Inefable
Por: SadChirimoya


Resumen: Él se enamoró escuchando su voz. Todos los días a la misma hora tomaba el mismo desvío sólo para poder ver a aquella muchacha de ojos verdes cantando y tocando guitarra afuera del escaparate de la misma tienda. No importaba la temporada o el clima, ella siempre estaba ahí, esperándole con una canción y una sonrisa.

[Romance, AU]


Una sonrisa


Si su madre tuviese que ponerle un nombre, sin duda alguna sería destino; la confluencia de eventos específicos desatándose uno tras otros hasta llegar a dado momento que inevitablemente tendría lugar en su vida, a esa hora, en ese día, en esa semana; pero Li podía denominarlo de una forma totalmente distinta, de hecho, era capaz de ponerle nombre y apellido.

Hiragizawa Eriol.

No era coincidencia, en absoluto, que aquel momento fuese bautizado con exactamente el mismo nombre del muchacho al que se había vuelto extrañamente cercano, después de todo, se presumía que era el autor intelectual de todo aquel asunto.

Varias veces ya había rechazado sus invitaciones para hacer cualquier cosa luego de enterarse que asistiría su novia. No tenía problema con ella, apenas y la había visto un par de veces, dándole la impresión de ser una jovencita muy refinada, educada y adinerada, cosa que no distaba mucho de la realidad. El real problema, además de formar aquel extraño e incómodo mal tercio, era que la joven Daidouji siempre venía con aquella niña bajita de ojos verdes y castaños cabellos.

Li se lo había hecho saber con anterioridad: No le interesaba conocer a la persona detrás de la artista que diariamente se paraba a cantar en la calle. Sí, había hecho caso a su sugerencia de escucharla; sí, había adoptado el hábito de escucharla un par de veces por semana al asegurarse de ir a la tienda o usar el metro a una hora específica que permitiese su casual encuentro con la joven; y sí, continuaba dejándole de aquellos chocolates que siempre cargaba; pero no tenía la necesidad o el interés de entablar cualquier tipo de contacto directo con ella.

Pero Eriol insistía, pese a recibir una y otra vez una tajante negativa o simplemente ser ignorado. Syaoran se cuestionaba cómo era posible que existiese tanta perseverancia dentro de una persona tan tranquila y sensata como Hiragizawa, pues era incapaz de comprender el móvil del peli azul.

Quizás era su necesidad tan irritante de meterse en los asuntos del resto, o quizás el deseo de sentirse con el suficiente poder como para mover ciertos hilos y así provocar determinados eventos; quizás era simplemente su estúpida necesidad de diversión a costa del resto. No lo sabía, no le importaba, sólo no quería verse involucrado en sus agotadores juegos.

Por su puesto Eriol no estaba de acuerdo con aquel pensamiento que tantas veces Syaoran había compartido con él.

De un suspiro dejó escapar todo el humo del cigarrillo que había contenido en sus pulmones, giró lentamente la cabeza, pese a que realmente no quería hacerlo, y se topó con aquellos perspicaces ojos azules.

Había intentado hacerse el tonto por todos los medios, apelando al ruido de la calle, o a la cantidad de gente que se reunía para escuchar a la castaña, cualquier cosa le servía como excusa para ignorar el llamado de Hiragizawa, pero su compañero no contento con ser ignorado cruzó entre las personas ahí presentes y se acercó hasta Syaoran.

"Eriol." Dijo Li, acercando el tabaco a sus labios. Realmente no le complacía verlo, menos en ese preciso lugar.

"¿Qué haces?" Cuestionó el peli azul.

Syaoran rodó los ojos ante la obviedad de su pregunta, sin embargo, alzó la bolsa que tenía en su otra mano.

"Compraba unas cosas que me hacían falta."

Eriol volvió a dibujar aquella sonrisa que resultaba tan difícil de interpretar para el castaño, pero cuando vio aquel par de ojos desviarse hacia la jovencita que acababa de terminar una canción, tuvo la sensación de que algo estaba maquinando.

Y su instinto no falló.

"Bueno, ya que estás aquí, saludemos a Sakura." No esperó respuesta, levantó la mano para que la castaña se percatase de su presencia y en cuanto lo logró, le arrastro junto con él entre la gente para saludar a la joven.

Si Li no opuso resistencia fue exclusivamente porque se había distraído al repetir en su mente el nombre de la muchacha; pensaba que, Sakura, era un nombre que de alguna forma le quedaba perfecto, pese a no conocerla en absoluto.

