Vainilla y Chocolate.

La joven mujer de labios carmesí suspiró nerviosamente mientras retorcía sus manos y se miraba por enésima vez al espejo, evaluando si su maquillaje y vestido eran los adecuados.

Hoy era el día.

Podría parecer una simple cena con sus padres para presentarles a sus amigos más cercanos y como triunfo de la última batalla... pero sabía que esa era solo una fachada. Hoy era el día, el día en que les presentaría formalmente a sus padres, a esos dos seres que la vieron nacer y crecer, a esos dos seres que ocupaban los dos tercios de su corazón… a su tercer tercio… a su pareja.

—Sí sí, me he tardado mucho… pero en mi defensa con tantos problemas que en los últimos tiempos hubo, es la primera vez que tenemos un respiro real… -se apoyó a sí misma en un susurro.

Un argumento certero, pero a la vez una pobre excusa y ella lo sabía… Después de todo cuánto tiempo tomaría decir "Mamá, papá, tengo pareja y es…"

Ni un minuto de seguro.

Pero tenía miedo… ¿Era miedo? ¡¿Por qué miedo?!

No, quizás no era miedo, eso es absurdo.

Sabía que sus padres la amaban y apoyarían siempre.

Bueno, sí, quizás se impresionarían… pero ellos no discriminaban a los maestros; incluso pese a no tener poder sobre algún elemento habían estado en contra del movimiento igualitario y habían ayudado a derrocarlo…

"Quizás otros asuntos… pero no, no creo que ellos sean así… mamá me contaba cuentos… papá quizás esté un poco reacio al principio, él siempre ha querido que yo… pero lo aceptará, tiene un corazón de oro y con un buen abrazo lo ablandaré seguramente…" -pensó mientras daba vueltas en su alcoba volviendo finalmente a su posición frente al espejo.

¿Entonces? ¿Por qué estaba tan nerviosa?

"Porque es tan especial para ti que quieres que todo salga bien,

que salga perfecto…"

Suspiró conforme con el resultado de su auto análisis, odiaba la incertidumbre y solamente quería que sus padres amaran tanto a su pareja como ella misma lo hacía.

Un toque en su puerta la sacó de su ensimismamiento.

—Señorita Asami, sus invitados ya han llegado, la están esperando en la sala de estar.

—Oh, ya veo…-la mujer tragó grueso y preguntó al fiel mayordomo de la familia- ¿Sabes si mamá y papá ya bajaron?

—No, aún no les he avisado… supuse que como es su noche especial querría usted ir primero abajo.

La mujer sonrió ante la amabilidad y el tono cómplice del hombre mayor.

—Muchas gracias Takeru, como siempre eres el mejor.

El hombre sonrió afablemente y tras una corta reverencia se retiró.

—Muy bien Sato, llegó el momento.

La alta mujer cuadró los hombros y con postura elegante y frente en alto salió rumbo a la cena más importante de su vida.


—Tranquilízate o de los nervios transpirarás como un cerdo-buey.

—¡¿Qué?! ¡¿Estoy transpirando?! ¡¿Acaso huelo mal?! -Entró en pánico y alzó los brazos oliéndose las axilas para luego poner una en la cara de uno de sus acompañantes- ¡HUÉLEME! ¡DIME SI HUELO BIEN O MAL, POR AMOR A RAAVA!

El hombre se alejó un poco asustado por la axila casi restregada en su rostro, pero igual tomó valor y olfateó.

—¡Hueles muy bien! -confesó, mientras se adelantaba olfateando alrededor- de hecho, toda tu ropa, cabello y tú huelen mejor de lo que normalmente hueles, que es a tierra y sudor… -completó con una sonrisa esperando no ser tomado como un insulto.

Suspiró con alivio ignorando el comentario casi hiriente; pero la voz de su otro acompañante cortó la poca paz que había reunido.

—Allí viene alguien, recuerda lo que practicamos.

Se tensó nuevamente y se paró de un salto y con una rigidez cual robot haciendo una exagerada reverencia mientras fuertemente cerraba los ojos.

—¡B-buenas noches señor y señora Korra! ¡Y-yo soy Sato, la hija de su novia!

