¡Hello Everybody!
Me puse a checar un poco la Wiki de KFP, y mi sorpresa fue enorme porque no imaginaba que estuviera tan abandonada, desde la información de KFP3 hasta secciones incompletas de algunos personajes como Krat… cof, cof, digo Kai (imagino que se debe a lo poco que dio para hablar) Es algo curioso y a la vez triste, porque recordaba muchísima actividad allí más en específico: cuando la segunda película salió. Espero que le puedan dar un poco más de cariño a esa Wiki :).
Y pues aquí estamos con el segundo Capítulo de este Fic, espero les guste.
Disclaimer Kung Fu Panda y sus personajes no me pertenecen son propiedad de DreamWorks y sus respectivos autores.
…
Capítulo 2 Descubrir y Entender.
1
De regreso a Jade, lo primero que hicieron fue abrir las puertas y apreciar los destrozos en la zona de entrenamiento, aún podían apreciarse los huecos con la forma de la cabeza de Po en el suelo. La sorpresa en sus rostros fue aún mayor al entrar en el Salón de los Héroes que estaba de igual manera: destruido, saqueado, con escombros de estatuas regados por todas partes.
—No lo puedo creer —Tigresa se dio cuenta de que los individuos no solo se habían llevado joyas y adornos, sino que también, armas y otros objetos (como lo eran armaduras y rollos.)
—Pero ¿cómo pasó todo esto? Espero que no la hayan encontrado —dijo Shifu mientras levantaba un pequeño jarrón, debajo de este había un botoncito que al presionarlo vació toda el agua del Estanque de la Luna, lo que dio acceso a una pequeña puerta hecha de piedra en una de las paredes; entró y la destruyo de un golpe.
—Maestro ¿Qué está buscando? — preguntó Mantis asomándose a penas al estanque, vio a Shifu excavar entre la ahora tierra que salía en la ruptura.
El viejo maestro sacó un pequeño cofre oxidado, cualquier que lo tocara podría apreciar que en su momento brillaba con un dorado hermoso; dos dragones formaban el mango de la tapa y la base poseía 4 patitas.
Los presentes se acercaron mientras Shifu, con esfuerzo, trataba de abrirla.
—¿Quiere que la abra? —ofreció Tigresa.
—No, no, esto está muy duro…, ya sé —justo cuando iba a darse por vencido salió y corrió a su antigua habitación; quitó una de las baldosas del suelo y sacó un estuche (menos oxidado que el cofre) del tamaño de Mantis, había una llave oxidada dentro. Regresó corriendo a donde los demás y procedió a abrir el cofre—. Espero que funcione— mencionó para sí mismo, deseando que la llave no fuera a romperse.
Levantó las orejas, alegre de escuchar el ››clank‹‹ de la cerradura, y al abrir el cofre observaron sorprendidos una extraña piedra verde con una especie de brillo dorado que parecía nadar en su interior.
Shifu miró al grupo por instantes con preocupación, comenzaba a agitarse y eso no era buena señal para nadie.
—No… no es cierto —se mantuvo de espaldas—. Escuchen, hijos, hay algo que deben saber—Todos prestaron atención, el silencio se hizo presente, y las ansias los carcomían por dentro, solo Tigresa y Po yacían con una expresión neutra, Shifu colocó la piedra en una mesa y prosiguió: —. En algún momento ocurrieron cosas sombrías que solo debían quedar enterradas por siempre. Verán, lo que les contaré, trata sobre los antiguos estudiantes de Oogway —miró a Po, quien no tenía ni la más mínima idea de algo—. El caso es que una de eso estudiantes, riño mucho por qué debía ser correcto y la manera en cómo debía guiarse el Kung Fu para asegurar un futuro próspero.
El panda rojo caminó hacia uno de los estantes de rollos y sacó una caja negra, dentro había rollo muy viejo que, bien podría esfumarse con el simple hecho de tocarlo, respiró profundo y esperó para abrirlo.
