Disclaimer: Kuroko no Basket no me pertenece, es propiedad de Tadatoshi Fujimaki.
VERDAD A MEDIAS (II PARTE)
(POV AOMINE)
Algunos minutos habían transcurrido desde que Akashi había salido al recibidor atender una llamada y nosotros aprovechábamos su ausencia para intercambiar algunas opiniones sobre sus últimas palabras, intentando adivinar lo que tramaba. Seguramente para una persona ajena sería difícil entender como la calma había vuelto a instaurarse entre nosotros, pero las palabras amenazantes y seguras del heterocromático nos ayudaban a mantenernos serenos. Tener la certeza de qué haríamos algo por Tetsu, era suficiente motivo para aplacar cualquier enojo.
—Continuemos donde nos quedamos —dijo Akashi ingresando a la sala para volver a tomar asiento—. Satsuki se ha enterado de algo que puede sernos útil. Antes de que Tetsuya renunciara, Seirin tuvo un partido de práctica con otro instituto. En este momento está intentando obtener más información al respecto.
Sonreí de medio lado orgulloso por la velocidad de la pelirrosa.
—¡Bien, Momoicchi! —felicitó el rubio, recuperando los ánimos.
—No hagas tanto ruido, Kise. Tetsu sigue durmiendo —le regañé.
—Hace un momento tú hiciste más ruido, Aominecchi —reprochó.
—Eso fue diferente.
—No, fue exactamente igual —interrumpió Midorima.
Tanto Kise como yo le dirigimos una mirada de protesta que ignoró olímpicamente.
—Gracias, Shintaro —tomó la palabra Akashi—. Mientras Satsuki consigue esa información, nosotros también debemos empezar a mover nuestras fichas, hay mucho por hacer.
—¿Qué tienes en mente? —pregunté.
—Le asignaré a cada uno un trabajo, el resultado final dependerá de eso —todos asentimos y él continuó hablando—. En primer lugar, Shintaro. Si no me equivoco tu instituto tiene programado un encuentro contra Seirin.
No era una pregunta, pero aun así Midorima respondió.
—Así es, jugaremos dentro de 3 días.
Me gustaría decir que me sorprendía la forma en que Akashi tenía conocimiento de todos nuestros movimientos, pero a estas alturas ya era algo natural. Seguramente sabía mejor que yo que partidos de entrenamiento tenía programado mi instituto.
—Será una buena oportunidad para que puedas estudiarlos de cerca. A pesar de que su entrenadora se muestra reticente a darnos respuestas, la forma de proceder de Seirin como su nuevo estilo de juego, difiere mucho del que ella ha usado los últimos años —explicó—. Tengo la impresión de que hay alguien influyendo en la toma de decisiones.
—Tiene sentido —coincidió el peliverde llevando su mano libre a la barbilla en actitud reflexiva—. Oha Asa ha predicho que esta semana es favorable para Cáncer, no tendré problemas en conseguir lo que pides.
—Es bueno saberlo, porque tengo que pedirte algo más —el capitán hizo una pausa mientras el otro alzaba la mirada intrigado—. Selecciona un integrante de Seirin, el que a tu criterio sea el más accesible para hablar. Necesitamos de alguien que nos de información desde adentro.
Desde mi lugar observé con cierta diversión como la confianza del peliverde parecía tambalearse, era claro que la parte de socializar con otros no era algo que le hiciera mucha ilusión. Incliné mi cuerpo hacia un lado, apoyando el rostro en mi mano derecho y el brazo en el posabrazos del sofá, para estar más cómodo.
—Quizás tu amigo Takao pueda ayudarte —le lancé un salvavidas sin perder la oportunidad de molestarlo.
—Puedo hacerlo sin ayuda nanodayo —me refutó rápidamente, restaurando la tranquilidad en su rostro.
Su mano por otro lado, aún parecía sostener con más fuerza de la necesaria al pobre oso de peluche que seguramente era el objeto de la suerte.