Okey, sospecho que algo no me salió como quería…

Ambos hombres sentados en el sofá llevaron las manos a sus caras en señal de incredulidad y vergüenza mientras su amiga seguía quieta cual estatua.

Pasó un largo minuto en profundo silencio y al no obtener respuesta abrió poco a poco los ojos conservando aún su posición de reverencia y notando así solamente un par de pies envueltos en unos finos zapatos de tacón negros.

Suponía quien era, pero por precaución con cautela fue levantando la vista percatándose de las largas piernas cubiertas con un vestido de seda rojo con una apertura lateral que dejaba entrever la piel lechosa.

Piel blanca y sedosa,

de apariencia deliciosa como el postre de Vainilla más cotizado de la historia.

Siguió subiendo su vista moviendo la cabeza aún sin atreverse a volver a una posición normal con el resto de su cuerpo. Se fijó ahora en las curvas discretas pero sugerentes que se notaban por el entallado vestido, en los senos con un austero escote… atrayente cuello blancuzco…y… ¿Dónde están los inconfundibles labios rojizos? Seguramente siendo tapados por las dos bellas manos que cubren su boca… espera… ¡Tiene unas cuantas lágrimas en los ojos! ¡¿Ha estado llorando?! Porque juro que patearé en el trasero al hijo de Vaatu que… no, espera… ella no está llorando… ella está…

La ingeniera no pudo más y soltó la carcajada que había estado aguantando desde el inesperado saludo de Korra. Fue coreada por los dos hermanos que al escucharla reír tampoco pudieron evitar hacerlo.

—¡Sami! -refunfuñó la morena con un pronunciado puchero mientras se cruzaba de brazos. Estaba tan avergonzada que sus mejillas se notaban evidentemente rojizas pese a su piel bronceada.

Tras un largo rato las risas finalmente comenzaron a disminuir y Asami se acercó hacia su indignada y avergonzada novia.

—Y pensé que yo estaba nerviosa…-al ver que la morena se enfurruñaba más apartándose un poco de ella, carraspeó para quitarse de encima el tono jocoso e ir con ánimo más conciliador a su orgullosa Avatar- ya, ya cariño, ven -mencionó con dulce voz mientras abría sus brazos esperando a que la morena no la dejara colgada.

No lo hizo. Korra nunca podría rechazar un abrazo de su amada.

Aún con puchero desenredó sus brazos y se acercó a su pálida novia, envolviéndola con sus fuertes brazos en un profundo y amoroso abrazo, hundiendo su rostro en el fragante cuello de la pelinegra.

—Algo en la presentación no salió bien ¿Eh?

—Evidentemente… -gimió con voz ahogada en el cuello de su novia

—Lo peor es que practicamos eso por dos horas…-Acotó Mako, lamentándose del tiempo perdido por nada.

—Anímate hermano, considerando lo nerviosa que está es un gran logro que lo recordara todo…-Defendió Bolin a su amiga, aunque después puso su un dedo en su mentón, pensando- la única falla es que no fue en el orden planeado… ¡Pero dicen que el orden de los factores no altera el producto! ¿No?

—Creo que aquí sí cuenta hermanito… Al menos no fue tan mala como tu presentación formal como novio de Opal ante sus padres…

—¡Hey! No lo hice peor que Korra…

—Hermano, Korra por lo menos emitió palabras, a ti te entrené por una semana y ni un solo sonido salió de tu boca. Es más, te desmayaste y sacaste espuma por la boca…

—¡SHHH! ¡Prometiste no decírselo a nadie! ¡Lo que sucede en Zaofu se queda en Zaofu! Como cuando abrí la puerta de tu cuarto y te encontré desnudo poniendo en cuatro a W…

—¡BOLIN!

La pelinegra sonrió ante el dueto que se había puesto a luchar en el mueble, mientras acariciaba distraídamente el cabello de su novia que estaba ajena a la situación de sus amigos; mas apartó su atención de ellos al sentir que esta hablaba nuevamente desde su cuello, pero sin poder entenderse lo que hablaba.

—¿Qué dices, amor?

