Jisung no podía quejarse mucho, al menos habían elegido una canción para realizar, el problema ahora era que el imbecil volvía a discutirle por todo. El rubio no aguantaba más a este chico.

—¡Sigues sin pillarlo! — grita Minho, mirando como el rubio se había vuelto a perder en el ritmo.

—Podría hacerlo bien si me explicaras bien lo que tengo que hacer. — contratacó Jisung.

—Pero si te lo he explicado ya quinientas veces, ¡presta atención! Un, dos tres, un dos. — Minho contaba el ritmo, lentamente, mientras bailaba, marcando exageradamente los movimientos. — Pam, pam. ¿Lo pillas? — el castaño le miró con rabia por el espejo.

—No soy imbécil. — Jisung rueda los ojos, volviendo a posicionarse.

—Algunas veces lo aparentas.

—¡Retira eso! — la paciencia del rubio llega hasta un límite, y el chico estaba haciendo que el agua desbordara del vaso. Encara al castaño mirándolo con rabia.

—¡Oblígame! — Minho también le mira, retándole.

—Voy a borrar esa estúpida sonrisa de subidito de tu cara.

—No creo que lo logres.

El timbre suena, interrumpiendo la discusión de los dos chicos. Ninguno de los dos se mira más mientras recogen sus pertenencias lo más rápido que pueden para salir del aula. Jisung sale el primero, andando que parecía que saltaban chispas a su alrededor. Tenía tiempo libre a si que se fue a su aula favorita.

Sabía que esta aula siempre estaba vacía, nadie impartía clases aquí, estaba prácticamente abandonada, ni siquiera las personas de la limpieza pasaban para limpiar, por eso el rubio se tomó la libertad de limpiarla y hacer que fuera como "su habitación" en la universidad. Podía venir las veces que quisiera, nadie le buscaría aquí, está ubicado bastante lejos de las demás clases y parecía que nadie sabía de la existencia de esta aula.

Jisung abrió las cortinas, permitiendo que los rayos de luz se colaran por la ventana, la cual abrió un poco para que corriese un poco de aire. Respiró profundamente, intentando relajar su cuerpo. Estar con el castaño le hacía enfurecer demasiado.

Apoyó su espalda en el cristal, mirando el aula. Era bastante espaciosa, el suelo de madera perfectamente limpio, ya que el rubio se había colado en los armarios de limpieza para coger varios productos, escobas y fregonas para poder limpiar bien la sala. El cristal que adornaba toda la pared de esquina a esquina no tenía ninguna marca de manos o sudor a diferencia de los cristales de las aulas de ensayo. Y en una esquina un piano de cola negro.

Se había sorprendido de que sonara tan bien viendo que estaba repleto de polvo cuando llegó, con suerte no había afectado a los mecanismos del instrumento y sonaba como si fuera nuevo.

Se acercó al piano, sentándose en el banco, sus dedos repasaron las teclas lentamente. Cerró los ojos y colocó gentilmente sus dedos en una posición conocida. Sus dedos y el pie del pedal empezaron a moverse, creando una suave melodía.

It's nine o'clock on a saturday, regular crowd shuffles in. There's an old man sittin' next to me, makin' love to his tonic and gin — Jisung empieza a cantar, una de sus canciones favoritas, Piano Man de Billy Joel, — He says: "Son can you play me a memory?", I'm not really sure how it goes. But it's sad and it's sweet and I knew it complete, when I wore a younger man's clothes — los ojos del rubio estaban cerrados, cantando con toda la pasión que puede, concentrado en su canción. Notando como su cuerpo se destensa, y disfruta de esa sensación.

Suspiró una vez que tocó la última nota. Su cuerpo se notaba mucho más relajado. Era en estos momentos en los que agradecía saber de la existencia de esta aula. Podía venir las veces que quisiera que se sintiera agobiado, cabreado o triste. No necesitaba nada más.

Tiró la cabeza hacia atrás cerrando sus ojos, tomó otra respiración antes de levantarse y mover todo su cuerpo y sus músculos. Cogió en su mochila un pequeño altavoz portátil que siempre llevaba, la única diferencia de esta aula y las demás es que no tenía un equipo de altavoces donde poner su música, pero no podía quejarse. Conectó su móvil y eligió la canción que estaban trabajando hacia unos minutos los chicos.

Jisung se puso en frente el espejo, mirando fijamente su reflejo, intentando recordar los movimientos que el castaño le había enseñado malamente. El rubio sería el que empezara a rapear el principio, y el baile que había elegido Minho no era especialmente fácil para aprenderse en apenas una hora.

