Como un No muerto has vivido, como un Elegido fuiste seleccionado por tus defectos y virtudes, como Cazador te adaptaste al ambiente y como un Héroe serás recordado por tus acciones desinteresadas a lo largo del trayecto.
Ohayo, bienvenidos todos a otra actualización de esta historia. Aquí arriba solo quiero hacer algunas aclaratorias por si no quedó claro, los sucesos actuales están ocurriendo algunos años antes de si quiera la aparición de los Types, de modo que todavía no vamos a ver a Godo, que sí, él va a aparecer aquí, sería un insulto hacer un fic de Notes sin que apareciese Godo al menos como cameo, pero eso será más adelante. Comencemos de una vez… Go.
Disclaimer: Todos los personajes aquí mostrados le pertenecen a su creador Kinoko Nasu, yo solo escribo sin lucro alguno y por diversión.
Capítulo 3: Más allá del horizonte
Molesto
Ayer todo estaba bien, no se encontró con ningún grupo vagabundo de humanos, ningún A-Ray salvaje se le presentó por confundirla de primeras con una Liner, además el clima no era del todo insufrible, relativamente fue un día tranquilo sin ningún inconveniente para ella.
PERO, como no podía ser de otra manera, al llegar la noche se encontró con otra muestra de que el planeta muerto en que habita es escenario de una Gran Guerra entre los seres que lo habitan. Un grupo de Endriagos habían atacado a un poblado Liner, agitaban sus alas y rugían ruidosamente mientras bañaban todo con el fuego de sus alientos, incluso desde la distancia pudo verlos volar en círculos sobre la desesperanzadora escena que causaron.
No le extrañó el suceso en lo absoluto, después de todo es normal encontrarse alguna que otra ciudad Liner ser destruida o humanos desesperadamente luchando contra grupos pequeños de A-Rays.
Lo que llamó su atención fue detectar una fuente de Grain moviéndose lentamente, así que se aproximó para entonces ver entre todo ese fuego y escombros a un sobreviviente, un pequeño niño Liner de cabello rojizo se encontraba caminando entre todo el desastre con ojos vacíos.
Aunque se tropezaba, avanzó, aunque le suplicaban ayuda, avanzó, aunque sus heridas no debieron permitirle seguir caminando, avanzó… ese niño debió haber muerto, todo y todos a los que alguna vez conoció estaba siendo consumido por el fuego próximo a su débil figura, ¿por qué seguir?, ¿acaso no es más fácil detenerse y que el fuego acabe el trabajo?.
Molesto
Algo en ese niño le irritó, era realmente fastidioso verlo continuar caminando hacia adelante sin siquiera apartar la mirada del camino que presume lo mantendría con vida un poco más cuando sus heridas ya dictaron que no le quedaba mucho tiempo. Su cuerpo es muy frágil y su mente ya debía estar destrozada, ¿entonces por qué?, ¿Cómo seguía avanzando ese vulnerable y débil niño humano?.
Se decepcionó cuando lo vio colapsar sobre una colina de escombros, aunque por supuesto le irritaba ver al mocoso caminar inútilmente para alargar su vida, esperó volver a verlo levantarse para seguir avanzando… fue lamentable observarlo tendido y sin fuerzas contemplando al cielo.
Por supuesto debió dejarlo fallecer a causa de sus heridas, nada le esperaba a ese mocoso si de milagro sobreviviese pues otros A-Rays no tardarían en devorarlo apenas lo vean y no hay chances de que otros humanos llegasen a rescatarlo convenientemente, si vive hoy morirá mañana y así sucesivamente hasta que la suerte se le acabe, un acto piadoso es no alargar su sufrimiento.
Sin embargo antes de que ella pudiese darse la vuelta para continuar su camino, lo vio… lo vio extender débilmente su mano hacia el cielo, aun intentando aferrarse a la vida, no quiere morir y sin nada más que poder hacer solo suplicó que alguien acudiese para salvarlo.
Incluso las propias partículas de grano en el aire se agitaron ligeramente en respuesta a su terquedad.
Ella en serio intentó ignorarlo, se dio la vuelta y comenzó a caminar en la dirección opuesta al mocoso que tiene los minutos contados.
