le entregaba- Espero que sean buenas noticias.
-Lo son- dijo el chico animado- Me preguntaba si podíamos ir a tomar un helado mañana.
-¿Mañana?- pregunto Aome, como si ella pudiera salir con Sesshomaru en casa- No puedo, tengo visita…tal vez en un par de días.
-Me parece, en un par de días vendré a confirmar- dijo el chico sonriendo con dulzura antes de irse, Aome suspiró y se dio vuelta para entrar a casa.
Debía reconocer que Ren Saotome siempre lo intentaba, era amble, inteligente, guapo…podría salir con él… ¡¿en que estaba pensado?!
-¡Aome!- la voz cantarina de una chica llego a ella quien gimió- Sé que acabas de hablar con mi primo…
Aome entro a la casa ¿Qué había hecho para que la familia Saotome la molestara ese día? La pelinegra observo a la chica de rizos dorados quien se sentaba en el comedor.
-¿Qué te trae por aquí, Hana?- dijo la chica de ojos azules empezando a cocinar.
-¿Vas a salir con Ren?- preguntó la rubia entusiasmada con sus oscuros ojos brillando.
-No- negó Aome- ¿Por qué lo haría?
-Le gustas- dijo Hana como si fuera lo más obvio del mundo- Te gusta, es decir, llevas tres años sin novio, según Eri… Aunque Yuka dice que jamás has tenido un novio… pero Ayumi habla de un tal Inuyasha… y tú me dijiste que te había gustado alguien que amaba a otra…
-Qué fácil es conseguir información sobre mí- dijo Aome con fingida sorpresa- Ren no me gusta, bueno, me parece lindo pero no más. Y no voy a hablar de Inuyasha.
-¿Por qué no?- dijo la rubia con un puchero
-¡Porque es un idiota! ¡Él siempre amó a Kikyo! ¡y yo lo amaba! ¡Fui tan tonta!- gritó Aome…y ahora que hospedaba a su hermano…era tonta o algo. Hana suspiro sin verse afectada.
-Necesitas una copa y un buen polvo- dijo la chica de ojos cafés observando lo estresada que se veía Aome.
En la planta de arriba, sin poder moverse del todo Sesshomaru escuchaba, había oído de lejos al tal Ren hablar con Aome, había oído el grito agudo de la sacerdotisa hablando de su idiota medio hermano y ahora oía la voz melodiosa de otra chica decirle a Aome que necesitaba algo que no comprendía del todo, pudo oler la vergüenza de Aome.
El silencio se instaló por un rato en la casa, Sesshomaru se preparó para un nuevo gritó según su olfato. Pero el grito nunca llego.
-Hana, tienes tres años de conocerme, no necesito ni un polvo ni una copa- dijo Aome con calma- No sé de donde habrás sacado eso.
-¿Y por qué no, Aome?- Sesshomaru podía detectar la maldad en la voz de la chica- Ayumi, Yuka y Eri también lo creen, tú rara vez te alocas, necesitas divertirte y que un hombre te enseñe como quieren los dioses y demonios que un hombre y una mujer se amen.
Aome bufó y le envió una mirada de reproche a la rubia, en la planta de arriba Sesshomaru sonreía divertido, ¿cómo querían que se amaran? Oh, sexo. Como no lo pensó antes.
-¿Acaso ellas saben de eso?- dijo Aome cruzándose de brazos, no se lo creía de Ayumi y Yuka pero Eri y Hana eran otra cosa.
-Aome, por supuesto que saben- suspiró Hana como resignada- Incluso tienen los números de varios compañeros de tu instituto, ellos te ayudarán con tu pequeño problemita… ¡Tengo un amigo en la universidad que estará encantado!
Sesshomaru río para sus adentros, si esa chica fuera un demonio sería el de la lujuria.
-Está completamente loca- escupió Aome centrándose en la cocina.