—Esta anécdota, es algo que nadie debería saber, pero que muy pocos conocen, quizá la parte más oscura de la historia del Kung Fu:
››Fue hace 60 años, en el Valle de la Paz vivían un poderoso guerrero y su nuevo recién formado quinteto de aprendices:
Xin Jin, MingZhi, Yui, un joven y rebelde Shifu, y Sheeva, hermana menor de Shenguo, que también era estudiante, pero no formaba parte del equipo, muy diferente a Sheeva, una tigresa hermosa, intrépida y muy fuerte, era como la mamá del grupo. La mejor de todos nosotros.
Con el pasar del tiempo nos hicimos muy grandes amigos, convivíamos, entrenábamos y luchábamos juntos. Sheeva, solía ser muy dedicada, sarcástica, linda y cariñosa, pero también, reservada. Eso no quitaba el que amara y respetara todo y a todos.
››Y aunque en ocasiones era muy difícil entablar una conversación con ella, sobre sus orígenes, no dudaba en dar sabios consejos a quien los necesitara. Era alguien bastante educada y amable.
A diferencia de su hermana menor, que era inocente e irresponsable. Como todos, tenía sueños y aspiraciones; sin embargo, eran pensamientos que solo ella veía como correcto, quería cambiar el mundo. Odiaba ver a los débiles ser aplastados por los más fuertes, por aquellos que abusaban de su poder, entrenaba sin parar, en a veces dejaba de comer o dormir. Quería demostrarle a Oogway, que era digna de ser la más grande maestra de Kung Fu jamás vista, la más grande guerrera, aquella que llevaría paz a cada rincón de China, aquella… aquella que anhelaba infundir miedo en las almas débiles.
››Con el pasar de los años nos convertimos en maestros, Oogway estaba orgulloso de nuestro trabajo, pero…
El día que el gran maestro elegiría al Guerrero Dragón todos estábamos felices de que ella lo fuera, sin embargo, Sheeva rechazó rotundamente el título, alegando que no era su destino, que alguien digno, aparecería a su debido momento. Por meses continuó y continuó entrenando, lo que comenzó a preocuparnos porque estaba excediéndose al grado de romper sus huesos y reventarse los nudillos hasta que los muñecos de entrenamiento quedaban manchados, no quería ser inferior a sus enemigos...
››Nunca lo consiguió, por más que lo intentaba, el gran maestro siempre le decía que no estaba en sus manos traer la paz, que ni siquiera él era capaz de semejante cosa, y eso nunca sucedería. Su frustración y ambición, fueron tales que pronto se convirtieron en odio, odio amargo hacia la hacia ella, y hacia persona que más admiraba, se odiaba por ser menos; pronto, su poder comenzó a pudrirse, su Chi era lo suficiente oscuro como para aniquilar cualquier cosa. Y en efecto comenzó a darle utilidad al poco tiempo.
Sheeva, se había corrompido.
››Se había convertido en una guerrera sanguinaria y despiadada con sus adversarios. Entonces fue cuando Oogway lo vio, ella era magnífica, estaba maravillado con todo el poder y perfección que había alcanzado, pero ya no era ella misma, la Sheeva que todos conocíamos había desaparecido, había perdido su camino. Y tal vez por eso rechazó el título de Guerrero Dragón, porque sabía lo que podría suceder.
››Estaba satisfecha con lo alcanzado y eso la llevo a poner en marcha otros planes, experimentar con su propio cuerpo para saber de qué más era capaz. Ya nadie sabía que era lo que deseaba y ya estaba descontrolándose, por lo que Oogway, en un ultimátum, nos mandó a detenerla antes de las cosas empeoraran.
Ella sabía lo sabía, pensábamos que huiría, pero estábamos equivocados…
"¿Se les perdió algo?"
››Apareció tras nosotros y atacó con una ferocidad impronunciable, era ágil, astuta, fuerte y muy poderosa. Fracasamos estrepitosamente, con excepción de Shenguo, quien la enfrentó como último esfuerzo. Sentí que me quedaba sin aliento, pero uno de mis camaradas, MingZhi, seguía con vida, intentando ayudarme en medio del colapso del templo. Terminamos enterrados bajo los escombros y al despertar, vimos a Oogway, con el cuerpo de Shenguo en brazos, MingZhi salió antes que yo y seguramente vio el resto de la pelea.
