había llegado temprano aquel día en el que Terry no había llegado, ella miraba a cada segundo a la puerta queriendo que el entrará para poder acercarse y decirle todo lo que aquel día le esperaba.

El reloj marcaba las 8:45 y el todavía no aparecía, sus piernas se movían de manera inquieta, trataba de distraerse haciendo ruidos con los dedos de sus manos sobre su escritorio

¿Será que se durmió o está enfermo?.

Se preguntaba así misma cuando por fin apareció caminando a paso veloz, ella se puso de pie ante su presencia, pero ni siquiera la noto pues su mirada azulina iba hacia el frente claramente molesto, aún así ella se comenzó a caminar detrás de el queriendo alcanzarlo para poder decir lo que tenía que decir.

- buenos días señor - saludo la rubia cabizbaja.

- buenos días, ¿Podrías decirme mi agenda de ahora?

Candy levantó su vista - señor - lo llamó un poco sorprendida - usted, usted, está...pálido - dijo asustada creyendo que estaba viendo más se acercó un poco queriendo averiguar si era verdad o un truco de su mente

-¿Se nota mucho? - pregunto el castaño con naturalidad.

Ella lo miro a los ojos - se nota distinto pero saludable - dijo Candy alejándose - señor, ¿Usted está bien?.

Su mirada azulina fue hacia ella - no es importante, no te preocupes.

- señor Granchester, tiene visitas - interrumpió un hombre entrando sorpresivamente

-¿De quién se trata?.

- es, es...el señor Styles.

El castaño suspiro antes de comenzar a caminar, iyendo detrás del hombre de traje elegante.

- ¡Granchester! - exclamó aquel hombre de sombrero oscuro y ropa clara, vestía de manera elegante pero extraña y con estilo.

-¿Estas listo? - pregunto Terry de brazos cruzados.

- claro, siempre lo he estado - dijo riendo al tiempo que se ponía a duras penas de pie.

-¿Estas borracho?.

- solo fue una copa, fue un viaje largo.

El castaño suspiro - no podrás hacerlo en ese estado - su mirada bajo al piso - regresa a Francia - dijo apunto de irse.

- Granchester, solo fue una copa no creo que haga algo, además...tu, tu no te ves muy bien.

El de mirada azulina cerró sus ojos - estaré bien, olvídalo - dijo antes de seguir su camino dejando atrás a la rubia quien sin entender ni media palabra de lo dicho antes comenzó a caminar no sin antes mirar hacia el hombre que parecía entre asustado y preocupado, sin duda algo pasaba pero aún no lograba descifrarlo. Cómo si supiera de sus dudas, el castaño desapareció el resto del día sin llevarla adónde sea que estuviera. La noche había caído, y las calles de New York estaban cálidas y esa fue la razón por la que aquella rubia caminaba despreocupada aquella noche, su mente no paraba de pensar y pensar en todo lo que había pasado.

Llegó tarde, con piel pálida y desaparece en todo el día - suspiro - algo no está bien - le respondió su voz interior misma que hizo que ella sacudiera su cabeza levantándose de su asiento para comenzar a caminar.

-! Candy! - fue el grito a lo lejos, ella se detuvo viendo hacía la dirección de aquel grito, sus ojos verdes se abrieron en sorpresa al descubrir de quién se trataba.

- señor - balbuceó temiendo que su mente estuviera haciendo una mala jugada.

- escucha, tienes que venir con Migo, te explico todo después - dijo tomando a la rubia del brazo sin darle oportunidad de decir algo, ella subió al carro sin entender nada de lo que estaba pasando - Candy - la llamo el castaño tras llegar a una puerta, ella lo miro creyendo que resolvería todas sus dudas - no te despegues de mi - dijo antes de bajar y abrir la puerta para después extender su mano y ayudar a la rubia a bajar y comenzar a caminar hacia la puerta misma que abrió una mucama vestida de forma elegante.

- buenas noches joven Granchester - saludo la mujer con una reverencia.

- buenas noches Imelda, ¿Dónde está mamá? - pregunto el castaño.

- ella está en la mesa junto a sus hermanos, ellos lo están esperando - contesto - deje que le ayude con su abrigo - dijo acercándose al castaño para quitar su abrigo color negro de el y después caminar rumbo hacia la mesa donde estaba una mujer de melena rubia en soledad mientras tomaba una taza de café.

- mamá - la llamo el castaño para caminar hacia ella quien se puso de pie.

- Terry - dijo la mujer con brillo en sus ojos extendiendo sus brazos para escribir al castaño en un abrazo mismo que la rubia miraba sintiendo un vacío tras ver las lágrimas de felicidad de aquella mujer - ¿Estás bien? - pregunto la mujer tras deshacer el abrazo.