-Siempre puedes salir con mi primo- suspiró Hana, Aome no lo creía- Es la mejor opción.
-Primero salgo con Sesshomaru- murmuro entre dientes Aome enojada, Hana no la escucho pero en la planta de arriba el débil Yokai casi se atoro al oírlo.
-¡Aome! ¡Piensa en tu vida sexual por una vez!- casi rogó Hana- Hay un montón de chicos allá fuera…
-Si terminas con tu novio Inglés son todos tuyos- dijo Aome con la poca malicia que tenía, Hana colocó los ojos en blanco.
-Eres imposible, Higurashi- bufó Hana- Llevas como tres años sin novio…
-Yo no llevo tres años sin novio- dijo Aome, no, era mucho más, nunca había tenido novio.
-Bueno, pero sí llevas como tres años sin tener sexo- dijo Hana y Aome la miro herida- Lo siento, cariño, en serio.
-No importa- suspiró Aome sin querer recordar nada.
-No, yo sé que son unos cerdos, lo siento- se disculpó la rubia- pero no todos son así, hay hombres buenos, como Ren.
Sesshomaru bufó, en sus mil años de vida no recordaba a un solo humano que no hubiera tenido un poco de maldad en su corazón. Si lo que esa niña quería era un salvador debía comenzar a amar las imperfecciones…o a un Yokai. Claro, a los yokai's no le gustaban las humanas. Espero que Rin tenga suerte en eso pensó Sesshomaru desde su habitación.
-Sabes que no me importaría salir con un hombre que valiera la pena pero la mayoría son una pérdida de tiempo- dijo Aome sentándose frente a Hana.
-¿Qué tenía de malo Kaito?- preguntó frunciendo el ceño la rubia
- Mal aliento- dijo Aome mirando a la mesa de madera.
-¿Kenshi?
-Le encantaba hurgarse la nariz- dijo Aome haciendo una mueca, en el piso de arriba Sesshomaru sintió arcadas.
-¿Ryota?
-Tenía un problema con las apuestas- dijo Aome volviendo a la cocina
-¿Ren?- preguntó Hana y Aome la fulmino con la mirada- Bien, entiendo… Aun así creo que deberían darse una oportunidad, su última novia era terrible y tú eres dulce y amorosa…él no te hará daño, Aome. Tú eres maravillosa, mucho más que cualquier chica.
-Gracias Hana, lo tendré en cuenta- sonrió Aome a la rubia de castaños ojos.
-Bien, en todo caso hablaremos más tarde para quedar- dijo Hana levantándose de la silla- Tengo una cita y tú tendrás una si quieres seguir viviendo.
Desde la habitación de arriba Sesshomaru escucho el bufido de Aome, escucho la salida de la otra chica y como ésta hablaba sola momentáneamente.
-¿Eri? Necesitamos sacar a Aome, tal vez Ren la pueda ayudar…Tres años es mucho, es decir, amó a ese tal Inuyasha y le rompió el corazón, luego Hojo la uso como su… sí, fue un cerdo desconsiderado, ¡era su primera vez por Dios!- Sesshomaru podía oír perfectamente aunque la chica se alejara a paso lento- Ren es un buen chico para Aome, él le enseñará que es amar y ser amada, seguro olvidará a Inuyasha y Hojo, ¡Por supuesto que Ren esperará a que ella este lista…!
Humanos libidinosos pensó Sesshomaru mientras negaba con la cabeza, era obvio que la chica tenía planes para Aome.
Cinco minutos después Sesshomaru observo a la sacerdotisa entrar al cuarto, tenía un vestido azul que hacía juego con sus ojos, el cabello recogido en una media cola.
-Deberías comer algo para que puedas vestirte- dijo con suavidad Aome sentándose en la silla cerca a la cama y luego añadió con un poco de desprecio - Traje carne, arroz y vegetales, espero que un gran Youkai como tú lo sepa apreciar.