Los movimientos eran rápidos, recuerda como el castaño no paraba de mover los pies sin parar, y no hablemos del torso y brazos. Jisung juraba que iba a tener una agujetas enormes a la mañana siguiente.

Jisung se enforzaba, pero casi podía jurar escuchar la voz de Minho en su cabeza riñéndole porque los brazos no habían subido al ángulo querido, que había perdido un tiempo, o que esa no era la correcta posición de sus pies. Suspiró, mientras se acercaba a su móvil para volver a reproducir la canción desde el principio.

El rubio se había pasado toda su hora libre practicando la maldita canción. Su cuerpo le empezaba a doler, pero al fin dominó esas partes que parecían imposibles. Solo rezaba que Minho no hiciera el baile todavía más difícil.

Jisung no era un mal bailarín, lo contrario, era muy bueno, pero Minho tenía un don para el baile, era uno de los miembros más reconocidos de la universidad. Hyunjin, Felix y él eran conocidos como el equipo danceracha, nombre que le habían puesto los demás estudiantes al verles bailar. Le cabreaba un poco al rubio, ya que él y sus amigos Changbin y Chan habían estado creando canciones y rapeando desde la secundaria, y habían elegido llamarse 3racha después de una noche con unas cervezas de más, les había parecido gracioso el nombre de esa salsa picante.

Suspiró mientras recogía sus cosas y salió del aula. No había nadie en este pequeño pasillo no conocido por los demás estudiantes. Se dirigió al comedor, donde sus amigos ya estaban sentados en su mesa habitual, cogió el almuerzo que servían ese día y se sentó con ellos.

—Dichosos los ojos que te ven.— habla Chan, mirándole con gracia. — Pensábamos que habías muerto.

—¿Por que lo dices? — pregunta extrañado Jisung mientras empieza a comer los macarrones de queso de su plato, sin duda uno de los mejores platos que hacen en el comedor.

—Minho salió al patio echando chispas, era obvio que habíais discutido, no te vimos en toda la hora, pensábamos que te habría arrancado las tripas o algo. — explicó Changbin. — Cuando le preguntábamos dónde estabas no nos decía nada. ¿Donde has estado?

Jisung rueda los ojos. — Es imbécil... — mastica sus macarrones con rabia mientras mira la mesa en su diagonal, ahí está, el castaño comiendo con sus amigos, con su rostro como siempre, serio, cabreado, malhumorado. — He estado en mi sala, necesitaba tiempo.

Sus amigos sabían que muchas veces Jisung se iba a esa aula vacía para estar tranquilo y relajarse, estaban acostumbrados a que desapareciera durante horas, algunas veces incluso apagaba su teléfono y era imposible contactar con él. Pero ahora que tenía que trabajar con Minho tenían miedo por su pequeño amigo, el castaño no tiene fama por tener paciencia y ser amable.

—Al menos vives un día más.

—Lo que tú digas, Bin. — el rubio decide ignorar a su amigo y seguir comiendo lo que le queda en su plato.

Maldito Lee Minho. Maldito profesor que decidió que sería buena idea que trabajasen juntos.

.

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La alarma sonaba, Jisung estiró con pereza su mano y pulsó el botón de su móvil, la alarma volvería a sonar en unos minutos.

Ojalá despertar fuera como todas esas historias cliché, ¿verdad? El o la protagonista se despierta con el sonido agradable de su alarma sonando, unos pequeños rayos de sol pasan por su ventana, haciendo que abra poco a poco los ojos y se levante con un "Hoy va a ser un buen día", con su cara perfectamente limpia y bonita, su pelo bien peinado y hasta un pijama bien colocado, su habitación de colores claros perfectamente ordenada.

Pero esta no es una de esas historias, el despertar de Jisung es como cualquier despertar común. Su habitación no era grande de colores cálidos, sus paredes eran color azul mar, su cama estaba completamente deshecha por todas las vueltas que había dado durante la noche, y sin duda su habitación no olía bien, ya que duerme con sus dos gatos y esa noche uno de ellos utilizó el arenero con emergencia. Jisung no había tenido fuerzas ni ganas de levantarse a las 5 de la mañana para limpiar lo que fuera que hubiesen hecho en esa caja de arena, ya lo haría por la mañana, por lo que ahora su habitación apestaba a caca de gato. ¿Quien no quiere levantarse así?

Su pelo estaba revuelto en todas las direcciones y su cara con marcas de la almohada. En el momento en el que el rubio se relajó para dormir cinco minutos más, su alarma volvió a sonar, haciendo que gruñera al móvil.