-Estas solo, nadie te salvará, avanzaste tanto para nada-, dijo en aquel momento con un agrio sabor en su boca antes de apretar los puños.
Esas palabras… no estaban dirigidas hacia el niño.
Molesto
-Entonces hasta aquí pudiste llegar por tu cuenta-, dijo mientras que con firmeza lo observó tendido y moribundo en el suelo.
Como se esperaba no recibió respuesta del niño, sus ojos estaban cada vez más nublados mientras que su mirada se perdía en las nubes de lluvia.
Tan débil, tan solitario, habría sido mejor si hubiese muerto rápida e indoloramente junto a aquellos humanos que fueron aplastados por los escombros de sus edificios mientras dormían.
-Tch, tienes suerte de que estaba por la zona y sintiera tu Grain-, no comprende por qué hizo lo que hizo, incluso ahora no lo entiende, pero… usó su propio Grain para acelerar la curación del cuerpo del niño. –Sé agradecido, no morirás hoy-, debió dejarlo morir, era lo más razonable pues el dolor de sobrevivir lo perseguiría.
Pero así como le molestaba verlo aferrarse a la vida, le molestó la idea de dejarlo morir.
No anticipó que aún le quedasen fuerzas para sonreír y responder.
-Gra…cias-
-Niño estúpido-, masculló en voz baja sin aligerar el paso mientras avanza con sus botas dejando huellas en el árido suelo sin vida.
El motivo de su malhumor no era otro que su error, el mocoso que no deja de seguirla desde hace algunas horas, se tropezó y patéticamente su cara conoció la tierra seca... otra vez.
Frustrada se rascó la cabeza sin siquiera voltearse a ver si estaba bien, no es necesario cuando el niño Shirou se vuelve a poner de pie y reanuda el trote para no alejarse de ella. Es raro, cuando se tropezaba no se quejaba al rasparse la piel y con una mirada plana se volvía a poner en marcha, ni siquiera le pedía que caminase más despacio para que la pudiese alcanzar.
Joder, por supuesto no va a moverse más lento solo para que él se ponga al día pues le advirtió que no lo cuidaría ni aceptó llevarlo con ella, ¡pero aun así!, es raro que ni siquiera se queje por todo lo que ha tenido que trotar sin descanso ni del frío causado por la llegada de la noche, ¡es irritante que solo la siguiese en silencio!.
Como sea que haga lo que quiera, no es su problema si algunos Manélidos sacan sus manos de la tierra para arrastrarlo hacia las profundidades o si alguna Estirge o Arpía baja del cielo para devorarlo, ella no movería ni un solo dedo para salvarlo.
Después de todo ya hizo suficiente por él, no es su responsabilidad el tener que protegerlo de todos los peligros que acechan a la humanidad a la que él pertenece.
Nuevamente lo escuchó tropezar a algunos metros detrás suyo y un solo pensamiento permaneció en su mente.
Molesto
Le arde la garganta, el picor es insufrible y el ardor palpitaba con cada jadeo del niño que desesperadamente intenta no alejarse demasiado de la mujer que camina tranquilamente a varios metros adelante.
Shirou casi vuelve a tropezar, no obstante no por torpeza, sino porque sus piernas cada tanto flaqueaban tras aguantar su peso por un desconocido número de kilómetros desde que partieron de la cueva. Tan exhausto como está, quiso detenerse a recuperar el aire o no volver a levantarse una vez cayese al suelo para descansar aunque sea unos minutos, sin embargo no podía permitírselo pues Calipso se alejaría cada vez más y podría perderla de vista.
Síguela
No podía detenerse, aunque tuviese hambre, aunque estuviese sediento, aunque estuviese cansado, si pierde a la A-Ray que la salvó entonces muy posiblemente no la volvería a ver jamás. El único consuelo que tenía era la fría brisa nocturna que acaricia su piel, no realmente refrescante pero al menos minimiza la alta temperatura que su cuerpo ha estado manteniendo tras tanto avanzar sin detenerse.
Los rasguños superficiales en su piel aunque escosen un poco, no dolían lo suficiente como para importarle, aunque ciertamente es un inconveniente que sus desgastados shorts y camisa comenzasen a rasgarse por el rose contra el árido y muerto suelo al tropezarse.
