Disclaimer: Naruto no me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto.
Aviso: ShikaHina.
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Capítulo III
Omisiones
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Al día siguiente de su boda, Shikamaru le informó a Hinata que tenía tres semanas libres de trabajo en la torre como vacaciones por su boda, pero que tenían que prepararse para su ceremonia de nombramiento como líder del Clan Nara.
— Entiendo. — Respondió Hinata cuando estaban desayunando. — ¿Qué me toca hacer a mi? — Habló con calma.
— Por suerte no mucho, solo no aceptes misiones muy largas, pues debes estar presente ese día. — Indicó el chico mientras leía un pergamino.
Ella tenía la mirada fija en su taza de té y él en sus textos, ninguno se atrevía a mirar al otro luego de lo sucedido la noche anterior.
— ¿Entonces puedo ir entrenar o ayudar en mi clan? — Lo miró con sorpresa, siendo honesta no idea de cómo iban a ser sus vidas desde este momento.
— Sí, en realidad puedes hacer tu vida normal, tú solo tienes que estar presente ese día. — Dijo sin levantar su vista del pergamino.
— ¿Entonces las cosas no van a cambiar?
Shikamaru la miró por primera vez.
— Nuestro matrimonio es solo cosa nuestra, así que no te preocupes por lo que dicen los demás. Mientras los dos estemos de acuerdo, está bien. — Él hizo una pausa y luego volvió a alzar la vista. — Aunque trata de no llamar la atención y cuida de tu salud, no olvides que quizás ya lleves contigo un bebé.
Hinata se sonrojó ante las palabras del chico pero asintió agradecida de que no fuera tan estricto como su padre.
— Supongo que en ese caso deberé hacerme algunas pruebas seguido... — Murmuró ella. — Supongo que cuando el bebé venga en camino tendré que darme de baja del servicio ninja. — Contrario a lo que esperaba Shikamaru, ella sonrió levemente. — Pero seguro podré regresar y continuar.
Él no dijo nada, pero también dejó escapar una pequeña sonrisa, por lo menos esperaba que aquello no fuera un infierno para Hinata como lo era para él.
— ¿Por qué no aprendes Fuinjutsu? — Preguntó él mientras la chica terminaba su desayuno. — Tengo entendido que es parte importante para ascender a jounnin pero requiere de mucha práctica. — Miró el cielo azul a través de una ventana de la cocina. — Todo mundo espera que estemos en casa por lo menos un par de días, podrías empezar a practicar en casa y ya después saldremos.
Hinata lo meditó unos minutos, la fuerza física no era lo único que se necesitaba para ser jounnin o Anbu, también tenía muchas cosas que estudiar y aprender para ser un buen ninja.
— Creo que es una buena idea.
— Hay algunos libros en el estudio, después puedes buscar más en la biblioteca de la aldea.
— Hai, muchas gracias.
Hinata estaba muy contenta, Shikamaru siempre tenía buenas ideas y esa no era la excepción, sin duda podía confiar en el hombre con el que se había casado.
Quizás las cosas podrían ir bien.
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Pronto pasaron los días y el joven matrimonio Nara empezó a seguir una rutina. En las mañanas, ella despertaba primero y preparaba el desayuno para ambos, después Shikamaru llegaba y después de desayunar juntos, él lavaba los platos y después se encerraba en el estudio para continuar leyendo y revisando los protocolos para su nombramiento como líder Nara mientras Hinata practicaba su juken en el doujo hasta el medio día, hora en la que empezaba a preparar la comida. Una vez que habían comido, el chico regresaba al estudio donde dormitaba de vez en cuando y Hinata estudiaba en su cuarto la teoría del fuinjutsu. Finalmente, cuando el sol ya se había ocultado, Hinata preparaba un poco de té para ambos y aprovechaban para jugar un poco de go. Solo una vez más volvieron a tener relaciones, pero de manera silenciosa acordaron no hablar de ello.
Hinata estaba tranquila con su nueva vida, a pesar de sus nuevas responsabilidades, Yoshino se encargaba de que alguien fuera a limpiar la casa y de mantener llena la alacena con alimentos, así que tenían mucho tiempo libre para leer o ir a ayudar a la reconstrucción de casas del clan Hyuuga.
Hinata estuvo coordinando los espacios del Clan Nara que fueron cedidos para que los integrantes del clan Hyuuga vivieran por un par de meses. En poco tiempo fue conocida por todos los miembros del clan de su esposo, pero no se acercaban a ella más que para atender a sus peticiones. Hinata le preguntó sobre ello a Shikamaru y él le dijo que eso cambiaría cuando tomara oficialmente el liderazgo de su clan, pues en estos momentos, a pesar de ya ser su esposa, no sería que hasta que él fuera nombrado líder que podría presentar a Hinata como un miembro formal del clan. Qué pesadas eran las tradiciones de sus ancestros.
Todo iba tranquilo en el nuevo hogar Nara, hasta cierto día que las cosas comenzaron a complicarse, la ceremonia de nombramiento había llegado.
— Gracias por la cena. — Dijo el chico mientras se levantaba y recogía los platos vacíos de ambos. El acuerdo era que ella cocinaba y que él lavaba todos los utensilios utilizados para cocinar y comer, después cada uno retomaba sus actividades, era una convivencia muy tranquila.
— ¿Estás nervioso por mañana, Shikamaru-kun? — Preguntó ella un poco temerosa, aquel día vestía una playera de rejillas pero debido al calor, antes de cocinar se quitó su característica sudadera lavanda.
— Siendo honesto no, ya he leído y memorizado todo, solo es una mera formalidad.
— Entiendo, me alegra. — Ella sonrió timidamente.
Pero de pronto sonó el timbre de la entrada.
— Yo voy. — Se ofreció la chica dado que él tenía las manos enjabonadas.
Con pasos firmes se dirigió a la puerta, donde un agitado Chouji se mostraba abochornado, detrás de él el cielo ya era oscuro.
— ¿Está Shikamaru? — Preguntó el chico mientras se doblaba para tratar de recuperar el aliento.
— Sí, pasa...
— No, yo solo...
— ¿Qué sucede? — Preguntó Shikamaru al aparecer detrás de la chica.
