Naruto y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto para su entretenimiento y mi diversión.


Temari tenía cuatro horas de retraso y Shikamaru estaba más que preocupado. Él sabía que era un viaje de tres días y que podía retrasarse, pero se trataba de Temari, quien nunca llegaba tarde y que cuando lo hacía, era por márgenes pequeños de minutos, máximo media hora, pero no cuatro. Eso era raro y preocupante. Así que, sin pedir permiso, salió por las puertas de Konoha en busca de la rubia. No le importaba si tenía que llegar a Sunagakure mismo buscándola, tenía que encontrarla. Corrió por unos veinte minutos hasta llegar a un abierto donde encontró tres cuerpos y evidencias irrefutables de que una de las técnicas propias de su novia había sido utilizada. En pánico, comenzó a rastrear el área hasta que divisó una figura familiar apoyada de uno de los troncos. El corazón de Shikamaru pareció detenerse por unos instantes, ante la imagen de su muy adorada novia, malherida, inmóvil y sin señales de estar viva. Nunca había pronunciado su nombre con semejante carga de terror.


El primer pensamiento que tuvo al recuperar la consciencia, era que su brazo dolía horrores. Abrió los ojos, cegada por unos instantes ante el cambio de ambiente. No tenía la menor idea de donde estaba, pero se mantuvo en calma, sabiendo que no se encontraba en el campo de batalla.

–Estas en Konoha, por si te lo preguntas…– Temari giró hacia el origen de la voz. A un lado de la cama, estaba el joven Nara, observando un punto cualquiera de la pared.

–Hola, para ti también. – el no respondió; nada en su expresión cambió. Temari era inteligente y conocía a Shikamaru mucho más de lo que le gustaba admitir y en esos momentos, sabía que estaba enojado. Y también sabía que tenía todo el derecho del mundo en estarlo, pero era orgullosa y no sabía por dónde empezar su disculpa. –Estuve hablando con Gaara: no está muy feliz que digamos.

–No me importa…

–No te importa…– repitió asintiendo con la cabeza. – Eso está más que claro…– la rubia frunció el ceño.

– ¿Que se supone que significa eso?

–Lo que quieras interpretar al respecto. Así como a ti te da igual lo que pienso, a mí me importa poco explicar.

–Que linda forma de recibirme luego de no vernos por dos meses…–por primera vez desde que despertó, el joven Nara le observó. Su mirada intimidándola por primera vez.

–Sí, fue muy romántico reencontrarnos cuando estabas al borde de la muerte. Quisiera saber si tu orgullo hubiese sido tan fuerte para salvarte.

–No seas dramático…

– ¡Maldita sea, Temari! – respondió poniéndose de pie y exaltándola en el proceso. Era la primera vez que le levantaba la voz, furioso como nunca.

–Shikamaru, espera, ¿a dónde...? – pero no pudo terminar la oración antes de escuchar el portazo.


Dos días habían pasado y el joven Nara no había vuelto a visitarla. Acababan de darle el alta, pero necesitaba quedarse en la aldea para los días de reposo que le recetaron, así que, mientras observaba las calles a través de la ventana de su posada, se preguntaba cómo arreglar lo que había pasado, claro, si es que tenía arreglo. Sinceramente, existía una gran posibilidad de que él haya roto con ella de manera implícita. El solo hecho de pensarlo le causaba pavor, no podía creer que haya arruinado la relación más satisfactoria y estable en la que había estado. Sin importar la diferencia de edad que, francamente, no era descabellada, el joven Nara era ideal para ella, la primera persona que genuinamente le importaba y quien le demostraba, a su manera por supuesto, que lo que tenían era importante para él, y ella, viene y lo arruina. Era consciente de que había sido su culpa, pero era difícil para ella admitir aquello.

De algo estaba segura, no podía quedarse de brazos cruzados. Ella no era de las que esperaba, ella actuaba. Ignorando toda advertencia medica de no exigirse, tomó su abanico y salió del lugar, en búsqueda de su vago. Intuía que estaba en uno de sus lugares predilectos para observar nubes, pues era su día libre, lo sabía porque ese día se supone que tendrían una cita. Había visitado dos sitios, antes de ir a la colina que tanto le encantaba a su novio; el esfuerzo físico que conllevó tanta caminata, pasándole factura, pero al menos, la tercera fue la vencida y el peor escenario posible en su condición se materializó frente a ella: una colina. Se veía más alta de lo que recordaba…

A mitad de la escalada, su abanico había adquirido mucho más peso, sus pulmones estaban en huelga y, sinceramente, el pasto bajo ella se veía como la mejor opción para tomar una siesta. Malas señales que le hicieron entender la gravedad de lo que le había pasado.