Observando varios metros adelante aun podía ver la figura de Calipso avanzando despreocupadamente por esta tierra hostil, tan confiada y relajada, la hermosa mujer morena de cabello plateado nunca se volteó a verlo mientras que su gabardina negra ondulaba detrás de ella como burlándose de que no pudiese seguirle el paso.
No es humana
Esa era una excusa razonable, él es solo un niño Liner, ella una de los Diez A-Rays individuales, claramente sus capacidades físicas y su resistencia le superan con creces sin contar el hecho de que Calipso se alimenta del Grain en el aire mientras que él, que no cuenta con esa habilidad, no ha descansado en muchos kilómetros. No obstante pese a ser más o menos consiente de los hechos, Shirou no estaba feliz con ser dejado atrás con tanta distancia de por medio que la separa de su salvadora.
Por mucho que corriese no percibió que se acercase realmente a Calipso aunque ella camina con normalidad, esto lo desorientaba pero tercamente se rehusó a rendirse por ello. Con la determinación aún vigente en su mirada, el niño se acomodó la capucha de la túnica antes seguir forzando a sus piernas para que lo llevasen hacia adelante.
Escuchó graznidos muy a lo lejos así como un ocasional gruñido gutural que no sonaba nada amistoso, naturalmente sintió un escalofrío al considerar que habían A-Rays cerca pero afortunadamente ninguno apareció en todo el recorrido que lleva siguiendo a Calipso, sin embargo no por eso su miedo desapareció.
Con cada jadeo sintió aquel punzante ardor en su garganta, con cada paso sintió que sus piernas le fallarían, con cada sonido extraño sintió el temor en su interior retorcerse.
Solo no te detengas
Tras otra hora de viaje, el cansado niño observó cómo habían llegado a un amplio lago rodeado de rocas y un bosque muerto donde los arboles negros carecían de cualquier tipo de vida vegetal. La media luna en el cielo se refleja sobre la superficie del agua junto a las pocas estrellas que no son cubiertas por las nubes que lentamente se mueven.
Shirou con atención observó a Calipso serenamente hacerse camino y subirse sobre una de las rocas que bordean el lago, procediendo a sentarse allí con la mirada puesta en la luna. Sus exóticos rasgos iluminados por la luz del cielo nocturno resplandecían ligeramente entre la oscuridad de la noche mientras sus mechones plateados eran acariciados por el aire.
-Haaaa… haaaaa-, el niño pelirrojo, quien aún jadea pesadamente, no tardó en reparar en su propio estado y dirigirse hacia la orilla del lago para llenar su cantimplora, buscando saciar su abundante sed en pos de evitar desfallecer por deshidratación.
Con las manos temblorosas apenas pudo llenar el recipiente con agua pero esto no evitó que vertiese el refrescante líquido por su garganta. Desesperadamente vació el contenido en poco tiempo y sin ser suficiente volvió a suministrarse con el agua del lago, cada gota lo revitalizaba como el vital elixir que es necesario para su organismo, tal vez esta fascinación era producto de todas las horas que pasó sediento pero nuevamente, esto poco le importó.
Solo quería beber y descansar cuanto tiempo pudiera antes de que Calipso decidiese volver a ponerse en marcha.
-No deberías quedarte tanto tiempo allí, niño-
Levantó la mirada en la dirección en la cual está la mujer sentada, se extrañó ante su repentina advertencia pero antes de que pudiese preguntarle al respecto, algo emergió del agua.
Lo que parecían 3 brazos oscuros se alzaron violentamente sobre la superficie del agua, dichas extremidades median al menos 3 metros y se doblaban en varios ángulos al contar con múltiples codos, esos brazos estaban recubiertos con escamas y sus dedos aparte de ser esqueléticos blandían unas filosas garras.
Estas extremidades se doblaron y se movieron en dirección a Shirou quien asustado comenzó a arrastrarse hacia atrás para alejarse de la orilla del lago, no obstante los brazos fueron lo suficientemente rápidos como para sujetar sus pies y comenzar a tirar de él.
-¡S-Suéltame!-, por supuesto intentó luchar, desesperado forcejeó y sacudió sus piernas para intentar liberarse de los dos brazos que le arrastraban de vuelta a la orilla del lago, pero este esfuerzo solo enfureció al tercer brazo que con sus garras intentó cortarle la cara.
