Resumen: Todos los nobles y hombres poderosos de Francia se apresuran a enviar a sus hijos a Versailles tras el anuncio de que la hija única del monarca va a elegir a su próximo esposo, pero uno de los pretendientes no está muy feliz de estar ahí.

Notas:

1) Los Personajes no me pertenecen, son propiedad de ZAG Heroes, y los créditos son de Thomas Astruc y su equipo.

2) Este fic está realizado sin fines de lucro, solo por diversión.

3) Puede contener Spoilers de lo que ha aparecido en la cuarta temporada y de los especiales.

OCURRIÓ EN VERSAILLES

CAPÍTULO 3

Galería de los Espejos

Poco después

A pesar de la amargura que sentía sobre su presencia en Versailles, Adrien sabía cuál era su deber y lo que su padre estaba esperando de él. Esa tarde realmente se había esmerado en su apariencia y se había puesto sus mejores ropas para esa presentación. Incluso si no lograba cumplir las órdenes de su padre, tenía que al menos hacer el esfuerzo para que Gabriel no se enfureciera con él.

Una vez que llegó a la sala donde todos los pretendientes esperaban pasar a la galería de los espejos y ser presentados a la familia real, Adrien notó que los otros muchachos llevaban algo en la mano, al parecer dos pequeños pergaminos con varios sellos colgando de ellos.

-Plagg, ¿qué es eso?- dijo Adrien sintiendo un poco de pánico, creyendo que había olvidado algo.

-Son cartas de presentación- le dijo Plagg entregándole un solo pergamino con un solo sello- tienen dos por que son sus títulos de nobleza. Tú solo necesitas la carta de presentación. Aquí tienes-

El muchacho asintió tomando la carta y respiró hondo mientras que Plagg lo dejaba con los otros pretendientes para regresar a sus apartamentos al igual que el resto de los sirvientes.

-Sus Majestades y Madame Royale los recibirán pronto- dijo el paje golpeando el suelo y llamando su atención.

Adrien suspiró y miró al resto de los pretendientes mientras esperaban. Algunos parecían estar midiendo voluntades, diciendo en voz alta que no tendrían ningún problema en conquistar a la princesa. Alcanzó a ver en el grupo al duque Luka Couffaine e hizo lo posible por evadirlo, no le apetecía una repetición de lo sucedido la noche anterior. El duque era bastante amable pero Adrien no estaba de humor.

-Parece que viste un fantasma, mon pote- dijo una voz junto a él.

El joven se volvió para ver a otro muchacho moreno de su edad con amables ojos de un extraordinario color dorado. Como todos los demás pretendientes, este joven estaba lujosamente e impecablemente vestido y llevaba dos pergaminos con varios sellos, como el resto.

-No es nada- dijo Adrien en voz baja, buscando una manera de alejarse de él. Plagg le había sugerido que no hiciera amigos entre los pretendientes porque todos tratarían de tumbarlo o dejarlo mal parado para conquistar a la princesa ellos mismos.

-Tú tampoco quieres estar aquí, ¿eh?- dijo el muchacho de pronto. Adrien se volvió a él tan rápido que su cuello le dolió.

-¿Qué fue lo que dijiste?- dijo el rubio extrañado.

-No es nada- dijo el otro joven bajando la mirada como si dudara un momento antes de agregar- solo que me da gusto saber que no soy el único que fue forzado por su familia a venir aquí-

El rubio parpadeó sin saber si confirmar o negar lo que el joven acababa de decirle. No podía ser cierto, había otra persona que no quería estar ahí. Mantuvo su mirada esta vez y sonrió levemente.

-Menos mal que no soy el único- dijo extendiendo su mano hacia él- soy Nino Lahiffe, conde de Provence-

-Yo soy… Adrien Agreste- dijo el rubio tomando su mano. Seguramente no sería tan malo hacer un amigo, sobre todo si ninguno de los dos deseaba competir por la mano de la princesa. Claro, si lo que Nino le había dicho era verdad y realmente no planeaba continuar como pretendiente.

