Disclaimers: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto, yo solo le doy una vida diferente a algunos de sus personajes. Todas las situaciones que ocurran en la historia son producto de mi imaginación a no ser que indique lo contrario. Historia de categoría M ya que contiene escenas que no son apropiadas para menores de 18 años. No gano dinero haciendo esto, por favor respeten mi trabajo y a mi persona.


Capítulo 3

Como cada día, el sol volvió a salir. Kakashi no había podido conciliar el sueño en toda la noche, ya que su mente vagaba por distintos escenarios que la luz del sol podría traerles. Pensaba en su alumna, en qué hacer por ayudar a la ahora frágil chica que incluso en sus sueños se aferraba a su mano derecha. También pensaba en el cómo continuar la misión sin exponer a ninguno de los miembros del equipo… Como shinobi sabía que debían cumplir su trabajo, pero luego de haber vivido tantas misiones con sus chicos, no podía evitar sentirse intimidado por el lugar en el que se encontraban.

Los sucesos de la noche anterior sirvieron para dejar en claro que el pueblo que los convocaba era en extremo peligroso… y no podía permitir que les siguieran haciendo daño. Eran tantas las variantes que permanecían ocultas a su conocimiento, que el peliplata se sentía en extremo frustrado.

Desconocía en qué condiciones "laborales" se encontraba su única alumna. Desconocía si los tres desgraciados que le causaron daño se relacionaban de alguna u otra manera con Hikari, provocando que la desaparición de éstos haya alertado a la organización objetivo. Desconocía cuánto tiempo les iba a llevar el completar la misión. Lo único que sí sabía es que por un demonio quería irse pronto de allí.

Siendo las 7 AM, Sakura comenzó a abrir sus ojos verdes, los cuales mostraban una evidente hinchazón por el llanto de la noche anterior. Kakashi solo la miró con atención.

— Buenos días, Kakashi-sensei. - Lo saludó con una voz ronca y rasposa.

— Buenos días, Sakura-chan. ¿Tienes hambre? - Ambos se sentaron en la cama, intentando que la cercanía de ambos no fuera incómoda para el otro.

— Sí, creo que necesito un buen desayuno. - sonrió con ojos cansados.

— ¡Eso es genial! Iré a asearme y a por los chicos. ¿Nos vemos en unos 20 minutos? - preguntó el mayor.

— ¿Te vas? ¿Me vas a dejar sola? - Los ojos esmeraldas que hasta ahora parecían relativamente calmos, se abrieron en angustia.

— Sakura-chan, yo… debo tomar un baño y cambiarme de ropa. ¿Te parece si uno de los chicos se queda contigo en lo que yo hago eso? - Evidentemente, el sol no les había devuelto a su chica…

Teniendo ese factor claro, Kakashi sabía que debía pasar a su segunda prioridad: acompañar a la chica en todo lo que necesitara, ofreciéndole opciones para que fuera ella la que los guiará en la forma en la que iban a proseguir.

Sakura no se mostraba segura ante la propuesta de su sensei, pero de todas formas aceptó sabiendo que Kakashi también necesitaba su espacio e intimidad.

Así fue como el peliplata llamó al Uchiha para que acompañara a Sakura en lo que él se aseaba en su habitación compartida. En más de una ocasión se les había dicho a ambos varones que poseían una "vibra" similar, y esperaba que esa vibra no perturbara a la chica.

Una vez reunidos, el Uchiha se limitó a tomar asiento en la orilla de la cama mientras observaba a la pelirrosa con atención. Ésta se veía familiar… tenía el mismo cabello rosa de siempre, los mismos ojos esmeraldas, la misma figura con curvas delicadas, la misma piel pálida. Sin embargo, también notaba diferencias… sus ojos saltaban de un lugar a otro en la habitación, en alerta; sus manos se retorcían una a otra sobre su regazo; su mirada no se había detenido en el chico por más de 2 segundos, evitándolo.

— ¿Cómo dormiste, Sakura? - preguntó el Uchiha intentando generar conversación, cosa que nunca fue difícil entre ambos. Sakura podía ser muy parlanchina.

— Bien.

— Genial. ¿Hoy irás a las tiendas a buscar información?

— Sí. - Sasuke notó que algo no estaba bien, Sakura nunca usaba monosílabos.

Sin saber qué hacer, el joven prefirió guardar silencio hasta que el resto de su equipo llegara.

Luego de unos minutos una melena rubia y otra plateada entraron a la habitación de la chica. El menor sonrió con alegría por ver a su compañera luego de todo lo ocurrido. Con emoción, corrió a su encuentro para estrecharla con fuerza entre sus brazos. Sin embargo, no recibió la reacción que esperaba… El cuerpo entre sus brazos se tensó visiblemente, incapaz de moverse por su rigidez. Los ojos esmeraldas siendo visibles para el líder del equipo, se abrieron con angustia y terror, en un grito insonoro de auxilio.

Naruto se encontraba algo confundido cuando una mano conocida se posó en su hombro, alejándolo de su mejor amiga. Sus ojos encontraron a un único ojo negro visible, que intentaba transmitirle un mensaje sin palabras. Luego de una leve negación con su cabeza, el Jinchuriki miró a su compañera quien le devolvió una mirada de pánico puro.

¿Acaso ella pensaba que él podría hacerle daño? De entre todas las personas, Sakura-chan nunca había temido de él. Es más, lo golpeaba constantemente sabiendo que el Kyubi nunca tomaría venganza contra ella.

— Creo que ya todos estamos listos para desayunar. - Dijo Kakashi-sensei en un intento de aligerar la tensión del ambiente. Sin nada más que decir, la chica avanzó los pasos que la separaban del mayor y sin más entrelazó el dedo índice de ambos. A pesar de la sorpresa causada por su gesto, ninguno de los presentes se atrevió a hablar y se limitaron a caminar hacia el restaurante junto a la posada.

El desayuno transcurrió en una normalidad algo forzada, con charlas sin profundidad alguna sobre el clima, anécdotas ridículas que ya todos conocían, etc. El momento fue tan incomodo, que todos esperaban acabar pronto para volver a la posada y comenzar con su misión.

El momento llegó y se dirigieron nuevamente a la posada para organizar el resto de su día y donde la charla tensa y seria debía comenzar. Todos se reunieron en la habitación de los chicos, por ser más espaciosa y el mayor fue el encargado, como casi siempre, de romper el silencio.

— Sakura-chan, sabemos que esto es difícil para ti, como también sabemos lo responsable que siempre has sido con tu trabajo. Por eso necesito que me digas si puedes seguir el plan que acordamos ayer, o si podemos hacer algo para mejorar un poco toda esta... situación. - Preguntó con calma el líder.

— Yo… Bueno, si les soy sincera sé que no quiero que toquemos el… asunto... de anoche. Sé que es tan difícil de ignorar como si tuviéramos a un elefante en la habitación - intentó bromear. — Pero les agradecería mucho si intentamos no hablar de ello.

— Hecho - acordaron los tres chicos de forma inmediata.

— Bien, también necesito… necesito no estar sola - sus ojos se cristalizaron con los recuerdos que ahora invaden su mente. Negó con la cabeza intentando alejarlos. — Quiero que Kakashi-sensei, si no le molesta, se quede conmigo.

— ¿Esto es algo que quieres que ocurra durante todo el día, o sólo en los momentos fuera de nuestra investigación? - Luego de las solicitudes y reacciones que había tenido la muchacha, ya no le sorprendía esta nueva petición. Sin embargo, como líder de la misión, debía pensar en lo mejor para poder completarla pronto.