Desesperado estiró una mano para alejar el tercer brazo de su cara, llevándose su antebrazo los filosos cortes causados por aquellas monstruosas uñas. El pelirrojo gruñó con los dientes apretados, intentó soportar el dolor mientras que agitado intentaba zafarse del fuerte agarre de los brazos sobre sus pies.
Apresuradamente miró en dirección a Calipso quien seguía con su mirada puesta en la luna, claramente indispuesta a ayudarle pese a que cada vez se encontraba más cerca del lago. En vista de que, en efecto está por su cuenta, reparó en la daga sujeta a su cinturón y no tardó en mover su mano libre para tomarla, cosa que le costó unos cortes superficiales en la mejilla.
Al tocar la daga, apretó su mano sobre el mango y con brusquedad la levantó para entonces apuñalar el tercer brazo encima suyo, pero lastimosamente el filo del cuchillo no pudo atravesar la escamosa piel oscura de la extremidad, solo se limitó como golpe contundente que hizo retroceder un poco al brazo.
Frustrado de que su única arma no infringiese el mismo daño que él sufrió, el niño sintió el miedo reemplazarse con furia a medida que sus heridas comenzaba a picar y su sangre descendía por su brazo.
-¡Déjame ir!-, gritó enojado el niño volviendo a golpear al tercer brazo con la daga, esta vez con la fuerza suficiente como para hacer retroceder la extremidad que necesitó de otros contundentes golpes en los dedos y nudillos para retirarse de vuelta al agua.
Shirou no se detuvo, agitado y enojado comenzó a levantar y bajar la daga sobre los 2 brazos que sujetan sus pies y estaban a un metro de llevarle al lago.
¡CLANK! ¡CLANK!
Aunque no pudiese apuñalarlos los golpeó cuanto pudo sin pausa, rehusándose a dejarse sumergir para ser asesinado, el niño forcejeó y atacó cuanto podía hasta que finalmente los espeluznantes brazos le soltaron y regresaron al lago.
Shirou quedó jadeando a los pies del lago con sus zapatos ligeramente sumergidos en el agua, pese a estar cansado y herido se puso de pie y corrió lo suficientemente lejos para "estar a salvo".
Sangre goteaba de su brazo herido al suelo y la garganta comenzaba a dolerle de tanto jadear, miraba atentamente la superficie del agua esperando que más brazos saliesen pero por fortuna no fue así, de modo que se dejó caer hacia atrás y con las manos extendidas.
Pese a estar desganado y cansado, el niño Liner con su daga cortó un trozo de tela de su túnica para envolver los cortes sangrantes en su antebrazo, luego procedió a morder el mango del cuchillo antes de apretar y hacer un nudo para evitar que el sangrado se agrave.
Claro está que poco o nada sabía sobre primeros auxilios y agradecería enormemente que Calipso volviese a curarle, pero claramente ella no estaba interesada en ello asi como tampoco lo estuvo en echarle una mano hace unos momentos.
-No me mires así niño, te advertí que no sería tu niñera-, ella finalmente apartó la mirada del cielo y se volteó a verlo tumbado en el suelo. –Si eres lo bastante estúpido para seguirme, lo cual veo que es así, tendrás que arreglártelas mejor si quieres defenderte de los A-Rays que aparezcan, porque como ya pudiste ver, yo no voy a salvarte el culo otra vez-, dijo la bella mujer con una severa expresión.
Ella procedió a ponerse de pie y sin decir otra palabra se encaminó hacia el bosque muerto con las manos dentro de los bolsillos de su gabardina.
Shirou seguía agotado asi como adolorido y hambriento, sinceramente estaba fuertemente tentado a quedarse acostado contemplando el cielo nocturno hasta que el sueño le venciera, sin embargo…
Síguela
Quiere permanecer a su lado cuanto pueda, la seguiría hasta que su cuerpo no se lo permita.
Es así como Shirou con dificultad se puso de pie, con una férrea mirada apretó su mano sobre la daga en su cinturón y comenzó a seguirla nuevamente.
El sol se alzaba en el horizonte tal y como lo hizo ayer, iluminando las rojizas tierras muertas que abarcan todo a la vista.
