Hace días que a Derpy Hooves no se le haya visto, ni de día ni de noche; nadie sabe qué pudo haberle ocurrido y su ausencia genera consternación entre las personas que la conocen. Una de sus amigas, Paesley, va al domicilio de Derpy esperando descubrir el motivo a esto.

"¡Hola Derpy, soy yo! Abre por favor."

La puerta apenas se abre pero deja suficiente espacio para que Derpy se deje ver, por lo menos ella está bien. Paesley se percata que Derpy la mira con los ojos entrecerrados, algo muy inusual viniendo de ella.

"¿Estás sola?" Pregunta Derpy.

"Uh… sí. ¿Por qué tanto misterio?"

Shhhh! ¡Baja la voz que te pueden escuchar!"

Derpy hace ingresar a Paesley al domicilio para después cerrar la puerta y las cortinas al mismo tiempo. "Perdón por mi comportamiento, estuve trabajando en algo muy importante."

"Ya veo. ¿Y puedo saber de qué se trata?"

"¡He descubierto un método para generar billetes de cincuenta dólares!"

"¿En serio?"

Paesley toma con mucha emoción uno de los tantos billetes que estaban puestos sobre una mesa, examinando al derecho y al revés el dinero. ¡Efectivamente eran billetes de cincuenta dólares! Sea cual fuese el método que la joven de la mirada desviada empleó era bastante innovador.

"¡Derpy, eres una genio! ¿Cómo lo haces?"

"Muy simple: tomo un billete de quinientos dólares y con un marcador le borro un cero."


Suprema corte.

Abacus Cinch dirige el juicio contra un hombre por múltiples cargos de estafa. De seguro sería condenado a cadena perpetua si el testimonio del siguiente testigo resulta ser verídico.

La jueza Cinch da la orden para que dicho testigo ingrese al estrado presentándose ante ella una hermosa mujer en el apogeo de sus 25 años, y por lo visto el acusado la conoce gracias a la mueca de disgusto que pone en su cara.

"Dígame, ¿usted conoce al acusado?"

"No, su señoría." La joven mujer responde.

El ambiente se llena de jadeos y murmuraciones tanto por parte del público como por parte de los miembros del jurado. El testimonio de la dama los tomó por sorpresa.

"¡Un segundo! ¿Acaso usted no es la esposa del acusado?" Abacus Cinch pregunta.

"Así es, ¡pero si lo conociera jamás me hubiera casado con él!" La dama exclama.


Siglo XIV

Dentro del jardín de un castillo señorial Sunset Shimmer le dedica una melodía que ella misma compuso a la princesa Twilight Sparkle. De pronto el rey Night Light y la reina Twilight Velvet ingresan al lugar.

"Hija mía, me parece haberte dicho que ya no deberías seguir viendo a esta persona." Night Light se pronuncia apartando a Twilight de la peli flameada.

"¡No es justo! ¿Por qué no quieren que esté con Sunset?"

"Porque ella no pertenece a nuestra clase. Además, ya hemos ofrecido tu mano en sagrado matrimonio al Príncipe Blueblood."

"¡Así es!" Añade Blueblood quien acompaña a los monarcas. "Y debo añadir que por mis venas corre sangre azul."

"¡No me hagan reír! Este sujeto no tiene ni una pizca de sangre azul, y puedo demostrarlo."

Sunset Shimmer abandona el patio por unos instantes para regresar con un enorme cántaro el cual lo rompe sobre la cabeza del príncipe con mucha fuerza. Blueblood se desploma sobre el piso, quedó inconsciente mas no estaba muerto. Entonces un hilo de sangre fresca brota a partir de un corte en la frente del rubio.

"¿Lo ven? ¡Sangre roja como la de los pollos!" Sunset señala.


Sentada en el muelle frente al mar, Maud Pie se encuentra con su caña de pescar y una cubeta a su lado. Ya llevaba así varios minutos y a pesar de los rayos del sol y la brisa salada ella se mantiene en su lugar.

La siempre alegre Pinkie Pie aparece para acompañar a su hermana mayor.

"¡Hola Maud! ¿Cómo te va? ¿Están picando?"

"Sí Pinkie. Están picando, y mucho." Maud dice con su típica voz estoica.

