Capítulo 3
Extraños y portales
Cuando despertó al día siguiente, Raven recordó cada detalle de sus visiones. Solo entonces se percató de que había dormido sin sueños.
Miró el reloj digital en su mesita de noche, descubriendo que eran pasadas de las nueve de la mañana.
De repente, el sonido de la alarma de la torre terminó de despertarla, y se preparó para la misión.
Al llegar a la sala de estar, los demás ya estaban allí para recibir los detalles sobre la misión del día.
-Es Cinderblock –dijo su líder rápidamente-. Está atacando un almacén del lado este.
-¿Por qué atacaría un simple almacén? –inquirió un Cyborg perspicaz.
-Me temo que no sea un simple almacén.
-¿Es Slade de nuevo, Robin?
-Bueno, Star, eso no podemos saberlo con certeza. Pero puede que hable cuando lo atrapemos.
Cuando se bajaron del Auto-T, los cinco se dividieron para rodear la zona.
Cyborg pateó la puerta del enorme almacén abandonado, que lucía vacío. Pero todos sabían que eso no era así.
Raven detectó a la mole en lo profundo del lugar, y se ocultó en las sombras para sorprenderlo.
Justo cuando estaba a punto de salir, Starfire y Chico Bestia cayeron desde lo alto, pero Cinderblock los había visto venir, y esquivó hábilmente tanto los rayos estelares de la chica alienígena como la patada entrante del gorila verde.
-wow, eso fue rápido –susurró la medio demonio, al tiempo que Robin aparecía por una esquina, desplegando su bastón bo.
-¡Ríndete, cinderblock! –gritó el líder.
El enorme hombre de concreto se rió, burlándose de su amenaza, evidentemente sin sentirse intimidado en lo más mínimo.
-Lo siento, pero eligieron al villano equivocado para molestar hoy.
Cinderblock golpeó una pared, que acabó cayendo hacia el interior, pero Chico Bestia saltó justo a tiempo, convirtiéndose en un gorrión y volando fuera del camino.
Starfire disparó una andanada de rayos de sus ojos, pero Cinderblock pareció no sentir daño alguno. Mientras, levantó una pesada tapa de piedra de un costado y se la lanzó a la tameraniana, derrivándola por la fuerza del golpe.
-¿Starfire!
Robin lanzó varios discos explosivos al gigante, explotando en su pecho sin causarle mayor daño. Con una voltereta, le palntó un par de patadas en la cara, empujándolo hacia atrás, mientras Chico Bestia ayudaba a Starfire.
Cinderblock se estabilizó nuevamente, envistiendo al Chico Maravilla con un rodillazo en su pecho, quitándole todo el aire. El codazo subsiguiente lo obligó a arrodillarse, y el siguiente puñetazo lo tiró al suelo.
Chico Bestia se transformó en un puma, arrojándose sobre la mole, pero cinderblock se lo sacudió de un golpe, antes de sujetarlo por la cola y arrojarlo por la habitación.
Starfire disparó rayos estelares por sus manos, pero Cinderblock se cubrió con un trozo de metal del almacén, que se fundió por los rayos.
Raven se teletransportó a su espalda, antes de envolverlo en energía negra y sujetarle los brazos para que no pudiera protegerse. Starfire aprovechó el momento, voló hacia el gigante y le propinó una doble patada cargada con energía estelar, que acabó derribándolo.
Robin se reincorporó en ese momento, colocando su bastón en el cuello del villano, que lo miró con irritación.
-Ahora, Cinderblock, será mejor que nos digas qué estabas buscando aquí. Dime, ¿Slade te envió?
-¿Slade? En serio, Robin, tienes que empezar a escribir nuevas líneas heroicas. –Cinderblock sonrió, antes de gruñir-: Tengo un nuevo jefe, si te lo estás preguntando. Y es un tipo exigente, ¿sabes?
A pesar de estar envuelto en la energía demoníaca de Raven, Cinderblock encontró la fuerza para liberar una pierna y patear a Robin lejos de su cara.
-¡Atrás! –rugió.
Chico Bestia cayó sobre su cabeza como un elefante, pero el gigante consiguió sacar su otra pierna, rodando a un lado, antes de patear al elefante verde en la trompa, convirtiéndolo en humano nuevamente.
-¿Cómo? ¡Mi magia debería estar reteniéndote!
Cinderblock le echó una mirada asesina a la medio demonio, antes de que un objeto brillara en su cintura. Una cadena plateada brilló repentinamente, sorprendiendo a su captora, anes de que consiguiera liberar un brazo y la golpeara directo en el estómago, arrojándola contra una pared y liberándose de su magia por completo.
-¿deja de lastimar a mis amigos!
Starfire estaba a punto de atacar, cuando Cyborg dobló la esquina, con su cañón sónico listo.
-¡No te preocupes, Star! ¡Este chico conocerá mi boom!