–Shika…–para su sorpresa, tomando en cuenta que pensó que lo había susurrado, el hombre giró. Debía verse terrible para generar semejante mirada de preocupación en el joven Nara y hacerlo levantarse tan rápido.

–Mujer problemática, pero… ¿qué demonios? Los doctores dijeron cinco días de absoluto reposo… – exclamó llegando a su lado. Desabrochó su abanico de la espalda y lo colocó a un lado mientras la ayudaba a sentarse.

– ¿Cómo…sabes eso? – preguntó intrigada. –No has estado allí…– el Nara colocó uno de sus manos sobre su cuello, en ese gesto nervioso que le caracterizaba. –¿Estuviste alli todo el tiempo?

–No te iba a dejar sola, Temari…, pero no quería que me vieras hasta que me calmara, no quería discutir. –Estaba más que conmovida. Le ayudó a sentarse y cuando se cercioró de que la rubia estaba mejor, prosiguió. – En serio …me asustaste y ni siquiera parece importarte.

–Eso no es cierto, Shika…

– ¿Ah no? ¿Por qué viniste hasta aquí sola, aun estando en licencia? ¿Y por qué nunca quieres aceptar la escolta que Gaara aprobó?

– ¡No soy débil y ustedes me tratan como si lo fuese!

– ¡Te tratamos como lo que eres: nuestro mundo! – Temari se sorprendió ante la declaración. –Demonios, es que…no se trata de control, no se trata de que seas débil, se trata de…importancia. – comenzó a explicar. – Cuando por fin te encontré, estaba tan asustado; a primera instancia, parecías muerta. Tuve que llamar a tus hermanos y decirles que no podía asegurarles que estabas bien, el veneno se había extendido tanto que Sakura dudó de que saldrías bien librada. – ella lo entendía, claro que sí, pero era difícil de aceptar.

–Es que…–Shikamaru podría ver la mezcla de emociones en ella. –tú no me conociste necesitando escoltas… – y alli fue que el joven Nara entendió. Ella lo estaba haciendo por él. Fue su turno de conmoverse.

–Lo sé, y por eso…fui yo quien la solicité. – Temari le observó sorprendida. – He venido solicitándolo desde que te convertiste en la embajadora por primera vez. Me inquietaba cada vez que te ibas de la aldea y debía esperar tres días para saber si algo había salido mal. – admitió. – Luego de la guerra, y de acuerdo a la importante figura en la que te convertiste, volví a solicitarlo, esta vez, con más vehemencia hasta que fue aprobado.

– ¿Por qué?

–Porque mi pensamiento seguía siendo el mismo: proteger a la princesa. – respondió, – No pienso que seas débil, jamás lo he pensado, pero he perdido tanto que no estoy dispuesto a poner en riesgo la persona que me mantiene a raya, quien representa una luz constante en el medio de toda esta oscuridad. No puedo darme ese lujo. Suena egoísta, pero…– ante esa frase incompleta, pero con un gran significado, se refugió en sus brazos, Shikamaru no se negó. Al contrario, la rodeó como si tratase de mantenerla a salvo de todo. – Sé lo fuerte que eres, sé que eres temida en todas las naciones, pero también sé lo dulce que puedes llegar a ser, sé la increíble hermana que eres…amo cada parte que te hace tú…y no pienso perderte…te amo…– el corazón de la rubia dio un vuelco. Era la primera vez que lo expresaba directamente y más que asustarla, le genero un sentimiento de pertenencia, una paz que no creía posible.

–Yo…también te amo…– el estratega sonrió de manera genuina, respondiendo con un tierno beso en su pelo.

–Me encanta que sea así. – respondió sinceramente. –Déjame cuidarte, por favor; comenzaré por invitarte a esa cita que tenemos pendiente. – se puso de pie, tomó el abanico de Temari y extendió la mano para ayudarla a ponerse de pie. –Como estas en reposo, iremos por algo para llevar y volveremos a tu posada, ¿te parece? Podemos ver una película. – ella asintió, tomando su mano y poniéndose de pie. A paso tranquilo para evitar que la rubia se sobre-exigiera, la pareja caminó por las calles de Konoha, tomados de la mano.

Independientemente de lo que pensara la rubia, para Shikamaru, Temari siempre había sido la mujer más problemática de todas, con o sin escolta y él la amaba de esa forma.


¡Saludando! ¿Cómo están? Aquí yo reportándome en una nueva actualización. Muchísimas gracias a: AzusaCT, Sweetcandy66 y Anya0087 por sus reviews en el capítulo pasado y a todos los que comenzaron a seguir. ¡Gracias! Como siempre, siéntanse libres de comentar.

Cualquier cosa, me pueden encontrar por PM, review o por la otra vía que les dejé en el perfil.

Un abrazo y se me cuidan,

Bye!