EL NOVIO DE MI HERMANA
CAPITULO 3.
BARBIE Y KEN
Seis meses atrás...
Makoto y Minako salieron del supermercado cargando bolsas donde llevaban los ingredientes que habían comprado y con los cuales Makoto iba a cocinar un banquete de comida tradicional japonesa y postres típicos de su país natal para celebrar el inicio de la Golden Week con los miembros de la comunidad japonesa viviendo en Londres con quien se reunía una vez por semana.
Al llegar al auto de Makoto subieron las bolsas a la cajuela y rápidamente subieron al auto. Makoto llevaba prisa porque la comida era para el siguiente día y aunque Minako era muy acomedida era bastante torpe en la cocina.
—Tranquila, Mako. Es para mañana y aun tenemos todo el día de hoy y parte de mañana para hacer el banquete.
—No estaría tan estresada si Yuriko e Ikuko no hubieran dicho al final que siempre no iban a poder ayudarme.
—¡Pero me tienes a mí!— Expresó la entusiasta rubia, quien por cierto de japonesa solo tenía el nombre y el apellido heredado por su bisabuelo japonés que se había casado con una inglesa y de ahí había sido heredado a las siguientes generaciones; pues Minako ni sabía hablar japonés y si había empezado a ir a las reuniones de la comunidad era más con el objetivo de conocer hombres atractivos que de recuperar sus raíces; ¿Y en cuanto a cocinar comida japonesa? Eso era un caso perdido, pues en las artes culinarias era un desastre.
—Y te lo agradezco.— Dijo Makoto resignada, pues tampoco quería ser grosera con aquella simpática joven con quien estaba naciendo una amistad.
Makoto encendió el motor del auto, lo puso en reversa para salir del estacionamiento pero entonces escuchó un golpe. Miró por el espejo retrovisor y lanzó una maldición cuando se dio cuenta de que el auto negro al que había dado un golpe era uno de modelo reciente.
Se quedó arriba del auto pensando que diría, pues el día anterior había expirado la aseguranza de su auto que la protegía en caso de accidentes donde dañara a terceros. En seis años conduciendo nunca había tenido un percance, así que debía ser muy mala suerte que los Kamis quisieran que fuera a cometer un accidente justo el día después de que se le venciera la aseguranza confiándose en que nada podría pasar por un día que condujera únicamente al supermercado sin tener vigente su seguro.
Escuchó que alguien tocaba la ventana de su auto y escuchó la voz del dueño del auto, el cual estaba evidentemente molesto.
- Oiga. Golpeó mi auto. No sea cobarde y hágase responsable.
Makoto abrió la puerta de su auto y bajó, encontrándose con un hombre alto, de cabellos rubios, ojos verdes , hombre que calculó a lo mucho tendría treinta años y tenía que reconocerlo, bastante atractivo, aunque no era momento para deleitarse en los atributos físicos de un hombre, menos si era al que le había chocado el auto.
—Discúlpeme. No fue mi intención.— Dijo Makoto titubeando mientras pensaba que hacer.— Por favor no le hable a la policía porque no he pagado la aseguranza y me van a poner una gran multa, pero si tiene un poco de paciencia la puedo hablar a mi padre y él le pagará.— Sí. Detestaba al señor que había puesto el esperma contribuyendo así a su existencia y tener que pedirle favores, pero en ese momento recurrir a Arthur Wellington era su única opción porque todavía faltaban días para que le pagaran en su trabajo.
De pronto miró como aquel hombre que al principio lucía furioso esbozaba una sonrisa y le sorprendió que cambiara a un tono más amable.
—Disculpe por haberle hablado de esa manera. No me había dado cuenta de que era una mujer hasta que bajó del auto. ¿Se encuentran bien usted y su amiga, señorita?
—Sí.- Dijo Makoto mientras asentía.— ¿Me va a permitir llamarle a mi padre entonces para que venga y le pague los daños?
—Descuide. No le voy a hablar a la policía ni es necesario que le hable a su padre. Después de todo no es un gran daño lo que le hizo a mi auto. Yo me encargaré de reparar mi auto y usted puede pagarme cuando quiera.
El hombre sacó una tarjeta de presentación de su billetera que entregó a Makoto.
—Llámeme esta o en la próxima semana y nos ponemos de acuerdo.
—Muchas gracias.
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Makoto caminó detrás de la simpática recepcionista, por aquel lugar lleno de cubículos, hasta que llegaron a lo que debía ser la oficina del novio de Wanda y dueño de aquella editorial.
