LA CENICIENTA FUGITIVA
Aclaraciones previas: Para que no crean que escribí este capítulo medio dormida, déjenme decirles que en el mundo de esta historia el día dura 30 horas —por lo tanto la media noche es a las 15:00 A.M. y el atardecer es alrededor de las 7:00 PM—, el año inicia cuando la primavera inicia, los meses tienen otros nombres —y otras duraciones— junto a otros detalles más que, repito, sí fueron a propósito.
No me tardé en escribir este capítulo por flojera, estuve muy ocupada, por no mencionar que ha sido el más largo hasta ahora con 27 paginas en Word —*se deja caer en el sillón más cercano*—. Okay, continuemos…
Capítulo 3: La verdad entre los disfraces.
Después de que Adrien también cambiara su atuendo y el de Alix ellos fueron su chofer y paje respectivamente para luego descansar unas 2 horas, el joven tomó una posición sanadora y tenía que esperar a que le hiciera efecto —los golpes que le quitó a Marinette eran más serios de lo que se veían.
Dieron marcha hacia el castillo tomando un atajo por el bosque que sólo él conocida, llegaron a la capital minutos pasadas las 8:00 de la noche, ya todo estaba oscuro. Marinette asomó la cabeza al avisarle Adrien que pronto cruzarían el puente hacia el portón del muro del castillo, aun en la distancia se veía majestuoso. Volvió al interior de la carroza para dar una última advertencia.
—Por favor, cuídense mucho cuando anden por allí.
Antes de partir se pusieron de acuerdo en cómo iban a proceder en el baile. Como Plagg y Tikki no querían aburrirse en los establos reales Adrien hizo una modificación al hechizo de modo que pudieran cambiar a sus formas originales y de vuelta a caballos voluntariamente mientras este durase. Alix los acompañaría a pasear por allí mientras que el mago cuidaría que Marinette no se acercara mucho a su "familia" ya que el hechizo ocultaba su apariencia mas no su voz.
—Descuida, seremos muy sigilosos —le aseguró Luka— Además, Alix estará con nosotros. Tú disfruta esta noche.
El guardia del portón se le quedó viendo más tiempo a su invitación que a las otras pero al final sólo se encogió de hombros y los dejó entrar. Pasaron el puente y en pocos segundos ya estaban frente a las escaleras principales. Alix abrió la puerta, Marinette apretó los puños "Aquí vamos" y dejó a Luka adentro.
Todas las miradas se posaron en ella desde el momento en que salió del carruaje y más se le sumaban conforme caminaba —claro, las apartaban segundos después disimuladamente para no ser tan obvios—. Sabía que por lo menos la mitad de esas miradas se debían gracias a su calzado.
Adrien le hizo unas zapatillas de cristal rojas con puntos negros usando unas botellas de perfume vacías, parecían ser obra de un maestro vidriero; las hechizó para que se adaptaran a la forma de sus pies y también le dio unas plantillas de lana, así podría bailar totalmente cómoda.
Adentro, el saludo público de la princesa Juleka ya había pasado por lo tanto la gente se encontraba dispersa en todo el gran salón. Marinette se quedó embelesada momentáneamente al ver lo hermoso que era el lugar.
El alto techo era sostenido por 8 enormes columnas de piedra blanca que en la parte superior formaban arcos apuntados —dividiendo el techo en 3 enormes bóvedas cuatripartita— mientras que los pilares estaban llenos de relieves simulando enredaderas con hojas de 3 puntas, las paredes beige claro relucían por la luz del enorme candelabro elevándose en el centro acompañado de los 4 más pequeños.
Aún desde lo alto de las escaleras pudo distinguir que todos llevaban antifaces o máscaras "La edición de la carta que me envió Alya no era la final ¿Verdad? Esto será más difícil de lo que pensé" suspiró mientras bajaba.
Debía encontrar a Alya mientras aún faltara tiempo para que su alteza el príncipe diera inicio a los bailes de la noche; tal vez era el cumpleaños de su hermana pero el protocolo decía que el de rango más alto en el castillo debía iniciarlos.
No obstante, tenía que esperar a que Adrien llegara a cubrirle la espalda así que al bajar a las escaleras fue a donde sabía que su madrastra y hermanastras no se acercarían: la mesa de postres.
En los establos:
Dejaron el carruaje estacionado en el patio grande del castillo y Alix se llevó a Luka bajo el sombrero. Adrien se escabulló tras los establos en lo que su amiga entraba con Plagg y Tikki, tumbó algunas cosas de allí y cuando el ruido alertó a los trabajadores que estaban cerca él huyó mientras los animales aprovecharon que el sitio se quedó vacío volviendo de nuevo a sus formas de gato y pájaro.
Alix se transformó en un hurón y juntos los cuatro se escabulleron por la entrada de servicio en una oportunidad. Pronto se encontraban caminando en los pasillos vacíos de la parte de atrás del castillo.
—Eso fue más fácil de lo que esperaba —dijo Plagg.
—Mejor para nosotros ¿A dónde quieren…?
La cambia-formas se detuvo al voltear hacia atrás y ver que dejaron a Luka unos metros atrás, el ratón se sostenía la cabeza, temblaba.
—Oye ¿Estás bien?
Sentía como si su cráneo le palpitaba, inició desde que entraron por el muro mas no había dicho nada ya que era muy leve, sin embargo al entrar al castillo se acrecentó hasta ser una migraña. A pesar de lo doloroso que era eso no fue lo que acaparaba su atención.
—Yo… conozco este lugar… Sí ¡Sí, conozco el castillo!
— ¿Estás seguro? —preguntó Tikki.
—Sí… ya he visto esto… —por suerte la migraña empezaba a disminuir— si caminamos 2 pasillos adelante y damos vuelta a la derecha vamos a llegar a una puerta con un león tallado en ella por donde los sirvientes entran a los pasillos elegantes… donde hay alfombra…
Plagg fue a comprobarlo —cuidando antes de que no hubiera nadie cerca—, la puerta que le indicó se encontraba abierta, así la servidumbre podía entrar y salir libremente, por lo que sólo necesitó empujarla para ver adentro.
— ¿Quién lo diría? parece que nuestro amigo Luka solía vivir en el castillo —anunció el gato al volver.
—Eso explica porque conocías las runas azules —recordó Tikki—. Quizás eras la mascota de un músico que trabajaba aquí y por eso sabes cómo se toca una guitarra.
—Es probable… wow… así que aquí vivía yo… —sonrió, después de casi 6 años al fin estaba recuperando trozos de su memoria.
— ¿Quieres que sigamos recorriendo el lugar a ver qué más conoces?
—Sí pero al rato, Alix. No quisiera tener otro dolor de cabeza tan pronto si es que se repiten ¿Qué es lo ustedes quieren hacer?
—Yo tengo hambre, no he probado bocado alguno desde la media sardina que comí en la mañana.
—Hmmm, podríamos ir por algo a la cocina, sólo que necesitaría el uniforme de los trabajadores.
— ¿No puedes transformar la ropa que usas? —preguntó Tikki.
—No, cada forma es como un traje distinto y se queda siendo lo que es a menos que lo cambie.
Se le quedaron viendo confundidos así que decidió mostrárselos. Volvió a su forma humana, seguía vistiendo su traje de paje.
—Botas, pantalones, camisa, chaleco, sombrero —señaló cada cosa para luego transformarse en hurón otra vez y de vuelta a persona—. Las mismas prendas siguen aquí. Ahora, si me quito el sombrero y ensucio mi pantalón... —dijo frotando la suela de su bota en él.
Repitió lo que hizo hace un momento y al ser humana otra vez ningún sombrero nuevo reemplazó el que se quitó y la mancha de su pantalón seguía allí.
—Ohhhh —captaron al fin.
—Bueno, pero ¿Cómo vamos a ir a la cocina? —insistió el gato.
—No se preocupen, ayer en el mercado escuché que al fin volvieron a importar tabaco después de meses. Más de uno va a darse un descanso para fumar afuera donde nadie los vea —les guiñó el ojo.
— ¡Oh, sé dónde queda el pasillo por el que salen para ir a fumar! Hay un armario de escobas cerca; podrías esconderte allí…
—…golpear a alguno que pase solo y robarle la ropa —continuó Alix— Oooh, me gusta como piensas ¡Voy a hacerlo!
—En realidad iba decir que lo dejáramos atado adentro pero, bueno, si crees que así será más fácil….
—No le pegues tan duro ¿Sí? —Le pidió Tikki.
—Lo prometo.
En el salón de baile:
Adrien había llegado con ella hace un par de minutos, por poco no lo reconoció —ya que cambió su atuendo a un traje elegante y un antifaz negro con orejas de gato— mas al guiñarle el ojo y mostrarle la cicatriz de daga en su mano supo que era él.
Ahora con el chico cubriéndole la espalda al fin dejó la mesa de postres y se fue a buscar a su amiga. Cada vez que se topaba con alguien que se le parecía ella preguntaba en voz baja "¿Mademoiselle Alya Césaire?" pero hasta el momento sólo obtuvo negativas.
Estuvo así 30 minutos, se acercó otra joven que se le parecía y al intentar preguntarle lo mismo Adrien la jaló del brazo.
—Harpía mayor a las 2 en punto.