— Hay un pequeño asunto, ¿Podrías venir un segundo conmigo, Shikamaru?
Sin dudarlo, el Nara salió tras su amigo.
— No tardaré. — Fue la respuesta que él dio antes de desaparecer tras su amigo.
Hinata vio a los dos chicos marchar y decidió retomar sus actividades.
En cambio, Shikamaru estaba preocupado por que era extraño que su amigo hiciera tanto esfuerzo cuando no se encontraban en medio de una misión.
— Chouji... — Lo llamó Shikamaru cuando estuvieron bastante retirados de tu casa, en una zona de entrenamiento.
— Lo siento, Shikamaru, pero quería advertirte algo.
— ¿Era necesario alejarnos tanto? — Preguntó el Nara.
— Creo que no sería bueno que Hinata se enterara. — Shikamaru miró a su amigo y espero a que hablara. — Llegó una comitiva de Suna, al parecer el escuadrón de la Alianza Shinobi que está en Kumo fue emboscado en una misión y sufrieron muchas bajas, han venido para solicitar ayuda al Hokage.
Shikamaru apretó los puños.
— ¿Por qué me lo dices, Chouji? Sabes que mañana es mi ceremonia de nombramiento, y aún cuando pudiera, no sería correcto que yo fuera.
— Te lo digo porque Kankuro llegó con la solicitud de ayuda, en estos momentos está en la torre del Hokage pero no dudo que irá a verte, y yo deseo que no tengas problemas con tu esposa, Shikamaru.
La mirada del Nara se suavizó, entendía un poco las acciones de Chouji, pero aquello solo venía a perturbar los días de paz que había conseguido. Pensar en Temari solo le recordaba la culpa que sentía al no haber hecho algo para evitar su matrimonio con Hinata. Era un cobarde tal como ella lo había dicho.
— Te lo agradezco. — Y se tiró a los pies de un pequeño árbol que le permitía contemplar las estrellas en el cielo despejado. — Todo es demasiado problemático.
— Lo sé... — El Akimichi se sentó al lado de su amigo. — Creo que tu boda le dio la gran idea a mi clan de hacer lo mismo.
— Vaya, lo siento amigo, — Shikamaru ladeó una sonrisa. — ¿Tienes a alguien en mente?
— La verdad no, supongo que un matrimonio por conveniencia estará bien, quiero decir, tú y Hinata se ven bastante tranquilos.
— Demasiado, el otro día Ino vino de visita y dijo que parecíamos una pareja de ancianos... — Ambos chicos rieron.
— Para Ino la pasión es importante, lo siento mucho por Sai, el pobre apenas puede con lo que lee en los libros. — Comentó Chouji mientras sacaba una bolsa de papas.
— Sin duda, pobre tipo... — Shikamaru sintió un sombra acercarse a ellos. — Supongo que volviste a acertar, amigo.
Pronto apareció Kankuro ante ellos.
— Es bueno verte, Shikamaru.
— Hey, ¿Sucede algo?
Kankuro quitó la capucha que cubría su rostro, estaba lleno de cortes y algunos moretones muy feos.
— Cumplí con el favor que me pediste el día de tu boda. — Shikamaru cerró los ojos, aquello había sido un error, pero ya era muy tarde. — Fui a Kumo a entregar tu regalo de despedida a mi hermana, pero al siguiente día, cuando iba a partir de regreso a Suna, el campamento donde estábamos fue atacado por los rebeldes que están causando estragos... La situación es grave, el Raikage está desesperado y me envió a pedir ayuda a Konoha... Temari, ella te necesita.
Shikamaru se puso de pie.
— ¿Qué tan urgente es?
— Demasiado...
— Entonces no puedo... — Shikamaru se pasó una mano por la cabeza. — Mañana es mi ceremonia de nombramiento, no puedo simplemente desaparecer hoy e ir hasta Kumo. — Hizo una pausa. — Ya has hablado con Hokage-sama, ¿No? ¿Qué te dijo?
— Dijo que si quieres ir, adelante, que organices un escuadrón y marchemos en cuanto lo digas.
— ¿Y si no quiero ir?
El hermano de la Arena frunció el ceño.
— Maldita sea, estamos hablando de Temari, ella no me hubiera pedido que viniera por ti solo por un capricho... me importa poco lo que hayas hecho de tu vida pero eres la única persona que puede ir a examinar la situación y hacer algo por el Raikage.
— Sabes que eso no es cierto. — Shikamaru se cruzó de brazos. — Puede ir Sasuke, Sai, hasta Naruto, hay estrategas ANBU...
— Temari está hospitalizada. — Esas tres palabras calaron hondo en el pecho del Nara. — No saben si despertará del coma, sufrió una fuerte contusión durante el ataque...
La culpa. Otra vez la culpa lo empezaba a carcomer desde dentro de su corazón... No era lo mismo saber que ella estaba bien lejos de él y otra saber que su vida estaba pendiendo de un hilo. Sintió la mirada de Chouji.
— De acuerdo, iré. — Aceptó Shikamaru.
— Iré contigo... — Se ofreció Chouji, a lo que su mejor amigo asintió agradecido en silencio.
— Ve con el Hokage y dile que tomo la misión, necesito a un rastreador que no sea parte del equipo ocho, llama a Sai y llevaremos a un ninja médico.
— Bien... — Kankuro se dio la vuelta. — ¿Cuándo marchamos?
— Estén listos para marchar mañana a mi señal. — El ninja de Suna ya se iba cuando Shikamaru pensó una cosa más. — Y dile al Hokage que clasifique esto como misión secreta, no quiero habladurías.
— Como quieras.
Los dos amigos volvieron a quedarse solos.
— ¿Estás seguro de ir, Shikamaru? — Preguntó el Akimichi.
— Realmente no, pero aún es muy pronto para decir que Temari no es importante para mi.
— Ojalá que esté bien. — Susurró el otro chico.
— Yo también lo espero.
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Al amanecer dio inicio la ceremonia de nombramiento del nuevo líder del clan Nara. El evento se llevó a cabo en uno de los templos sintoístas del clan Nara, donde se reunió el consejo, Yoshino y Hinata, mientras en la parte de afuera el resto del clan esperaba la salida de su nuevo líder.
