Todo era una terrible pesadilla; la pequeña casa con jardín en las afueras de Londres, los vecinos muggles que los miraron de mala manera cuando se instalaron, los cachivaches en la casa que ninguno de los dos sabía usar, la otra vecina super emocionada con su llegada. Ron no sabía qué era peor en toda esa situación, mientras que Draco Malfoy miraba todo a su alrededor con aire petulante, era obvio que esa pequeña casa no era ni del tamaño de su habitación en Malfoy Manor, pero debía acostumbrarse a ella sin quejarse.
—Voy a ver las habitaciones —dictaminó el rubio cuando no pudo soportar los chasquidos de la lengua de Ron. Pero es que el pelirrojo estaba al borde del colapso.
—Iré a comprar algo de beber.
—Todavía estás borracho, no beberás hoy —ordenó muy serio, lo cual solo hacia que la sangre de Ron hirviera.
—Beberé cuando tenga ganas, y tú cerrarás la puta boca —gruñó de mala manera el pelirrojo, ante lo cual Draco puso los ojos en blanco antes de resoplar y agregar:
—No entiendo cómo es que Granger te soporta…
Y fue todo, Ron estalló en ira y lo ultimo que supo fue que el rubio se encontraba en el aire retorciéndose de dolor, se tomaba el cuello desesperadamente mientras sus pulmones luchaban porque les ingresara aire. Sin embargo, Ron no reaccionó sino para aumentar su rabia.
—¡No vuelvas a nombrarla! —exclamó, pero Draco no podía oírlo, solo podía luchar por respirar mientras sus labios comenzaban a adoptar un tono violáceo.
Fue cuando los ojos de Draco comenzaron a sobresalir de sus cuencas, cuando Ron se dio cuenta de lo que hacía; lo liberó de la magia que había provocado accidentalmente, debido a su terrible explosión de mal humor, y corrió hacia él. El rubio se sobaba el cuello mientras respiraba desesperado; Ron quiso tocarlo para ayudarlo de alguna manera, pero Draco se alejó rápidamente de él completamente asustado.
—Lo siento, Draco —dijo Ron sincero, pues la ira dio paso a la angustia y el terror—. Estoy pasando por un mal momento y no pude controlarme, perdóname.
—No puedo creer que te hayan enviado a protegerme y casi me matas —dijo entrecortadamente el hombre—. Voy a quejarme con tu jefe.
—Y tienes toda la razón… Yo… Solo perdóname, ¿sí? Prometo controlarme.
—¿Quieres decir que esto podría volver a pasar?
—No, te aseguro que no. —Draco no respondió, obviamente no le creyó una sola palabra, pero simplemente no quería continuar compartiendo el mismo espacio con el pelirrojo.
El rubio subió al piso superior a instalarse en una de las habitaciones según dijo, pero Ron sabía que lo hacía por huir de él. Se lo merecía, claro que se lo merecía, pero aún así dolía saber que la única persona con la que compartiría tiempo y espacio solo quería huir de él. Debía hacer algo para controlar sus emociones, para calmarse a sí mismo antes de que las cosas se le salieran de su control, no quería ni pensar en lo que sucedería si volvía a tener otra explosión como esa. Lo primero que decidió fue dejar de beber, lo mejor era estar con todos los sentidos alerta, no confiaba en sí mismo estando ebrio. Lo segundo que planeó fue hacer la cena, Hermione le había enseñado a cocinar como los muggles, no era fácil, pero sí divertido.
En la nevera encontró los suficientes ingredientes para hacer algo sencillo, después de todo no era tan inútil como todos pensaban, al menos no moriría de hambre en el mundo muggle, podía ser muy bueno en muchas cosas, incluso el idiota de su jefe había aceptado que era el mejor estratega del departamento. Mientras cocinaba elaboraba planes para atrapar a los mortifagos, lo mejor sería usar magia para llamar su atención, pero magia "accidental", solo lo suficiente para que los mortifagos supieran dónde estaban y que a su vez no pareciera que había sido intencional. "Algo como lo que hice ahora mismo", se replicó a sí mismo mientras la cocina se inundaba de un delicioso olor a mariscos. Una cabellera rubia se asomó por la puerta de la cocina, seguramente atraído por el olor, Draco había bajado de la habitación hasta entrar en la cocina luciendo visiblemente curioso y sorprendido.
—¿Ves que puedes crear un buen plan de asesinato? —replicó arrastrando las palabras como de costumbre—. Si vas a matarme mejor que lo hagas con una comida que huele delicioso, aunque no puedo asegurar el sabor, a que lo hagas ahorcándome con magia.
—Ya te dije que lo siento, Malfoy —insistió el pelirrojo perdiendo la paciencia—. Y mi comida es deliciosa, aunque no lo creas. —Draco frunció el ceño—. Hermione me enseñó.
—Me convenciste, Granger siempre ha sido muy capaz.
—Sí, lo parece…
—Si necesitas hablar aquí estoy —dijo el rubio con seriedad—. Aprovecha la oferta, tu vida me importa una mierda, por lo que te aseguro que no voy a escuchar ninguno de tus estúpidos problemas.
—¿Tú salías con Pansy Parkinson, no es así? —La pregunta escapó de los labios del pelirrojo antes de que se diera cuenta que la había formulado. Pero no se le escapó la tensión del rubio ante la mención de su ex.
—Lo hice… Las cosas no funcionaron…
—¿Por qué?
—Ese no es tu jodido problema, Weasley, íbamos a hablar de ti, no de mí y de Pansy.
—¿Ella es buena persona?
