A pesar de que sabía que no se creería una palabra de ello, June no podía esperar a regresar a Dressrosa para relatarle aquella aventura a su hermano. Desde luego, si podía sobrevivir a un hombre que se hacía llamar a sí mismo Dios, sabía que por fin Shanti la dejaría de tratar como una niña.
— Entonces te encargas de reparar el barco— June se giró al reno mientras bajaba su mano a su espada—. Yo te protegeré del peligro. ¿De acuerdo?
Chopper dirigió la mirada al lago de nubes y asintió mientras se colgaba el silbato al cuello. Observó indiscretamente a la muchacha bajar del barco y ponerse en pie junto al altar.
— No voy a destruir mi única manera de regresar a tierra— dijo finalmente al sentir la mirada del reno—, si eso es lo que temes. Me encargaré de protegerla y a ti si me supondrá una salida de este lío.
Tras las palabras de June, Chopper respiró profundamente y regresó al trabajo más tranquilo. Durante unos minutos, el ruido del martilleo del pirata sobre la madera acompañó la calma y June aprovechó para observar los alrededores. Desde luego, aquel lugar no parecía muy distinto de cualquier isla desierta con las que se había encontrado, pero sentía que había peligros rodeando en todo momento. ¿Era aquel el tipo de aventuras a las que se enfrentaban normalmente?
June decidió no pensar en ello, estaba claro que no había razón alguna para que aquello fuera de su incumbencia, sobretodo cuando no tenía intención alguna de seguir los pasos de aquel grupo. Aún así, había algo que la hacía mantenerse en alerta con aquel grupo.
Sin embargo, un sonido desconocido llamó la atención de los dos tripulantes. El fuerte aleteo que resonó por la selva fue suficiente para poner a June en alerta, que levantó la espada mientras corría hacia Chopper. El estridente sonido del silbato acompañó al aleteo, pero pronto todo el ruido cesó de inmediato.
— ¿Sólo sois vosotros dos?— preguntó el extraño mientras se acercaba al barco—. No sois más que unos debiluchos.
June chasqueó la lengua y agarró al reno mientras esquivaba los ataques del sacerdote. Las llamas de la lanza encendieron el barco en llamas y, mientras la pelirroja se encargaba de esquivar los ataques de su contrincante, Chopper se lanzó a apagar las llamas del barco.
Las estocadas de Shura se aceleraron y June siguió la marcha del hombre, intentando evitar que su lanza golpeara el Merry. Su mirada se dirigió a Chopper y regresó al sacerdote rápidamente. Sin embargo, June, pese a sus intentos de avanzar a la ofensiva, se mantuvo atrás, cubriendo como pudo al reno.
— ¿Lo has notado tú también, no?— June se giró al reno—. Este puede leer tus movimientos, así que encárgate de apagar las llamas, yo lo mantendré ocupado.
Chopper asintió enérgicamente y en las manos de June la hoja de la espada se tornó negra. Por un instante, el reno hubiera jurado que los ojos de la muchacha habían cambiado de color, pero culpó al estrés de aquella ilusión y se apresuró a continuar luchando contra las llamas. June se lanzó hacia Shura, que esquivó rápidamente sus estocadas. Tras ella, pudo escuchar el ruido del mástil caer al mar, pero lo ignoró y reanudó el ataque.
Su mano levantó la espada hacia la lanza del hombre, intentando desarmarlo, pero Shura logró esquivar a tiempo el golpe. En mitad de la confusión, June aprovechó el momento para alzar su pierna y asestó una patada contra el abdomen del hombre. Cuando el hombre cayó de rodillas sobre el ave, June corrió de vuelta sobre la cubierta y buscó al reno con la mirada.
— ¡Necia!— exclamó el sacerdote—. ¡Sólo atrasas lo inevitable, morirás junto a tus compañeros!
— ¡No son mis compañeros—June levantó la espada hacia el hombre—, pero eso no significa que te dejaré matarlos!