Captó el mensaje y salió del salón hacia los jardines. Iba a esperar hasta que se fuera a platicar en otra parte, el mago le avisaría cuando eso pasara. Las bancas vacías más cercanas eran las que estaban al lado de la fuente "Lo que se oculta de los espejos es visible para el agua" recordó lo que Adrien dijo así que mejor aprovechó en darle una vuelta a los jardines reales porque ¿Cuándo en su vida iba a poder hacerlo de nuevo?
Anduvo por el lugar maravillándose de las plantas exóticas cultivadas allí, los arbustos podados con formas animales y las flores multicolores plantadas para formar el escudo de armas de la familia real. Sin darse cuenta ya se había alejado mucho del edificio, llegando al laberinto de setos. Se habría asombrado de su altura de no ser porque algo más captó su atención.
Marinette ahogó un grito al creer que se trataba de un fantasma en las sombras pero al enfocar mejor la vista se dio cuenta que sólo era una joven vestida de azul pálido. Tenía un velo mediano que cubría todo su cabello el cual empezaba en la parte superior de su emplumado antifaz blanco; a pesar de que no veía bien la mitad de sus facciones con dicho atuendo notó su tristeza por el modo en que estaba sentada. Parecía absorta en sus pensamientos, no quería interrumpir algo importante así que retrocedió. Por desgracia pisó una ramita que alertó a la chica.
Juleka también ahogó un grito que calmó al ver a la joven. Desde hace años que ya no cabía en su escondite secreto y la banca más lejana dentro del laberinto fue ocupada por una pareja así que se tuvo que conformar con esa banca a la sombra provocada por la luz de luna.
—Lo siento, yo… ya me voy.
—No, no, está bien, no me asustaste. Espero no haberlo hecho yo.
—Siendo honesta… sí lo hiciste, pero sólo un poco.
Reprimió una risa, los intentos de su hermano por hacerla ponerse algo de color claro no le impidió dar miedo.
— ¿Vienes aquí para verte con alguien?
—No, en realidad evito a alguien.
—Ya somos dos —"En mi caso evito a todos"
— ¿Te molesta si me siento aquí un rato?
El tono despreocupado con el que le hablaba la intrigó superando sus ganas de estar sola.
—De acuerdo.
En el castillo:
No tuvieron que esperar demasiado para que llegara un trabajador de la cocina sólo a ese pasillo, Alix lo metió al armario de escobas agarrándolo del cuello de la camisa, ya adentró lo noqueó con un fuerte cabezazo y también lo ató de pies y manos por si acaso luego de quitarle la ropa.
Como era más alto que ella el traje le quedó un poco arrugado pero era mejor eso que nada. Entró a la cocina siguiendo las indicaciones de Luka quien por suerte cabía dentro de su sombrero junto a Tikki, incluso era bastante grande para tapar sus orejas puntiagudas ya que su función era evitar que cayera cabello a las bandejas con comida mientras las llevaban al gran salón.
Quien no tuvo tanta suerte fue Plagg, tuvo que ir bajo la camisa y el chaleco del uniforme aparentando ser el busto de Alix —ya que si iba en el estómago iba a parecer embarazada y, obvio, el jefe de la cocina no iba a poner a trabajar a una mujer en ese estado llevando y trayendo bandejas.
Logró entrar sin llamar la atención, tomaron platillos de las distintas mesas hasta llenarla. Justo se estaba yendo cuando…
— ¡Alto! Usted, venga acá —la señaló un hombre alto.
— ¿Sí?
— ¿Qué hace con esa bandeja llena de cosas diferentes? Usted es del equipo de los bocadillos horneados —reparó en el pequeño broche amarillo que tenía en el uniforme—. Están por allá.
"¡Ay, demonios! No, tranquila. Improvisa"
—A mí me indicaron que llevara todo esto al salón, Jean-Pierre en persona me lo dijo.
—He trabajado aquí 15 años y no hay ningún Jean-Pierre involucrado con los servicios de banquetes —cruzó los brazos.
— ¡Oiga, no me culpe por no estar al tanto del nuevo personal en el castillo! Si tiene una queja désela a él porque yo no me voy a meter en problemas con Jean-Pierre o con su alteza por usted —finalizó poniéndole el índice en medio de su pecho.
Dio media vuelta yéndose de allí, dejando al hombre atónito mientras contenía un suspiro de alivio que liberó al salir.
—Eso sí que es improvisar.
—Gracias ¿Ahora por dónde? —preguntó en voz baja.
—Sal por la puerta de la que hablé hace rato hacia los pasillos elegantes, luego avanza 2 al frente y da vuelta a la izquierda en el corredor largo hasta llegar a las escaleras de caracol de la derecha, la sección del segundo piso a la que da esa escalera tiene varios cuartos vacíos donde comer.
—Eso espero, ya me estoy asfixiando —se quejó el gato desde abajo de la tela.
Se asomó por la esquina al llegar al corredor largo y no había nadie allí, bajó a Tikky y Luka de su cabeza y sacó a Plagg del abrigo —quien se dejó caer dramáticamente sobre la alfombra—, luego dejó la bandeja en el piso y se transformó en loba para escuchar los alrededores con atención.
—Chicos, tuvimos otro golpe de suerte, no hay nadie a muuuchos pasillos de distancia, podemos andar por el corredor en calma.
— ¡Qué bien! Pero… ¿Podrías volverte persona otra vez? —Pidió el ave—. Es que nos das miedo así.
—Oh, cierto —rió volviendo a su forma humana.
Caminaron tranquilamente, admirando las armaduras antiguas que adornaban el lugar. Al subir la escalera de caracol se encontraron a un guardia de espaldas así que retrocedieron en silencio, ya abajo de nuevo Alix tiró al suelo una armadura y se escondieron tras una puerta sin cerrarla. Cuando el guardia fue a levantarla los cuatro se escabulleron.
En el primer piso:
Enfocarse en vigilar al trio nefasto era muy difícil mientras trataba de disimular el dolor.
Eran tres puntos a los que tenía que mirar cuidando de no perder de vista los otros dos, Adrien tenía que rotarlos continuamente e intentar no marearse haciéndolo. Aunque los golpes ya no palpitaban desde hace rato seguían doliendo muchísimo, en especial al moverse, y descansar por un rato no era una opción. Su antifaz aumentaba el dolor del golpe en la nariz y la patada bajo el diafragma le impedía respirar profundo sin resentirlo.
Y por último pero no menos importante: la gente. Si ver a cuatro individuos nuevos fue para él como si un rayo hubiese caído fuera de su casa, ahora que se encontraba rodeado de decenas y decenas de personas era hallarse en medio de una tormenta en el mar. Tantas voces, tanto movimiento, tantas luces y música.
A su yo de niño le hubiera encantado estar allí —tantas charlas por tener, tantos amigos por conocer—, su yo de 17 estaba abrumado, sobrecogido a más no poder por todo lo que pasaba a su alrededor sumado al sufrimiento físico.
Sí, se había tomado una poción sanadora antes mas fue una verde, las azules eran demasiado potentes y no sabía si necesitaría usar su magia después "Sólo tómalas en casos de emergencia: huesos rotos, quemaduras graves y heridas profundas. Recuerda, no uses tus poderes por lo menos 6 horas luego de tomarte una" recordó las palabras que su madre citando aquel libro del estudio.
De repente, por fin vio que otra dama se llevaba a la madrastra para conversar afuera "Perfecto" y se fue a avisarle a Marinette.
En aquella pared externa del laberinto de setos:
—…y el murciélago salió por la puerta.
Ambas rieron. Juleka pensó que no se la iba a pasar bien toda la noche —en especial cuando llegó aquel halcón mensajero de último minuto avisando que Rose no iba a poder ir ni siquiera un rato a su fiesta—y ahora allí estaba, habiendo escuchado una de las anécdotas más divertidas de su vida.
—Quién diría que tanto caos se puede iniciar a causa de un tenedor.
—Y que lo digas. Oye ¿De casualidad no has visto a la concejera universal del príncipe?
—No desde hace una hora —dijo extrañada por como lo preguntó—. De hecho no he visto a nadie desde hace más de una hora…
—Me imagino que no te gustan mucho las fiestas.
—En realidad sí me gustan pero… hay mucha gente, muchos ojos… un solo error y eres la comidilla se todos por un laaargo rato, por eso prefiero evitar estos eventos.
—Uno diría que al ser de disfraces te evitaría eso… *suspiro* Y aquí estamos las dos.
—Sí…
Marinette notó que se estaba desanimando, tenía que hacer algo.
— ¿Pero sabes? Lo bueno de las "comidillas" es que tarde o temprano acaban…
— ¿Y qué tal si es algo muy grande?
—En ese caso lo único que queda es darle a la gente algo más de que hablar, ya sea que uno haga algo tan asombroso como para enterrar lo otro. Y sí, no es fácil pero tampoco imposible.
—Supongo... Por cierto, lindo disfraz.
—Gracias, también el tuyo aunque, no te ofendas, creo que se te vería mucho mejor si fuera negro con adornos ámbar que resaltaran tus ojos…
La princesa no pudo evitar sonreír de oreja con ese comentario.
—… Digo, no es que sea líder y dueña de una boutique pero sé de estas cosas —jugó tímidamente con su cabello al decir eso.
—Y si lo fueras no tengo duda que te iría muy bien.
