Capítulo 3: La desconocida.

Si bien en su mundo no había nadie que le hiciera frente, según ella en una pelea cuerpo a cuerpo y sin armas.

Pues eso ya no importaba ahora. Ya que estaba en otro mundo. Puede que nunca pensó encontrar a una rival tan poderosa y letal cómo lo era Eda, la dama búho.

Pensó que sólo se trataba de una grotesca y débil anciana. Creyó que podría manejarlo. Creyó que era pan comido.

Pero para disgusto de ella... Se equivocó. Era demasiado débil comparada con la que se supone era una pobre anciana. Debía admitirlo, ahora estaba bajó las órdenes de la vieja esa.

Venía amaneciendo en las Islas Hirvientes. La luz atravesaba las ventanas de la casa búho y llegaba hasta donde había una pobre, herida e inmóvil humana.

Luz se despertó hace unos minutos. Estuvo horas inconsciente y lo primero que hizo fue pegar un grito de dolor mientras se sujetaba la cabeza. Pues en su frente había una fea abertura producto del cabezazo que le propinó la bruja esa.

Intentó ponerse de pie pero no pudo. Su pierna aún estaba fracturada con uno de sus huesos sobresaliendo por su muslo. Sin duda alguna, Eda era muy violenta si se lo proponía.

Lo único que pudo hacer fue arrastrarse hasta una pared y apoyarse de espaldas en esta mientras seguía tirada en el suelo. Quién sabe qué sería de ella desde ahora.

Estuvo allí viendo a la nada. Le dolía mucho. No sabía si en este mundo habían hospitales o clínicas médicas siquiera. Estaba perdida si esas heridas se llegaban a infectar.

Solo podía esperar a que un milagro la salvará.

Un rato después.

—Aaaaaaaah... —Bostezo Eda quién venía saliendo de su habitación.

Venía usando un suéter rosa y una falda verde oscuro junto con unas pantuflas rosa. Al parecer durmió bien, se notaba por la enorme sonrisa que traía en su cara.

—Buenos días King —saludo a su amigo peludo quien venía saliendo de su respectivo cuarto.

Este la saludo simplemente alzando su patita. Ella lo cargó en sus brazos y juntos caminaron hasta la cocina.

Pasaron de paso a la humana tirada en el suelo. Pero antes de avanzar más, la vieja bruja se detuvo y lentamente volteó a ver a Luz.

—Wow... ¿Yo hice eso? —Le preguntó a King mientras señalaba el cuerpo moribundo de Luz. —Oh cierto. La pelea que tuvimos... Jeje. —Río por lo bajo al recordar lo que pasó.

Se agachó para ver de cerca a la humana. Esta parecía estar moribunda o algo así. Pensaba en que podría hacer con ella. No podía dejarla allí.

—¿La vas a dejar allí? —Preguntó King sin mucho interés.

—Nah, apestara todo el lugar si no la movemos —murmuró Eda preocupada.

—¿Si no la movemos? —Inquirió King haciendo énfasis en el plural. —Yo no fui quién la dejó así y además a mi no me toca sacar la basura esta semana. —Dicho esto se cruzo de brazos y desvío la mirada.

Ella frunció el ceño. Si no le debiera tanto a su peludo amigo. Lo haría polvo allí mismo. Por lo que le tocaba a ella hacer los quehaceres.

—Ay, no quiero trabajar hoy... —Se quejó. No tenía la voluntad para mover a Luz pero debía hacer algo si o si. —Uhmmm... Creo que ya sé que puedo hacer. —Al parecer se le ocurrió una idea.

Hizo un círculo de luz en el aire con su dedo enfrente del cuerpo de la chica y enseguida la heridas de la humana empezaban a sanarse.

No tardo mucho para que Luz abriera sus ojos y observará un tanto desorientada a todas partes.

—¿Dónde estoy? —Preguntó y antes que alguien le respondiera lo recordó absolutamente todo.

Frunció el ceño al ver a la bruja causante de su sufrimiento. Eda sonreía frente suyo.

—¿Dormiste bien niña? –Preguntó con burla.