-Por supuesto, humana- bufó Sesshomaru notando su desnudez, solo lo cubría una sábana azul- ¿Y mi ropa?- preguntó mientras tomaba el plato de Aome.
-Mamá quería lavarla- murmuro Aome mientras Sesshomaru tomaba la carne con las manos- ¡Usa los cubiertos!
-¿Con que permiso los inútiles humanos me despojaron de mi ropa?- gruño Sesshomaru tomando los cubiertos.
-Estaba embarrada, y deja de hacerte el príncipe o lavas los platos- gruñó Aome colocándose de pie, Sesshomaru la observo, sus poderes de miko parecían crecer con el enojo, las piernas lucían más gruesas cuando caminaba rápido.
-La comida está buena- admitió Sesshomaru, era exquisita, Aome lo observo desde la puerta de la habitación, él preguntó curioso- ¿Con quién hablabas hace rato?
-¡No es tu asunto!- gruño ella- ¿Cómo nos escuchas…? Espera, ¿Cuánto escuchaste?
-Todo- afirmó Sesshomaru mientras ella se colocaba más roja- No sabía que las sacerdotisas tuvieran tentaciones de sus propios amigos.
-¡Eres un…!- pero la chica de azules ojos no encontró la palabra para definirlo, Sesshomaru la observo aún más enojada, los ojos azules parecían una tormenta apunto de arremeter contra su vida.
-¿Un magnifico demonio?- preguntó con un toque de encanto Sesshomaru mientras alzaba la ceja- Cocinas bien, humana, es una lástima que como sacerdotisa…
Aome bufó y le arrebato los platos de las manos totalmente enojada.
-¡largo de mi casa!- bufó la chica dándose media vuelta- Es mi casa, me insultas en mi propia casa, eres un bueno para nada.
Sesshomaru suspiro y se levantó de la cama, Aome salió disparada fuera de la habitación él la siguió, bajaba las escaleras demasiado rápido para un demonio que aún estaba débil.
Aome no lo podía creer, bueno, no sabía por qué estaba tan molesta pero que importaba, era su casa. Se dirigió a la cocina para lavar los platos, podía sentir a Sesshomaru tras ella, al llegar al lavabo las frías y agiles manos del Yokai le quitaron los platos y la pusieron lejos del lavaplatos.
-¿Quieres calmarte, sacerdotisa?- gruñó Sesshomaru observándola a ella y al lavaplatos, nadie le llamaba inútil- Yo lavo los platos.
Aome lo miró con enfado y esperó, él la miraba con frialdad para variar, los ojos color ámbar tan similares a los de Inuyasha, no, estos parecían más expertos.
-¿Y bien?- preguntó ella enojada- ¿Tengo monos en la cara?
-Humana, estoy esperando a que me diga…- susurro con frialdad Sesshomaru, Aome cayó en cuenta que ese Yokai jamás haría algo como lavar platos, comunicarse con un humano fuera de Rin o esperar…Aome sabía que la mataría en cualquier momento.
-Así se abre la llave- dijo ella abriéndola y luego mostrándole el jabón- Un Yokai como tú puede hacerse a la idea.
Sesshomaru bufó y lo intentó, ella lo observaba, el enfado se le fue y llego la risa pero no se río, no era gracioso…bueno, sí, el gran Sesshomaru lavando platos sin saber cómo, pero igual, no deseaba morir. Lo observo, la cabellera plateada le caía hasta más debajo de las nalgas, el cuerpo musculoso y fuerte marcado por líneas moradas. Los ojos dorados, su piel blanca lucía suave, sus garras en extremo filosas, la media luna morada, sus puntiagudas orejas. Debía admitir que era atractivo de pies a cabeza, incluso su entre pierna…
-¿Qué ocurre, mujer?- preguntó Sesshomaru divertido ante el análisis de la sacerdotisa y el tono rosáceo de sus mejillas que se volvió carmín con rapidez.