— Yo… creo que sería por la mayoría del tiempo… Sé que es el mejor espía de nosotros, por lo que cuando deba completar esos servicios entendería que no, pero el resto del tiempo… ¿Usted podría? Ya sabe - Había duda en sus ojos y voz.

— Creo que podríamos cambiar algunas cosas del plan para que puedan trabajar en equipo, Kakashi - Acotó el Uchiha.

— Sí, también lo creo - Kakashi sabía que él y Sakura-chan formaban un buen equipo, así como también que se sentiría más tranquilo si la supervisaba él mismo. — Seguiremos usando el henge no jutsu. Por ahora, lo mejor será que solo Naruto y Sasuke se vean de vez en cuando para compartir información, y no los cuatro. Sasuke, lo mejor será que te traslades desde hoy a la residencia del señor Fudo. ¿Todos de acuerdo? - El mayor recibió una respuesta afirmativa por todo el equipo.

— ¿Qué haré yo ahora? - preguntó Naruto, como siempre sin enterarse de nada.

— Sasuke se infiltrará con los aldeanos como un familiar, por lo que recibirá la información de primera mano. Naruto, tú debes buscar las guaridas y amistades del grupo Hikari. Una vez localices lugares, busca puntos ciegos o de baja seguridad y lo reportas. Mientras tanto, Sakura-chan y yo intentaremos averiguar información más personal, como de dónde vienen, si tienen familia, lo que sea. ¿Está claro ahora?

Nuevamente, todo el equipo contestó de forma afirmativa.

— Tengo los auriculares que me dejó Lady Tsunade - Informó Sakura mientras los sacaba de una caja — Lo mejor será que los tengamos puestos en caso de emergencias.

— Gracias, Sakura-chan - dijo Naruto.

— ¿Nos reportamos cada 4 horas? - preguntó el Uchiha.

— Sí, creo que es un tiempo prudente. - Kakashi chequeó la posición del sol que se mostraba desde la ventana — Son las 11 AM. Lo mejor será organizar nuestras pertenencias, al medio día saldremos a cumplir nuestras tareas. Naruto, arregla tus cosas, te cambiaremos a una habitación individual. Sasuke, también prepara tus cosas para marcharte.

Por los siguientes 40 minutos, todos se dedicaron a empacar, ordenar, y prepararse para su día. Sakura distribuyó la ropa que había conseguido el día anterior a cada uno para que pudieran prepararse. Luego Kakashi junto a Sakura activaron su henge no justsu y bajaron a la recepción de la posada para arreglar el asunto de la distribución de habitaciones.

— Buenos días, ¿Ha ocurrido algún problema? - preguntó amablemente la chica, esta vez evadiendo mirar a ambos ninjas.

— No, pero necesitamos un cambio en nuestras habitaciones. Mantendremos la individual, y queremos cambiar la triple por otra individual - respondió Kakashi.

— Claro, ¿Se irán 2 de ustedes? - Al recordar el enfrentón que había tenido con la chica el día anterior, decidió explicarse con rapidez — Lamento la intromisión, pero debo registrarlo.

— Se irá uno. Nosotros compartiremos una individual y uno de los chicos se quedará en la segunda individual.

— Oh, está bien. ¿No quieren que los acomode en una doble? - la recepcionista estaba algo inquieta, por un lado, ya había entendido que no debía entrometerse y por el otro no quería que el apuesto castaño compartiera habitación con la chica.

Tenía plena consciencia de que ella no tenía ninguna oportunidad con el hombre, pero tampoco quería que la otra chica la tuviera. Sabía que no habían llegado a la posada como pareja, y esperaba que se fueran de ella de la misma forma.

— No gracias, estamos bien así. - La chica no pudo evitar ver como la joven tomaba disimuladamente la mano del mayor y como éste la apretaba al responder. Supongo que no hay nada más que pueda hacer, pensó la chica.

— Está bien. ¿Trajeron la llave de la habitación triple?

Kakashi entregó la llave de la habitación triple y recibió la llave de la nueva habitación de Naruto. Luego del intercambio agradeció y volvió a subir junto a su alumna en dirección a las habitaciones. Los pocos minutos restantes se usaron en activar el henge y el cambio de dormitorio de Naruto.

Cuando el reloj dio las 12 en punto, cada uno se dirigió a realizar sus tareas habiendo acordado usar el canal de transmisión número 2 de sus auriculares para reportarse como habían pactado previamente.

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Sensei y alumna caminaban uno junto al otro por las calles del pueblo. No hablaban, no se tocaban, sólo caminaban juntos. Cuando pasaron junto a la tienda de lencería que Sakura había visitado el día anterior, la dulce señora la vio por la ventana y salió corriendo a su encuentro.

— ¡Kiki! ¡Kiki, cariño! - La señora la llamó por el nombre falso que le había dado ayer.

— Oh, Mikoto-san ¿Cómo está? - Sakura intentó poner una sonrisa en su rostro, sin estar del todo segura de sí lo estaba haciendo bien.

— Estoy perfecta, cariño. ¿Cómo estás tú? ¿Él es tu novio? - miró al mayor de pies a cabeza, analizándolo. — Es muy guapo, Kiki-chan - intentó decir en su susurro que obviamente fue escuchado por el mayor.

— Verá Mikoto-san - Sakura estaba por inventar una excusa cuando el mayor la interrumpió.

— Sí, yo soy su novio. Mi nombre es Sukea, mucho gusto Mikoto-san. Kiki-chan me habló de usted ayer - Kakashi le ofreció su mano como saludo. La señora se encontraba fascinada con la pareja, por lo que soltó una risita complacida.

— ¿Por qué no pasan a la tienda? Puedo ofrecerles té, no tengo muchos clientes en este momento - Mikoto había quedado encantada con la chica el día anterior, con su dulzura y transparencia. Sakura-chan miró a su sensei con duda, dejando la decisión en sus manos.

— Esta bien, supongo que podemos pasar unos minutos. - La señora dio un leve gritito de alegría y tomó a la chica por el brazo para guiarla a la tienda mientras le seguía diciendo lo grato que era verla de nuevo y lo guapo que era su novio.

Una vez instalados alrededor de la pequeña mesa ubicada tras una cortina en la tienda, comenzaron una pequeña charla liviana. Sakura se sentía segura en el lugar, puesto que la acompañaba el sensei que siempre la ha protegido y una mujer que mostraba sincera preocupación por su integridad.

— Cuéntame, linda. ¿Qué tal te fue con tu compra de ayer? ¿Te gustó, Sukea-san? Le dije que el blanco era su color - Sakura-chan, quien estaba sentada junto a Kakashi se tensó visiblemente. Blanco no era el color de ropa interior que estaba usando anoche, pero la simple mención de ropa interior provocó que imágenes del desagradable hecho vivido volvieran a su memoria.

— Sí, definitivamente es su color. Gracias por ayudarla, Mikoto-san - Kakashi fue el encargado de responderle. Mientras lo hacía tomó una de las manos de Sakura-chan entre las de él, acción que a los ojos de la mujer sólo transmitía amor. Sin embargo, la idea era transmitirle tranquilidad a la menor.

— Me alegro mucho. Kiki es una chica adorable, usted tiene suerte de tenerla, Sukea-san.

— Lo sé, es asombrosa - Kakashi miró a Sakura, cuyos ojos se encontraron con los suyos.

