La escuela a veces podía ser aburrida, no es que no hubiera temas interesantes que aprender o que sus profesores fueran malos explicando sus respectivas materias, es solo que Nanoha era capaz de absorber fácilmente la información y conocimiento impartidos por los profesores y escrita en sus libros de texto.

A pesar de su corta edad, o tal vez debido a eso, Nanoha era capaz de entender y recordar casi cualquier tipo de lección impartida en la escuela, ya sean temas como historia o geografía, hasta las tan complicadas matemáticas que harían que cualquier otro niño de su edad tuviera un dolor de cabeza con solo mirar la cantidad de números y problemas que habían en su libro de texto.

Si ella estuviera en cualquier otro país del mundo entonces definitivamente sería considerada como una niña prodigio, capaz de aprender y resolver problemas matemáticos que deberían resultarle imposibles de comprender debido a su corta edad. Pero dado que todos los niños en la escuela toman las mismas clases que ella entonces es seguro asumir que todos ellos eran también genios por derecho propio.

Por supuesto Nanoha destacando más entre todos.

Aunque aún sabiendo que todos sus compañeros de clase compartían las mismas lecciones que ella, Nanoha todavía estaba confundida por como Yuudai parecía tener problemas para obtener una calificación aceptable en su prueba de matemáticas.

La prueba había llegado el día anterior sin previo aviso, pillando desprevenidos a todos los estudiantes, por suerte la explicación de su profesora de matemáticas al decir que la prueba estaba únicamente destinada a probar sus conocimientos en la materia y que el resultado no afectaría de ninguna manera sus calificaciones fue un alivio para la mayoría de sus compañeros.

Cuando los resultados fueron entregados al día siguiente, Nanoha no estaba sorprendida de haber obtenido una calificación de 100, superando a todos sus demás compañeros y coronándose una vez más como la chica más inteligente de su salón.

Ser la chica más inteligente de su salón realmente no era importante para Nanoha, pero pensó que tal vez sus padres estarían felices si ella les contaba que así era.

Todos sus compañeros de clase obtuvieron una calificación aprobatoria superior a 80.

Todos excepto uno.

Nanoha volteó su cabeza y miró al chico que se encontraba hasta el fondo del salón y que tenía una mirada de molestia en su rostro. A pesar de la distancia que los separaba, Nanoha fue capaz de observar sin problemas como los ojos verdes de Yuudai miraban con odio no disimulado la hoja de papel en su mano, un gran cambio en comparación con la habitual mirada aburrida que él siempre tenía.

Nanoha pudo entender su molestia, ella también estaría molesta si fuera la única persona en su salón que obtuviera una calificación de 60, aunque ella no estaría tan molesta como para tener una mirada tan furiosa en sus ojos.

Nanoha supuso que la razón por la que Yuudai debería de estar tan enfadado se debía más a las risas que sus compañeros de clase hicieron al escuchar el resultado de Yuudai y como la profesora le aconsejo poner más esfuerzo en sus estudios.

Debido a eso él bien podría ser considerado como el niño menos listo del salón.

Si bien Nanoha estaba molesta debido a las futuras burlas que su (no) amigo recibirá pronto, ella no podía dejar pasar la oportunidad de oro que se le presentó.

Esta era la primera vez desde que conoció a Yuudai que Nanoha se enteró de algo en lo que podía serle de ayuda. Durante los últimos días Yuudai se había mantenido callado y distante con ella, inclusive en estos dos últimos días escolares dónde Nanoha intentó conocerlo mejor durante los recesos escolares y los breves descansos que había entre clases.

Algunos de sus "amigos" le habían aconsejado no acercarse a "el bicho raro del salón", que cualquier tipo de interacción con él era inútil y que era posible que cualquier mal hábito que él tuviera le fuera traspasado a ella.

Nanoha naturalmente los ignoro, lo que solo sirvió para molestar un poco a los demás niños, aún así eso no le preocupaba, si ellos también querían etiquetarla como un "bicho raro" entonces a Nanoha no le importaría.

Nanoha no pudo esperar impaciente a que las clases terminarán, una vez que Yuudai fuera a su casa más tarde y ambos terminarán la parte final de su proyecto, ella se ofrecerá a ayudarlo con sus problemas de matemáticas.