Sin perder un segundo, June se giró en el aire y lanzó una estocada hacia el hombre. Shura pudo sentir el aire revolviéndose por un momento y maldijo en un susurro, pero rápidamente agarró del brazo a la muchacha y la lanzó al lago. El sacerdote, expectante, observó a la joven acercarse a la superficie del agua, pero algo frenó su caída. El aire se llenó de plumas negras y June se dejó caer sobre las escaleras del altar.
— Está claro que protegerlos se está convirtiendo en una carga para ti— Shura alzó la lanza hacia el barco—. Déjame acabar con él, te será más fácil morir después.
El sacerdote apartó a la muchacha del camino y se abalanzó contra el doctor. June siguió al hombre, pero notó un tirón en el cuello que la lanzó lejos del peligro. Levantó la mirada y los ojos de Gan Fall la escrutaron, mientras detenía el ataque de Shura.
— Disculpad la tardanza— dijo finalmente el caballero—. Me encargaré de protegeros a partir de ahora.
Los pasos de los Guerreros del Mar y los vicealmirantes resonaron por toda la sala. Sengoku respiró profundamente mientras le tendía los documentos al muchacho tras él y se dispuso a ponerse en pie tras el suave clic que hizo la puerta al cerrarse.
Sin embargo, una tercera presencia no bienvenida detuvo sus movimientos. El joven levantó la mirada al hombre y la risa entre dientes del último presente llamó su atención mientras los hilos sobre su mano lo mantenían en aquella extraña posición.
La mesa, completamente vacía, se había convertido en el trono del Yaksha Celestial y, desde el centro, Doflamingo clavó su mirada en el muchacho. El asistente de Sengoku dio un respingo y, bajo su gorra, sus ojos carmesí buscaron refugio en el Almirante de Flota.
— Ya que está solucionado este asunto, tengo una petición— Doflamingo soltó una carcajada mientras se ponía en pie—. He reconocido casi todos los rostros, pero hay uno que no se ha presentado aún y estamos ya al final de la reunión.
— Su identidad es irrelevante— dijo finalmente el anciano mientras ponía las manos sobre la mesa—. Solo es un oficial más, mi asistente temporalmente.
— No traerías a un oficial más a una reunión tan importante, ¿cierto?
El muchacho y Sengoku cruzaron miradas y finalmente, el hombre le hizo un gesto. Tras tragar saliva, el pelinegro, aún inmovilizado, comenzó a hablar.
— ¡Comandante Tenshi de la base G-3, Su Majestad!— anunció con energía—. Soy el actual asistente del Almirante de Flota, pero supongo que vos ya me conocéis por otro motivo.
— ¡El joven de oro, por supuesto! ¿No estás con tu amigo, el peliblanco? ¿No se hizo también marine?
— ¿Os referís a mi compañero Casto?
— Como se llame, el chiquillo con el que siempre ibas de pequeño. Un verdadero ángel, si me lo permites.
Doflamingo se acercó al muchacho, quien rápidamente se tensó. El escrutinio intenso del pirata hizo que las palpitaciones del muchacho se aceleraran y Sengoku finalmente intervino.
— ¿Tienes algo más que decirle a mi subordinado?— dijo finalmente mientras Tenshi se relajaba—. Si planeas insultar a mi nieto o a su compañero, dejemos la conversación aquí y regresa a tus actividades.
Las frías palabras del Almirante despertaron una sonora risa del rubio. Con un movimiento de muñeca, soltó finalmente al pelinegro. Los ojos del muchacho se dirigieron al pirata, pero rápidamente, Tenshi se vio obligado a apartar la mirada de nuevo.
— No te lo tomes a mal, anda— dijo Doflamingo mientras se cruzaba de brazos—. Pensé que le interesaría saber lo que está ocurriendo con Bad Beat. Sé que ha estado investigando sobre ella.
Tenshi se tensó y apretó los puños, intentando ocultar su nerviosismo como pudo. Aún así, las facciones de su rostro no habían dejado un solo secreto sin descubrir para el pirata.