Los ojos, ahora verdes, del mayor le transmitían honestidad pura. Kakashi-sensei de verdad pensaba que su alumna era asombrosa, y así como sabía que era una estupenda kunoichi, también creía que ella podría con esto y más. Internamente, se prometió a sí mismo estar para la chica en cada paso del difícil camino que se vendría.

— Debe cuidarla mucho, Sukea-san. Ayer le explicaba que este lugar ya no es seguro. Sobre todo, considerando que la dulce Kiki es una chica joven y muy linda - Al igual que el día anterior, la señora mostraba verdadera preocupación por la joven. "Y vaya que la noche lo ha demostrado, señora" pensó Kakashi aún lamentándose por lo ocurrido.

Al parecer el hilo de pensamientos de Sakura era similar, ya que sus ojos ahora perdidos parecían observar la mesa, pero el peliplata sabía que su mente vagaba en otro lugar.

— Sí, me lo ha comentado. Muchas gracias por su preocupación hacia Kiki. La verdad es que en un principio teníamos pensado usar el lugar como refugio por una noche, pero se han presentado ciertas… situaciones que nos obligan a quedarnos por un tiempo.

— Oh no, eso es terrible - se lamentó la señora con aprehensión.

— Sí… ¿Usted podría mencionarnos a qué personas o lugares debemos evitar? Esperamos resolver nuestros asuntos lo más pronto posible, por lo que queremos evitar cualquier problema que pueda prolongar aún más nuestra estadía - Kakashi intentaba transmitir verdadera preocupación y miedo, para ver si la señora podría ofrecerles más información que los ayudara a acelerar el flujo de la misión.

— Sukea-san, no sé si yo deba… - La señora sabía que si los bandidos que ahora dirigían el pueblo se enteraban de que ella se había ido de lengua podría tener terribles problemas.

— Mikoto-san, le prometo que esta conversación no saldrá de aquí. - insistió Kakashi intentando convencerla.

Luego de pensarlo por unos segundos, la señora Mikoto soltó un suspiro, rendida.

— Está bien. Cómo ya deben saber, hay un grupo llamado Hikari que vinieron al pueblo y se apoderaron de él. Son muy malos, echaron a personas nobles que habían construido una vida aquí. Todos los hemos visto, son cinco hombres y su líder se llama Haruki y él es quien controla a todos. Al parecer, uno de los de su grupo es su hermano menor y se llama Akihiro. Cada uno de los del grupo se encarga de cosas distintas, pero todos obedecen a Haruki. - Kakashi escuchaba atentamente cada palabra que proporcionaba la señora, puesto que era información nueva para todos.

— Según usted, ¿Quién cree que es el peor del grupo?

— Definitivamente, ese sería Hotaka.

— ¿A qué se dedica él? - Kakashi sentía auténtica curiosidad por la opinión de Mikoto-san, mientras Sakura escuchaba la conversación, pero sin gran atención. Aún estaba perdida en sus pensamientos.

— Hotaka es… es malo desde sus entrañas. Se dice que él es el que escoge a qué chicas van a desaparecer, y se las lleva… La verdad no podría asegurarte, Sukea-san, si lo que ese hombre hace es prostituir a las chicas, o si las vende a otros hombres, pero es de quién debes esconder a Kiki-chan. Hotaka ha venido a esta tienda, a veces solo, a veces con las pobres muchachas… y créeme según he visto, Kiki sería definitivamente un objetivo para él. - La advertencia era clara, y luego de lo que habían vivido la noche anterior Kakashi se encargaría de seguirla al pie de la letra.

A pesar de todo, la mente de Kakashi no podía evitar llevarlo a el hecho de que estaban en una misión. Una peligrosa, que con sólo dos días en el pueblo ya había hecho estragos en uno de los integrantes de su familia… No pudo evitar el arrepentirse de haberla aceptado, de lamentar el que su querida Sakura-chan estuviera aquí y no a salvo en Konoha.

— Lo haré, Mikoto-san. Muchas gracias por contarnos esto.

— No hay nada que agradecer. La pequeña Kiki en serio robó mi corazón ayer - la mujer extendió su mano para apretar una de las Sakura con cariño. Ese gesto la hizo volver al presente, tomando las manos de la señora entre las suyas y mirándola con agradecimiento.

En el rostro de la chica, Kakashi pudo ver a la verdadera Sakura. A esa que estaba llena de vida, la que parecía ser un imán para el corazón de las mujeres mayores. Había ganado el corazón de Tsunade-sama y el de la abuela Chiyo de la arena. A pesar de que ambas eran mujeres extremadamente rudas que no se involucraban sentimentalmente con ningún subordinado, Sakura pudo roer el corazón de ambas, y ahora sumándole el de la señora Mikoto.

Aunque la aparición de la "antigua" Sakura fuera breve, le daba esperanzas de que aún no estaba todo perdido. Con eso en mente es que Kakashi se atrevió a hacer la siguiente solicitud.

— Mikoto-san, sé que ya nos ha ayudado en sobremanera y no puedo dejar de agradecerle por eso. Sin embargo, me gustaría saber si podría contar con usted para un último favor - Al confirmar que la señora estaba abierta a escucharlo, siguió hablando. — Como le mencioné, hay situaciones que no nos permiten irnos de manera inmediata y la verdad es que no me gustaría exponer demasiado a Kiki-chan mientras me encargo de todo. ¿Sería posible que en aquellos momentos en los que no pueda llevarla conmigo, ella se quede aquí con usted?

Sakura-chan lo miró extrañada, puesto que esto era algo que no habían hablado. Vale, Sakura entendía que no estaba en la mejor forma para la misión, pero tampoco quería que sus compañeros hicieran todo el trabajo dejándola de lado. Además, ya había dicho explícitamente que no quería quedarse sola.

— Sukea, no creo que eso sea necesario - Intentó alegar.

— Kiki-chan, me sentiría mucho más seguro sabiendo que estás aquí y no sola en la posada. Mikoto-san, le aseguró que esto sería por poco tiempo y sólo en caso de necesitarlo verdaderamente. - La señora miraba atentamente a la pareja, pasando sus ojos de uno, al otro.

Seguramente pensaba si podría confiar en ellos, ya que aunque Kiki le transmitiera mucha paz y seguridad, no podía ignorar el hecho de que la había conocido el día anterior.

— Sukea-san, no sería un problema para mí. Pero le recuerdo que le dije hace unos momentos que Hotaka suele visitar esta tienda…

— Lo sé, como le dije solo sería por poco tiempo y en caso de que él llegara a venir cuando Kiki esté aquí… ¿Podría esconderla en este lugar? - preguntó refiriéndose a donde estaban tomando té, tras la cortina que los ocultaba del carente público de la tienda.

La señora lo pensó por otros breves segundos, hasta que finalmente aceptó. — Está bien, puedes traerla aquí.

— Muchas gracias. Ahora, creo que es momento de irnos. No queremos causar problemas, ni tentar nuestra suerte - Kakashi-sensei se puso de pie, ofreciéndole una mano a Sakura para ayudarla a pararse.

Lo que asombró a la chica es que después de eso, Kakashi no soltó su mano, sino que la tomó firmemente entre la suya. Quizás la apariencia que tenía Sakura en ese momento no era "verdadera", pero el rubor que decoraba sus mejillas era auténtico.