-Nada- dijo ella cerrando los ojos con fingido fastidio- ¿Ya están listos los platos?
-Por supuesto- dijo con orgullo Sesshomaru dándole la espalda, para sorpresa de Aome, estaban relucientes- ¿Y mi ropa?
-En mi habitación- dijo la chica pasando por su lado, Sesshomaru la siguió observando la casa con rapidez- No podía dejarla por ahí, aunque deberías bañarte y usar ropa de esta época mientras…
-No- dijo Sesshomaru casi en una orden- Usaré mi ropa, humana, es especial.
Aome asintió y saco de un cajón el kimono blanco de Sesshomaru y para sorpresa de éste también su estola.
-Sigo pensando que deberías bañarte- dijo Aome mirando a los fríos ojos del Yokai- Tus armas…
-Iré al baño entonces- dijo Sesshomaru saliendo de la habitación, sintió los pasos de la humana detrás suyo y recordó a Rin, Aome era humana, sabía que era buena, Rin estaba bien si ella lo creía- ¿Cómo se usa esto?
-Bien...- Aome suspiro y explico- Luego te daré tus armas si…
-Por ahora no las necesito- dijo Sesshomaru cerrando la puerta del baño.
Grosero pensó Aome al notar que la dejaban hablando sola.
Sesshomaru olió el ligero disgusto de la humana y decidió bañarse, esa época, sin importar cual fuera, parecía maravillosa, él agua tibia… ¡él era un Yokai! ¿En qué pensaba? Ahora que pensaba ¿cómo había llegado hasta allí? ¿Cuánto llevaba allí? No era como si alguien le esperase… a diferencia de su padre y su medio hermano él no tenía amigos o mujer, bueno, tenía un sirviente, tenía a Ah-Un y a Rin, pero no era lo mismo. Jaken seguía con él por temor, Ah-Un era solo como su mascota y Rin…tal vez ella si era su familia de algún modo. Aun así no tenía algo como una mujer, no era como si desconociera a cierta humana que le había amado y él permitía que le amara, o a cierta Youkai a quien había querido pero estaba muerta. Pero Sesshomaru no era como Inuyasha, no tenía Kikyo, tampoco Aome… Ahora que lo pensaba ¿Por qué Aome se había ido? ¿No había amado a su hermano?
-¡Porque es un idiota! ¡Él siempre amó a Kikyo! ¡y yo lo amaba! ¡Fui tan tonta!-
Él no la amaba lo suficiente pensó Sesshomaru al recordar esa conversación prefirió ir tras Kikyo, es comprensible que regresara a casa, nada la retenía, la perla no era su problema después de todo Aun así Sesshomaru había escuchado que ella se había llevado los fragmentos.
.
Hacía tres años había llevado a Rin con la anciana Kaede, le había pedido que la cuidara ya que era humana y corría peligro si andaba con él. Iba a visitar a Rin a menudo, una vez la descubrió junto al Kitsune observando aquel pozo.
-¿Qué haces, Rin?- le preguntó a su hija adoptiva quien le miró con un poco de pena.
-Estamos meditando para que la señorita Aome regrese- dijo ella, Sesshomaru habría hecho una mueca si fuese tan poco agraciado como su medio hermano- Hace cinco meses la señorita Aome se fue, el joven Inuyasha la hizo llorar, la anciana Kaede dice que sello el pozo para que nadie pasara, con muy pocas excepciones, nadie lo ha podido pasar, Inuyasha dijo que se llevó los fragmentos y los quiere de vuelta, yo creo que ella lo hizo porque creyó que era correcto. Estaba rota, amo Sesshomaru.
…
Estaba rota pensó Sesshomaru, pero ¿Por qué ellos podían pasar? ¿Eran parte de esas excepciones? Tenía que preguntarle… pero ella era humana, una miko, aun así era humana y había estado "rota" ¿hablar de eso hería a los humanos?