Estuvo a punto de agradecerle y se detuvo al ver a Adrien a lo lejos, agitando los brazos para llamar su atención.
—Oh, cielos. Lo siento, debo irme.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—Es que… —"Vamos, piensa en una excusa"— ¡La princesa! Llegué tarde al baile y no le he dado mis felicitaciones a su alteza. Debo irme pero fue todo un placer, buena charla.
Y se marchó. La chica se quedó confundida hasta que… "Cierto, tengo todo el cabello cubierto… y dice que llegó tarde... De veras no sabía que era yo… "
—Tengo que hacerme amiga de esa chica —sonrió planeando buscar su nombre en la lista de invitados cuando tuviera oportunidad.
Mientras tanto, el mago y la joven atravesaban el jardín a paso veloz.
—Te pedí que te alejaras del salón pero no tanto.
—Lo siento, perdí la noción del tiempo. Ay, de seguro el trio nefasto volvió al salón mientras me buscabas.
—Tranquila, la noche aún es joven —le guiñó el ojo—. Ahora sigamos.
Adentro en el segundo piso:
Los cuatro entraron a la primera habitación de huéspedes vacía que encontraron. Subieron a la grande y mullida cama del lugar para saborear en paz los bocadillos que Alix había tomado; pasaron un largo y agradable rato allí.
—Jamás probé un salmón tan sabroso —suspiró el gato con la boca medio llena—, digo, Marinette cocina rico también sólo que en este lugar tienen más especias a la mano.
—Tú lo has dicho. *Mmm* esto sí que es vida, amo la comida cocinada de verdad.
— ¿Comes comida cruda usualmente? —preguntó Tikki.
—No, es que Adrien y yo sólo sabemos asar y hervir las cosas, tampoco sabemos usar especias —rió—. Como él nunca sale jamás hemos ido a restaurantes. A veces traigo panes dulces y galletas del pueblo pero no es lo mismo que un buen trozo de carne —enfatizó eso último dándole un mordisco a su filete con salsa de champiñones.
— ¿Hace cuánto que Adrien no salía de su casa? —quiso saber Luka.
Su semblante se ensombreció al oír esa pregunta.
—Según él… poco más de 6 años, desde que estaba a unos meses de cumplir 11.
— ¡¿Qué?! —casi de atragantó con el salmón.
—Oh, cielos.
— ¿Cómo es que una persona de su edad pudo estar en tal soledad por tantos años?
—Bueno, no estuvo solo tooodo ese tiempo, he vivido con él desde que tenía 14.
— ¿Cómo se conocieron?
—Esa es una historia para otro día, pajarita —"Una demasiado intensa…"
Siguieron hablando de otras cosas mientras comían. Ya después de otro rato luego de haber descansado un poco se decidieron a explorar más el castillo.
—Muy bien, vámonos entonces.
—Aguarda, no podemos dejar esto así —dijo Tikki apuntando con las alas extendidas a la cama llena de migajas.
—Sí, alguien se va a meter en problemas si una persona importante entra y encuentra la habitación menos que impecable —la apoyó Luka.
—Ay, por favor; justo para eso están los sirvientes y la gente que limpia…
— ¿Gente como Marinette? —interrumpió el gato frunciendo el ceño.
—Sí, gente como… oh…
Calló al ver a los tres animalitos mirándola desaprobatoriamente.
—*Suspiro* Está bien, está bien: voy a limpiar esto.
Fue rápidamente por una escoba, recogedor y plumero al armario de conserje de ese piso y en pocos minutos dejó la cama como nueva. Luego por fin dieron el recorrido por los pasillos.
En el salón de baile, poco después de las 9:30 de la noche:
Marinette pasó una media hora más buscando a su amiga —mientras evitaba a su "familia" con ayuda de Adrien— no sólo en el salón de baile, también en las partes del jardín cerca de este y los corredores cercanos en caso de que estuviera descansando.
Iba a dar su segunda ronda de búsqueda cuando divisó al fin una silueta familiar apoyada en uno de los pilares lejos de la multitud, vistiendo un antifaz con orejas de zorro, uno que no era sostenido por un listón sino que estaba atado sobre un par de lentes.
— ¿Alya Césaire?
La joven miró por encima de su hombro al oír su nombre.
— ¿Sí?
Al levantar el antifas de mariquita revelando su rostro momentáneamente Alya ahogó un grito de emoción cubriendo su boca. Sin decir nada se fueron hacia los jardines tomadas de la mano seguidas por Adrien a una distancia adecuada para cuidarlas sin que la joven lo notara.
Las chicas dejaron salir su emoción al llegar al pequeño kiosko en la parte Noroeste del jardín.
— ¡Oh, Marinette, te extrañé tanto! —la abrazó— ¡No te he visto desde finales de Equos!
Pasó casi un año y medio antes de que las chicas se volvieran a ver después de que Alya se fue a vivir en el castillo. Pasó muchas noches en vela escabulléndose y vigilando, estudiando las rutinas de los guardias del interior.
En ese tiempo se hizo amiga de la princesa Juleka y un día, por accidente, descubrieron pasadizos secretos del castillo ocultos tras las paredes. Fueron haciendo un mapa de los que daban hacia afuera, claro, hubo algunas zonas que nunca exploraron por temor a perderse.
Estudiaron por meses las rutinas de los guardias de cada piso tanto en el día y en la noche hasta que planearon las rutas perfectas. Un día a inicios de verano por fin hicieron su primer intento y fue un éxito.
A partir de ese momento Alya se fugaba para ver a Marinette —usando una capucha en caso de que estuviera cerca un miembro de la guardia real en su día de descanso— o le hacía compañía a la princesa para ir a ver a la hija del marqués Lavillant en secreto. Aquello lo hacían d veces al mes pero en lo que llevaba de ese año Alya no había ido a visitarla.
— ¡También te extrañé! Tardé mucho en encontrarte ¿Dónde estabas?
—Lo siento, iba de aquí por allá evitando a los nobles y los miembros de la corte.
— ¿Por qué?
—No quieres saber… —rió nerviosa.
Marinette le puso la mano en el hombro y la chica suspiró, ambas se sentaron en la pequeña banca del kiosko.
—Todo empezó a finales del invierno, el 26 de Elembivios… recuerdas que siempre hacen una fiesta en el castillo para celebrar la última semana del año ¿Cierto?
—Sí.
—Bueno, su alteza siempre asiste a los grandes eventos a diferencia de su hermana. Antes del atardecer una embajadora del reino de Orezlinad llegó con él en plan amigable.
—Déjame adivinar, la mandaron allí en un intento de ablandar las relaciones entre los reinos.
—Exacto. Me les acerqué disimuladamente para escucharlos. Felicitó al príncipe Luka por su decisión en enfocar el dinero destinado a la infraestructura en el mantenimiento de los acueductos del reino.
—Ah, cierto, la crisis del monzón que se evitó el año pasado.
Los acueductos no iban a necesitar manutención hasta dentro de 2 años, sin embargo el haberlos reforzado —tanto físicamente como con sellos mágicos especiales— ayudó a que resistieran las lluvias de ese año, fueron las más fuertes en varias décadas.
El control del agua evitó que muchos cultivos se perdieran, de hecho, con ayuda de magos y brujas ambulantes hicieron varios lagos artificiales temporales en algunas áreas desocupadas donde a su lado pusieron muchas parcelas de cultivos que necesitaban mucha agua, generando ganancias extras para el reino.
—Sí… parecía que todo estaba yendo bien pero entonces le preguntó, tomando en cuenta la bonanza reciente en nuestro reino, que si no creía que podría darse el lujo de presumirla ante sus vecinos bajando los precios de las exportaciones —Pausó para suspirar—. No fue sino una forma sutil de decirle: ¿Podría bajar el impuesto por la importación de plantas medicinales?
El reino en el que vivían tenía una clase especial de suelo que permitía crecer con facilidad a muchas plantas medicinales raras y debido a su ubicación en el continente ellos eran los únicos a quienes el reino de Orezlinad podía comprárselas, era eso o traerlas desde tierras lejanas en el este y eso les costaría más.
—El príncipe Luka sólo dijo que no. La mujer estuvo a punto de intentar convencerlo de nuevo y supe por el semblante de su alteza que estaba a poco de empezar a perder la paciencia, cuando lo hiciera iba a terminar esa conversación de forma muy cortante. No podía permitir eso, este reino no puede seguir quedando como una tierra de gente amable por fuera y corazón frio por dentro.
Marinette afirmó con la cabeza recordando la vez que le contó del incidente con el Lord ese de Vepahan en el mes de giamonios.
—Me disculpé por entrometerme y le recordé a su alteza que Orezlinad tuvo un exceso en la producción de paja ese año, como la mayoría de nuestros pescadores habían reportado daños en sus cuerdas después del fuerte monzón necesitábamos mucha paja para reemplazarlas. Así que hizo un trato comercial allí mismo con tal de no quedar como un insensato, días más tarde ellos subieron el precio de la paja para compensar lo de las plantas medicinales y eso aminoró las tensiones con nuestros vecinos por un rato.
—Tan astuta y lista como siempre —le sonrió.
—Gracias… pero debido a mí "insolencia" el príncipe subió los impuestos de los nobles al doble y desde entonces la mitad de ellos me miran como si quisieran matarme… la otra me admira por haberle hecho frente a su alteza. Lástima que su respeto no evitó que esos miembros de la corte me hicieran aquella broma.