—Me parece buena idea contar con la participación de tu compañero. Su visión de águila puede ser útil —habló Akashi dando el golpe final.
Por un momento, Midorima guardó silencio, hasta que desvió la mirada hacia un lado acomodando sus lentes.
—Más noche hablaré con él, por ahora debe andar ocupado con las actividades del club —cedió no sin cierta resignación en su voz, al tiempo que procuraba ignorar las miradas que le lanzábamos.
Para nadie era un secreto que esos dos siempre andaban juntos. Algunas veces, el pelinegro venía a recogerlo cuando nuestras reuniones terminaban y otras veces, habíamos descubierto al de pelo verde comprando algunos dulces o recuerdos que su compañero le pedía.
—Me parece bien —Akashi le dirigió una última mirada antes de que su atención saltase al rubio—. Una vez Shintaro nos diga a que jugador eligió, será tu turno de actuar, Ryota.
—¿Yo? —exclamó sorprendido el mencionado, señalándose a sí mismo—. ¿Y qué se supone que haga yo con él?
—Conseguir toda la información que necesitamos —respondió Akashi como si fuera lo más evidente.
Kise se tomó unos segundos en procesar la idea antes de empezar a mover la cabeza de lado a lado en señal de negación.
—¡Eso es imposible! —volvió a exclamar con las manos alzadas y le lancé una mirada de advertencia, tan pronto se dio cuenta disminuyó el tono de su voz, regresando su atención a Akashi—. Si se trata de intimidar, Aominecchi o tú serían más efectivos, incluso Murasakibaracchi lo haría mejor.
En el rostro del más bajo apareció una sonrisa complacida antes de responder.
—Precisamente por eso tú eres el indicado para este trabajo, Ryota. No quiero que lo intimides, solo que lo convenzas de confiar en ti para que te cuente todo lo que sabe—corrigió con cierta calma antes de añadir—. Creo que no será muy difícil para ti, ya que has estado visitando el instituto de Seirin varias veces, hasta hace un par de meses.
El cuerpo de Kise dio un pequeño salto en su lugar al escuchar lo último, la expresión de su rostro cambió a una más nerviosa, intentando escapar de la mirada de Akashi.
—Sólo iba a recolectar información para los partidos —intentó excusarse, pero al ver en nuestros rostros lo poco que le creíamos, se rindió—. ¡Mooou! Está bien, está bien, ¡lo haré por Kurokocchi!
—Perfecto.
—Pero no elijan al de gafas, nunca supe de qué hablarle y a veces tiene expresión de andar enojado con la vida —masculló en voz baja.
—Dudo que él sea el más accesible, pero aún si así fuera, sé que te las ingenierías —animó nuestro propio capitán antes de pasar la mirada al sofá que se encontraba enfrente—. Atsushi, para ti tengo un trabajo especial.
El de cabello morado dejó de comer sus dulces para prestar atención.
—¿De qué se trata, Aka chin?
—Necesito el número de Kagami Taiga.
—Yo no lo tengo.
La simpleza de su respuesta, así como la inocencia, porque no se me ocurría otra palabra para describirlo, hizo que todos nos diéramos un "plop" mental. Mi rostro estuvo a punto de resbalarse de la mano en la que descansaba e hice un esfuerzo sobrehumano para recomponer mi expresión desinteresada. Kise por otro lado, parecía tener más dificultades en controlarse pues tapaba su boca con ambas manos para reprimir algún comentario y Midorima volvía acomodar sus lentes, soltando un gran suspiro.
—Lo sé —respondió Akashi sin inmutarse—. Pero imagino que Himuro Tatsuya lo tiene.
—Oh, Muro chin —la voz pensativa del pelimorado nos hizo observarlo esperando que continuase—. Ahora que lo dices, me parece que algunas veces mencionó algo sobre Kaga chin y un tal Alex.
—Alex es mujer, Murasakibaracchi —corrigió el rubio.
—Ahhh.