La ceremonia tomó bastante tiempo y consistió en una toma de juramento muy larga, donde se pusieron a prueba los conocimientos de su líder. Hinata había estado un poco preocupada por Shikamaru, después de que él se hubiera ido con su amigo, Sabaku no Kankuro apareció por la puerta preguntando por él. Aquello le dio mala espina, pero sintió un poco de alivio al ver al chico regresar más tarde y solo, se veía extrañamente más tranquilo y pensativo.
Ahora que lo veía recitar las normas de su clan, preparar el té ceremonial y responder a los cuestionamientos de los más ancianos del clan, estaba segura de que la mente de Shikamaru estaba en otra parte. Notó que hablaba más rápido de lo que lo escuchó ensayar en casa, y que daba las respuestas cortas y contundentes sin posibilidad de réplica, le daba la impresión de que tenía prisa por acabar con aquello.
— La ceremonia suele durar hasta ocho horas. — Le había dicho Yoshino antes de iniciar con los ritos, pero al medio día, seis horas después del inicio, los ancianos no pudieron más que proclamar a su nuevo líder y bendecirlo con la aprobación y el consentimiento de todos los miembros de Clan.
— Felicidades, hijo. — Yoshino fue la primera en felicitar al chico, quien forzó una sonrisa.
— Enhorabuena... — Le dijo Hinata y el chico apenas asintió. — ¿Está todo bien? — Le preguntó ella, a lo que el moreno asintió de nuevo.
Una vez que terminaron con la presentación e ambos líderes ante el clan, Shikamaru pidió permiso para ir a casa con su esposa.
— Por supuesto, ya puede irse, Shikamaru-sama... — Le había dicho un anciano con gran alegría. — Con una esposa tan bella yo tampoco perdería el tiempo.
Fue entonces que el chico miró a su esposa y entendió lo que le decía el anciano, Hinata lucía un Kimono verde con pequeños venados bordados en los bordes, su cabello estaba recogido en un chongo alto y estaba usando un poco de maquillaje que hacía resaltar sus facciones de porcelana.
— Lamento las prisas, Hinata. — Le dijo cuando llegaran a casa.
Ella negó con una sonrisa.
— Está bien, me alegra que todo saliera bien. — Comentó, pero el chico no perdió tiempo y subió a cambiarse.
Hinata respiró profundamente y se armó de valor para subir detrás del chico.
— ¿Shikamaru-kun? — Ella lo llamó tras la puerta al escucharlo abrir y cerrar las puertas de su closet.
— ¿Sucede algo?
— Me preguntaba si quisieras salir hoy, escuché que algunos locales de comida ya abrieron y podríamos ir... — Pero antes de que pudiera recibir una respuesta, la puerta se abrió y reveló la imagen de su esposo listo para salir de viaje.
— Lo siento, Hinata, recibí una misión, tengo que salir de inmediato.
Ella abrió los ojos con sorpresa, nunca vio llegar a algún mensajero de la torre aunque eso explicaba la prisa con la que el chico había atendido a su ceremonia de nombramiento. Hinata no se movió del marco de la puerta y a su vez frunció el ceño.
— Tiene que ver con Suna, ¿No es así?
Shikamaru quedó impresionado ante las palabras de su esposa.
— No puedo decir nada, es una misión secreta que el Hokage requiere urgentemente.
— No estoy pidiendo detalles, solo estoy interesada en saber qué puede ser más importante que tu nombramiento, las personas del clan se quedaron con ganas de seguir conviviendo contigo, pero saliste corriendo apenas te dieron permiso.
Shikamaru pensó que aquel era el peor momento posible para tener su primera pelea con su esposa.
— Te explicaré todo al regresar. — Y pasó a un lado de la chica, sin empujarla pero dejando claro que no lo detendría.
— ¿Cuánto tiempo tardarás?
— No lo sé, mandaré un pergamino cuando lo sepa. — Y comenzó a bajar las escaleras.
— Esto tiene que ver con Temari-san, ¿Verdad? — Ella le preguntó desde el barandal del piso superior y él tuvo que alzar mucho el rostro para poder ver a la chica.
— Hinata...
— No, está bien, vete, al final de cuentas ella es la persona que amas.
Shikamaru volvió a subir los escalones pero Hinata dio la vuelta, entró a su habitación y cerró la puerta con un sonoro golpe.
Podría regresar y tratar de razonar con su esposa, pero ya habían perdido mucho tiempo y el viaje hasta Kumo era largo y agotador.
— Lo resolveré a mi regreso... — Murmuró así mismo mientras salía de la enorme casa y se reunía con su equipo ninja en las puertas de la aldea.
En cambio, Hinata recargó su espalda en la puerta y respiró profundamente. Se sentía un poco tonta por haber dicho esas palabras sin estar segura de nada, pero la noche anterior, el hermano del Kazekage, lleno de hematomas en la cara, había pedido hablar con Shikamaru de manera urgente. ¿Por qué iría alguien de tan alto mando ir a buscar personalmente a Shikamaru? Debía tratarse de algo personal y delicado, solo había que sumar dos más dos para saber por qué los hermanos de Suna buscarían al Nara.
Realmente no le habría importado que Shikamaru fuera a verla en cualquier día del año, pero ella pudo ver la decepción en el rostro de Yoshino ante la prisa de Shikamaru, Hinata notó que muchas personas del clan se habían sentido incómodas con la falta de tacto de las respuestas y con la urgencia de irse. Pero no solo había herido a las personas que tanto confiaban en él, sino que ni siquiera había tenido la cortesía de desearle un feliz cumpleaños, porque aquel día era 27 de diciembre.
— Supongo que pasaré el año nuevo sola... — Murmuró mientras volvía a respirar profundamente. Ella no era nadie para evitar que Shikamaru viera a la mujer que amaba, ya les había robado la posibilidad de estar juntos, pero se sentía ofendida por la manera tan enigmática con la que se manejó Shikamaru, había pensado que esas semanas de convivencia había fomentado la confianza entre ellos.
Suspiró, ella no era buena para enojarse, no le haría bien y sentía la necesidad de tomar un poco de aire. Así que fue a darse un baño, se vistió con su ropa de siempre, pero peinó sus largos cabellos en una coleta alta, tomó un poco de dinero y salió con dirección a la biblioteca.
