-Mei, un buen día conocerás a la cabra indicada, aquél con quien pasaras el resto de tu vida, por eso debes estar saludable y ser muy amable, para que logres encontrarlo pronto…
Miré a mi madre un momento, apenas entendía bien de lo que hablaba puera muy pequeña en aquél entonces, pero podía entender algunas cosas.
-Pero mami… ¿como sabre quien será esa cabra?
Pregunté con inocencia mientras sonreía, ambas paseabamos por la pradera cerca de la montaña Sawa Sawa, el sol empezaba a meterse en el horizonte mientras que una suave brisa cálida acariciaba nuestros pelajes.
-Cuando lo conozcas vas a sentir algo en tu interior, un sentimiento de profunda alegria al estar a su lado, y aunque quieras no podrás estar mucho tiempo alejada, querrás verlo lo más pronto posible… ese sentimiento se llama amor y es lo que une a las parejas y gracias a esa unión nacen pequeñas cabritas como tú mi querida hija.
En ese momento, mi madre frotó su cabeza contra la mía haciendome cosquillas y entonces volví nuevamente al presente, sin darme cuenta había presionado un poco más mi cabeza contra Gabu, y él para no ser descortés estaba soportandolo, pero pude escuchar claramente como ahogaba un quejido de dolor.
-¡Oh! Lo siento Gabu, ¿estas bien?… ¿¡te lastimé!? Lo-lo siento Gabu no me di cuenta
No sabía el motivo, pero Mei en verdad casi había aplastado mi pecho con su cabeza, pero a pesar de todo no me desagradaba, y fue en ese momento que un viejo recuerdo de cuando mi madre aún vivía resurgió en mi mente, estabamos juntos comiendo… carne de cabra… siempre estaré molesto con ella por haberme obligado a comer todo el tiempo eso… pero en ese momento ella me dijo algo que había olvidado por completo…
-Te amo mami…
Le dije inocentemente pero a pesar de que esperaba que las mismas palabras vinieran de su boca, no fue así.
-Y al menos ¿sabes lo que es el amor Gabu?
Su pregunta me dejó perplejo y confundido, ¿como un cachorro como yo iba a saber eso a tan corta edad? Sin saber ni que decir solo hice lo que cualquiera en mi situación, incliné mi cabeza en señal de duda.
-El amor Gabu es lo que te permite soportar todo lo que haga quien tu amas, si logras encontrar una buena loba a la que quieras y ames, por más que ella haga lo que sea, tu no podrás molestarte, tu solo lo soportarás porque la amas, y cuando eso pase, es cuando te puedo asegurar… que estarán juntos por el resto de sus vidas, pero por si no te lo he dicho mucho… yo también te amo hijo, ahora terminate toda tu carne…
-No… descuida Mei, estoy bien, no me lastimaste ni nada, enserio
Dije casi sin pensar al mirarla, en verdad se sentía culpable, no quería que se sintiera así, pero ahora había comprendido lo que mi madre había querido decir, antes solo pensaba que se refería a que me amaba porque soportaba todos mis caprichos y berrinches de pequeño pero ahora…
-Mei yo…
-Gabu…
Sin querer ambos hablamos al mismo tiempo, teniamos la misma idea en la mente, pero por lo menos yo si tenía dudas… ¿como sería tener a mi querida amiga como compañera? Como amiga no era problemático pues estabamos juntos todo el tiempo si… y no había nada que nos atara, pero… ahora ese lazo se ha hecho mucho más fuerte y si cualquiera de los dos pronuncia esas palabras… pero y ¿si todo saliera mal? No… estoy seguro de poder soportarlo… estar sin mi querida Mei… volvería a vagar solo como antes y eso no es lo más complicado… y si ella quisiera tener hijos… eso sería imposible… no sé si soportaría dejarla sin decendencia, en ese momento me dí cuenta, no estaba preparado para tomar una decisión así, necesitaba pensarlo.
-Tú primero Mei… dime…
La miré suavemente intentando alejar todas mis dudas de lado, ya habrá tiempo para eso, para preocuparme y pensar, pero por ahora ella estaba a mi lado y no deseaba sentirme atormentado por esas ideas tan tempestuosas como un tirnado gigante destrozandolo todo dentro de mi cabeza.