No hubo más reacción por parte del más alto, dejando en evidencia lo poco que le importaba ese detalle.
—Es importante que conversemos con Kagami —continuó Akashi—. No sabemos si estaba al tanto o no de lo que sucedía, dependiendo de eso puede ser de gran ayuda tenerlo de nuestro lado. Además, uno de los senpais de Tetsuya también se encuentra en Estados Unidos, estoy seguro de que ambos pueden darnos más posibilidades de entender todo lo que está sucediendo.
Guardé silencio, más que todo para evitar lanzar algún comentario inadecuado que exhibiera lo que pasaba por mi mente. Mi relación con Kagami nunca había sido la mejor, le tenía respeto como rival y jugador de baloncesto, pero eso no reducía la molestia que sentía cada que lo veía pegado a Tetsu, razón por la que siempre terminábamos compitiendo por cualquier tontería. Aún así, dudaba que él fuera el tipo de persona que dejaría a un amigo hundirse y mucho menos si se trataba del peliceste.
Por otro lado, desde que había encontrado a Tetsu, sentía que mi decisión de mantenerme lejos suyo había sido un terrible error. ¿Cómo podía la luz verdadera de Tetsu ser alguien que ni siquiera estaba cerca? ¿Por qué Tetsu me había estado llamando mientras sufría y no lo había llamado a él? Incontables preguntas atravesaban mi mente sin llegar alguna respuesta, en lugar de eso, empezaba a crear mil razones para quedarme cerca.
—Entonces, ¿solo necesito pedirle el número a Muro chin?
La voz de Murasakibara me sacó de mis pensamientos y me obligué a regresar a la realidad para no perderme algún detalle.
—Así es, pero asegúrate de que no lo ponga en sobre aviso antes de que yo converse con él. Necesito obtener la respuesta más sincera de su parte.
—Eso no va a ser tan fácil, Aka chin. Ellos se conocen desde niños.
—Confío en que encontrarás la manera de convencerlo.
Y quizás fuera producto de mi imaginación, pero juraría haber visto una sutil expresión avergonzada en el rostro del más alto y un pequeño brillo de diversión en los ojos heterocromáticos.
—Daiki —me llamó el último, como respuesta le sostuve la mirada.
Sus ojos parecían buscar algo, como si aguardaran por una respuesta de mi parte.
Abrí los ojos con asombro, entendiendo por dónde iban sus intenciones. ¿Si no me decidía ahora entonces cuándo lo haría? ¿Estaba dispuesto a esperar el regreso de Kagami para que Tetsu se recuperara? ¿Realmente eso es lo que quería? No me tomó ni un minuto encontrar la respuesta.
—Yo me encargaré de Tetsu —respondí con firmeza, tanto para él como para mí.
Sin llegar a verlos, podía sentir las miradas satisfechas de mis amigos y me di cuenta de lo lento que había sido todo este tiempo. Mi naturaleza era luchar por lo que quería, pero en algún momento me dejé abrumar por el pesimismo y la culpa, dándome por vencido antes de luchar por Tetsu. No era el mejor momento para sonreír, pero mis labios ya se estaban curvando en una sonrisa satisfecha.
—No esperaba otra respuesta —aprobó con una media sonrisa—. Yo me encargaré de investigar a los docentes de Seirin. Nos guste o no, como alumnos seguimos atados por las indicaciones de los maestros.
—¿Crees que ellos tengan algo que ver con lo que está sucediendo? —preguntó Midorima.
—Es una posibilidad.
Una terrible posibilidad si me pedían mi opinión, pero preferí no decir nada.
.
Despedí a los chicos después de un par de horas, cuando ya llegaba la media tarde y debían partir a sus casas.
Durante el tiempo que permanecieron en el departamento, intentamos pulir todos los detalles de nuestro plan y uno a uno, se las ingeniaron para colarse a mi habitación y observar a Tetsu. Las reacciones de cada uno fueron diferentes, pero en todos se palpaba la misma preocupación. El último en entrar a verlo y el más bullicioso fue Kise, que no tardó en soltar una exclamación angustiada, obligándonos a sacarlo arrastras antes de que se lanzara a la cama.
