Ella
El día antes del que sería el evento más feliz de su vida los recuerdos del pasado regresan.
Aquella botella a medio llenar del envejecido Johnnie Walker una vez más vertía su embriagador elixir en el vaso vacio.
Con mano cansada dejaba la botella sobre la mesa y ya desganado pero necesitado de aquel paliativo volvía a beber. Agobiado por todo aquello pasaba azorado su mano por el ya de por si revuelto cabello.
- Vamos, déjalo ya. - hablaba preocupado su amigo de siempre, su primer amigo.
Levantó la vista hacia él y volvió a beber. Cansado frotó sus ojos como si aquello pudiera despejar la bruma en la que estaba envuelto.
- ¡Ya fue suficiente!. - dolido por ver así a su amigo le quitó el vaso de su mano.
- Nino, devuélvemelo. - ordenó manteniendo la tranquilidad.
- No, te estás haciendo daño con esto. - levantaba el vaso frente a sus ojos haciéndole ver su error.
- Mi daño es otro y lo llevo clavado aquí. - tiraba con fuerza de su camisa justo en el centro de su pecho y mirándolo directamente a los ojos dejó caer pesado los parpados.
- No debes decir eso, ahora la tienes a ella. - miraba con aflicción el sufrimiento que se reflejaba en el rostro de su amigo .
Bajó la cabeza no queriendo escucharlo, prefiriendo restarle importancia a sus palabras. Siempre fue consciente de cuál era su lugar en aquella relación y así la aceptó cual mudo centinela de su corazón, pero entonces bendita su suerte ella entró de lleno en su vida y aun así ese día aquello que nunca pudo ser dolía con fuerza.
- Durante años lo intente y siempre en sus labios estaba el "hay un chico". - con dolida nostalgia se empeñaba en abrir aquella brecha que gracias al tiempo y a ella llegó a cauterizar.
- Adrien, no lo hagas, ella no se lo merece. Lo mejor es que canceles todo por el bien de los dos. - lo miraba con tristeza por el dolor que aquellos sentimientos podrían causar a sus amigos.
Puso en un gesto cariñoso su mano en el hombro de su aturdido amigo, queriendo reconfortarlo.
Adrien llevó su mano hasta la de su amigo y la apretó queriendo descargar todo lo que sentía dentro de su pecho, como si ese inocente ademán pudiera aliviarlo. Sus ojos verdes miraban temblorosos a los de Nino agradeciendo que estuviera ahí con él, no dejándolo caer en el vacio del pasado que esa noche llena de sentimientos él solo abrió.
- La amó demasiado para hacerlo, te juró que solo viviré para hacer feliz a Marinette. - dijo con la mayor de las convicciones reflejada en sus ojos.
FIN