Lo bueno es que eso sirvió a su imagen de pareja de enamorados a los ojos de la dulce señora Mikoto, quien sin saberlo había sido una contribución valiosa para su misión. La "pareja" se despidió afectuosamente de la dueña de la tienda y aún tomados de la mano se dirigieron a su siguiente destino.

La información que habían recolectado gracias a la señora Mikoto les ayudaba a comenzar a identificar a los miembros de Hikari, al igual que sus relaciones y labores dentro de la organización. Gracias a la mujer, ahora sabían quién era el líder de la banda, y un posible punto débil al tener a su hermano menor como súbdito.

Aunque los cinco miembros de Hikari fueran bandidos de mala muerte, debían de tener lazos familiares y/o sentimentales que podría afectarlos en el momento de atacar.

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Ambos ninjas dejaron el distrito de comercial de Kirifuri para tomar rumbo hacia el distrito que había visitado el mayor el día anterior; el distrito de "diversión". Sakura pudo notar como pasaban de tiendas pequeñas con escaparates bien cuidados, a restaurantes de dudosa reputación y bares con luces apagadas y puertas cerradas por la hora con señales de "night club".

Por la calle se podían ver hombres fumando, quienes miraban a la pareja con curiosidad. Para ellos, no era de extrañar que los bandidos trajeran a jovencitas para trabajar en los bares como strippers o prostitutas. Cuando la situación era realmente precaria, podrían llegar a ser sus propios padres quienes las dejaban allí a cambio de algo de dinero. Se preguntaban si ese era el motivo por el que la particular joven era, a sus ojos guiada, por el hombre castaño.

— ¿Qué tenemos aquí? ¿Quieres vender a la chica? Si es así, te doy 500 Yen. - el primer valiente se acercó a los ninjas, calculando cuánto dinero podría ganar con una nueva adquisición tan mona como era la chica.

—No está a la venta – respondió molesto el mayor.

— No tienes derecho a molestarte, hombre. La trajiste aquí ¿No? - sin más, el hombre se alejó con molestia.

Ambos intentaron seguir su camino como si nada, ignorando el hecho de que la joven ahora tomaba la mano de su maestro con más fuerza y que había apegado su cuerpo a el de él.

Aparentaban tranquilidad cuando un segundo hombre se les acercó. Esta vez, Sakura se detuvo a mirarlo con mayor detalle. Era un hombre corpulento, con un parche en el ojo derecho, una grotesca cicatriz en la mejilla del mismo lado y un cigarrillo pendiendo de su boca.

—¿A cuánto la chica? - preguntó.

— No está a la venta - respondió nuevamente Kakashi, esta vez soltando la mano de la chica y pasando su brazo por su cintura, intentando emitir una primitiva muestra de posesión que espantara al desconocido.

— Eres un idiota si traes a pasear a tu novia a este lugar - habló el hombre en amenaza.

— Eres un idiota si no distingues a una pareja de un traficante de mujeres - alegó el copy ninja.

—¿Y tú crees que aquellos que nos han vendido a las chicas nunca han sido sus propios novios? Pues déjame decirte que estás mal… el dinero puede remecer la voluntad de cualquier hombre - dijo el hombre con sorna.

Kakashi al sentir el estremecimiento de Sakura, la abrazó más a su cuerpo.

— Este no es uno de esos casos, ahora nos vamos - alegó el ninja. Girando sobre sus pasos, se alejó del lugar, sabiendo que no podría volver a él a buscar información mientras se encontrara con la joven…

A su lado Sakura seguía apegada a su lado y notaba un leve temblor en su cuerpo. El mayor pensaba en por qué había creído que indagar en esa calle con la joven había sido una buena idea "Porque querías acelerar el término de la misión, por eso" dijo su voz interna.

Trasladó su mano desde la cintura de la chica hasta su espalda, subiéndola y bajándola intentando consolarla.

Caminaron en silencio hacia el distrito en el que se encontraba la posada e invitó a Sakura a entrar a unos de los restaurantes de la calle para tener su almuerzo, puesto que ya eran las dos de la tarde.

—¿Qué te parece asado? ¿Te gusta? - invitó el mayor.

— Sí, el asado está más que bien - ambos ingresaron al local, que a diferencia de otros tenía cierta aura de paz.

En un gesto de caballerosidad, el copy ninja apartó la silla para que la joven se sentara. La chica, quien ya había logrado calmarse por el tenso encuentro con el desconocido que buscaba comprarla, estaba algo encantada por el gesto puesto que el mayor no solía tenerlos… al menos no con ella.

El mesero se les acercó y Kakashi pidió por ambos. Una vez las tiras de carne cruda llegaron a la mesa, las condimentó y comenzó a cocinar.

— Kiki, debo ir al baño. ¿Puedes ver que no se queme la carne? - la mirada de Sakura cambió al instante, pasando de una que expresaba comodidad a otra que mostraba lo asustada que estaba.

"Esto no puede seguir así, no puedes depender tanto de Kakashi-sensei" se decía a sí misma en su mente. El cambio en el comportamiento de la chica fue evidente para el mayor, por lo que decidió ponerla a prueba en el sentido de cómo actuaba cuando él no estaba presente

— Yo… si, claro. Yo me encargo - accedió la joven.

Con esa confirmación, Kakashi se puso de pie y caminó por el angosto pasillo que lo llevaba al baño de hombres. Haciendo alarde de sus habilidades ninjas, no tardó más que unos segundos en satisfacer sus necesidades, queriendo usar todo el tiempo posible en observar a la muchacha. Así es como volvió al pasillo y desde un punto de vista en el que la chica no pudiera verlo se dedicó a evaluar su comportamiento.

Sakura recorría con su mirada cada rincón del restaurante. Sus ojos viajaban de derecha a izquierda, y luego se fijaban en cada uno de los clientes que a esas horas se encontraban disfrutando su almuerzo. Vio a una pareja de unos 23 años. También a 2 hombres quienes bebían cerveza junto con su carne asada. Finalmente, se encontraba un hombre solitario de unos 30 años quien se limitaba a mantener la vista en su comida.

Ninguno de los clientes parecía sospechoso, sin embargo, la mente de Sakura no lograba abrazar esa posibilidad. La vista de la joven volvió a la carne en su mesa, volteándola para que se asara por ambos lados. Una vez hecho esto, su mirada hizo el mismo recorrido de antes. Derecha. Izquierda. Pareja. Dos hombres. Hombre solitario. Añadiendo ahora el corredor por el que había desaparecido Kakashi.

Desde ese lugar, el mayor seguía evaluando a su alumna. Si bien todo el cuerpo de Sakura gritaba "No te acerques" su actitud alerta estaba resultando ser en cierta medida tranquilizadora para Kakashi, quien esperaba que la chica se largara a llorar, o fuera a buscarlo dentro de los primeros 3 minutos.

Sakura volvió a hacer el recorrido con su vista en cuatro ocasiones más, ahora preguntándose por qué el mayor se estaba demorando tanto, o si era simplemente una percepción de tiempo errónea debido a su paranoia. Volvió a hacer el recorrido y entonces lo notó, el hombre solitario se estaba poniendo de pie y parecía acercarse hacia ella.

Sakura, ahora en pánico, buscó su bolsa porta armas en su muslo derecho, y al no encontrarla recordó que la misión requería que vistieran como civiles despojándola de dicho objeto. Además, acordaron no llevar armas que pudieran sacar como acto reflejo, reflejos como el que ella estaba teniendo en ese preciso momento.

Los pasos del hombre se seguían acercando a la mesa dónde se encontraba la joven, todo bajo la atenta mirada de Kakashi.