La morena tomó un último bocado del aroma de su novia y se apartó del cuello sin dejar de abrazarla, aunque ahora de forma más suelta que al principio.

—Que hueles riquísimo y luces bellísima, como una princesa… -mencionó la castaña con mirada enamorada, aunque con cierto toque de timidez en su voz.

Mi Vainilla, mi Princesa de Vainilla.

Las pálidas mejillas de la ingeniera adquirieron un tono escarlata. Korra siempre lograba que su corazón saltara de la emoción con sus bellos actos y palabras.

Se soltó del abrazo deslizando las manos por los tonificados brazos expuestos de su pareja hasta entrelazar sus manos con las de ella y la observó con una sonrisa cautivada.

La nativa de la Tribu Agua lucía bellísima. Bueno, Korra era naturalmente preciosa, pero hoy estaba deslumbrante. Usaba un vestido de un azul que combinaba con sus ojos, pero era una mezcla entre el estilo de la Tribu sureña y las nuevas tendencias de la República Unida. Ceñido, pero no tanto como el propio, sin mangas como le gustaba a su novia dejándola lucir sus atractivos brazos y con un escote que conociéndola de seguro había pensado que era "muy pronunciado para ella" pero que, en realidad, resaltaba de forma divina sus exuberantes y achocolatados senos sin llegar a ser escandaloso. Una mezcla entre belleza y comodidad, era muy "Korra" a su forma de mirar.

—Tu eres la que luces como una hermosa princesa…

Mi hermosa princesa de chocolate.

La morena se sonrojó más y apretó el agarre de sus manos. El contacto visual era de puro amor hasta que el mayordomo a espaldas de la joven Sato, carraspeó.

—Señorita Sato -mencionó el buen hombre adquiriendo un trato más profesional ante los invitados- en breve bajarán sus padres.

—Gracias Takeru -le sonrió Asami volteándose y soltando una de las manos de Korra pero manteniendo la otra en un fuerte vínculo.

El mayordomo sonrió con suspicacia al ver las manos tomadas, le dio un guiño y un pulgar arriba a la chica cuidando de que nadie más lo note y salió del recinto.

Asami rió para sus adentros. Al menos su fiel encubridor de travesuras mecánicas en la niñez y contrabandista de chocolate había aprobado a Korra.

Ahora solo faltaban los Poderosos dragones del hogar.

Notó que la palma de Korra se tornaba fría y sudada así que la encaró de nuevo percatándose en su compungida expresión.

—¿Por qué tan nerviosa ahora? No estabas así el mes pasado cuando se lo dijimos a tus padres…

—Eso fue porque sabía que te amarían, ¡Tú eres perfecta Sami! ¿Qué padre no quisiera que su hija estuviera con la hermosa, buena e inteligente Asami Sato?

La ojiverde se sonrojó nuevamente, esa mujer la mataría de encanto algún día; pero lo que añadió la hizo salir de su ligera nube de encanto.

—Pero yo… yo no lo soy Asami… Soy torpe, testaruda, ruda, por ser el avatar me veo envuelta en muchos problemas y ni por asomo soy tan lista como tu… eso sin mencionar que mi familia, aunque sea la que lidera el sur nunca ha tenido, no tiene y seguramente nunca tendrá tantos ingresos… ¿Y si tus padres no me aceptan? ¿Y si consideran que no soy un buen prospecto de pareja para su hija? ¿Que no te merezco? Asami… y si en realidad… y si en realidad yo no te merezco…

Las tribulaciones de Korra fueron acalladas por un repentino beso, tan fuerte y pasional que hizo que sus piernas se aflojaran.

Delicados pero decididos brazos envolvieron su cintura a lo que correspondió llevando los propios tras el cuello de la belleza de cabello cuervo que le prodigaba amor; primero con confusión, pero al final correspondiendo al acto con igual pasión.

Tras un minuto que se sintió como una hora, Asami finalmente se separó viendo la sonrojada y atontada cara de su pareja. Se hubiera reído de su linda expresión si no fuese porque necesitaba urgentemente aclararle algo.