En un punto en concreto de toda esa bastedad de territorio sin vida vegetal, se encuentra un pequeño pueblo Liner abandonado. Los edificios descuidados cubiertos de arena y las calles con escombros evidenciaban la ausencia de humanos en todo el poblado y sus cercanías.
Sobre la única torre de vigía del pueblo se encuentra Calipso, la cual con un pie apoyado del borde se encuentra observando a la lejanía, inspeccionando con sus filosos y fríos ojos rojos cualquier señal de vida a varios kilómetros de distancia.
Por supuesto no es que estuviese atenta por su propia seguridad, después de todo en este planeta muerto solo hay 10 A-Rays que se le igualan y ninguno está lo suficientemente motivado para romper el pacto de no agresión que tienen. Solo está… tomando un descanso, si, está sobre una torre de vigía Liner por diversión, no se debe en lo absoluto al mocoso que está durmiendo abajo.
Solo es un Liner
(Si estabas tan casado solo tenías que decirlo), pensó irritada la mujer con su ceño fruncido, aun recordando cuando Shirou colapsó a unos 5 kilómetros de este pueblo hace varias horas.
Sinceramente no se habría detenido, pero habría sido mejor que el niño le pidiera que tomasen un descanso en lugar de soportar en silencio su agotamiento hasta colapsar. ¿Qué tan estúpido puede ser?, dando lastima allí tumbado e indefenso para que cualquiera de las Cien Especies le matase, el único motivo por el cual lo cargó y lo resguardó para que descansase dentro de la torre es para que al despertarse se avergüence de su propia debilidad.
¿Por qué demonios está tan empeñado en seguirla?, ella no lo sabe, pero al menos debe frustrarse al darse cuenta de lo incapaz que es de lograr algo tan simple. Este mundo no es apto para los débiles, vale fue capaz de mantener el ritmo y sobrevivir toda la noche, pero al casi llegar la mañana cayó presa del hambre y el agotamiento físico, ¿Cómo espera sobrevivir así?, justo por eso le recomendó que se fuese al poblado Liner que estaba en la dirección completamente opuesta a la que ella tomó desde la cueva.
Los humanos no atienden a la razón
Por muy cierto que eso sea, Calipso tampoco está impune de dicha declaración pues siente que algo anda mal con ella si volvió a sanar las heridas de Shirou y cazó a algunos Jabalís para que el pelirrojo tuviese carne para alimentarse una vez despierte.
(Solo es por curiosidad), se recordó a sí misma intentando justificar sus confusas acciones si tanto le desagrada la compañía del niño Liner.
Claro, le da igual si el mocoso vive o muere, pero si aún está con vida… quiere saber qué tan lejos puede llegar esa terquedad que tiene el niño de ojos color bronce.
"Fue la única que apareció cuando pedí ayuda, eso me hizo feliz"
-Tch, como si eso me importase-, masculló entre dientes antes de levantar su vista al cielo próximo en el horizonte.
Seres humanoides alados volaban a una docena de metros sobre el suelo, todos exóticamente hermosos con prendas simples pero adecuadas para el nombre que recibe su Especie: Ángeles.
Calipso los observó con indiferencia, nada preocupada de sus números ni tampoco de lo preparados que se ven para iniciar una matanza, después de todos son tiempos de guerra, es una posibilidad que ellos estén actualmente bajo órdenes de esas seis niñas o incluso de alguno de los otros A-Rays individuales, sea como fuese Neo Calipso no tenía absolutamente nada de lo que angustiarse.
Su mirada regia y firme se mantuvo sobre los bellos seres alados, los cuales sobrevolaron el pueblo como si supiesen que ya no habría ningún Liner, algunos de los Ángeles reparaban en ella pero de un solo vistazo la reconocieron como una Especie a la cual no deben enfrentarse.
(Así debe ser), declaró con solemnidad mirando hacia arriba como los Ángeles continúan su camino.
Independientemente de que los Ángeles como Especie tengan un poder destructivo que se equipara con algunos de los A-Rays de los primeros 10 puestos, eso no les absuelve de ser la especie que opera por y para los que están en lo más alto de la jerarquía.