Iba caminando con calma, tratando de tranquilizar su espíritu. ¿Qué debería hacer estos días que Shikamaru estuviera fuera? Si no tenía que cocinar tal vez podría pasar unos días ayudando en la reconstrucción de su clan, eso le dio muchos ánimos.
— Primero iré a la biblioteca, después compraré unos rollos de canela y después iré a ver a Kurenai-sensei. — Enumeró con sus dedos y sonrió contenta. — Mañana podría ir a alguna de las actividades que hacen en el clan Nara, debo hacer que la gente olvide las groserías de hoy.
Sentir el sol en su rostro y el viento acariciar sus cabellos le levantó mucho el ánimo, por lo que al caminar por la aldea, no se percató de un par de ojos que la seguían.
— Buenas tardes, ¿Dónde queda la sección de Fuinjutsu? — Preguntó al bibliotecario, un hombre anciano que estaba feliz de que su edificio fue uno de los primeros en reconstruirse en la aldea.
— En el primer piso al fondo.
—Gracias... — Respondió ella y se dirigió al sitio.
Ya había leído mucho sobre los principios básicos del Fuinjutsu o técnicas de sellado, así que ahora buscaba algún libro que describiera la manera de llevar a cabo algunos sellados, sería bueno empezar con objetos inanimados.
Pronto llegó a las estanterías adecuadas, por lo que empezó a ver los títulos para elegir alguno. No era tan alta, por lo que se subió a una pequeña escalera fija, desde la cual alcanzó a ver los títulos de la parte superior. Pronto vio un enorme libro de tapa roja titulado Técnicas de sellado básicas, por lo que se estiró para alcanzarlo pero aún así no llegaba hasta el libro.
Volvió a estirarse y no lo consiguió, comenzó a planear la mejor manera de subir, cuando vio una mano tomó el libro y se lo ofreció.
— Gracias... — Murmuró ella sumamente apenada.
— No te preocupes, si es este el que necesitas, ¿Verdad? — Hinata bajó de la escalera y vio a la persona que se lo estaba ofreciendo, era un jounnin que había visto varias veces por la aldea.
— Sí, te lo agradezco mucho...
— Genma Shiranui, creo que no habíamos tenido el placer de coincidir.
— Soy Hinata Hy... Nara. — Corrigió, era la primera vez que debía presentarse con su nuevo apellido.
— Es un gusto, Hinata. ¿Qué estudias? — Se acercó para ver el libro en las manos de ella.
— Fuinjutsu.
— Vaya, eso es muy específico... ¿A caso quieres ser jounnin?
Ella asintió contenta.
— Mi sueño es ser muy fuerte y llegar a ser un Tokubetsu Jounnin, quizás ANBU si se presta la ocasión.
Por suerte para el jounnin estaban solos por lo que no interrumpían la lectura de nadie.
— Vaya, es una gran meta, no es fácil pasar el examen.
Hinata no perdió su sonrisa, por el uniforme del hombre pudo notar que era un jounnin experimentado.
— Lo sé, por eso entreno todos los días, además de que estoy aprendiendo técnicas de sellado y quizás desarrolle un poco más mi ninjutsu antes de aplicar el examen.
Genma sonrió.
— Tengo algunos conocimientos de sellado, si gustas podría ayudarte un poco.
Hinata lo miró sorprendida y asintió.
— Sería genial... — Pero pronto titubeó... — Aunque no sé si sea una molestia, además... — Iba a decir que no creía que le pareciera bien a su esposo, pero él se había ido para ver a otra mujer. — Bueno, yo estoy casada y no quisiera que la gente lo malinterpretara...
— No te preocupes, podemos practicar aquí o en algún campo de entrenamiento, poca gente viene a leer pero si te sientes mejor, podemos poner un pequeño genjutsu. — Y le guiñó un ojo.
Hinata asintió bastante animada.
— Es demasiado inocente... — Pensó Genma mientras ponía el genjutsu, a él tampoco le interesaba meterse en problemas con el clan Hyuga o el de su esposo.
Y así pasaron el resto de la tarde revisando algunas técnicas que exponía el libro y Genma realizándolos para mostrarle a Hinata la manera correcta de realizarlos. Se entretuvieron un gran tiempo, que cuando Hinata miró por la única ventana de aquel lugar, ya se veía oscuro afuera.
— Lo siento tanto, te he entretenido mucho tiempo aquí...
— No te preocupes, Hinata-chan, nadie me espera en casa... — Dijo con un poco de vergüenza.
— A mi tampoco... — Se le escapó a ella, pero es que aquel hombre le inspiraba mucha confianza.
— Entiendo, supongo que si a tu esposo no le molesta, puedo seguir enseñándote, sin duda serías un gran elemento para la aldea si trabajas en jounnin.
— No creo que tenga algún problema, es muy amable Shikamaru-kun.
— Me alegra, porque yo también lo disfruté mucho, sin duda es una habilidad muy importante, ya sea para transportar objetos, armas y hasta animales o personas por poco tiempo. — Hinata sonrió muy animada. — ¿Te parece bien si lo volvemos a hacer cuando tengas tiempo?
— Hai, suena bien. — Respondió ella.
Genma decidió que lo mejor sería primero ganar su completa confianza, por lo que decidió retirarse por ahora.
— En fin, creo que debo ir atender otros pendientes, fue genial conocerte, Hinata-chan.
— Ettoo... — Ella comenzó a jugar con sus dedos.
— ¿Ocurre algo?
— No... — Pero decidió que no volvería a quedarse callada como lo hizo en la mañana con Shikamaru. — Hoy es mi cumpleaños.
Genma abrió los ojos sorprendido.
— Vaya, felicidades, imagino que tendrás planes con tu esposo...
— No... él salió de misión... — Dijo con tristeza. — Y mis amigos también están fuera de la aldea... pensaba ir a visitar a Kurenai-sensei pero ahora que lo pienso me parece un poco egoísta ir a verla para que me felicite.
Genma sonrió internamente, su instinto no le había fallado, esa chica estaba realmente sola y vulnerable.