—Korra, escúchame con cuidado. Nunca, NUNCA vuelvas a menospreciarte así. Tienes tantas cualidades que podría llegar a la siguiente convergencia armónica y aún no acabaría de nombrarlas todas…

—Pero Asami… ¿Y si creen que no soy lo suficientemente buena para ti y me prohíben verte?...

—Cariño, escúchame -puso las manos sobre sus hombros para calmarla nuevamente- no harán eso; primero porque desde hace un par de años soy mayor de edad así que puedo ver a quien yo quiera y segundo porque simplemente ellos no son así, son muy buenos, ya lo verás. Y con respecto a tu lapsus de hace un rato no te preocupes. Igual quiero ser yo la que les diga…

—¿Decirnos qué?

El salón quedó en silencio. Las dos mujeres parecían de piedra y los hombres sentados en el sillón, que previamente habían dejado de pelear, sin levantarse se asomaron lentamente por detrás de ellas para ver las imponentes figuras de los amos de la casa. Volvieron lentamente a sus posiciones bien sentadas, se arreglaron un poco el traje y esperaron con curiosidad a ver quién de los 4 individuos de pie hacía el primer movimiento.

Vamos Sato, Es tu momento.

Korra les dijo a sus padres cuando fueron a la Tribu Agua del Sur antes de la batalla con Kuvira.

Tuvo el valor y te infundió valor.

¿Pero y si no es tan fácil como con los tribales?

Ellos textualmente dijeron que somos la una para la otra y nos dieron su bendición…

¿Y si con mis padres es más complejo? ¿Y si en verdad no la aceptan?

No, no te dejes contagiar por los temores de Korra.

¿Acaso no la amas? ¿Acaso piensas lo que ella dijo de si misma?

¡Claro que la amo! Nunca he dudado de mi amor por ella

¡Y por supuesto que no pienso esas cosas de Korra!

En los últimos años he conocido a muchas personas de la Tribu Agua Norte y Sur… pero ninguna como Korra. Como mi Korra.

Además, ya no soy una niña. Sí, quiero la aprobación de mis padres porque los amo; pero aún si no la tuviese, seguirías Korra. Ella lo vale.

Ella es especial, y no por ser el avatar… simplemente por ser ella.

Entonces es tu turno. ¡No seas una gallina ártica!

¡Demuestra de qué está hecha Asami Sato, maldita sea!

La ingeniera Apartó las manos de los hombros de su novia, donde habían quedado congeladas mientras tenía su soliloquio mental y dando un paso al lado de esta se giró quedando frente a sus padres.

Lucían Guapos e imponentes como siempre, supuso que por eso tanto Korra como los hermanos habían quedado de piedra.

La joven Sato carraspeó y dando un paso al frente se dispuso a hablar

—Mamá, papá -habló mirando a cada uno- la cena de hoy no solo es para celebrar y presentarles a mis amigos… hay algo importante que debo decirles…

—Lo sabemos cariño… -mencionó Yasuko, con expresión ilegible a los ojos de su hija.

—¿L-lo saben? ¿C-cómo es que…?

Sin embargo, las palabras de Asami quedaron estancadas en su garganta ante la interrupción de su padre que avanzaba hacia ella.

—¡¿Con que el Avatar?! ¡¿Así que tú eres quien anda con mi hija?!- preguntó el hombre con tono amenazante.

Asami abrió los ojos como platos soperos viendo la escena con gran impresión, su mente le gritaba que tenía que interponerse y defender a su amada Korra; pero el rostro rojizo por la ira de su padre y el miedo plasmado en las expresiones de su pareja la pusieron en estado de estupor.

Por su parte Korra estaba lívida. Su rostro normalmente de un bello tono cobrizo estaba casi tan blanco como el de su novia y del terror al ver que sus peores temores se hacían realidad solo alcanzó a tartamudear vocablos indescifrables que fueron cortados nuevamente por el tono autoritario de Hiroshi.

—Solo tengo una pregunta para ti… -mencionó con tono sombrío mientras la miraba entrecerrando los ojos y apunta el índice hacia su pecho. Tras un minuto de suspenso finalmente añadió - ¡¿Por qué quieres robarte a mi retoño?! ¡¿Por qué quieres quitarle a un pobre padre a su única hija?! ¡¿Qué mal te he hecho para que quieras quedarte con la alegría de este viejo y destruir su familia?!