"¡Ooooooooh! Adivinaré: ¿Bacalao? ¿Sardinas? ¿Arenques? ¿Lenguado? ¿Atún? ¿Pez espada?"

"No. Mosquitos." Responde Maud tratando de alejar a los molestos insectos que no dejan de acosarla.


Un hombre se para en la esquina de una avenida esperando a que la luz del semáforo cambie para poder cruzar al otro lado de la calle. En ese momento una persona desamparada, Trixie Lulamoon, se acerca para pedir limosna.

"Por favor buen hombre, colabore con una moneda." Trixie suplica poniendo su mirada más triste. Al caballero no parece agradarle la súplica por lo que decide regañar a la adolescente.

"Oiga señorita, ¿no le da vergüenza estar mendigando en la calle?"

"¿Y qué quiere que Trixie haga? ¿Instalar una oficina?" Trixie replica.


Temprano por la mañana Big Mactintosh se dirige a la oficina de Gustave Le Grand, dueño del circo, llevando consigo un enorme y gordo cerdo. Aquellos que lo vieron les dieron curiosidad la presencia del cerdito; únicamente Big Mac sabe la razón de llevar a este animal al circo y Gustave Le Grande lo sabrá también.

"A ver si entendí bien: quieres proponerme un número donde te vas a comer el cerdo que trajiste, ¿verdad?..."

"Síp."

"… ¿en tan sólo cinco minutos?"

"Síp." Vuelve a responder Big Mac.

"Entiendo. Siendo honesto no estoy muy convencido, pero te voy a dar la oportunidad para que me demuestres la veracidad de tu número y yo mismo controlaré el tiempo. ¿Quieres intentarlo ahora?"

"Por supuesto. Primero hay que preparar al cerdo."

Después de sacrificar al animal y cocinarlo, Big Mac procede con una rapidez nunca antes vista, por su parte Gustave Le Grand va midiendo el tiempo. Cuando Big Mac terminó de devorar al cerdo, el cronómetro marcó cinco minutos exactos.

¡Nada mal! Pensó el señor Le Grande luego de ver este singular acto, esto lo haría rico en poco tiempo.

Sin perder más tiempo Gustave contrata a Big Mac y lo pone en el evento principal de la función de la mañana. El público quedó tan maravillado con el extraño acto que empezaron a formar largas colas en el circo sólo para ver cómo un tipo de pocas palabras devora un enorme cerdo en su totalidad. Las ganancias subieron como la espuma del mar, duplicando la alegría del señor Le Grande.

"¡Maravilloso Big Mac! Siempre supe que tu número tendría éxito, pero no hay que ser conformistas, ¿verdad? Por eso quiero hacerte una propuesta: duplicaré tu sueldo si te comes un cerdo entero en la función de la mañana y uno en la función de la tarde, ¿te parece?"

"… Bueno."

Con este nuevo trato el número de Big Mac se presentó como el acto principal en los eventos de la mañana y de la tarde por varios días más, las ganancias fueron tan grandes que el señor Le Grande tuvo que comprar otra caja fuerte.

Hasta que lo impensable ocurrió: Big Mactintosh batió su propio récord al terminar de comerse un cerdo en cuatro minutos y diecisiete segundos. El público estalla de emoción coreando a viva voz el nombre de Mactintosh, por supuesto Gustave Le Grande iba a sacar provecho de su fama.

"¡Bravo! ¡Magnífico! ¡Espectacular! ¡Épico! ¡Lo mejor que he visto en mi vida! Big Mac, triplico tu sueldo si te comes TRES cerdos enteros. Un cerdo en la mañana, un cerdo en la tarde y un cerdo en la noche, ¿qué me dices?"

"Lo siento mucho, pero eso no va a suceder." Contesta Big Mactintosh.

Esto deja desconcertado a Gustave Le Grande, ¡le estaba otorgando la oportunidad más grande de su vida y él simplemente la rechaza!

"P-p-pero… no entiendo. ¿Por qué no quieres aceptar?"

"Porque en la noche yo acostumbro a comer en mi casa." Big Mac responde antes de pasar a retirarse a Sweet Apple Acres con la barriga llena.


Lamento esta demora, el trabajo me ha tenido ocupado en estos días y por poco me olvido de la historia. En compensación disfruten del número de Big Mac y su estómago de acero porque en la vida real no ocurre tales cosas.