Cyborg disparó, empujando al villano contra una pared, pero sin la fuerza suficiente como para dejarlo fuera de combate.
-¿Estabas diciendo? –exclamó su verde amigo en un rincón.
-¡Es esa cadena brillante! –exclamó Starfire, repentinamente alerta-. ¡Apunta a su cintura!
-¡Buena idea!
Cyborg disparó, pero cinderblock se hizo a un lado, antes de desenganchar la extraña cadena, y utilizarla como un látigo, que aplicó en el androide.
El siguiente rayo sónico rebotó en la punta del arma, y cyborg fue arrojado al extremo opuesto del almacén.
De repente, Cinderblock se encontró enfrentando la mirada de Robin, quien lo observaba con fiereza.
-Ja, solo conseguirás que te haga trizas.
-¿Eso crees?
De repente, su pierna izquierda encontró el aire, siendo elevado en el aire por una garra de energía negra. Intentó darse la vuelta para atacar a Raven, pero Robin le dio una patada en la rodilla derecha, un puñetazo en el flexo solar y, acto seguido, enganchó su cadena mágica con su bastón, arrebatándosela antes de que Starfire volara a su espalda, envistiéndolo con sus puños en verde brillante, justo cuando la garra negra lo soltaba, haciéndolo volar por todo el lugar.
Chico Bestia se transformó en una serpiente, a tiempo de atraparlo con su cuerpo y enroscarlo mortalmente, incapacitándolo al instante.
Un minuto después, el villano yacía esposado y con los pies sujetos a un pesado trozo de andamio, inmovilizado de pies y manos.
-¡Ahora habla! ¿Quién te envió? ¿Y por qué tenías esta cadena mágica en tus manos?
-En realidad, creo que era su cintura –apuntó el verde del grupo, siendo ignorado.
-Uh, no tengo respuestas para la mayoría de esas preguntas –admitió el gigante-. Ni siquiera conocí a mi empleador todavía, solo me dijo que viniera aquí y encontrara alguna clase de tecnología rara o algo así.
-¿Y esto? –el líder le enseñó la cadena brillante, que comenzó a vibrar peligrosamente en sus manos.
-Me dijo que me ayudaría. Y parece haber funcionado, ¿verdad?
-¡Robin, aléjate de esa cosa! –Raven envolvió la cadena siniestra con su energía, levitándola a una buena distancia del suelo y del equipo.
Todos gritaron, menos Raven y Cinderblock, que aprovechó el instante de distracción para empujar el andamio en sus piernas contra la pared a su espalda, doblándolo como un pedazo de plástico inservible, antes de salir corriendo.
-¡Rápido, se está escapando! –dijo un Robin claramente furioso.
La cadena brillante comenzó a separarse en diferentes trozos, antes de formar un símbolo extraño en el aire, estallando al segundo siguiente, lanzando a raven al suelo, mientras el grupo comenzaba a perseguir al villano, pero se detuvieron al oír un golpe sordo a sus espaldas.
Los cuatro titanes volvieron donde Raven, quien se puso de rodillas a duras penas.
-Esa energía... no se parece a nada que halla visto antes...
-¿Qué ocurre, Raven? –el verde del equipo la miró preocupado-. ¿necesitas ayuda?
-No.
-Pero estás...
-¡Estoy bien!
Una chispa de energía negra golpeó al niño verde sin previo aviso, al tiempo que los ojos violeta de Raven se convirtieron en cuatro ojos rojos por un milisegundo, arrancándole un gritito al polimorfo, que lo impulsó a convertirse en una ardilla y alejarse corriendo.
-¡Chico Bestia, aguarda!
Cyborg y Starfire corrieron para evitar perderlo de vista, mientras Robin se acercaba a la medio demonio, mirándola primero con desaprobación, luego con preocupación.
-¿Qué te ocurre? –casi le gritó, pero cuando ella miró al suelo, agregó, mirando en otra dirección-: ¿por qué hiciste eso?
-Yo... lo siento, Robin. –Raven suspiró, apoyándose en la pared y deslizándose hasta sentarse en posición de loto en el piso-. Esa cadena... ¿Viste lo que Cinderblock consiguió hacer con ella? No solo se resistió a mi magia, incluso chocó con mis poderes. Solo he llegado a conocer un poder parecido en mi vida.
-¿Y qué sería eso?
-El poder de mi padre.
Robin pareció enmudecer por el temor, pero lo disimuló bastante bien, aunque Raven pudo percibir su repentina ansiedad.
-Lo lamento.
-no es conmigo con quien debes disculparte. Ve y pídele perdón a Chico Bestia.
Un rato después, cuando estaban por abandonar el almacén, el joven líder agregó:
-creía que tu lado oscuro se había ido cuando Trigon te convirtió en el portal y te obligó a cumplir la profecía.