— Entonces podríamos ir a beber algo para celebrar, quizás un té con dangos. — Propuso.
— No lo sé...
— Antes de que te niegues, puedo usar un henge de chica, así no tendrás problemas, ¿No?
La mirada de Hinata se iluminó.
— ¿De verdad? ¿Lo harías?
Él se encogió de hombros.
— Aprendí bien de los alumnos de mi amigo Kakashi, sin duda.
— ¿Eres amigo de Rokudaime-sama?
— Fuimos compañeros en la academia, por lo que si, se podría decir que tenemos tanto tiempo conociéndonos que somos amigos.
Hinata supuso que si se trataba de un colega de Kakashi-sama, podría confiar en él. Así que a continuación, Genma se transformó en una mujer de unos 30 años.
— Creo que si tuviera una hermana, se vería así. — Y sonrió avergonzado, pero la risa que escapó de la boca de ella le hizo saber que iba por buen camino para seducir a aquella chica tan hermosa.
Y pronto salieron de la biblioteca a una tienda de té, donde festejaron hasta entrada la noche el cumpleaños de la chica.
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Hinata llegó a su casa sin hacer el menor intento de guardar silencio, sabía que Shikamaru no estaría por lo que se llevó un verdadero susto de muerte de ver a su padre parado en la sala de su hogar.
— Padre...
— Eres una vergüenza, Hinata... ¿Dónde estabas?
— Después de la ceremonia fui a la biblioteca a estudiar...
— ¿Hasta la noche? Busca un excusa mejor.
— Es que fue mi cumpleaños y Shikamaru-kun salió desde temprano... — Pero su padre la calló con una bofetada.
— Eres una Hyuuga de la rama principal sin sellar, no puedo consentir que vagues por la aldea sin avisar a nadie y mucho menos sin protección cuando no está tu marido en la aldea.
— Pero... — La mirada severa de Hiashi la hizo callar. — Sí padre.
— El motivo de mi visita fue para informar que en estas tres semanas se logró la meta de construir las casas necesarias para preparar el invierno, pero el clan no hará celebraciones de año nuevo.
— Entiendo, me alegra que terminaran a tiempo.
— ¿Consumaron el matrimonio? — La chica asintió cabizbaja. — Bien, pediré a Tsunade-sama que te asigne a un médico personal, ese bebé debe llegar sin problemas, es un doble motivo para tenerte más vigilada.
— Hai.
— Pondré a un par de guardias Hyuga a custodiar tu casa, solo la dejarás para ir al hospital o para salir acompañada de Yoshino Nara.
Hinata quiso replicar, pero volvió a sentirse pequeña e insegura. Sin esperar una respuesta, Hiashi se marchó, cerrando la puerta con fuerza tras de sí.
La chica sintió ganas de llorar ante la impotencia que sentía al no poder defender su libertad, no podía creer que era solo gracias a Shikamaru que era libre, y que cuando este no estuviera su padre volvería a controlar su vida... ¿Cómo había retrocedido tanto?
Necesitaba aire. Así que abrió la puerta corrediza que daba al jardín del estanque y se quedó sentaba contemplando el reflejo de la luna en el agua.
— Feliz cumpleaños a mi.
Y un copo de nieve cayó en su frente, iniciando la primer tormenta del invierno.
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El viaje a Kumo fue agotador. Kankuro no los dejó dormir más de tres horas y él tampoco quería perder mucho tiempo para llegar a su destino, el solo pensar en que Temari pudiera perder la vida le revolvía el estómago. Sí, había sido un desconsiderado con Hinata pero ya se ocuparía de compensarla.
— Ella también debería ser libre de amar a quien ella lo quiera.
Y si bien Naruto había rechazado los sentimiento de Hinata, si ella encontraba alguien más a quien amar la dejaría hacerlo, porque estaba seguro de que Temari siempre sería el amor de su vida, así que nunca podría amar a la peliazul como ella se lo merecía.
Así que mientras saltaban de rama en rama se prometió ayudar a la peliazul a encontrar su felicidad, era lo menos que le debía si pensaba seguir teniendo a la princesa de Suna en su mente y su corazón.
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Shikamaru regresó seis semanas después a la aldea de Konoha, a mediados de febrero.
Regresó cansado y vencido, por lo que ver a su madre con el ceño fruncido en la entrada de la aldea, solo le auguró un mayor dolor de cabeza.
— Nosotros reportaremos la misión ahora.— Comentó Chouji al ver la escena que esperaba a su amigo.
— Ya qué, en la noche le mandaré mi reporte a Rokudaime-sama. — Dijo, listo para enfrentar las consecuencias de sus actos.
El resto de su equipo marchó a la torre, mientras él se quedaba con su madre.
— Hokage-sama explicó que tu ausencia era de suma importancia. — Dijo Yoshino con voz fuerte y clara. — Espero que todo haya salido bien.
— Fue demasiado problemático, pero todo quedó lo mejor posible al final.
— Es bueno oír eso, vamos a casa. — Era una orden, y si Shikamaru había aprendido algo en la vida, era que no debía desacatar ninguna orden de parte de su madre.
Al llegar al clan, Shikamaru notó que había un ambiente lúgubre.
— ¿Sucedió algo?
— Las tormentas de enero quemaron la mayoría de los brotes, tendremos una cosecha pequeña este año.
El chico asintió. Pronto llegaron a la casa del chico, quien frunció el ceño al ver a dos guardias Hyuga apostados en la entrada.
— ¿Qué significa esto?
— Esto, es lo que le ocasionaste a tu esposa. — Señaló a los guardias. — Hablé con Hinata-chan, el día que te marchaste era su cumpleaños, así que salió con sus amigos y su padre lo descubrió. — Miró con tristeza a su hijo. — Todo el tiempo que estuviste afuera ella fue custodiada por un par de guardias... Espero que tu importante misión valiera la pena.
¿Qué acaso no podía vivir sin sentir culpa? Parecía que no importaba qué hiciera, siempre iba a lastimar a alguien.
— Yo arreglaré esto, por favor llama a una junta con el consejo mañana temprano para tratar el asunto de la cosecha.
— Bien, bienvenido de regreso, Shikamaru... — Le dijo la mujer al irse.