—Y-yo, señor S-Sato… espere… ¿Que yo qué?

Las últimas preguntas de Hiroshi recién alcanzaron al aturdido cerebro del Avatar que ahora había pasado del miedo no entender absolutamente nada.

Observó al anteriormente imponente hombre; el tono y el semblante del magnate había cambiado de uno enojado a uno lastimero, haciendo un puchero cual bebé y tratando de contener las lágrimas.

—Cariño, qué te dije, sin escenas… -suspiró derrotada su esposa acercándose y dándole un pañuelo a su marido.

—P-pero esa malvada Avatar se quiere quedar con nuestra bebé -sollozó el hombre, renegándole cual niño a su esposa mientras aceptaba el pañuelo y se secaba las lágrimas.

—¿Qué acordamos antes de bajar, amor?

El hombre absorbió un poco con su nariz, suspiró y con desgano repitió.

—Que Asami ya no es una bebé… que es lo suficientemente adulta, preparada y capaz para encontrar pareja y hacer su vida…

—¿Y…?

—¿Y nunca casarse y quedarse aquí para siempre con nosotros protegiéndola?

—Hiroshi… lo llamó su esposa con un tono pasivo pero severo que le erizó la piel al hombre mayor.

—Y hacer su vida donde ella decida, casarse si gusta, y elija lo que elija o a quien elija siempre confiaremos, la apoyaremos y estaremos orgullosos de ella…

Al decir las últimas palabras el hombre respiró y su rostro compungido se ablandó mirando a su mujer.

—Bien querido- lo recompensó encorvándose y dándole un beso en la mejilla al hombre más bajo- Ahora… ¿Qué tal si reiniciamos toda esta situación?

Las cabezas de los cuatro jóvenes estaban ladeadas y sus rostros mostraban tanta confusión y estupefacción que la Sato mayor no pudo contener una sonrisa.

—Hiroshi, creo que los rompimos… -le susurró a su esposo con gracia para luego pasar a su delicado tono normal- y si vamos a resetear todo lo mejor será una disculpa por parecer que querías matar a la pobre novia de nuestra hija ¿No te parece?

Ante las palabras de su madre y siendo ella la más rápida mentalmente de los 4 jóvenes, se recuperó primero y preguntó

—¿Mamá? ¿Qué es todo esto?

Todo esto cariño- Yasuko hizo un ademán con la mano que globalizaba su entorno- es lo que ocurre cuando un padre sobreprotector entra en negación de que su hija tiene pareja y se la va a presentar.

—¿P-pero como papá y tu supieron…?

—¿Qué tenías pareja o que es Korra? -preguntó a su hija dirigiéndole una sonrisa acogedora a la aún muda e impresionada morena.

—¿Las dos cosas?

—Oh vamos mi querida gata búho -La sato mayor se acercó a su hija y colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja con gran cariño- Cuando no andaban luchando contra tanto loco que ha habido suelto en los últimos tiempos, tu estabas aquí sonriendo tontamente de diestra a siniestra y tarareabas tonadas dulces mientras armabas los satomoviles.

—Eso sin mencionar que en las reuniones te quedabas con una dulce mirada perdida y soñadora, parecías una actriz de esas pelis de amor de Varrick -acotó su padre, aún avergonzado, pero tratando de a su manera mejorar la situación añadiendo uno de los datos que tanto él y su esposa habían conversado de antemano uniendo pista tras pista.

—Y en cuanto a lo de Korra… -agregó la mujer mayor sabiendo lo que su hija iba a preguntar- era obvio, cariño. Desde chiquita te ha llamado la atención el tono de piel morena, color chocolate, de las Tribus Agua, y aunque por los compromisos de industrias futuro has conocido otras personas de dichas naciones, de ninguna has hablado con nosotros, solo de Korra... una y otra vez.

La joven Sato se sonrojó y vio de reojo a su novia que también estaba algo ruborizada. Si bien los padres de Korra también le habían confesado que de pequeña el avatar decía que se casaría con "Personas de Vainilla" el que su propia madre la expusiera así y más aún dijera que hablaba de Korra, la avergonzaba…

No es que ella se pasara hablando de Korra en los desayunos…

Y almuerzos… y cenas…

Oh mierda, que obvia y que gay debió haber sido.

