Antes de Uncharted 2
Todo va bien hasta que va mal. O eso era lo que pensaba Nathan. Para Elena el desgaste se fue sufriendo poco a poco, con gestos extraños o discursiones sin sentido.
Los primeros meses de empezar a salir con el habían sido como una perfecta luna de miel, pasaban fines de semana en la cama, salían a cenar y tenían mil cosas que contarse.
Poco a poco todo eso fue acomodándose en una relación más estable donde ya no hacía falta parlotear sin parar, al cabo de un año a ambos les gustaba el cambio.
El había empezado a trabajar para una empresa, rescataban objetos perdidos de estanques, rios, lagos, no era glamuroso pero era buen trabajo y sobretodo legal.
Elena cada vez hacía más trabajo en el periódico y esa semana le anunciaron algo nuevo. La enviaban a Nepal. Debía cubrir una guerrilla comenzada por Zoran Lazarevic, un mercenario venido a más que se había convertido en un señor de la guerra en esa parte del mundo.
La mujer volvió a sentir ese cosquilleo en el estómago, esa necesidad de viajar, de ver. No aceptó el trabajo de inmediato, quería hablar con Nate, pero no tenía intención de dejarlo pasar.
La discursión comenzó por una zanahoria poco hecha, empezaron bromeando como siempre, luego pasaron a un tono algo más fuerte y ella supo que Nathan había tenido un mal día en el trabajo.
-¿Te piras y no sabes cuando vas a volver?
-¡No me piro! -exclamó ella intentando no gritar, habían acabado de pie al lado de la mesa de la cocina del moreno con la cena a medio comer- Me han ofrecido un puesto de corresponsal en Nepal para una nueva historia, es una gran oportunidad.
-¿Quieres hacer esto a distancia? -soltó casi escupiendo las palabras.
-Siempre he hecho este trabajo Nate -intentó explicar- ser corresponsal en el extranjero no es sencillo pero...
-Es estúpido -en ese punto podía ver en el dos cosas: la preocupación por ella y la envidia.
Sabía que el estaba ansiando volver a explorar, volver a tener alguna aventura con Sully, hablaba de ello constantemente esos últimos días.
-Mira -la rubia levantó las dos manos como tregua, no quería seguir discutiendo- me voy a ir en tres días. Podemos hablarlo de nuevo mañana y...
-Si ya tienes tan claro que te vas -escupió- ¿Porque quieres hablar?
No quería mantener aquello. El corazón le cayó a los pies e hizo un agujero en la baldosa. Cuando lo miró fijamente podía ver en sus ojos el mismo dolor que sentía ella. Los segundos en silencio inundaron la cocina de incomodidad.
-De acuerdo... -susurró más para ella misma. Cogió su bolso y su chaqueta de la silla donde la dejaba siempre y se dirigió a la salida. Con un último vistazo lo vió con los puños sobre la mesa y la vista dolida fija en la madera bajo ellos.
Lo había llamado varias veces esa semana desde casa, desde el avión, desde su hotel. No daba señales de vida, o no quería cogerle el teléfono. Eso dió por sellado el duelo.
Le asignaron un cámara para que no fuera sola y Jeff fue el afortunado. Habían hablado varias veces en la redacción, era un hombretón corpulento bastante motivado y con muchos años de experiencia detrás de la cámara. De lo que no tenía era experiencia en situaciones desastrosas.
Localizar a Lazarevic no era sencillo. A pesar de todo el caos y destrucción que creaba a su paso cubría sus huellas y viajaba deprisa. Para su suerte eso solo le dió mucho trabajo y durante el día pensaba cada vez menos en Nathan. No era tanta suerte tener que pasar las noches de hotel en hotel donde pensaba en el constantemente.
-Escúpelo -oyó decir a Jeff varias semanas después.
-¿Que? -llevaban varias horas en silencio conduciendo por la frontera en busca de alguna pista.
-Llevas tres semanas callada, apenas me contestas con monosilabos -rezongó en su posición de copiloto- escúpe ya que te preocupa.
-No me preocupa nada, estoy centrada -respondió molesta.
-Tan centrada que no has llamado ni hablado con nadie en todo este tiempo -su mutismo lo estaba sacando de quicio, no era suficientemente malo estar en un pais en guerra intentando que no les dispararan sino que además su unica compañía había decidido encerrarse en si misma. El hombre resopló hastiado.
-Justo antes de este viaje Nathan y yo... lo dejamos -resumió. Elena había visto sus intentos de entablar una conversación infructuosos y se sentía bastante culpable.
-Vaya -soltó de golpe- lo siento, pensaba que era alguna tontería -La chica sonrió levemente- ¿Cuernos?
-No -en ese momento soltó una carcajada triste- trabajo.
Esa fue la conversación más intima sobre ella. Jeff hablaba mucho de su novio Rick y de sus grandes planes para el futuro. La mujer escuchaba sorprendida por su infinita imaginación.
Ninguno sabia que ese futuro no se cumpliría nunca.
