Capítulo 3

-Candy-

-Ehhh siii, solo que estoy maravillado por que la condición de Candy para concebir ya que en su caso no era de las mejores, pero este bebe tiene muchas ganas de vivir ya que sus latidos son estos…

-Pum…pum…pum…pum…pum…pum…pum…pum se escucha como un caballo desbocado, ¿si escuchan?

-Tanto Albert, como yo estábamos tomados de la mano y cuando escuchamos ese gran sonido, al menos de mi parte sentía que mi corazón saltaba de alegría, mi bebe me decía "hola" saben es el mejor sonido que yo pudiera escuchar. ¡Mi bebe tenia vida! Mis lágrimas comenzaron a brotar y Albert, solo las limpio dándome besos en mis mejillas notando que al igual que él estaba llorando, tenemos tanta ilusión con este bebe tan esperado.

-Bien Candy aún está muy pequeñito del tamaño de un frijol pero al parecer va muy bien les daré una pequeña fotografía, - sacándola y extendiéndola.

-Albert-

No voy a negar que tenía mucho miedo de lo que fuera a decir el doctor, me ilusiona mucho el que vayamos a tener un bebe, porque sé que es muy importante para Candy si algo andaba mal se de antemano que ella se me derrumbaría, pero al escuchar esos latidos sentí unas inmensas ganas de llorar, que solo abrase a mi mujer y la llene de besos, para beber sus lágrimas que le fluían estaba tan feliz, jamás olvidare su cara cuando el doctor nos dijo que todo marcha bien.

-Candy, deberás cuidarte mucho en estos meses siguientes al menos hasta pasar el segundo trimestre, que es cuando ya podrás estar más tranquila. Señor Andlay, lamento lo que le voy a decir pero por el momento no podrá estar con su mujer hasta pasado de esa fecha, la razón es porque los movimientos bruscos puede ocasionar que el feto se desprenda.

-Esa noticia no me la esperaba, pero está bien que me lo diga ya que en estas dos semanas no la he tocado pensando precisamente en que podría lastimarla, Dios sabe cuánto tuve que aguantarme, así que seguiremos con esas duchas frías cada noche. – No se preocupe doctor entendemos eso, lo más importante es que él bebe este bien.

-Bien, te daré cita en un mes y cualquier sangrado o dolor que sientas, por favor no dudes en acudir inmediatamente al hospital eso pueda hacer la diferencia, entre que lo perdamos podamos salvarlo.

-Miro a Candy, su expresión de preocupación pero la cuidare como si fuera lo mas sagrado que tengo porque eso es para mi, se que si a nuestro bebe le pasa algo no sabría como sostenerla, su mayor sueño es convertirse en madre, lo se lo noto en su mirada y muy en el fondo yo también lo deseaba, solo que con los acontecimientos simplemente deje ese deseo para convertirme en esa mano que siempre esta para ella. Pero ahora, que se que tenemos a alguien mas a quien cuidar hare todo lo que este a mi alcance para que este bien y se convertirá de ahora en adelante en "La razón de mi vida"

-Candy-

Sé que aún estamos en un estado, donde si pusieran una gráfica de números los míos serian números rojos, pero aun así sé que si me cuido cosa que hago a diario, este bebe se quedara con nosotros, estamos tan emocionados que note la expresión de Albert cuando el doctor le dijo que nada de nada, pero el al igual que yo sabe que en nuestra vida lo primero es nuestro bebe. Salimos del consultorio tomados de la mano, Albert se apresura abrir la puerta para después tomarme de la mano, me trata como una muñeca de porcelana la cual se puede romper, pero lo entiendo yo estoy igual, aunque sé que debo relajarme el estar estresada no es bueno para él bebe.

Debido a los cuidados extremos, no pudimos ir a conocer a la bebe de Annie, me da pesar ha de pensar que no quisimos ir. La tía, está muy molesta por esa situación pero aun no le decimos, ya que queremos hacerlo público cuando ya esté a finales del segundo trimestre, cuando las cosas estén más relajadas y conociendo a la tía, sé que por el momento estará con Annie un par de meses más, así que dará tiempo para darle la noticia con mi pancita asomándose, sé que se va a morir con la noticia.

-Albert, podríamos pasar por un delicioso helado de verdad que lo necesito.

-Vaya, es uno de tus primeros antojos.

-Mmm creo que sí, solo de imaginar el helado se me hace agua la boca.

-Está bien, pasemos por el helado y compremos un par de litros, para tenerlos en la nevera por si más adelante te dan ganas.

-Las atenciones de Albert, para conmigo son de consentimiento y no solo porque este embarazada sino, que él siempre me consiente hasta en el mas mínimo capricho. Entramos a la heladería, con la sorpresa que al probar el helado de chocolate solo no lo soporte tuve que comer uno de pistache, creo que este bebe no tendrá mis gustos al parecer son más del gusto de su padre, me hubiera gustado que puedan ver su rostro era un poema cuando le dije que prefería mejor su helado, que el mío.