-¿A qué te refieres?
-Tu lado oscuro. Hmm, no lo sé, tú dímelo.
-Sigo siendo mitad demonio, Robin. Eso es algo que no se puede cambiar, nos guste o no.
Sin otra palabra, su amiga se apartó enfurruñada. Una vez estuvieron de viaje para regresar a la torre, nadie se dirigió la palabra.
-¡Lo siento! ¿Es suficiente?
Chico Bestia la miró con una confusa mezcla de sentimientos.
-Raven, te perdono –dijo él en voz baja.
-No suena como si lo hicieras.
-Uh, ¿y qué se supone que significa eso?
-No quise hacerlo.
-¡Estoy preocupado por ti, Raven! ¿sabes? Cuando vi a Cinderblock liberándose de sus ataduras, tuve mucho miedo.
-¿Por qué?
El polimorfo desvió la mirada, algo sonrojado.
-Fue esa estúpida cadena. Algo en ella no era... correcto.
-¿Podrías explicármelo?
-No quieres escucharlo. Es mejor si todos ustedes simplemente se mantienen a salvo. Yo puedo...
-¿Cómo dices? ¿Que nos mantengamos a salvo?
De repente, Starfire apareció doblando la esquina, sonriendo a la pareja nerviosamente.
-Puedo resolverlo por mí misma.
-¿Ah, sí? ¿Como cuando nos metimos accidentalmente en tu mente y nos dijiste a Cyborg y a mí que nos fuéramos? ¿O la vez que ese idiota de Malchior te convenció para que lo sacaras de ese malidto libro donde estaba atrapado?
-Wow, wow. ¿Cyborg y tú estuvieron en la mente de Raven?
-¡no es asunto tuyo! –exclamaron ambos titanes al unísono, sobresaltándola.
-¿Eh, está bien! Solo venía a pregutarle a Raven si quería unirse a mí para ir de compras...
-¡Ella no está interesada! –volvieron a gritar al unísono.
Starfire salió volando en ese preciso momento, y su discusión continuó.
-¡Vas a decirme de qué se trata todo esto!
-uh, supongo que no me dejarás en paz hasta que lo sepas, ¿verdad?
La mirada del polimorfo se suavizó un poco, mientras se apoyaba en la pared a un lado de la puerta de su habitación.
-Es magia demoníaca. –Ante la mirada confusa de su amigo, ella suspiró, agregando-: La misma que utilizaba mi padre. Pero aún más siniestra y poderosa. ¿ya estás feliz?
Una vez hubo amanecido el entendimiento en sus ojos, Chico Bestia tenía la mandíbula bien abierta y los ojos desencajados de sorpresa y pánico. Se dejó caer al suelo, mientras su amiga se dirigía directamente a su propia habitación, cerrando de un portazo.
-Uh, ¿fui demasiado duro?
-Quizás, pero míralo de este modo, Bestita –dijo Cyborg, apareciendo a su lado en un segundo-. Si no hubieras insistido, probablemente habríamos terminado en otro día del fin del mundo sin aviso, y créeme, esa clase de sorpresas son las peores.
-Espera un segundo, ¿escuchaste toda nuestra conversación?
-¡Cada palabra, de hecho! ¿Star! –con un silbido del medio robot, la tameraniana reapareció por el otro costado del polimorfo, con una sonrisa culpable en su cara-. Bueno, al final el centro comercial está siendo reconstruido por el ataque del otro día, así que Star y yo decidimos que todo el equipo podría ver una película o algo así. ¿Vienes?
-Uh, está bien. Amigo, no creo que la haya visto tan molesta en mucho tiempo.
-Oh, cuéntame sobre eso. Hmm, me pregunto si Robin querrá venir también. ¡Oh! ¿Podría convencerlo de jugar una partida de cartas en su lugar?
-No perdemos nada por intentarlo –dijo el chico verde, sonriendo ahora más animado.
En su cuarto, Raven inentaba meditar. Al otro lado de la habitación en penumbras, una mesa cubierta con una tela negra alvergaba los diferentes objetos mágicos recuperados durante la semana: el troso de papel encantado, similar a una hoja de un cómic; el brazalete con joyas brillantes; y el único trozo superviviente de la cadena maldita, que consistía en un único eslabón de plata, que brillaba incluso a través de la cortina oscura.
-Azarath. Metrion. Sinthos.
La leve perturbación de magia desconocida, proveniente de los diferentes objetos, estaban comenzando a desconcentrarla.
-Azarath. Metrion. Sinthos.
Era como si algo vibrara a través de las sombras, apenas perceptible, pero cada vez con mayor insistencia.
-Azarath.
Poc. Poc. Poc...
-metrion.
¿Qué era ese molesto sonido?
-Sinthos.
¿Una gotera?