Luz se molestó mucho. Hubiera saltado sobre ella para hacerla trizas pero recordó en lo que esa bruja se convirtió. Prácticamente estaba en desventaja contra algo así.

Debía guardar su venganza para después. Hasta que encontrara una forma de superarla.

—Muy bien ya que te cure debemos hablar —dijo Eda.

Luz desvío su mirada a un lado. Odiaba a esta mujer y con un gran motivo.

Un rato después.

Ambas se encontraban desayunando en la mesa de la cocina. Al principio Luz observó su plato con suma desconfianza pero la de ojos amarillos le dijo que no se preocupará que ya no tenía motivos para sacarle algo.

—Mira niña, se que de dónde vienes eres una chica ruda y todo eso... —Comenzó Eda bajo la mirada despectiva de Luz. —Pero debes entender que aquí la que manda soy Yo. —Se señaló a sí misma con sus dos pulgares.

La humana se molesto por eso. En verdad quería darle su merecido pero ahora no podría hacerlo.

—Te recomiendo hacer lo que te digo y no meterte en problemas —recomendó ella.

—Está bien... —Dijo Luz sin muchas ganas.

—¿Ah? No te escuche, ¿Qué dijiste? —Preguntó Eda poniendo su mano en su oreja y acercándose más a la humana.

—¡Dije que está bien! —Gritó está un tanto molesta.

—¡Esa es mi niña! —Se burlo la bruja. Termino de comer y se levantó de la mesa, iba a salir de la habitación. No sin antes dirigirse a la humana. —Limpia toda la casa cuándo termines. —Le ordenó.

La humana la observó con sumo cansancio. Al parecer ahora era la criada de una de sus enemigas.

—Oh, por cierto. Puedes tomar un par de cosas de la pila de tesoros que he recolectado del mundo humano cómo disculpa por lo que te hice... —Dijo la poderosa bruja con una sonrisa. —Pero no abuses o lo lamentarás. —Advirtió con una expresión furiosa.

Dicho eso se fue a la sala a ver uno de sus programas favoritos en su bola de cristal junto con King dejando sola a la chica humana.

Quién siguió comiendo su desayuno.

Puso su codo sobre la mesa mientras apoyaba su cabeza sobre su mano. Por ahora no podía hacer mucho para volverse más fuerte.

—Ya encontraré la forma de vencerte Eda... Ya la encontraré —Murmuró por lo bajo.

Un rato después.

Se encontraba barriendo un poco la sala. Observaba la gran pila de cosas que la bruja tenía del mundo humano. Algunas se veían nuevas y otras un poco viejas.

Volteó a ver a la dueña de estas quién aún estaba en el sofá de la sala viendo su programa.

—¿Oye de dónde sacas tantas cosas? —Preguntó mientras se acercaba a ella.

Eda la volteó a ver. Simplemente se encogió de hombros.

—No lo sé, solo envió a Owlbert a tu mundo a través del portal por el que entraste y le ordenó traer cosas de allí... —Comentó ella. —Siempre me sorprende con lo que encuentra.

Luz alzó una ceja. Sin duda alguna el pequeño búho era una especie de saqueador ya que habían varias cajas fuertes en la pila de cosas.

Además de que al parecer tenía una fuerza sobrehumana.

Al final decidió no preguntar más y seguir con sus quehaceres. No quería hacer enfadar a la bruja. Quién parecía más interesada en su programa que en prestarle atención a lo que sucedía a su alrededor.

Más tarde.

La humana buscaba algo de valor en la pila de cosas que Eda tanto atesoraba. Obviamente no iba a dejar pasar la oportunidad de obtener algo gratis. Ella se lo prometió y una promesa, es una promesa.

Aunque había algo que no le gustaba.

Se dio la vuelta y vio a la vieja bruja apoyada de espaldas contra la pared. Observándola con enojo, estaba de brazos cruzados. No era tan tonta cómo para no saber que la estaba vigilando para que no tomará algo más.

—¿Sabes que me prometiste un par de cosas de aquí cierto? —Dijo Luz con una sonrisa burlona.

Eda gruñó un tanto molesta.