Los días continuaron, me habían dicho que disfrutara mi embarazo y realmente lo estoy haciendo, solo que a veces me siento tan mal con los síntomas, pero sé que ya va a pasar por lo menos esta mañana ya no me dio tanto asco el desayuno, pude comer con más ánimo. Ya estamos a punto de cumplir los cuatro meses, el doctor me reviso apenas hace un par de días, lo siento olvide llevarlos pero estaba tan emocionada que solo entro al consultorio mi Albert. Pero todo va muy bien, de hecho ya me dio permiso de que comenzara hacer ejercicio y nos levantó el castigo, ya podemos reanudar nuestra intimidad aunque tanto Albert, como yo decidimos esperar un poco más.

Esta noche me arreglare ya que iremos a una fiesta de la empresa, así que decidí llevar un vestido pegado que aunque me queda un poco apretado se me ve divino, esto de estar embarazada le ha hecho bien a mi cuerpo, los senos se me ven más rellenitos y las caderas se me ancharon un poquito, dice Albert que de seguir así le voy a causar un paro cardiaco. Ya se me comienza a ver un poco el vientre, aunque no les miento desearía ya tener mi pansa gigante para poder usar batitas de maternidad, muero por ponerme una y verme al espejo con ella.

-Albert-

Al ver a mi mujer, no saben las ganas que tengo de olvidarme de la fiesta y quedarme hacerle el amor toda la noche, pero por ahora eso tendrá que esperar ya que aunque el doctor dio su permiso, aun así decidimos esperar por lo menos un mes más, me da tanto miedo lastimarla que es lo único que me detiene, pero es que si la vieran esta cada día más hermosa, sus pecas se han acentuado y ni que decir de su cuerpo, cada día más voluptuoso pero ya que mi hijo aún está en su vientre, tendremos que esperar para estar juntos aunque sé, que la espera tendrá su recompensa.

Salimos de la mansión rumbo a la fiesta, sé que los periodistas tomaran fotos eso me preocupa, aunque a Candy aún no se le nota mucho su pancita, aun así el hecho, que a nadie le hemos dado la noticia por el momento no queremos adelantarnos a nada, ni siquiera mi tía sabe nada, sé que en cuanto lo sepa le dará mucha alegría. Llegamos al salón, al entrar estaban algunos reporteros pero no mencionaron nada, creo que pasamos desapercibidos sé que en un mes más mi hijo, ya no se podrá ocultar y será de dominio público, así que hemos decidido decirle en un par de semanas la noticia, pero para eso programaremos una cena especial con los más allegados, aunque no crean yo ya estoy que quiero gritar a los cuatro vientos de que pronto seré papa.

-Candy-

Al llegar a la fiesta, nos sentamos en la mesa de algunos socios creo al parecer nadie se ha dado cuenta que ya hay bebe abordo, porque las esposas de los socios de mi Albert, no me han hecho ningún comentario, sonrió para mis adentro, pero creo que eso es imposible ya que desde que me entere que seré madre, tengo una sonrisa en mi cara de oreja a oreja.

-Querida, no había notado tienes un brillo especial en tus ojos y no sé, te noto muy feliz.

-Hay señora Camejo, como no estar feliz si tengo el mejor esposo de todos.

-Si eso ni te lo discuto, aunque hay cada mariposa a su alrededor mira ahí se va acercando una.

-Noto que Natalie, una de las asistentes de publicidad de la empresa de Albert, lo saluda tan efusivamente que eso realmente me molesta, antes no me molestaba pero ahora no se si serán las hormonas que estoy que quiero tirarla de los pelos, así que me levanto para ir al tocador, ya que si sigo viendo como se le regala a Albert me va a dar algo solo me dirijo hacia los baños, solo me meto a polvear mi nariz cuando escucho que alguien entra.

-Ya viste, como esta de guapo el señor Andlay.

-Oh si Natalie, pero recuerda que está casado, te lo dije cuando entraste a la empresa él quiere mucho a su esposa, ya la viste cada día está más guapa.

-A mi no me importa eso, yo lo quiero para mí y donde pongo el ojo pongo la bala, ese hombre va a caer como que me llamo Natalie.

-¡Está loca!, espero y no te metas en un problema, su mujer está aquí hasta crees que la va a dejar por ti.

-¡¿Quieres ver?!.

-Si anda, quiero verlo.

-Cuando escuche eso, me sentí que la sangre se me salía por los poros, pero necesitaba calmarme sé que Albert es incapaz de serme infiel sobre todo con alguien de la empresa, aunque el hecho, de no haber intimado en los últimos meses me hace sentirme vulnerable. Salgo después de que ellas se fueron, busco a Albert y lo encuentro precisamente en el bar tomando una copa, noto que la tipa se le acerca para decirle algo al oído, solo apuño mis manos, pero sonrió para acercarme le hago una caricia en la nuca llevando mi mano a su cabello y lo beso, con pasión, con ansias y con descaro, marcando mi territorio al terminar el beso miro a la tipa y le digo.

-Búscate a otro hombre, porque este es solo mío.

-No sé, de que habla.

-Oh si claro, que si sabes, si te escuche en los baños así que solo aléjate de él o si no quieres que te saque de la fiesta de los pelos. Albert, solo se me queda mirando desconcertado por lo que acabo de decir así, que lo jalo de la corbata para llevarlo a la pista a bailar.

