Disclaimer: Aunque la historia y ciertos momentos que viva la protagonista son de mi autoría, todo está basado en el mundo de The Walking Dead creado por Robert Kirkman, esto incluye personajes y escenas de la misma serie.
Capítulo 2
El final de un mal día
No estaba consciente de la cantidad de días que habían pasado. Quizás más del mes desde que todo se salió de control.
Los días más terribles de todos fueron los primeros. No sabes qué hacer ni en qué confiar. Sólo luchas por sobrevivir, por poder tachar un día menos para... ¿Para qué? ¿Una solución? ¿Ayuda? Eso quedó en el pasado hace mucho.
Ahora sólo hay sangre y muerte al rededor.
Los gruñidos y el sonido de pies arrastrándose llenaban el interior de mi auto. Estaba tan acostumbrada al sonido y a lo que eso implicaba.
Quizás no podría salir en algunas horas y tendría que estar sin hacer ruido. Era como estar parada en el tráfico en alguna hora pico. Sólo habría que ser pacientes.
Tomé algunas de las frutas en conserva que tenía para comer. Mis ojos pesaban demasiado después de no poder dormir en toda la noche. Si me veía en el espejo sabía que las ojeras debajo estarían muy oscuras.
Tomé de mi bolso el álbum de fotos. Mi motivación para seguir con vida.
Un día más. Es lo que me repetía constantemente, sólo un día más para encontrar a Shane o a Lori y Carl. Dios, de verdad quisiera que ellos estuvieran bien.
La fotografía que tomamos en el día de nuestro compromiso era la última del álbum. Quisiera volver a ese tiempo, donde todo era sencillo, dónde tenía a todos conmigo.
Las lágrimas no tardaron en hacer su presencia. Los extrañaba, la incertidumbre de no saber qué había sucedido, de qué había sido de ellos iban quitándole sentido a sobrevivir. No supe más de Rick, no volví a ver a Carl ni a Lori, mucho menos calmaba el miedo que me llenaba cuando pensaba en Shane.
¿Habrá llegado a casa? ¿Qué pensó cuando no me encontró? ¿Me estará buscando? O incluso ¿está vivo aún?
La sola idea de saberme sola en este mundo me metía en un pozo de tristeza tan profundo que no sabía si algún día podría sobreponerme a él.
El cansancio por no dormir y las lágrimas hicieron que poco a poco fuera cayendo dormida recostándome en el asiento trasero.
Rick estaba a mi lado. Lucía un traje negro con una camisa blanca, un moño y una pajarita blanca. Mi brazo enfundado en la manga de encaje de mi vestido de novia sujetaba su brazo con fuerza.
—Tranquila Emery, aquí estoy — la suave voz de Rick me daba tranquilidad.
Aquí está. Lo sujeté con más fuerza como si temiera que en cualquier momento se escapara de mi lado.
—No me sueltes— fue todo lo que pude decir.
—Jamás — respondió sonriéndome antes de mirar hacia el frente y comenzar el camino hacia el altar.
Al girar para el pasillo central pude ver a Shane al final. Esperándome. Cada paso que daba me acercaba más a él.
Al llegar estiró su mano hacia mí y Rick tomó mi mano para ponerla sobre la de Shane. Nada importaba. Ya estábamos juntos. Los ojos cafés de él me miraban con alegría y esa picardía que siempre los había caracterizado.
Tomé su rostro entre mis manos, una parte de mi, queriendo asegurarse que fuera real. Él cerró sus ojos al sentirme. Parecía estar en paz, la misma paz que yo sentía al tenerlo aquí conmigo.
Tan pronto como todo estaba bien, las cosas cambiaron rápidamente. Mis manos se tornaron de un color carmesí, sangre brotaba de la cara de Shane, rasguños en su cuello que se hacían más profundos a cada segundo y cuando sus ojos se abrieron, ya no era la mirada que tanto amaba, ahora un capa blancosa cubría cualquier sentimiento de sus ojos.
Los gruñidos de los caminantes llenaron mis oídos aunque no podía verlos. Esto no puede estar pasando. Una alarma sonaba a la distancia cada vez haciéndose más y más fuerte.