—Mamá… -le rogó Asami con la mirada

Yasuko se rio entre dientes, pero aceptó ser un poco benevolente, le dio un leve codazo a su esposo y este se cuadró y volvió a avanzar hacia el Avatar, con una actitud imponente pero no amenazante.

—Avatar Korra… -el tono serio del hombre llamó la atención de la morena, la cual se impresionó al verlo hacer una reverencia- Lamento mi actitud anterior… -mencionó volviendo a su pose erguida con una expresión de vergüenza y humildad-no es por justificarme, pero es difícil saber que tu pichón de gato búho finalmente encontró a alguien especial y que seguramente más pronto que tarde volará fuera del nido… Yo… sé que está mal, pero es mi única hija… y la amo tanto así que soy sobreprotector con ella. -el hombre miró con cariño a su retoño, a la que secretamente nunca dejaría de ver como una tierna niña, y continuó- No me preocuparía si fuera cualquier otra persona como… como estos dos chicos, por ejemplo -mencionó señalándolos- Sin ánimo de ofender, chicos.

—No se preocupe señor Sato -mencionaron al unísono los hermanos, sin sentirse insultados en lo absoluto; sino más bien interesados en ver como acababa la situación.

—Pero no es cualquier persona, eres tú, el avatar, una mujer fuerte, valiente y con un corazón de oro… y aunque me cueste aceptarlo porque quisiera tener a Asami bajo mi ala por siempre… sé que están hechas la una para la otra. Se ve, se siente…solo te pido una cosa… Sé que ella es una mujer fuerte y perfectamente capaz de valerse por sí misma, pero… Cuídala mucho, ¿Sí?

La conmocionada morena casi llora de alegría por las palabras del CEO de Industrias futuro. Hizo una profunda reverencia antes de erguirse y responderle a su ahora oficial suegro con toda la solemnidad que pudo reunir.

—Así lo haré sin duda, amo a su hija con mi vida y la protegeré, cuidaré y amaré con cada gramo de mi ser, Señor Sato.

El hombre sonrió genuinamente y le ofreció la mano a la castaña.

—Llámame Hiroshi.

La ojiazul le dio una sonrisa torcida y tomó su mano sellando el vínculo de la presentación y aliviando totalmente cualquier vestigio de tensión.

La morena se giró hacia la señora Sato, observándola con mayor nitidez. Era tan bonita, lucía tan dulce, delicada y elegante… Asami era tan parecida a ella… estaba segura que en unos años su pareja luciría esa belleza madura igual que su madre.

—Señora Sato –comenzó Korra haciendo una reverencia igual hacia ella- Le juro que yo…

—A mí no tienes que jurarme nada Korra -la morena se irguió confundida, pero se calmó al ver los prismas cariñosos de la mujer mayor- Lo veo en tus ojos, sé que eres la adecuada para mi Asami, sé que se cuidarán, respetarán y amarán mucho…

La morena vio que su ahora oficial suegra estiraba su mano, por lo que extendió la propia para estrecharla. Lo que no esperaba era que la mujer mayor la jalara para un reconfortante abrazo.

—Y llámame Yasuko… O mamá, como gustes -se rió levemente la ojiverde acariciando la cabeza de la castaña más baja y dándole un guiño de ojo y sonrisa amorosa a su gata búho.

Korra se tensó un par de segundos, pero inmediatamente se relajó en los brazos de la que desde ahora sería su segunda madre correspondiendo con igual calidez a su gesto.

La ingeniera no pudo evitarlo, desde el bosque de sus prismas emergieron cascadas saladas ante las múltiples emociones vividas en los últimos minutos.

Temor, horror, sorpresa, confusión, ternura, alegría…

Amor, amor, amor.

No supo en qué momento fue atraída en los brazos de su padre, aquel buen hombre, tenaz en los negocios y protector con su familia, pero tan dulce como un algodón de azúcar… lloró y lloró hasta haberse calmado del tsunami emocional.