—Ya lo sé... —Murmuró esta desviando su cara a un lado. No le gustaba dar cosas gratis. —Solo es que me costo tanto reunir esas cosas... Son mi tesoro...

—Eso puedo verlo... —Mencionó Luz al ver muchas joyas preciosas en el lugar.

Pero no buscaba joyería o dinero. Desde hace unas horas que siente una horrible calor y necesitaba algo ligero que ponerse.

—¡Bingo! —Exclamó feliz al encontrar un sostén deportivo junto con un short muy pequeño. Ambos de color rojo. Parecían un bikini pero eran una especie de conjunto deportivo como el que usaban algunas atletas en varios países. —Ya tengo una pijama y algo perfecto para hacer ejercicio.

Eda alzó una ceja. No sabía por qué la humana estaba tan feliz. A decir verdad no entendía el uso de varias de las cosas que Owlbert le traía del mundo humano. Pero un botín, es un botín.

Vio que la humana tomó un par de zapatos blancos de sus cosas y con eso terminaba el asalto a su tesoro.

—Fiu... Que bueno que acabo —Dijo Eda mientras se limpiaba el sudor de su frente.

Al final Luz tomó rumbo al cuarto de lavandería en donde debía lavar la ropa que acababa de encontrar antes de ponersela.

En este lugar hacía calor y a ella no le gustaba sudar tanto.


Los días pasaron y las cosas en la casa búho transcurrían con normalidad. Mientras la humana seguía haciendo cosas de criada, Eda simplemente se mantenía ocupada haciendo absolutamente nada.

Parecía una holgazana.

Hasta que un viernes por la tarde, cuándo ya empezaba a oscurecer. La dama búho se encontraba acostadota en el sofá de la sala durmiendo una siesta.

Nada ni nadie podría molestarla.

Excepto.

—¡Hoot-Hoot! ¡Hay visitas! —Exclamó Hooty mientras entraba por una ventana y molestaba a su ama.

—Ay... Hoy no quiero comprar nada... —Murmuró esta un tanto molesta. Pero no pasaron ni un par de segundos cuándo se levantó rápidamente.

Luz alzó una ceja al ver que la bruja parecía un tanto apresurada.

—¡Oh no! —Gritó Eda. —¡Rápido niña! ¿¡Que día es hoy!? —Le preguntó a la humana.

—Es viernes —dijo Luz sin mucho interés.

—No, no, no, no, no, no, no, no ¡No! Lo olvide por completo... —Gritó la bruja mientras se sujetaba la cabeza.

Acto seguido la puerta se abrió revelando lo que parecía ser una persona encapuchada.

—Ya llegué, Edalyn —saludo esta extraña.

—Hola... Jeje... —Saludo Eda un tanto nerviosa.

Luz observó fijamente a la desconocida. Por la voz se trataba de una mujer adulta. La capucha de color café oscuro revelada un poco la cara de esta. Era de tez clara y sus ojos eran amarillos, no era fea. Reflejaba una seriedad superior. Era más alta que ella pero no más que Eda.

La mujer entró a la casa búho cerrando la puerta tras de ella. Se iba acercando a dónde estaba la dueña de la casa pero se detuvo a ver de cerca a la humana allí presente.

—¿Y esta humana? ¿Algun nuevo juguete que podemos usar en nuestro momento a solas? —Preguntó la mujer.

La latina se molesto mucho por como la llamaron y se alejo un poco al ver a la desconocida acercar su mano para acariciar su cara.

Estaba a punto de hacerlo cuándo la bruja de largo cabello blanco se puso entre ambas impidiendo dicho contacto.

—¿Por qué no me esperas en la habitación? Yo iré enseguida jeje... —Dijo Eda con voz solemne a la extraña mujer.

Esta simplemente sonrió de forma relajada mientras abrazaba a la dama búho del cuello, rodeándola con sus brazos.

—Lo que tu desees, Edalyn... —Dijo esta con una especie de voz coqueta.

Fue entonces que Luz lo entendió todo y no pudo evitar sonreír de manera sugerente. Al parecer cierta bruja tendría diversión esta noche.

