Una semana después del gran deshielo, el príncipe Hans Westergård había sido enviado a su país: Las Islas del Sur. Mientras tanto, Elsa tuvo que recibir a seis jóvenes.

–Majestad–, dijo Kai, Elsa sonrió –ellas son las princesas Diane, Lilian, Angelica, Elizabeth, Rebecca y Judith de Arendelle.

"¿Arendelle?" se preguntó Elsa.

En ese momento su sonrisa se desvaneció.

–Discúlpenme un segundo– respondió la rubia nerviosa

–¿Gerda?– gritó

–Sí, mi niña– respondió la mencionada con voz maternal

–Tráeme un té y llévalas a sus habitaciones–señaló discretamente hacia el grupo de chicas

Luego de que todos salieran, las piernas le temblaban, su respiración y su pulso era inestable y sentía que estaba a punto de desvanecerse, para luego desmayarse.

–¡Majestad!– todos gritaron, y aunque hubieran causado un revuelo, Elsa lo escuchó como unas voces muy lejanas.

Unas horas más tarde

La rubia despertó confundida, al encontrarse en su cama, ya que lo último que recordaba fue mirar al suelo, mareada y atónita. Luego de ver a todos notoriamente asustados, los recuerdos que creía perdidos, volvieron.

"¡Elsa, haz magia!"

–¿L-Lilian, Angelica, Diane?

Ante la mención de sus nombres, las susodichas sonrieron, recordando.

–¡Oh!¡Por dios!

Elsa, al darse cuenta de sus hermanas, se abalanzó hacia ellas para abrazarla, mientras rompía en llanto, luego de un rato, invitó al resto de las jóvenes, lo que hizo que un abrazo pequeño se convirtiera en uno mayor.

–Lo siento mucho –habló Elsa con la voz quebrada

– No te preocupes, no es tu culpa, pase lo que pase, estaremos aquí para ti–respondió Diane

Y si bien en Arendelle las cosas volvieron a fluir, como no pasaba desde hace mucho tiempo, en Las Islas del Sur, más de uno quería estar muerto.

En el juicio del príncipe Hans, se notaba una invisible, pero densa atmósfera.

Nadie quería estar ahí, ni el juez, ni el jurado (todos pertenecientes a las fuerzas armadas, muchos de ellos, compañeros de brigada del acusado); ni los "testigos" (personas del común y corriente que hablarían sobre el comportamiento del pelirrojo antes de sus crímenes), y menos, la familia real, la cual la mayoría veía con irritación el desafortunado y vergonzoso acontecimiento; quienes no veían con desprecio, captaban al pelirrojo con lástima.

El juicio sucedía lentamente, para desgracia de los presentes.

Poco antes de "finalizar", se aclaró, que las víctimas iban a dar el juicio final, pero que la familia real y el consejo podían dar su opinión, y que sería tomada en cuenta.

– Los siguientes cargos presentados en contra del acusado son: usurpación del trono, intento de homicidio doble, intento de regicidio y traición, dicho esto, la condena apropiada sería la pena de muerte, pero debido a que el acusado es perteneciente a la familia real, se anularía dicha condena, únicamente en el país de origen del victimario, en este caso, Las Islas del Sur, pero no se salvaría de dicha condena si su majestad, la reina Elsa de Arendelle da como juicio final la pena de muerte, cabe señalar, esta condena se ejecutaría únicamente en el Reino de Arendelle.

Este discurso se repitió con cada tipo de condena (prisión, trabajos forzosos, exilio, etc), casi todos podían pagarse tanto en Arendelle como en las islas.

Luego de otras dos largas horas, se dictó un veredicto poco alentador: se esperaría la respuesta de la reina Elsa, y eso podría demorarse hasta semanas.

Al finalizar el juicio, cada quien se dirigió a distintos lugares, unos se iban a sus casas, otros a continuar con su trabajo, el rey se dirigía a su despacho para redactar la carta a la reina lo antes posible, y unos pocos seguían a dos guardias y al príncipe, el cual caminaba decaído y desesperanzado.

Arendelle

–Majestad, ha llegado una carta para usted– dijo Kai, entrando a la biblioteca principal, en donde se encontraba el despacho de la rubia, quien se encontraba mucho mejor –¿Majestad, desea que llame a sus hermanas?–volvió a detenerse –Eh, la carta es proveniente de las Islas del Sur– con la ultima frase, la rubia despegó los ojos de la carta que leía.

–Llama a mis hermanas, diles que vayan al comedor y que no seré muy paciente que digamos, ah, y dame la carta, por favor.

Dicho esto, Elsa se dirigió al mencionado salón, con paso firme y rápido. Ella más que nadie sabía que la conversación que se desataría allí sería más que extraña.


N/a:

¡Hola!

Como recién inicio este long-fic trataré de actualizar lo más pronto posible, pero no se preocupen si no actualizo pronto, porque estaré no solo con By Your Side, sino que también con mis one-shots.

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¡Corderito fuera!