Una vez tranquila se separó de su padre y vio como él se unía con su amada madre en un abrazo lateral; mientras, ella avanzaba hacia Korra y entrelazaba fuertemente las manos con las de ella.

—Mamá, papá… gracias por todo…

—No, hay que agradecer -desestimó Yasuko… Mas bien, empecemos de nuevo.

El regordete hombre a su lado carraspeó y comenzó.

—Buenas noches, mi nombre es Hiroshi.

—Yo soy su esposa, Yasuko.

—Estamos felices de finalmente conocer a la novia de nuestra hija.

—Así que bienvenida a la familia, Korra.

Una sonrisa cálida sonrisa iluminó el rostro de todos los presentes, fungiendo ese momento como uno de los más mágicos y hermosos, hasta que escucharon una fuerte trompeta nasal.

Las dos parejas dirigieron su vista hacia el sillón desde dónde provenía el sonido.

—¡ESTO ES MEJOR QUE CUALQUIER PELI DE VARRICK! -gritó Bolín llorando a moco tendido - ¡EL AMOR SIEMPRE GANAAAA!

Tras unos segundos todos los presentes se rieron a carcajadas, todos menos el maestro tierra que seguía exaltando el poder del amor y los lindos que eran todos a viva voz.

—Discúlpenlo, es muy sensible con las cosas del corazón – mencionó Mako a los demás mientras le daba su pañuelo a su hermano, el de él ya estaba lleno de lágrimas y mucosidad.

Una carcajada salió nuevamente de Hiroshi.

—Ustedes sin duda son un grupo peculiar bonachón- se carcajeó con ánimo Hiroshi- ¿Qué tal si para calmar los ánimos pasamos al comedor?

—¡Lo único mejor que el amor es la comida! -anunció Bolin, recuperándose en el acto, animado por el buffet que Asami les había prometido de antemano.

—Qué bueno que aquí no está Opal o te estaría estrangulando -se burló Korra de su amigo, sabiendo bien el carácter de la novia de este.

—Oh vamos, se sincera, también prefieres la comida -acotó Asami, con tono de reprimenda fingida, picando en las costillas a su pareja.

—No amor, te prefiero a ti… ¡Casi siempre al menos! -al recibir un golpe juguetón de la ojiverde le dio un sonoro beso en la mejilla mientras la abrazaba fuertemente dándole un giro en el aire y dejándola en el suelo donde le dió otro beso en la mejilla contraria. Se sentía cálida, feliz y aliviada de que todo saliera bien al final.

Los presentes vieron con gusto el acto de cariño y comenzaron a avanzar al comedor. En eso Mako, al alcanzar a sus amigas entrecerró los ojos mientras fruncía el ceño y señalaba con su dedo hacia el rostro moreno.

—Korra, ¿Sabes que tienes toda la boca embarrada del labial de Asami? -cuestionó levantando una ceja.

Los presentes se detuvieron y vieron como las mejillas de la castaña se encendían de forma inmediata. Su novia la miró detenidamente, recién dándose cuenta de ese pequeño gran desastre rojizo en los labios y periferia bucal de su amada.

—¡Oh cierto! -comenzó Yasuko con fingida sorpresa- me olvidé de mencionar que con eso reconfirmamos que Korra es con quien estás saliendo… -añadió con voz ladina mientras ella y su esposo intentaban contener una risilla; desde el primer momento habían notado que Korra no llevaba ni una gota de maquillaje… excepto por las manchas de labial carmín que eran la marca de territorio de su hija - quizás quieran ir al baño para retocarse …

—¡Solo retocarse el maquillaje! -añadió Hiroshi enarcando una ceja- ¡Nada de "retocarse" otras partes en mi casa, señoritas!

Ahora era el turno de las mejillas de la heredera Sato de encenderse.

—¡PAPÁ!

—Ay, tranquilo Hiroshi, no seas aburrido, recuerda como son los jóvenes a esa edad… así también fuimos nosotros -le dio una sonrisa traviesa a su esposo para luego observar a la joven pareja con una expresión malvadamente divertida- Tranquilas queridas, pueden "retocarse" todo lo que quieran… aunque en lo personal no les recomendaría comer el postre antes de la cena… -les dio un guiño a las jóvenes.