Aún recuerda aquellos días donde tuvo bajo su mando a cientos de escuadrones de Ángeles dispuestos a morir por ella, todos fueron leales hasta el final, más tarde desertó con la llegada de las seis mocosas y desde entonces cualquier especie inteligente bajo órdenes directas de esas pequeñas brujas tiene prohibido cualquier hostilidad hacia ella que tomó un papel neutral en esta guerra.
-¿Qué son ellos?-
La morena mujer de cabello plateado bajó la cabeza para observar a Shirou quien asomaba su cabeza por encima de la trampilla que da al interior de la torre, recién debió comer puesto que tiene ligeros rastros de comida en su boca.
De alguna forma le irritó la fascinación y el asombro en los ojos del niño que contempla el vuelo de tan común rama de las Cien Especies.
-Ángeles-, ella respondió volviendo a levantar su mirada para ver como el grupo ya se estaba comenzando a alejar.
-Sus alas son raras-, opinó el pelirrojo mirando con calma como aquellos A-Rays se iban volando sin agitar sus alas como uno pensaría que lo harían.
Calipso se abstuvo de explicarle que las especies de los Ángeles pueden volar sin alas y solo usan estas como placas para recolectar las partículas de Grain del aire. En cambio se giró hacia el niño y con una vena en su frente le dio un golpe en la cabeza.
Conteniendo su propio quejido, Shirou se llevó una manita al lugar donde Calipso le golpeó mientras que con la otra se sostenía de la escalera. La mujer por otro lado se cruzó de brazos por debajo de su pecho y fulminó al niño con sus inhumanos ojos rojos.
-No salgas tan despreocupadamente la siguiente, si te hubiesen visto te habrían matado y como dije no te voy a defender-, le dijo con severidad y un toque de enojo que no hizo absolutamente nada para minimizar la belleza natural de la A-Ray.
Shirou tras sobrellevar el punzante dolor en su creciente chichón, se quedó observando fijamente a la mujer que afiló su mirada para intimidarlo.
-Entendido-, aceptó con calma el niño sin ninguna resistencia.
Esto contrario a apaciguar a Calipso, solo la irritó un poco más antes de que apartase la mirada en otra dirección.
-Al menos quéjate como el mocoso que eres, es molesto que seas tan sumiso-, masculló con los ojos cerrados mientras que sus platinado cabello de seda era acariciado por una brisa pasajera.
Shirou quien la sigue mirando fijamente no logra comprender qué hizo para molestarla, pero pensó que no podría llegar a entenderlo por mucho que lo medite.
¿Por qué quejarse cuando ella le acaba de dar una advertencia por su bien?.
En pos de cambiar el rumbo de la conversación, el niño decidió hacer una pregunta que le ha estado carcomiendo desde ayer.
-¿A dónde te diriges?-, le preguntó con inocente curiosidad a la mujer que tras unos segundos suspiró y observó al horizonte.
-A ningún lugar en concreto, no hay sitio en el cual sea bien recibida en este mundo-, aquella respuesta tuvo una lejana nostalgia impregnada mientras aquellos intensos ojos rojos parecen mirar hacia tiempos distintos.
Ahora en perspectiva de los tiempos actuales, a Neo Calipso le desagradan los humanos a la vez que estos repudian a los A-Rays, incluso aun siendo la N.8 de las Cien Especies no está dispuesta a rodearse de otros A-Rays que activamente atacan a los humanos.
¿Dónde queda ella entonces?
-No me mires así-, le ordenó la mujer con severidad. -En primer lugar no voy a quedarme sentada en un rincón solo porque no participo en esta estúpida guerra, moverme constantemente al menos es una forma de pasar el tiempo-, dijo como si hubiese necesidad de explicarse frente al niño, cosa que le molestó momentos después.
El pequeño de cabellos rojizos solo la observó durante unos segundos en silencio.
-¿No tienes un objetivo?-
-¿Y tú sí?-, ella le devolvió la pregunta con un poco de burla, aunque parecía más una defensa contra la acertada pregunta del niño.
Shirou nuevamente solo la observó durante unos silenciosos segundos, parecía como si estuviese ordenando las palabras en su cabeza antes de soltarlas.
-Quiero serte útil-, confesó el pelirrojo mirándola con esos honestos y molestos ojos color bronce.