Creía que era bastante acorde a su apariencia, similar, de alguna forma, a una pequeña flor de Sakura.

"Como siempre, excelente presentación, Sakura-san." Comentó el peli azul, aplaudiendo quedamente.

La castaña, ante el cumplido, dibujó una amplia y alegre sonrisa en sus labios, mostrando una genuina expresión de alegría que, sin saberlo, removió algo en el castaño de ojos ámbar.

"¡Muchas gracias, Eriol-kun" En la cabeza de Syaoran resonó aquella forma de dirigirse a su amigo

¿Serían amigos cercanos?

Bueno, claro que lo eran, después de todo su mejor amiga era la novia del universitario.

Xiao Lang quiso rodar los ojos ante sus propios pensamientos, sin embargo, se limitó a desviar la mirada hacia su compañero, quien se paraba sonriente a su lado.

Sin que los presentes le tomaran demasiada atención, la multitud poco a poco comenzó a disolverse, pues la chica ya no estaba cantando y nadie tenía el interés suficiente de quedarse parado esperando a que la conversación entre los tres acabase.

Fue ante la curiosa mirada verde, fija en el castaño alto que tenía en frente, que Eriol decidió presentarlos, aunque en realidad ya tenía planeado hacerlo, simplemente se había visto corto de oportunidades para hacerlo de forma natural.

"Él es Li Syaoran, es un amigo de la universidad." Ante la presentación, Li frunció el entrecejo. Ese era el momento que tanto había querido evitar, y que, sin embargo, estaba ocurriendo.

De no haber estado tan concentrado en insultar mentalmente al peli azul se hubiese percatado de un tenue sonrojo dibujado en las mejillas de la castaña que había aparecido en cuanto Eriol aclaró quien era el apuesto joven que lo acompañaba, sin embargo, para cuando volvió su mirada a la chica, fue incapaz de distinguir aquel suave color en su rostro.

"Sakura Kinomoto, muchas gracias por siempre parar a escucharme unos momentos, y muchas gracias por tu apoyo." Ante las palabras, Li se sintió avergonzado, pues era un secreto que había parado en más que un par de aisladas ocasiones, al menos lo era para Eriol, quien no tardó en fijar su atención en aquella curiosa, a su pensar, elección de palabras.

"¿Siempre?" Cuestionó de inmediato.

"No es nada." Se apresuró a decir el castaño, y en un intento de distraerse, volvió a dar una profunda calada al cigarrillo que por poco había olvidado.

Sakura respondió con un asentimiento y una curiosa mirada, sin embargo, no preguntó nada.

Ella ya conocía a aquel muchacho, por supuesto que sí. No sabía su nombre, ni su edad, ni su ocupación; de hecho, no sabía nada más de él, excepto que tenía unos muy atractivos ojos ámbar y que era él quien siempre solía dejarle unos chocolates en lugar de dinero. Dulces que, por cierto, siempre guardaba cuidadosamente a la espera de un mal día para poder levantar su ánimo comiendo uno, o unos cuantos.

Aquel joven, ahora con nombre, había sido notado por ella desde el primer día que paró a escuchar unos cuantos instantes de su canción, y desde ahí, solía buscarlo diariamente con la mirada. Sus ojos verdes se paseaban entre los rostros de sus espectadores hasta finalmente dar con aquel par de ojos ámbar, que como era su costumbre, le observaban atentamente hasta finalizar su canción para después marcharse con un cigarrillo en los labios.

"Creí que verías a Tomoyo-chan hoy." Comentó mientras se agachaba para dejar su guitarra apoyada en el suelo.

Syaoran observó como juntaba las ganancias de aquel día y las guardaba en un pequeño bolso que sacó de su mochila.

"Así es. Tuvo un inconveniente en casa así que me pidió retrasar nuestro encuentro; como ya estaba cerca, pensé en matar el tiempo pasando a escucharte."

Mientras Eriol hablaba, Li se agacho también para quedar a la altura de la muchacha y extender su mano con un par de chocolates de esos que siempre le daba. Ante el gesto, Sakura le dedicó una muy feliz sonrisa que, nuevamente, logró remover algo en su interior, eso junto a aquel particular brillo que adquirieron sus ojos al momento de ver los dulces.

Por unos segundos ella se distrajo, mientras tomaba cuidadosamente los caramelos que le eran ofrecidos; ante el rose de sus dedos fríos y de la tibia piel del castaño sintió como si una ola de calor recorriese su cuerpo sólo para centrarse finalmente en sus mejillas.