El chico suspiró con todo el cansancio acumulado del viaje y se dirigió a los dos guardias.
— Pueden irse y decirle a Hiashi-sama que he vuelto, y que deseo hablar con él mañana en la noche. — Los guardias asintieron y se marcharon a paso firme.
Shikamaru abrió la puerta y recordó la manera en que se despidieron, por lo que se propuso compensar a la chica por todo. Buscó en la cocina, la sala, el doujo, los dos jardines, el estudio, pero no vio a la chica por ningún lado, por lo que subió las escaleras y fue a su habitación, donde el ruido del agua corriendo le indicó que estaba en el baño.
— Hinata... volví... — Esperó pero no hubo respuesta. — ¿Hinata?
Solo se escuchaba el ruido del agua al caer.
Con cansancio dejó su mochila de viaje en el piso y se animó a abrir la puerta. Lo que vio le causó bastante incomodidad. Hinata estaba con la ropa y el cabello mojado delante del gran espejo que había en el baño, contemplándose en silencio, mientras el agua del lavabo se derramaba por todo el piso.
— Bienvenido a casa. — Respondió ella con voz queda y sin mirarlo.
— ¿Qué estás haciendo aquí?
— Estaba pensando... — Ella pareció despertar de su trance y se dirigió a cerrar la llave del agua.
— ¿Qué pensabas?
— Nada importante... — Fue su corta respuesta. — Iré a preparar algo de comer. — Contestó con poca emoción y salió de la habitación.
Shikamaru apretó el puente de su nariz y decidió darse un baño rápido con agua fría. Al salir, el olor a carne le despertó el apetito, por lo que bajó a la cocina, donde la chica preparaba todo en completo mutismo.
— ¿Estás enojada? — Si era honesto, aún no la conocía lo suficiente como para saber qué rayos estaba intentando Hinata.
— No. — Y continuó cortando verduras y cocinando la carne.
— Lamento la manera en que me fui... acabo de saber que fue tu cumpleaños.
— No importa, ya casi está lista la comida.
— Claro que importa, ¿Podrías dejar de ir de un lado a otro y hablar bien conmigo?
Hinata apagó el fuego de la estufa y miró al chico.
— Te escucho.
— La misión a la que fui era urgente, un grupo de rebeldes tenía sitiada la ciudad de Kumo y su última esperanza era que llegáramos lo más pronto posible para ayudar.
Hinata asintió.
— ¿Y por qué el hermano del Kazekage te estaba buscando?
Con que así se enteró, Kankuro había pasado a su casa, justo lo que Chouji había querido evitar al ir por él.
— Porque Temari se encontraba entre los heridos de la aldea, necesitaban refuerzos de Konoha.
— Está bien... — Respondió la chica mientras alzaba los hombros.
— Estuvo mal que no supiera que era tu cumpleaños...
— Shikamaru...
— Dime, Hinata...
— No me importa si no recuerdas mi cumpleaños o si quieres ir a ver al amor de tu vida. — Shikamaru recordó el destello de tristeza que vio en sus ojos el día de la boda. — Pero no puedo confiar en ti para ser el padre de mis hijos si saldrás corriendo cada vez que Suna requiera de tu ayuda.
— Tienes razón, no volveré a hacerlo.
Hinata lo miró con tristeza.
— Sabes que no es cierto... — El chico iba a replicar con cansancio, pero ella sacó una hoja de su mandil. — Estoy embarazada, tengo nueve semanas de gestación.
Aquello cuadraba perfectamente con la fecha de su boda, así que no había ningún error.
— ¿Desde cuando lo sabes?
— Me hicieron una prueba hace cuatro semanas.
— ¿Dónde pasaste año nuevo?
— Aquí, tu madre me hizo compañía.
— ¿Por qué no fuiste donde Kurenai y Mirai-chan?
Hinata se pasó una mano por la frente y lo miró con tristeza.
— Ya no importa. — Entonces volvió a cocinar en silencio.
— ¿Por qué no vinieron Kiba o Shino? ¿No son tus amigos?
— No soy alguien que necesite que lo rescaten, ni tu ni nadie más, Shikamaru.
— Yo pienso lo contrario, tu padre volvió a encerrarte y no hiciste nada para evitarlo.
— Bueno, por lo menos yo no defraudé a la gente de mi clan.
Aquello le caló al chico.
— ¿De qué hablas?
— Todos se quedaron tristes de que su nuevo líder saliera corriendo el día de la ceremonia, así que mejor preocúpate por tu gente, Shikamaru-kun, al final este matrimonio fue por los tuyos y por los míos, más allá de eso nada más importa.
— Arreglaré ese malentendido y te compensaré por lo sucedido. ¿Cuándo irás de nuevo al médico?
— La otra semana. — Dijo mientras comenzaba a servir un plato con todo lo preparado.
— Te acompañaré.
— Como gustes. — Entonces se dio la vuelta para irse.
— ¿No comerás?
Ella negó con la cabeza sin mirarlo.
— Ya comí, gracias.
Al terminar de comer, el chico salió con dirección a la casa de su madre.
— ¿Qué rayos sucede con Hinata? — Le preguntó a su madre, quien lo miró con tristeza.
— Creo que el embarazo la ha puesto muy sensible y el encierro no la ayudó mucho a pesar de que conseguí que me acompañara a algunas reuniones del clan. Si la descuidas, los perderás a los dos, a Hinata y a tu hijo.
— ¿Qué tengo que hacer?
— Pasa tiempo con ella, mímala un poco, ha estado vomitando mucho, sujeta su cabello y dile que pronto pasará todo.
Entonces entendió porqué estaba en el baño tan demacrada.
— Lamento lo sucedido el día de la ceremonia, compensaré a todos.
Yoshino sonrió.
— Está bien, hijo, pero por ahora ve a cuidar a Hinata y a tu bebé.
Shikamaru asintió y regresó a su casa, donde encontró a Hinata leyendo en silencio y sentada junto a la puerta corrediza que daba al estanque con un libro entre las manos. Decidió no interrumpirla y subió a su habitación, pensó en prender un cigarrillo, pero debido a al bebé que venía en camino se detuvo. Tenía que adaptarse a los nuevos cambios de su vida.