La oportunidad perfecta para acercarse a él y volverse su amiga.

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"No gracias, puedo resolverlo solo."

En retrospectiva Nanoha debió de haber anticipado que Yuudai se negaría a aceptar ayuda, aún así la emoción de poder finalmente acercarse a su (no) amigo le impidió recordar un pequeño detalle sobre Yuudai.

Él es orgulloso.

Cómo, realmente orgulloso.

Esto quedó claro durante el primer día que ambos interactuaron.

Desde intentar realizar el proyecto por su propia cuenta porque él haría un mejor trabajo que ella, hasta negarse a recibir aunque sea un poco de ayuda al momento de transcribir la información que redactaría.

En la escuela no era diferente.

Las pocas ocasiones que Yuudai se molestaba en hablarle era cuando ella intentaba defenderlo de sus compañeros de clase que decidan molestarlo.

Y al parecer su pregunta lo había molestado.

Él tenía una mirada molesta en sus ojos y evitaba mirarla mientras continuaba leyendo el libro de matemáticas en su mano, sus dientes mordían su labio inferior como si estuviera resistiendo las ganas de decir o hacer algo más allá de concentrarse en el libro de matemáticas.

Aún así ella no podía rendirse.

"¿Tal vez fui un poco insensible?" Nanoha se preguntó. Yuudai parecía ser un niño indiferente a las opiniones de los demás, pero seguramente pasar tanto tiempo sin amigos y recibiendo burlas de otros niños lo hizo sentir inseguro de pedir ayuda ¿Verdad?

Nanoha era una niña bastante directa, así que su primer pensamiento fue decirle a Yuudai que dejara de ser un idiota testarudo y aceptará su ayuda, tal vez golpeándolo un poco en el proceso, pero ese pensamiento fue rechazado de inmediato cuando la mirada de Yuudai paso de ser molesta a distante.

"Otra vez esa mirada"

A veces él hacía eso, dejaba de moverse y su rostro perdía cualquier tipo de emoción mientras sus ojos se nublaban, casi como si él estuviera en un tipo de trance.

Nanoha solamente lo había visto así cuando él terminaba su parte del proyecto, Yuudai simplemente se recargaba perezosamente en la mesa y sus ojos perdían cualquier rastro de vida mientras miraba hacia la nada.

Contrario a la imagen que él dio, Yuudai en realidad no se quedaba dormido o ignoraba su entorno, las pocas veces que Nanoha lo llamó mientras él estaba en ese estado Yuudai respondía de inmediato y su expresión no cambiaba a menos que ella continuara hablándole.

Era desconcertante ver cómo Yuudai era capaz de perderse mirando al vacío, le hacía preguntarse a Nanoha que pensamientos cruzaban por su cabeza.

"Bien, aceptaré tu ayuda." Yuudai hablo, su rostro volvió a mostrar emociones. "Solo porque no puedo darme el lujo de perder tiempo, pero no creas que esto nos vuelve amigos o algo así."

A Nanoha le tomo unos segundos registrar correctamente las palabras que salieron de la boca de Yuudai, pero cuando ella finalmente lo entendió una gran sonrisa apareció en su rostro.

"¡¿En serio?!"

Él hizo una mueca, como si la emoción que Nanoha mostrará le hiciera sentir incómodo. "Claro, pero solo será hasta que sea capaz de resolver estos malditos problemas."

Mentalmente Nanoha hizo una pose de victoria, ¡Sus esfuerzos finalmente estaban dando resultados! ¡Ni siquiera hizo falta la violencia!

Sin molestarse en preguntar Nanoha rápidamente fue al otro lado de la mesa y se sentó al lado de Yuudai, ignorando el ceño fruncido que él tenía en su rostro.

"¿Qué es lo que no entiendes?" Nanoha pregunto, un poco demasiado feliz.

Yuudai suspiro.

Aún así él solo le permitiría ayudarlo hasta resolver estos problemas, y aún si el tiempo que ambos pasarían juntos en su casa estaba por terminar, Nanoha todavía intentaría volverse su amigo.