—Shane, amor, háblame —no quería soltarlo, tal vez en el fondo pudiera escucharme.
La alarma de fondo se hacía más fuerte. Más cercana.
Lentamente solté el rostro de mi novio mientras él se acercaba a mí. Sabía lo que vendría. Ya no era Shane, era uno de ellos, me mordería y luego yo estaría como él, devorando todo a mi alrededor.
Los gruñidos de su boca cada vez más cerca, ahora él me tomaba a mí mi cara.
—Te amo, Shane— sabía que el dolor llegaría, que gritaría... cuando me preparaba para recibir sus dientes sobre mi piel, la alarma fue tan clara y fuerte que me aturdió los oídos y cerré los ojos.
Desperté abruptamente y con una fina capa de sudor cubriendo mi piel. Mi corazón estaba latiendo tan rápido por lo que comencé a respirar con normalidad para tranquilizarme.
—Sólo fue una pesadilla — ahí caí en cuenta que el sonido del sueño era real, escucha como la alarma de un auto se acercaba.
En cuestión de segundos un Challenger rojo pasó frente a mi haciendo tanto ruido que pronto los caminantes a mi alrededor se dirigieron al ruido.
Aproveché esa gran ventaja que tenía y me pasé al asiento del conductor para poder salir de este lugar lleno de peligro. Tan pronto como el carro estuvo encendido, di de reversa para avanzar por la calle de atrás.
¿Debería seguir a ese carro? Hacía mucho tiempo que no me había cruzado con humanos. La mayoría de ellos sacaron lo peor de sí mismos cuando todo comenzó. El individualismo y el egoísmo reinó en sus vidas y si ya sobrevivir a la muerte era una tarea difícil, poder librarte de la maldad del hombre era aún peor.
Algo muy dentro de mí me decía que siguiera el auto. Avancé rumbo a la misma dirección que seguía el Challenger, era fácil mientras el sonido aún estaba cerca.
No me percaté que mordía mi labio hasta que sentí un leve escozor. Tal vez no era muy buena idea, no sabía a qué me enfrentaría. Alguien bueno, alguien malo. Era como lanzar la moneda y tener rogar que tocara algo bueno.
Detuve el auto y dejé caer mi cabeza sobre el volante. Las posibilidades de obtener buenos resultados en una ciudad abandonada eran muy bajas. Un par de respiraciones más y dirigí el auto hacia la autopista para salir de aquí.
Las orillas son mejores.
"No vayas a donde van los demás" recordaba lo que Shane y Rick siempre decían ante futuras situaciones de pánico. Lo mejor era salir de Atlanta lo más rápido posible.
La alarma del auto robado había sido muy buena pues el camino estaba casi despejado. En poco tiempo alcancé la carretera.
Era increíble la cantidad de autos que había en los carriles de salida. Imposible no pensar en cuántas familias lucharon por alejarse de sus pesadillas y terminaron muriendo sin acercarse un poco a su meta.
Volté hacia el retrovisor para limpiarme las lágrimas que amenzaban con salir cuando noté a un camión acercarse. ¿Debería acelerar?
Demonios.
Ya sólo faltaban unos metros para salir de Atlanta. La alarma del Challenger se hizo presente y poco a poco fue acercándose. Pude ver que venía a muy alta velocidad.
Cuando pasó a mi lado seguramente le llamó la atención ver un auto desconocido por lo que pronto ya estaba delante de mí.
¡Perfecto! Ahora estaba en medio de personas que no conocía.
Fui reduciendo la velocidad mientras el carro y el camión hacían lo mismo. Pronto del auto rojo bajó un joven asiático con algo de miedo en su rostro.
Del camión sólo le hicieron señas para que se fuera, el ruido nos exponía a atraer más de aquellas cosas. El joven subió de regreso a su coche y se alejó rápidamente.
Un hombre con rasgos latinos salió del camión y se dirigió hacia mí. Mis manos temblaban involuntariamente. Pero todo mi cuerpo estaba en shock.