Ese día tuvimos suerte, pero Shenguo, Xin Jin, Yui y Sheeva, no contaron la misma historia. Oogway se negó a responder cuando le preguntamos sobre ella.
—El gran maestro Oogway encerró todo el poder de Sheeva, en piedras especiales hechas con su propio Chi, estas fueron esparcidas por diferentes academias y clanes guerreros, ellos lo resguardarían, luego de eso no se presentó otra amenaza de tal grado hasta el día que Tai Lung estuvo aquí, pero…
—Descubrimos muchas inconsistencias.
—¿Cómo cual, maestro? —preguntó Tigresa.
—Jamás encontramos el cuerpo de Sheeva. Fue como si la tierra se la hubiera tragado, su historia quedó en el olvido… hasta el día de hoy.
Al momento escucharon un sonoro grito de emoción proveniente de Po.
—¡Us-usted era uno de los primeros furiosos!, ejem…, lo sabía —dijo como si nada y retomó su posición—. Prosiga.
—Ha habido muchos furiosos durante siglos, todos con el mismo propósito de proteger el valle y ahora, ayudar al Guerrero Dragón en su travesía… —dijo de espaldas.
—¿Y entonces esos furiosos están…? —preguntó la reptil con curiosidad.
—Si maestro, ¿de verdad... ellos? —preguntó Mono.
—Los únicos sobrevivientes fuimos MingZhi y yo, pero no sé si el… —calló y sonrió— ¡Claro! —mencionó emocionado—. MingZhi tomó su propio camino, debe estar vivo aún. ¡Por supuesto!
Shifu miró atento a los Cinco Furiosos y a Po, sonrió un poco, pero los movimientos y muecas, aunado a los constantes susurros, dejaban más confundidos a los presentes.
—Voy a consultarlo con el Consejo de Maestros, necesitaremos mucha ayuda, sino es que toda la ayuda posible. —le dio la piedra verde a Po—. Hijos, hoy más que nunca el Kung Fu está en grave peligro. Sheeva no es alguien a quien se hayan enfrentado antes. Ella no tendrá piedad contra ustedes.
—¡Hagámoslo, maestro, ¡estamos listos para cualquier problema! —comentó el panda, entusiasta.
—Po, sé estás emocionado, y por eso te daré una misión muy importante —Miró a los Furiosos primero—, por favor, salgan, necesito hablar con Po a solas —los maestros asintieron y se retiraron. Luego Shifu se acercó a Po y lo vio directamente a los ojos—. Encuentren al Pingüino Sabio.
—¡Oh sí! Espere —pausó confundido—, el… ¿qué cosa?
—Veras Po, MingZhi sabe lo que en verdad ocurrió ese día, necesitamos respuestas para saber cómo vencer a Sheeva, ahora que sabemos que no está muerta.
—¿Y qué, no podemos vencerla con alguna de las armas divinas que tenemos aquí?
—Po, ¿ya viste que hasta se llevaron la Espada de los Héroes?
Po miró el alrededor, el desastre y los objetos robados, Shifu tenía razón y no tenía nada para contradecirlo.
—Oh, cierto…, pero volviendo. ¿Cómo sabré si está vivo?
—Sé que lo está, enviaré una carta hacia su hogar… El Valle de Xiwong.
—Maestro ya me he encargado de peligros antes, Tai Lung, Shen, Kai.
Shifu habló con serenidad: —Po, no lo entiendes. Sheeva, no es una amenaza cualquiera, es una guerrera muy poderosa. Es por eso que necesitamos mucha ayuda, ella está más al nivel mío, muy al nivel tuyo y casi al nivel de Oogway —Po no dijo nada—. La piedra que tienes en tus manos contiene un poco de su Chi bueno, úsalo en el momento adecuado, o podrá corromperse y por lo tanto, corromperte a ti.
— ¿Entonces que esperamos?