— Ya te lo dije cuando se unió a tu banda— Sengoku suspiró, exasperado—. No te molestes en traerme información si solo van a ser tentativas para arresto.
— Tranquilízate. Te aseguro que no será nada más que una preciosa historia para todos los públicos.
Tenshi frunció el ceño y, tras una leve reverencia se apartó del asiento de Sengoku, permitiéndole ponerse en pie y dirigirse a la puerta. Sus ojos se dirigieron una última vez al pirata y regresó su atención a la puerta.
— Mis investigaciones sobre Bad Beat son una mera medida cautelar para la Marina. Os ruego que no os inmiscuyáis en asuntos confidenciales.
— Seguro que a Eli le encantará escuchar eso.
Finalmente, el sonido del cerrojo hizo que Tenshi golpeara con fuerza la mesa. Sengoku lo agarró de la muñeca, observando la mueca en su rostro cuando su respiración se aceleró.
— Maldita sea…— masculló el joven—. ¡Es el asesino de la contralmirante Saldanha y estaba delante de mis narices! ¡¿Tengo que permitir que se marche así como así?!
"No te queda otra, hasta que encontremos una solución para liberarlos."
— ¡Pero es un monstruo!
"Y tú no eres más que un niño atolondrado. Céntrate."
— Cálmate de una vez— la voz de Sengoku hizo que Tenshi diera un respingo—. Que la ira no te ciegue, aún queda demasiado que perder.
June apretó con fuerza la venda alrededor de su abdomen y se dejó caer sobre la tierra. Se giró hacia el reno, quien trataba al caballero y sonrió cuando Chopper se giró hacia ella.
— ¿Cómo está el anciano?— preguntó June—. Menos mal que estaban las aves del sur, no había planeado que saltarías tú también a por él.
— Parece que ya se ha estabilizado y Pierre también. Siento haberme lanzado a por el caballero del cielo, creo que fue un acto de valentía absurdo.
June sacudió la mano y sonrió, haciendo que Chopper se relajara, pero la mirada del reno analizó su cuerpo una vez más antes de volver a hablar.
— ¿De verdad que no necesitas que te trate las heridas?— preguntó tímidamente el doctor—. Te han herido porque me estabas protegiendo y es mi deber como doctor del barco.
— Está bien— murmuró mientras levantaba los brazos—. Mi madre es una gran cirujana, me enseñó todo lo que sabe, aunque se me da mejor matar.
Una risa despertó de los labios de la muchacha cuando vio al reno temblar frente a ella. Levantó su mano al doctor y acarició suavemente su cabeza con una sonrisa.
— Lo siento mucho por no haberte protegido mejor— se disculpó la muchacha mientras se inclinaba ante Chopper—. Subestimé a nuestro oponente y dejé que nos hiriera a todos. Debería haber utilizado toda mi fuerza contra él.
— ¡Está bien! Sé que intentabas no cargarte el barco y protegerme al mismo tiempo. Gracias a ti pude salvar lo más que pude del Merry, aunque tuviera que tirar el mástil al mar…
Ambos se giraron por un instante al lago de tiburones y dejaron escapar un largo y sonoro suspiro. June se puso en pie y se acercó al lago, observando los trozos de madera que flotaban. Se agachó junto a las nubes y metió la cabeza bajo el agua, sacándola rápidamente cuando una de las bestias saltó contra ella. June saltó a un lado y sacó su espada rápidamente, hiriendo a la bestia en su costado.
Antes de poder girarse hacia el barco, June escuchó los sollozos del reno a su espalda y se giró rápidamente.
— El mástil está intacto— dijo mientras levantaba los pulgares, intentando tranquilizarlo—. Bueno, lo que puede ser intacto si lo arrancas.
— ¡¿Eso es a lo que te referías con toda tu fuerza?!— exclamó el reno mientras estallaba en lágrimas y June dio un respingo—. ¡Eres horrible, deberías haber luchado así desde el principio! ¡Me querías dar por muerto!
— ¡E-Espera, espera! ¡No es lo que piensas, yo…!