Pronto sus nudillos tocaron mi ventana. Mi cabeza giró lentamente para verlo. Sé que ambos nos mirábamos con desconfianza pero estaba segura que además de eso, el miedo se notaba en mis ojos.
—Hola ¿puedes bajar el vidrio?— levantó ambas manos como mostrando que no llevaba armas. Lentamente bajé la ventanilla. —¿Estás bien? ¿Estás sola? — preguntó.
—Yo... E-estoy bien — no respondí a lo segundo, pues era algo obvio estando sólo yo dentro del auto. Él pensó lo mismo pero aún así dio un vistazo rápido a la parte de atrás.
—Soy Morales — su mano extendida hacia mí.
—Emery, soy Emery —.
—Bonito nombre. ¿Estabas en la ciudad también? — su tono amable hizo que poco a poco bajara la guardia.
—Si, yo... Estuve atrapada un par de días — traté de calmar mi propia voz para no escucharme tan nerviosa.
—Esas cosas pueden ser algo difíciles ¿cierto? — dijo con una pequeña risa al final. Sólo atiné a asentir. —La ciudad no es segura, aunque te diste cuenta de eso. Mi familia y yo estamos con otras personas acampando en las afueras de aquí. Al parecer hoy fue 2x1 — la sonrisa en su rostro parecía sincera.
—¿Dos por uno? — me sentí algo perdida por un momento.
Al parecer alguien más del camión había salido pues Morales volteó hacia atrás.
—Tranquilo hombre, todo está bien. — calmó a la otra persona. Seguro se preguntaban por qué tardaba tanto su compañero.
Miré por el espejo lateral y el aire pareció salir de mi. No es cierto, es un sueño. ¿Aún estoy soñando? Fuera lo que fuera, un corto tiempo con Rick no lo desperdiciaría. Seguramente el tal hombre Morales vio mi rostro.
Abrí la puerta y salí. La misma sorpresa que sentí en mi, la vi reflejada en la cara que tanto había esperado ver de nuevo desde hace mucho tiempo.
Corrí hacia él mientras escuchaba su voz.
—¿Em? ¡Oh Dios! ¡Eres tú! —Cada frase dicha con más fuerza que la otra.
—¡Rick! —dije antes de abrazarlo con todas mis fuerzas. Podía sentirlo, sus brazos me rodearon mientras mis sollozos y lágrimas salían sin control.
Él estaba igual que yo. Me tomó de los hombros para ver mi rostro como creyendo que todo era falso.
—Pensé que habías muerto — un nudo en la garganta me impidió seguir hablando. Mi hermano volvió abrazarme, seguramente el había pensando lo mismo de mí al despertar.
—Estoy aquí, estoy aquí —era todo lo que repetía cerca de mí oído. Una de sus manos pasando de arriba a abajo por mi cabello, como muchas veces lo hizo para calmarme.
—No quiero ser insensible, pero tenemos que irnos — Morales se acercó a nosotros aún sorprendido. —Pueden seguir el camión, pronto estaremos en un mejor lugar para la reunión.
Rick y yo sólo asentimos aún sin creer lo que estábamos viviendo.
Y es que ¿cuáles son las probabilidades de encontrarte con tu hermano, que estaba en coma, en el fin del mundo? La carga invisible que había en mis hombros se sintió más ligera al saber que no estaría sola. Podían faltar algunas piezas para armar mi rompecabezas de nuevo. Pero aquí estaba una, comenzaba a tomar forma.
No importaba el tiempo pasado. Las cosas buenas o las malas, aquello que comenzó hace más de un mes como un mal día, justo hoy llegaba a su final.
Si, estaba en medio de la muerte, pero tenía a mi hermano conmigo y los dos Grimes juntos podrían con todo lo que les viniera encima.
Bueno pues, ya hubo un gran encuentro. Por lo que pronto viviremos otro. ¿Qué les está pareciendo?Yo estoy muy emocionada por esto *-* Tanto tiempo imaginando tal momento, que se siente muy bien tenerlo plasmado en un capítulo por fin3