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Desde niño, Shikamaru siempre pensó que las mujeres eran problemáticas, no obstante sabía lidiar con mujeres como su madre, Ino o Temari que sabían lo que querían y él solo se limitaba a seguir sus órdenes. Pero con Hinata todo era diferente, ella tenía un extraño mutismo con el que no sabía cómo relacionarse. Sin duda le gustaba el silencio y poder dormir en el jardín sin ser despertado a gritos, pero le frustraba un poco la actitud tan dócil que había adoptado desde su regreso de Kumo, él quería terminar la discusión que iniciaron el día que marchó, pero ella parecía decidida a no discutir y aceptar todo lo que viniera de él. Ella se había vuelto tan silenciosa que a veces sentía que estaba solo en esa enorme casa.
— ¿Tienes todo listo? — Preguntó él al verla abrir la puerta de su hogar.
— Sí. — Fue su única respuesta mientras salía hacía el jardín delantero de su hogar.
— ¿Quién es tu médico a cargo? — Preguntó mientras la seguía de cerca, iban a ir a su primer revisión médica juntos.
— Shizune-san.
— Entiendo, supongo que está bien... — Respondió mientras caminaba a su lado.
Mientras cruzaban la última parte de los territorios Nara, un grupo de niños llegaron corriendo y los rodearon.
— ¡Hinata-sama! ¡Hinata-sama! — Exclamaban los niños con ímpetu. — ¿Cuándo volverá a preparar rollos de canela?
Shikamaru alzó una ceja, pero la chica solo atinó a agacharse para estar a la altura de los niños y sonreírles.
— Los prepararé pronto y se los enviaré con Yoshino-san, ¿De acuerdo?
Los niños gritaron con algarabía y retomaron su rumbo, corriendo y gritando de alegría.
— ¿Preparaste rollos de canela para los niños?
Hinata se incorporó y acomodó un mechón de su cabello.
— Tengo mucho tiempo libre, pero la idea fue de tu madre.
— Creo que pasaron mucho tiempo juntas, eh...
La chica asintió y retomó su camino.
— Hinata... — Ella lo miró de reojo y se detuvo al ver que él no la seguía.
— Dime.
— Al día siguiente de mi regreso hablé con tu padre, le dejé claro que no puede volver a encerrarte en mi ausencia, Konoha es un lugar seguro para ti y nuestro hijo, sin olvidar que la gente de mi clan también cuidará de ti.
La chica abrió los ojos sorprendida, pero luego bajó la mirada.
— Entiendo.
— ¿No te alegra?
— Sí, gracias, Shikamaru-kun...
El chico retomó el camino y ella lo siguió.
— Olvida los sufijos, puedes decirme Shikamaru o como consideres mejor, ahora nos une algo más que el matrimonio. — Ella asintió. — Por ejemplo, yo te llamaré Hinata, ¿Está bien?
— Hai.
Y continuaron el camino, hasta llegar a su destino, el hospital de Konoha.
Al llegar al hospital sintió las miradas de las enfermeras cuando preguntaron por Shizune, todas parecían más felices que su propia esposa.
— Shizune-sama los espera en la sala 2 de maternidad. — Informó la asistente.
Hinata asintió con una leve reverencia y emprendió el camino como si ya hubiera ido antes, el moreno la siguió sin decir nada más.
Cuando llegaron, Shizune estaba esperándolos muy feliz en la puerta.
— Hinata-chan, te vez radiante. — La peliazul le sonrió a la mujer, pero Shikamaru no podía estar de acuerdo, su semblante se veía demasiado pálido. — Es bueno verte también por aquí, Shikamaru.
— Gracias, quiero asegurarme de que todo vaya bien con los dos.
— Entonces, pasen, pasen...
Entraron al consultorio y tomaron asiento frente al escritorio.
— Si no me equivoco, estás en tu décima semana, ¿No, Hinata?
— Hai.
— Bien, en ese caso hoy debemos poder escuchar el corazón de tu bebé. — Hinata se acomodó nerviosa un mechón de cabello. — Pero primero debo llevar el control de tu peso... — Y la médico comenzó a tomar lo signos vitales de la peliazul.
Shikamaru observó a Hinata ser escrutada por Shizune y no pudo evitar sentirse incómodo por estar presente. Hinata parecía bastante incómoda con su presencia, mientras respondía a todas las preguntas que le hacía la médico.
— ¿Sigues con vómitos en la mañana?
— Sí, también luego de comer.
— Entiendo, ¿Ella tenido antojos?
El rostro de la peliazul se sonrojó un poco porque la pregunta le fue dirigida a su esposo, quien no sabía qué responder, Hinata no le había pedido nada de comer.
— Un poco, tuve ganas de yakisoba de verduras y fresas con miel. — Respondió Hinata para evitar el silencio incómodo.
— ¿Sigues cocinando, Hinata?
— Sí.
— Deberían ir pensando en que alguien más lo haga, me temo que estás subiendo de peso más rápido de lo esperado, imagino que pruebas todo lo que preparas, más que de costumbre ¿No?
La chica volvió a sonrojarse.
— Si.
Shizune rio.
— Si no quieres tener problemas para regresar a tu peso, deberás controlar más tus comidas al día.
— Entiendo.
— Ahora acuéstate en la camilla, vamos a escuchar a tu bebé.
Shikamaru sintió que las manos empezaron a sudarle, a pesar de no haber dicho ni una sola palabra, sentía que quería salir corriendo de ahí. Observó a Shizune levantar la playera de su esposa y empezar a revisar el todavía plano vientre de la chica.
— Todo parece estar en orden. —Murmuró Shizune y entonces sonrió ampliamente. — ¿Quieren escuchar a su bebé?
Ambos asintieron con la cabeza, por lo que Shizune le colocó el estetoscopio a la madre, a quién se le iluminó el rostro después de unos segundos.
— Shikamaru... — Murmuró la chica de ojos lavanda, y su esposo se apresuró para llegar a su lado y colocarse el aparato en los oídos.
Primero hubo silencio pero después comenzó a escuchar un pequeño repiquete y sintió unas repentinas ganas de sonreír. Iba a ser padre... ¡Iba a ser padre!