-Gabu… yo… sabes… recordé algo que mi madre me dijo acerca del… del amor, me dijo que…
No pude evitarlo, mi pata se movió por inercia y simplemente me vi con mi pata colocada suavemente sobre el hocico de Mei, apenas tocando sus labios, sabía porque lo había hecho pero fue tan repentino que incluso mi querida amiga me miraba con algo de desconcierto, pues siempre habíamos escuchado al otro sin ningun tipo de interrupción, así que al darme cuenta quité la pata rapidamente disculpandome una y otra vez, la dejé terminar su historia, ya habría un momento para que pudiera expresarle mis temores.
-Como te decía… ella me dijo que cuando no pudiera estar lejos de una cabra, ese día sabría que mi corazón le pertenecería, y yo siento que… ya no puedo estar lejos de ti Gabu, necesito verte, saber que estas bien, escuchar tu voz, tu presencia me hace más feliz de lo que puedas imaginar… pero… yo… nunca pensé que le pediría a un lobo ser mi compañero, pero supongo… que la vida te da muchas sorpresas… algunas buenas, otras maravillosas y de vez en cuando alguna mala, por eso… por favor Gabu te lo pido… sé mi compañero ¿si?
Mirando los dulces ojos de Mei casi podía sentir que todo tipo de problemas y complicaciones se irían solo con estar a su lado, pero… por mucho que me doliera sabía que había cosas que ella no había considerado y estaba bien, ella prefería las emociones a las reflexiones, pero yo no deseaba atarla a una vida que pudiera hacerla infeliz, no porque no pudieramos deshacer todo y tratar de ser amigos solamente, sino porque nuestra relación no volviera a ser la misma aún si esto no funcionaba.
-Mei… yo… también te amo, y aunque desearía con todo mi corazón decirte que quiero que seas mi compañera por el resto de mi vida, hay cosas que debemos considerar… en primer lugar, tu eres una cabra y yo un lobo… siendo amigos esas diferencia verdaderamente no importan pero… es diferente si quisieramos ser algo más, nuestro olor se mezclaría, nuestras manadas se darían cuenta por más que intentaramos ocultarlo y… yo no soportaría el verte deseando tener cachorros, para nosotros sería imposible eso… no estoy diciendote que no quiero… pero pensemoslo Mei… por favor, si luego de que lo consideremos como debe ser sigues pensandolo, yo te prometo que estaré a tu lado sin importar lo que suceda.
Intente decirle a Mei mi sentir lo mejor que pude, intentando no hacerla sentir mal, pero aún así pude ver un leve toque de tristeza en su mirada, no podía evitarlo, las cosas no eran tan simples, teniamos una manada cada uno, eramos de "bandos opuestos" por decirlo de alguna manera y si lo descubrían no solo me matarían a mi, sino que se comerían a Mei, yo no quería que eso ocurriera, pero era parte del riesgo de estar juntos, solo deseaba que ella recapacitara y pudieramos seguir como siempre, o que aún sabiendo a lo que se atenía tuviera el valor de afrontarlo conmigo, pero pasara lo que pasara, no me alejaría de su lado, aunque pasaramos el resto de nuestras vidas entre insinuaciones romanticas, sin llegar más lejos, pues la verdad yo prefería que Mei nunca sufriera, ni por mi culpa ni por culpa de las circunstancias, ella era mi tesoro más valioso, y como una fiera la protegería si hiciera falta.
-Supongo que… tienes razón Gabu, es demasiado apresurado tomar una decisión, aunque yo de verdad quería… pero puedo esperar y puedo pensar en ello… no es un gran problema, pero Gabu, solo prometeme, que si luego de considerarlo aún te pido que seas mi compañero, aceptarás, por favor Gabu… yo… no soportaría estar sin ti…
No sé porqué pero volví a acercarme a él y esta ves puse mi cabeza sobre su hombro y sin poder evitarlo froté mi cuerpo contra el suyo, como tratando de guardar en mi memoria su calor, su forma, su aroma, todo, él era todo para mi y para mi sorpresa usó su pata para atraerme más hacia él mientras en mi oreja me susurraba un emotivo "te lo prometo Mei" como si aquella promesa fuera lo más importante de su vida, al final tuvimos que romper aquél maravilloso abrazo pero sin dudo no nos dolió hacerlo, todo se había dicho y ahora solo faltaba esperar… y pensar.
