Anochecía en el sengoku y los shichinintai se encontraban aún en el mismo lugar, reunidos en una fogata que armaba Renkotsu. Jakotsu estaba pensativo mientras sus otros hermanos conversaban.

-¿Que será de nuestro hermano mayor?- preguntó el afeminado, preocupado mirando los colores del cielo. Mukotsu rió burlón.

-Seguramente esa demonio psíquica es la belleza en persona y nuestro hermano se enamoró- dijo el maestro del veneno y Ginkotsu se sumó a sus risas.

-No digas tonterías. A mi hermano no podría sucederle algo como eso- dijo Suikotsu, convencido.

-¿Y por qué estaría con una youkai?- preguntó Mukotsu.

-¿Será posible que lo haya asesinado?- dijo Renkotsu.

-¿Que nuestro hermano mayor murió a manos de un espíritu femenino?- Jakotsu se angustió.

-Pronto caerá la noche y el hermano Bankotsu no ha vuelto- comentó Kyokotsu.

FLASHBACK

-Hermanito, ¿estás seguro de hacer ésto?- le preguntó al moreno, algo consternado.

-¿Qué has dicho, Jakotsu?- preguntó Bankotsu, extrañado.

-¿Y si esa youkai es de verdad peligrosa y te asfixia con sus poderes, rompe tus huesos o controla tu mente y caes bajo sus órdenes?- dijo Jakotsu, un poco horrorizado. El moreno sonrió de lado y puso una mano en su hombro.

-Puedes permanecer en calma, hermano. Eso no sucederá- le aseguró -En caso de que se haga de noche mañana y yo no aparezca, deben irse sin mí. Luego los alcanzaré.

-No, tenemos que esperarte- se negó Jakotsu.

-En serio, no te preocupes. Tan solo váyanse- repitió Bankotsu, muy convencido.

FIN DEL FLASHBACK

-Si no llega ésta noche, nos iremos- determinó Renkotsu, seriamente. Jakotsu lo miró con horror, los demás se miraron entre ellos, impresionados.

-¿Qué?- preguntó Suikotsu.

-¿No esperaremos a nuestro hermano mayor?- dijo Jakotsu.

-No. Si está vivo, de algún modo nos encontrará. No podemos esperar a que aparezca, tenemos que ir a otro lado a buscar trabajo- explicó Renkotsu.

-Renkotsu tiene razón- comentó Mukotsu. Jakotsu se encontraba fastidiado.

-Lo que sucede es que tú quieres tomar el lugar de mi hermanito Bankotsu. Quieres ser el líder de los 7 guerreros asesinos- se atrevió a decir, sacando su espada de su funda.

-¿Y qué? ¿Acaso vas a oponerte?- lo desafió Renkotsu y no esperó para darle de inmediato su primer ataque.

Y así comenzo una agresiva pelea. Jakotsu intentaba destasarlo con su espada serpiente y Renkotsu buscaba quemarlo a toda costa, hasta que creó una red de fuego sobre él. Los otros hermanos los miraban atacarse mutuamente en silencio, ninguno tenía pensado intervenir.

-Maldito- dijo Jakotsu enfurecido, lanzándole su ataque con la espada. Renkotsu lo esquivó y aprovechó ese instante para tensar la red de fuego y envolver a Jakotsu en llamas.

Los otros hermanos no sabían qué decir pues Renkotsu había demostrado su verdadera maldad al matar a Jakotsu por negarse a seguir su voluntad. El afeminado gritaba calcinándose y Renkotsu le dió su golpe de gracia con un buen disparo. Su cuerpo calló aún encendido pero ya muerto.

-Eso es lo que obtendrá todo el que se revele a mí de ahora en adelante. Muerte- dijo lleno de odio y rabia, volteándose a mirarlos -Mañana a primera hora nos iremos de aquí- ordenó.

-Sí, sí- le respondió Ginkotsu y los otros sólo asintieron.

En su castillo, Ichiro cenaba en completa tranquilidad. De pronto, la puerta del comedor se abrió y entro unó de sus asesores.