— ¿Broma? ¿Qué broma?
—No fue nada, sólo unas serpientes en mi cama…
— ¡¿Qué?!
—Tranquila, no eran venenosas—rió—, fue nada más una advertencia para mantener mi boca cerrada la próxima.
—Alya, lo que acabas de decirme no es cosa de risa —tomó sus manos— venenosas o no te pudieron haber lastimado ¿No le dijiste al príncipe?
— ¿Qué caso tendría? Su alteza me detesta, no habría hecho nada.
—Pero…
—Mari, no importa. Como decía tu mamá, no tiene caso agitar el puño al cielo por cosas que están fuera de nuestro control ¿Por qué no hablamos de otra cosa?
Su pecho ardía, tenía ganas de repartir más bofetadas como la de hace horas —e incluso un par de puñetazos—, no obstante, logró controlarse; no había visto a su mejor amiga en meses y tenía que hacerla feliz "Veamos ¿De qué podríamos hablar?... ¡Ya sé!"
—Oye, cuando Nino fue a mi casa para darme la invitación se puso algo rojo al hablar de la vez que lo viste con su nuevo uniforme ¿Qué pasó? —levantó las cejas pícaramente provocando que se sonrojara.
—Creo que ya no tiene caso que lo oculte… —miró a su alrededor cerciorándose que nadie espiara y aun así le susurró al odio— le di un beso.
— ¡¿TU QUÉ?! —exclamó sonriendo.
—Shhhh Marinette…
—Ups, lo siento, pero cuéntame ¿Cómo pasó? ¿Desde cuándo es que te gusta? ¿Te está cortejando o lo mantienen en secreto? —"Te lo tenías bien escondido"
—Todo inició hace un año cuando llevaba 4 meses de haber terminado con mi tercer novio, no era mal tipo pero…
Más tarde:
Iniciaron con los niveles superiores para iniciar de arriba a abajo, con los vigilantes en las torres y una mitad de los guardias cuidando a los invitados el resto que quedaban se enfocaron en el segundo piso, dejando a los demás vacíos; eso les facilitó mucho las cosas.
Recorrieron los puntos más interesantes —como el observatorio, la sala de música, el invernadero del techo— mientras Luka les narraba los datos curiosos e históricos de ellos, también de la decoración. En esos momentos estaban en el 3er piso, Alix tenía al ratón y al ave sobre los hombros mientras que Plagg caminaba con las orejas bien alerta en caso de un guardia llegara patrullando por allí.
—…como muestra de su gratitud la misma duquesa de Kogrudel hiló estos estandartes y se los entregó en persona al rey hace 4 generaciones.
—Genial —suspiró Alix.
—Sigo sorprendida de todo lo que sabes, el músico con quien vivías debió de leer muchos libros contigo.
—Eso parece.
Llegaron a una encrucijada de caminos y decidieron ir a la derecha. Apenas habían girado allí cuando Luka fue golpeado por una tristeza repentina; ese pasillo lo hizo sentir como si algo muy importante para él se hubiera ido, algo irremplazable. Le entraron ganas de llorar.
— ¿Estas bien? —preguntó Tikki al notarlo inesperadamente silencioso.
— ¿Eh? Oh, cierto, perdón —se sacudió el sentimiento pensando lo bien que Marinette debía de estar pasándola abajo—. En este pasillo está la alcoba de la difunta reina, la cual pronto será del rey en el cumpleaños 18 del príncipe Luka.
—Qué mala suerte tienes en compartir nombre con alguien tan déspota —comentó Alix haciendo referencia de los chismes que escuchaba en el pueblo sobre las cosas que ocurrían a puerta cerrada.
El ratón sólo se encogió de hombros. Otra punzada de tristeza llegó a él cuando la joven se detuvo a admirar una pintura de la familia real hecho poco después de que el rey consorte huyó, los hijos de la reina aún eran niños en ella.
Ver a la reina Anarka —tan serena y feliz— le estrujaba el pecho pero al fijarse en la imagen del heredero a la corona se le hizo muy familiar su rostro… demasiado "¿Acaso su alteza solía convivir con el músico que era mi dueño?"
—Alguien se acerca por la encrucijada que pasamos —les advirtió Plagg.
Él y Alix corrieron lo más silenciosamente que pudieron a las escaleras que bajaban al segundo piso.
Poco antes de las 11:00 de la noche:
Las chicas pasaron un agradable rato juntas, después de que Alya le contara como ella y Nino se hicieron novios le compartió otras anécdotas y chismes de la corte mientras que Marinette la actualizó respecto a sus amigos del pueblo, bromearon, rieron y por un momento olvidaron todas las presiones e infortunios que las agobiaban.
—Oye, no me has contado ¿Cómo conseguiste tu vestido y esas hermosas zapatillas? No me digas que te arriesgaste a trabajar en la taberna del padre de Ivan por la noche.
—No, para nada, pero… es una historia algo inusual.
De repente se escuchó un fuerte sonido de cuernos de buey tocados como al iniciar una cacería sólo que estos silbaron con notas musicales.
—Ay no, ya va a empezar el baile; si no estoy allí para cuando el príncipe los inauguré se va a ofender.
—Tranquila, yo te acompaño.
Las dos corrieron desde el jardín hasta el gran salón donde la gente había dejado un enorme círculo vacío donde el príncipe iba a bailar con la chica que eligiera. Buscó a Adrien en sus alrededores y se calmó al ver que el mago estaba a unos metros de ella. Llevó su mirada hacia el extremo contrario a la entrada y allí lo vio por primera vez junto al anunciador, con un antifaz turquesa oscuro con brillos pintado en su rostro en lugar de uno físico.
Tenía iris cyan brillantes y frías, sus ojos profundos eran adornados por unas cejas rectas que le sumaban severidad a su rostro de mandíbula cuadrada. Su cabello negro azabache era contrastado por las puntas de su cabello teñidas de amarillo ámbar. Calculó que era una cabeza más alta que ella, sus hombros eran anchos y aun sobre la ropa se podía distinguir que era musculoso sin dejar de ser esbelto y de apariencia ágil.
De tener puesto un uniforme del ejército se habría visto como el soldado perfecto.
—Su alteza real, el príncipe Luka Couffine, futuro gobernante supremo de los 12 señoríos de Eliborea, dará inicio a los bailes de la noche.
Una ronda de aplausos llenó la acústica del salón junto a decenas de susurros por parte de las jovencitas que deseaban con ansias ser elegidas por él. Lo que le contó Alya seguía fresco en su mente y no sólo eso; varias memorias de cartas en las que su amiga le contaba como los trataba a ella, los nobles que no le agradaban, la servidumbre y a la pobre princesa Juleka volvieron a ella.
No obstante, parecía que ser apuesto y tener poder eran lo suficiente para tener al resto de las jóvenes suspirando por él a pesar de su fama como déspota.
Su alteza caminó hacia el centro del círculo vacío, allí comenzó a buscar a su compañera de baile de derecha a izquierda. Examinaba con cuidado a cada una de ellas hasta que se detuvo al ver ese brillante vestido rojo encontrándose con la mirada de su dueña. Se quedaron viendo el uno al otro por unos segundos hasta que el joven entrecerró los ojos y ladeó la cabeza.
—Rayos, conozco esa mirada —susurró Alya a su lado—: te eligió.
— ¡¿Qué?! No, no quiero —comenzó a temblar.
—No tienes opción —le apretó la mano—. Escucha, se formal en todo momento, no intentes ser simpática o hacerlo reír.
Caminó hacia ella…
—Si lo adulas que sea por sus acciones como gobernante y no por su físico o se va a molestar, créeme.
…llegó al límite de la multitud…
—Tampoco menciones las tensiones con el reino de Orezlinad, de hecho, no hables de asuntos extranjeros para nada.
…se abrió paso entre la gente…
—Por último, no toques el tema de la familia, NUNCA.
… y se detuvo frente a Marinette
— ¿Me permite esta pieza? —preguntó con su voz profunda.
Vio disimuladamente como todos los ojos estaban posados sobre ella de nuevo sólo que a diferencia de su entrada al castillo estas miradas la hicieron sudar frio. Apretó los puños, tragó duro y le dio una reverencia alzando su vestido.
—Por supuesto, su alteza.
Se la llevó de la mano, ella miró por encima de su hombro y alcanzó a ver a Alya susurrando "buena suerte". Por otra parte, Adrien sonreía "Que suerte…" pensó sin tener la menor idea.
La música empezó a tocar al momento en que llegaron al centro, el joven tomó su hombro y ella el de él esforzándose por reprimir un temblor mientras entrelazaban sus otras manos. Dieron sus primeros pasos por la pista lento y seguro, analizando el ritmo y la finesa del otro para sincronizarse; pronto ya se encontraban andando por toda la pista, girando y moviéndose con gracia.
Pensó en como sus hermanastras debían estar envidiándola a más no poder desde la multitud cuando ella nada más quería que todo terminara sin embargo sabía muy bien que no sería así. Según le contó Alya en sus cartas era costumbre que quien inicia los bailes de la noche y su pareja caminaran juntos un rato por el primer piso del castillo y también debían bailar dos veces más: en la danza intermedia con toda la corte y el último para concluir la fiesta.