Detuvo su meditación por un milisegundo, antes de buscar la perturbación por la torre, antes de utilizar un porcentaje infinitamente minúsculo de sus poderes para detener la gotera del baño principal en el piso de abajo.
-Azaraht. Metrion. Sinthos.
Tic-tac. Tic-tac. Tic-Tac.
Abrió un solo ojo.
Tin-tan. Tin-tan. Tin-tan.
-Chico Bestia, como ésta sea una de tus bromas juro que te voy a...
Abriendo ambos ojos, miró rápidamente por todo su cuarto. El reloj de su mesita de noche acababa de marcar otro minuto. El pomo de su puerta se había movido un milímetro.
¿Eso era... una risa?
-Sal de ahí, Raven. Solo te estás preocupando por nada. La próxima vez, tendré un ataque con una araña en la pared del sótano.
Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.
-Ese sonido extraño otra vez. Uh, supongo que Robin sigue jugando con ese estúpido reloj antiguo que encontró cyborg el mes pasado. Solo ignóralo.
Tin-tan. Tin-tan.
-Y los auriculares de Starfire la están dejando sorda. Nada de lo que preocuparse. Solo vuelve a meditar.
Tin-tan. Tan-tan.
-Azaraht. Metrion. Sinthos.
Excepto que el reloj antiguo que encontró Cyborg era mecánico, pero ni un reloj de péndulo.
-Azarath. Metrion. Sinthos.
Y eso sonaba... como... ¿una campana...?
-Azarath. Me-eetrion. Sin-sin-sinthos...
Tiiin-taan...
-¡Azarath Metrion Sinthos!
La repentina sensación. De alguien respirando en su oído. De alguien cantando... En sus oídos.
Fue cuando abrió los ojos, cayendo sobre su cama y rodeándose de energía negra, alerta por cualquier amenaza.
Pero suspiró de alivio cuando, tan repentinamente como había comenzado, el sonido se había ido.
Se levantó de su cama, acercándose en un parpadeo a la mesa con los objetos desconocidos.
Esta vez, cuando levantó la cortina y tocó el eslabón plateado, sintió como si la hubiese quemado, por lo que se alejó rápidamente de él. Lo sujetó con su energía, y el pequeño pedacito de metal brillante saltó de su agarre, rodando por su cómoda, hasta detenerse junto a su espejo mágico.
-Oh, por Azar...
En lugar de ir a recogerlo, volvió a centrar su atención en los objetos restantes, acariciando una de las diminutas joyas en el brazalete.
-Juraría que la perturbación mágica venía del eslabón, no de ti. Pero al menos, tras separar ambas cosas, ya no hay ruido. Se detuvo, al menos por el momento.
Cubrió una vez más la mesa con la cortina, y estaba a punto de regresar a la meditación, cuando la repentina desaparición del eslabón encantado la dejó anonadaada.
-Oh, esto no puede ser bueno. ¿Adónde rayos se fue esa maldita cosa? Lo único que me falta es que se abra un portal a una dimensión loca y me trague.
De repente, sintió una nueva perturbación, esta vez directamente sobre su cabeza. Al mirar al techo, el shock la paralizó, cuando un portal multicolor se abrió de la nada y comenzó a elevarla sin que pudiera encontrar la manera de detenerlo.
-¡No!
Lo último que supo fue que alguien golpeaba su puerta, llamándola por su nombre, probablemente Chico Bestia o Robin.
Afuera, los cuatro titanes, que acababan de escuchar algunos ruidos extraños, se asomaban a su puerta. El verde del equipo era quien había tocado, aunque le llamó la atención no oír absolutamente ninguna respuesta.
-Déjala en paz, amigo. Vendrá eventualmente.
Estaba una vez más en aquel desierto.
-¿estoy soñando?
De repente, el sonido de cascos de animales a lo lejos la alertó, y la energía negra la rodeó. Había escaso viento ahora, por lo que, al menos en esta ocasión, no temía tragar tierra si llegaba a abrir la boca para usar sus hechizos.
De pronto, un caballo (bueno, tenía cinco ojos y tres cuernos en su cabeza, pero por lo demás era un caballo) azul marino, con un ginete encapuchado montado en su lomo, apareció por su costado izquierdo, deteniéndose a centímetros de su posición, casi causándole un infarto.
-¡Oye, oye! ¡No deberías aparecer de la nada así! ¿Estás buscando que te atropellen?
-Tú.
Raven bajó la guardia solo un poco, mientras el jinete frente a ella descabalgaba y se arrodillaba a su lado.
Esa voz. Esa capa azul. Aquella espada de estilo medieval en su cintura.
-Eres ese guerrero en mi visión. Pero ¿cómo? ¿Cómo estoy aquí? ¿Tü me trajiste hasta aquí?
-Hmm, en realidad...