- si mamá - contesto el de ojos azules secando de manera suave las lágrimas del rostro de aquella mujer con un pañuelo.

- tenía muchas ganas de verte, hace mucho que no te tenía cerca - continuo la mujer con una sonrisa sin poder evitar seguir derramando lágrimas. El castaño pensaba en una respuesta válida para su ausencia sin embargo su madre desviando su atención hizo que tragara saliva pues sabía lo que se venía - oh no, lo siento querida, ¿Quien eres tu? - pregunto mirando hacia la rubia.

- buenas noches, mi nombre es Candice white pero puede decirme Candy - dijo extendiendo su mano mismo que la mujer miro por un segundo antes de estrellarla y sonreír.

- Candy es un lindo nombre, soy Eleonor madre de Terry.

La rubia miro al castaño - su hijo me ha hablado sobre usted - dijo logrando que la mujer mirara al castaño

- espero que hayan Sido buenas cosas - dijo tomando aire - Imelda - dijo la mujer haciendo que la mucama apareciera - puedes avisarle a ambos que su hermano está aquí, diles que tenemos visita - ordeno la mujer haciendo la mujer asintiera antes de desaparecer tras las escaleras - pasemos a la mesa, la cena esta esperando - dijo la mujer de manera amable sin quitar su mirada de la rubia quien camino a la mesa sin entender nada, la mirada de aquella mujer sobre ella la tenía nerviosa sentía que en cualquier momento pasaría lo que ella no quería - Candy - la llamo haciendo que la rubia la mirará - tu asiento es ahí - dijo haciendo referencia al asiento que estaba al lado del castaño quien la miro por unos segundos antes de ella tomar el asiento que ella aseguraba era el suyo al menos por aquella noche.

- así que tú eres nuestra vista - comento una voz sacándola de su mundo, ella miro hacia el castaño de ojos grises sin entender de quién se trataba.

- ¿Pensabas que era alguien más importante? - pregunto el castaño mirando hacía el castaño quien sonrió.

- no digas tonterías, tu eres más importante - contesto el castaño mismo que miro a la rubia que estaba al lado de Terry por un segundo - vaya, al fin trajiste compañía, tu de visita y con compañía, eso suena como un milagro, ¿Acaso piensas irte para siempre? - pregunto tomando asiento.

- Richard - lo llamó la mujer haciendo que el castaño de ojos miel la mirará - deja de molestar por favor - pidió de forma molesta pero suave, ella miro a la rubia quien mantenía su vista hacia el frente sin entender nada, su cabeza era un revoltijo de preguntas - Candy - la llamo la mujer haciendo que la nombrada la mirará - ¿Quieres venir con Migo un segundo? - pregunto a lo que Candy miro al castaño.

-¿Tiene que ser ahora? - pregunto Terry sin mirarla - mamá Candy es solo una amiga - dijo logrando que en la cara de su madre se pintara la sorpresa misma que trato de disimular.

- no quiero hablar de lo que estás pensando, solo quiero saber con qué clase de personas convives - dijo con tono de preocupación.

- mamá, ya no soy un niño

La mujer sonrió, poniéndose de brazos cruzados - está bien señora, yo iré con usted - dijo la rubia impidiendo que la mujer dijera lo que tenía que decir, el castaño de ojos azules la miro - no te preocupes, volveré en seguida - contesto la rubia con una leve sonrisa tras ver qué la mujer comenzaba a caminar iyendo por un pasillo lejos de la mesa. Ella trago en seco.

- Candy - la llamo el castaño suavemente sin mirarla, ella se giró para verlo - si algo llega a suceder haz lo que tengas que hacer - dijo después logrando que la rubia se pusiera aún más nerviosa que antes, comenzó a caminar por aquel pasillo por dónde se había ido aquella mujer, ella permanecía de brazos con ojos cristalinos, sus manos comenzaron a sudar tras lograr ver qué aquella mujer la estaba mirando.

- señora yo solo...- comenzaba a decir sin saber exactamente qué era lo que tenía que decir.

- ¿Desde cuándo estás con el? - pregunto la mujer acercándose la rubia se quedó en blanco.

- trabajo con el hace unas semanas - contesto de una forma sincera tratando de ocultar sus nervios.

- ¿Estás segura que solo son amigos? - pregunto la mujer sin quitar su mirada de ella la rubia comenzó a pensar en una respuesta.