A pesar de lo nerviosa que estaba pudo notar algo más en sus ojos ahora que lo tenía de cerca: era cansancio pero no sólo físico. Ya se había topado con esa mirada en ella misma al captar su reflejo luego de haber estado manejando fuego mucho rato "Algo te abruma, no es así"
Mientras tanto, apoyado en uno de los pilares, ese hombre usando un traje purpura y una máscara que simulaba las alas de una polilla observaba satisfecho como las otras parejas se le unieron al príncipe y la joven cuando la música aumentó de volumen y velocidad. Todo seguía marchando de acuerdo al plan.
Y como si de una mala broma se tratase su mano derecha comenzó a arderle mucho "Maldita sea… ese pájaro insolente…"
— ¿Se encuentra bien, Monsieur Geasert? —le preguntó uno de los sirvientes.
—Sí, no se preocupe, sólo necesito un respiro.
Pero en vez de ir a los jardines se dirigió a los pasillos del primer piso hasta llegar a cierto corredor en específico.
Mientras tanto:
El cuartero había vuelto al primer piso pero ahora para recorrerlo, era el último que les faltaba por visitar bien. El ratón seguía narrándoles las historias detrás de la decoración y los objetos cuando escucharon a alguien acercándose al corredor en el que estaban, Alix se transformó en hurón de nuevo y se escondió detrás de una armadura decorativa junto a los otros animales.
Desde allí vieron a ese hombre con la máscara de alas de polilla llegar y voltear a los lados cerciorándose de estar solo para después hacer girar una parte de la pared.
—Wow… ¿A dónde lleva eso?
—No lo sé, Tikki, no sabía que hubiera algo así en el castillo —dijo Luka perplejo, no obstante, aquello le pareció familiar.
—Ese hombre no me dio buena espina, algo está tramando —siseó el gato.
— ¿Quieren ir a dar un vistazo? —preguntó Alix.
Cuando el hombre entró volvió a hacer lo mismo al cerrar la entrada provocando que la pared temblara y como se encontraban a pocos metros fue suficiente para hacer que la armadura decorativa se cayera.
— ¿Quien anda allí? —se escuchó decir a alguien.
Los chicos corrieron en dirección contraria, por desgracia otro guardia venía justo desde la dirección a la que iban. Al verse acorralados, Alix volvió a su forma humanoide y giró la pared también. Ya todos adentro, la chica volvió a girarla quedando todos en ese oscuro pasadizo oculto. El hombre ya no estaba.
—Parece que siempre sí vamos a dar un vistazo.
—Pero qué tal si hay encrucijadas al final de ese corredor, nos podríamos perder —tembló el ave.
—No se preocupen, de eso yo me encargo —aseguró Alix transformándose en loba—. Sé que no les gusta esta forma mía pero así puedo encontrar el camino de vuelta con mi olfato.
—De acuerdo, sólo mantengamos distancia.
Tikki y Lukka se subieron sobre Plagg ya que ellos no tenían visión nocturna como él. Y así se adentraron caminando en extremos opuestos de la pared,
Por otra parte:
El baile de apertura terminó y siguieron con piezas más joviales, el príncipe se llevó a Marinette a caminar por los jardines como era de esperarse y Adrien se dio el lujo de ir a la mesa de bocadillos ahora que ella se encontraba con alguien a quien no se atreverían a molestar, además tenía hambre. Por suerte el dolor ya había disminuido bastante para ese punto mas no se iría por completo hasta terminar de sanar, sólo tomó una poción verde después de todo.
Estaba a punto de darle el primer mordisco a un bocadillo cuando sintió un golpecito en su hombro. Miró por encima de su hombro encontrándose con una joven castaña sosteniendo un abanico coquetamente.
—Un joven tan apuesto como tú no debería estar solo en una noche así mientras tocan una pieza tan encantadora.
Tardó unos segundos pero pronto la reconoció por la ropa: era Lila Burgeois, la hermanastra de Marinette. "Así que tú eres una de las razones tras mi sufrimiento físico de las últimas horas" pensó apretando los puños. La habría rechazado de una forma cruel, dejando herido a su orgullo, de no ser porque se le ocurrió algo mucho mejor.
—Tiene usted razón ¿Quisiera compartir esta pieza conmigo?
Lila aceptó encantada y juntos fueron a la pista. Lo hizo bien el primer medio minuto, luego comenzó a pisarle los pies a propósito y moviéndose torpemente en diferentes intervalos de tiempo para que pareciera accidental.
—Uy lo siento… Ah! Perdón… *Ouch*, discúlpeme.
—No hay cuidado —reprimía sus ganas de gritarle mordiéndose los labios.
Al iniciar la siguiente pieza tuvo la suerte de encontrarse con la otra hermanastra, Chloé, pero esta vez fue él quien la invitó. Ella aceptó gustosa sin sospechar que dentro de unos segundos sus pies sufrirían la misma tortura que los de Lila; minutos de pisotones al pie completo o a veces sólo a algunos dedos siendo estos los más dolorosos.
—Lo siento mucho, creo que no hice bien en beber tanto antes de los bailes —se excusó.
—Está bien, suele pasar.
Al terminar vio satisfecho como las dos se encontraron entre la multitud empezándose a quejar entre ellas, luego se separaron para advertirles a las demás jóvenes que el del antifaz de gato tenía dos pies izquierdos y que ni se les ocurriera invitarlo a bailar.
Se esforzó mucho en aguantarse la risa mas detuvo su bullicio interno al recordar la mirada desaprobatoria de su madre —esa que ponía cuando su hermano menor y él hacían travesuras—; lo que hizo sin dudas se habría ganado una de esas si ella aun estuviera viva. "No fue algo tan malo" Trató de convencerse a sí mismo "Comparado con lo que le hicieron a Marinette esto fue un día de campo…" y se dirigió de nuevo hacia la comida tratando de ignorar la pequeña punzada de culpa en su nuca.
Minutos más tarde, en los jardines:
Hacer charla con él tratando de no tocar los puntos que le dijo Alya fue difícil aunque no imposible, había logrado mantener una conversación fluida y sin silencios incomodos desde que dejaron el gran salón. Estaban hablando de lo lindo que se ponía el sur en el verano y uno de los rayos de luna golpeó el grueso brazalete del príncipe en el ángulo indicado, rebotando sobre el ojo de Marinette.
— ¡Ay! —dio un pequeño grito agudo que lo disgustó—... Lo siento, no me esperaba eso.
—Suele pasar —elevó su muñeca para acomodárselo— Hermoso ¿No es así?
—Muchísimo… quien diría que tiene siglos de antigüedad, parece nuevo.
— ¿Conoces la historia?
—Por supuesto, lo creó el legendario mago Wang Fu para su familia hace 3 siglos como una forma de asegurarse de que quien lo porta tiene el derecho al trono, mantiene su forma de brazalete si quien lo porta aun no es mayor de edad pero al cumplir los 18 adquiere su forma de guante —un guante de muchos colores tan resistente como el hierro aunque parecía estar hecho de bismuto.
—Exacto. No muchos se molestan en aprender los detalles ¿Te interesa la Historia?
—Es un tema que me entusiasma al tener que ver con magia, los magos y brujas son personas tan aisladas y misteriosas.
El príncipe se quedó en silencio cuando dijo eso, perdiendo sus ojos en el horizonte, aquella mirada cansada del baile había vuelto a su rostro.
—Perdone ¿Dije algo indebido, su alteza?
—En lo absoluto, es sólo que… a veces es inevitable que la mente divague.
—En su estado, no lo culpo.
— ¿A qué te refieres? —levantó una ceja ligeramente molesto.
"Ay no… tranquilízate, piensa bien tus palabras"
—Lamento si sueno insolente pero… lo noté muy cansado en el baile y… no del modo físico ¿Pero quién podría culparlo? No me puedo imaginar las clases de responsabilidades que esa corona que usa conllevan.
—Sí, pero es el precio a pagar ¿Cuantos no me miran con envidia sin tener la menor idea de lo que significa el poder? Apuesto que tú lo has hecho alguna vez —dijo eso ultimo despectivamente.
—Para serle franca lo único que envidio es el poder de mandar a alguien al demonio sin riesgo de que te golpeen —pensó en lo ocurrido hace horas con su "familia" y la lluvia de patadas.
Cubrió su boca con sus manos al darse cuenta de lo que dijo, se molestó por el tono que usó con ella y olvidó filtrar sus palabras. Su alteza se le quedó mirando con los ojos bien abiertos por varios segundos, Marinette sentió un vacío en el pecho—"Ay no, lo hice enfadar ¡Me va a encerrar en el calabozo!"— y entonces sus labios temblaron reprimiendo una mueca, al final no pudo más y soltó una carcajada seguida de muchas risas más.
—Tienes mucha razón, es algo que no cambiaría por nada —se sostuvo el estómago.
"Wow… lo hice reír… el tipo sabe reír después de todo"
—Creo que me agradas ¿Cómo te llamas?
—Ehm… Por ahora llámeme… —miró su vestido "¿Coccinelle? Mmm, no mejor en otro idioma… ¡Ya sé!"— Ladybug —le guiñó el ojo esperando no tentar su suerte.
—De acuerdo, Mademoiselle Ladybug, pero me debe decir su nombre real antes de que termine la velada. Parece que con tanta risa me dio sed ¿Le parecería volver al gran salón?