Cuándo la extraña se fue. Eda se giro hacía Luz para decirle algo.

—Niña, necesito que te quedes en tu habitación... —Pidió. La humana iba a decir algo pero la bruja continuó. —Toma algo de comida de la cocina si quieres.

Fue lo último que esta le dijo para después acercarse a la nevera y sacar unas cuantas cervezas de allí, llevarlas a su habitación y encerrarse junto con la otra mujer.

Luz simplemente suspiro de manera enamorada.

—Recuerdo cuándo los novios que tenía me visitaban y mi madre no estaba en casa... —Comentó por lo bajo.

Sin duda alguna a esta chica le gustaba divertirse.

Más tarde.

Luz dormía en su habitación. Al final le dieron una junto con una cama y aunque esta era un simple colchón incómodo que estaba en el suelo, pues...

No, en realidad lo odiaba y mucho.

—¡Ah! ¡No puedo dormir! —Exclamó. Se levantó de la cama.

Usaba únicamente el sostén deportivo y el pequeño short de color rojo. Estaba descalza por lo que sus pies tocaban el sucio y húmedo suelo.

Aún sentía calor pero no era esa la razón por la que no podía dormir.

¡AH! ¡AH! ¡AH! ¡SI!

Si no que, eran los estruendosos gemidos que provenían del segundo piso. Para ser más exactos, de la habitación de Eda.

Luz salió de su habitación. No vio a King por ningún lado. Al parecer él sí podía dormir a gusto.

—Que envidia... —Murmuró molesta.

Se fue a la cocina por algo de beber. No aguantaba la fea sed que las altas temperaturas le generaban debido a la constante sudoración.

Este lugar era cómo una caldera. No la llamaban las Islas Hirvientes por nada en el mundo.

Pero mientras caminaba hacia la cocina se detuvo de repente y volteo a ver hacia el segundo piso.

—¿Uh? —Se extrañó al ya no escuchar los incesantes gemidos qué provenían del cuarto de la bruja. —Al parecer ya no aguantaron más jeje... —Río por lo bajo.

Dejó eso de lado y se fue a la cocina. Abrió la nevera y se puso a buscar algo de beber. De todas maneras Eda le dijo que tomara lo que quisiera de la nevera.

Se puso a buscar algo de agua o un jugo pero solo había cosas calientes.

—A ver... Solo hay... Sopa, sopa, sopa, sopa, sopa, sopa y... Sopa... —Murmuró frustrada. Quería algo frío de beber.

Decidío buscar más al fondo a ver si lograba hallar tan siquiera una paleta helada y para eso debía meter su cuerpo más y más en la nevera.

No notó que alguien estaba atrás de ella observando su trasero mientras lo movía de un lado a otro.

La acompañante de Eda observaba a la humana con una sonrisa mientras se mordía el labio inferior.

—Uhmmm, tiene muy buenos atributos —murmuró.

Ella estaba sin su capucha usando únicamente una bata de baño, una de las de Eda. Revelando así que se trataba de una mujer peliverde con parte de su cabello de color café.

Esta levantó su mano y la coloco sobre el trasero de la chica. Obviamente Luz sintió el contacto. Rápidamente sacó su cabeza del interior del refrigerador para ver quién la había tocado.

Su impresión aumento al ver a la mujer esa tocarla de una forma indecente. La extraña la veía como una sonrisa sugerente.

—Disculpa, intentaba alcanzar una cerveza —se disculpó ella.

Y sin quitar su mano de encima del cuerpo de la humana se estiró para alcanzar una lata fría que estaba por allí.

Luz la observó sin decir nada. No era la primera vez que un adulto se le insinuaba. Pero esta mujer era diferente, no tenía miedo de hacerlo parecer un accidente. Solo lo hacía y punto.

—¿Qué está pasando aquí? —Preguntó una voz a las espaldas de ambas.

La mujer se volteó sin quitar la mano que tenía sobre el trasero de la chica y dijo con seriedad.

—Nada, solo vine por algo de beber, ¿Recuerdas? —Comentó esta como si nada.

La bruja de largo cabello blanco observó con su ojos entrecerrados a la humana y luego a su visita.