—No es tan fácil como crees, no sabemos en donde se oculta con exactitud. Por esa razón me comunicaré con todas las escuelas, seguiremos sus pasos. Lo más seguro es que ella ya esté siguiendo los nuestros, mientras tanto, tú y los furiosos deberán partir en busca de MingZhi en cuanto tenga respuesta del concejo.
—Un momento, usted mencionó que fue hace 60 años cuando lucharon contra ella. ¿Qué no debería ser un costal de huesos toda aguada e incapaz de moverse?
—Es lo que no entiendo, Sheeva tenía muchos hashes bajo la manga, cualquier cosa proveniente de ella, será inesperada —atinó a decir.
—¿Y cómo es ella?
—Ya mencioné que es una tigresa.
—Bueno, al no haber más tigres por aquí, será fácil detectarla —comentó decidido.
—Por enésima vez escucha, Po, encuentren al Pingüino Sabio y solo así sabremos cual es el truco de Sheeva—le dio un mapa con inscripciones de la posible ubicación del susodicho—, aquí en el Valle De Xiwong al Norte de China.
—Oh! Guou, guou, guou, alto, pero ¿Me está dando una misión como maestro o cómo amigo?... —preguntó al recordar que Shifu ya no era el maestro del Palacio de jade.
—Te estoy mandando por tu bien y por el de todos, pero ya deberías saber qué es lo correcto.
Po respiró e hizo una reverencia.
—Shifu, le prometo que el Kung Fu verá más amaneceres —Shifu le sonrió con sinceridad.
—Sé que lo harás, Maestro — su comentario hizo que Po se sorprendiera.
Al final asintió y le dedicó una de sus tantas sonrisas tan llenas de cariño, muy características de él.
2
En el patío solo se encontraban Mono, Víbora, Mantis y Grulla, solo alguien en específico era la única ausente; habían estado platicando entre ellos hasta que Po salió y fue entonces que dirigieron sus miradas hacia él. Curiosos por saber que tanto le dijo Shifu.
—¿Y bien? —preguntó Mantis.
Po respondió: —¿Y bien qué?
—¿De qué tanto hablaron? —preguntó Mono.
—Sobre la misión, quiere que partamos en cuanto obtenga respuesta del Concejo de Maestros —ocultó el mapa que Shifu le había dado.
—Eso ya lo sabemos —dijo Grulla, traía el ala vendada.
—Oigan, no sé qué tan poderosa sea en realidad esta tal Chiva.
—Sheeva —corrigió Víbora.
—Como sea, pero Shifu se veía muy alterado. Lo de los Antiguos Furiosos debió pegarle fuerte. Supongo que no quiere que nos pase algo similar.
Mono dijo: —Amigo ya enfrentamos problemas graves ¿cierto? ¿Hasta dónde iremos?, ¿qué traes ahí?, déjame ver eso —vio el mapa que Po traía consigo y comenzó a acercarse.
—Ah, ¿e-esto?, es solo el mapa, nada más je, je… —respondió, pero Mantis apareció tras suyo y ágilmente se lo arrebató—. ¡Hey!
—Solo echaré un ojo —dijo el pequeño y junto con maestro Mono extendió el mapa, los cuatro furiosos apreciaron el lugar de la ubicación.
—¿El Valle de Xiwong?, pero eso está a 3 semanas de aquí, no llegaremos pronto —comentó Víbora.
—¿Cómo sabes que está a 3 semanas? —preguntó Po con interés puesto.
—Porque una de mis hermanas vive cerca de allí... tardaremos demasiado a menos de que tengamos alas.
—Chicos, no hay que ser tan negativos. Llegaremos, encontraremos al amigo de Shifu, venceremos a Sheeva y regresaremos todos felices.
Cuando la charla terminó, el grupo se dirigió a la cocina, lugar donde Po, había dejado "algo" olvidado. Al ver el desastre Mono fue el primero en gritar.
—¡Noooo, la cocina! —gritó dramático, recogió algunos trastes regados e inspeccionó sus tazones de galletas, vacíos.