Además, Jisung tenía un iPhone, no se despertaba por la mañana con una dulce melodía como los usuarios de Android, no, era un ruido tan horrible que parece que le estaban pegando martillazos en la cabeza para que se levantara de una puta vez.

Con pereza, abrió los ojos mientras miraba las últimas notificaciones de su móvil. Le daba hasta pereza abrir los chats que tenía sin contestar, revisó publicaciones y historias de instagram, algunos tiktoks, hasta que se dio cuenta de la hora que era. Tenía que apurarse si no quería llegar tarde.

—Alexa, — llamó a su dispositivo — pon mi lista de spotify.

La música empezó a sonar en los pequeños altavoces del aparato, no tenían una calidad excelente pero hacían su función, sin ganas de nada se levantó mirando a sus dos gatos. Uno estaba todavía dormido en los pies de su cama, y la otra gata estaba dormida en la silla de su ordenador. Saludo a ambos con una sonrisa y un beso en sus pequeñas cabezas mientras su cuerpo empezaba a moverse al ritmo de la canción. Si, sin duda despertar con música era la mejor opción.

Se vistió con la ropa que había dejado la noche anterior preparada, abrió la puerta dejando que sus gatos salieran con él. Se dirigió a la cocina para ver que el desayuno y las pastillas diarias de su abuela todavía seguían intactas, algunas veces se olvidaba de dejarle listo todo a su abuela por la noche y tenía que levantarse a mitad de la noche para ponerlo.

Puso su desayuno a preparar, y mientras se hacía fue al baño para lavarse la cara. Lavarse con agua fría nunca le parecía una buena manera de despertar, le ponía de mala hostia, pero el agua caliente tardaba bastante tiempo en salir. Se lavó la cara rápidamente y se puso su crema hidratante para que no le quedara la piel reseca. Sus ojos picaron cuando se puso las lentillas, tenía demasiado sueño y le pesaba todo el cuerpo debido que estuvo durante horas practicando el maldito baile.

De vuelta a la cocina, revisó el comedero y el bebedero de sus gatos, tenían comida y agua de sobra para el resto de la mañana. Desayunó mientras miraba algunos vídeos en su tablet.

Una vez que terminó, dejó su taza en el fregadero y se dirigió a su habitación para limpiar la caja de arena de su habitación. Hacia buen tiempo a si que dejó la puerta de su balcón abierta y la caja fuera, así podría ventilar durante el día y sus gatos podrían acceder a ella.

Frente el espejo de su habitación se puso un poco de maquillaje. Jisung no era un experto en el maquillaje, malamente sabía aplicárselo, pero sus ojeras mañaneras era mejor taparlas. Se echó la crema hidratante de su color de piel y el corrector de ojeras, extendiéndolo lo mejor que pudo. Retocó sus cejas y listo. No estaba perfecto pero al menos disimulaba su mala cara.

Estiró sus brazos con un bostezo, miró la hora y cogió su mochila y llaves. Se despidió de sus gatos y salió a la calle. Con suerte no hacía mucho frío, se encaminó a su coche y arrancó a dirección de la universidad.

Llegó en menos de 15 minutos, no vio el coche de Changbin, supuso que llegaría dentro de poco, todavía les quedaba algo de tiempo para entrar. Chan estaba apoyado en su coche hablando con Hyunjin, seguramente sobre su trabajo. Salió de su coche y se acercó a ellos.

—Buenos días. — saludó el rubio, los dos chicos le miraron con una sonrisa y asintieron. Estuvieron unos minutos hablando de diferentes canciones que su amigo y el otro rubio estaban planteando todavía para realizar. Chan era realmente bueno a la hora de crear canciones, o modificarlas al gusto, era un buen productor.

—Hyunjin. — una voz demasiada conocida, sobre todo para el rubio, sonó a sus espaldas, se giró mirando al castaño que llamaba a su amigo. Su fría expresión estaba ahí, como siempre, ambos se miraron con recelo.

—Nos vemos luego Chan. — se disculpó el rubio con una pequeña sonrisa, el otro chico le sonrió de vuelta. — Jisung, espero que Minho y tú empecéis a llevaros mejor, al menos sin tantas discusiones, — Hyunjin dijo con una pequeña mueca. — así podríamos hacer alguna actuación todos juntos, creo que estaría chulo.

Jisung hizo una pequeña mueca. — Sabes que es complicado, ese imbécil la tiene tomada conmigo, es realmente insoportable. — dijo mientras rodaba los ojos.