Salió del baño ya vestido, siguió el olor de la miko, estaba en una gran silla leyendo un pequeño libro que titulaba en japonés antiguo "la leyenda del árbol sagrado" Irónico pensó Sesshomaru.
-¿Qué lees humana?- dijo Sesshomaru con la misma fría voz de siempre haciendo que ella diera un saltó.
-¿No conoces la leyenda del…? ¡Por supuesto que no!- dijo Aome abriendo mucho los ojos
-¿Y bien?- dijo Sesshomaru sentándose en la silla frente a ella- ¿Qué dice la leyenda?
-Cuenta la historia de cómo los monstruos y espíritus decidieron caminar con libertad por el Japón feudal- dijo Aome lanzándole una mirada a Sesshomaru- Y los cuatro guardianes lucharon contra ellos. Antes de morir, el guardián del oeste le pidió a una joven humana que siguiera su descendencia…
-Tonterías- dijo Sesshomaru alzando una ceja- Ese niño sería una desgracia. Su vida será tormentosa.
-Ella tuvo un hanyou- dijo Aome frunciendo el ceño ante lo que decía Sesshomaru- En efecto, no encontraba su lugar, dicen que tenía un hermano mayor que era un demonio completo.
-Debió ser un demonio muy fuerte- sonrió Sesshomaru pensando de repende en Inuyasha y él mismo.
-Ese hermano asesinó al hermano menor del hanyou, que era un humano- dijo Aome, Sesshomaru bajo la mirada- El hermano mayor representa el mal y el menor el bien…
-El hanyou es el equilibrio entre las dos fuerzas – dijo Sesshomaru, Aome alzo las cejas con sorpresa- Supongo que el hanyou también muere.
-El hermano medio fue a la tumba de su padre, y se hizo una espada con uno de sus colmillos con el fin de protegerse de su hermano, la batalla acabó, los 2 quedaron gravemente lesionados- dijo Aome recordando la espada de Inuyasha
-Interesante- murmuro Sesshomaru
- el hermano medio, tomo una forma humana y fue encontrado por una hermosa mujer, de allí, surgió un gran amor, se casaron, y días después de la boda, el joven llevo a su esposa al bosque, donde le mostró su verdadera apariencia, la mujer, asustada, agarro una estaca y se la clavó en el corazón, dejándolo estacado en el roble más grande del lugar, después de ello, la mujer se quita la vida, diciendo que cuando reencarnaran se encontrarían de nuevo y vivirían felices, pero la chica no contaba con que el alma de esa criatura había quedado sellada en el árbol, junto con su cuerpo, por lo cual, nunca pudieron estar juntos...
-Lo he dicho, solo traería desgracias- dijo con frialdad el Youkai- En nuestra cultura los hanyous son una vergüenza. Es comprensible que la humana reaccionará de esa forma.
-¿Tú matarías a Inuyasha?- preguntó Aome mirando el libro, Sesshomaru comprendió porque lo estaba leyendo.
-Ya no- dijo el Yokai sin mirar a la humana- He asesinado mucha gente, creí que mi hermano era una vergüenza pero él ya tiene su purgatorio…
-¿A qué te refieres, Sesshomaru?- pregunto Aome clavando sus azules ojos en los dorados de él
-Humana, el amor tortura, mi hermano es tan débil que ama a dos sacerdotisas- dijo Sesshomaru sin apartar la mirada- Se lastima él solo, ¿por eso huiste, no?
Aome no dijo nada, ¿Qué iba a decir si esa era la verdad?
-Para fortuna de Inuyasha – continuo Sesshomaru- Una humana paso el pozo y su alma no está sellada para siempre…
-Al menos fue un final feliz- suspiró Aome dejando el libro a un lado.
-¿Para quién?- murmuro Sesshomaru sabiendo que no para ella- ¿Por qué Rin y yo pasamos el pozo? Estoy enterado que nadie más ha podido.