-Bueno… creo que ya es tarde, el sol ya casi se oculta y no hay luna esta noche, te acompañaré lo más cerca posible para que llegues bien con tu manada Mei
Le sugerí a mi querida amiga mientras me adelantaba un poco esperando que ella me siguiera, pero no se había movido de su lugar y su rostro me decía que estaba asustada, la verdad no entendía de que podría tener miedo, pero aún así, intentaría tranquilizarla.
-Gabu yo… no quiero volver esta noche, por favor, sé que es una petición caprichosa pero… durmamos juntos solo esta vez… temo que si nos separamos ahora nunca más te volveré a ver… por favor Gabu… por favor…
Sus ojos me suplicaban, su temor aunque me parecía irracional era algo que no podía ignorar, así que con la mejor dispocisión que tuve accedí, pero ¿dónde podríamos pasar la noche? A esas horas varios lobos estaban cazando por lo que quedarse en ese lugar sería muy peligroso, pero era igual, cualquier lugar en el que estuvieramos a la vista sería problemático, fue entonces que recordé un sitio lo suficientemente escondido, la cueva de cuando Lala nos había seguido, no quedaba tan lejos y podríamos pasar muy bien la noche, pero debíamos darnos prisa.
-Esta bien Mei, me quedaré contigo esta noche, pero no podemos quedarnos aquí, conozco una cueva que no se puede encontrar facilmente, nos protegerá de otros lobos y podremos estar tranquilos, pero necesitamos irnos pronto, así que ven conmigo.
Le dije con una gran sonrisa, a lo que ella, asintió, relajando su expresión un poco, quizá ya mañana podría amanecer más tranquila y volver a casa, pero por desgracia, el camino era mayormente oscuro y a pesar de que podía ver claramente el camino frente a mi, temía que Mei se perdiera así que le sugerí sujetarse de mi cola para que no nos fueramos a separar, en ese momento sentí como ella presionaba sus labios contra mi peluda cola, intentando no morderla.
En el camino pude detectar olores familiares de otros lobos, pero no parecían recientes, aún así siempre estuve alerta por si algo se movía a nuestro alrededor, por suerte no hubo problema alguno, llegamos al río, el agua estaba fresca y deliciosa, se veía que el deshielo de la montaña había empezado, luego de tomarnos ese merecido trago nos desviamos hacía la cueva, en la entrada había tres árboles y un par de arbustos cubriendo la entrada, pero bien podría haber algo ahí dentro, así que luego de asegurarme que no había nadie más, entramos juntos, refugiandonos en la penumbra de la cueva, en un rincon oscuro, yo me quedé un poco más cerca de la puerta, por si hubiera algun peligro, mientras que Mei se quedó en el rincon echa un ovillo.
-¿Porque lo hiciste Gabu?… ¿Porque te apareaste con esa loba a pesar de que yo… ya sabes…
Sus palabras se clavaron en mi corazón como dagas, pues a pesar de todo, jamás debí haber aceptado haber hecho eso, pero no fueron solo sus palabras, su voz parecía tan triste, que por un momento me sentí como si la hubiera traicionado, pero eso no había sido así, pero me preguntaba si ella lo podría entender, después de todo siendo una cabra, Mei no conocía las costumbres de los lobos.
-Mei…. Yo… no tuve elección, ella es uno de los lideres de la manada, y en esta epoca, todos los machos deben al menos aparearse con una de las hembras para ayudar a aumentar el numero de miembros, es más un deber que otra cosa… y a pesar de que Lala me ayudó mucho en el pasado, eso no significa que sienta nada especial por ella, o por lo menos, no algo tan especial como lo que siento por ti… es la verdad Mei, por favor creeme, jamás haría algo que te lastimara
Sin darme cuenta, me había levantado para mirar a mi amiga a los ojos, sin embargo ella no me había mirado bajo ninguna circunstancia, pensé que quizá no me había creido, ni siquiera podía entender que era lo que estaba pasando por su cabeza, ella era siempre un enigma para mi, por lo menos cuando se volvía tan seria y reflexiba, pero no me daría por vencido, le diría lo que sea para que me creyera, le pediría a Lala que le explicara, lo que hiciera falta, pero cuando estaba a punto de decirle algo, un susurro provino de sus labios, uno que no pude comprender.
-¿Que…dijiste? No te escuché Mei, repitelo por favor.