—Cielos, también destruyeron aquí —en un abrir y cerrar de ojos Po la tomó y junto a sus amigos, (quienes más confundidos no podían estar) retrocedió hasta la entrada de la cocina.
—Ehm, Po, ¿Qué te pasa? —preguntó Mantis en el hombro de Mono.
—No se muevan, chicos… —masculló—, olvidé que hay una de esas cosas, ahí —señaló tembloroso la hoya en donde debería estar aún la criatura púrpura. Mono, por tanto, fue el primero en acercarse y sin temer levantó la tapa, el resto se colocaron en posición de batalla, excepto Po, no tardaron ni 3 segundos en ver confundidos lo que había allí.
—Ah, y eso ¿Qué se supone que es? —señaló una pila de polvo púrpura en el suelo.
—¿Qué? ¡P-pero encerré a uno de esos pequeños monstruos! No pudo haber escapado —suspiró—, chispas.
—Entonces, ¿se desvaneció? —preguntó Grulla.
Mantis que ahora estaba encima de él habló:
—Eso parece, hmhm. Al menos ya tenemos un problema menos —dijo con sorna—. Oigan, por cierto, ¿alguien ha visto a Tigresa? —todos prestaron atención al pequeño maestro quien se quedó estático al ser acosado por las miradas de sus amigos. Era cierto, la Maestra Tigresa se había separado de manera repentina.
3
Po se encontraba en el Árbol de la Sabiduría Celestial, necesitaba pensar un poco, había aparecido una enemiga muy poderosa de la cual no tenía ni la más mínima idea de cómo enfrentar, y cuyo regreso era todo un misterio que sacaba a la luz, secretos que, por mucho tiempo, estuvieron enterrados en la parte más profunda de la historia del Kung Fu. Claro que desde luego poseía un conocimiento enorme acerca del mítico arte marcial, pero eso no quería decir que no continuara aprendiendo y descubriendo más día con día.
Fuera de ello, en los últimos meses subía a donde el Durazno Sagrado, hablaba consigo mismo, y una vez más no sería excepción, casi siempre relacionado a las actividades de Jade, comida, sus conflictos internos; pero también había estado actuando extraño, parecía no dar todo de sí mismo, por alguna razón… se sentía desmotivado, demasiado pensativo.
Esta vez no estaba solo, y él ni siquiera lo sabía: la persona que menos esperaba que estuviera reposada en ese mismo árbol, yacía paciente y en silencio, viéndolo desde el rabillo del ojo tomar asiento en el suelo.
—Sabes, han estado ocurriendo demasiadas cosas, y en tan poco tiempo: Shifu, reapareció y contó cosas que no sabíamos, unos monstruos horribles atacaron el palacio, descubro que había más furiosos y, esa tal Sheeva… ¡Ash! —hartó de pensar recargó la espalda en el tronco, tomó varios duraznos y comió de tirón—Ha… Ha shido um fofho… difíshil para mí —tragó y continuó—, esto de ser maestro. No, no…, no he tenido tantos "problemas" enseñando a Los Cinco o a quienes lo necesitan, pero, siento que algo no cuadra, he tenido sueños extraños últimamente, respecto a… no sé, es como… como si me odiara a mí mismo, pero a la vez odiarme por algo que sigue recordándose, a veces, no puedo dormir, o concentrarme en algo, sí, ya sé que soy muy distraído, je, je, pe-pero, esto es muy diferente, en esos sueños, ella parece… parece detestarme con ganas y cada que la veo… —suspiró derrotado tomó la piedra verde y la miró—. ¿Qué debería hacer?
—Quizá, meditar un poco podría ayudarte…
Po reconoció al instante a la dueña de aquella tranquilizadora voz, que, por su inesperado llamado no pudo evitar saltar por el susto. Luego se alegró de verla y corroborar que, en efecto se trataba de ella, la gran líder de los Cinco Furiosos.
—¡Tigresa! —Exclamó alegre de ver a la felina, quien cortaba un durazno en gajos con una de sus garras—, ¿en dónde te habías metido? Todos en el palacio están preguntando por ti.
—Quise venir aquí, A despejar un poco mi mente —reiteró.