June se rió nerviosamente y corrió de vuelta al barco, pero Chopper rehuyó su mirada. Continuó persiguiendo al reno hasta que unos gritos en la costa los llamaron y suspiró aliviada cuando cruzaron miradas con el resto de los piratas.
— Siento no haber hecho un mejor trabajo— se disculpó mientras la tripulación subía a bordo—. No volveré a cometer el mismo error dos veces.
Luffy hizo mohín y finalmente se encogió de hombros. June se sobresaltó cuando la mano del capitán se posó sobre su hombro y el muchacho negó con la cabeza.
— Espero que no se vuelva a repetir un error así— dijo finalmente, despertando la incredulidad del resto de la tripulación—. Tienes una manía increíble de hacer las cosas a medias, usa toda tu fuerza.
Los piratas se observaron los unos a los otros con reticencias, a la espera de una queja de la muchacha. Sin embargo, June se limitó a asentir y pedir disculpas de nuevo.
— P-pero…— Nami señaló a la pelirroja—. ¿Cómo es que no te quejas de esto? Te ha molestado muchísimo a lo largo del viaje, esa actitud debería haberte enfadado como todo lo demás, ¿no?
— Pues… porque tiene razón.
Luffy se puso la mano en el pecho y sonrió.
— Porque tengo razón.
Los dos estallaron en risas y finalmente June levantó las manos para tranquilizar al resto de la tripulación.
— Tiene razón en que me he estado conteniendo mucho— June suspiró finalmente—. Es algo que he hecho demasiado porque no puedo llamar la atención, pero supongo que mientras esté a su lado, no hay nadie más excéntrico que él.
La conversación se disolvió en risas y los piratas decidieron acampar en la orilla. Los planes del grupo, la estrategia que seguirían y lo que querían conseguir de ello quedó sellado por las cenizas de la hoguera y, antes de darse siquiera cuenta, el grupo comenzó a festejar felizmente.
June suspiró felizmente y se giró hacia el doctor, que rápidamente apartó la mirada. Tras un leve quejido, se puso en pie y se sentó junto al reno, a sabiendas de que le esperaba un interrogatorio indeseado.
— Pensaba que estabas demasiado asustado para darte cuenta— murmuró la pelirroja mientras se cruzaba las piernas—. Tengo la sensación de que me he equivocado con mis suposiciones.
— Cuando noté que no tenías el olor de un humano pensé que me había confundido y era otra cosa— Chopper bajó la mirada al suelo—. Pero no parabas de negarte a que te examinara y los pájaros me lo contaron todo. ¿Luffy sabe que no eres humana?
— Es un secreto que no quiero que se sepa, pero Luffy fue una excepción accidental. Creo que es por eso tiene tanta insistencia en que me uniera a vuestra banda, cuando se lo enseñé no pude evitar ver ese brillo en sus ojos.
Chopper frunció el ceño y se cruzó de brazos mientras asentía en silencio. June soltó una suave carcajada y se recostó hacia atrás, intentando asimilar por un instante la situación antes de finalmente continuar hablando.
— Espero que entiendas que no busco perjudicaros— June se giró al reno de nuevo—. Mis secretos son necesarios para la supervivencia de los míos, y especialmente de vuestra tripulación.
Los ojos de June siguieron la pelea entre aquellos dos jinetes aéreos hasta que, tras una ardua pelea, Gan Fall cayó al agua. Poco tardó en seguirlo su montura y, ante la sorpresa de los presentes, Chopper saltó tras él.
June maldijo en un susurro y, tras recapitular en su mente las circunstancias, se giró hacia Shura. El hombre señaló con su mano al aire y sonrió. June no necesitaba más palabras, tenía claro que las intenciones de aquel hombre eran provocarla.
— Vamos— Shura la invitó a seguir a su compañero—. Salta y hazme el trabajo más fácil. Sigue a tus compañeros.