-Señor Ichiro- le dijo, acercándose. El samurai lo miró atentamente -Bankotsu aún no ha llegado. Esá por anochecer- dijo. Ichiro hizo una mueca de desinterés.

-Esperaremos unos momentos más.

Entonces, entró su hermano por la puerta también.

-Hermano, por qué no envías a un espía? Así sabrás lo que ocurrió con ese guerrero asesino- le sugirió.

-No creo que sea necesario aún, Atsuo- dijo el samurai, relajado.

-¿Tienes fé en un mercenario? ¿Piensas que podría matar a una youkai psíquica como Sayuri?- preguntó su hermano. Ichiro se quedó pensativo un momento.

-Es posible. Ha asesinado a numerosos youkais- explicó convencido y continuó con su cena.

Bankotsu logró dormir un par de horas y despertó a la vez que Sayuri entraba a la habitación. El asesino la miró y ella le sonrió.

-Cambiaremos tus vendajes. Te gustaría comer algo despues?- preguntó, acercándose. Bankotsu simplemente asintió, sonriendo de medio lado un poco.

Llegó Hikari y junto a Sayuri se pusieron manos a la obra. Revisaron las heridas de Bankotsu y le pusieron ungüento y vendajes nuevos.

-Tus heridas se ven un poco mejor- sonrió Hikari con amabilidad y luego salió con Sayuri. Un rato después, ella volvió con un plato de sopa con verduras.

La youkai se dedicó a darle de cenar en la boca y el comió en silencio. Por último, lo volvió a acomodar para que se preparara para dormir.

-Duerme en paz. Yo me quedaré aquí- le dijo y Bankotsu pronto cerró sus ojos, quedándose profundamente dormido.

Pasaron un par de horas y Hikari se asomó por la puerta. Sayuri se acercó y salieron de la habitación por un momento.

-¿Vas a cuidarlo?- le preguntó Hikari. La youkai asintió.

-Me quedaré despierta con él. Ve a descansar- respondió, soltándose el cabello y la hechicera la besó en la frente.

Sayuri pasó toda la noche en vela custodiando el sueño de Bankotsu, quién durmió sin despertar nisiquiera para beber agua.

Temprano, Sayuri salió de la habitación para ir a saludar a Hikari, quién ya debia estar despierta.

El moreno despertó un momento después de que la youkai dejara la habitación y se quedó viendo la luz entrando de a poco e iluminando cada rincon.

Pese a que el mercenario experimentaba dolor físico todavía, tenía una sensación de alivio y relajo pues sabía que se hallaba en un lugar seguro apesar de que fuera contra su voluntad. Sin embargo, Sayuri todavía lo hacía pensar.

Ahí fue cuando la youkai entró a la habitación, aún con el cabello suelto. Sonrió dulce al cruzar su mirada con él, quién no dijo palabra. "Deslumbrante" pensó el moreno, a causa de que su larguísimo cabello estaba suelto.

-¿Cómo te sientes? ¿Te encuentras mejor?- le preguntó Sayuri, sonrojada. Él también se sonrojó.

-Aún duele, pero ya no es tanto- respondió él, con su varonil voz.

-¿Quieres algo de desayuno?- preguntó ella y Bankotsu asintió -Ya vengo.

Sayuri se tomó unos minutos y regresó con el desayuno para el mercenario.

-¿Mi alabarda te pareció pesada?- dijo el chico a la vez que la youkai le daba las primeras cucharadas y Sayuri asintió.

-Mi mente quedó algo agotada cuando llegué aquí- dijo y Bankotsu frunció el ceño, aparentando curiosidad aunque recordaba muy bien todo lo que había hecho en el bosque de los ninjas -¿Quieres ver?

El mercenario asintió y volteó a mirar a su alabarda. Sayuri estiró su brazo izquierdo con la mano y los dedos abiertos y pudo levantar a Banryu con dificultad hasta casi hacerla tocar el techo. Bankotsu se halló aún más impresionado y sonrió de medio lado, sin duda era impactante que alguien más aparte de él pudiera elevarla y vió cómo Sayuri la dejaba de vuelta en su lugar.