—¿De verdad? Qué casualidad encontrarnos en el mismo lugar, meditando… ja, ja —río como de costumbre.
Tigresa le ofreció parte del durazno que estaba partiendo, el panda aceptó gustoso.
—Po, ¿desde cuándo vienes a meditar por aquí? o más bien, ¿desde cuándo meditas?
—Espera, ¿escuchaste lo que dije? —preguntó anonadado.
—Desde luego.
—Rayos, debí asegurarme de estar solo, creo que estuve pensando demasiado y no me di cuenta de nada —se dio una palmada en la cara, Tigresa sonrió al verlo y se acercó un poquito a su par. A Po se le subieron todos los colores a la cara por tanta cercanía suya, le era casi imposible disimularlo y para su suerte, ella no lo notó… del todo.
—Te preocupa lo que está pasando, ¿verdad? ¿Qué te dijo Shifu?
—¿Preocupado?, no, no, ¿de qué hablas? No estoy preocupado.
—Po… —lo miró con serenidad, Po no era bueno ocultando cosas, mucho menos fingiendo, y eso hasta las hormigas lo sabían. El Panda volvió a suspirar con pesadez, le era difícil mentir y menos ante la líder de los Cinco Furiosos.
—Está bien, sí, estoy preocupado. Pero, es por cosas ajenas a la misión, un tanto relacionadas con alguien… —miró al cielo y sus ojos parecieron brillar.
La felina lo miró por un momento, sabía que Po estaba cargándose con algo, poco común; se mantuvo con una mirada neutra, y luego habló:
—¿Yyyyyyy, esa persona te ha hecho daño, está enferma terminalmente o algo por el estilo?
—No, no es eso, es… es complicado —suspiró cabizbajo y decepcionado. Tigresa no sabía que se estaba refiriendo a ella—. Tigresa, ¿alguna vez te has enamorado? —preguntó viéndola a los ojos. Aquella pregunta había sido inesperada, la maestra no supo que responder con exactitud, por lo que respiró y soltó el aire con pesadez.
—No me creerías si te lo dijera, Po. —Respondió— ¿Estás enamorado y eso te preocupa? —inquirió.
—¡Si!, digo ¡NO! Pero… si así fuera, la verdad no sabría lidiar con eso, es que, tú sabes, yo… —Po era un manojo de nervios exuberante, ella esperaba y oía con paciencia lo que el Guerrero Dragón quería soltar— ¿Por qué están difícil hablar contigo? —se cuestionó, algo sorprendente porque nunca había dicho tal cosa.
—¿Por qué lo dices? Hemos hablado con normalidad… al menos desde que nos conocemos bien.
Po, se dijo mentalmente "imbécil", creyó que podría ser el momento oportuno para confesarle sus sentimientos, pero, las cosas no parecieron salir como esperaba.
—No, no me refiero a eso, yo… —se calló por un momento. Ambos quedaron en un incómodo silencio, ninguno tenía algo para decir. Tigresa continuó mirándolo expectante, esperando a que terminara de hablar, sin embargo, para él, la idea de comentar algo que la incomodara, lo aplastaba.
"Es hermosa", pensó al verla directamente a los ojos. Aunque, fue cuestión de segundos para que ella lo notara y por ende retomara postura.
—¿Po? —el no hizo caso alguno, seguía perdido en sus pensamientos— ¿Po, sucede algo? —zarandeo su mano al frente de la cara de idiota del panda hasta que él recobró la compostura.
—¿Eh? ¿Qué?, ah, lo siento, solo pensaba en… fideos… y eso… —se excusó— "Uuuy soy un idiota" —pensó.
Tigresa era hermosa, y a él le gustaba muchísimo. La verdad no podía dejar de apreciarla, estaba atraído por esa valentía que cargaba, por su liderazgo, por esos hermosos ojos con pupilas carmesí que lo volvían loco, (y tenía el gran privilegio de apreciarlos cada mañana, tarde y noche, todos los días.)