—Señor Foreman. ¿Puedo pasar? Llegó su nueva secretaria.
—Adelante, Stacy.— Escuchó Makoto aquella voz masculina que le parecía reconocer, pero ¿Dónde? "Debe ser un deja vu" Se dijo para sus adentros.
Stacy abrió la puerta, Makoto entró detrás de ella y miró de espaldas a un hombre alto y rubio, pero entonces entonces cuando se dio la vuelta y lo miró a la cara supo porque le había parecido conocida aquella voz. Deseaba salir corriendo o que se la tragara la tierra, pero ya era tarde para huir.
Aquel hombre que era su nuevo jefe y el prometido de su medio hermana era el mismo al que meses atrás le había chocado el auto. Ella había tenido intención de pagarle, pero por un descuido había perdido aquella tarjeta de presentación a la que no le había prestado mucha atención como para recordar los datos que venían en ella, aunque perfectamente recordaba el rostro y la voz del atractivo hombre.
Se dio cuenta como su cuñado la recorría con la mirada, y aunque le sonrió en sus ojos adivinó que la recordaba.
—Buenos días, señorita Wellington.— Dijo dirigiéndose a Makoto. En otras circunstancias Makoto hubiera aclarado que su apellido legal era Kino, pero no en ese momento.
—Ya puede retirarse Stacy. Muchas gracias.
La joven rubia salió y entonces Makoto sintió el calor en sus mejillas cuando la dejaron a solas con su nuevo jefe.
—¡Vaya, vaya! Así que usted es mi cuñada.— Dijo Andrew como si aquella coincidencia fuera graciosa.— Un placer conocerla, señorita Wellington.— Añadió Andrew mientras le ofrecía su mano para saludarla.
—Mucho gusto, señor Foreman.— Dijo Makoto dándole un apretón de manos como saludo.
Se quedaron en silencio un momento y entonces Makoto habló.
—Señor Foreman, sobre el incidente de su auto. Yo quería comunicarme con usted pero...
—Ah. Ese lo he reparado. De igual manera vamos a dejarlo olvidado porque después de todo usted es mi cuñada y no le cobraría a la hermana de mi novia.— Dijo como si aquello no tuviera la más mínima importancia.— ¿Qué le parece si mejor empezamos con su capacitación? Hay mucho que tienes que aprender y yo demasiado trabajo con el que necesito que me ayude.
—Sí.— Asintió Makoto.
—Tome asiento, por favor.
Andrew tomó unas carpetas de un archivero y se las llevó a Makoto, pero entonces los interrumpió el sonido de su móvil.
—Permítame, señorita Wellington
A Makoto le desagradó cuando escuchó que por segunda vez la llamaba "Wellington", ya le aclararía que no era su apellido legal, pero mejor se dispuso a poner atención a lo que hablaba Andrew.
—Hola Lizzie... Ahora mismo no puedo...En la tarde tengo un compromiso pero te veo en la noche... Yo también.
Makoto notó demasiada felicidad en el rostro de Andrew durante aquella llamada. Sin duda era un cínico por hablar con "la otra" delante de su cuñada, después de todo el debía desconocer los problemas entre Makoto y los Wellington, o quizá no.
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Al marcar las 12:00 p.m. el personal que trabajaba en Editorial Foreman detuvo sus actividades para tomar la hora del almuerzo. Dentro de las instalaciones había área de comedor y cafetería por si alguno de los empleados se quedaba a almorzar ahí, el cual no era muy usado pues la mayoría prefería salir a comer a sus casas o a los restaurantes de los alrededores; sin embargo, Makoto que prefería prepararse su comida pero que en ese momento tenía el auto descompuesto como para ir a casa, había terminado por llevar almuerzo. Un almuerzo que creyó comería sola encerrada en aquel comedor hasta que vio entrar a una mujer como de su edad de aspecto asiático, ojos color amatista y largo cabello negro vestida con falda negra ceñida al cuerpo, blusa roja y tacones del color de la blusa. Se preguntó si sería China, Coreana o Japonesa como ella; sin embargo no pudo adivinar su procedencia pues la mujer hablaba el inglés como cualquier nativo.
—Hola.- Saludó la chica mientras se sentaba en el comedor.— Eres la nueva secretaria de Andrew ¿Cierto?
—Sí.— Respondió Makoto
A Makoto le desconcertó que la joven hablara de su cuñado refiriéndose a él por su nombre como quien habla de alguien con quien se tiene mucha confianza y no de una manera más formal. Se preguntó si acaso esa sería una de las mujeres con las que Andrew le era infiel a Wanda, y se dijo que quizá sí, después de todo aquella joven era muy hermosa, pero ya se encargaría de averiguarlo.