Bankotsu se volteó a verla encantado y sonriendo de medio lado. Ella le devolvió una sonrisa, con una mirada tímida.

-Ví todo lo que le hiciste a los ninjas- comentó Bankotsu, recibiendo otra cucharada de comida. Sayuri miró sorprendida a otro lado.

-No hago ese tipo de cosas normalmente. No voy por el mundo quitándole las armas a la gente y manejando sus mentes para mi conveniencia- aclaró ella, seria pero tranquila.

-Está bien. Pierde cuidado- dijo él y la youkai lo miró nuevamente. Él sonreía de medio lado y Sayuri sonrió tambien, lo que hizo que ambos se sonrojaran. No sabía si estaba bien hacerle un cumplido, él no se comportaba de esa manera con las mujeres pero en esa ocasión le pareció una buena idea -A mi me pareció grandioso- dijo y la mirada lavanda de Sayuri se impregnó de incredulidad.

-No todos piensan lo mismo.

-Lo que piensen los demás no es importante- Bankotsu acentuó su sonrisa de medio lado, lo que cautivó a Sayuri y ella sonrió más, sonrojada.

El guerrero asesino se sintió extraño. Durante su carrera como asesino había matado a numerosos youkais con diversas capacidades, su concepto de ellos era que todos eran crueles y calculadores. Pero, Sayuri no le generaba ninguna desconfianza ni sensación repugnante como le había sucedido con otros demonios y espíritus. Ella se veía preocupada por el y por su salud, y se notaba dispuesta a encargarse personalmente de su recuperación. Y tenía que reconocer que la gran genialidad de sus poderes sobrenaturales la hacían parecer más atractiva a su gusto.

Por otro lado, por qué se encontraba hablándole en buen tono a una mujer? Por qué actuaba tan educado y respetuoso frente a una chica? Nunca había tenido buenas actitudes con ellas, de hecho había tratado mal a todas las que se habían cruzado en su camino. Pero con respecto a Sayuri,... simplemente no quería faltarle el respeto ni tampoco tenia ganas de lastimarla. Qué sensación tan extraña...

-Esa mujer, la que estuvo curando mis heridas junto a tí,... ¿no es tu madre, cierto?- preguntó Bankotsu.

-No, ella es una hechicera y curandera. Se llama Hikari, me adoptó cuando murieron mis padres- le dijo Sayuri.

-¿Cómo se llama esa hierba que me hicieron inhalar?- la youkai rió un poco. Bankotsu se sonrojo un poco mas y sonrio ampliamente -Es mejor que una botella de licor- dijo y rió, entonces Sayuri se sumó a sus risas.

-Secretos de curandera- contestó Sayuri y dejaron de reír, pero continuaron sonriendo y mirándose fijo.

Bankotsu ya habia terminado de comer y Sayuri limpió su boca con cuidado.

-Dime, ¿puedes moverte?- le dijo la youkai curiosa, antes de quitarle los cojines para recostarlo.

-Es decir, todavía no puedo moverme demasiado- explicó el mercenario.

Sayuri suspiró hondo, había estado sintiendo la sensación de que tal vez podría dar resultado su habilidad de curación con la ayuda de Bankotsu.

-Quédate quieto- le dijo la youkai, mirando su brazo fracturado y poniendo sus manos suavemente sobre él. Cerró sus ojos y se concentró.

-¿Qué haces?- preguntó Bankotsu, extrañado. Repentinamente, fué como si el dolor de su brazo fuera desapareciendo. ¿Sayuri lo estaba curando? El guerrero asesino se quedó mirándola fijamente.

Sin embargo, ella se detuvo pues era mucha la concentración necesaria y no estaba acostumbrada a hacerlo. Por esa razón, requería de mucha práctica y entrenamiento.