June frunció el ceño y levantó una vez más el arma al sacerdote. Aquel amenazador gesto fue respondido una vez más por la lanza de su contrincante atravesando la madera del navío. June se apresuró a apagar el fuego y se giró al hombre, iracunda.
— No hay manera de que se acabe esto si no muere uno de los dos, ¿no?— la muchacha sonrió mientras bajaba el arma—. Siendo honesta, me ha sido complicado contenerme tanto tiempo. Necesitaba al reno fuera de juego, te lo agradezco.
De repente, los pasos al frente de June alarmaron al hombre. La mirada de la joven se tornó color carmesí y su cabello cayó sobre sus hombros mientras se convertía en color carbón. Y aún así, no fue aquello lo que lo congeló.
Dos grandes alas se abrieron a su espalda, creando una gran sombra en el aire. A diferencia de las que los habitantes de Skypiea tenían, aquellas tenían similitud a las de un pájaro, y su color negro las acercaba a las de un cuervo.
June sonrió ante la mirada de sorpresa del sacerdote y respiró profundamente. Levantó su espada, completamente oscura y se alzó en el aire, en busca de su objetivo a través de veloces estocadas.
El desenfrenado ritmo de sus ataques fue finalmente detenido por los hilos alrededor de su cuerpo. Por un instante, una extraña sensación de nostalgia la invadió, haciendo que June estallara en carcajadas.
— Esto ya lo he vivido— los brazos de la muchacha se volvieron oscuros y apretó los puños—. Estoy entrenada contra esto.
June tiró de los hilos, rompiéndolos a tirones. Allí donde el Haki no alcanzó a cubrir su piel, un delicado hilo de sangre cayó de su piel, manchando su clara piel con el líquido. La muchacha levantó la mirada al jinete una última vez antes de finalmente decidir ignorarlo y regresar la atención al barco.
— Márchate y busca a otro enemigo digno— los amenazantes ojos de la muchacha lo hicieron retroceder—. Sólo continuaré luchando si es para matarte.
— Doflamingo, soy yo— Shanti se paseó por el cuarto con el Den Den Mushi en la mano—. Siento que June te colgara de esa manera, creo que fue un mal momento.
— Está bien— el hombre al otro lado de la línea suspiró, mientras un portazo de fondo hacía retumbar los tímpanos de los dos—. Disculpa, tenía un visitante. ¿Dónde están?
Shanti se rió nerviosamente y se giró hacia el exterior, observando el mar aún revuelto por el Jet Stream. Se rascó el cuello y finalmente regresó su atención al comunicador. Su mano alcanzó su nuca mientras cerraba los ojos y respiraba profundamente.
— Si mal no recuerdo, Sombrero de Paja y su tripulación querían llegar a las Islas en el Cielo. Estoy completamente seguro de que ocurrió algo, pero les perdí la pista tras eso.
— Vaya, al menos no tengo que preocuparme de que llame la atención entonces— Doflamingo se rió y Shanti suspiró aliviado—. No sé qué clase de peligros hay allí, pero supongo que June está más que preparada para ello.
Shanti dio un respingo y, tras un momento rumiando, suspiró y se paseó por el cuarto. Su mano revolvió su cabello y, mientras escuchaba al hombre rebuscar entre los papeles, las preguntas comenzaron a asaltarlo de nuevo.
— Cuéntame sobre Bellamy también— Doflamingo intentó cambiar el tema mientras sus manos aún estaban ocupadas con el papeleo—. ¿Ha cambiado algo desde el incidente del otro día?
— Me estoy manteniendo al margen de las actividades de Bellamy así que no puedo darte una respuesta— explicó el pelirrojo—. ¿Debería actuar de otra manera, entonces?
— Sí, prepárate para mi llegada— anunció finalmente el capitán y Shanti abrió los ojos como platos—. Pronto abandonaré Mary Geoise, así que pasaré a hacerte una visita y hablarte de algo importante.
— ¿Y June? ¿No voy a continuar protegiéndola?
— Le pediré que se acerque a buscarte cuando vuelva. Tanto tú como yo sabemos que no necesita de tu ayuda.