El copy ninja estaba listo para saltar a la escena en caso de ser necesario, absteniéndose de socorrer a la chica de forma inmediata para ver cómo ésta iba a reaccionar. Sakura tomó disimuladamente uno de los cuchillos de la mesa, ocultándolo en su regazo bajo el mantel. Se obligó a calmarse respirando rítmicamente. "Debes mantener tu cabeza fría" intentó animarse a sí misma.

La tensión crecía en ambos ninjas, viendo como el hombre se acercaba hasta casi llegar a la mesa. Cuando maestro y alumna estaban listos para atacar, el hombre se limitó a seguir su camino, pasando junto a la chica en dirección al pasillo que conducía a los baños…

Fue una falsa alarma…

Kakashi dejó pasar otros breves segundos en los que Sakura se calmaba a sí misma, y luego volvió a la mesa actuando como si nada hubiese ocurrido.

—¿Cómo va la comida? – inició conversación con la joven.

— Está casi lista - Sakura sonrió, en lo que para Kakashi era una de las sonrisas más falsas que le había visto.

— ¿Estas bien? Te noto algo extraña… si es por lo que ocurrió antes con lo de la "venta", debes olvidarlo. Sabes que-

— Lo sé, no ocurre nada - Un silencio algo incómodo los cubrió a ambos. Luego Sakura optó por abrir su corazón a Kakashi… Después de todo él estaba allí. Él siempre estaba allí — La verdad es que estoy algo paranoica. Sé que no estoy haciendo las cosas bien ¿Sabe sensei? Yo me doy cuenta de eso. Sé que le hice daño a Naruto hoy, sé que estoy pidiendo demasiado de ti, es sólo… - lágrimas se acumularon en los ojos de la chica.

Su mente le jugaba una mala pasada al señalarse a sí misma como impulsora de todo… Si miraba todo en retrospectiva, ella era la culpable. Si esos hombres entraron a su habitación fue para buscarla a ella. Si ellos la buscaban era que ella lo había provocado. Si ella lo había provocado, ya no había más que hacer. Ella fue inútil e incapaz de salvarse a sí misma. Ella se expuso, ella generó que todo ocurriera como ocurrió. Ella estaba sola.

Si ella se encontraba sola esa noche, fue porque ella pidió años atrás el no seguir compartiendo habitación con sus compañeros… aunque eso fue por vergüenza durante su periodo… Quizás si ella no temiera ensuciar su ropa de cama durante ese tiempo en su ciclo, nada de esto hubiese ocurrido.

Y así, un sinfín de razones invadían su mente. Una tras otra…

— Sakura - detuvo su sensei usando su nombre real, tomando su mano — Tu sabes que nadie te culpa ¿verdad?

Sakura rehuía la mirada penetrante de Kakashi. Éste optó por tomar su mentón y levantar su cabeza, así obligándola a mirarlo a los ojos.

— Escúchame bien, Sakura-chan. Nadie te culpa de nada. Naruto no está enfadado contigo, él sabe que necesitas tiempo. Yo no estoy molesto tampoco, yo quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para hacerte sentir bien. De hecho, estoy agradecido de que pese a todo tú eres capaz de transmitir con palabras qué es lo que necesitas. ¡Eso es genial! Y de gran ayuda para todos. Créeme, lo estás haciendo muy bien - lágrimas silenciosas descendían por las mejillas de la joven.

Por un lado, quería que las palabras de Kakashi fueran ciertas, quería dejar que se grabaran en su cerebro. Sin embargo, por otro lado, sentía que la única intención del mayor era evitar que se sintiera aún más mierda de lo que ya lo hacía.

En ese momento de intimidad, Kakashi comprendió la verdadera fragilidad de la chica y el cómo la culpa estaba carcomiéndola. En este momento el enemigo de Sakura no era "el género masculino" como había pensado el copy ninja en un principio, sino su propia mente… y Kakashi sabía por experiencia propia, que la propia mente era el enemigo más peligroso que uno pudiera enfrentar, porque sólo tú puedes derrotarlo.

Ahora entendía que la prioridad no debía ser el brindarle a la chica lugares y situaciones seguras. La prioridad debía ser el armarla con herramientas que le permitan acabar con sus pensamientos de culpabilidad. Esos eran los que podían acabarla desde dentro. Sin embargo, Kirifuri no era el lugar para abordar esto.

— ¿Tú en serio crees que Naruto no está molesto conmigo? - preguntó Sakura con inseguridad. El pensamiento de que su hermanito estuviera enojado con ella, o decepcionado simplemente la angustiaba en supremacía.

— ¿Recuerdas alguna vez en que Naruto se haya enojado contigo? ¿Pese a todo? - el mayor enarcó una ceja, demostrando seguridad en su punto. Sakura lo pensó por un instante.

— No. Creo que nunca se ha molestado conmigo - ahora una pequeña sonrisa se asomaba en el rostro de la chica.

— Pues ahí lo tienes. Naruto es incapaz de odiarte, aunque sea por un momento. Si hablas con él, lo entenderá - sugirió.

— No estoy segura de poder hacerlo… Quizás suene extraño, pero se me hace mucho más sencillo hablar de todo esto contigo, sensei - un nuevo rubor llegó a las mejillas de la muchacha. — Quizás pueda intentarlo, pero…

— Sin presión, Sakura-chan. Ve si puedes hacerlo, o si prefieres puedo hablar yo con él. Ahora, deberíamos comer antes de que se queme la comida. - Sakura accedió, agradecida de cambiar de tema.

La chica era consciente de que su relación con el mayor había mejorado considerablemente en el último tiempo. Luego del "abandono" que sufrió cuando el copy ninja decidió irse a una misión larga justo cuando Naruto y Sasuke se habían ido también, la chica lo confrontó.

En primera instancia le dio la bienvenida, conversaron sobre lo que habían hecho durante ese tiempo e inmediatamente después y en medio de un lastimero llanto, la chica lo encaró y le preguntó por qué de entre todas las personas él la había abandonado.

Con un poco de llanto por aquí, unas excusas baratas por allá, y un acoso algo insistente de la muchacha, ellos habían vuelto a ser los de antes. Se juntaban cada jueves a cenar y cuando alguno tenía misiones, lo retrasaban hasta la misma noche en la que él o ella retornaban a la aldea. Pese a todas esas salidas, o tardes en que se acompañaban el uno al otro, Sakura nunca había visto el rostro de su sensei. Prefería no orillarlo a eso para no darle una excusa para escapar.

Es por eso que ahora, y como cada vez que comían juntos, la joven se dedicaba a mirar detenidamente su comida para brindarle al mayor el tiempo necesario para bajar su máscara y comer sin temor a que ésta lo espiara. Era un trato silencioso de paz.

Es de esa manera que maestro y alumna almorzaron con tranquilidad, hablando cosas triviales.

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— ¿Naruto, Sasuke me escuchan? - Kakashi y Sakura se encontraban en un parque en el límite de Kirifuri con el exterior. Ambos estaban sentados en una banca, tomados de la mano aparentando ser una pareja de enamorados. Para ese propósito la joven apoyaba la cabeza en el hombro del mayor, lo cual ayudaba a disimular el auricular que cada uno llevaba.

Siendo las 3:00 de la tarde, era momento de reportarse con sus compañeros.