De repente, lo que se escuchó como un millón de cascos de bestias que galopaban a la velocidad de un autobús humano los sobresaltó, y el caballero de azul se reincorporó del suelo, ofreciéndole una mano y señalándole el raro animal a su lado.
-¿Qué se supone que estás haciendo?
-¿Quieres vivir, sí o no?
-¡No soy una mujer indefensaa!
-No creo que lo seas. Pero créeme, no quieres que ellos lo sepan. ¿Solo sube, por favor!
Aunque farfullando por lo bajo en una de las antiguas lenguas de Azarath, Raven acabó aceptando su oferta, y se subió detrás del caballero, agarrándose fuertemente de su cintura.
-¡Marea, sé que odias este lugar, pero, por lo que más quieras, corre, corre como las olas del océano!
Y a una velocidad que habría igualado al Auto-T con facilidad, se lanzaron por el desierto.
-No puedes quedarte aquí. De hecho, deberías encontrar un camino a casa.
-Entonces, ¿debo asumir que no fuiste tú quien me trajo aquí?
-¿Yo? ¡No tengo ni los conocimientos ni el poder para crear portales interdimensionales!
-Ya veo.
Raven se sentó en una roca del tamaño de un automóvil, pensando en su extraña situación actual. Se hallaban en una cueva escarbada en el suelo del desierto.
-La pregunta es, ¿cómo puedo volver a casa?
-Oh. Bueno...
Como para confirmar lo que acababa de decir el hombre, Raven sacó su comunicador y probó de llamar a alguno de los titanes. Pero la estática del pequeño parlante y un mensaje de "sin señal" la saludaron. Frustrada, suspiró y volvió a guardarse el comunicador.
-¿Quiénes te persiguen?
-Muchos. Pero no importa.
-¿Qué tal si me dices tu nombre?
-¡Oh, qué tonto soy! –se rascó la cabeza, ahora sin su casco, y sonrió-. Mi nombre es Astor de Aquarmas. Pero llámame simplemente Astor.
-¿Eres como Aquaman? ¿El héroe de la Atlántida?
-¿Quién? ¿La Atlántida? ¿Te refieres a esa ciudad hundida en los mitos griegos? No, no tengo nada que ver con eso. Bueno, me he presentado, ¿por qué no te presentas tú ahora?
-El nombre es Raven, Raven Roth. Pero llámame solo Raven.
-Bien, Raven. A ver, ¿por dónde empiezo?
-mi visión de ayer. Estabas en ella. ¿Se trata de demonios?
-¿Cómo lo sabes?
-Bueno, soy mitad humana, mitad demonio. Tengo mi... experiencia.
-Oh, una explicación suficiente. En fin, deberías salir de aquí.
-Necesito respuestas. Han estado sucediendo... muchas cosas últimamente.
De repente, las rocas a su alrededor comenzaron a temblar, y afuera se desató una tormenta de arena.
-¡cúbrete!
Ambos se arrojaron al suelo, cubriéndose la cabeza con sus propias capuchas.
Sin embargo, incluso cuando la tormenta hubo parado minutos después, los temblores continuaron.
Una estalactita se desprendió repentinamente del techo, y habría aplastado a Astor si Raven no lo hubiera envuelto con su magia por una pierna, arrastrándolo para evitar su muerte inminente.
-¿Qué has hecho?
-La mayoría de la gente diría gracias, pero no importa. Te acabo de salvar la vida, gran idiota.
-¡Oh, no! –los ojos de Astor se abrieron como platos-. ¡Ahora lo entiendo! –la señaló con su casco-. El portal. Los ejecutores.
-¿Quiénes?
-Los que me persiguen. Se hacen llamar los ejecutores, contratados por demonios superiores en poder. ¡Por las aguas de Salinis, Raven! ¡Ahora lo recuerdo! Tenías razón cuando dijiste que me viste antes. Te vi también. Apareciste de la nada, luego volviste a desaparecer hasta hoy mismo.
-¿Y eso significa?
-Ya te habían notado antes. Pero, por alguna razón, la primera vez ellos no sabían que estabas allí. De hecho, yo mismo no te había notado al principio, pero después sí. Y cuando ese ejecutor te vio, podría haber informado de tu presencia en este reino a su jefe.
-Pero te vi matarlo.
-Son demonios, y de los peores. Quiero decir, tú estás relacionada con eso, y no hay nada de malo en que seas... parcialmente, demonio. Pero ya sabes, estos pueden regresar. Si no, su jefe te captó aquí, de todos modos.
-¿Quieres decir que...?
-Quiero decir que ellos saben que estás aquí.
Otra estalactita tembló, y un nuevo agujero se formó sobre sus cabezas, antes de que una decena de guerreros encapuchados en negro cayera a través de la abertura, alertándolos.
-Eso es correcto –dijo uno de los demonios y, a una señal suya, todos sacaron sus armas-. La chica es mitad demonio. Y nuestro amo tiene deseos de conocerte.