"No hagas amigos entre los pretendientes, no confíes en ninguno", le había advertido Plagg, y hasta cierto punto sabía que tenía razón. Entendía que la mayoría de los pretendientes estarían ahí no por amor a la princesa, sino por razones políticas y por la gran influencia y poder que tendrían si llegaban a ganar. ¿No hacer amigos? Pfff… él no tenía amigos, eso iba a ser fácil, aunque no le molestaría tener un amigo y ese joven moreno no parecía ser tan malo.

Nino iba a decir algo más cuando el paje volvió a golpear el suelo y abrió la puerta de la galería de los espejos.

-La familia real los recibirá ahora- dijo el paje desenrollando un pergamino para comenzar a leer los nombres de los pretendientes- Luka Couffaine, duque de Aquitania…-

Al escuchar su nombre, el chico de la noche anterior comenzó a caminar hacia el frente y entró a la Galería de los Espejos. Adrien no alcanzó a ver qué sucedía en el interior pero unos segundos después el paje continuó.

-Xavier Yves, conde de Nice- continuó el paje.

Uno de los chicos rubios que habían estado midiendo voluntades y pavoneándose unos momentos antes se dirigió al frente y también cruzó hacia la Galería de los Espejos. No sabía porqué, pero no le gustaba ni un poco la actitud de ese sujeto.

-Nino Lahiffe, conde de Provence-

Nino le dio una palmadita en el hombro a Adrien antes de pasar al frente con una expresión resignada antes de entrar a la Galería de los Espejos. Así uno por uno fueron siendo llamados y pasaron a presentarse ante la familia real. Adrien tenía la sospecha de que lo que habían dejado al final a propósito porque era el único que no tenía un título. Finalmente se dio cuenta de que sí había otra joven sin título a quien llamaron justo antes que él.

-Adrien Agreste- dijo el paje cuando solamente quedaba él.

Tras respirar hondo, Adrien caminó hacia la Galería de los Espejos, donde su predecesor hacía una reverencia delante de la familia real, quienes se encontraban en el centro de la impresionante galería, justo frente a la puerta del antiguo dormitorio de Luis XIV. Abrumado por el magnífico salón, Adrien tragó saliva y comenzó a caminar hacia ellos concentrándose en no tropezar y hacer el ridículo delante del rey de Francia.

Cada paso que daba resonaba en el espacio vacío de la Galería. Podía sentir un poco de calor ya que los rayos del sol entraban por los magníficos ventanales y se reflejaban en los espejos, dándole un aspecto asombroso a la enorme sala.

Finalmente Adrien se detuvo frente a la familia real, cerró sus puños e hizo una reverencia sin siquiera mirarlos al mismo tiempo que entregaba su carta de presentación a un paje. Cuando levantó la vista, pudo ver al rey y la reina sonriéndole amablemente con una expresión que le provocó una extraña calidez en su corazón.

"Vaya, no son para nada como me los había imaginado", pensó Adrien mientras hacia una reverencia a cada uno de ellos.

Después sus ojos se volvieron a la princesa y…

"Oh, no", pensó él sintiendo un vuelco al ver a la hermosa mujer delante de él. No solo estaba con la princesa, sino con sus damas de compañía, pero no había duda de quien de las jóvenes delante de ella era Madame Royale. La princesa era una joven bajita, de cabellos oscuros e impresionantes ojos azules enmarcados por hermosas pestañas y una constelación de pecas adornando sus mejillas perfectamente visibles desde el punto donde se encontraba.

Adrien se quedó paralizado por un momento como un venadito frente a las luces, tragando saliva de nuevo y jugando con su anillo entre sus manos. De pronto el anillo se resbaló de sus manos temblorosas y rodó por el suelo hasta detenerse contra el pie derecho de la princesa, causando algunas risitas entre todas las damas de compañía. El muchacho se ruborizó hasta la raíz del cabello y estuvo considerando seriamente salir corriendo de ahí y hacer como si nada hubiera sucedido, pero un paje recogió el anillo del suelo y lo puso en manos de la princesa, quien sonrió y se acercó a él para entregárselo.

-Lo… lo siento tanto, su Alteza- dijo Adrien nerviosamente. ¿Qué había hecho? ¿Se había sentido insultada por eso?¿Era traición lo que acababa de pasar?¿Lo castigarían enviándolo a la Bastille?