— Aquí limón ardiente, repito. Aquí limón ardiente, cambio - esa era indiscutiblemente la voz de Naruto. ¿Qué por qué se llamaba a sí mismo limón ardiente? Nadie lo sabe… nunca hablaron de nombres claves, pero eso sí que provocó una risa en sus compañeros.

— ¿Debemos tener nombres clave? No pensé uno. Aquí Sasuke, cambio – fue el turno del Uchiha para reportarse.

— Eres azabache misterioso ¿Te gusta? – interrumpió Naruto — Sakura es cerecita dulce y Kakashi-sensei es lobo feroz.

— Me gusta cerecita dulce – respondió Sakura con ternura. Naruto siempre pensando en todos… "Debo arreglar las cosas con él" pensó.

— No haremos esto ¿Ok? – alegó Kakashi.

— Lo siento. No sé quién dijo eso ya que no usó su nombre clave. No podré revelar información si no puedo confirmar que son ustedes - Naruto si que estaba siendo serio sobre esto de los nombres.

— Ya que… Aquí azabache misterioso – se rindió Sasuke. Él sí sabía que cuando Naruto se empecinaba con algo, no había quién lo hiciera desistir. Por su lado, Sakura codeó al mayor para que se reportara y así terminar pronto la transmisión.

— Bien. Aquí lobo feroz.

— ¡Genial! ¿Qué cuentan? - otra vez Naruto.

— No estamos aquí para socializar. ¿Tienen algo que decir? - urgió Sasuke.

— Nada aquí. Por ahora todo sigue apuntando al hotel - el Uzumaki no estaba teniendo suerte.

— Nosotros tenemos el nombre de tres de la organización. El líder tiene un hermano menor dentro, por lo que Sasuke, intenta averiguar algo más sobre él. El tercer hombre se dedica a la trata de mujeres y conocemos la tienda que suele visitar - habló el líder.

— Bien. Mañana tendré un almuerzo con algunos aldeanos. Espero descubrir más ahí - añadió el pelinegro.

— Genial. Nos reportamos otra vez a las 19:00 horas, lobo feroz y cerecita dulce fuera.

— Ok, limón ardiente fuera.

— Azabache misterioso fuera - todos dejaron la conexión con la promesa de contactarse nuevamente más tarde.

Sakura soltó una leve risa, algo que no se le había visto desde el día anterior. — Naruto siempre es… tan original, ¿No lo crees, lobo feroz? - miraba al mayor con burla.

— Ya lo creo, cerecita – Respondió en el mismo tono el mayor.

— Lo mejor será que continuemos. Aún tenemos cosas que hacer - Kakashi estuvo de acuerdo con ella y juntos volvieron a adentrarse a las calles de Kirifuri.

Pasearon el uno junto al otro por las estrechas y mojadas calles del pueblo, intentando mantener un bajo perfil. Mientras lo hacían, notaron a un hombre mayor quien barría la calle. Curiosamente, su tienda se encontraba a menos de una calle de distancia del hotel que habían mencionado la noche anterior, del que se habían adueñado los bandidos.

— Creo que deberíamos hablarle a él. Digamos que buscamos un lugar para pasar la noche y preguntemos su opinión sobre el hotel.

— Bien. Tú hablas – dijo la joven.

Juntos, se acercaron al hombre y Sakura ofreció la sonrisa más confiable que pudo emitir.

— Buenos días, lamentamos molestarlo. Mi nombre es Sukea y ella es mi novia Kiki. Estamos de paso en el pueblo y buscamos un lugar dónde dormir, aunque nos han dicho que no es un muy buen lugar. ¿Usted cree que ese hotel sea una buena opción? – el mayor apuntó al hotel.

— ¿El hotel? - el hombre los miraba desconfiado… como si le estuvieran tendiendo una trampa.

— Si verá, mi novia está embarazada. Aún tiene sólo dos meses y medio, pero cada vez se cansa más y no creo que podamos seguir caminando al próximo pueblo como teníamos planeado - explicó Kakashi, mientras Sakura puso una mano en su estómago plano para hacer el discurso más creíble para el hombre.

— Oh… Felicidades - ambos ninjas le respondieron con una sonrisa. — La verdad es que creo que la posada Taiyō sería más apropiada para ustedes. La atiende una chica muy amable.

— Comprendo… ¿Pero la posada tendrá las mismas comodidades de un hotel? Sería nuestro primer bebé y soy algo sobreprotector. - Insistió Kakashi.

— Quizás no es el lugar más cómodo, pero les aseguro que será más seguro. Este hotel… ya no es atendido por sus dueños. Ahora lo manejan unos bandidos, y sólo reciben a los suyos si saben a lo que me refiero. Si pueden, eviten acercarse a él.

— Eso es horrible… ¿No pueden hacer nada al respecto? - Sakura mostró terror.

— No, mi niña. Ellos se apoderaron del lugar tiempo atrás. Los aldeanos que aún estamos aquí solo queremos vivir en la mayor tranquilidad que podamos. Pese a que la delincuencia es pan de cada día en este lugar - era evidente que el hombre sentía auténtica pena por su propia situación.

— ¿Todos son bandidos? Cariño, quizás debamos esforzarnos un poco y caminar al próximo pueblo - esta vez habló Kakashi.

— No creo que sea necesario que la fuerce, Sukea-san. - Cuando dijo eso, cinco hombres salían del hotel — Observe. El hombre de capa verde es el que administra el hotel ahora. El que está a su derecha es su subordinado. Los otros tres son clientes pasajeros, son los únicos que llegaron esta semana. Evítenlos a ellos y estarán bien - luego de decir eso, el mayor siguió con sus quehaceres dando por finalizada la conversación.

— Muchas gracias, señor - Sakura se despidió de él, pese a no recibir nada de vuelta.

El hombre les había dado información, pero no podían volverlo un aliado como con la señora Mikoto. Ambos ninjas acordaron volver a la posada para no continuar arriesgándose.

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Ese día habían logrado hablar y obtener información de diferentes lugares del pueblo y se conformaban con eso.

Mientras caminaban de regreso, la mirada de varios hombres recaían en la joven junto a Kakashi y éste no podía evitar molestarse por ello. Cuando Sakura escuchó el segundo silbido proveniente de un desconocido, comenzó a encogerse visiblemente.

No estoy haciendo nada ¿O sí? pensaba. Repasó su vestimenta con la mirada. No traía nada inusual ni llamativo. Sólo usaba un pantalón negro ni muy ajustado, ni muy holgado que ocultaban sus piernas a la perfección. También llevaba una polera de manga larga morada y sobre ésta una capa negra como la que usaban muchos aldeanos. Mi atuendo no es atractivo, concluyó. Pero ¿Qué estoy haciendo mal?

Al notar la batalla interna que tenía su alumna, el peliplata decidió enfrentar a quién la puso bajo semejante dilema.

— ¿Tienes algún problema? ¿Hay algo que quieras decirnos? - en un rápido movimiento, sin exponer su identidad de ninja, Kakashi se paró frente al hombre que le silbó a la chica. Ahora notando que no era un hombre, sino un crío de unos 20 años, quién lo miraba con altanería.

— ¿A ti? No. ¿A la chica? Que si quiere puede venir a mi casa esta noche, me han dicho que sé usar muy bien mis manos y otras partes de mi cuerpo. - Miró a Sakura con deseo y le guiñó un ojo en un gesto coqueto que a los ojos de la muchacha sólo podía catalogarse como asqueroso.

La pelirrosa se estremeció ante la mención de manos, e imaginando manos extrañas, manos sucias, recorriendo su cuerpo… nuevamente. Comenzó a negar con su cabeza, en completo desagrado y repulsión.