—Con gusto.
En los pasadizos secretos:
Alix siguió el olor del hombre misterioso a través de los pasillos hasta que dieron con un callejón sin salida. Volvió a su forma humana y se puso a buscar en las paredes hasta que dio con un ladrillo suelto, lo empujó y una trampilla se abrió en el piso dando a una escalera que iba hacia abajo donde había trazos morados en las paredes que brillaban en la oscuridad.
—Allí abajo huele a magia…
— ¿La magia tiene olor? —preguntó Tikki
—No como tal, es más bien una sensación… pero esta magia no es como la de Adrien… es pesada. No debería haber magia aquí, los magos no trabajan para la corona de esta forma.
— ¿Crees que sea algo malo? —ladeó Luka su cabeza.
—Hay que averiguarlo, algo me dice que esto es importante.
Por si acaso se puso aquel antifaz de tela que guardaba en el bolsillo, si algo salía mal no quería que ese tipo recordara bien su cara. Bajaron con cuidado y se adentraron en una nueva red de corredores, Alix rastreó el olor como loba una vez más hasta llegar a un pasillo de donde se filtraba luz bajo una puerta. Conforme se acercaban a ella el sonido de forcejeos aumentaba.
Abrió la puerta despacio como humana al ver lo viejas que eran las bisagras —sin dudas rechinaban—, tras ella había algunos escalones abajo que daban a la entrada de una cámara muy grande sostenida por cuatro columnas muy gruesas; la pelirrosa notó que en la pared del fondo el dibujo de una runa, era parecida al reflejo distorsionado en el agua que creyó ver cuando conoció al caballero nivel Beta en el pueblo esa tarde.
Se escondieron detrás de una columna para ver mejor lo que ocurría en el centro. El hombre de hace rato estaba a espaldas de la entrada, de rodillas dentro de un circulo trazado con gis que brillaba morado mientras recitaba unas palabras sin retirar la mano del pecho de un halcón morado —manteniéndolo en el piso— que no dejaba de rasguñarlo con sus patas y agitar las alas en un intento desesperado de librarse.
Pronto el forcejeó del ave disminuyó y sus ojos comenzaron a nublarse. Al final el hombre lo soltó.
—Eso… ¿Ves lo sencillas que pueden ser las cosas cuando haces lo que te digo, pequeño insolente? —se limpió un hilo de sangre que caía de su boca
Era lo mismo cad meses, el hechizo que usaba para controlar la voluntad del animal cedía debido a su salud deteriorada pero había veces en que sólo con el poder de su mente lograba romperlo por un rato, veces como esa noche.
— ¡Ungh! —La migraña de Luka volvió— esa voz… me es familiar…
Algo llegó a su mente:
… … …
La luz entraba por los vitrales del gran salón, el hombre y su hijo mostraron sus respetos inclinándose.
—Será un honor servirle, reina Couffaine.
… … …
El pobre halcón levantó la cabeza con gran esfuerzo, temblando, todo el cuerpo le dolía en especial el cráneo; se sorprendió al descubrir a los animales y la cambia-formas tras la columna. Al hombre le extrañó esa expresión en su rostro y miró por encima del hombro pero los 4 intrusos ya se habían escondido mejor.
"¡Es mi oportunidad! —pensó el ave— Por fin alguien más lo va a saber… alguien podría ayudarme a detenerlo…"
—No te saldrás con la tuya… *ungh* las runas que pusiste en todas esas armas del ejercito van a revelarse algún día… y apuesto a que será pronto, no puedes mantener tantos glamoürs a distancia así de enfermo… se te acaba el tiempo-
—Todavía me queda un año de ventaja cuando menos —lo interrumpió— y recuerda que todo se llevará a cabo el mes de ogronios. Tengo tiempo de sobra.
La migraña de hizo más intensa, se sostuvo la cabeza tratando de no gemir.
… … …
Estaba sentado frente a un escritorio dentro de la biblioteca viendo una carta, el hombre se encontraba a su izquierda.
—Recuerde, los códigos no se limitan sólo a patrones numéricos, también se pueden ocultar cosas detrás de supuestos errores, como aquí: si junta la primera letra de cada palabra con una falta de ortografía encontrará una nueva…
… … …
"Entonces no fue una flor arrastrada por el viento, el agua reflejó una runa sobre el guantelete de ese tal Nino" pensó Alix.
—Nos deberíamos ir… —murmuró Tikki— Luka no se siente bien y ese hombre es un mago malo.
—Si el ave no nos delató con él es porque necesita ayuda. Sabe que estamos escuchando todo lo que dice ahora, quiere que sepamos esto.
—Si las cosas se ponen más feas hay que correr —susurró Plagg.
El halcón se retorció un poco, sus ojos se nublaron por completo un instante y luego volvieron a estar traslucidos, seguía oponiendo resistencia mentalmente.
—Se te olvida… *coff* que no falta mucho para el cumpleaños del príncipe verdadero, el chico no va a poder activar el brazalete… ¡Y todo mundo sabrá que es un impostor!
— ¡¿Qué?! —exclamó Plagg en voz baja desde la columna.
—Maldición… —musitó Alix.
Entraron a la pared por necesidad, siguieron su rastro por curiosidad, ahora habían descubierto un pasado ataque contra la corona y un posible golpe que incluiría al ejército. La chica comenzó a sudar frio, por otra parte el hombre gruño sobándose las sienes con la mano que tenía libre.
—Ya sabré que hacer para retrasar la ceremonia cuando el día llegue…
… … …
–Por favor, no insista con esa pregunta, no estoy tan mal como parezco, en serio, y usted no debería preocuparse por mí de esa forma; tiene cosas más importantes en que pensar. Ahora vuelva con su madre, creo que lo llamó.
… … …
Con cada frase que decía más fragmentos de momentos extraños llegaban a él "No se detienen… ¿Por qué?"
Estuvo a punto de levantarse e irse —"No, debo hacer que siga hablando, aún hay más cosas que deben saber…"— pero el ave volvió a provocarlo.
— ¿Y si no qué? Alguien va a descubrirte algún día y también lo que le hiciste al príncipe-
— ¡Por favor! No puedes ser tan estúpido como para creer eso —Bufó—, ya pasaron muchos años y no hubo testigos-
… … …
Era de noche, observaba la luna por la ventana cuando escuchó unos pasos rápidos por la esquina. Los siguió hasta encontrarse con una silueta encapuchada que abrió una parte de la pared.
… … …
Ese momento fue más nítido que los anteriores "No tiene sentido, en todos esos el punto de vista es muchísimo más alto que él mío… ¿De quién son?"
—Sabes que él huyó.
El hombre tosió violentamente, su mano se manchó de sangre y él simplemente la restregó en el suelo.
—No importa si huyó o no, debió haber muerto a los pocos días en el bosque ¿O que acaso ya no recuerdas que lo convertí en ratón?
Esa frase llegó a sus oídos como si se tratase de un rayo cayendo sobre el mar, resplandor y estruendo hecho de imágenes, sonidos y palabras acompañados de dolor, dolor que fue demasiado para su cuerpo. Cayó desde el hombro de Alix, por suerte pudo atraparlo.
—Luka ¿Qué pasa?
El pobre respiraba rápido y poco profundo, temblaba mientras se sostenía la cabeza con fuerza, sentía como si su cráneo fuera a partirse. "Tengo que llevarlo con Adrien, él sabrá qué hacer"
Caminó velozmente de puntas hacia la puerta logrando llegar a ella sin hacer ni un solo ruido pero fue tal su urgencia por salir que se olvidó por completo de las bisagras viejas y dio un fuerte rechinido que hizo eco en el lugar. El hombre los vio.
—Merde…
No dijo nada, sólo comenzó a cargar un hechizo en sus manos. El halcón sacó fuerzas de la nada y voló hacia su cabeza, encajó sus garras en su cuero cabelludo haciendo que diera mal el tiro.
— ¡Corran, corraaaan!
No dejó de rasguñarlo ni por un segundo aun después de que desaparecieron en el pasillo. Eso no duró mucho más, el mago pudo sujetar una de sus patas y lo arrojó contra la columna más cercana, su espalda impactó contra la piedra.
— ¡Demonios!... Ya me encargaré de ti más tarde, Nooroo.
Se fue a perseguirlos dejando atrás al halcón. A pesar de estar herido y aun sintiendo las secuelas del hechizo el ave sonrió; por fin alguien más sabía la verdad.
—Dioses… cuídenlos… —susurró antes de desmayarse.
A muchos metros de allí la joven corría lo más rápido que se los permitían sus piernas, como sostenía a Luka en las manos no podía transformarse.
— ¡¿Volvemos por dónde venimos?! —sugirió Plagg.
— ¡No, quizás ya sospecha que llegamos por allí! ¡En una de las encrucijadas olía menos a húmedo que en otras, el aire debe de entrar por algún lado cerca de allí!
— ¡No sabemos que hay por esos pasillos, podríamos terminar en cualquier parte! —advirtió Tikki.
— ¡Es nuestra opción más segura!
Volvieron a dicha encrucijada y giraron por el pasillo donde la piedra estaba más seca, allí siguieron y daban vueltas por donde el aire se sentía menos denso. Llegó un punto en el que había unas altas escaleras de caracol, las subieron llegando a un corredor muy estrecho y oscuro pero seco así que continuaron.