—¿Por qué el interés? —inquirió el rubio observándolo muy fijamente, como si quisiera entender lo que sucedía en el cerebro de Ron—. Si debo responder a eso diré que sí, es buena persona. Cometió errores, como yo y muchos otros, pero no tantos de ellos como yo…
—También tomaste buenas decisiones —replicó el pelirrojo, y ambos dieron por finalizada la conversación.
Se sentaron a cenar lo que Ron había cocinado, pero el pelirrojo notaba que cada pocos segundos Draco le dirigía una mirada extraña, seguramente preguntándose por qué Ron había preguntado por Pansy; casi podía ver su cerebro trabajando, realizando teoría tras teoría, una más loca que la anterior, pero sin llegar a nada en concreto. Observarlo tan concentrado distraía a Ron de sus propios pensamientos y teorías, era casi divertido imaginar lo que pasaba por la mente del rubio. Ron enamorado de Pansy; Ron teniendo una aventura con Pansy; Ron pensando si debía matar o no a Pansy… Bueno, este último estaba bastante cerca, pensó por un segundo y soltó un bufido por lo bajo.
—¿Ya enloqueciste? —inquirió Draco.
—Ya falta muy poco —replicó el pelirrojo con sinceridad. Estaba al borde de la locura y no sabía qué hacer para no perder su mente en los próximos días.
—Weasley, si no puedes cumplir con esta misión…
—No te preocupes, seré un profesional —afirmó Ron—. ¿Por qué no te vas a dormir? Ya es tarde.
—¿No necesitas compañía? De verdad parece que necesitas hablar con alguien.
—Prefiero estar solo por hoy, por favor.
Tener que ser amable con Draco era extraño para él, pero si pudieron cenar juntos sin matarse quizá podrían sobrevivir ese tiempo juntos, solo debían comportarse, solo eso.
Despertarse sobrio y sin Hermione a su lado fue terrible; Ron no podía soportar el dolor en el pecho que le indicaba lo real que había sido todo, no podía evitar imaginarse a Hermione junto a él, peinándose tranquilamente mientras esperaba que despertara como cada mañana.
—Que conste que no te desperté, no tienes razón para estar malhumorado. —Era su saludo habitual, él se acercaría a ella, la abrazaría por la cintura y le daría un beso en la mejilla mientras le dedicaba un: "Buenos días a ti también". Ella volvería a verlo sonriendo y le daría un beso en los labios con dulzura—. Te espero abajo para desayunar.
Pero esa mañana no hubo nada de eso, nada del dulce despertar de siempre, solo el vacío en su estómago y la opresión en el pecho. ¿Eso no era la verdadera felicidad? ¿Había sido todo mentira? Era imposible que nada de eso haya sido real, sus besos y caricias, sus charlas a medianoche, los viernes de películas muggles que él nunca entendía, los sábados de paseos, los domingos de almuerzo en casa de sus padres. Eso no podía ser mentira, era simplemente imposible.
Ron bajó a desayunar envuelto en melancolía y mal humor, pero nunca se imaginó encontrar la cocina tan desastrosa como si un tornado hubiera pasado por el lugar, y con un terrible olor a quemado que no sabía de dónde venía.
—¿Qué demonios? —inquirió entrando en el desastroso sitio, encontrando a un pálido Draco Malfoy dentro.
—Yo… Yo creí… Creí que podría cocinar. —El rubio se encontraba totalmente asustado por lo que había ocasionado.
—¿Cómo pensaste semejante tontería? ¡No sabes nada de la vida muggle! —gritó Ron sin importarle el estado en el que se encontraba Draco, quien temblaba incontrolablemente.
—Es que tú lo hiciste tan fácil ayer…
—En primer lugar, Hermione me enseñó; en segundo, aunque tú y casi todo el mundo mágico lo crea, no soy un idiota. —La voz del pelirrojo iba en aumento con cada palabra pronunciada.
De nuevo su mal humor estalló, y la magia accidental se hizo presente: el fuego se avivó y casi quema a Draco en el brazo debido a su cercanía con la cocina. Por suerte, Ron se dio cuenta a tiempo y logró apartarlo de las llamas. El rostro de Malfoy se había quedado sin color, al igual que sus labios debido al susto producido por el hombre.
—¡Dijiste que te controlarías y no intentarías matarme! —exclamó desesperado.
—Al menos deberías ayudarme, no eches más leña al fuego, con un demonio. —Fue entonces cuando una especie de lluvia suave se materializó en la cocina apagando así el fuego y dejándolos empapados hasta los huesos.
—Weasley, necesitamos hablar —dijo Draco resuelto, mientras temblaba de frío y terror—. No podemos continuar así, vas a contarme tus putos problemas y resolver la situación, no quiero morir, no quiero que salga mal está estúpida misión, quiero volver completo a mi casa, ¿está claro?
—No quiero hablar contigo…
—Pues qué pena por ti, pero aquí solo estamos tú y yo. O hablas conmigo o soy yo el que te mataré primero. Voy a ducharme, cambiarme y bajaré a desayunar, tú limpia este desastre.
—¡El desastre lo hiciste tú! —exclamó Ron, pero Draco lo ignoró como un profesional, siguió su camino como si nada—. ¡Matarte es mejor idea! —gritó, pero Draco simplemente cerró la puerta de su habitación con fuerza, dejando al pelirrojo con todo el desastre frente a él.
Fin del capítulo! Espero que lo hayan disfrutado! Este fic pronto comenzará a ponerse interesante, pretendo que tenga muchísimo Lemon y para eso comience no falta mucho! Así que esperenlo.
Les mando mil besos!
