Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece, es propiedad de Hiro Mashima.
Este capítulo se encuentra basado en los capítulos 171 y 172 del anime, desde la perspectiva de Natsu.
DECLARACIÓN DE GUERRA.
(POV NATSU)
Existen situaciones que incentivan a uno a ser más precavido que de costumbre, en mi caso fue aquella amenaza lo que me volvió más sobreprotector con Luce.
Fiore se encontraba lleno de magos provenientes de diferentes gremios, algunos más amables que otros, pero ninguno tan abundante como el de Sabertooth. Veía personas con la marca del tigre por todo lado y mis instintos me gritaban que me mantuviera alerta durante los siguientes días.
Mantenía un ojo vigilante sobre ella, seguía cada uno de sus movimientos e ideaba mil y un excusas con tal de acompañarla en sus habituales paseos que tanto le gustaba dar. Afortunadamente, no pareció encontrar extraño mis acciones y se dejó acompañar casi la mayor parte del tiempo, renegándome cuando me excedía y me veía dispuesto a quemar a los que se acercaban.
—Sólo me estaba invitando un helado, no puedo creer que lo desafiaras a una pelea —me renegó en una de esas tantas veces, con las manos en su cadera y el ceño fruncido.
—Jeh, parecía un buen oponente —desvié la mirada con los brazos cruzados tras la cabeza y continué caminando, dirigiendo una última mirada molesta al chico de turno que había intentado pasarse de listo.
—Aghh, intenta controlarte un poco, no quiero que nos persigan los militares por destruir la ciudad —suspiró rendida y continuamos paseando.
Cuando estas cosas sucedían dejaba que ella pensara que todo era producto de mi exagerado entusiasmo por el torneo y la oportunidad de enfrentar grandes enemigos. Aún no era capaz de explicarle todo lo que sucedía, cuando ni yo mismo entendía todo el asunto.
En el par de días que transcurrieron de esta forma, esperaba encontrarme con alguna mirada burlona de Gajeel, incluso había preparado mi contraataque y estaba preparado para chamuscarle su cabello. Sin embargo, ningún comentario o risa se hizo llegar, por el contrario, pareció entender un poco de la situación sin necesidad de explicaciones y me brindó su silencioso apoyo.
En los momentos que Luce y Levy se reunían, el cabeza de metal asumía el papel de guardián de ambas, dándome tiempo para comer como Dios manda y relajar un poco la tensión que me recorría. Aunque deseaba mantenerme cerca de Luce todo el día, sabía que hacerlo solo la haría sospechar y lo último que ella necesitaba era sentirse en peligro.
Había intentado hacer las cosas de la manera correcta, había intentado cuidarla sin que se sintiera subestimada, y ahora intentaba con todas mis fuerzas no salir del lugar de espectadores para correr a defenderla. Sentía como si todos mis esfuerzos eran hechos pedazos, mientras en la gran burbuja de agua frente a nosotros solo quedaban Luce y la maga de Sabertooth.
Cuando una segunda explosión golpeó el cuerpo de Luce, maldije el momento en que se ofreció voluntaria para aquella competición. Entendía sus deseos por querer compensar la derrota del primer día, pero esto iba mucho más allá, de haber sabido que las cosas llegarían a este punto no la habría dejado participar.
Una tercera explosión, seguida casi al instante de una cuarta empujaron a Luce de un lado a otro.
¿Esto era todo lo que podía hacer? Cerrar los puños y observar cómo se desarrollaba una pelea desigual frente a todos. Sin sus llaves, la seguridad de Luce se veía en riesgo, pero tampoco podía interferir, hacerlo destruiría su confianza como maga.
Demonios. El anciano siempre dijo que existían situaciones en los que uno no podía quedarse solo observando, para mí esta era una de esas ocasiones.
La desagradable risa de la mujer pelinegra llegó a mis oídos justo en el momento en que encajaba una nueva explosión cerca de las costillas de Luce. Desde dónde estaba podía notar lo mucho que esa bruja disfrutaba lastimándola, mi pecho gruñía en respuesta y mi mente se aferraba a lo que me quedaba de sensatez para obligarme a no moverme.
"Maldición... Luce, resiste..." —pensé con todas mis fuerzas, sin poder despegar la mirada de la macabra escena.
A estas alturas ya había olvidado el número de veces que aquel pensamiento cruzo por mi cabeza, como si ella pudiera escucharme y decidiera volver a ponerse en pie. La vi intentarlo una y otra vez, hasta que con horror me di cuenta que ya no se movía. Su cuerpo solo flotaba recibiendo cada golpe que la otra asestaba sin contemplaciones.
—¡DETENTE! —grité sintiendo mi garganta quejarse por la fuerza de mi voz, y mis ojos destellaron de ira.
No podía resistir seguir viendo sin hacer nada, no podía permitir que la siguieran lastimando. ¿Odio? Si, fluía en mis venas como lava derretida instándome a quemarlo todo a mi paso y evaporar aquella prisión de agua que retenía a mi Luce.