— Yo también sé usar muy bien mis manos, para golpear a idiotas como tú - Kakashi y el joven ahora se miraban desafiantes, sus pechos casi tocándose…

— Sukea, quiero irme - susurró Sakura, intentando llamar la atención de su sensei. Él la había escuchado, después de todo tenía una audición altamente desarrollada, pero la ignoró ya que no quería dejar pasar la estúpida actitud del idiota frente a él.

— Inténtalo - lo retó el joven, ahora empujándolo por el pecho. En un movimiento, Kakashi lo golpeó en la mejilla con una mano y tras la rodilla con un pie. Dejandolo arrodillado frente a él con el rostro volteado hacia la joven.

— Pídele perdón - demandó.

— Púdrete - el joven intentó ponerse de pie, pero Kakashi volvió a reducirlo al piso. La calle ahora se encontraba en un silencio sepulcral, con varios ojos curiosos mirando la escena, más nadie intervenía. Después de todo, las peleas eran algo constante allí.

— Pídele perdón - repitió. Tomó el brazo del joven y se posicionó tras él, haciéndole una llave.

— Auch!

— No te escucho pidiendo perdón.

— Sukea… - Sakura no quería más problemas, ya tenían la suficiente atención centrada en ellos.

— Dilo - Por su lado, Kakashi no estaba dispuesto a desistir. No toleraría que le siguieran faltando el respeto a su alumna. Se había prometido protegerla y si debía pelear con cada idiota que se les cruzara en el camino, él lo haría.

— Ahhh - se quejó el joven — ¡Bien! ¡Lo siento! - ahora miraba a Sakura, buscando su ayuda.

— ¿Te parece lo suficientemente sincero, Kiki? - Le preguntó el mayor. Sakura pasó su mirada del joven a Kakashi quien le estaba dejando decidir si dejar al joven o atormentarlo más por lo que había hecho.

— S-sí. - respondió. El mayor soltó al chico, quien se retorció de dolor en el frío piso. Con lentitud se acercó a la joven y cruzó un brazo por sus hombros, volviendo a retomar su camino hacia la posada.

— ¿Estás bien? - le preguntó una vez se encontraban más alejados de los ojos curiosos de los pueblerinos.

— Sí… yo- todo eso no era necesario, Kakashi-sensei - aunque en el interior su corazón ardía por la seguridad que el mayor le había hecho sentir, sabía que no había sido lo correcto. Debían mantener un perfil bajo, no meterse en peleas, no arriesgar la misión y todo eso fue exactamente lo que hicieron.

— Si lo era, Sakura-chan. Ese idiota te incomodó y debe aprender a no intimidar a las mujeres cuando éstas caminan tranquilamente por la calle - Sakura podía ver que Kakashi a su costado tenía el ceño fruncido, se veía molesto.

— Lo sé… pero quizás no era su culpa - Sakura habló en voz baja, con la intención oculta de que Kakashi no la escuchara puesto que sabía lo que podría decirle.

Una vez las palabras dejaron la boca de la chica, el hombre se detuvo. Dejó caer el brazo que la rodeaba y parándose frente a ella puso ambas manos en sus hombros. Sakura no quería mirarlo. Sabía lo que estaba haciendo, la acorralaba para que no tuviera lugar al que escapar, lugar al que mirar, y así hacerla entrar en razón.

— No estás hablando enserio ¿verdad?

— Sabes que sí, sensei - Sakura no quitaba la vista del suelo, evadiendo al mayor.

— Sakura… ya basta. No hiciste nada mal y lo sabes.

— Pero-

— No hay peros - Lentamente reanudaron su marcha, esta vez uno junto al otro, sin tocarse. — Los hombres somos… animales. Nos han enseñado durante años que somos el centro del universo. Nos han dicho que somos los dueños de todo, incluso de ustedes… pero no es así y es momento de que eso cambie.

— ¿Crees que eso cambió hoy para ese chico? - Sakura preguntó suspicaz.

— No. Pero cambió para mí - el mayor respondió.

— ¡No te creo! Tu nunca has sido así, sensei - ahora Sakura sonreía. Para ella, Kakashi era algo así como un modelo a seguir. Siempre tan sereno, tan correcto, tan inteligente, tan capaz.

— ¿Al menos te hizo sentir mejor?

— Algo.

Sin decir nada más, continuaron caminando en silencio hasta llegar a la posada. La maldita posada, dijo Sakura para sus adentros. Cuando llegaron a su habitación compartida, el reloj marcaba las 6:30 pm. Aún tenían media hora antes de tener que reportarse nuevamente, seguramente Naruto habrá vuelto para ese tiempo y podrían cenar los tres juntos.

Ambos ninjas estaban algo agotados. Si bien el henge no jutsu no requería grandes cantidades de chakra, si les demandaba por un flujo constante del mismo. Eso sumado a las largas caminatas del día los tenía cansados.

— Sakura, necesito un baño. ¿Te molesta si uso la ducha primero? – preguntó el mayor.

— No, está bien - luego recordó que no había estado sola en la habitación desde el día anterior… — Yo… - la chica no sabía si era apropiado seguir haciéndole peticiones al mayor. Sentía que ya había pedido demasiado.

— ¿Ocurre algo? Puedes decírmelo, lo sabes - el mayor intentaba infundirle confianza.

— No… bueno sí. ¿Tú vas a cerrar la puerta? - Sakura notó como un leve rubor invadió las mejillas de Kakashi, y lamentó haberlo incomodado.

— ¿Quieres que la deje abierta?

— Sí. Yo le agradecería mucho si pudieras hacerlo, sensei. Prometo no espiar - Por la mente de Kakashi nunca pasó el pensamiento de una doble intención de parte de la muchacha.

— Está bien, Sakura-chan. Yo entiendo - alegó el mayor. Luego tomó su pijama, una toalla y se dirigió al baño. Mientras Sakura se sentó "casualmente" en la esquina de la cama que quedaba frente al baño. No había mucho que hacer, por lo que se limitó a sentarse allí, llevando sus piernas hacia su pecho y apoyando su mentón en las rodillas.

El mayor ya se encontraba dentro de la ducha y Sakura podía escuchar el agua caer en los azulejos. Sin darse cuenta, la joven comenzó a tararear una canción mientras su mirada se encontraba atenta y desorbitada al mismo tiempo en el cabello ahora plateado que se lograba ver por sobre la mampara de la ducha.

No notó cuando el ninja quitó sus prendas y las dejó sobre la misma. Tampoco notó el tiempo que transcurrió, ni el ruido en la habitación conjunta que indicaba que Naruto había vuelto. Solo salió de su pequeño mundo cuando su sensei se detuvo frente a ella y le preguntó si ella también quería tomar un baño. Sakura aceptó gustosa, esperando que el agua caliente pudiera destensar los músculos de su espalda.

— ¿Puedes sentarte dentro del baño? ¿Cómo ayer? - preguntó la joven.

— Claro que sí - Sin más, el mayor volvió a tomar su lugar sentado en el retrete, de espaldas a la ducha, mientras secaba su cabello con una toalla.

La menor entró a la ducha y permitió que las tensiones del día se fueran junto con el agua al desagüe. Lavó su cabello con su shampoo favorito, frutos del bosque, y lavó su cuerpo con una pastilla de fresa. El aroma de ambos productos, extrañamente, la hacían relajarse. Después de todo, era un olor familiar, era su olor.

