Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.
Este Fic, está creado (una vez más), con base en el reto de FxRobalino, del capítulo 7 de "Harry Potter y El Retorno del Rey"
Harry debe ser mujer.
Harry mujer, debe gustar de las mujeres.
Harry mujer, debe tener un harem de mínimo siete mujeres, la única obligada es Hermione.
Harry mujer, debe ser alguna criatura mágica como las Veelas (a elección del autor)
La historia debe comenzar en tercero, cuarto o entre esos dos años.
Harry mujer, debe tener una relación incestuosa (relación con su madre o hermana)
Harem: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Susan Bones, Padma Patil, y Lily "Evans".
(N/A Diego y Laura: Por encima de todo, este Fic es otra versión de "Harriet Potter y La Espada Maldita")
Princesa de Sangre Escarlata.
03.
― ¡Magia mental! Imposible ―se dijo a sí misma. ¿Quién había podido ingresar, a su mente?, era imposible, ella había estudiado todos los libros de la biblioteca prohibida. Todos aquellos conocimientos, que los Asygardianos, no podían usar en batalla o en la vida laboral, iban a parar a la torre más alta del castillo. Se creía que había cientos, sino miles de tomos de magia, encerrados. Los Asygardianos no podían usar magia. Así, que los tomos de magia, de los Ursalianos les eran inútiles. Y cada 15 del cuarto mes (del calendario Asygardiano), se llevaba a cabo la quema de cinco tomos mágicos.
―Es lógico, que no quieras confiar en mí, cuando me mires a los ojos. Pero he aprendido, que esto no es gloria. Lo que hace Asygard es devastar países y no miramos atrás. Llegamos, conquistamos, devastamos y nos vamos. ―Dijo. ―Eh visto el sufrimiento de los pueblos, que conquistamos y convertimos en Colonias, nosotros vivimos la gloria, ¿pero, ¿qué hay de ellos? ―Pero Lilian, no contestó a James. No confiaba en James, él era el príncipe de Asygard, ella era la princesa de Ursalia, ella no era más que una pobre princesa convertida en esclava, que siempre estaba un nuevo azote. Cada vez que algo iba mal en el reino, siempre era ella quien portaba el vestido blanco y era castigada.
¿Algunos Asygardianos aguantaban hambre?: Ella era azotada.
¿Los Ursalianos se revelaban?: Ella era azotada.
¿Las tropas Asygardianas, encontraban resistencia en otros pueblos, que fueran a atacar?: Ella era azotada.
¿Los Ursalianos, adquirían algún tomo prohibido de magia, o un tomo desaparecía?: Ella era azotada.
Pero había resistido por tantos años, había vivido tantas vejaciones, que no permitiría ninguna otra.
¿Qué más podría perder?
Su pueblo y ella, eran esclavos.
Cientos de Ursalianos morían a diario.
Ella era humillada cada día.
Y ese maldito vestido blanco, estaba en sus pesadillas, así como las muertes de sus padres, también estaban en sus pesadillas.
James Pontmercy, jamás intentaría que Lilian Every, creyera en él.
Eso sería una estupidez, por parte de la princesa de Ursalia.
El joven príncipe, ahora con sus ojos abiertos, ante los actos de su país. Desde que su padre tomó el mando del reino de Ursalia, y lo convirtió en la Colonia Real de Asygard, James jamás había visto que la conquista de otros territorios estuviera mal, él creía en la grandeza de Asygard, solía ver a los esclavos como eso: Esclavos. Seres sin derechos. Seres que debían de servir, a sus superiores.
Pero todo cambió, cuando James fue enviado al frente de las fuerzas de Asygard, para tratar de invadir el reino de Ortalia, un reino el cual contaba (según las leyendas), con brujos que podían invocar demonios a placer, y hacerlos combatir en su nombre.
Pues bien: Parecía ser, que las historias eran reales, pues de la flota de casi cincuenta barcos de guerra, que fueron comandados por él, casi treinta fueron destruidos por la fuerza bruta de los demonios, y por el fuego demoniaco de sus brujos.
Al parecer, James entendió que la guerra no trae la gloria, sino que trae dolor, para ambos bandos.
Finalmente, la sangre que manchaba sus manos, le pesó, entendió lo que hacía, y ordenó la retirada, antes de perder más hombres.
Al regresar, durmió a sus hombres gracias a un incienso especial, el cual se aseguró de no respirar.
Cuando volvió e informó a su padre, sobre lo ocurrido durante la campaña de conquista de Ortalia, Fleamont furioso, mandó a llamar a los generales, mandó a que los sirvientes vistieran a Lilian con un vestido blanco, y que fuera traída ante ellos.
Por segunda vez en su vida, y en menos de una semana, James Pontmercy, vio como un horror, una escena que debería de ser normal para él, especialmente, si se tenía en cuenta, que él era un soldado, un guerrero.
Ahora, veía a una chica inocente, Lilian siendo azotada, solo por la frustración de su padre, por no haber logrado la conquista de Ortalia, y él sabía muy bien, por qué su padre, estaba ordenando esa conquista: estaban agotando los recursos de Ursalia, y no les quedaba mucho tiempo o alimentos.
Pero las horrorosas muertes de sus camaradas, seguían frescas en su mente. Recordaba como los demonios, masacraron a sus hombres, sin que él pudiera hacer nada, para impedirlo, como solo podía escuchar los gritos de auxilio, cuando los demonios subían a los barcos, y daban paso a la masacre sangrienta, los gritos de piedad o los gritos por las ordenes, aun invadían sus oídos.