Junto a Erza y Gray dirigimos nuestra atención hacia el balcón dónde permanecían los otros miembros de Sabertooth. En los rostros de aquellos desgraciados solo se reflejaba la indiferencia y la arrogancia, pero resaltando sobre todos ellos, estaba la estúpida sonrisa del rubio.
Apreté los dientes con fuerza, jurando para mis adentros que me encargaría de romper cada uno de sus dientes, grabaría en su cuerpo las mismas heridas que le habían hecho Luce y lo reduciría a cenizas. Era lo mínimo que se merecían aquellos que se atrevían a tocar a alguien tan importante para mí.
El sonido del silbato dando fin aquel encuentro devolvió mi atención a la arena, contemplando con horror como el cuerpo inmóvil de Luce salía de la burbuja, sostenido únicamente por la mano de la pelinegra.
—¡Lucy! —gritamos Gray y yo, contemplando su figura, ni un solo músculo reaccionaba.
No me tomó ni dos segundos entender lo que estaba por suceder en cuánto vi aquella sonrisa aparecer en el rostro de su adversaria junto al centelleo de su mirada.
—¡Lucy! —volví a gritar.
Incapaz de permanecer más tiempo sin hacer nada abandoné nuestra tribuna, mis instintos rugían diciéndome que fuera más de prisa. El cuerpo de mi maga celestial caía sin nada que la detuviera a una altura que podría ser letal en las condiciones en las que se encontraba.
Desconozco el momento en que Gray salió corriendo conmigo, pero lo agradecí internamente cuando ambos logramos atrapar a nuestra inconsciente compañera. Su cuerpo se encontraba cubierto de heridas y su respiración no era más que un suave suspiro. Tan solo necesité dirigirle una mirada al mago de hielo para que entendiera mis intenciones, solo por esta vez cedería el cuidado de Luce, para poder encarar a la responsable de herirla.
—¿Cómo pudiste hacerle eso, bruja? —mi voz surgió enojada, entremezclada con la preocupación.
A mis espaldas pude percibir como otros empezaban acercarse y para mi alivio, entre ellos se encontraba Wendy y su anterior oponente, ambas podrían hacer algo por Luce. Junto a ellas llegó Erza y también aparecieron los otros miembros de Sabertooth para respaldar a su despiadada compañera.
Los espectadores rugieron de entusiasmo y entre clamores empezaron a pedir un enfrentamiento de gremios, algo que estaría encantado de darles.
"Te recomiendo que la retires del torneo sino quieres que la..."
Las palabras de Sting resonaron en mi cabeza, enfrentando la mirada desafiante que no se molestaba en disimular. Al diablo con esperar, al diablo con las reglas y el público; iba a quemarlo en ese preciso instante. Avancé un paso en su dirección para dar inicio aquella batalla, pero el brazo extendido de Erza se interpuso.
—Primero atendamos a Lucy —susurró solo para mí.
Gruñí internamente, pero bajé los puños, dejándola manejar el asunto por ahora. No era un idiota como todos pensaban, incluso yo podía aceptar postergar una pelea si era necesario y con más razón si la salud de Luce estaba involucrada. Mi prioridad era y sería siempre su seguridad.
Consciente de que aquel enfrentamiento quedaría pospuesto temporalmente, no invertí ni un solo segundo más en observar a los de Sabertooth, en su lugar, les di la espalda y me acuclillé cerca a la pequeña Wendy para ver el estado de Luce. La expresión de agonía en su rostro se había calmado para dar paso a una expresión más tranquila, pero aún no era capaz de reaccionar.
A la distancia un grupo de soldados se acercaba apresuradamente con lo que parecía ser una camilla entre sus manos para llevarla a la enfermería. No, no me arriesgaría a que un grupo de desconocidos la tocara.
Antes de que terminaran de acercarse, pasé mis brazos bajo el cuerpo dormido de la rubia, levantándola del suelo hasta apegar su cuerpo en mi pecho como si quisiera acunarla. Fui extremadamente cuidadoso con cada movimiento, atento a cualquier gesto o sonido que delatara alguna molestia para ella. La sostuve como si se tratara de algo extremadamente frágil y es que así la sentía en ese preciso instante, tan delicada que cualquier movimiento en falso terminaría por romperla.
—Disculpe, nosotros llevaremos a la maga celestial a la enfer... —empezó hablar uno de los guardias tan pronto llegó, pero solo bastó una mirada mía para que se callara.
Encaré con la misma mirada a los soldados hasta que uno a uno se hizo a un lado dejando el camino libre, para que pudiéramos avanzar.
—No pienses que van a salir ilesos de esto —conforme me alejaba llegué a escuchar a mi espalda la voz de Gajeel e imaginé que estaría conversando con alguno de los dos dragones de Sabertooth—. Salamander no se quedará tranquilo hasta que paguen por lo que le hicieron a su "compañera". Nadie toca a la coneja y se va tan tranquilo.