Fue cuando Syaoran se puso de pie que se percató de que prácticamente había ignorado la respuesta de Eriol, y en un intento de arreglarlo, mientras guardaba su guitarra en el respectivo estuche, dijo:

"¿Puedo invitarlos a un café? Mientras esperas a Tomoyo-chan y como agradecimiento por el apoyo." Comentó ella, sonrojada y nerviosa, paseando su mirada entre el peli azul y el castaño.

Eriol se tomó la libertad de responder por ambos y aceptar la oferta antes de que Li si quiera alcanzara a pensar una forma suficientemente educada de rechazar a la muchacha.

Suspiró pesado cuando se vio ingresando a la cafetería en compañía de ambos. Aquel día había hecho mucho de lo que no tenía intenciones que sucediese y ya estaba arrepintiéndose.

No quería pasar tiempo con ella, no había querido saber su nombre, mucho menos había querido ver aquella sonrisa que parecía iluminar todo a su paso, o sentir sus dedos fríos tocando la palma de su mano cuando aceptó tomar los usuales chocolates que solía dejarle.

Y, sin embargo, después de una escasa media hora ya conocía su nombre completo, su edad, sus actividades favoritas, incluso la composición de su familia, así como también algunos gestos y expresiones que tan curiosos se le tornaban a Syaoran.

Aun así, seguía pensando que no necesitaba sumar personas a su vida, después de todo, estaba convencido de que su estadía en aquel país, en aquella pequeña ciudad, no iba a durar demasiado.

Su amistad con Eriol era la excepción, pues resultaba ser tremendamente funcional al tener en cuenta que eran compañeros de carrera y compartían muchas clases, por lo que solían formar equipo cuando así se requería, un equipo perfectamente equilibrado, competente y funcional; además, pese a sus excentricidades y su egocentrismo, el muchacho solía ser una presencia bastante fácil de tolerar, al menos cuando no se empecinaba en hacerle compartir con alguna muchacha, pero el resto del tiempo, no le presentaba un problema tenerlo como amigo.

Quizás lo más importante de aquella amistad era que el peli azul era de los pocos que toleraba el sentido del humor brusco y pesado de Syaoran, así como sus repentinos cambios de humor desde uno normal malhumorado hacia uno muy malhumorado.

Li revolvió, muy frustrado, sus cabellos castaños antes de dejarse caer de espaldas en la cama. De eso había pasado una semana y no había dejado de pensar en aquellas curiosas características de la jovencita que había descubierto durante aquel tiempo compartido.

Causa por la cual había estado evitándola y por la cual no había vuelto a aparecer entre el público que siempre la escuchaba, poniendo como escusa que estaba demasiado ocupado con los deberes de la universidad; lo que, si bien no era mentira, tampoco era cierto del todo.

"Esto es estúpido."

Era una estupidez pensar en el brillo de sus ojos, o en la vitalidad de su sonrisa, o en cómo pegaba tan perfectamente aquella voz un tanto chillona con la dulzura de sus palabras, o cómo cada aspecto de su personalidad iba tan perfectamente con su apariencia física… Definitivamente era una tontería no sentir aquel instantáneo rechazo que solía sentir por la gran mayoría de las féminas. No es que le disgustaran, por el contrario, sin embargo, le parecían la gran mayoría tan superficiales que terminaban por evocar el rechazo en su persona.

Quizás era aquella autenticidad que parecía emanar la castaña, lo que le mantenía intrigado, o aquella transparencia en sus gestos que permitía saber hacia dónde se dirigían sus pensamientos pese a apenas conocerla, o quizás lo misteriosa que resultaba a pesar de ser, a la vez, tan transparente y aparentemente genuina.

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N/A:

¡Muchas, muchas gracias por todo su apoyo! No tienen idea de lo feliz que me hacen con sus rvw's, así que espero continuar recibiendo su apoyo con esta historia.

Espero que les guste este nuevo capítulo, cuéntenme qué les parece que el inminente encuentro haya tenido lugar a causa de las jugarretas de Eriol, jajaja.

Bueno, antes de despedirme, este capítulo está dedicado a todas las lindas personitas que se tomaron unos minutos de si vida y me escribieron algo, así agradecimientos especiales para ustedes, y también para todos quienes se han tomado el tiempo de leer estos cortos capítulos.

Nos vemos en el siguiente!

Saludos!