Moría por probar esos labios, ¡sus labios!, que imaginaba sería como alcanzar el fruto de los mismísimos dioses, moría por abrazarla y susurrarle cosas tiernas a los oídos; decirle lo cuanto que la amaba, que se diera cuenta que el pobre estaba sufriendo y que ya no podía soportar seguirse llamando amigo, quería pasar a otro nivel, quería intentarlo y quería que valiera la pena. Tigresa ya había ignorado algunos gestos tiernos por parte del oso, y eso a él le dolía, después de años anhelando conocerla, se le hizo posible, le encantaba pasar tiempo con ella.
—No importa, estoy segura que solucionarás… lo que sea que te esté pasando. Voy a preparar mis cosas, Po, te veo en la cena —se levantó y caminó con dirección a las barracas, Po optó por detenerla:
—¡Tigresa, espera! —ella dio media vuelta y lo vio—. Oye, quería saber, sí… —ella puso más atención a su comentario, se acercó para intentar oírlo mejor.
—¿Sí?
—Yo, yo, quería saber si te gustaría… comer, fideos hoy en la cena —dijo nervioso. Allí mismo, volvió a maldecirse.
—Oh, bueno, eso es lo que siempre cocinas —arqueó una ceja.
—Cierto, cierto, solo, quería saberlo —dibujó una sonrisa en su rostro, un gesto lo bastante tierno como para que, cualquiera que lo viera, corriera de manera veloz a abrazarlo.
Tigresa torció los ojos y con una cálida sonrisa retomó su camino, su comportamiento de verdad era inusual, ya habían estado a solas muchas veces hablando de temas triviales, entrenando, comiendo o contándose chistes (que la mayoría por parte de ella, eran tan malos que eran graciosos.) Pero esta vez era diferente; ya tendría tiempo para platicar a gusto y escuchar los sentimientos del Panda.
Total, ella también parecía sentir algo por él… o eso creía.
Cuando se retiró por completo, Po se dio una palmada en la cara de manera brusca, lamentándose por casi arruinar todo.
"Estúpido"
4
La noche se apoderó del Valle de la Paz, los habitantes, comenzaban a encender lámparas iluminando el exterior de sus hogares, las personas caminaban con tranquilidad y disfrutaban de la maravillosa noche.
Po llegó al restaurante del señor Ping, su amado padre adoptivo, quien por tantos años lo había cuidado y lo consideraba más su padre biológico que a Li, aún intentaba resolver ese "problemita", los amaba a ambos, eran geniales, pero de vez en cuando le costaba decirle 'papá' a uno, sin que el otro se sintiera excluido. Tocó la puerta y daba la casualidad de que Ping y Li se hallaban jugando al Mayoong
—Po, hijo –corrió hacia él y lo abrazo, Li Shan no se quedó atrás e hizo lo mismo— Que gusto me da… digo nos da verte.
—¿Cómo están tus heridas?
—Estoy bien, no se preocupen, por ellas, luego las trataré.
—Prepararé algo de sopa, ponte cómodo hijo —ofreció la oca, mientras tomaba algunos platos y servía.
—No, no es necesario, Papás…
—¿Pero ¿qué dices? Después de un agotador día y esa pelea que tuviste en el cielo, necesitas relajarte un poco, además la noche es aún joven, hijo —lo alentó.
—No enserio, está bien.
—¿Po, que sucede?, te noto algo, raro —Ambos padres se sentaron junto a él en la misma mesa.
—Shifu me encomendó una misión y…
Li, chasqueó los labios: — Ese enano orejón, sabía que tramaba algo.
—Ese Shifu, siempre peligrándote la vida —agregó Ping.
—Oigan, oigan tranquilos, no es nada, ya he pasado por estas situaciones.
—Bueno, pero volviendo al caso, ¿por qué te preocupa hijo?, eres el guerrero más poderoso de China —sirvió los platos.
—Pero no del mundo. No es la misión lo que me preocupa, sino algunas cosas acerca de mi futuro.
—¿De qué hablas hijo? —cuestionó Li.
—Papá… digo, ¿p-papás? Eh, ya estoy grande, no tienen de que preocuparse.