-Está bien, monsieur, le pasa a cualquiera- dijo la princesa en voz baja con una sonrisa que hizo que sintiera calorcito en su pecho. ¡Dios! Hasta su voz sonaba como música para sus oídos. ¿Por qué el destino lo torturaba de esa manera?

La princesa puso el anillo en su mano y por un momento sintió su piel sobre la suya, causándole un escalofrío. Se olvidó de respirar y tardó unos segundos en responder, volviendo a la realidad con una risita de una de las damas de compañía.

-Gracias… y lo siento de nuevo- dijo el rubio sintiendo sus mejilla arder antes de volver a hacer reverencias a ella y a sus padres para poder finalmente salir de la Galería de los Espejos caminado a paso acelerado, como si lo estuvieran persiguiendo.

Una vez afuera, los otros pretendientes lo miraron como si le hubiera salido un tercer ojo en la frente, murmurando entre sí pero Adrien no estaba escuchando. Apretó su anillo en la mano antes de deslizarlo en su dedo. Vio la salida hacia los jardines y comenzó a caminar en esa dirección, pensando en tomar un poco de aire fresco después de lo que había pasado. Iba caminando entre los pretendientes tratando de salir de ahí cuando uno de ellos lo tomó de los hombros y lo empujó contra la pared.

-Ugh…-

-Vaya, vaya- dijo uno de los pretendientes que Adrien identificó como Xavier Yves- ¿pueden creer que un simple burgués se atrevió a venir? Deberías hacerte a un lado si sabes lo que es bueno para ti…-

Tras salir de su sorpresa, Adrien frunció el entrecejo y trató de soltarse, pero el hombre parecía hundir sus dedos en sus hombros.

-¡Hey!- comenzó a decir Nino, pero fue finalmente Luka quien se lo quitó de encima de un empujón.

-¡Basta! Déjenlo en paz- dijo el duque- más respeto porque, de acuerdo a las reglas, cualquiera de nosotros podría llegar a ser el futuro rey-

Xavier Yves gruñó.

-A un lado, Luka- dijo el conde empujándolo a un lado- esta basura no me preocupa por que yo soy quien me casaré con la princesa Marinette-

Adrien lo siguió con la mirada con los ojos entrecerrados pero no dijo nada más. Iba a irse también cuando Luka lo llamó.

-No lo escuches- dijo el duque- ninguno de nosotros tiene más oportunidad que el otro aquí, los títulos de nobleza solo nos ayudaron a pasar por la puerta-

Pero nuevamente a Adrien no le interesaba hablar con él, así que se sacudió su mano y caminó hacia la salida hacia los jardines con un gruñido mientras se frotaba la frente. ¡Sabía que era un error estar ahí! ¿En qué había estado pensando su padre, enviándolo a la boca del lobo? No tenía título, no era noble y jamás sería considerado como un digno pretendiente. Esa hermosa mujer estaba muy, muy lejos de su alcance.

Sin poder entender por qué Adrien estaba tan molesto, Luka se encogió de hombros sin decir nada más, pero Nino corrió tras él.

-Hey, ¿qué fue eso?- dijo Nino al alcanzarlo- Luka solo estaba siendo amable-

Adrien lo sabía, pero todo eso estaba mal. ¡Él debería estar en Val du Loire, cortejando a Kagami como estaba planeado, no perdiendo su tiempo en Versailles y siendo humillado por todos! Sabía que había sido una pésima idea.

-Lo siento, Nino, tengo otras cosas en qué pensar- dijo el rubio antes de apresurarse a buscar a Plagg.

x-x-x

Bassin du Dragon, Jardines de Versailles

Poco después

Al terminar la recepción de los pretendientes, Marinette y sus damas de compañía salieron a pasear a los jardines, al estanque del dragón que tanto le gustaba. La princesa reía mientras que sus damas chicas comenzaban a charlar animadamente de los pretendientes que habían conocido unos momentos antes. Una joven sirviente llamada Liiri las seguía por todos lados llevando consigo una sombrilla para protegerla del sol.