— ¿Cómo estás Luka? —le preguntó Alix.
No pudo responder. Nombres, caras, sonidos, lugares… cada uno con sus propios significados —sentimientos evocados desde el fondo de su ser—, atados a momentos que volvían a reclamar el espacio que les correspondía con la fuerza de una estampida. Era demasiado.
Caminaron unos metros más pensando que iban por buen camino cuando el suelo se abrió bajó sus pies.
En el primer piso:
El hombre regresó al punto por donde entró y no se los topó ni una sola vez. Golpeó la pared frustrado y entonces recordó que los pasadizos no eran tan complejos, había muchísimas salidas; tarde o temprano iban a dar con una. Aprovechó las cortadas que Nooroo le hizo en la cabeza y dibujó un camino de sangre desde su cabello hasta su barbilla pasando por su sien. Salió luego de verificar que no hubiera nadie y caminó apoyándose en la pared fingiendo estar grave, pronto se encontró con una guardia patrullando quien corrió pronto a socorrerlo.
—Alguien se infiltró, tenía un traje de los encargados del banquete.
La uniformada lo llevó a la enfermería y avisó a sus compañeros que se fue topando en el camino.
Por otra parte:
La princesa fue a refugiarse en la biblioteca justo cuando anunciaron que los bailes iban a empezar, los jardines ya se sentían algo fríos por la noche e ir al gran salón no era una opción. La chica elegía otro libro en los estantes situados en perpendicular a la pared de la entrada, ya había terminado el capítulo más reciente del anterior y quería guardar el suspenso.
A pesar del buen sabor de boca que le dejó la charla con la chica del vestido rojo aún seguía triste de que su novia no pudo venir; estaba segura de que fue por su enfermedad, imaginársela sola en su cama le estrujaba el corazón.
—… feliz cumpleaños, Juleka… feliz cumpleaños a mi… —cantó tristemente "Como quisiera que algo pasara para tan siquiera distraerme de este dolor…"
Y la respuesta le cayó del cielo… de manera bastante literal. Una trampilla en el techo se abrió a un par de metros de ella acompañada de un grito.
Alix cayó en el alto estante aterrizando sobre su estómago, el movimiento hizo que se inclinara y todos los demas estantes de la mitad derecha terminaron derrumbándose como fichas de dominó, el estruendo de las estructuras y libros cayendo junto al grito de la cambia-formas llenó la acústica. En cambio Plagg aterrizó en la cabeza de Juleka, encajando las garras en su velo por el susto.
La chica entró en pánico y arrojó al gato lejos de ella junto con el velo y el antifaz cosido a este. Ella toleraba esos animales aunque no le gustaban, sin embargo, como Plagg estaba sucio por el polvo de tantos pasadizos que casi no se usaban la chica creyó que se trataba de algún gato callejero con enfermedades. Comenzó a arrojarle libros asustada y el pobrecito los esquivaba lo mejor que podía.
Por otra parte, la pelirrosa había soltado a Luka durante la caída quien terminó a varios metros de ella. Esa sacudida le dio una tregua temporal, seguía adolorido pero por ahora podía soportarlo.
Ahogó un grito al ver a Alix con las piernas atrapadas entre dos estantes caídos; corrió hacia ella aliviándose al ver que no sangraba y seguía consiente sólo que muy aturdida. Los gritos atrás suyo lo hicieron voltearse.
Tikki revoloteaba frente a la cara de la princesa intentando detenerla, ella la alejaba con una mano y arrojaba libros a Plagg con la otra, uno esos alcanzó a golpearle el lomo un poco. La imagen de su cara provocó en él otra ola de dolor y momentos mayor que todas las anteriores
… … …
—Sostén tu chelo así, de esa forma no te cansaras tan rápido.
— ¿Así?
—Muy bien.
…
— ¿Qué haces aquí? Estoy enfermo.
—Lo sé pero el chef hizo tus galletas favoritas y te traje unas.
— ¿De veras? *sniff* Oh, gracias; eres la mejor…
…
—… ¡Dime que tu no vas a dejarme así! ¡Prométemelo! —lloraba.
—Está bien… haré todo lo posible para no morir joven y dejarte sola —sollozó—, ahora tu júrame lo mismo.
—Lo juro… lo juro…
… …. …
Dos nombres llegaron a él, uno real y otro que se debía ocultar. Entonces la joven tomó un diccionario muy grueso, lo elevó sobre su cabeza…
— ¡Julily, noooo!
… y lo dejó caer con los ojos bien abiertos.
— ¿Qué…? —susurró buscando de donde salió esa voz.
— ¡No lo lastimes, Julily, por favor!
Al fin lo halló con esa segunda frase, era un ratón negro con ojos cyan. Fue y se arrodilló frente a él muy confundida.
—Tú… ¿Cómo es que conoces mi apodo secreto? ¿De dónde lo escuchaste?
—Y-yo… yo…
Un libro grande golpeó a Juleka en la cabeza y se desmayó, Alix se lo había arrojado.
— ¡¿Por qué hiciste eso?!
—Ups… lo siento; sigo aturdida y creí que te iba a hacer daño—salió con esfuerzo de los estantes.
El sonido de botas corriendo afuera se hizo presente, Luka no quería dejarla así nada más pero debían irse y rápido. Entraron por otra puerta que daba a un estudio grande y de allí salieron hacia el corredor de atrás, entonces Alix ya no pudo aguantar el dolor y se apoyó en la pared, el peso de la madera y los libros —más la caída— le lastimaron mucho las piernas.
—Hay que ir al gran salón, los guardias no se arriesgaran a dañar a los invitados en fuego cruzado; recogemos a Marinette y Adrien, luego nos vamos.
— ¿Pero cómo contigo así? —dijo Plagg.
— ¿Qué ya olvidaron como llegamos al castillo? —les sonrió.
Por otra parte:
La gente estaba perpleja ¿El heredero al trono… riendo y siendo casual aunque fuese un poco? Esa chica misteriosa debía tener el encanto de una musa como para haber logrado algo así, de hecho, varios comenzaban a sospechar que era una divinidad de ese tipo haciéndose presente en forma física.
—Creo que ya comimos bastante por ahora ¿Quieres bailar un poco más?
—Pero aun no es la danza intermedia.
—Lo sé.
Le extendió la mano y de nuevo ella no se negó, la diferencia es que ahora aceptó con gusto ¿Quién diría que lograría suavizarlo con aquel comentario crudamente honesto? "Aun quiero que te disculpes con mi amiga… pero al menos me alegra saber que en el fondo no eres tan malo después de todo"
Su alteza le hizo una seña a la banda para que tocara una pieza un poco más elegante y obedecieron al instante. Marinette podía sentir las miradas de envidia de todas las jóvenes con cada giro que daba sobre la pista mas no les dio importancia. Sí, esa noche no la iba a olvidar jamás… en especial por lo que iba a suceder.
Dos caballos y una joven montada en una de ellos irrumpieron en el lugar "¡¿Tikki, Plagg, Alix?!". La banda cesó la música y las parejas dejaron de bailar, los corceles se abrieron paso entre la gente.
— ¡Hay que irnos de aquí! —gritó la pelirosa.
El joven mago se sorprendió al ver miedo en el rostro de ella, Alix nunca se asustaba por nada, lo que sea que estaba pasando sin dudas era muy grave. Actuó rápido y corrió hacia la pista llevándose a Marinette de la mano pero el príncipe la tomó de la otra.
— ¡¿A dónde crees que te la llevas?! —le gritó.
"¡No hay tiempo para esto!" e hizo lo primero que se le vino a la cabeza: darle una patada en el estómago. Muchos gritos ahogados se escucharon alrededor. Soltó a la chica doblándose por el dolor y ahora sí corrieron. Se quedó pasmada unos momentos pero se despabiló pronto.
Subió rápidamente a Tikki junto a Alix y Adrien a Plagg, corrieron hacia el vestíbulo del castillo y en segundos ya corrían afuera. Los guardias que patrullaban los jardines frontales se habían juntado en el camino al oír la conmoción; trataron de detenerlos, aunque uno logró aferrarse a la pierna de la joven sólo logró quitarle su zapatilla derecha.
— ¡¿Qué está pasando?! —gritó Adrien.
— ¡Luego les decimos!
— ¡¿Y Luka?! —preguntó Marinette.
— ¡En el bolsillo de mi chaleco!
— ¡Cierren el muro! —ordenó el líder del escuadrón que dejaron atrás.
El enrejado de hierro comenzó a caer. Tikki y Plagg aceleraron, más guardias les cerraron el paso y el rubio no tuvo más remedio que usar su magia; una ráfaga de energía le bastó para hacerlos a un lado.
Por desgracia le dolió llevar a cabo ese hechizo ya que aún se encontraba bajo los efectos de una poción sanadora, se forzó de más y tendría que hacerlo de nuevo. Vio como los arqueros reales cargaban sus arcos así que invocó una burbuja de magia que los protegería algunos segundos; las flechas rebotaron contra ella.
El enrejado ya había bajado mucho para cuando estaban a pocos metros de ella y esa burbuja de magia no le iba a hacer ni cosquillas, entonces Tikki y Plagg regresaron a sus formas originales, así los chicos pasaron inclinándose un poco. Los animales se volvieron caballos al estar al otro lado y corrieron de nuevo. Adrien deshizo la burbuja al adentrarse en el bosque.