Li/Ping: ¿Qué insinúas?
—No, no insinúo nada, solo digo que…
Pero Ping lo interrumpió esta vez:
—Claro, ya no tienes tiempo para nosotros… Mh, típico de los guerreros de Kung Fu, solo se importan ellos mismos. Jóvenes, ya nada más crecen y ya no necesitan a sus padres.
—Papa, no, no es eso, es solo… ¡solo déjenme hablar por favor! —ambos pusieron total atención en el—, me refiero a ¿Qué será de mí? ¿De la herencia del Guerrero Dragón?, desde que soy maestro del Palacio de Jade, hay cosas que han cambiado en mí y pensamientos que me han… incomodado, especialmente cuando estoy con Tigresa, últimamente, yo…
—'Te gusta' —dijeron al unísono.
—No, no, no, no es eso, bueno ¡SI! —exclamó y bajó el rostro, avergonzado. Ping y Li, rieron por lo dicho—¿Qué? ¿De qué se ríen?
—Oh, jo, jo. Hijo, no tienes un problema grave, estás enamorado —comentó Ping entre risas, a lo que su hijo no entendió a que se refería.
—¿Alguien quiere explicarme? —preguntó Po, desesperado.
—Escucha hijo, el enamoramiento es algo normal, un estado emocional poderoso, que hace sentir a alguien, atracción por alguien más.
—Lo que Ping intenta decirte es que, estás interesado en una chica, y esa chica es la misma que mencionas. En cualquier caso, podremos conseguirte a una señorita igualita a ti, por ejemplo, está la hermosa Mei Mei que sigue sin quitarte el ojo de encima, es un todo partidazo— dijo entusiasta.
—Uffff… no gracias, esa mujer me da miedo —Po sintió un leve espasmo cuando mencionaron a la susodicha, no le agradaba mucho.
—¿Y ya intentaste invitar a Tigresa a salir o algo? —Li Shan posó su mano en el hombro de Po, esperando una respuesta por parte de este.
—Tigresa es mi mejor amiga y, me gusta, en serio. Ella y yo tenemos varias cosas en común, pero… somos diferentes.
—¿Diferentes en que aspecto? —Ping ya sabía lo que su hijo adoptivo iba a soltar.
—Bueno ella, es una Tigresa y yo un panda, tonto y gordo, ella es una chica ruda y yo solo un… ¡un yo!
Pero Ping le dio un pequeño golpe en la cabeza con el cucharon de la sopa (aunque la fuerza ejercida le provocó dolor al Guerrero Dragón)
—No vuelvas a decir esas tonterías sobre ti, hijo. No eres tonto, sí llenito, pero nunca tonto, nadie lo es —recalcó la oca.
—Loto…digo Po —le llamó Li—, ehm ser de distinta especie no tiene por qué ser un tope para poder amarla, lo importante es lo que sienten el uno por el otro. Invítala a una cita e inténtalo, sé tú mismo, tal vez te corresponda.
—¿P-pero como voy a saber si me corresponde?
—No lo sabrás si no lo intentas —respondió Ping, a esto recibió una gran sonrisa por parte de su hijo.
—Está bien lo intentaré, lo haré hoy mismo, pero ¿Qué pasa si no acepta?
—Lo hará, solo inténtalo o nunca lo sabrás, no te precipites hijo, y no lo arruines —dijo Ping. Po abrazo a ambos como agradecimiento y estos correspondieron felizmente.
Caminó de regreso al palacio, por un momento se detuvo en medio de las escaleras que tanto odiaba y miró al cielo repleto de estrellas a más no poder: El valle estaba desolado, no había señales de vida abajo en el pueblo, el aire resoplaba con tranquilidad convirtiendo la noche en algo agradable. Respiró hondo y continuó subiendo.
"Tigresa… y yo ¿Una cita?, suena fácil. Fácil pero complicado"
"¿Qué eres para mí? ¿Qué puedo ser para ti? ¿Algo más que un amigo?"
"Si tan solo…"
"Po y Tigresa"
"Suena espléndidamente hermoso."