-Oh Dios, el duque Luka es taaaaaan apuesto y galante- dijo Rose con una sonrisa- ¿vieron cómo miraba a madame?-

-¿Viste a ese chico?¿El moreno?- dijo Alix con una sonrisa traviesa- él sí que parecía más interesado en Alya que en madame Marinette-

-No digan tonterías, chicas- dijo Alya rodando los ojos antes de volverse a Marinette- ¿y qué piensa usted, madame?-

-Yo creo que sí, ese conde Nino de Provence parecía más interesado en ti- respondió la princesa.

Las chicas se echaron a reír a expensas de Alya, incluso Liiri casi deja caer la sombrilla por estar riendo. Al verla levantar apenada la sombrilla, Marinette le hizo una seña para que la bajara y le pasó un vaso de agua fresca.

-Deja la sombrilla y descansa un poco, Liiri- dijo Marinette antes de volverse a las chicas- ya no molesten a Alya, la verdad es que ese muchacho sería un buen partido-

-El cuarto pretendiente es demasiado viejo- dijo Aurore haciendo una mueca de desagrado- escuché que tiene cincuenta y ocho años. ¿Qué se piensa?-

Las muchachas volvieron a reír de buena gana. Marinette tomó asiento en el borde del estanque de Neptuno y sonrió. Otra sirviente se acercó a pasarles una bandeja con bebidas frescas. Alya tomó una y se la dio a la princesa.

-Y ese último pretendiente que tiró su anillo a sus pies, madame- observó Mylène con una risita- ¿creen que lo hizo a propósito?-

-No creo que lo haya hecho a propósito, se le veía tan nervioso- observó Juleka recordando- era el hijo de un burgués, y seguramente era su primera vez en la corte-

-Y también parecía un poco triste- estuvo de acuerdo Rose- ¿vieron su expresión?-

Marinette ya no estaba escuchando a esas alturas porque algo la distrajo. Vio al duque Luka caminando del otro lado de la calzada frente a la Bassin de la Pyramide acompañado de su administrador. La verdad era que se veía magníficamente apuesto esa tarde con el fondo de la hermosa fuente. La princesa no pudo evitar sonreír al verlo. El joven captó su mirada y se inclinó respetuosamente antes de continuar su camino mientras la mayoría de las chicas debajo escapar grititos emocionados.

-Oh, parece que madame ya tomó su decisión- dijo Alix nuevamente.

-Claro que no, saben bien que todos los pretendientes tendrán una oportunidad justa- dijo una voz detrás de ellas. Tikki había llegado acompañado de otro hombre elegantemente vestido, quien parecía ser uno de los controladores del palacio- es hora de su lección de música, madame-

-Pero Tikki…- dijo Marinette haciendo una mueca.

-Vamos, son órdenes de sus majestades- dijo Tikki antes de volverse a Alya- monsieur Trixx te acompañará a revisar a los primeros pretendientes-

-Claro, gracias madame Tikki- dijo Alya mientras que el aludido le ofrecía el brazo y le guiñaba el ojo. A pesar de ser un hombre importante en la corte, Trixx había trabajado en el pasado para el padre de Alya y era una persona de confianza para ella.

Alya tenía una misión muy importante: como dama de compañía principal de la princesa Marinette, ella revisaría a los pretendientes para que no se colara ninguno que pudiera hacerla sentir incómoda durante el cortejo. Normalmente se le daba esa tarea a una mujer casada, pero la mejor amiga de la princesa tenía un agudo sentido y los reyes confiaban en ella.

Mientras tanto Marinette siguió a Tikki de regreso al palacio para sus lecciones de música. Su institutriz la miró de reojo con una sonrisa.

-Vamos, es tu última lección en los siguientes días- dijo la mujer mayor- ya tendrás tiempo de concentrarte en tus pretendientes-

-Lo sé- dijo Marinette antes de entrar al palacio por un a puerta lateral detrás de una estatua: un pasaje secreto que solo ella y Tikki conocían. Versailles estaba lleno de ellos y muy poca gente sabía de su existencia, así que estaría segura navegando por esos pasajes.

x-x-x

Petie Venise

Al mismo tiempo

Adrien encontró finalmente a Plagg en el canal llamado la pequeña Venecia, en el otro extremo de los jardines, admirando las góndolas que iban y venían por las aguas. A pesar de su seriedad, Plagg caminó hacia él y luego lo acompañó de regreso al palacio.