—Yo soy Rei Hino. Del área de traducción editorial. Un gusto conocerte.— Comentó la joven ofreciéndole la mano.
Por su nombre, Makoto supo entonces que era japonesa.
—Yo soy Makoto Kino.
—Bueno, pues espero no te moleste tenerme aquí de compañía en el almuerzo. A esta hora casi todos se van a casa o al centro comercial, aunque yo seguido me quedó aquí leyendo algún libro después de comer.
—No me molesta para nada.— Comentó Makoto.— ¿También eres japonesa?— Preguntó Makoto para tratar de tener algún tema de conversación.
—Pues sí. Nací en Tokio pero a los cinco meses de nacida vine a vivir a Londres porque a mi papá le ofrecieron trabajo en la embajada Japonesa de aquí y desde entonces he vivido aquí toda mi vida, así que pese a no ser Inglesa de nacimiento siento a este país como si fuera mi casa. ¿Y tú?
—Pues yo nací aquí en Londres pero a los tres meses mi mamá regresó a Japón. Allá viví los primeros dieciséis años de mi vida, pero luego tuve que venir a vivir aquí con mi padre biológico, así que aunque nací aquí me siento como si fuera una inmigrante japonesa y no como una ciudadana.
—Vaya. Tenemos en común sentir como nuestro hogar un país en el que no nacimos.
—Sí.— Comentó Makoto.
Las dos jóvenes se quedaron en silencio. Makoto abrió su bento en el cual llevaba okonomiyaki, rollos de sushi, gyozas y mochis; más comida de la que solía comer en el almuerzo porque no había alcanzado a desayunar, sin embargo, cuando vio como Rei Hino vaciaba atún y verduras enlatados en un contendor de plástico no pudo evitar compadecerse de aquel almuerzo que lucía insípido.
—¿Gustas probar?— Ofreció Makoto.
Rei dudó en contestar. Era evidente que le apetecía probar el almuerzo de Makoto.
—Lo digo en serio. Esto es mucho para mí.— Comentó Makoto.
—Pues ya que insistes.
Rei Hino se sirvió un poco de comida en su contenedor y empezó a degustar.
—¡Esto es delicioso! Sabe a comida japonesa de verdad
—Gracias.
—¿Tú lo cocinaste?
—Sí
—Pues sabe mucho mejor que lo que he comido en muchos restaurantes de comida asiática. Me encanta la comida japonesa, pero desde que dejé de vivir con mis padres casi no la como porque no se me da la cocina. Y ahora vivo de comida de la calle, emparedados o de lo que cocina mi novio pero ahora no me hizo almuerzo.
Cuando Makoto escuchó que Rei mencionó a su novio, quiso descartar la posibilidad de que fuera amante de Andrew, aunque bueno, que tuviera pareja no era impedimento para que tuviera una relación clandestina, y sintió la curiosidad de averiguar.
—¿Tu novio sabe hacer comida japonesa? ¿También es japonés?
—Oh, no, ni lo uno ni lo otro. No sabe hacer comida asiática, pero al menos lo que sabe cocinar lo hace mejor que yo.
El movil de Rei Hino sonó y la chica lo contestó inmediatamente.
—Hola Darien... No te preocupes amor, una compañera de trabajo me compartió de su almuerzo... Recuerda que hoy quedé de tener una noche de chicas con mamá y Hotaru. Quizá podrías salir con Andrew a tomar algo... Yo también te amo.
Al finalizar la llamada Rei guardó su móvil
—Y hablando de mi novio. Me invitó a cenar, pero olvidó que hoy salgo con mi mamá y mi hermana, pero ya le di permiso de salir con Andrew.
—¿Con Andrew, mi jefe?— Preguntó Makoto con curiosidad.
—Sí. Con él. De hecho gracias a Andrew mi novio y yo nos conocimos.
—¿Y cómo es que los presentó?
—Pues verás. A Andrew lo conozco desde que somos niños. Mis padres y los padres de Andrew son amigos desde siempre así que nosotros también nos hicimos amigos. Andrew conoció a mi novio en la facultad de medicina y se hicieron buenos amigos, y en una ocasión en que fui a casa de Andrew ahí nos presentó. Darien y yo también nos hicimos amigos y pues ya llevamos cuatro años de novios y uno viviendo juntos.