James, nervioso, mandó a que atacaran, con todas sus fuerzas, usando los cañones de los barcos, y si bien era probable, que aquel agujero en la muralla Ortaliana, les permitiera seguir atacando, y que (quizás) sus enemigos se rindieran, eso no evitó, que perdieran muchas tropas.
Demonios, bolas de fuego y cobras de oscuridad, llovían sobre ellos, desde las alturas, y se vieron obligados a retroceder.
Sujetar entre sus brazos, a su amigo Renard Longfort, quien tenía una herida provocada por una lanza en su pecho, y verlo escupir sangre, verlo suplicarle, mientras su propia sangre lo ahogaba: "Detén esto, James", eso lo horrorizó.
Cuando James vio, que Sinchi Blackwell, su otro gran amigo, estaba a punto de ordenar que desembarcaran; James lanzó un grito al aire y ordenó la retirada, pero que no dejaran de disparar los cañones.
Esa chica era inocente, ella no tenía la culpa de sus errores, no tenía la culpa de su fracaso.
Debía de hacer algo, y tenía que ser rápido. No podía permitir que los Ursalianos siguieran padeciendo, de esta tiranía, necesitaba salvarlos a todos.
Salvaría únicamente a los Ursalianos, necesitaba convencerlos de rebelarse, en contra de Asygard, necesitaba organizarlos, necesitaba enseñarles a luchar, a los civiles, darles armas y recordarles, sobre su preciada magia. Eso era lo que les hacía tan especiales, era por la magia, que los Asygardianos, aún estaban allí. Y, aún más importante: Por las gemas del alma.
Las gemas del alma, según la leyenda de los Ursalianos, eran un obsequio de los dioses, solo uno, en un grupo de cinco, eran capaces de emplear magia elemental: Agua, tierra, fuego, viento y relámpago.
Él mismo, había aprendido sobre la habitación prohibida, había aprendido algo de magia mental. Pero usar magia, a él le causaba un gran dolor en su cuerpo, y no podía usarla por mucho tiempo. Pero estaba bien: Él era mejor, a la hora de usar la espada.
Y así, como claramente los Ursalianos querían rebelarse, claramente él no podía ser el único Asygardiano, que viera con malos ojos la esclavitud. ―Aunque claro. ―Se dijo a sí mismo, el joven príncipe. ―Cuando vives rodeado de riquezas, y tienes esclavos, es difícil que quieras cambiar tu estilo de vida. Un mundo, donde los Asygardianos y Ursalianos, vivamos en paz, ¿es siquiera posible?
Al rey Gerald Kaidou de Ortalia.
Su alteza.
Mi nombre es Lilian Every, reina de Ursalia, un país que fue conquistado por Asygard, hace ya casi diez años.
A mis oídos, ha llegado, como vuestro reino, ha logrado soportar un ataque Asygardiano, sin apenas bajas, y como dichas bajas han sido para vuestros enemigos.
Sé que usted no querrá confiar en mí, pero vuestros conocimientos en la hechicería, son legendarios, en todos los rincones del mundo. Os ofrezco, como una muestra de paz, y un desesperado grito de auxilio libertario, para mi pueblo, uno de los tomos más peligrosos de Ursalia: "El Libro de la Llama Escarlata".
Eh sido humillada muchas veces. El Rey Fleamont Pontmercy, descarga sobre mi espalda, cada humillación que ha recibido, y cada fracaso, de cada intento de conquistar, otros reinos.
Perdí a mi madre, cuando la invasión ocurrió.
Perdí a mi pueblo, que está encerrado y muriendo de hambre en los Pueblos Grises.
No sé cuál fue, el destino de mi padre.
Me encuentro aislada, de mi propio pueblo, quienes me ven como una traidora. Como si yo hubiera decidido por mí misma, el ser una Asygardiana, y jamás me apoyarían en un levantamiento.
Usted y mi madre, tuvieron una amistad y alianza de muchos años, y antes de mi madre, lo fueron mis abuelos y vuestros padres.
Sé, que, viniendo de una supuesta reina, la cual está rota, que no es más que una esclava, estas palabras y esta petición no significan nada, ¿pero puede usted imaginarse, lo que sería para vuestra reputación el haber resistido un asedio Asygardiano y luego haber contraatacado, a vuestros enemigos, apostados en ursalia?
¿Imagina usted, lo que otros pueblos hablaran de usted?
El rey que auxilió a sus antiguos aliados.
El rey que resistió una invasión y contraatacó con efectividad, a sus enemigos.
He escuchado que ustedes son invocadores de criaturas, a las cuales groseramente, se refieren como demonios.
¿Es difícil, el movilizar a vuestros invocadores hasta nuestras playas, y atacar el palacio y la ciudad dorada?
ATTE.: Lilian Every.
(Una joven destrozada, que quizás no merezca ser reina)
Al mismo tiempo, e ignorando que su belleza, había cautivado al príncipe del reino enemigo.
Lilian, logró comunicarse con una joven Ursaliana, una chiquilla de no más de quince años, a la cual entregó un frasco pequeño, con extracto de Egulya, el cual ella usaría durante el baile de máscaras, que se daría en una semana.
Un baile, que se daba cada dos meses, el día 12 para honrar que los dioses de la guerra y victoria Asygardianos, les hubieran dado tantos territorios, a lo largo de los siglos.
Ella planeaba colocar ese veneno, en la bebida del general Rigard Juhil.