—Y supongo que tú mano tocando a la humana es sólo un tipo de saludo, ¿O me equivoco? —Preguntó escéptica.

—Oye, necesitaba apoyarme en alguna parte... Jeje... —Río maliciosamente.

¡SLAP!

Acto seguido le dio una fuerte nalgada a la chica lo que provocó que está se enderezara y se volteara para observar a la de cabello verde con una expresión furiosa.

Algo no le gustaba de esta mujer. Parecía de esas que se creen las que pueden tenerlo absolutamente todo sin importarle si pasaban por encima de alguien.

Desafortunadamente para la desconocida esa, ella no se dejaba pisotear de alguien. Algunos lo hacían pero luego ella se aseguraba de que lo pagaran muy, pero muy caro.

Iba a decirle algo pero Eda se acercó rápidamente a la mujer y la sujeto de la muñeca.

—¿Qué pasa? —Preguntó esta con una sonrisa.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —Preguntó Eda molesta. —Estás manoseando a una de mis empleadas y eso no me gusta.

A Luz le pareció lindo ver que alguien la defendía. No lo necesitaba pero era un gesto muy bueno de la bruja. Pero se mantuvo seria ya que la trataron cómo una trabajadora. Cosa que no le gustaba.

—No veo que ella se queje —comentó la peliverde. —¡Ah!

Pero su sonrisa se borró cuando la dama búho la empezó a jalar hacia la salida.

—¿Que pasa Edalyn? —Preguntó esta un tanto sorprendida.

—Pasa que te vas ahora mismo —respondió Eda.

—¿¡Qué!? —Gritó la otra anonadada. —¡Pero solo le di una nalgada, no es para tanto! —Se defendió. Aún así la bruja de largo cabello blanco la llevaba a la salida.

Fue entonces que la peliverde pensó en algo más. Antes de que la echaran.

—Lastima que me tenga que ir... Recién íbamos a hacer lo que más te gusta —dijo con una sonrisa pícara.

Eso hizo que Eda se detuviera en seco y la volteara a ver lentamente.

—Lo que... —Trago saliva. —Más me gusta... —Murmuró.

La otra asintió y fue cuándo una enorme sonrisa apareció en el rostro de la dama búho. Seguido de eso jalo a la peliverde de nuevo al cuarto.

—No te desveles Luz, por qué mañana hay mucho trabajo que hacer —fue lo último que le grito a la humana.

¡SLAP!

Luz simplemente escucho el sonido de la puerta del cuarto de Eda siendo cerrada con un muy fuerte azote.

—Grrr... —Gruñó por lo bajo al escuchar la palabra trabajo. —Odio trabajar... —Murmuró. Luego tomó una fría cerveza que estaba por allí y después de abrir la lata, le dio un buen sorbo. —Uhmmm... Quema la garganta y quita la calor.

Al terminar de tomarla tiro la lata en el bote de la basura y se fue a su habitación. Se tocó el lugar en donde le dieron una nalgada y dijo.

—¿Qué hice para ser tan irresistible? —Se preguntó. Llegó a su habitación y se extraño un poco al ya no escuchar a esas dos hacer ruido.

Pero le resto importancia.

—Seguramente están descansando. No todos tienen el aguante de una adolescente vigorosa y resistente cómo yo —comentó antes de irse a dormir.

Mientras tanto en la habitación de la Dama Búho.

Ambas mujeres estaban recostadas en una cama matrimonial tranquilamente. Al lado de esta había un enorme nido hecho de paja y ramas secas.

Ambas estaban desnudas pero no estaban haciendo nada sexual. En vez de eso la mujer de cabello verde estaba sentada con sus piernas dobladas. Teniendo la cabeza de Eda recostada sobre sus muslos mientras le acariciaba su cabello suavemente.

—Esto es vida... —Dijo Eda. No sabía por qué, pero que le hicieran eso, hacía que se sintiera de maravilla.

La mujer de cabello verde mantenía sus ojos cerrados. Estaba con su persona favorita en el mundo y no cambiaría eso por nada.

Continuará...


Nos vemos en la próxima, adiósh ;3.