Ahora Makoto tenía más preguntas que respuestas ¿Qué hacía Andrew en la facultad de medicina si en la actualidad era dueño de una editorial? Tenía curiosidad de saber, pero mejor no preguntó más así que siguieron conversando de Japón, viajes, comida y libros hasta que la hora del almuerzo terminó y volvieron cada una a sus puestos de trabajo.
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NOCHE DEL MISMO DIA
Aquella tarde Andrew había discutido con Wanda por desacuerdos en cuanto a lo de la boda, así que había terminado yendo al departamento de uno de sus amigos que en aquella ocasión también estaba sin su novia aunque por motivos muy diferentes.
—Pues yo en tu lugar me cuestionaría si realmente quiero casarme. Si Rei y yo también a veces tenemos desacuerdos y eso que ella no es celosa como Wanda ¿Ahora imagínate como van a discutir viéndose todos los días? Ya hasta te puso vigilante en la oficina.
Andrew se quedó pensando en las palabras de su amigo. A veces se preguntaba si casarse con Wanda era la correcto, pero tres años de relación ya eran mucho.
—¿Y qué tal tu cuñada?— Preguntó Darien.— ¿Te está haciendo la vida díficil?
Andrew sonrió al recordar a su nueva asistente
—Es distinta a como lo imaginé
—¿Cómo?
—Pues imaginaba a una chica masculina, poco agraciada, con voz grave y conflictiva.— Dijo Andrew.— Pues como es una joven birracial tiene una belleza exótica, hermoso cuerpo, apariencia femenina, tiene linda voz y llama mucho la atención. Sé que ser lesbiana no es un estereotipo, pero ella no encaja ni en el estereotipo ni en como me la describió Wanda.
—Y es tu cuñada Andrew.
Andrew se le quedó mirando a su amigo.
—¿Cómo crees que voy a ver a Makoto de esa manera? En primer lugar es lesbiana y no le pediría nada a una mujer que sé que no le gustan los hombres. Y en segundo lugar, aunque ella fuera heterosexual o bi es la hermana de mi novia.
—Pues por como la describes parece que te ha gustado.
La puerta del departamento se abrió y entró Rei Hino cargando varias bolsas del centro comercial.
—Hola amor ¿Qué tal tu día? ¿Mucho trabajo en el hospital?— Saludó Rei a su novio y después le dio un beso en los labios.
—Mucho.— Contestó Darien.
Rei se sentó en uno de los sofás de la sala, justo al lado de su novio y empezó a comer de las frituras que estaban en el bowl que se encontraba en la mesita de centro de la sala.
—¿Y de qué hablaban?— Preguntó Rei
—De la nueva secretaria de Andrew
—Justo la conocí en la hora del almuerzo.— Dijo Rei.— Es una joven muy agradable y cocina delicioso.
—¿Y cómo sabes que cocina bien?— Preguntó Andrew curioso
—Pues a la hora del almuerzo fui a comer al comedor como de costumbre y ahí estaba ella. Nos presentamos, empezamos a conversar y me compartió de su almuerzo y no pude resistirme. Tenía tiempo que no comía comida japonesa autentica, y hace unos mochis deliciosos. Mañana empiezo la dieta o voy a rodar.
—Pero si tú eres hermosa. No necesitas dieta.— Le dijo Darien a su novia mientras la abrazaba.
—¿Y qué más?— Preguntó Andrew
—¿Qué más qué?— Preguntó Rei
—Pues sobre Makoto
—Pues nada. Estuvimos platicando sobre Japón, libros. Me comentó que le gusta mucho cocinar, las plantas y leer novelas románticas. Y con todo respeto, Andrew, es más agradable que su hermana mayor.
Andrew sabía que a Rei no le agradaba Wanda, y razón de más tenía la chica japonesa para que así fuera, pues hacía un par de años a Wanda se le había cruzado la disparatada idea de que a Rei le gustaba Andrew por un like que él le había puesto a la joven cuando subió una foto del día de su graduación de la universidad y había insultado a Rei por messenger y teléfono.
—Muero de hambre.- Dijo Darien.— Voy a la cocina a hacer unos emparedados. ¿Quieren?
—Yo sí. Te ayudo a cortar las verduras.— Respondió Rei
—¿Y tú, Andrew?— Preguntó Darien
—Pues sí. ¿En qué les ayudo?