-¿Y bien?¿Cómo te fue en la presentación?- dijo él y alzó las cejas al verlo palidecer.

-Un desastre- dijo Adrien entre dientes- estaba tan nervioso que dejé caer mi anillo a los pies de la princesa. Seguramente ella y sus damas deben estar burlándose de mí en estos momentos-

-No creo que sea tan grave- dijo Plagg caminando junto a él con los brazos en la espalda- por lo que aprendí desde que llegamos, la princesa tiene buen corazón y es amable. He estado escuchado cosas en el palacio…-

-No me sorprende- dijo Adrien alzando las cejas con curiosidad. Sabía que Plagg era un experto averiguando cosas por que podía pasar desapercibido fácilmente- ¿qué fue lo que averiguaste?-

-Parece que el duque Luka, a quien conociste ayer, conoce a Madame Royale desde hace muchos años y lleva la delantera- dijo Plagg.

-Eso es excelente- dijo Adrien- entre más pronto termine esto, más pronto podé regresar a Val du Loire con la marquise Kagami. ¿Qué más escuchaste?-

Los dos rodearon una de las enormes fuentes, le char d'Apollon, y continuaron su camino hacia el palacio. Sentían el aire fresco en sus rostros a pesar del sol de la tarde.

-Mientras estés en Versailles debes de tener cuidado con la duquesa Bourgeois y madame Rossi, hija del embajador italiano- continuó diciendo Plagg, esta vez bajando la voz al ver que algunos de los pretendientes estaban cerca, paseando por los jardines- según lo que escuché, ambas son dedicadas enemigas de la princesa-

-Notado- dijo Adrien sin muchas ganas.

-También supe que madame Césaire, la principal dama de compañía de la princesa, es quien revisará a los pretendientes antes de tener una audiencia con ella- explicó Plagg.

-Entonces, ¿a ella es a quien tengo que convencer que me envíe a casa?- dijo Adrien.

-Esa es una manera de verlo- dijo Plagg seriamente mientras sacudía la cabeza- pero creo que tu padre se enteraría de eso-

-Ugh…- dijo Adrien. Si su padre se enteraba, seguramente se enfurecería con él. No pasó mucho tiempo cuando llegaron a la entrada del palacio- ¿al algo más que deba saber?-

-Sí, solamente dos cosas más- dijo su tutor deteniéndolo por un momento para mirarlo a los ojos- mientras estés aquí, intenta disfrutar un poco estar en la corte, y la libertad que eso te puede dar-

-No tengo libertad, Plagg- dijo el rubio.

-Al menos piensa que estás lejos de tu padre- continuó Plagg- la otra cosa, deberías escribir a la marquise Kagami y decirle la verdad, que tu padre te obligó a venir a cortejar a la princesa. Porque noté que no le has dicho toda la verdad, solo le dijiste que venías a París-

Adrien gruñó en voz baja.

-Le voy a escribir, pero no quiero hacerla sentir mal diciéndole eso- dijo el rubio- entre más pronto la princesa me rechace, más rápido podré volver a su lado-

Plagg suspiró resignado y acompañó a su pupilo hacia el interior del palacio.

x-x-x

Orangerie

Más tarde

Faltaba un poco para que oscureciera, pero en esos momentos Alya estaba cumpliendo con su deber de examinar a los pretendientes de Marinette. Esa vez estaba entrevistado al gran favorito, Luka duque de Aquitania. Pasar tiempo en compañía del joven no era para nada desagradable, al contrario. Era un hombre atento y caballeroso.

-Mmm…- comentó Luka- esta es una de mis áreas favoritas en el palacio-

-¿Y porque es eso, monsieur?-

-Por el aroma- sonrió Luka- siempre me ha gustado el aroma de los naranjos. Y porque fue aquí cuando vi por primera vez a Madame Royale-

-Oh, ¿fue por eso que sugirió este sitio?- preguntó Alya.

-Así es- dijo Luka con una sonrisa.

Los dos siguieron caminando entre los árboles por un poco más de tiempo antes de que Alya se volviera hacia él para preguntarle.