- si, como le dije comencé a trabajar con su hijo hace poco y ahora, ahora somos amigos, nos hicimos amigos hace dos días su hijo me dijo que usted haría una cena y me propuso venir con el, eso es todo - dijo sabiendo que estaba omitiendo parte de la verdad, ella desvió un poco su mirada

La mujer suspiro - que bueno - contesto aliviada logrando que Candy la mirará nuevamente - te iba a decir lo de siempre pero, en vista de que solo son amigos no veo por qué hacerlo - dijo tomando asiento.

- puede decirme lo que quiera, yo estaré aquí para escucharla.

La mujer sonrió - ¿Sabías que todas las demás huyen de esta parte?

- pero, yo no seré como las demás - contesto la rubia logrando que aquella mujer bajará su mirada, una melodía a lo lejos hizo que levantará su mirada viendo hacía el lugar adónde provenía aquella música.

-¡Señora! - grito la voz de una mucama pareciendo feliz - su hijo, está adentro tocando...- la mujer no pudo terminar lo que iba a decir puesto a que la otra mujer había salido corriendo hacia el lugar adónde provenía aquella melodía.

Candy guardo levantó su vista - ¿es Terry tocando el piano? - pregunto la rubia tras escuchar la melodía de un piano a lo lejos.

- el señor está en el cuarto de su padre, la señora deseaba eso hace mucho tiempo - contesto la mujer logrando que Candy comenzará a regresar iyendo por aquel camino mismo que la madre de Terry había caminado, fue tras llegar que desvió su mirada hacia la derecha donde estaba aquella mujer con lágrimas en sus ojos, sin saber si era buena idea comenzó a caminar hacia la mujer que parecía limpiar sus lágrimas.

- señora, ¿Está bien? - pregunto la rubia sacando de su bolsillo un pañuelo mismo que aquella mujer acepto para secar sus lágrimas.

- hace mucho que no lo hace esto - sonrió - debes pensar que soy una llorona.

- oh no, la verdad también soy sensible - contesto la rubia de manera dulce y suave tratando de que aquel castaño no se diera cuenta de su presencia.

La mujer miro por un segundo a la rubia - Candy - la llamo logrando que la rubia la mirará - el se irá - dijo bajando su mirada, la rubia se quedó en blanco sin saber que decir, fue entonces cuando a su mente vino aquella escena del barco en el que Terry había mencionado que se iría.

- si Terry me dijo algo parecido - contesto - pero, supongo que volverá, ¿Verdad?.

La mujer miro hacia el castaño, sus lágrimas no paraban de salir de sus ojos para deslizarse por sus mejias, ella asintió - claro que volverá, pero tu debes cuidarlo mientras tanto - termino de decir confundiendo a la rubia quien desvió su atención hacia aquel castaño quien seguía enfocado en tocar aquella melodía, misma que hizo que Candy sonriera sin importarle sus dudas.

Aquella melodía era tan suave y sentimental que no podía salir de su mente junto con la imagen de aquel castaño de ojos azules, tocando un piano.

-¿Te sucede algo? - pregunto la voz de la pelinegra misma que tomo asiento adelante suyo.

- toca el piano - susurró para si misma con una sonrisa.

-¿Quien toca el piano? - pregunto la morena logrando que la rubia de ojos verdes la mirará

- no es nada, yo debo irme - dijo poniéndose de pie.

-¿Estabas hablando de él verdad? - pregunto la de ojos azules

- hablamos después - dijo la rubia iyendo hasta la puerta para irse.

- Candy - la llamo deteniendo su andar, ella suspiro - no tengo suficiente dinero para pagar mi vuelo de regreso, me quedaré más tiempo con Tigo.

Candy la miro - está bien, luego lo hablamos - contesto para seguir su camino hacia aquella empresa sintiéndose diferente, su corazón latía con una fuerza extraña que hizo que pusiera su mano sobre su pecho queriendo sentir como latía, sin embargo todo ese raro comportamiento de su corazón una vez sus ojos vieran a aquel castaño en el mismo lugar de siempre - buenos días - saludo la rubia con una sonrisa, misma que el castaño respondió por una milésima de segundos.

- buenos días - contesto poniéndose de pie - creo que te debo una explicación sobre lo de anoche, ¿Verdad? - pregunto el castaño de brazos cruzados pensando en alguna explicación.

- no se preocupe, no tiene que explicarme algo que no quiere - dijo la rubia logrando que el castaño la mirará - puede pedirme que lo haga de nuevo si lo quiere o lo necesite, yo lo haré - dijo sonando segura, el castaño la miro a los ojos buscando alguna pizca de algo que le ayudará a detectar alguna señal, sin embargo todo lo que pudo encontrar fueron unas pecas junto con unos grandes y tranquilizadores ojos verdes.