Fue la primera vez que comprendió la magnitud de lo que su clan esperaba de ambos... tener un hijo era más que una obligación, una pequeña parte de él estaba creciendo en el vientre de Hinata.
— Suena muy saludable, creo que todo está bien por ahora. — Empezó a decir Shizune luego de algunos minutos de mutismo por parte de los dos futuros padres. — Pero necesitas cuidar tu alimentación y debes seguir tomando las vitaminas que te di la revisión pasada, ¿De acuerdo, Hinata?
— Si, muchas gracias, Shizune-san. — Respondió Hinata con tranquilidad, demasiada en opinión del chico, quien se sentía bastante emocionado por lo sucedido.
— Muchas gracias. — Dijo Shikamaru con alivio.
— No es nada, me alegró verte hoy por aquí, Shikamaru-san. — Respondió Shizune. Pronto Hinata estuvo de pie con su ropa acomodada y ambos padres primerizos salieron del consultorio.
— Olvidé preguntarle algo a Shizune-san, ¿Te veo en la entrada? — Preguntó Shikamaru a la chica, quien asintió.
Vio que la chica se alejó un poco y regresó con Shizune.
— ¿Sucede algo, Shikamaru-san?
— Sí, verás... — Rascó su cabeza un poco apenado. — Apenas regresé de una misión y me gustaría estar más activo en el embarazo de Hinata, ¿hay algo más que deba saber o hacer?
Shizune sonrió.
— De momento todo está bien, pero debes estar al pendiente de ella, no se ve muy animada y eso puede afectar a su salud. Sé que le dije que cuide su alimentación, pero no estaría mal si le consiguieras algunas fresas o un pequeño antojo de vez en cuando. — Y titubeó.
— ¿Algo más?
— Shikamaru-san... Tsunade-sama me contó de los motivos de su compromiso, no quiero parecer que me estoy entrometiendo, es solo que hay algo que me preocupa que pueda afectar a la salud de Hinata-chan.
— No, está bien, sé que no he sido la mejor pareja para Hinata pero ahora quiero hacer las cosas bien.
— Me alegra oír eso, porque a veces no es fácil ser madre, el cuerpo cambia y para una kunoichi es difícil dejar de lado la independencia a la que se está acostumbrada. Así que será más fácil para ella aceptarlo si tiene alguien en quién apoyarse.
Shikamaru asintió.
— Es problemático, pero lo haré.
— Es bueno oír eso...
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Por otra parte, Hinata llegó a la entrada del hospital, pero al no ver que su esposo viniera, decidió sentarse en la sala de espera.
— ¿Hola?
Hinata alzó la mirada al escuchar que la llamaban. Era Genma Shiranui. Hubiera deseado no verlo en ese lugar, estaba muy apenada por no haber podido avisarle de que ya no podrían estudiar fuinjutsu.
— Hola, yo... — Pero de pronto vio que llevaba un vendaje en su mano izquierda. — ¿Estás herido?
— ¿Esto? — Negó con la cabeza. — Es un simple esguince, en mi última misión me lastimé pero todo está bien. — Sonrió. — ¿Y tú como has estado...?
— Un poco ocupada, siento no haber ido a la biblioteca de nuevo... — Dijo con un poco de pena.
— No te preocupes, imagino que ser esposa de Shikamaru-san implica muchas obligaciones, pero no descuides tu entrenamiento ninja, en marzo serán los primeros examenes jounnin del año.
Aquello hizo que la pequeña sonrisa de la chica desapareciera.
— Creo que no podré aplicarlos de momento. — Bajó la cabeza un poco avergonzada, solo su padre y Yoshino Nara sabían de su estado actual. — Estoy embarazada.
El rostro del jounnin mostró una evidente sorpresa, que fue reemplazada por una gran sonrisa.
— ¡Oh! Muchas felicidades, Hinata-chan, sin duda serás una maravillosa madre.
Ella negó.
— No estoy tan segura... — Pero de inmediato se retractó de sus palabras, — Pero daré mi mejor esfuerzo, supongo que mi carrera ninja tendrá que esperar un poco.
— No te preocupes, cuida de tu salud y de tu hijo, y cuando te sientas lista, puedo ayudarte a entrenar... quiero decir, eres joven y tienes mucho tiempo por delante.
Hinata sonrió genuinamente.
— Gracias.
—En fin, iré a que me cambien este vendaje, cuídate mucho y nos vemos luego... — Se despidió el shinobi y marchó con prisa. Pronto Hinata descubrió que Shikamaru se dirigía hacía ellos y agradeció que Genma le ahorrara el hecho de explicar a su esposo que lo conocía. Sus palabras la habían animado lo suficiente.
— Espero no haber tardado mucho. — Comenzó a decir el chico mientras ella negaba con la cabeza.
— Está bien, no hay problema.
Y salieron en silencio del hospital.
— Estaba pensando... — Shikamaru dudó en proseguir. — Creo que sería una buena idea hacer una pequeña reunión con los chicos, creo que sería buena idea para hacer pública nuestra espera.
— Claro...
Algo en el tono de la voz no le gustó al chico.
— ¿No estás emocionada?
Hinata miró el suelo, pero se armó de valor para mirar al chico a los ojos.
— No esperaba quedar embarazada tan pronto, solo debo acostumbrarme un poco más. — Trató de sonreír sin mucho éxito.
— Muchas gracias, Hinata.
Ella lo miró interrogante.
— ¿Por qué agradeces, Shikamaru?
— Porque a pesar de todo estás cumpliendo mejor de lo que yo lo he hecho para que este matrimonio funcione. Voy a cuidar de ti y de nuestro bebé, así que solo espera un poco y cuando crezca un poco seguro podrás retomar tu carrera ninja, no te preocupes tanto.
Ella por fin pudo sonreír.
— Gracias... — Y de pronto se sonrojó porque quiso creer que sus palabras eran honestas. — Fue muy lindo poder escuchar sus latidos.
Y así empezaron una larga conversación hasta llegar a casa. Aquello le animó a Shikamaru a seguir esforzándose por la nueva familia que estaba formando.
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Muchas gracias por leer, ojalá puedan dejar un review con su opinión y bueno, espero que les haya gustado el capítulo.
¡Nos leemos pronto!
04 de mayo del 2021