-Lo siento, el sentimiento no es mutuo. ¿Azarath-Metrion-Sinthos!
La estalactita que se había desprendido hacía unos instantes, fue envuelta por energía negra, y Raven se la arrojó a dos de los encapuchados, dejándolos fuera de combate. Formó una garra de cuervo negra, sujetando el enorme trozo de roca como una lanza.
-¡Buen golpe!
-¡Atrápenlos! ¡maten al caballero! ¡Y capturen a la chica!
Los ocho enemigos aún de pie arremetieron, y tanto caballero como medio demonio corrieron hasta estar fuera de la cueva, donde la arena seguía arremolinándose en el aire, un vestigio claro de la reciente tormenta.
Raven se aseguró de cubrir su boca con parte de su capa, mientras sujetaba su recién adquirida arma. Astor, por su parte, luchaba a brazo partido con tres oponentes a la vez, aunque estaba comenzando a ser superado.
Cuatro encapuchados rodearon a Raven, mostrando sus armas de guerra: dos mazas con espinas y dos espadas.
-he enfrentado villanos más fuertes que ustedes. No me asustan.
Balanceó la estalactita con facilidad, bloqueando cada envestida hábilmente. Pero sus oponentes acabaron creando una nueva estrategia: dos la enfrentaron de frente, mientras los otros dos, con sus mazas mortíferas, intentaban empalarla por la espalda. Por más escudos que su energía creara, ellos acababan por penetrarlos y rasgar parte de su capa.
-deberías rendirte –dijo uno de los espadachines, antes de golpear la estalactita con su espada, empuñada con ambas manos, y estamparle el lado romo de la hoja en la cara, arrodillándola-. Nuestro amo nos espera.
-ya sabemos lo que eres. Eres como nosotros –dijo el otro espadachín, colocándole su arma al cuello amenazadoramente-. Únete a nuestro amo y obtendrás poder como nunca has soñado.
-Nunca he soñado con ningún poder que yo no tenga, gracias.
Intentó reincorporarse, pero los que empuñaban las mazas, le propinaron dos golpes simultáneos en la espalda, haciéndola gritar de dolor y tirándola al suelo.
Uno de los espadachines la sujetó por la capucha de su capa, obligándola a reincorporarse y mirarlo a los ojos. Ojos negros y vacíos como la misma noche.
-No te tengo miedo. No les tengo miedo a ninguno de ustedes. He derrotado a mi propio padre, Trigon el terrible, un demonio con poderes más allá de sus débiles mentes.
-Espera, ¿eres la hija de Trigon el terrible? –dijo uno de los brutos con su maza, antes de tirarla a un lado y sonreírle tontamente-. ¡Soy tu mayor fan! ¿Me firmarías la capa?
-¿Qué estás haciendo, invécil?
El bruto empujó al que la estaba sujetando, antes de sacar una pluma de alguna ave extraña con algo rojo en ella y señalarle su capa.
-Oh, claro. ¿Cuál es tu nombre?
-Yark!
-Hmm, ¿eso es en ranktiático o lumndranés?
-¡Solo Yark, por favor!
-idiota, te está preguntando cómo se escribe tu nombre, no si tienes un estúpido apellido. Vaya bobo.
El otro bruto de la maza, con una voz más rasposa, se puso a pelear con los espadachines, aparentemente divirtiéndose.
-¡Eres hombre muerto, aquarmense!
-¿mejor tú, amigo!
Astor había conseguido derribar a dos de sus oponentes, pero dos más intentaron sorprenderlo por la espalda, y la batalla desigual de tres contra uno volvió a ponerlo contra las cuerdas. Retrocedió un par de pasos, antes de evitar ser empalado por una lanza.
-¿Por qué estás ayudando a esa mujer? ¡Es mitad demonio! ¡Debería haberte matado y venido con nosotros! ¡Entonces, podríamos llevarle tu cabeza al jefe!
-¡Eso nunca!
Astor saltó en el aire, entregando una patada giratoria al ejecutor más cercano, que voló hasta detenerse a un par de metros. Mientras caía, aterrizó sobre la cabeza del siguiente, enterrándolo bajo sus pies.
-¿Estabas diciendo?
Las espadas sacaron chispas. Una negra y otra azul, que chocaron entre sí a gran velocidad.
Sin embargo, antes de que pudiera dar un golpe más, Astor recibió una fuerte patada en el costado, escupiendo sangre. Intentó retroceder, pero su adversario utilizó su espada curva para enganchar su pierna, atrayéndolo a un abrazo mortal.
-iba a cortarte la cabeza primero, pero supongo que también puedo sacarte el aire en su lugar, antes de acabar con tu inútil existencia.
La cara del caballero comenzó a ponerse azul, y se habría desmayado por la falta de oxígeno si no fuera por la repentina ayuda que lo salvó, una vez más, de una muerte segura.