Golpes en la puerta de la habitación interrumpieron su ritual y prontamente la chillona voz de su mejor amigo se hizo escuchar por sobre el ruido del agua.

— Sakura-chan, Kakashi-sensei ¿Ya llegaron? ¡Tengo hambre! - Sakura tomó la toalla que había dejado junto a la mampara y cerró la llave del agua para comenzar a secarse.

— Dile que pase - dijo en voz baja hacia su sensei.

— ¡Naruto, puedes pasar! - gritó el mayor, aún si moverse de su lugar.

El rubio caminó con seguridad dentro de la habitación, pero no encontraba a sus compañeros. Sabiendo que estaban allí decidió asomarse al baño y no esperaba encontrar lo que vio.

— ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡¿Qué es lo que están haciendo?! - El menor se encontraba escandalizado. Kakashi pudo ver cómo por la mirada de su alumno cruzaba primero la sorpresa, luego la vergüenza, pero su ceño comenzó a fruncirse de a poco, dando paso a la rabia. — ¡Viejo cochino! ¡¿Qué le está haciendo a Sakura-chan?! - el Uzumaki ya se encontraba arremangando su pijama, dispuesto a lanzarse sobre su sensei.

— ¿De qué hablas? Yo no le he hecho nada - el mayor dijo en tono flojo, aunque sus ojos seguían los movimientos del chico en caso de necesitar defenderse.

— Naruto ¿Qué estás haciendo? - justo cuando el menor amenazaba con iniciar una pelea para defender el honor de Sakura, ésta salió de tras la mampara completamente vestida y con una toalla sobre su cabeza.

— Sakura-chan ¿Qué te hizo Kakashi-sensei? ¿Él se aprovechó de ti? - inquirió con urgencia.

— ¿Qué? - tanto Sakura como Kakashi se miraron confundidos. Vale, quizás encontrarlos a ambos en el baño con el cabello mojado no se veía muy bien… pero estamos hablando de Sakura-chan y Kakashi-sensei.

— Naruto, nada ha pasado. Kakashi-sensei no se ha aprovechado de mí, sólo le pedí que me esperara en el baño porque… - nuevamente salía el tema del que la joven no quería hablar. Tras la chica, el mayor hacía señas al Uzumaki para que dejara el tema… señas que evidentemente el chico no entendía. Soltando un suspiro, el mayor se dispuso a hablar.

— Sakura-chan se siente mejor si alguien la acompaña, es sólo eso - respondió — Ahora, ¿Qué trajiste para comer? - intentó cambiar el tema.

— Aquí azabache misterioso, cambio - un leve murmullo que fue audible para todos provenía del auricular del rubio.

— Aquí limón ardiente, cambio - respondió Naruto. Kakashi y Sakura buscaron rápidamente sus auriculares y se unieron a la conexión.

Actualizaron a Sasuke sobre la cantidad de hombres que ocupaban el hotel por esta semana. También se enteraron de que Naruto había encontrado un "aliado" que conocía una entraba al mismo por la que podrían infiltrarse. Al parecer su contacto era un ex empleado del lugar y le gustaría que este volviera a ser lo de antes.

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Luego de comer y conversar, más entre Kakashi y Naruto que con Sakura puesto que ella había vuelto a un estado de retraimiento, el momento de dormir llegó.

Kakashi notó el cómo Sakura había cambiado en demasía al estar en presencia de una tercera persona respecto al cómo interactuaba con él. Eso no tenía que ver con que fuera Naruto… no. Sakura adoraba a Naruto, por lo que era algo distinto, sólo que aún no sabía qué.

Por la mente de Sakura sólo pasaban reprimendas. Ella vio la incomodidad y tristeza en el rostro de su mejor amigo por la distancia que ella estaba poniendo entre ambos. Estúpida. Inútil. Fría. Un sinfín de adjetivos negativos parecían ser los indicados para describirse a sí misma.

Ella misma no lo entendía… Estamos hablando de Naruto, el que le declaraba su amor hace algunos años, el que le insistía en ir a citas cuando tenían 15 años, el que le pidió consejos para acercarse a Hinata cuando descubrió que Sakura era sólo un capricho, el que la protegió con su propia integridad cuando ella estaba en peligro en alguna misión, el que la acompañó tantas veces cuando se sentía sola en casa, el que comía su horrible comida y aún así aseguraba que estaba deliciosas… su Naruto.

— ¿En qué piensas? – la voz de su sensei recostado junto a ella interrumpió sus pensamientos.

— Yo… pienso en Naruto… creo que fui muy mala con él. De nuevo.

— Sakura-chan, ya hablamos de esto más temprano. Él lo entiende, y si te hace sentir mejor buscaré un momento para hablar con él.

— Sé que lo entiende… pero yo no. No sé por qué me comporto así, es como si no pudiera controlarlo…

— Viviste un momento… complejo. Y estamos en medio de una misión… el estrés de esas situaciones puede provocar-

— ¿Cree que es estrés? – lo interrumpió la chica.

— Bueno… Yo no soy psicólogo, Sakura. Quizás sea una buena idea que cuando vuelvas a la aldea-

— ¿Qué vaya al grupo de apoyo para víctimas de abuso sexual? – preguntó en voz muerta. Por primera vez poniéndole un nombre a lo que había vivido… abuso sexual.

— Quizás te ayude a entender… - respondió el mayor, tragando duro.

La verdad es que Kakashi no imaginaba a Sakura en ese grupo. Había conocido a algunas chicas que sufrieron abuso o incluso violaciones, sobre todo ninjas en tierras extranjeras, y en más de una ocasión si el convivir con otras mujeres en su misma o peores situaciones, hablando y reviviendo sus pesadillas día tras día no causaba más daño en sus almas que un bien.

Sólo sabía que dichas chicas nunca volvían a ser las mismas… era como verlas marchitarse día a día, aunque no pudiera atribuir el cambio al grupo de apoyo. Quizás se debía a los sucesos en sí, y el grupo sólo los hacía reales.

Kakashi no quería eso para Sakura. No quería ver como la chica llena de vida que conocía desde hace cinco años se marchitaba frente a él. No lo permitiría y estaba seguro de que Tsunade-sama tampoco.

Mierda. Tsunade-sama. El mayor no se había permitido pensar mucho en cuando volvieran a Konoha… Sólo quería largarse cuanto antes de este pueblo maldito, y para eso necesitaba que la misión se llevara a cabo pronto por lo que toda su atención se había centrado en eso.

Sacudió su cabeza alejando los pensamientos de Tsunade-sama cortando su… virilidad. Definitivamente pensaría en eso más tarde.

— ¿Lista para dormir? – preguntó a la joven arropada junto a él. Sakura asintió con su cabeza y el mayor procedió a extenderle su mano, la que fue tomada con agradecimiento por la joven, ya que no tuvo que pedir por ella.

Una vez con sus manos unidas, Kakashi apagó la luz que había iluminado su habitación hasta ese momento y dejó que la oscuridad los abrazara a ambos.


N/A: Y aquí les traigo el tercer capítulo de esta historia. Creo que muchxs se sorprendieron con el capítulo anterior, y ese fue el principal motivo de por qué esta historia tiene categoría M. Espero que entiendan que no soy una experta en el tema, pero quería visibilizar de alguna manera lo que sufre una víctima de abuso y la reacción de sus pares...

Cuéntenme qué les parece todo! Me encantaría leerlxs

Con cariño,

Moonlight.