Calipso se jactó irónicamente. -Deje de bromear niño, ¿en qué se supone me vas a ser útil si no tengo ninguno objetivo?-, cuestionó al infante con una sonrisa cínica mientras apoya su peso sobre su pierna derecha.
Nuevamente silencio por parte del pequeño Liner, esta vez parecía buscar una respuesta a su pregunta, pero no fue tan sencillo si tardó casi un minuto en volver a hablar.
-Te puedo ayudar a encontrar una-, propuso él inocentemente.
Ella solo contuvo su propia diversión. -¿Ah sí?, ¿Cuál se te ocurre?-, preguntó sarcásticamente entornando los ojos mientras su gabardina se sacude un poco.
-Terminar la Guerra-
-Demasiado trabajo, por mí que A-Rays y Humanos se maten siempre que no me molesten-, respondió con indiferencia la hermosa y cínica mujer con los ojos cerrados y un gesto simple de su mano.
-Encontrar a los otros A-Rays Individuales-
-¿Por qué lo haría?, no me llevo bien con varios de ellos-, ella lo descartó rápidamente frunciendo ligeramente el ceño, al parecer tampoco guarda una buena relación con los 9 A-Rays que al igual que ella son únicos.
Dado que ella no aceptó ninguna de sus propuestas, el niño se puso a recordar su deseo más fuerte, el anhelo al cual se aferró en los últimos momentos antes de que Calipso lo salvara la noche del incendio.
"Quiero Vivir"
Él que perdió todo en aquel incendio y estaba al borde de la muerte solo quiso mantenerse con vida, tercamente se aferró a ese deseo hasta que por suerte llegó quien le salvó.
No sabe prácticamente nada de Calipso y no entiende qué es lo que está esperando encontrar con solo moverse sin rumbo, pero si hay algo que él sabe que vale la pena perseguir es ese deseo.
-Usted… debería intentar vivir-, le dijo lenta y concisamente a la mujer, con un cuidado sutil para expresar sus emociones a través de aquellas palabras, pero incluso así ni siquiera el propio Shirou podía entender la bastedad del significado que quería transmitir.
Para él es algo tan sencillo como "Si necesitas algo para avanzar, vive, vivir es bueno, vale la pena vivir", pero claramente esas inocentes intenciones calaron profundo en la A-Ray N.8 la cual ensanchó ligeramente sus ojos tras escuchar al niño.
La sorpresa fue momentánea pues rápidamente ella volvió a poner esa expresión severa y plantó sus manos sobre su cintura.
-Si tienes tiempo para decir tonterías entonces descansa ahora que puedes, dentro de una hora no voy a estar aquí por si otra unidad de Ángeles te encuentra y quiere eliminarte-, le advirtió con sequedad al pelirrojo.
Shirou la observó con calma durante unos segundos antes de asentir obedientemente y volver adentro de la torre, cerrando la trampilla al bajar.
Al encontrarse sola nuevamente, la hermosa mujer volvió a poner su mirada en el horizonte, su mirada perdiéndose en un lugar y un tiempo que ya no existe.
La esquina de sus labios se estiraron levemente en una sonrisa. -Vivir, eh-, inhaló y dejó que el aire fresco inundase sus pulmones. -Hace décadas que no oigo esa palabra-, dijo con nostalgia, por ahora permitiéndose recordar con cariño el pasado sin importar el deplorable presente.
"vivir" es una palabra que en este mundo muerto se perdió su significado, desde el inicio de la Gran Guerra ya nadie podía darse el privilegio de vivir, a todos les basta con sobrevivir otro día más a cualquier costo.
(¿Cómo se vivía?), ha pasado tanto tiempo que lo olvidó.
Seria agradable recordarlo antes de que fuese tarde.
*Fin del Capítulo*
Y eso ha sido todo. No quiero extenderme más de lo necesario aquí, así que solo diré que no se sorprendan si tardo lo suyo en actualizar puesto que tengo otras historias/capítulos que publicar, pero intentaré en lo posible no descuidar esta dado que quiero si o si llegar a la llegada de los Types, pero sin prisa claramente.
Espero que les haya gustado y si es así dejen Reviews con sus opiniones. Sin nada más que decir me despido hasta la siguiente… Sayonara.