Un bruto de dos metros voló en su dirección, derribando al estrangulador y liberando al caballero, que tomó aire desesperadamente.
-No le des una pluma y tinta a una medio demonio que sea también una hechicera.
-¿Estás bien?
-Yo debería ser quien te pregunte eso.
El estrangulador y los dos espadachines reaparecieron para vengarse, recuperando sus respectivas armas.
-Creía que podías romper sus armas con tu espada. ¿Cómo se volvieron tan fuertes?
-¿Y cómo voy a saberlo?
Espalda con espalda, Raven enfrentó a los espadachines que habían intentado convencerla de que abandonara al caballero, mientras éste miraba al ex estrangulador con los ojos encendidos.
Justo cuando la batalla volvía a comenzar, una nueva voz pudo oírse.
-No es mi deseo que esta batalla continúe.
Una voz antigua, como la arena raspando una roca, que detuvo a los demonios en seco.
Raven abrió los ojos como platos, mientras su reciente aliado fruncía el ceño, confundido.
-¿Quién es? –inquirió Raven, aún en guardia.
-Es pronto para que conozcas mi nombre, niña.
Esta vez, la voz sonó un poco más suave, aunque la nota de velada amenaza seguía presente.
-¡Desiarko, deja de ser un cobarde y muéstrate!
-Oh, miren a quién tenemos aquí. Astor, no te esperaba en mis dominios.
-¡maldito demonio! –la risotada del mencionado enfureció al caballero aún más, mientras Raven se estremecía, frente a los tres ejecutores congelados-. ¡Tú te llevaste a mi hermano! ¡Lo quiero de vuelta!
-¿Qué es él, tu cachorro? No te preocupes, aún vive. Pero, como sigas gritando de esa forma tan maleducada, podría no estarlo.
-¿Qué has hecho con él? –Astor apuntó con su espada al cielo, fuera de sí-: ¡Estoy aquí para recuperarlo y darte tu merecido!
-Uh, tantos gritos... cállate, me aburres.
De repente, la arena alrededor de Astor comenzó a cubrirlo, hasta que solo fue visible su frente.
-¿déjalo en paz!
-Ah, ahora estamos hablando. Verás, querida niña, sé quién eres.
-¡Tú no me conoces!
-Sé que eres Raven, la hija de Trigon. ¿la esperanza de la Tierra, te llamaron?
-¿C-cómo lo sabes?
-También puedes ser la esperanza de nuestra raza. Tu raza. Deja a esa patética escoria humana. Únete a mí y acepta tu verdadera naturaleza.
-En primer lugar, ese idiota de ahí es todo menos una escoria. En segundo lugar, soy mitad humana. Y en tercer lugar, no tengo nada que ver contigo. Libera al hombre, o te vas a enterar.
Un par de zarcillos negros se escaparon de su espalda, comenzando a arrancar la arena del cuerpo del hombre enterrado, mientras una risa del ser invisible se escuchaba por todo el páramo.
-Tan joven y tan ignorante... Ay, Raven, no tienes ni idea de lo que estás diciendo. Te daré otra oportunidad.
-Maté a mi padre. Si eres como él, solo debo encontrarte y repetir.
-¿Te atreves a amenazarme? –de repente, todo el páramo tembló violentamente, mientras una nueva tormenta de arena comenzaba a arremolinarse-. ¡Te arrepentirás de haber rechazado mi oferta!
-No, creo que no lo haré. ¿Azarath-metrion-sinthos!
Solo el gran escudo de energía que creó alrededor de ambos pudo protegerlos de la tormenta colosal que sacudió el desierto entero. Un instante después, todo se detuvo, mientras Raven abría una pequeña rendija en su escudo, observando el exterior, antes de bajar la guardia para ayudar a Astor.
Escupió algo de arena, mientras resoplaba con admiración.
-Wow, suelo insultar a estos tipos a menudo, pero ¿tú? ¿Hablándole de esa forma? ¡increíble!
-Tenemos que salir de aquí.
Miró con cautela a su alrededor, mientras el sol le quemaba la cara. Todos los perseguidores acababan de desaparecer, de modo que volvían a ser solo ellos dos.
-¿Conoces alguna forma de volver a donde sea que esté tu hogar?
-¿Mi hogar? ¿Te refieres a Aquarmas? Mi tierra natal desapareció hace décadas.
-¿Un demonio destruyó tu hogar?
-En realidad, un tsunami. No, vivo en otra parte.
-no importa. ¿Cómo vamos allí? No duraremos mucho si nos quedamos en este montón de arena.
-Ojalá supiera cómo.
-¿Cómo dices?
-No te mentía. No sé abrir portales.
-Yo podría, pero no quisiera arriesgarme a caer de la nada en una trampa o, peor aún, en la guarida de este demonio, sea quién sea.