De repente algo que nunca esperé ver en ella, sus mejillas se sonrojaron, aún en la oscuridad de la cueva pude percibir un leve cambio de color mientras sus ojos intentaban evitar mi rostro, pero no entendía que le estaba pasando, así que sin pensarlo mucho, me eché en el suelo frente a ella, y le dí una pequeña lamida en su mejilla, para luego poner mi cabeza junto a la suya y susurrar al igual que ella lo hizo.
-Esta bien Mei, estamos en confianza, puedes decirme lo que quieras, sé que lo que hice no estuvo bien, pero te lo juro, no me hubieran permitido negarme…
Le susurré lenta y tranquilamente a mi amiga, esperando que fueran las palabras correctas, las que finalmente harían que me creyera pero entonces dijo algo que nunca podré olvidar.
-Ga-Gabu… yo… ha-hazmelo… a mi… también… l-lo que hi-hi-hiciste con esa… loba
No… ¿era en serio?… Mei… ¿quería que yo me apareara con ella?… ni siquiera supe que responder en ese momento, pero, aunque lo intentara, ambos sabíamos que no resultaría, eramos tan diferentes, y tampoco quería lastimar a Mei… ella no comprendía lo que era un nudo, o el dolor de ser "atado", el miedo empezaba a crecer lentamente en mi corazón,
-Pe… pero Mei, no… no lo entiendo… aunque lo hicieramos no tendría efecto alguno, no podrías concebir un hijo estando conmigo… además… temo no poder controlarme, y hay algunas cosas que… no sabes sobre los lobos, podría terminar lastimandote y no podría soportar eso…
Intenté explicarle de la forma más amable posible, pero sin duda terminaría mostrando mis sentimientos, sin embargo, quizá eso sería algo bueno porque así Mei podría darse cuenta de que mis palabras eran sinceras, pero y si… ¿me suplicaba?… no estaba seguro de que pudiera con eso.
-Yo… esta bien Gabu… no quiero que sufras por mi culpa… tal vez… solo me sienta un poco celosa, porque sin amar a esa loba hiciste eso… y a mi que me amas… bueno, mejor ya me dormiré, tu ¿te quedarás vigilando toda la noche?
Me sentí aliviado al escuchar esas palabras, pero me alegró saber que ambos pensabamos de la misma manera, no queriendo hacer sufrir al otro, es cuando nuevamente pude darme cuenta de que eramos muy parecidos, y quizá todo eso permitió que nuestro cariño mutuo creciera hasta convertirse en amor puro.
A pesar de que no quería estar lejos de la entrada de la cueva, no pude evitar sentir un profundo deso, la necesidad de consolar y confortar el alma de mi amada, así que suavemente me alejé de la puerta y me puse a su lado, envolviendo su cuerpo con el mio y apoyando mi cabeza junto a la suya, en ese momento un ligero temblor recorrió el cuerpo de Mei y un suave sollozo se escuchó, no supe más que hacer más que pasar mi pata sobre su cuerpo y atraerla más hacía mi.
-Me quedaré despierto un poco más, y estaré a tu lado mi amada, por favor, no temas y no llores, sino tendré que hacer lo que sea para volver a verte sonreir, incluso si he de darte mi vida para lograrlo, sin duda valdra la pena, descansa amor mio… yo te protegeré, y si sucede algo, te despertaré
No pude evitar lamer su mejilla, esa suave sensación en mi lengua y el sabor de su piel, antes si hubiera hecho algo así, hubiera devorado a cualquier cabra, pero ahora aquél deseo que mi madre me había inculcado desde cachorro había sido reemplazado por el amor y la genuina amistad, algo que cualquiera pensaria imposible, pero que Mei y yo compartiamos.
Suavemente los sollozos de Mei se apagaron y pude sentir como el cuerpo de Mei se presionaba aún más contra el mio, una caricia a través de mi abdomen que sin querer me había sacado una sonrisa, una genuina sonrisa de alegria, mientras que en un momento fugaz, mis pensamientos dibujaban un panorama feliz, ambos, despertando juntos como compañeros, como pareja, viviendo todos los días con esa inmensa alegria, pero sabía que esa visión podía ser solo una mera fantasia, nunca podríamos dejar a nuestras manadas, eran nuestra familia, pero y si tuvieramos que ¿Mei aceptaría abandonar todo unicamente por seguirme a mi? En verdad deseaba pensar que si pero a pesar de todo, no la conocía lo suficiente, después de todo… ¿cuanto tiempo habíamos estado juntos como amigos? Y ahora apenas pudimos confesar nuestro amor pero…