Apegué suavemente aún más el cuerpo de Luce ante la entonación que pude detectar en la palabra "compañera" y estuve seguro, sin necesidad de voltear a ver, que la amenaza no había sido bien recibida por el rubio. Qué más daba, si las palabras no eran suficientes se lo haría entender con acciones.
.
Polyushka supo que hacer en el preciso instante que ingresé a la enfermería con Luce en mis brazos. Alistó una cama al lado de Elfman y tras ordenarme que la dejara ahí, me instó a salir de la habitación. Mi primera acción fue negarme incapaz de dejarla sola, pero tras mucha insistencia de Wendy y su silenciosa promesa de permitirme ingresar apenas terminaran de atenderla y cambiarle de ropa, terminé saliendo al pasillo.
Caminé en círculos por un rato reprimiendo las ganas de golpear alguna de las paredes para desahogarme y tras lo que me pareció una eternidad, la puerta volvió abrirse dándome pase libre para regresar al lado de Luce.
Permanecía recostada en la misma cama que la dejé, su rostro tenía algunas pequeñas curas y una venda alrededor de su cabeza, al igual que sus brazos. El aroma tan delicioso que ella desprendía había sido reemplazado por el de cremas medicinales y hierbas, llegando a desesperarme. No sabría describir la razón, pero sentirla con un olor tan diferente junto a sus ojos cerrados y una respiración tan baja, me daba la sensación que se encontraba muy lejos.
Tomé asiento en un banco cerca de su cama, desprendiendo mi propio aroma para cubrirla. ¿Cuánto tiempo haría falta para que despierte? Necesitaba escucharla y ver sus ojos chocolate llenos de energía para apaciguar la ira que amenazaba con consumirme.
—Luce... —susurré observándola, aguardando por alguna reacción suya que jamás se dio.
Mi mente se encontraba dividida en dos, una parte me instaba a salir en este preciso instante a cobrar venganza y la otra se negaba apartarme de su lado.
Poco a poco el sonido de la puerta abriéndose seguida de pasos me fue avisando que los otros miembros del gremio estaban llegando. Escuché sus comentarios, sus exclamaciones molestas y preocupadas, pero no respondí ninguna.
—Esos malditos —las palabras escaparon de mis labios, la espera se me hacía eterna y ella aún no despertaba.
—Se lo que quieres decir —respondió Laxus a un lado, arrancándome por un momento de mis pensamientos para observar su expresión seria y su mirada comprensiva. Parecía estar al tanto de lo que sucedía entre Luce y yo, aunque irónicamente la primera aún no tuviera ni idea.
El movimiento de las sábanas junto a la exclamación de Happy llamaron mi atención, justo a tiempo para contemplar como Luce despertaba e inmediatamente la expresión en mi rostro se suavizaba por el alivio, hasta regalarle una sonrisa. No obstante, el alivio duró muy poco. En su mirada podía ver como cruzaba el arrepentimiento y la tristeza, antes de que volviera a caer dormida abrazando sus llaves. Pocas veces la había visto tan indefensa y ahora mismo solo quería abrazarla.
Lastimosamente aún no podía hacerlo, el Maestro hizo acto de presencia y con él llegaron diversas noticias que lejos de facilitarnos las cosas, nos obligaba a tomar decisiones, entre ellas la nueva formación de un equipo.
—Definitivamente me vengaré por Lucy —podía sentir la mirada de todos sobre mí, al autonombrarme parte del nuevo equipo, pero poco me importaba, solo me interesaba tener la oportunidad para enfrentar a los de Sabertooth—. ¡No voy a perdonarles que la hayan lastimado!
Mi decisión era tan fuerte como el fuego que permanecía en mi interior. Clavé la mirada en el mayor de todo el grupo y en cuánto lo vi asentir confirmando mi participación, mi interior gruño expectante por la batalla.
"Esto es una guerra entre Sabertooth y yo. ¡Los haré cenizas!"
¡Hola, hola!
Una disculpa por el retraso en subir el nuevo capítulo, lo tenía listo hace unas horas, pero las clases me atraparon.
MajoPatashify: Me alegra un montón que te gustara el capítulo, espero este también sea de tu agrado :3
Josseline Mejia: Muchas gracias a ti por leer mi historia hace unos años y volver a leerla ahora, realmente me conmueve mucho saber que aún hay personitas que recuerden mi primer fic 3
Mori Summer: Ay, entonces volví a subirlo justo a tiempo para que lo encuentres, muchísimas gracias por tu apoyo :3
vane18porras: Espero no haber tardado mucho en subir el capítulo, me alegra muchísimo saber que te gusta la historia :3
Les agradezco desde ahora todo su apoyo porque me anima a seguir escribiendo. :3
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