-No vine aquí por voluntad propia, en serio.
-Pero dijiste que...
-Sí, dije que vine a recuperar a mi hermano. Larga historia. Pero si bien buscaba al responsable de su desaparición, no llegué aquí por mis propios medios. ¿Ese demonio que habló antes? Se llama Desiarko, y es una de las peores cosas que te pueda suceder en la vida. Si ya lo conociste, aunque solo sea por su voz, significa una sola cosa: ahora, eres su nuevo objetivo.
-No pedí venir aquí. ¿Por qué querría matarme?
-Eres la hija de Trigon, el demonio más poderoso de los últimos dos mil años. Mitad humana, mitad demonio. Haces esa cosa...
-Se llama magia.
-Sí, conozco lo básico, pero bueno, la que tú usas... está sencillamente en un nivel absolutamente diferente. Imagina a un poderoso tirano demoníaco aprovechando tus poderes. Suma dos y dos, y conoces el resultado.
-Y como rechacé su... oferta..., ¿ahora quiere matarme? Vaya manera de decir hola.
-Ellos regresarán.
-No hay portales, no hay otra ayuda. ¿Qué debo hacer?
De repente, un nuevo temblor sacudió el lugar. Antes de que pudiera dar un paso, el suelo bajo Raven se abrió, tragándosela.
Cuando volvió en sí, había vuelto a su habitación, y sentía como si acabaran de arrojarla contra una topadora de cemento. Le dolía todo el cuerpo, y sentía que tenía varias toneladas de rocas en lugar de su cabeza.
De repente, su instinto la olbigó a rodearse de energía, agarándose a su cómoda. Sobre su cabeza, un nuevo portal acababa de materializarse.
fue entonces cuando Raven escuchó que se disparaban las alarmas de la torre, mientras los cuatro titanes restantes golpeaban la puerta de su habitación con frenesí.
Rápidamente, Raven desbloqueó la puerta, dejándolos pasar sin otra indicación.
Justo cuando entraban, ya listos para lo que fuera, el portal se cerró, dejando caer a un hombre inconsciente en el suelo alfombrado de la habitación.
Todos se sorprendieron cuando la cabeza del desconocido tocó el suelo, produciendo un ruido sordo. El choque fue tan repentino que nadie fue capaz de evitarlo, mientras el hombre de azul, lleno de tierra o arena hasta en su pelo, quedaba bocabajo en el piso.
-¿Quién es este tipo? –Chico Bestia lo olfateó, frunciendo el ceño con sospecha-. Huele a arena de algún desierto.
-Se llama Astor. –Comenzó Raven, explicando su breve estadía en aquel mundo desértico.
Mientras tanto, Robin los organizó para llevar al guerrero malherido y sucio al ala médica de la torre. Mientras un bisonte verde lo cargaba, seguido de cerca por Robin y Starfire, Cyborg encendía los generadores y demás aparatos de dicha área especial.
Raven lo envolvió con su energía, depositándolo cuidadosamente en la cama más cercana, siendo observada de cerca por sus amigos, quien miraban la escena con curiosidad.
-Déjame ver si entendí bien esto –dijo el chico verde del equipo, ya en su forma humana-. ¿estás diciendo que este tipo es alguna especie de caballero cazador de monstruos? ¿Y que lucharon contra un grupo de malvados asesinos chupasangre? ¿Y que después te enteraste que es el objetivo de un demonio superpoderoso?
-Bueno, todo eso es cierto, al menos en su mayor parte.
-¿Estamos cuidando la salud de un fugitivo interdimensional buscado, y por un demonio de poder e intenciones desconocidas? –Robin fue el que habló en esta ocasión-. ¿Te das cuenta de lo que has hecho?
-Según lo que pude entender, este demonio, sea quién sea, secuestró a su hermano. Él estaba allí para rescatarlo. Además, ni siquiera consigo comprender cómo, de un momento a otro, reaparecí en la torre, mientras él fue traído aquí por un portal, desde una dimensión diferente de la nuestra. Lo último que recuerdo es caer por un abismo que salió de la nada.
-Pues cuando despierte, tendrá que responder algunas preguntas –observó Cyborg, de brazos cruzados-. En serio, amigos, ¿vamos a dejar que esto arruine nuestra noche de juegos?
-Raven podría unirse –acotó Starfire, alegremente, y todos dirigieron su atención nuevamente a la medio demonio-. ¿Qué dices, amiga Raven?
-Supongo que eso podría ayudar a deshacerme de este horrible dolor de cabeza.
Minutos después, siendo el caballero el único ocupante del ala médica, el mismo abrió los ojos, completamente desorientado.
-Oh, maldito Desiarko, eso fue bajo. –Fue entonces cuando se percató del cambio en su entorno-. Un momento, ¿adónde se fue el desierto? ¿Y dónde rayos estoy?