-¿Y cómo está su madre?- dijo la pelirroja- confío en que su salud siga siendo tan buena como siempre-

-Así es- dijo Luka- mère estará pronto con nosotros, dijo que quería aprovechar la oportunidad de visitar a mi hermana, pero no quería dejar Poitiers mientras yo estuviera aquí-

-Ya veo- dijo Alya. Caminaron un poco más para salir de la Orangerie y dirigirse al Parterre du Midi, seguidos todo el tiempo por Trixx a unos metros de distancia- dígame algo, ¿qué piensa de los otros pretendientes?-

Luka bajó los ojos.

-No creo que mi opinión sea importante, madame- dijo él sacudiendo la cabeza- sobre todo porque no quiero que mi opinión parcial vaya a influir en sus decisiones futuras-

-No lo hará- dijo ella- quiero saber si hay alguno de cuidado-

-Si tuviera que decidir por uno, diría que el conde de Nice-

-¿Xavier Yves?-

-El mismo- dijo Luka seriamente- yo mismo fui testigo de que fue muy grosero y agresivo con monsieur Agreste, burlándose de él por no ser noble…-

Alya asintió, haciendo la nota mental de pedir a Trixx que enviara a alguien a vigilarlo. Ahora que lo pensaba, con su pomposa actitud no le causó tampoco una buena impresión. No charlaron mucho más y ambos caminaron de regreso al palacio.

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Mansión de la marquise Tsurugi

Al día siguiente

Longg no sabía que pensar de la situación en la que su joven ama se encontraba en esos momentos. Kagami había sido cortejada por varias semanas por el joven Agreste, el único hijo de un burgués sin título pero bastante bien acomodado. Era guapo, galante y parecía ser bastante bien intencionado. No importaba, su joven ama parecía estar perdidamente enamorada de él.

Una hora antes había llegado una carta de parte de Adrien desde París y eso hizo que la chica saltara de emoción y se apresurara a responder la carta.

-¡Longg!- dijo Kagami sacándolo de sus pensamientos.

-Oui, madame- dijo el aludido.

-Ten, ya terminé la carta- dijo ella entregándole una carta sellada- quizá sea buena idea que se la entregues a monsieur Gabriel Agreste, seguramente él también le escribe a Adrien en París-

-Por supuesto, es una excelente idea- sonrió Longg tomando la carta y mirándola sospechosamente- espero que no haya escrito nada que no deba-

-No, por supuesto que no- dijo ella parpadeando y ruborizándose levemente- ya sabes que no haría nada así-

-Lo sé, madame- dijo Longg divertido antes de inclinarse levemente- si me disculpa, voy a salir a entregar esta carta, esperemos que llegue a tiempo para que Adrien reciba esta carta mañana mismo-

La sonrisa de Kagami se amplió aún más. Con una sonrisa enternecida también, Longg salió del estudio de la marquise y de la mansión para subir a su caballo dirigiéndose a la mansión Agreste, a donde llegó en apenas algunos minutos de galope.

Cuando llegó a la mansión, Longg bajó de su caballo y, sin soltar las riendas, entregó la carta al ama de llaves, madame Sancoeur, quien fue quien le abrió la puerta ese día.

-Bonjour, madame- dijo el recién llegado- mi ama, madame la marquise, me ordenó que le trajera esta carta para el hijo de monsieur Agreste-

-Ah, por supuesto- dijo Nathalie después de dudar unos segundos- yo me encargaré de que el hijo de monsieur Agreste la reciba de inmediato-

Longg asintió dándole las gracias y subió a su caballo para regresar a la mansión de la marquise. No tenía idea de que Nathalie no tenía ninguna intención de enviar la carta a Versailles, sino que se la entregó a su amo, quien la quemó en el fuego de la chimenea después de leerla.

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CONTINUARÁ…

¡Hola a todos! Espero que les esté gustando esta historia. Por fin Adrien conoció a la princesa pero las cosas no salieron tan bien como esperaba. También conoció a Nino y parece que no le cayó nada mal. Por su parte, Marinette tiene una clara preferencia por Luka pero todos los pretendientes tienen una oportunidad justa.

Vayan al fic de Misao-CG, quiero que sufran conmigo.

Muchas gracias a todos por seguir leyendo y por sus reviews. Nos leemos pronto.

Abby L.