Mientras salían de casa y se despedían, me entregaban pequeños presentes para el peliceleste. ¿Dónde los tuvieron guardados todo este tiempo? No tenía la mínima idea, pero poco a poco iban llenando el espacio entre mis brazos. Murasakibara dejó un paquete de dulces sabor a vainilla, Midorima un peluche de gato aludiendo que era el objeto de la suerte para Acuario, Kise sacó una malteada de vainilla y Akashi un libro de esos que le gustaban a Tetsu.
—No vayas a olvidar dárselo, Daiki —advirtió el último saliendo por la puerta de mi casa.
—Sí, sí —repetí, intentando que no se cayera nada.
Me lanzaron una mirada colectiva de advertencia y rodé los ojos, a veces rayábamos en la sobreprotección, incluyéndome.
—Le voy a dar todo —aseguré por segunda vez y al ver que no cambiaban su mirada, añadí—. No prometo nada, pero intentaré que Tetsu se comunique con ustedes al despertar.
Al fin, relajaron su expresión y tras despedirse nuevamente empezaron a caminar rumbo al ascensor.
Cerré la puerta con el pie y dejé todos los obsequios en la mesa de la sala, a excepción de la malteada que llevé a la cocina. El reloj marcaba las 5 de la tarde y el departamento se sintió invadido por un silencio apremiante. Revisé como se encontraba Tetsu, pero él seguía dormido abrazando la almohada y ya empezaba a preocuparme que no hubiera comido nada en todo el día.
—A las 7 lo despierto para cenar —me dije a mí mismo, cerrando la puerta de mi habitación para volver a la cocina.
Maté el tiempo lavando los servicios del fregadero, ordené la sala y terminé entrando al estudio de mis padres donde tenían varios libros relacionados a su campo de trabajo. Entre ellos encontré un pesado libro de psicología.
En circunstancias normales habría desistido de leerlo con tan solo ver el grosor del volumen, pero ante la necesidad de encontrar alguna forma de ayudar a Tetsu, me animé a sacarlo de la estantería y llevarlo a la sala para poder hojearlo recostado en el sofá más largo.
Leí varias hojas intentando entender lo que estaba escrito, pero al final, chasqueé la lengua fastidiado, dejando caer el libro a un lado para perder la mirada en el techo.
¿Por qué esos libros tenían que usar un idioma tan complejo?
Por mi cabeza aún bailaban algunas de las palabras que acababa de leer junto con diferentes siglas para cada trastorno y el nombre de un señor Freud que aparecía en la introducción.
—No debes dejar los libros en el suelo, Aomine kun.
—¡UAH! —grité asustado.
Me levanté de un salto, y apenas estuve de pie dirigí la mirada hacia el lugar de donde provenía su voz, buscándolo sin éxito.
—Perdón por asustarte —murmuró su voz ahora más cerca.
Bajé la mirada, sintiendo una mano apoyándose en mi pecho y mi corazón dio un vuelco al encontrarme con su figura.
¡Hola, hola!
Una disculpa por la demora, bueno, larga demora en actualizar, en serio disculpa :c Este capítulo es uno de los que más me ha costado escribir y al mismo tiempo me ha gustado hacerlo. Me gusta mucho cómo trabajan juntos los integrantes de la Generación de los Milagros, así que le puse mucho empeño en sus diálogos para apegarme todo lo posible a sus verdaderas personalidades.
Si tienen alguna observación o consejo respecto a su manejo, háganmelo saber para seguir mejorando, estaré encantada de leerlos :3 Aprovecho también para agradecer a las personitas que siguen esta historia. ¡Muchos saludos mapachunos para ustedes!
Les agradezco desde ahora todo su apoyo porque me anima a seguir escribiendo. :3
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