— ¡Aun no estamos a salvo, van a enviar a la caballería por nosotros! —Les recordó el rubio— ¡Hay que perderlos en el rio, de allí seguimos un rato a trote hasta llegar al bosque Rosenvallis y luego a pie para no dejar huellas de pezuñas!
No detuvieron el galope hasta ver el puente del rio menor que se bifurcaba desde el Gamvern Occidental, era muy rápido en esa época del año y el puente más cercano después de ese estaba a 2 kilómetros. Lo cruzaron y el mago le encendió fuego con magia, de allí ya pudieron seguir a trote normal.
—Rayos, eso estuvo intenso —suspiró Plagg.
—Tú lo has dicho—concordó Tikki.
— ¡¿Ahora sí ya nos van a decir que pasó?!
—No hasta que lleguemos a casa.
— ¡¿Cómo qué no?! ¡Golpeé al futuro rey, arruinamos la fiesta de la princesa y ataqué a la guardia real! ¡¿Por qué demonios…?!
— ¡Adrien…! *suspiro* Por favor… aun no… esto debe hablarse con delicadeza, créeme… —insistió Alix.
El temblor en su voz terminó por convencerlo, resopló rendido, tendría que esperar.
Marinette también se preocupó mucho pero guardó la calma, la sola garantía de que se los iban a contar era suficiente.
En el castillo:
El joven portando la corona calmaba a los invitados, en eso llegó un guardia desde afuera para contarle al oído lo ocurrido con los intrusos y su huida…
— ¡¿Qué?! ¡¿Un mago?!
…y otro desde adentro para informarle en susurros del ataque al señor Geasert y que encontraron a la princesa desmayada en medio de la biblioteca.
—Demonios… —gruñó en voz baja— ¡Atención, honorables invitados! Este ataque no será dejado sin castigar, me aseguraré que aquellos que osaron a atacar a la corona en su propia casa y los responsables de este caos sean llevados ante la justicia.
"Ay no… Marinette ¿Con quienes te metiste?" pensó Alya.
—Y tú —la señaló—, tú estabas con la chica misteriosa antes de que bailáramos, parecía que se conocían.
—Yo…
—Al calabozo.
Le sujetaron los brazos desde atrás y se la llevaron de inmediato. Trató de zafarse pero fue inútil, eran caballeros nivel alfa, no llegaban a ese puesto por nada.
—Que los otros vayan a revisar el castillo en busca de pistas, también revisen el carruaje en el que llegaron —ordenó—. Nadie se irá del salón de baile hasta que la búsqueda haya terminado, podrían mover algún indicio… excepto yo, debo ir a ver a mi hermana.
En la enfermería:
Por fin comenzó a abrir sus parpados, la cabeza le daba vueltas. Se dio cuenta que tenía un trapo en la frente y estada acostada en una camilla.
—Su alteza, me alegra que haya despertado —se oyó una voz a su izquierda
— ¿Monsieur Geasert? ¿Qué hace aquí?
—Parece que fui atacado por la misma gente que la atacó a usted —señaló el vendaje en su cabeza— ¿Recuerda cómo eran? —tenía que saber que tanto había visto.
— ¿Atacar?... *ngh* no recuerdo nada en claro… sólo a… un gato, un pájaro carpintero y… un ratón.
— ¿Ratón?
En eso entró el príncipe.
—Hermano —sonrió la joven—, viniste a ve…
— ¿Está bien, Geasert? —le preguntó sin siquiera mirar en dirección a Juleka.
—Sí, no se preocupe, alteza.
—Perfecto, ven conmigo, hay cosas que hablar.
Se fueron sin decir nada más.
—*suspiro* Debí haberlo supuesto… —"Pero… ese animal me llamó por mi apodo secreto… sólo mi hermano lo conoce… ¿Lo habré alucinado?"
En los corredores:
Entraron a la sala de estar, comprobaron que estuviera vacía y bloquearon la puerta.
— ¡Un mago me atacó!
— ¿Qué dices?
—La joven con la que bailé estaba confabulada con un tipo de negro que me pateó el estómago, luego llega un guardia y me dice que huyeron usando magia. Y a ti también te atacaron hoy ¿Verdad? Déjame adivinar, fue la chica de cabello rosa que iba con ellos —señaló su cabeza.
—No realmente… rayos, esto es peor de lo que temí —se llevó la mano a la frente.
— ¿A qué te refieres?
No tenía caso mentir en ese punto, aun de hacerlo lo hubiera descubierto, era un joven muy intuitivo.
—Lo saben. Saben todo excepto el propósito de las runas que he estado haciendo.
— ¡¿Qué?! ¡¿Cómo pasó?!
—Nooroo se salió de control otra vez durante el 1er baile, fui a someterlo y debieron verme entrar por la pared, allí me hizo hablar provocándome *suspiro* —se sobó el tabique—, la chica se había escondido detrás de una columna...
— ¡MALDICIÓN! —enterró las manos en su cabello.
—Cálmate, perder los estribos no nos va a ayudar en nada.
— ¡¿Qué caso tiene ya?! ¡El plan se nos vino abajo por tu estúpida arrogancia!
—No me subestimes —dijo eso con severidad—, aún no hemos perdido.
El joven recitó aquellas palabras que conocía tan bien, justo como lo hacía el hombre frente a él, y cambió su apariencia. Sin embargo, no fue sólo su cara; todos sus huesos cambiaron reduciendo su estatura, sus marcados músculos se contrajeron dejándolo con una complexión normal y ropa que le quedaba muy grande. Por ultimo su cabello se volvió rubio y sus irises verdes.
Después de tantos años haciéndolo uno creería que ya se había acostumbrado al dolor pero no era así, en cada ocasión sufría tanto como la anterior.
—Mira directo a mis ojos verdaderos y júramelo —le pidió con la voz temblando.
En su forma real no podía fingir tan bien, allí estaba de nuevo ese cansancio que iba más allá de su cuerpo ahora mesclado con miedo y no lo culpaba.
—Felix, esto aún no ha terminado —lo tomó de los hombros—. Aun con la información que tienen no pueden hacer nada, no hay forma en que puedan comprobar la verdad. Y deja de preocuparte por cuando llegue el mes de riuros—le adivinó el pensamiento—, tú continúa con el buen trabajo que has estado haciendo ¿De acuerdo?
—Sí, padre…
Lo abrazó.
—Todo saldrá bien o me dejo de llamar Gabriel.
De repente un fuerte estruendo se escuchó afuera, no distinguieron que fue por la distancia.
Por otra parte:
En los pasillos del primer piso todos los guardias buscaban en todos lados alguna pista que pudieran haber dejado los malhechores, detrás o dentro de los objetos decorativos, bajo las alfombras, en los armarios de escobas.
Al llegar a la parte de atrás donde andaban los de servicio escucharon un armario de escobas ser golpeado fuertemente por dentro. Una de ellos lo abrió y cayó al instante un hombre del servicio de banquetes atado y sin ropa.
— ¿Se encuentra bien?
—Yo nada más quería ir a fumar un poquito… —sollozó— Esto debió ser una señal de los dioses, voy a dejar el tabaco.
De repente un fuerte estruendo se escuchó afuera, por la distancia distinguieron que fue un estallido.
Afuera:
Revisaban el carruaje de arriba hacia abajo, buscando lo que sea que les diera una pista de la identidad de los malhechores. Entonces a uno de ellos se le ocurrió que tal vez había algo oculto debajo del asiento, tomó su espada e hizo palanca con ella para abrir bajo el cojín: nada. Apenas retiró su espada de la madera y el vehículo comenzó a agitarse, aquel daño en su estructura desestabilizó la magia que mantenía su forma.
Al tratar de salir la puerta se fusionó con el resto de la madera dejándolo atrapado a adentro. Los demás vieron cómo los materiales cambiaron de la madera y metal a algo completamente vegetal. Se hizo más redondo, naranja y con rayas hasta convertirse en una gran calabaza que comenzó a temblar y crecer más y más y más…
— ¡Cúbranse!
… y explotó.
Todo —las paredes cercanas, el suelo, la gente y el resto de los carruajes estacionados— terminó ensuciado por relleno de calabaza, semillas y pedazos de la misma. Algunos fueron golpeados por trozos del vegetal a toda velocidad (unos en la cabeza terminando inconscientes), a otros menos afortunados les entró relleno en los ojos.
La líder de ese escuadrón suspiró cansada imaginándose a todos los invitados quejándose por sus transportes sucios. El pobre caballero que se quedó adentro yacía en el epicentro del estallido con la mirada perdida todo pegajoso y aturdido.
—Ya no me gustan las calabazas…
Nadie de los que estuvieron en esa fiesta iba a olvidarla, cada uno por sus propias razones.
Nota del autor:
Y así fueron revelados varios secretos de la historia: la verdadera identidad de Luka, el paradero de la familia de Adrien —Sí, él y Felix son hermanos en este fic como acaban de leer—, quien era el hombre encapuchado y su halcón.
Pero aún faltan muchas cosas por descubrir, lugares que ver y personajes por conocer, de eso no se preocupen ;)
Espero que les haya gustado y de ser así COMENTEN, POR FAVOR. Cruzaré los dedos para que nada me retrase en escribir el próximo capítulo.
Nos vemos.