Hyunjin rió. — No te lo voy a negar, muchas veces le tengo miedo, pero no es un mal chaval, ya verás.

El rubio más alto le dio un amistoso golpe con su mano en el hombro del más pequeño, en forma de ánimos, y se fue con el castaño. Jisung miraba como se iba acercando cada vez más a Minho, este otro seguía mirándole con su típica mirada fría que a cualquier otra persona le daría miedo, pero no a Jisung, éste le retaba con la mirada de vuelta.

—¿Cuando será el día en que os podríais soportar Minho y tú? — le habla Changbin, quien había llegado hacia unos segundos y había presenciado esas miradas de odio. Nada nuevo, lo de siempre.

Jisung bufó. — Cuando los cerdos vuelen.

Chan mira a Changbin divertido. — ¿Si le ponemos unas alas a Bin crees que serviría?

Jisung ríe. — ¡Oye! — Changbin le da un golpe a Chan, lo que hace que ambos chicos rían más. — No tiene gracia.

—Claro que la tiene.

—Chúpamela. — Changbin les da la espalda dirigiéndose a la entrada de la universidad.

—¡Vale, vale! — Chan se cuelga en el cuello del más pequeño mientras sigue riéndose. — Ya paro.

Changbin les mira de reojo.

Jisung suspira, otra vez, a causa del estrés, nerviosismo y ansiedad en la que se encontraba. Se dirigió a su clase de harmonía no sin antes despedirse de sus amigos.

.

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Las dos horas de harmonía le habían pasado demasiado rápido, no quería que fuera así, ahora tendría el resto de la mañana para practicar con su querido compañero. Intento evitar rodar los ojos con solo pensarlo y simplemente se dirigió a la aula de ensayos que les habían asignado. Cuando llegó, el castaño ya estaba dentro estirando sus músculos.

Sin decir ni una palabra, dejó sus cosas en una esquina y empezó a moverse y estirar todos sus músculos también. Tenía el cuerpo un poco resentido, suspiró a la vez que estiraba, hoy no le dolían tanto, pero sabía que mañana iba a ser peor. Tampoco iba a ser dolor siempre, le dolerían solamente los primeros dos o tres días, luego su cuerpo estaría más habituado.

Una vez que terminó de estirar, Minho se acercó al equipo de música y empezó a reproducir la canción. La puso un poco más lenta de como es el ritmo de la canción. Pudo saberlo porque la mezcla que habían hecho, todavía versión beta, tenía cinco toques antes de que la canción empezara, para que pudieran coger posición y saber cuando empezar su baile.

—Empecemos. — fue lo primero que dijo el castaño. El rubio le miró inexpresivo a través del espejo y se puso a su lado, aún dejando bastante distancia.

Cuando empezó la canción, ambos chicos empezaron a mover sus cuerpos al ritmo de la canción hasta el punto que tenían coreografiado.

—No está mal. — admitió Minho una vez que pararon de moverse. — Pero sigues estando muy rígido — Puntualizó.

—Será porque no estoy cómodo contigo.

—Oh, que va, si yo estoy encantado de trabajar contigo. — el escupió el castaño a través del gran cristal de la sala. Jisung solo chasqueó la lengua mientras miraba para otro lado. — A ver princesa, tenemos dos opciones. Ninguno hace nada y suspendemos, o intentamos aprobar. Luego ya podremos volver cada uno por su camino.

Jisung le miró, y debía admitir que el castaño tenía razón, si seguían así sólo conseguirían acabar a puñetazos y no podrían terminar su actuación para la fecha del examen y ambos suspenderían. No le importaría que suspendiera el otro chico, pero él no quería suspender. — Estoy de acuerdo.

—A mi tampoco me gusta trabajar contigo, ¿sabías?

—No hace falta ser un genio para darse cuenta.

Minho rodó los ojos, relajando por una vez su rostro cuando se giró para mirar al rubio. — A lo que me refiero es que aunque no me caigas bien, no me pienso cargar la asignatura.

—Díselo a tu canción del café helado. — susurró Jisung en bajito mientras miraba sus manos. Minho empujó el interior de su boca con su lengua, lo había escuchado.

—Ahora vamos a velocidad normal. Recuerda lo que te dije. — el castaño decide ignorar las palabras del otro chico por el bien de ambos, y vuelve a reproducir la canción desde el principio a velocidad normal esta vez.

Jisung suspiró, intentando relajar su cuerpo.

"Era todo o nada."