—En nada Andrew. Nosotros nos encargamos.— Respondió Rei
Andrew se quedó solo en la sala. Sacó el móvil y se dio cuenta de que tenía muchos mensajes de texto de Wanda pero en ese momento no tenía ganas de discutir. De pronto tecleó "Makoto Kino" en el buscador y rápidamente dio con el perfil de facebook de su cuñada, quien tenía como foto principal una foto de cuerpo completo donde vestía un minivestido ceñido al cuerpo en color rosa pastel y sostenía un ramo de rosas color rosa en sus manos. Siguió stalkeando y miró fotos de comida con buen aspecto que al parecer ella preparaba, fotos de plantas y no le pasó desapercibido que en muchas de las fotos aparecía una hermosa chica de rasgos asiáticos y cabello aguamarina que al parecer le comentaba en casi todas las fotos y publicaciones y se llamaba Michiru; y se dijo para sus adentros que seguro era la novia.
—Una lástima.— Susurró para si mismo.
Cuando la había conocido seis meses atrás y le había dado su tarjeta de presentación en realidad no pensaba cobrarle los daños a su auto en caso de que ella se pusiera en contacto; simplemente le había parecido el pretexto perfecto para poder conocer a tan atractiva mujer; pero ahora había tres razones para descartarla: No estaba en su código de ética acostarse con las empleadas, era su cuñada y no cortejaba a mujeres con las que sabía no tenía oportunidad como con una lesbiana.
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Era ya casi media noche y Makoto se encontraba sentada en un sofá de la sala del departamento donde vivía mirando por enésima vez ORGULLO Y PREJUICIO, pero al llegar los cortes comerciales de la película que nunca se cansaba de ver revisó las notificaciones de facebook. Había algunos mensajes de Minako pero decidió verlos después. Deslizó su dedo por su movil para ver las publicaciones más recientes de sus contactos o de las páginas de las que era seguidora, pero al no encontrar nada interesante abrió el buscador, y por primera vez en meses le dio por stalkear a otro hombre que no era su exnovio, y ese hombre que ahora le dio por stalkear era su jefe y cuñado.
—Hasta a mí que no me gustan los hombres me parece atractivo.— Escuchó detrás de ella la voz de Michiru que la hizo sobresaltarse.
—¡Michiru, me asustaste!
—Pues en que estarías pensando.— Comentó su amiga mientras se sentaba en un sofá.—Mejor cuéntame quien es ese hombre ¿Un compañero de trabajo? Ya era hora de que te interesaras en otro que no sea Sapphire
—No es lo que estás pensando. No me interesa y no es mi compañero de trabajo. Es el novio de Wanda y lo estoy stalkeando para ver si tiene likes de alguna otra mujer que no sea mi hermana. Después de todo me van a pagar por cuidarle lo que el cuelga entre las piernas.
—Uy, una lástima que ande con Wanda. ¿Y cómo es?
—Como jefe es amable y parece que los empleados le tienen aprecio, pero pues le conviene tener contento al personal. Después de todo es su negocio. Como hombre es un maldito infiel deshonesto igual que Sapphire, imagínate que contestó una llamada de su amante en mis narices. Detesto a los hombres infieles. ¿Pero sabes? No siento pena por Wanda, son tal para cual y se merecen el uno al otro, ella una caprichosa sin dignidad que aguantará los cuernos con tal de tener marido atractivo y con dinero y él un infiel deshonesto que tendrá que aguantarse los arranques de mi hermana pero tendrá una esposa hermosa y de buena familia para presumir. Hacen una pareja bonita, como Barbie y Ken, pero ya imagino su hermosa relación a puerta cerrada.— Terminó diciendo Makoto en tono burlón.
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Andrew seguía mirando las fotografías públicas en el perfil de Makoto, cuando de pronto entró una llamada a su móvil.
—Hola
— Soy yo. ¿Adivina qué? Mi marido no estará esta noche.— Escuchó una sensual voz femenina del otro lado de la línea.
—Eso suena interesante.— Respondió Andrew.
—¿Quieres venir a hacerme compañía o estás con ella?
—Desde luego que quiero.
Andrew finalizó la llamada y se despidió de Rei y Darien y entonces subió a su auto para dirigirse a donde habitaba la dueña de aquella sensual voz.
Hola: Aquí traigo este tercer capítulo. Ahora que estoy enferma y sin poder ir a trabajar tengo inspiración de sobra.
A Abel Gregov. Muchas gracias por tu review, y no, ya se vio en este capítulo que Andrew no es el chico que le rompió el corazón. Ese es otro.
También gracias a todos los lectores anónimos.
Saludos y espero actualizar pronto.
