Capitulo III

Pude haber sido yo, pero dejaste un loco enamorado

Buscando un beso tuyo en la estación

Y no hay peor desgracia que extrañar lo que nunca pasó

Kyo estaba muy contento, no podía negarlo, que su padre lo entendiera fue algo que no lo esperaba, estaba andando en moto por las calles tan complacido, fue bajando la velocidad cuando el semáforo se puso en rojo, esperaba que cambiará de color.

-¡Oye! ¡Kyo! - lo llamo una mujer que estaba en el auto de al lado. Este la miro era la amiga de Athena, Hinako. Lo veía muy enojada. –Espero que estés contento. Ya te libraste de Athena.

Este la miro sin entender.

–¿De que hablas?

–Athena se va de Japón, está en la estación ahora. - le indico ella viendo la cara de susto de Kyo.

-No. Esto no puede estar pasando.

–¡Ve por ella!

Kyo entre el grito de Hinako y apenas el semáforo cambio aceleró a toda marcha hacia la estación.

Después de lo sucedido Kyo no la había buscado, era como si estaba arrepentido de lo sucedido, ni siquiera le importo que se hubiera ido esa mañana de su apartamento llorando, el no fue tras ella, el no la detuvo, solo se quedó parado sumido en sus pensamientos, supone que la culpa lo paralizó.

Su decisión de irse estaba en marcha no había marcha atrás, ya estaba en la estación con sus maletas listas, escucho el sonido del tren que se detenía lentamente en la estación con destino a otro lugar.

–¿Que estás haciendo, Athena? ¿Ibas a marcharte sin siquiera despedirte?

Athena escuchó la voz de Kyo cerca de ella y al voltear lo vio, ella no pudo ocultar su alegría al volver a verlo, en cambio el notó como sus bellos ojos ahora se encuentran hinchados y colorados de tanto llorar, no pudo evitar abrir sus brazos y recibirla con un fuerte y necesario abrazo. Fue tan reconfortante y aliviaba todas sus penas, el dolor desaparecía.

- Que bueno volver a verte ...- murmuró ella, sobre su hombro.

- También te extrañe - dijo Kyo, también en un murmullo.

Nuevamente sus ojos observaban a Kyo, brillantes, intensos, mientras se apartaba un poco de el, le sonrió al igual que el a la psíquica.

- Creí que no llegaría a tiempo. - le dijo con ligereza Kyo, como alguien que estaba feliz y un poco agitado. - Deje a Yuki, le dije que te amo, vengo de la mansión Kusanagi, no voy a casarme Athena, mi padre quiere verte y ..

- ¿Quieres caminar? Hay un restaurante cerca de aquí.

Kyo se quedó observando a Athena con los labios entreabiertos. Veía sus ojos brillantes, la sonrisa congelada, su expresión de impaciencia mientras esperaba una respuesta.

- Vamos, Kyo ... - insistió, esta vez tomando la mano del joven y tirando levemente de él. –Son como las doce del medio día y hay un platillo de pescado que deberías probar.

- No podría decir que no al pescado. ¿Recuerdas la última vez que fuimos a pescar? - recordó el.

–Ese día pescaste un dorado enorme ¡Hagámoslo!

-Qué..?

- Tu y yo juntos, llendo a pescar como en los viejos tiempos ..

- Atenea ..

- Yo siempre te he amado Kyo, creí que solo me animaría decírtelo solo en mis sueños y si me iba de Japón tal vez así podría olvidarte. Esa noche que estuvimos juntos fue lo más lindo que me había pasado en la vida.

- Athena ... -repitió Kyo, observándola preocupado ante sus palabras. Nunca la había visto hablar tanto, de corrido, tan rápidamente, como si no quisiera darle tiempo de protestar. Como si, de detenerse, los sentimientos la sobrecogerían haciéndola colapsar.

- Se que Yuki está sufriendo por mi culpa pero es algo que no puedo controlar yo ya no podía seguir fingiendo algo que ..

–¡Athena! - finalmente, Kyo la tomo de la mano. –No vuelvas a decir eso, tu no tienes la culpa de nada. Ella lo miro con una sonrisa y se fue acercando a su boca y sus ojos fijos sobre el, Athena se estremecio al sentir su aroma.

–¿Que es lo que sientes por mi?

–Te amo no por cómo eres, sino por cómo soy yo cuando estoy contigo. - dijo recitando uno de sus versos.

De pronto sus labios se apoderan de los suaves labios de ella, su aliento es dulce. Comienza rozándo levemente pero la psíquica impaciente apretó sus labios con fuerza abriendo su boca y el la suya saboreando cada lugar con su lengua, experimentando el más delicioso de los besos.

Pude haber sido yo la que a tu lado siempre se despierte

Pero el futuro nunca nos llegó (no llegó)

Me prometí que nunca iba a perderte y no sé que pasó

Pude haber sido yo (pude haber sido yo)

Si tú tan sólo me hubieras pedido un consejo de amor, oh

Si tú tan sólo me hubieras pedido un consejo de amor, oh

Si tú tan sólo me hubieras pedido un consejo de amor

Final

Canción de Tini y Morat "Consejo de Amor"