—¡MAMÁ!

—¡SEÑORA YASUKO!

Ambas mujeres gritaron al unísono estando rojas como tomates lo cual provocó la risa de los presentes mientras iban camino al comedor, dejando a las tórtolas solas.

Avergonzadas caminaron rumbo al baño de invitados, cerraron la puerta y se miraron fijamente hasta que finalmente también rompieron a reír por la situación.

—Sin duda eso no salió exactamente como lo esperábamos… -habló la ingeniera con delicada voz, cuando dejaron de reír, mientras ponía sus manos a cada lado del rostro moreno y acariciaba sus mejillas con sus pulgares.

—Pero de una u otra manera todo salió bien… incluso mejor de lo que aspirábamos y eso es lo que importa -añadió contenta la castaña mientras cerraba el espacio entre ellas, abrazándola por la cintura.

—Hmm -asintió con un murmullo la ingeniera mientras trasladaba sus manos con caricias hasta el cuello de la ojiazul y estando allí se abrazaba a ella- sé que tenemos que limpiar este desastre de labial que nos terminó de delatar, pero antes…

—Sí…

No hicieron faltas más palabras, sus almas estaban conectadas mediante una amorosa mirada. Lentamente sus rostros se acercaron y tras un cariñoso roce de narices se unieron en un cálido beso, donde plasmaron todos sus sentimientos.

El contacto se profundizó mientras las lenguas danzaban en el lenguaje del amor, cada vez más ansiosas y ardientes por recorrer la piel contraria. Las manos subían y bajaban por las siluetas sobre la ropa, rozando, arañando y apretando… solo cuando notaron que la falta de aire escocía sus pulmones y que los toques habían alcanzado la cumbre de las ansias insoportables, se separaron jadeantes en busca de aire.

—C-creo que tu mamá tiene razón, es mejor no comer el postre antes de la cena, Sami…

—S-sí… sino será como cuando te retan de niña diciendo que si comes algo de dulce ya no tendrás espacio para la comida…

—Exacto… deberíamos apurarnos... ¿No? Dijo con algo de desánimo, lo único que quería ahorita era acurrucarse y continuar el beso donde lo dejaron.

—Sí…-susurró la ingeniera con un suspiro- no sería correcto dejar esperando a sus suegros y amigos Avatar Korra…- La ingeniera le dio un último pico en los labios y se acercó a sacar un paño para humedecerlo y quitar las manchas de labial del rostro de su amada- Ahora recuerda no comer tanto y dejar un espacio, yo haré lo mismo…

—¿Para qué, amor? -Preguntó inocentemente la tribal, mientras dejaba que su novia la acicalara.

—Porque el postre de hoy se servirá a media noche en mi cuarto… y espero estés con tantas ganas como yo, porque te aseguro será exquisito…-mencionó la ojiverde con tono sensual mientras se relamía los labios.

La morena tragó grueso ante la mirada intensa de su pareja, sintiendo que una ansiosa humedad se filtraba en su región baja y deseando que la noche avanzara rápido para que finalmente las dos se encontraran solas en la intimidad.

Queriendo ya tener el sabor de la Vainilla entre sus labios.

Añorando ser el chocolate que su pareja coma con deleite hasta saciarse.

Porque juntas eran el postre perfecto…

Sabores opuestos que se complementan

Formando la más deliciosa combinación.:

Vainilla y Chocolate.

Fin


¡Hola!

Cuando concebí la idea hace meses pensé en matar a Yasuko como indica el canon… pero luego cuando escribí el capítulo anterior, simplemente no tuve corazón para ello y eso cambió por completo el tercer capítulo que iba a ser originalmente el krew en un parque comiendo helados y desembocó en esta presentación que en lo personal me pareció mejor.

Espero les haya gustado este fic, tengo un funny bonus escrito sobre la cena, si desean que lo publique como un capítulo adicional, díganmelo.

Por cierto, este capítulo es publicado hoy 14 de abril del 2021 por el noveno aniversario de "The Legend of Korra". ¡Felicidades para nosotros los Korralovers!

Saludos.

Le chat et l'abeille.