-Albert-

Estaba en el bar, tenía ganas de un trago cuando se me acerca la sustente de publicidad y me susurra, que si no le invito un trago a lo que solo asiento con la cabeza y le digo al cantinero que le de uno. Ella me sonríe, sé que es un poco coqueta pero yo vengo con mi esposa, así que solo esperaba que le sirvieran el trago para ir a buscarla, lo que no fue necesario cuando sentí su mano en mi nuca, lo que nunca espere es todo lo que paso después, ella solo comenzó a besar como nunca lo había hecho, menos enfrente de las personas cuando termino de besarme solo comenzó a decirle una sarta de tontería a Natalie, que me quede sorprendido de su aptitud, ella jamás me había hecho una escena de celos, ¡hasta ahora! Cuando de repente solo me jala de la corbata para llevarme a la pista.

-Oye, ¡¿que fue eso?!

-Eso, es una piedrita en el zapato que tengo desde que llegamos, te vi William como estabas muy sonriente con ella.

-¡Yo!

-¿Quién más? Tu doble.

-Hay amor, sabes que jamás te seria infiel y menos con alguien de la empresa,

-O sea, que si no es de la empresa ¿si lo serias?.

-No bueno, digo no, ¿A qué viene todo eso? además porque me dices William, si yo soy tu Albert, recuerdas.

-Ni yo misma lo sé, creo que es el embarazo lo que me tiene así ¡perdón! Es solo que me sentí celosa al verte cerca de ella, luego lo que escuche en los baños que solo auchhh.

-Mi vida ¿Qué te pasa?

-No sé, sentí una punzada en el vientre auch.

-No, sabes que vámonos al hospital de inmediato.

-No, solo llévame a la casa, debió ser el coraje que hice.

-No, mi vida, no estaré tranquilo hasta que te revise el doctor, anda vámonos.

-Solo la lleve a tomar su bolso y me disculpe de todos para poder retirarnos, la cara que tenía era de muchísima preocupación por ella y por él bebe, en el camino le llamamos al médico ya que Candy comenzó con un dolor en la cadera, así que el medico nos recibió de inmediato. El doctor, la ingreso de inmediato para llevarla hacer una ecografía y ver porque sintió ese dolor.

-Muy bien Candy, veremos que sucede –pasando el aparato por el vientre de Candy ubicándolo donde esta nuestro hijo. – Bien, creo que lo que sucede es que al parecer tu cuerpo ya se está adaptando para que tu bebe comience a crecer, así que es la razón del dolor de las caderas aunque aún falta un par de semanas para eso, al parecer va hacer un bebe un poco grande, quizás no lo puedas tener normal más en tu caso, creo que lo mejor será programar una cesaría.

-Doctor, ¿está seguro? ¿Él bebe está bien?

-Sí, te suministre algo para el dolor, pero no dañara el bebe dentro de unos minutos hará efecto aunque si sientes alguna otra molestia, no dudes en venir sea lo que sea.

-Está bien, doctor.

- Creo que venían de una fiesta, lo mejor será que la lleve a descansar y repose un par de días.

-Si doctor eso hará, yo me encargare de que no haga ningún esfuerzo.

-CANDY-

-Al llegar a la mansión, el me cargo como siempre hasta subir a la habitación, me recuesta en la cama aún tiene la cara de preocupación. – Amor ¿está enojado?

-No mi vida, solo que me preocupe demasiado aunque te diré; no tienes por qué sentirte amenazada por ninguna mujer, ¡Candy! para mí, no hay más mujer que tú eres la razón de mi vida ahora que estas esperando a mi hijo, me has hecho inmensamente feliz que jamás, ¡escúchame! Jamás, pondría en riesgo nuestra relación por una aventura.

- La verdad, estoy tan sensible que comienzo a llorar por sus palabras eso me llena de satisfacción, solo que en ese momento me sentí un poco amenazada por esa mujer, porque para mí él también es mi razón de vivir. – Te amo Albert.

-Hmm ahora soy Albert, no William, porque ya me quedo claro que cuando estas enojada soy Wi…lliam.

-Simplemente lo callo posando mis labios en los suyos, de verdad que lo necesito como nunca lo he necesitado, quiero que me haga el amor así que comienzo acariciar su nuca haciendo que mis manos viajen para desabotonar su camisa. Nos comenzamos a besar con mucha hambre, creo que él está igual que yo así que simplemente me dejo llevar por sus besos, cuando él se detiene…

-Amor, no; recuerda lo que dijo el médico que debes reposar.

- Pero si ya dio permiso, de que tú y yo.

-Sí, mi vida pero hoy con ese dolor, no Candy, mejor esperemos no creas yo estoy como volcán a punto de erupción, pero recuerda que tenemos a alguien a quien cuidar.

-Le hago un puchero, pero Albert tiene razón solo respiro profundo sintiendo un poco de frustración. –está bien, solo deja que me ponga la pijama para dormir. – Me da un beso en la frente, en señal de rendición.

-Solo será hasta que pase estos días siii, te lo prometo.

Continuara…