-Disculpa, lo siento por el dolor- le dijo Sayuri tímidamente y evitó mirarlo.

Lo ayudó para que se acostara, retirando los cojines. Después tomó el plato y se puso de pié.

-Debo ir con Hikari, ya vuelvo- dijo la demonio, para salir por la puerta.

Bankotsu se sonrojó y se quedó impresionado. "Sayuri intentaba curarme. Ella no es cualquier youkai" pensó.

Sayuri salió apresurada de su palacio en dirección a la aldea para encontrarse con Hikari y amarró su cabello en su clásica coleta alta.

-Señorita Sayuri!- escuchó un grito de una de las aldeanas a medida que ella se aproximaba. La mujer de unos 50 años, agitaba sus brazos para ser vista.

-Señora Nanami- murmuró la youkai y corrió para llegar mas rápido, algo consternada. Los aldeanos siempre la buscaban cuando algo había sucedido.

-Venga a mi cabaña. Necesitamos hablar con usted- le dijo Nanami cordialmente, cuando ella llegó a su lado.

Caminaron un poco más y la señora hizo pasar a la youkai a su hogar.

-Permiso- dijo Sayuri, entrando educadamente. El esposo de Nanami se puso de pié para recibirla.

-Señorita Sayuri, adelante- le dijo, amablemente.

-¿Ocurrió algo malo?- preguntó ella con atención.

-Supimos que en su palacio se refugia un joven mal herido de nombre Bankotsu- le respondió el hombre de unos 60 años, con voz seria. Sayuri asintió -¿Usted sabe realmente quién es él?

-A decir verdad, no lo sé- dijo Sayuri, teniendo muy presentes sus sospechas con respecto a ese moreno tan guapo -¿Saben algo sobre él?- preguntó ella, con interés.

-Él pertenece a una banda de guerreros asesinos- explicó el hombre -Los shichinintai, son 7 mercenarios y su líder se llama Bankotsu- reveló. Sayuri abrió los ojos de la sorpresa. "Por eso es que Banryu..." pensó.

-¿Es cierto eso? ¿Señora Nanami?- Sayuri dirigió su mirada a la mujer.

-Sí. Tiene que creernos- rogó Nanami, tomándole la mano con cariño -Usted ha sido buena con todos nosotros, ha cuidado nuestra aldea y nos ha defendido. No queremos que un asesino como él le haga daño- dijo y la youkai sonrió dulcemente.

-Tranquilos, él no podrá hacerme nada malo- dijo Sayuri y con su otra mano cubrió la mano de Nanami -Les agradezco mucho que hayan hablado conmigo.

-Descuide, señorita Sayuri- dijo el esposo de Nanami y la demonio se puso de pié para salir de la cabaña con un gesto cordial.

Al salir, vió a la curandera caminando en su dirección.

-¡Hikari!- exclamó Sayuri, corriendo a su encuentro.

-Mi niña, ¿qué te pasa? Estas pálida- preguntó la bruja, preocupada.

-Necesito confiar en tí- respondió ella, susurrando con tono muy serio -Pero debes prometerme que no harás nada al respecto- dijo Sayuri y Hikari comenzaba a asustarse.

-Dime.

-Estuve con la señora Nanami y su esposo. Me contaron sobre Bankotsu, es el líder de un escuadrón de asesinos. Los shichinintai- comentó y la hechicera frunció el ceño, abriendo los ojos de la sorpresa -¿Tú sabías algo?

-Había escuchado sobre ellos anteriormente pero no sabía que su líder era Bankotsu. ¿Qué haremos al respecto?

La hechicera sabía algo que Sayuri aún no sabía y que le hacía mucho sentido acerca de Bankotsu y los shichinintai.

-Dejaremos que se recupere y en el entre tanto, llegaré al fondo de esto. Si él vino aquí a matarme, lo sabré- dijo Sayuri, determinada. Hikari sonrió levemente y asintió, recordando las palabras de la madre de la youkai.

-Confío en tí, mi Sayuri- le dijo y la tomó de la mano.